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EL CORAZÓN DE UN MOVIMIENTO VIVO


Un brochazo general sobre ALER
Destinatarios y "cómplices"
Una marca de identidad
Un cauce amplio y colorido
La pastoral de la vida
Prender para aprender
Un camino individual y colectivo
Entre pistas y desafíos
Radio oyentes y radio hablantes
Del indicador al hombre


Caracterizar un movimiento social -como el de la radio popular ALER- resulta complejo. Son necesarias algunas consideraciones previas, pues no caben conceptos absolutos.

Una de ellas es el valor histórico que tiene cualquier caracterización. No es por tanto estática ni eterna, aunque puede mostrar líneas de continuidad. La vamos construyendo en constante diálogo con la realidad concreta. Por la relación con ella podemos identificar momentos diversos, y por lo mismo, características y roles diferentes de la radio popular.

También tienen incidencia los avances en el campo teórico, ideológico y metodológico -propios y ajenos- que tienen su propio desarrollo, con niveles de autonomía relativa respecto de otros procesos. Resaltamos por ejemplo los aportes fecundos en el campo de la comunicación, o las redefiniciones en la pastoral de la vida.

"... el Marco Doctrinario de ALER se concreta en base de experiencias de trabajo, con reflexiones filosóficas a partir de esas realidades y apoyadas por aquellos hechos trascendentales ocurridos en Latinoamérica". (Marco Doctrinario ALER, 88)

Finalmente, insistimos, no son posibles los modelos excluyentes y homogéneos, ni los arquetipos predefinidos. Podemos lograr acercamientos e identificación de líneas matrices, pero con límites flexibles.

Las caracterizaciones que expondremos están ancladas en procesos históricos y no excluyen matices ni versiones locales. Al final, se trata de un movimiento con tendencias y variantes. Más que la radio popular como fenómeno absoluto, hablamos del movimiento vivo de las radios populares ALER.

Un brochazo general sobre ALER

La Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, ALER, cobija actualmente a cerca de un centenar de emisoras y centros de producción radial, inscritos en este movimiento de radio popular. ALER encarna una de las representaciones orgánicas más importantes del mismo.

La Asociación es una organización no gubernamental sin fines de lucro que surge oficialmente en 1972.

Desde su nacimiento, ALER intenta articular las radios y promover su desarrollo ideológico, institucional, técnico. Sus armas han sido siempre la información, la investigación, la capacitación, la reflexión y sistematización, la síntesis y la sugestión.

La mayoría de emisoras afiliadas son radios de alcance y cobertura regional y local. Algunas, a través de onda corta, tienen alcance nacional. Ultimamente empiezan a interconectarse con redes nacionales e internacionales.

Las radios exhiben generalmente altos niveles de audiencia local, elevado reconocimiento y prestigio en sus zonas. Sus raíces más fuertes están en los ámbitos locales y sus públicos más fieles en sectores de aguda pobreza.

Países desde México hasta Argentina y muchas regiones ecológico-sociales están atendidas por nuestras emisoras. Estamos presentes en la costa, la selva, el valle, la Amazonía, los páramos y altiplanos. Nos escuchan hombres, mujeres e incluso niños. Nos sintonizan campesinos, mineros, pescadores, obreros, informales, comerciantes, artesanos, domésticas, estudiantes...

Para fines de julio de 1994, contábamos con 78 emisoras afiliadas, pertenecientes a 17 países latinoamericanos.

Emisoras y centros afiliados a ALER (julio 1994)

País

Número de emisoras

País

Número de emisoras

Argentina

4

Bolivia

14

Brasil

3

Colombia

1

Chile

4

Costa Rica

2

Ecuador

7

El Salvador

4

Guatemala

7

Honduras

3

México

2

Nicaragua

2

Panamá

3

Paraguay

1

Perú

10

R. Dominicana

5

Venezuela

6



Más allá de las cifras, destacamos que la gran mayoría ocupan los primeros lugares (el primero en muchos sitios) de audiencia regional y local. No existen lastimosamente datos sólidos sobre el peso de la radio popular (por número y cobertura de audiencia) en relación al total de la comunicación radial, auque se asegura que tendencialmente va en aumento.

Destinatarios y "cómplices"

La mayoría de emisoras afiliadas a ALER tienen su centro de operaciones en zonas deprimidas, sobre todo rurales. En los últimos años se han establecido también en zonas urbano-marginales de grandes y medianas ciudades.

La composición de oyentes es diversa. Predominan campesinos, indígenas rurales y urbanos, habitantes urbano-marginales, pequeños sectores urbanos medios. Desde el punto de vista étnico y cultural tienen atención especial indígenas y mestizos pobres.

Respecto a edad, sobresale el público adulto. Los hombres son aún mayoría en algunas zonas, pero no es generalizado. La tendencia de oyentes mujeres crece en casi todos los casos. Los públicos organizados predominaron ampliamente en años pasados; hoy se incorporan nuevos sectores no ligados a grupos tradicionales.

Los oyentes tienen como rasgos comunes su situación de pobreza, su marginación social, su ausencia de participación política, la presión homogenizadora y excluyente sobre su situación cultural. Importantes sectores están bajo los límites de la pobreza, con todas sus secuelas en salud, nutrición, empleo... la vida misma.

En zonas aisladas, en regiones sin polos productivos, en muchos sectores indígenas, en barrios marginales de invasión, la situación es más aguda. En ciertos sectores estratégicos, como la Amazonía, los problemas se agravan por irreversibles daños ecológicos.

La situación descrita revela problemas de fondo. Tienen mucho que ver los modelos neoliberales de desarrollo y de gestión que soportamos casi todos los países de América Latina.

A pesar de todo, estos sectores no son sólo víctimas inermes. Se trata de individuos, familias y grupos vivos, en interacción con el medio. Y por lo mismo con resistencias, con adaptaciones creativas, con propuestas, con cómplices nuevos, con capacidades de sobrevivir, con elaboraciones propias de la cultura e ideología.

Un oyente duramente golpeado por la crisis. Pero también un oyente que se niega a enterrar su felicidad, que se carga obstinadamente de esperanzas.

Una marca de identidad

Si bien todos los principios que abrazamos en ALER constituyen un conjunto, vale la pena por razones analíticas desglosarlos un poco. Al hacerlo, identificamos nítidamente una especie de columna vertebral: su opción por la vida, el pueblo y la transformación.

Las radios populares se alínean explícitamente por los intereses de los sectores populares. Y esto en dos sentidos. En su situación coyuntural y cotidiana, en primer lugar. Y en segundo término, la perspectiva histórica que implica la transformación social.

Esta postura ha ido afinándose con el tiempo. Antes apostábamos más al futuro, a las grandes transformaciones. Tuvimos que redefinir las cosas. Y recobrar con brío, sin olvidar los grandes sueños, lo sencillo de la vida, la cotidianidad.

Al final, como muchos grupos progresistas, hicimos un viaje aleccionador: desde lo político a lo social, de lo extraordinario a lo cotidiano, desde el futuro al presente, desde la estrategia a la táctica, desde el blanco y negro a la gama de colores.

Esta opción por los pobres, que es opción por nosotros mismos, no tiene el carácter de cruzada mesiánica y externa. Constituye un rol a jugar desde dentro de los movimientos sociales.

Esta apuesta por los pobres constituye la marca de la radio popular y es el sello que mayor continuidad posee. Su vigencia se mantiene porque las condiciones que lo justifican -miseria, marginación, etc.- continúan.

"... mientras siga creciendo el abismo entre los que tienen demasiado y los que tienen demasiado poco, mientras siga victorioso el oro sobre el ser humano, habrá siempre quienes se rebelen y trabajen por otro mundo". (IX Asamblea ALER 94)

Ni el derrumbe de ciertos paradigmas ni la fuerza arrolladora del neoliberalismo, ha logrado anular estas opciones. Precisamente por ello reafirmamos nuestras convicciones de fondo. Como decimos en Alerta, el Boletín de la Asociación: "El camino y las palabras pueden cambiar. La utopía o meta final sigue en pie".

