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Despacho de la primera dama de la República de Bolivia - Resumen de la presentación en el taller regional: una educación en población para jóvenes rurales a nivel nacional

Lic. CAROLA MUÑOZ

ANTECEDENTES

En los últimos años, se han desarrollado acciones orientadas a mejorar los indicadores sociales de la población boliviana del área urbana y rural del país, para superar las limitaciones económicas, sociales y políticas que caracterizan nuestra historia. La Reformas de Participación Popular, Descentralización Administrativa, han complementado una nueva visión de políticas y han proporcionado novedosos mecanismos de gestión participativos para atender las demandas del desarrollo humano en cada región. En los últimos tres años, se ha transformado la manera de diseñar y ejecutar políticas sociales en Bolivia, bajo el marco conceptual del desarrollo humano.

El desarrollo humano, concibe al individuo como el sujeto del desarrollo y busca fortalecer sus capacidades, facilitándoles oportunidades equitativas, libre de sesgos discriminatorios por género o etnia. Las políticas públicas que desarrollamos los bolivianos, buscan universalizar el acceso a los servicios sociales (educación, salud, servicios básicos), así como también a mercados productivos (empleo, tierra, crédito) para efectivizar el desarrollo pleno de sus capacidades personales.

Uno de los mayores retos de la gestión de políticas sociales en Bolivia es compatibilizar la magnitud de las demandas sociales con la prestación de servicios e inversión de manera ágil, oportuna y sostenible.

En este marco, se inscribe el trabajo de la Primera Dama de la Nación, en relación a la adolescencia y juventud boliviana, cuyo objeto central es desarrollar una estructura de políticas públicas cuyo sujeto central sean los y las jóvenes y adolescentes de Bolivia.

Como parte de una iniciativa regional de las Primeras Damas de América Latina y el Caribe, se ha formulado el proyecto de Prevención del Embarazo Adolescente, cuya finalidad es propiciar la formulación de políticas y programas nacionales, dirigidas a prevenir el embarazo adolescente. A medida que el estudio fue avanzando, nos dimos cuenta que sin un marco de políticas expresas dirigidas a la adolescencia y la juventud, la Prevención del Embarazo Adolescente como cualquier otro programa específico se desarrollarían en un contexto de fragilidad respecto a los resultados como a su alcance y su permanencia en el tiempo.

Por ello, la Primera Dama de la Nación tomó la iniciativa de ampliar su trabajo a la propuesta de formulación de políticas integrales y planes de acción para la juventud, aplicables a nivel nacional, departamental y local. Para ello, convocó y conformó un Comité Interinstitucional al más alto nivel, con funciones normativas que asegure la definición de políticas adecuadas a las características y necesidades de ese grupo poblacional. Complementando ese objetivo, se trata en la actualidad de crear una base de soporte de dichas políticas a nivel nacional y local, que permita que para su realización se involucre al Estado: los organismos públicos, las organizaciones no gubernamentales, la cooperación internacional y las propias agrupaciones juveniles.

A la fecha, en el camino de conocer la realidad de jóvenes y adolescentes y dar respuestas, se ha avanzado en diferentes tópicos de la investigación y la generación de bases para la formulación de políticas. Uno de estos insumos es precisamente el proyecto de Prevención del embarazo Adolescente, que sin ser una propuesta acabada, al menos es un insumo importante con miras a alimentar la propuesta de políticas públicas.

MARCO DE REFERENCIA

Dada la concentración de los ejes temáticos de este Taller Regional, considero oportuno compartir con ustedes uno de los aspectos que conformará parte de las políticas a favor de la población adolescente. Se trata del tema que originó este proceso anteriormente relatado y que tiene que ver con la Prevención del Embarazo Adolescente. La adolescencia constituye una etapa de la vida que se caracteriza por conflictos de orden biológico, psicológico y social.

En esta transición entre la niñez y la juventud, los adolescentes enfrentan problemas cuya resolución se ve interferida por percepciones de vida propia del joven, y también por un entorno familiar no siempre apto en dar apoyo y posibilitar soluciones. A lo anterior hay que agregar los pocos conocimientos en salud general y reproductiva que tiene este grupo poblacional.

Existe una insatisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje requeridas para un desarrollo psicoafectivo sano y maduro de los niños y jóvenes, hecho que se agrava por las carencias en orientación sexual que observan las nuevas generaciones.

Los efectos inmediatos son el elevado número de embarazos no deseados, con repercusiones desfavorables en su salud y en la conformación de parejas y familias estables. Debido a que hay proliferación de mensajes contradictorios, los adolescentes crecen asumiendo que la sociedad se ha despojado de sus valores.

Las consecuencias sociales, educativas y económicas del embarazo en adolescentes son conocidas, por cuanto una niña que es madre a los 16 años, tiene decidido el 90% de su vida futura. La posibilidad de permanecer pobre, con déficit educativo y muchas veces denigrada por la familia y la sociedad, y también por el compañero, son situaciones que se dan casi con seguridad.

La falta de servicios de salud orientados hacia la población joven acentúa aún más el poco interés que la sociedad demuestra hacia este grupo poblacional. Por tanto, a pesar de que la población adulta es en gran parte responsable de la confusión, desorientación y desconfianza que experimentan muchos jóvenes, hay una obligación moral para abrir nuevos horizontes hacia los que las nuevas generaciones puedan canalizar sus esfuerzos y energías.

La población adolescente es pocas veces considerada como prioritaria. Debido a que la mortalidad por causas evitables entre los 10 y 19 años es muy baja y porque la mayoría de los problemas que enfrentan los jóvenes son de índole social y afectivo y por tanto de difícil abordaje, la colectividad se siente poco responsable y comprometida. Pero si tenemos en cuenta que gran parte de los adolescentes trabaja y otra parte se prepara para ingresar al mercado laboral y conformar una familia, cualquier medida sanitaria, educativa o social estará encaminada a proteger a una población potencialmente productiva.

Pero, una situación particular es la que enfrenta la mujer adolescente, en el marco de la discriminación de género y la desvalorización de la mujer. Debido a que la sociedad ofrece menor oportunidad de participación y equidad en el trato con la mujer, muchas adolescentes perciben en el matrimonio o la formación de facto de pareja, la única opción posible y visible. Esto constituye uno de los puntos más bajos de su nivel de autoestima, con repercusiones en su vida futura, como mujer y como madre.

ASPECTOS SOCIODEMOGRAFICOS DE LA POBLACIÓN ADOLESCENTE EN BOLIVIA

Con el fin de sugerir recomendaciones, me voy a permitir resumir alguna información proveniente de la investigación realizada en el Despacho de la Primera Dama de Bolivia. Proviene de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 1994, de la observación y entrevistas en profundidad a 670 adolescentes comprendidos entre 10 a 19 años, e incluye también la Encuesta Integrada de Hogares 5a Ronda 1993 que incluye 5.845 hogares, con 6.469 observaciones de mujeres y varones entre 10 a 19 años de edad.

La población adolescente boliviana es notablemente elevada, abarca casi un cuarto de la población total. Se estima que para el año 2000 el grupo de menores de 19 años alcanzará al 50% de la población total (Anexo N° 1).

La mayoría de varones entre los 10 y 14 años viven en el área rural, mientras que la mayoría de los hombres entre 15 a 19 años viven en las áreas urbanas, lo que indica una clara migración del sector rural al urbano. La presencia de mujeres entre 10 y 14 años es casi igual en las dos áreas. Sin embargo, hay un notable número de mujeres entre 15 y 19 años de edad que migran a la ciudad. Esto nos lleva a pensar que para formar un criterio relativamente claro del comportamiento del adolescente boliviano, sería suficiente observar los hábitos y patrones de conducta del adolescente urbano, sin que ello signifique ignorar sus patrones culturales fruto de su origen étnico.

BOLIVIA: POBLACION ADOLESCENTE, SEGUN GRUPO DE EDAD Y AREA DE RESIDENCIA (1995).