Un cauce amplio y colorido

El concepto de lo popular, ha variado en distintas dimensiones. Antes se trataba de una categoría restringida, casi sólo entendida como obreros y campesinos organizados. Esta categorización, por un lado, nos alió estrechamente con esos sectores específicos, pero por otro, nos achicó la llegada, nos separó de muchas otras vidas.

A lo popular le damos ahora sentido más amplio y globalizante. Incluimos en él nuevos protagonistas individuales, familiares y grupales. Tienen un puesto nuevos sectores con distintas dimensiones de subordinación (por género, etnia, etc.)

El criterio económico sigue siendo vital, pero se enriquece con los criterios de etnia, de cultura, de género, de edad, de región. Esto confiere nueva valoración a grupos cristianos comprometidos, defensores del medio ambiente, militantes de los derechos humanos, jóvenes, artistas, vecinos de barrios, agrupaciones de consumidores.

"Hoy se trata de construir un proyecto político que recoja los distintos intereses de todos los sectores, desde alianzas y consensos y que tenga como fin principal una convivencia más democrática donde todas las personas tengan garantizados sus derechos civiles, políticos, económicos y sociales bajo un marco de justicia e igualdad". (IX Asamblea ALER)

Según las propuestas de un taller muy significativo de ALER (Educación popular y radio masiva, Quito, junio 87) identificamos la "organicidad" como criterio evaluativo de nuestra opción popular.

"Organicidad respecto de los sectores populares en los cuales descansa su legitimidad y al menos en parte, su sustentación material; organicidad respecto de un proyecto democrático y popular de transformación social"; "...un modo de inserción de la labor comunicativa en el medio ambiente social popular". (Documento interno Nro. 6, ALER, 87)

Esta opción se complementa con el rol protagónico de los propios sectores populares. Aquí radica gran parte de las diferencias con otras visiones mesiánicas, tecnocráticas, paternalistas.

Aunque nos referiremos más adelante a estas propuestas, es importante clarificar que esa utopía no está, como antes, divorciada del presente y destinada por eso a ser siempre sueño. Tiene expresiones en el ahora que le dan mayor sentido.

Para terminar, reiteramos que la opción popular se funda en el análisis de la realidad. Rechazamos modelos como el neoliberal porque agudizan la pobreza y la exclusión y promueven el individualismo.

Lo dicho no pretende agotar el tema, sino identificar claves de identidad de la radio popular. Posteriormente retomaremos algunos elementos.

La pastoral de la vida

La opción popular se alimenta de otras fuentes teóricas y filosóficas. Una de estas es la pastoral social de la Iglesia Católica. Las emisoras y ALER surgen con inspiración cristiana.

"...Vaticano II y Medellín abren las puertas a la necesidad desbordada de responder a las causas afligentes de la pobreza, la injusticia, la marginación... Ahí comienza a concretarse con mayor fuerza el accionar de nuestras instituciones hacia la construcción de la civilización del amor..." (Marco Doctrinario ALER).

El movimiento se inscribe en la corriente que nació con las tesis profundamente humanistas de Juan XXIII y que alcanzan una dimensión latinoamericana en las declaraciones pastorales de Medellín y Puebla. ALER abrazó la "opción preferencial por los pobres".

"Vemos, a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas... En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una situación de pecado social..." (Puebla, en Marco Doctrinario ALER)

ALER reconoce que nuestra sociedad está objetivamente más lejos de los ideales evangélicos de justicia, de paz y de solidaridad. Que América Latina es hoy una sociedad menos cristiana.

La radio popular se siente llamada a ser canal privilegiado en la construcción de la civilización del amor. La opción preferente por los pobres es respuesta de verdadera fraternidad cristiana y exigencia de justicia social.

Nos adherimos a la defensa de la vida y la persona. Nos comprometemos con la promoción de valores cristianos como la justicia, la solidaridad, la responsabilidad, la verdad, el respeto, la dignidad del hombre, la tolerancia, la honradez...

Muchas de nuestras emisoras -fundadas por la iglesia- no actúan sólo como radios aisladas. Actúan muchas veces como parte de proyectos con otras dimensiones: salud, educación, producción, promoción de la mujer, rescate cultural, derechos humanos... procesos vigorosos de búsqueda de desarrollo alternativo.

Prender para aprender

El carácter educativo de nuestras emisoras constituye otra insignia del movimiento. Muchas surgieron "casadas" con procesos innovadores de alfabetización y educación de adultos. El mismo nombre de ALER revela el rol estelar conferido a la educación.

En un principio entendimos la educación en un doble sentido. Primero como forma de "compensar" los vacíos de los sistemas oficiales. Y segundo, como llave maestra para acceder al desarrollo. La combinación de enseñanza-concientización pondría las bases para la organización y acción transformadora.

Esos conceptos también han variado, y nosotros con ellos. La traslación del aula a la radio mostró sus límites e incoherencias. Y entonces, sin abandonar la educación radial, optamos por alternativas más abiertas de educación, no formales y más de acompañamiento, sobre las situaciones cotidianas.

Muchas radios se acercan a formas de educación popular que se vinculan a propuestas de transformación. Adoptan modalidades educativas más participativas y horizontales, basadas por tanto en los temas de la vida diaria. Vivimos una búsqueda de estructuras educativas propias de un medio como la radio, que no repitan la escuela.

Muchos enfoques caminan hacia el pluralismo y ello redefine los aprendizajes. Aparecen nuevos estilos educativos. El uso del diálogo de posiciones diversas por ejemplo, con la intención de lograr mejor comprensión y reacciones. La entrega de pistas y claves para que el oyente construya respuestas. La invitación a la reflexión, la entrega de insumos, la sugerencia y la "provocación" para potenciar los efectos formativos.

De igual modo y por los efectos educativos, potenciamos los mensajes abiertos. Las recetas y conocimientos absolutos sólo revelaban una subestimación profunda de nuestro oyente.

Rescatamos también la información como posibilidad educativa, como insumo para ubicarse mejor en el mundo y tomar posiciones. Y revaloramos los análisis desde diversos enfoques que contribuyen a rastrear causas, imaginar consecuencias, establecer relaciones, crear respuestas.

Intentamos en la actualidad algunos virajes. Por una parte, vamos desestructurando la formalidad de la escuela en todos los aspectos. En los contenidos, cambiamos de fuente... vamos a la realidad grande y pequeña para desentrañarla, proyectarla. Y en los procesos buscamos al hombre integral, aquel que a más del cerebro late con emociones, sentimientos, saberes ancestrales, fantasías.

Es aquí donde recobran toda su importancia las armas secretas de la radio. Sus posibilidades inmensas de dramatización. Sus capacidades especiales para reinventarlo todo... el tiempo, el espacio, la personificación de todo. Sus espacios privilegiados para el humor, la informalidad, el juego.

Revaloramos también el carácter de utilidad de los mensajes educativos. Utilidad marcada por su inserción permanente en los problemas concretos y cotidianos. Utilidad para la información y enlaces con otras personas y regiones.

Finalmente, nos hace falta reubicar los aportes educativos en el campo del rescate y defensa cultural. Nuestros programas han sido pieza clave para redescubrir y revalorar idiomas, costumbres, prácticas productivas, artes de pueblos marginados. Y pueden serlo para recrear la cultura con el aporte de los nuevos tiempos.

Las líneas reseñadas, no anulan, por supuesto, ni la alfabetización ni la educación formal por radio. Simplemente las redireccionan. Lo importante es reconocer que la radio tiene su propio estilo y lenguaje educativo. Y que el oyente -al igual que en clase- no está vacío. Procesa información, discrimina, selecciona, prioriza, reconstruye.

Un camino individual y colectivo


Hora de educar
Freire al micro
Ganar no es lo importante... es lo único
Un micro para otra democracia


Nuestro movimiento de radio popular siempre se definió en diálogo con la realidad. Y en base a ello fue adecuando rumbos, sorteando obstáculos, apurando o deteniendo el paso.