EDAD

HOMBRES

MUJERES


URBANO

RURAL

URBANO

RURAL

10 a 14

13.3%

15.2%

13.0%

13.4%

15 a 19

10.4%

9.1%

10.8%

8.3%

LA EDUCACIÓN

Los indicadores de educación, muestran importantes brechas de género. La tasa de asistencia escolar para niñas es de 72% y para niños es de 76.5%. El menor acceso de las mujeres, así como el abandono escolar temprano se debe a factores socioeconómicos y culturales, tales como la preferencia de la familia por la educación de los hijos varones y la supuesta obligación de la realización de tareas domésticas por parte de las niñas. Al mismo tiempo, factores como la diferencia de calidad en la dotación de servicios educativos, los contenidos discriminatorios de los textos escolares y la actitud de muchos educadores desincentivan la autoestima o interés de las niñas en lograr mejores niveles educativos.

La mujer que asiste a la escuela, lo hace con un significativo rezago, vale decir que una gran parte de las mujeres ingresan a un nivel escolar inferior al correspondiente a su edad. El abandono escolar es más representativo en las mujeres que en los varones adolescentes. Finalmente, el analfabetismo, a pesar de haber disminuido notablemente en el país, es mayor en las mujeres que en los hombres.

Las diferencias geográficas de nuestro país se manifiestan en variaciones puntuales, siendo los Llanos la región más afectada. Por ejemplo, en los Llanos la proporción de analfabetismo es más elevada en los varones que en las mujeres. El rezago y la inasistencia escolar también son mayores en esta región. Estos datos tienen implicaciones socioeconómicas, porque los jóvenes que logran mayores niveles de educación están en mejores condiciones de enfrentar los desafíos actuales. Además, para el caso de programas de salud y orientación sexual escolares, la no matriculación y la deserción escolar obligan a pensar en estrategias extracurricualres.

La falta de instrucción en el adolescente tiene un efecto importante en su conducta. La necesidad de otorgar educación sexual a nivel primario es muy importante, debido a que los estudiantes abandonan la escuela antes o al finalizar este nivel. En consecuencia, los niños llegan a la adolescencia con conocimientos originados en fuentes no confiables respecto a la sexualidad (medios de comunicación, amistades, creencias populares, etc.).

Adicionalmente, la falta de acceso a la escuela y la deserción escolar de las mujeres, incide en otros aspectos relacionados con mejores niveles de calidad de vida.

SEXUALIDAD, EMBARAZO PRECOZ Y ABORTO

La sexualidad del adolescente es un componente muy importante dentro de su identidad. De todas las pautas de desarrollo, esta es la más compleja y representa una multiplicidad de facetas interconectadas, que van desde la niñez, de la calidad de interacción con sus padres, hasta la influencia de pautas morales y sociales de la última década.

Dentro de las mayores preocupaciones de la problemática de la adolescencia tenemos el embarazo precoz, siendo numerosos los factores, entre los que podemos mencionar: el crecimiento de la población sexualmente activa no se acompaña del aumento en la información y los servicios que permitan decidir sobre su cuerpo. Generalmente el embarazo precoz tiene como procedencia un nivel socioeconómico bajo, inestabilidad y conflictos familiares, presiones de parte de sus padres, situación socioeconómica carente de oportunidades reales de progreso, ignorancia de su propia fisiología, poca comunicación familiar, entre otros.

La edad en que las mujeres comienzan a tener hijos constituye un factor demográfico importante. Las mujeres comienzan a tener hijos antes de los 21 años, una de cada tres tiene antes de los 20 años y el 18% tiene antes de cumplir 18 años.

El adolescente boliviano tiene su primera relación sexual antes de alcanzar los 19 años de edad. A tal efecto, los adolescentes entre 15 a 19 años son sexualmente activos en casi un 50%. Un 18% de estos jóvenes declaran estar en abstinencia por parto y un 30% se abstiene por otras razones.