"...la historia de las afiliadas en ALER está vinculada a la historia de los pueblos de nuestra América". (Prender para aprender, ALER, 93)

Hoy tenemos un camino recorrido, somos fruto de un proceso y nos definimos como tal. Aunque se trata de un continuum, ubicaremos momentos especiales para re-conocer las claves que nos permitieron responder al signo de los tiempos.

No todas las emisoras transitaron estos caminos de igual modo ni con ritmo similar. Unas avanzaron en un campo como la educación, pero otras lo hicieron respecto a la opinión pública. Unas innovaron lenguajes y otras reinventaron la relación con la sociedad civil.

El ser un movimiento justamente nos permitió "contagiarnos" de avances y "prevenirnos" sobre errores. Y tener un horizonte común que permite acercamientos particulares según los contextos y experiencias.

Hora de educar

Las propuestas de escuelas por radio fueron la insignia con la que nacieron muchas de nuestras emisoras. El contexto, fecundo y dinámico, correspondió al fin de los años 50' y a los inolvidables 60'.

Tiempos de optimismo. Tiempos de desarrollo. Tiempos de educación. En medio de ellos surgen muchas radios populares. La educación emerge como estrategia clave para corregir las desigualdades. Como arma secreta para alcanzar el desarrollo.

"La pobreza está significativamente correlacionada con los procesos educativos. Los sectores deprimidos muestran las mayores tasas de analfabetismo y deserción escolar y las menores posibilidades de obtener empleo" (Marco Doctrinario ALER)

Los programas de alfabetización y de educación de adultos son el aporte de las emisoras al desarrollo. Hacia allá van los mayores esfuerzos y recursos. América Latina se inunda de programas educativos radiales. De comunicación radial para el desarrollo.

Múltiples son las iniciativas. Modalidades a distancia o combinadas presencialmente. Adaptación de experiencias formales... un amable maestro al micrófono acompaña a los oyentes. La conquista del conocimiento y el desarrollo no parecían quimeras.

Lastimosamente, el mito desarrollista se quedó a la vera del camino. Los modelos mostraron pronto sus límites. La educación tampoco logró los milagros esperados. Los resultados fueron modestos. El mejoramiento de la calidad de vida, meta de los programas, se dio.

Organismos sociales, iglesias, sectores académicos, partidos, radicalizaban sus planteamientos y buscaban caminos alternos. Las afiliadas ALER intentaban también nuevos lenguajes y relaciones con el pueblo. En estos momentos las condiciones se presentan propicias para el aglutinamiento y la reflexión común.

Nace nuestra Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) en septiembre de 1972. El reto era inmenso y el momento muy fecundo. La "articulación" sería la misión central.

ALER inició su camino con 17 emisoras populares que representaban a 12 países de América Latina. Los objetivos planteados fueron la solidaridad, el intercambio, la asesoría y la capacitación. Hacia "afuera" buscaban la difusión de su labor y el enlace con organismos nacionales e internacionales.

En el balance de las radios hubo de todo. Autocríticamente, muchas emisoras reconocen los resultados modestos que se alcanzaron. Pero hubo también aportes. Casi todas las emisoras, profundizaron su compromiso social. Multiplicaron las voces contra las censuras. Abrieron nuevos canales y fuentes de información. Se jugaron por las necesidades más concretas de sus pueblos.

Defendieron vidas y derechos humanos. Alimentaron el movimiento popular. Predicaron un nuevo mensaje pastoral de esperanza y de valoración de los humildes. Reivindicaron a los indígenas.

Freire al micro

A finales de la década del 70, muchas afiliadas populares transitaron hacia modelos de educación no formal y de estructura abierta. Dejaron de lado o readecuaron programas del modelo de escuela radiofónica, para intentar otros acercamientos.

La "educación popular" de Freire y su tendencia abonaron mucho. Mostraron los límites de lo programas oficiales. Develaron los mecanismos encubiertos de la "domesticación" del alma y la vida. Entregaron nuevas pistas, sobre todo el regreso a la práctica y a la vida como fuente, inicio y fin de los procesos educativos.

"La educación con la cual queremos contribuir, es un proceso de aprendizaje que, a partir de los propios valores del sujeto personal y social, desarrolla y dinamiza sus potencialidades hacia la plenitud humana" (Marco Doctrinario, ALER)

Aparecieron los rasgos de la nueva educación: liberadora y permanente, integral, dinámica y flexible, participativa.

La radio popular estrechará sus lazos en esta época con las organizaciones populares, locales sobre todo. Verá en ellas la expresión de la transformación. Participará muchas veces en otros campos más allá de la comunicación... Por eso la época está marcada por la alianza con las organizaciones de base.

En los balances realizados se llamó la atención sobre el punto de la masividad, eje alrededor del cual girará el debate posterior. La advertencia reveló que el afán de latir con el movimiento popular -y sus organizaciones- llevó a algunas radios a exclusivizar a ciertos grupos como audiencia.

El lenguaje popular fue otro punto cuestionado. Los avances se mostraban insuficientes. El problema apuntaba a la estructura del discurso, a la expresión cultural, a la lógica de la vida diaria.

Ganar no es lo importante... es lo único

A finales de los años 80, ALER impulsa un proceso de sistematización de experiencias de educación radial. Y de revisión de su rol en las nuevas condiciones del contexto neoliberal.

Muchas radios populares deciden abandonar una concepción marginal, destinada sólo a los aliados históricos. Apuntan a desarrollar funciones masivas. Redescubren en lo masivo su sentido de ser.

Se busca una nueva radio con igual compromiso por los más necesitados. Una radio que dialoga con oyentes que no siempre actúan desde la lógica de los grupos organizados, sino desde su cotidianidad. Que incluya individuos, familias, nuevos colectivos.

Apuntamos entonces a revalorar esas dimensiones más humanas de la persona. Las que se manifiestan al interior de los individuos y en la privacidad de la familia. Manifestaciones cotidianas como las expresiones, las costumbres, los sentimientos, los sueños y las intuiciones, las creencias y los mitos, los símbolos.

La masividad nos exige también aprender a competir, a ganar en el mercado de la comunicación. La disyuntiva es clara: perdemos audiencia por el arrastre de las radios comerciales o disputamos por consolidar y ampliar nuestros oyentes. Ganar es lo único.

La competencia nos obliga igualmente a un mejor y más continuo conocimiento de los oyentes reales y potenciales. Los sondeos, los estudios de mercado, las encuestas, las investigaciones son armas clave. Nuestras radios han desarrollado poco en este campo.

Y otra implicación que se nos presenta es el logro de la más alta calidad, como garantía de triunfo. Y eso significa manejo de información, programación variada y atractiva, sorpresa y originalidad, capacitación de los equipos humanos, actualización permanente, equipamiento al día.

Finalmente, la masividad nos ha puesto en el tapete aspectos administrativos poco considerados. Sistemas eficientes de gestión, adopción de mecanismos de mercadeo, acceso a la publicidad, formas alternas de financiamiento, procesos informáticos, convenios interinstitucionales, enlaces con redes.

El reto era y es irresistible. Resulta muy importante rescatar logros alcanzados, pues no partimos de cero. Logros como la gran cobertura. La imagen prestigiada y creíble. La experiencia en variedad de formatos y públicos. El conocimiento y sensibilidad frente a la situación popular. Las innovaciones realizadas en la participación de oyentes... la pasión por la radio.

Un micro para otra democracia

La radio popular atraviesa hoy un momento de profunda reconversión. Un instante muy rico en que parecen recogerse los mejores aportes de la práctica y discusión de los últimos años.

La IX Asamblea de ALER redimensiona estos aportes y lanza una renovada postura en su "nuevo horizonte teórico". Parte de reconocer que vivimos una verdadera revolución a nivel del pensamiento científico, de la práctica política, del rol de la cultura y los medios de comunicación.

Ante este cambio brutal del contexto, quedan sólo tres opciones. Apegarse románticamente al pasado. Volverse veletas y cambiar con el viento que sople. O, como decide ALER, recoger lo mejor del pasado y reubicar roles en las nuevas condiciones.