Mientras en el altiplano el embarazo precoz, que abarca un 15% de los embarazos del grupo 15 a 19 años, forma parte de un patrón cultural que implica la necesidad de demostrar fertilidad a partir de los 14 años, en los Llanos la fecundidad es un fenómeno que se atribuye a la falta de actividad y al abandono educativo. El 22.5% de las madres de este grupo etario ya son madres o están embarazadas. El 18% de las adolescentes en toda Bolivia son madres antes de los 19 años.

En Bolivia, de los 220.000 niños que nacen vivos cada año, el 10% son de madres adolescentes.

Los hijos de madres adolescentes, peor si éstas son solteras, tienen 10 veces más probabilidades de morir en el primer año de vida.

De acuerdo a la información recogida, el 42% de las madres adolescentes entre 15 a 19 manifiestan su deseo de no tener más hijos. Se encontró, además, que la mitad de las muertes maternas se producen durante el embarazo y el otro 50% durante el parto o puerperio. Un importante indicador es que el 47% de las muertes maternas registradas en ese grupo de edad se deben a hemorragias, lo que sospechosamente se relaciona con el aborto. La cantidad total de abortos adolescentes es muy difícil de precisar debido a su ilegalidad y clandestinidad.

El embarazo precoz es generalmente no deseado. Una de las consecuencias inmediatas del embarazo precoz es el finalizar el mismo a través del aborto, que, a excepción de algunos países, su práctica es ilegal. Algunos de los factores que condujeron a esta situación, citadas por un 37% de las entrevistadas, son: la falta de información sobre salud reproductiva incrementa los riesgos en los embarazos no deseados. Algunos de los métodos anticonceptivos mas usados no son los más apropiados para las y los adolescentes. Generalmente las adolescentes que deciden abortar son solteras y carecen de apoyo financiero y emocional, lo que obliga a la búsqueda de métodos baratos poco seguros. La demora en la búsqueda de ayuda arriesga más la salud de las adolescentes. Tiene un impacto psicológico negativo.

INASISTENCIA A LOS CENTROS DE SALUD

La accesibilidad de la población a los servicios de salud en general es aún insuficiente. Las principales causas que dificultan ese acceso son económicas y geográficas, y para los adolescentes, además, la ausencia de servicios especializados que desarrollen una atención integral considerando los aspectos biológicos y sicosociales, propios de la edad.

La inasistencia a los servicios de salud es visible en adolescentes de hogares monoparentales y nucleares simples. Alrededor del 20% de adolescentes de estos grupos no asisten a centros de atención, comparados a un 10% en familias extendidas o compuestas. La escolaridad de los miembros de la familia juega un rol importante en la asistencia a los centros de salud. Existe una alta correlación con la escolaridad de los jefes de hogar, donde a mayor escolaridad, mayor asistencia.

Otro tema que incide en la inasistencia a los servicios de salud, es la falta de adecuación cultural y trato humanizado en los centros de salud. Como se sabe, Bolivia es un país pluricultural y multiétnico, donde la única estrategia para lograr una mejora en el sistema de atención de salud, es orientarse a promover un trato más humanizado en los servicios de salud, respetando las prácticas culturales y atendiendo las demandas de los diferentes grupos etarios de la población.

ANTICONCEPCIÓN

El conocimiento de métodos anticonceptivos y de prevención de enfermedades de transmisión sexual está altamente correlacionado con el nivel de instrucción alcanzado. Sin embargo, el conocimiento no es una condicionante de la utilización de los mismos. En áreas urbanas, alrededor del 95% de los adolescentes con más de 8 años de estudio conocen algún método anticonceptivo. Sin embargo, solo el 6% de los adolescentes sexualmente activos de áreas urbanas en el Altiplano los usan.

BOLIVIA: POBLACION ADOLESCENTE QUE CONOCE ALGUN METODO DE ANTICONCEPCION.

ZONA GEOGRAFICA

URBANO

RURAL

ALTIPLANO

6%

5%

LLANOS

30%

28%

En los centros urbanos del valle y los llanos, este porcentaje alcanza al 30%.