Adicionalmente, nos hace falta actualizar referentes teóricos como la educación popular, la promoción social y la comunicación grupal. E incorporar otros como el de comunicación masiva y radio popular.

Finalmente, precisamos reconocer las variedades institucionales que hoy integran ALER. Ya no son exclusivamente las prácticas eclesiales. Hoy se integran radios comunitarias, indígenas, feministas, centros de promoción y desarrollo, ONGs.

Entre pistas y desafíos

La situación contextual demandaba, como dijimos, respuestas atrevidas. Un buen comienzo fue ubicar nuestros avances y vacíos principales. Los avances los registramos al final de la fase anterior. Veamos ahora algunas limitaciones.

Subsisten corrientes que no toman en cuenta suficientemente a las audiencias, o que coexisten con tendencias más abiertas hacia la masividad. No son suficientes aún los conocimientos sobre los oyentes y a veces sólo tenemos sospechas respecto de nuestros competidores. La penetración a niveles urbanos y juveniles es escasa. Las demandas de calidad y entretenimiento no siempre tienen respuesta oportuna.

Los éxitos en la forja de opinión pública en muchos casos son limitados. Hay debilidad en el dominio de los temas informativos y educativos y en la estrategia para construir opinión.

La calidad radiofónica tiene mucho por caminar. Sumamos a esto la mala factura y poca valoración de la música, los programas desarticulados, la ambigüedad de objetivos y formatos.

"La superficialidad e improvisación con que se realizan muchos programas, la falta de materiales y recursos, las tensiones que se derivan de combinar participación popular con la calidad de los programas, el desconocimiento teórico acerca de los procesos comunicativo-culturales". (IX Asamblea ALER)

Mucho de lo anterior tiene que ver con el personal. No existen en bastantes casos verdaderos equipos integrados, la formación es escasa y la experiencia inicial, la tendencia a la rutinarización es alta. Los equipos no son estables y carecen de gratificaciones.

En la gestión subsisten problemas. La administración de personal no se ha cuidado suficiente. Hay radios en que existen conflictos, vacíos de dirección, descoordinación, imprecisión de roles, debilidad en la "gerencia", planificación, supervisión y evaluación de tareas. La situación económica es inestable y formas alternativas de financiamiento apenas se han desarrollado.

A nivel local, las relaciones de las emisoras con otras instancias de la sociedad civil son minúsculas en algunos casos. Muchos proyectos no tienen políticas de comunicación y muchas emisoras no se vinculan a proyectos que persiguen objetivos compartidos.

Terminamos este acápite enumerando las grandes pistas que ALER se ha planteado en su IX Asamblea. Luego retomaremos algunos puntos.

a. Las radios populares deben convertirse en espacios de encuentro y construcción de ciudadanía.

Están llamadas a articular el tejido social, y a construir proyectos colectivos. Por su poder mediador pueden acercar a la sociedad civil y a los poderes constituidos.

b. Las radios populares deben ser medios constructores de opinión y poder público.

Pueden lograr una representación amplia y plural de los actores de la sociedad civil. Su pluralismo implica crear espacios de debate y aprender a ganar batallas en la opinión. Y para ello su rol no puede seguir siendo marginal.

c. Las radios populares deben mantener sus raíces en el pueblo y continuar a su servicio.

Estarán conectadas siempre con el pueblo y acompañando su vida cotidiana. La compañía debe complementarse con un servicio útil. No olvidarán al individuo y sus facetas profundas, sus afectos, sus sueños, sus necesidades de diversión, su espiritualidad.

d. Las radios populares están llamadas a ser espacios para la creación de una nueva cultura.

Buscarán equilibrios entre raíces y tradiciones que merecen rescatarse y nuevos elementos de una cultura moderna. Resulta vital el desarrollo de una cultura democrática, basada en la participación, el diálogo y la tolerancia.

e. Las radios populares deben promover proyectos comunicativos de calidad.

Parte central de la competencia en el mercado comunicacional se juega en la calidad radiofónica. Y ella pasa en gran medida por el apoyo a la formación de un nuevo profesional. Y también atención especial a las nuevas tecnologías y a la administración.

f. Las radios populares tienen la necesidad de transitar hacia empresas sociales eficientes.

Hace falta introducir parámetros de eficiencia y eficacia en nuestras radios. Las formas de gerencia deben ser impecables. Una economía sana y con proyecciones dará seguridad y continuidad.

La mayoría de propuestas, como vemos, no son nuevas. Pero alcanzan mayor sistematicidad y fundamento. Por eso los actuales tiempos son de confluencia y de reconversión. Momentos de re-valoración de procesos y de apertura de brillantes horizontes.

Respecto de nuestro tema central del desarrollo y la ecología, estos puntos son trascendentes. Los temas cotidianos de las mayorías (como los ecológicos) tienden a potenciarse y debatirse y ganarse en la opinión pública. El desarrollo alternativo recobra fuerza y se proyecta como acción de aliados multidisciplinarios. Una nueva actitud cultural hacia el entorno natural y social, hacia el presente y futuro empieza a abrirse paso.

Nadie puede asegurar que esta elección sea para siempre. En última instancia los desafíos de la realidad, la luz que emana del objetivo final y las posibilidades reales de acción, irán marcando las opciones del tiempo.

Radio oyentes y radio hablantes


Otra vez los extremos
Dos caras de la misma moneda
Un mini perfil


El carácter participativo de las radios populares es uno de sus emblemas significativos. Constituye el termómetro para apreciar la consecuencia con la opción por los pobres, la educación y la democracia.

El tema admite varias dimensiones. A nivel más global e ideológico, concebimos la participación como "la aplicación del concepto político de democracia al campo de la comunicación". Nos refiere, nuevamente, a nuestra posición frente a la realidad.

Una de las manifestaciones de desigualdad es la ausencia de participación popular en las decisiones, o la reducción a la mínima expresión electoral. Fuera de ese instante de selección entre opciones pre-determinadas, el pueblo se vuelve objeto y víctima de políticas, donaciones, estudios, paquetazos. Otras veces, es destinatario mudo o clientelar de algún programa de tercera.

En esta situación objetiva de exclusión descansa nuestra obsesión por la participación. Es una forma de concretar nuestras opciones.

Porque desde hace tiempo "apostábamos a un cambio de la realidad donde él sea el protagonista. Parte de la utopía que compartimos es creer que los pobres, los excluidos, las grandes mayorías, tienen también derecho a ser sujetos y protagonistas en la historia". (IX Asamblea ALER)

Otra entrada importante al tema es nuestra crítica sobre la propia comunicación -que expresa las exclusiones de todo el modelo social-. Apreciamos, en especial en los grandes medios, la unidireccionalidad. Sobrevive el viejo esquema de un emisor actor y un receptor sin posibilidades de respuesta.

Defendemos los modelos más dialogales. Una comunicación de doble vía, donde los dos lados alternan sus roles de emisores y receptores. Modelos que nos colocan más horizontalmente con nuestros destinatarios... Así entendemos la democracia en nuestro campo comunicacional.

"Los medios de comunicación lo son verdaderamente cuando favorecen el diálogo, la participación, la liberación, el derecho igualitario a informarse y a informar, o sea, cuando hay la relación bilateral entre emisor y receptor". (Marco Doctrinario, ALER)

El asunto, sin embargo, es más complejo... En primer lugar, es necesario reconocer que la comunicación comercial sí utiliza mecanismos participativos. Y a veces lo hace en mayor medida que nuestras emisoras. Pero con una gran diferencia...

Sus formas de participación no buscan inter-locución. Pretenden sobre todo obtener "feed back" (información de regreso) sobre sí mismas y su trabajo. Buscan reflejos y efectos para adecuar mejor sus ventas (de productos, de servicios, de personajes...). Apuntan, en definitiva, a maximizar ganancias.

Les interesa entonces saber qué preferencias tiene el oyente, qué gustos, qué aspiraciones y otros detalles cotidianos. Utilizan sobre todo encuestas, sondeos, ratings, estudios de mercado.

El problema evidentemente no está en los mecanismos -nosotros también hacemos sondeos e investigaciones- sino en los objetivos y métodos.

Otra vez los extremos

Varios desvíos tuvimos respecto a la idea de participación. En un extremo, creímos que lo consecuente era hacer radio para el pueblo. Y nuestras emisoras lo hacían todo. Seleccionaban prioridades, horarios, temas, lenguajes. Y evaluaban y reprogramaban también. El oyente no existía, excepto en nuestra mente y corazón.

Caímos en formas paternalistas o autoritarias. En el fondo no conocíamos ni confiábamos suficiente en nuestro destinatario.

En otro extremo -más idealista- nos convencimos que el pueblo lo puede todo, y todo lo hace correctamente. Algunas emisoras "se entregaron" e inundaron sus mensajes con los intereses de grupos populares organizados específicos.

El micrófono se hizo tribuna amplificada de sectores restringidos. Los discursos se funcionalizaron al interés de organizaciones y líderes particulares. El mensaje "consecuente y correcto" ganó a la calidad e incluso a la cobertura.

Los desvíos referidos nos enseñaron mucho en nuestro proceso. Y nos han impulsado a nuevos enfoques en esto de la participación, tanto en lo social como en lo comunicacional.

Dos caras de la misma moneda

La búsqueda del protagonismo popular vía la participación en la radio, admite dos caras importantes: la participación "más política" o pública. Y la participación más cotidiana.

En la primera nos referimos a la expresión de los sectores populares, desde sus organizaciones o no, respecto a grandes temas del debate general: problemas políticos, medidas económicas, leyes laborales, catástrofes ecológicas, relaciones internacionales, etc.

Recoger la opinión del pueblo resulta indispensable. La emisora favorece la presencia popular, eleva su protagonismo, promueve su imagen. Fortalece la idea de un pueblo pensante y proponente. Amplifica las protestas o apuntala los consensos y las alianzas. Desarrolla opinión pública a favor de tesis populares.

Por eso en estos casos son claves las entrevistas, los espacios de debate. El pueblo tiene, y hay que impulsar, líderes calificados para discutir y ganar en propuestas. Ahí también se ganan las batallas por la opinión pública.

La otra dimensión de la participación es "menos política", menos formal y más espontánea. Es la participación respecto de su quehacer diario y cotidiano, a su cultura en vivo y en directo. Ahí ubicamos todos esos esfuerzos por rescatar, criticar y recrear costumbres, creencias, mitos, sentimientos, saberes, humor, artes.

Para promover participación desde lo cotidiano, la radio tiene ventajas respecto de otros medios. Es el más barato, el que no precisa de destrezas previas, el que puede llegar a todas partes y estar en cualquier momento. Y sobre todo, el que puede acompañar una vida, complementar el trabajo, el descanso, la privacidad.

Esta capacidad de la radio para introducirse en la privacidad, le confiere mucho poder.

Las formas de participación en estos espacios son múltiples. Mencionamos algunas que ya utilizamos: cartas, avisos, mensajes, dedicatorias, concursos, bromas, dramatizaciones, testimonios, teléfono, entrevistas, encuestas, contrapuntos, juicios, historias, cuentos y leyendas, recetas, consejos, festividades en vivo.

En todas ellas el protagonismo popular es más evidente y natural. Y el efecto no sólo es que quien participa se re-conoce sino que identifica tras de sí a los grupos sociales. Y por lo mismo eleva la autoestima individual y colectiva. Es rescatar cultura, proyectarla y hacerla vivir... otra forma de hacer política.

Es importante decir que la participación no es sólo hablar o estar presente en la emisora. Ello es fundamental, pero lo es también recibir los mensajes como público activo, que se re-conoce con los otros. Como miembros de un proceso dialogal, circular.

Un mini perfil

La participación como principio estructural de nuestras emisoras, muestra ciertas características esenciales. Resumimos aquí las planteadas por la IX Asamblea de ALER 94.

La radio participativa da la palabra al pueblo

Porque la palabra es poder. Si este poder es incentivado en el pueblo, éste asume mayor presencia y protagonismo.

En nuestras radios se genera espacio para que otras voces -más allá de las oficiales- se expresen. Preferimos, sin exclusivizar, a quienes menos espacios de opinión tienen.

La radio participativa es pluralista

Está abierta a todos los sectores. Todos pueden hablar: grupos organizados, jóvenes de la esquina, mujeres, partidos políticos, autoridades y poderes locales, nuestros aliados y también a nuestros enemigos.

La apertura se extiende también al interior de nuestros públicos preferidos. Debemos favorecer por igual a los mestizos y grupos indígenas y negros, a los hombres y a las mujeres, a los adultos y a los jóvenes y niños, a los distintos sectores regionales, etc.

" No basta, entonces, hacer conocer y promover el respeto a la pluralidad cultural y política, sino agudizar la capacidad de comprender a quienes son diferentes escuchando sus mensajes porque nos competen y pueden aportarnos a la vida y al desarrollo" (Rosa M. Alfaro).

La radio participativa es horizontal

No admitimos la unilateralidad. Nos reconocemos como iguales y desde ahí construimos los mensajes. En nuestra comunicación dialógica partimos y nos nutrimos de la vida misma de la gente.

Valoramos la palabra y la cultura de los destinatarios y la intercomunicamos con otras palabras. Así expresamos y vivimos la democracia. Es la radio desde y con los destinatarios.

La radio participativa es integral

Es decir, no incluye la participación como algo eventual o un anzuelo para ganar audiencia. Está presente en forma estructural.

Actúa en los niveles públicos y en los espacios cotidianos. Y debe extenderse no sólo al programa, sino también a la planificación y a la evaluación. Al proceso completo.

La radio participativa es educativa

Está orientada a permitir el crecimiento del conocimiento sobre la realidad, sobre otros sectores similares, sobre respuestas creativas a las problemáticas concretas. Desde allí contribuye a poner en agenda los temas de desarrollo alternativo y ecología buscando que sean los propios interesados los que participen en acciones concretas que apunten a un desarrollo sostenible.

Pero significa también provocar procesos de descubrimiento, lo que demanda estructurar pedagógica y sugestivamente los mensajes. Porque al final, el oyente será quien selecciona y asimila.

La radio participativa es creadora de espacios de expresión

La participación no se reduce a ofrecer un micrófono. Desarrolla mecanismos creativos que la favorecen. No existen recetas ni formatos perfectos, pero la originalidad, creatividad y las convicciones democráticas son llaves maestras.

Afirmamos, por todo lo dicho, que "lo participativo" va más allá de una característica, un tipo de formato, o una señal. Es un principio eje que se expresa en todas las instancias, procesos y productos. La participación es toda una concepción diferente.

Dos reflexiones, para terminar. La participación, como principio vital, cubre programas y procesos y la vida institucional también. Esta dimensión no siempre ha recibido nuestra atención y hay muy poca sistematización al respecto.

La democracia y participación queremos vivirla en todos los ámbitos. Por eso creemos que nuestras instituciones deben adecuar sus procesos de gestión, de toma de decisiones, de organización del personal, de investigación. Sin caer en el democratismo, será útil equilibrar participación, dirección y eficiencia.

Finalmente, el principio de participación nunca va solo. Siempre está en consonancia con los demás. La participación, por ejemplo, sin una opción por los pobres, sonaría vacía. Y sin el pluralismo o lo cotidiano quedaría huérfana. Los principios son, pues, una unidad.

Del indicador al hombre


El paraíso oficial
Desarrollo de cuerpo entero
Con rostro y corazón humano
¿Medio o entero?
Dos frentes para mil batallas
Un enlace necesario


No es la primera vez que ALER asume el desafío del desarrollo. Se jugó por él en los años 60, justamente cuando despegaba como movimiento de radio popular, y lo ha afrontado con particulares enfoques durante todos estos años. Pero, claro, eran otros tiempos.