PARTICIPACIÓN LABORAL

Muchos adolescentes - más de los que quisiéramos - enfrentan la responsabilidad de complementar los ingresos familiares; otros son jefes de hogar en ausencia de uno o de ambos padres. Estos jóvenes atraviesan fugazmente el período adolescente, lo cual no es precisamente una ventaja. Seis de cada diez adolescentes pobres del sector urbano se encuentran económicamente activos. La actividad central de las mujeres es el servicio doméstico. Los varones trabajan en mayor proporción en actividades de manufactura y comercios.

Del total de adolescentes en edad de trabajar el 21% está ocupado o buscando trabajo. En el área rural, la tasa de participación es más alta (32.5%); los varones son los que mayormente confluyen en el mercado de trabajo. Situaciones que pueden ser explicadas por la contribución de los adolescentes, a muy temprana edad, en faenas agrícolas.

Los adolescentes pobres son más activos que los jóvenes de otros sectores sociales, con tasas de participación relacionadas a los ingresos de sus hogares. Sin embargo, los adolescentes pobres están limitados a empleos precarios, inestables y poco calificados. Esto supone que gran parte de esos trabajos aportan muy poco al aprendizaje de nuevos conocimientos. Muy pocas esperanzas de progreso tiene una madre adolescente que trabaja en el servicio doméstico la mayor parte de su vida.

Al calor de los resultados de nuestra investigación, consideramos pertinente realizar las siguientes recomendaciones:

1. Formular políticas en favor de los jóvenes y adolescentes cuyo sujeto central sean el adolescente y joven.

2. Favorecer en las instituciones de salud y otras el diseño y la puesta en marcha, de manera coordinada o conjunta, de programas dirigidos a los adolescentes, en particular aquéllos que permitan prevenir el embarazo adolescente.

3. Propiciar la producción y/o actualización de informes situacionales con indicadores sociales y económicos de la población adolescente, con énfasis en temas de salud reproductiva.

4. Buscar mayor articulación en el terreno de la investigación, prestando atención a los instrumentos para la recolección de datos estadísticos provenientes de censos, registros regulares y servicios de salud, educación y trabajo, a fin de alimentar la evaluación de impacto y el monitoreo de proyectos y programas dirigidos al adolescente.

5. En base abordajes interinstitucionales y transdisciplinarios del problema, y bajo un enfoque de género, cooperar en la formulación de políticas nacionales en favor de la adolescencia, siendo uno de sus componentes la educación sexual y la salud reproductiva de los adolescentes.

6. Promover la capacitación de equipos multidisciplinarios en gineco-obstetricia infanto-juvenil, y en la implementación de servicios de consejería y de atención de adolescentes embarazadas.

7. Atención especializada a la adolescente en el área de salud reproductiva.

8. Atención a la adolescente en emergencias por complicaciones de abortos clandestinos.

9. En los servicios, desarrollar la atención con un enfoque de equidad y respeto a la diversidad étnica y cultural del usuario.

10. Incorporar en los diferentes procesos de programas en salud reproductiva para adolescentes, a líderes comunitarios, organizaciones juveniles, de padres de familia y profesores.

11. Recuperar experiencias de trabajo local con adolescentes como base para el análisis y la adaptación a políticas nacionales.

12. Desarrollar programas integrales, con actividades destinadas a la salud física, reproductiva, mental y sexual de la población adolescente y prevención de problemas sociales.

14. Información, educación, comunicación social como estrategia extraescolar global.

15. Incorporar la educación sexual en el curriculum escolar.

16. Modernizar la legislación, con un enfoque de equidad.

17. Fortalecer las redes regionales y nacionales de instituciones que trabajan con adolescentes.

18. Apoyar el fortalecimiento de las organizaciones juveniles.

En cuanto al seguimiento de acciones del taller Regional, proponemos que en el mismo se acuerde una plataforma de acción en favor de la juventud, que contenga aspectos de consenso abordados en la reunión, y que puede ser evaluado en base a las medidas asumidas por los diferentes gobiernos participantes al cabo de un año.

La base de esta plataforma se realizaría en base a los compromisos asumidos por los países en las Conferencias Internacionales del Sistema de Naciones Unidas.


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