Ahora las circunstancias son distintas. Ha cambiado el escenario, los actores, las condiciones. Pero son posibles y urgentes los cambios en las condiciones de vida de las mayorías. No sólo que no se opone con nuestros sueños de transformación, sino que pueden ayudar a prepararlos. Y permiten, además, encontrar respuestas viables y concretas al clamor del aquí y ahora.

"El avance económico que ha experimentado el continente demuestra que sería posible desarraigar la extrema pobreza y mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo; si ésto es posible, es, entonces, una obligación". (Puebla, en Marco Teórico)

La adhesión al desarrollo tiene nuestra "marca de fábrica". Constituye la expresión de nuestra opción popular en las actuales circunstancias. Abrazamos el desarrollo desde la situación de pobreza y apuntamos hacia su superación. No entendemos un modelo que no incluya la disminución radical o supresión de la pobreza.

"Resolver el problema de la pobreza es entonces el gran desafío de nuestra sociedad, y a la vez la tarea pública más urgente de los próximos años..." (Pobreza y desarrollo, Gonzalo Arroyo S.J.)

Nuestra propuesta se cimenta, además, en los valores que defendemos: justicia e igualdad, solidaridad, respeto a las diferencias, unidad y organización. Y por sobre todo, participación. No concebimos un desarrollo como acto autoritario, que nos reduce a ser espectadores.

El paraíso oficial

Las propuestas oficiales -con sus matices- nos ofrecen como efectos del desarrollo una situación ideal: empleo pleno, satisfacción de necesidades, salarios competitivos, disposición de servicios, condiciones para el desarrollo cultural y la realización humana.

Las "recetas del desarrollo" tienen muchos rasgos comunes. Las diferencias estriban por lo general en el grado (menor o minúsculo) de atención a lo social. La opción dominante tiene su corazón en la economía. Y entrega su destino al mercado libre.

Su lógica es implacable: sin crecimiento y estabilidad económica no es posible el bienestar y el reparto de la riqueza. Por tanto, primero hay que crear o potenciar la riqueza, y luego el propio mercado repartirá naturalmente bienes y justicia.

La etapa del crecimiento y la estabilidad por la que atraviesan la muchos países, se ejecuta con los "paquetazos" económicos. Buscan recuperar el control de las variables macroeconómicas (inflación, balanza de pagos). Suelen incluir: devaluaciones, control salarial, reducción del Estado, baja del gasto social, apertura total de mercados, privatizaciones, alza de precios de servicios y combustibles, etc.

Las medidas, sin embargo, surgen bajo el fantasma de la deuda externa. En muchas ocasiones, el endeudamiento -y no el desarrollo- absorbe los principales frutos del ajuste... y lo que es peor, nunca disminuye.

Los costos sociales, por otra parte, son inhumanos: aumento de desempleo y subempleo, ampliación y profundización de la miseria, baja de calidad de los servicios para los pobres. La brecha entre ricos y pobres se torna irreversible. Los efectos a nivel de marginalidad, violencia, crisis familiar, avanzan inexorablemente.

Estas neoliberalidades, como sabemos, son de alcance mundial y su cerebro es el FMI. Son estrategias homogenizadoras. No conocemos éxitos en países con grandes contradicciones, pobreza extrema y presión de la deuda. Y no vemos tampoco que lograda la estabilidad, se gire en redondo hacia el reparto de la riqueza.

Las estrategias económicas se han articulado coherentemente con formas políticas que le son funcionales. La democracia electoral, en este sentido, ha resultado ser más efectiva que los regímenes dictatoriales que generaban mayor descontento y explosión social.

Los medios de comunicación juegan, como vimos, un rol estelar en estos tiempos de transnacionalización de la cultura y de interconexión masiva. Tienden a homogenizar valores, a arrasar identidades colectivas, a legitimar lo oficial, a excluir contradicciones, a sacar de escena a amplios sectores sociales.

"... constituyen los nuevos escenarios políticos, donde se construye el poder. La política se ha trasladado de los lugares y las instituciones tradicionales, al ámbito de los medios, especialmente en la televisión..." "Lo cierto es que hoy se conoce la política por los medios..." (Rosa M. Alfaro)

La información y la promoción del conocimiento en los medios pierde calidad. Superficialidad, sensacionalismo, espectáculo y crónica roja son hoy los ingredientes centrales.

Pero, a pesar del valor estratégico de los medios, ellos asumen sobre todo un rol de difusores verticales de las políticas. Su papel central está más bien en el negocio y la persuasión -a cualquier precio- que en la interconexión de sujetos. El rol de vendedores de bienes y modelos, opaca al rol de comunicadores.

Desarrollo de cuerpo entero

Como advertimos, nuestro movimiento tiene otros puntos de partida y de llegada. Buscamos un nuevo modelo, "otro desarrollo". Ponemos en el centro al hombre. Y al hombre integral y, sobre todo, marginado.

Reconocemos que las condiciones de partida son por el momento adversas: existencia de un modelo hegemónico, destrucción de paradigmas alternativos, problemas en los movimientos sociales, debilidad democrática, crisis en movimientos transformadores, etc.

Pero las necesidades no esperan. Sin descartar los grandes cambios recuperamos el valor de las pequeñas transformaciones. Y también los signos de esperanza: sectores comprometidos con el pueblo, nuevos grupos que cuestionan el orden, ascenso del movimiento indígena, mayor rol de la sociedad civil, nuevos valores.

Sabemos que cualquier propuesta es muy compleja por la cantidad de variables, dimensiones y obstáculos políticos. Por ello descartamos las respuestas simplistas, voluntaristas o ideologistas. Buscamos propuestas coherentes con los principios, viables y abiertas a la búsqueda de consensos con amplios sectores.

Concebimos el desarrollo en forma integral. Lo económico lo vemos como una dimensión fundamental, pero no la esencial ni única. Si ella no va acompañada estructuralmente de políticas y participación sociales se deshumaniza. Si no está cubierta por sistemas democráticos auténticos corre riesgo de perecer.

Para nuestro movimiento el desarrollo es ante todo una transformación en la cultura de la sociedad. Un cambio en su manera de entender y valorar el trabajo productivo, la democracia y solidaridad en el reparto social de la riqueza, la participación ciudadana, el respeto a los recursos naturales y su manejo adecuado.

"El desarrollo... es básicamente una apuesta cultural de cambio... una perspectiva, una mirada común, una actitud individual pero también colectiva, un método y un estilo que sella el actuar, una cualidad de la manera de trabajar pues busca dialogar, articular, negociar y progresar entre diversos actores". (Rosa M. Alfaro)

Por eso hablamos de un desarrollo integral. Un desarrollo que integra coherentemente las dimensiones culturales, económicas, sociales, políticas y ecológicas.

Defendemos también el desarrollo como proceso, porque pensamos que el camino a transitar es tan importante como el objetivo a lograr. Si en el camino del desarrollo no hay participación de la sociedad civil, no se encarnan nuevos valores, no se vive la democracia, no se logra la solidaridad internacional, etc., difícilmente se pueden alcanzar las metas. Un conocido principio dice al respecto:

Las reformas sociales no se implantan desde arriba, se generan desde los propios protagonistas.

Procesos de desarrollo que signifiquen mayores limitaciones económicas, aumento de la marginación social, creciente represión o manipulación "democratera" no tienen futuro.

Con rostro y corazón humano

En la actualidad, frente al modelo dominante surgen otras opciones que no sólo provienen del campo popular sino que se extienden a sectores medios, profesionales, cristianos comprometidos, segmentos del empresariado, organismos internacionales.

Desde estas instancias surgen concepciones alternas: "desarrollo humano," "sustentable", "con rostro humano", "articulado". Todas -con distintos énfasis- apuntan a lo mencionado: integralidad en la propuesta y participación en el proceso.

Demos un vistazo a las líneas que guían nuestra propuesta integral y participativa en estos momentos:

En el campo económico, nuestra línea matriz es la redistribución de la riqueza y el rol central que el Estado tiene en ella. Creemos también que hay bienes y servicios básicos mínimos que no deben faltar a nadie. Sin ellos, el bienestar y la libertad se convierten en humo y son reemplazados por formas inhumanas de sobrevivencia. El derecho al trabajo y a un salario justo no admiten concesiones.

Es indispensable, frente al problema de la deuda externa, una solución digna y basada en la solidaridad internacional. Es inadmisible que ella comprometa el desarrollo interno y la soberanía nacional.

En el campo social, aspiramos a mínimas condiciones para una vida digna y para avanzar hacia la equidad. El Estado no puede ignorar el clamor social por respuestas a la vivienda, salud, educación. Los servicios precisan aumentar en cobertura y mejorar en calidad.

Es necesario llevar a la práctica, hasta sus últimas consecuencias, la tesis de la participación de la sociedad civil. Ello aporta a la construcción de la ciudadanía plena, a la descentralización, a la búsqueda de respuestas locales adaptadas, a la potenciación de las múltiples organizaciones que el pueblo ha creado y puede crear.

En el campo político, nos aferramos a la auténtica democracia. El electoralismo llega a su límite. Buscamos la democratización del Estado y toda la vida social. Anhelamos una democracia basada más en los derechos sociales que en las libertades políticas. Un sistema que haga de los derechos humanos una práctica cotidiana.

"... construir la democracia no es sólo modificar y perfeccionar el sistema político. Implica modificar las reglas económicas vigentes, refundar las relaciones sociales, reubicar al Estado y a los individuos en el marco de una cultura solidaria... se impone una doble tarea: democratizar el Estado y la sociedad en su conjunto". (IX Asamblea ALER)

Estamos convencidos que en el campo cultural se juegan las batallas decisivas. Ningún cambio económico o político tiene trascendencia si no se expresa en nuevas actitudes, en nuevas respuestas culturales a las exigencias del momento.

Los cambios propuestos no son otra cosa que una nueva cultura en pro de la participación, la igualdad en la diversidad, la búsqueda de los consensos, la construcción solidaria de soluciones. El desarrollo es en definitiva una intervención cultural que atiende problemas económicos, políticos, etc.

El punto central es, sin duda, el de la valoración y respeto a las diferencias. La conciencia de que las diferencias enriquecen al hombre y a la cultura. Así entendemos la diversidad respecto a lo étnico, al género, a la edad, a las regiones, etc.

En el aspecto ecológico, no podemos perder tiempo porque la depredación está produciendo daños irreversibles. Buscamos la armonía del hombre con la naturaleza, el uso racional de los recursos.

Abogamos por la reducción de la contaminación en todas sus formas y por las prácticas conservacionistas en función del hombre tanto a nivel micro como a niveles generales. Nos sumamos a la necesidad de superar la explotación inmediatista.

La FAO, por ejemplo, pone énfasis en esta dimensión, optando por una versión sustentable del desarrollo:

"... es el que atiende las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de atender sus propias necesidades". (Género y desarrollo sustentable, FAO)

Estas son las coordenadas en que nos movemos. Como lo señalamos, las diferencias están en los objetivos y en el proceso. En él, a la par que construimos el futuro, vivimos algunos cambios claves. Mecanismos democráticos, presencia más protagónica de nuevos sujetos, cumplimiento de obligaciones y ejercicio de derechos, búsqueda de consensos y valoración de las diferencias.

"... no es posible apuntar al cambio y al desarrollo sin asumir a la vez la generación de democracia y la formación de institucionalidades fuertes, la existencia de redes de agrupación de diverso tipo que adquieran fuerza y sostengan desde abajo a la sociedad misma.." (Rosa M. Alfaro).

"... Nuestra opción por la comunicación supone que nuevas formas de comunicación prefiguran la nueva sociedad a que aspiramos" (Marco doctrinario).

¿Medio o entero?

Corrientemente, los modelos de desarrollo han utilizado a los medios de comunicación como mecanismo clave para difundir sus propuestas. La prensa, la radio y la televisión jugaron muchas veces un auténtico papel de "medios", es decir instrumentos de apoyo para ciertos fines.

También aquí nuestra percepción es distinta. Ciertamente son importantes los medios, pero nosotros volamos más alto para plantearnos el problema en términos de procesos de comunicación.

Nos interesa la relación entre los sujetos que emiten y reciben, que reciben y emiten mensajes. Nos apasiona plantear las cosas en relación a las políticas de comunicación que los distintos proyectos de desarrollo promueven, implícita o explícitamente.

Así nos situamos mejor. Mejor para ser críticos con los sistemas de comunicación deshumanizantes, y mejor para proponer modelos diferentes, en coherencia con nuestros sueños. La comunicación, entonces, no es sólo "apoyo" o "medio y canal" difusor de un modelo. Es componente estructural de cualquier propuesta y expresa las visiones de la realidad y del hombre que se proponen.

"La comunicación está ligada directamente al desarrollo, no sólo como aporte auxiliar y metodológico, sino como objeto mismo de transformación de la sociedad y de los sujetos que la componen. Es por lo tanto, medio y fin, aspecto y estrategia global..." (Rosa M. Alfaro)

Optamos entonces por una estrategia de comunicación que fomente relaciones democráticas, que permita el diálogo, que no inmovilice.

"La comunicación al suponer diálogo y participación, coloca su aporte en el corazón mismo de la construcción de la democracia... La comunicación no es opresora en sí misma, sino que está inscrita en el tipo de relaciones que se asienta o en las que quiere instituir..." (Rosa M. Alfaro)

En este escenario ubicamos algunas líneas de acción que podemos desarrollar como radios populares de carácter masivo:

Crear espacios de encuentro y de construcción de ciudadanía

Facilitar la expresión de los sectores de la sociedad civil provocando interacciones y propuestas comunes.

"... está llamada a contribuir a la articulación del tejido social y por lo tanto, a la construcción de proyectos colectivos... puede provocar el acercamiento, la discusión y búsqueda de soluciones entre la sociedad civil en general y los poderes constituidos". (IX Asamblea)

La radio popular puede favorecer también el surgimiento de nuevos sectores y voces: mujeres, indígenas, ecologistas, consumidores, informales, jóvenes, niños, etc. Y debe promover todo lo que signifique respeto a los derechos ciudadanos.

Construir opinión y poder público

Apoyar que todos los sectores de la sociedad civil tengan representación. Fomentar por tanto el pluralismo y el diálogo de todos los sectores. Abrir y ganar en los debates a favor de los intereses de los más humildes.

Generar opinión pública es, como dijimos, una batalla que hay que ganar en un campo con poderosos competidores. Precisamos, entre otras cosas, redes de información, manejo de temas de punta, calidad y renovación, gestión eficiente, viejos y nuevos aliados, y sobre todo carácter masivo y atrevimiento para ganar cada día.

"Frente a la globalización de la industria cultural, las radios populares se proponen de ese modo globalizar su acción". (IX Asamblea)

Servir y enraizarse con el pueblo

Contribuir permanentemente al mejoramiento de la calidad de vida de las mayorías. Ser útil en todos los campos posibles: informar, educar, ofrecer servicios básicos, acompañar, divertir. Una condición emerge como imprescindible: conocer profundamente el quehacer del pueblo en sus esferas públicas y sobre todo privadas y cotidianas.

"... frente a la masificación, la radio popular valora al individuo y responde a sus necesidades más intimas. Sus gustos, sus fantasías, sus creencias, sus afectos, deben estar presentes... y puede revalorizar aspectos espirituales desatendidos tales como el disfrute del entretenimiento, la diversión, la emoción y la búsqueda de sentidos terrenos y trascendentes del vivir". (IX Asamblea)

Espacios para la creación de una nueva cultura

Resulta importante fomentar una visión crítica y creativa sobre la cultura. Que no estanque la cultura en el pasado y tampoco que la arrase en aras de la modernidad y la tecnología. Existen raíces y prácticas muy valiosas que merecen defenderse. Pero también hay aportes nuevos con los cuales podemos fomentar diálogo y nuevas síntesis. Al final hablamos de una cultura viva y vigorosa.

Con estas batallas también apuntamos a la creación o consolidación de una cultura del diálogo, la proposición constructiva y la búsqueda de consensos. Toda una nueva forma de encarar el momento.

"... asumen el desafío de crear una cultura democrática, basada en la participación, el diálogo y la tolerancia. Una cultura ciudadana de derechos y obligaciones... Una cultura que sin fragmentar o sectarizar, haga visibles las diferencias e identidades étnicas, regionales, de género, de edad, contribuyendo de tal modo a la construcción plural y respetuosa de las nacionalidades". (IX Asamblea)

Dos frentes para mil batallas

Poder y propuestas locales

Las radios populares tienen excelentes condiciones para aportar directa y efectivamente a las propuestas de desarrollo local o a las versiones locales de políticas nacionales de desarrollo.

El campo es conocido para nuestras emisoras, pero hay mucho por potenciar todavía. Contamos con amplias y fieles audiencias, imagen de prestigio consolidada, conocimiento y cercanía con las problemáticas concretas.

Sin embargo, hay desconexión y aislamiento entre sectores con posiciones relativamente afines. ONGs, entidades estatales, entes descentralizados, agencias de cooperación, etc., impulsan separadamente propuestas de desarrollo. No han diseñado políticas de comunicación y apenas conocen la existencia de las emisoras.

"En los planes de desarrollo local, como regionales o de instancias intermedias entre el Estado y la población, la comunicación no está considerada aún como aspecto estratégico". (Rosa M. Alfaro)

El vacío existe en sentido contrario también. Muchas de nuestras emisoras abordan temas en sus programas sin contar siquiera con la información de los múltiples proyectos locales que existen. Y en varias ocasiones sólo han estrechado relaciones con sectores populares organizados (esta situación ha sido constatada, por ejemplo, en los estudios sobre programas ecológicos).

En este sentido, solo la acción concertada y una acción realmente masiva de la radio pueden multiplicar los efectos de proyectos e iniciativas. El fomento de las relaciones interinstitucionales, entre los sectores de la comunidad y los gobiernos locales, entre las organizaciones de base, etc., son fundamentales.

"Las radios populares no actúan solas sino que son parte del movimiento popular. Su fuerza radica allí y en su capacidad de aliarse con otros medios de comunicación y con otros sectores nacionales... que desde múltiples campos y perpectivas enfrentar el poder..." (ALER; documento interno 6)

Otros roles, como generar opinión pública, etc., los hemos mencionado en general, pero son doblemente factibles en ámbitos zonales o regionales.

"... cada proyecto de desarrollo debe contener una estrategia comunicativa precisa que defina las relaciones a construir, los métodos, sus etapas, sus posibles conflictos y soluciones...". (Rosa M. Alfaro).

En los medios de comunicación como hemos dicho se adquiere legitimación social. Lastimosamente, la mayoría de proyectos de desarrollo de ONGs o de instancias de cooperación internacional no se han hecho conocer en los espacios masivos y menos aún construir una relación con la opinión pública. Los proyectos entonces no han tenido una base de legitimación social.

Incidir en las políticas de comunicación

Nuestras emisoras tienen este nuevo reto, que no es más que otra expresión de su carácter masivo y competitivo. Por demasiado tiempo hemos dejado este campo a los comunicadores comerciales, perdiendo espacios y posibilidades. Aquí hay un territorio a disputar, y otro campo para luchar por la democratización de los medios.

Hay temas claves sobre los cuales es preciso opinar, protestar o proponer. Aspectos como enlaces internacionales, uso de frecuencias, normatividad general, publicidad, tratamientos especiales para educación, derechos para uso de satélites, publicidad, libertad de expresión, rol en campañas sociales, leyes de comunicación, etc.

Para terminar, reafirmamos nuestra opción por un modelo que tenga en su centro, no un frío indicador, sino un ser humano integral. Estamos convencidos de que la comunicación popular masiva tiene un aporte invalorable en su definición y construcción participativa. Y que ese aporte hay que ganarlo cada minuto en un espacio muy competitivo.

"No queremos medios de comunicación... los queremos enteros" (Grafiti, Quito)

Un enlace necesario

El horizonte teórido que hemos sintetizado, nos permite contar con un panorama bastante general sobre el trayecto y los principios rectores del movimiento de radio popular que se cobija en ALER.

Este carácter general tiene su riqueza y su limitación. Su valor radica en perfilar el paraguas conceptual que cobija a las emisoras ALER. Nos permite apreciar fuentes históricas, filosóficas y teóricas de sustento. Nos ayuda a precisar trayectos globales y tendencias y retos del futuro.

La limitación de tal versión estriba en la imposibilidad de conocer las variantes y adaptaciones particulares. Y en la dificultad de profundizar determinados ejes.

Uno de esos ejes es el referido al desarrollo y los aspectos ecológicos, precisamente el eje que orienta el estudio de caso. Por eso vale la pena rescatar algunos elementos relacionados con el estudio. Nos referimos especialmente al desarrollo y la ecología; preservación del medio ambiente y manejo de los recursos naturales.

La problemática del desarrollo nunca fue ajena a las radios populares. El rol educativo que asumieron desde el principio estuvo orientado a mejorar las condiciones de vida del presente y el futuro. En ese entonces confió casi todo el potencial a la educación y puso su fe en la organización popular.

Muchas emisoras, además, no actuaban aisladas. Constituían una serie de propuestas más globales. Propuestas -de la iglesia casi siempre- que intentaban enlazar trabajos productivos, atención primaria de salud, promoción de la mujer, rescate cultural, etc.

Las iniciativas buscaban mejorar el uso de los recursos naturales por parte de los marginados, elevar su conciencia y participación en la solución de sus propios problemas, levantar sus niveles de "resistencia u ofensiva" respecto de modelos dominantes. Las radios aportaban al respecto con programas y mensajes permanentes.

Evidentemente, las versiones implícitas o explícitas respondían a los tiempos. Hoy podemos identificar algunas limitaciones. Por ejemplo, el poco peso que dimos a lo regional y local. O la sobreestimación que atribuímos a los aspectos sociales-económicos, en detrimento de los políticos y culturales. O los enfoques paternalistas.

En todo caso, reiteramos el interés y tratamiento permanente al tema del desarrollo. Una versión "alternativa" siempre estuvo presente... alternativa a los modelos impuestos desde afuera, a las propuestas economicistas. El rechazo actual al modelo neoliberal de desarrollo es la más reciente batalla de esa guerra.

Hoy, las tendencias apuntan hacia las propuestas integrales, las de rostro y corazón humanos, las de involucramiento y construcción participativa, las descentralizadas, las soberanas... El debate continúa y sobre todo el esfuerzo por aplicar las declaraciones al campo específico de la radio, tanto en sus programas como en las relaciones con otras instancias oficiales y de la sociedad civil.

Con lo ecológico sucede algo similar. La preocupación por los recursos y la naturaleza ha estado presente. Pero, por supuesto, sin las conexiones, la sistematicidad y la visión actual. Sólo en los últimos años se incorporan oficial y estructuralmente los temas ecológicos en la agenda ALER. Sin embargo, varias emisoras fueron pioneras en la defensa de determinados recursos naturales. Radio Santa Cruz y La Voz de la Selva son ejemplos valiosos.

Por todo lo dicho, reiteramos que los conceptos "desarrollo" y "ecología" no han estado explícitamente presentes en la forma en que hoy los concebimos. Pero existen bases teóricas y prácticas para profundizarlas en el futuro. Y muchas propuestas que irán haciéndose realidad en la labor diaria de las emisoras.

Mencionamos finalmente, que todas las iniciativas y desafíos de los últimos años vislumbran la potenciación de estos temas. Por ejemplo la ofensiva de relación con ONGs de desarrollo alternativo o ecologistas. El debate y la forja de opinión pública respecto a estos temas macro y domésticos. El aumento de la participación de los destinatarios en autogestión y desarrollo. La defensa del hábitat y la vida de los pueblos amazónicos.

Con estas consideraciones, pasamos a revisar los resultados de los estudios de caso. En las conclusiones y recomendaciones del final, enlazaremos nuevos aspectos de estas dos secciones del texto.


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