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El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2015 (SOFA): La protección social y la agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural










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    Book (series)
    El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2014 (SOFIA)
    Oportunidades y desafíos
    2014
    En un mundo en el que más de 800 millones de personas siguen padeciendo malnutrición crónica y en el que se espera que la población mundial aumente en otros 2 000 millones hasta llegar a los 9 600 millones de personas para el 2050 (con una concentración en las zonas urbanas costeras), tenemos que enfrentar el inmenso desafío que supone alimentar a nuestro planeta y proteger al mismo tiempo sus recursos naturales para futuras generaciones. En esta nueva edición de El estado mundial de la pesca y la acuicultura, se destaca el importante papel que la pesca y la acuicultura desempeñan en la eliminación del hambre, el fomento de la salud y la reducción de la pobreza. Nunca antes se ha consumido tanto pescado ni se ha dependido tanto del sector para alcanzar una situación de bienestar. El pescado es muy nutritivo, una fuente vital de proteínas y nutrientes esenciales, especialmente para muchos miembros más pobres de nuestra comunidad mundial. La pesca y la acuicultura son una fuente no solo de salud, sino también de riqueza. El empleo en el sector ha crecido más rápido que la población mundial. El sector da empleo a decenas de millones de personas y es la base de los medios de vida de cientos de millones más. El pescado sigue siendo uno de los productos más comercializados en todo el mundo. Es especialmente importante para los países en desarrollo, pues en ocasiones tiene un valor que asciende a la mitad del total de los productos que dichos países comercializan. Sin embargo, es ne cesario considerar otros aspectos además de la economía y asegurar que el bienestar ambiental sea compatible con el bienestar humano a fin de que la prosperidad sostenible a largo plazo sea una realidad para todos. Para ello, fomentar la responsabilidad y la sostenibilidad de la pesca y la acuicultura es fundamental para nuestra labor y nuestros objetivos. Reconocemos que la salud de nuestro mundo, así como nuestra propia salud y seguridad alimentaria futura, dependen de nuestra manera de tratar a este planeta azul. A fin de proporcionar una gestión más amplia y una gobernanza mejorada del sector, la FAO está promoviendo el Crecimiento Azul como un marco coherente para la ordenación sostenible y socioeconómica de nuestros recursos acuáticos. Anclado en los principios establecidos ya en 1995 en el Código de Conducta para la Pesca Responsable, el Crecimiento Azul se centra en la pesca de captura, la acuicultura, los servicios ecosistémicos, el comercio y la protección social. En consonan cia con el Marco estratégico revisado de la FAO, la iniciativa se centra en la promoción de la utilización sostenible y la conservación de los recursos acuáticos renovables de manera económica, social y ambientalmente responsable. Su objetivo es reconciliar y equilibrar las prioridades entre el crecimiento y la conservación, y entre la pesca industrial y artesanal y la acuicultura, asegurando beneficios equitativos para las comunidades. Para alcanzar estos objetivos, la iniciativa del Crecimient o Azul se nutre de conocimientos técnicos procedentes de toda la Organización. La FAO reconoce la importante contribución de la pesca en pequeña escala a la mitigación de la pobreza y a la seguridad alimentaria. A fin de fortalecer a las comunidades del sector, a menudo vulnerables y marginadas, la FAO ha venido apoyando activamente la elaboración de las Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala y ha estado colaborando con los gobiernos y los actores no estatales a fin de ayudar a los países en la aplicación de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques. Estos esfuerzos se corresponden en gran medida IV con el Año Internacional de la Agricultura Familiar en 2014, durante el cual seguiremos poniendo de relieve la importancia de la acuicultura, en especial de la piscicultura en pequeña escala, y apoyaremos su desarrollo. La producción mundial de pescado sigue creciendo a un ritm o más rápido que la población mundial y la acuicultura se mantiene como uno de los sectores de producción de alimentos de más rápido crecimiento. En 2012, la acuicultura estableció otro máximo histórico de producción y ahora proporciona casi la mitad del pescado destinado a la alimentación humana. Se prevé que esta proporción aumente un 62 % para el 2030, debido a la estabilización del rendimiento de la pesca de captura salvaje y al aumento considerable de la demanda de una nueva clase media mun dial. Si se desarrolla y practica responsablemente, la acuicultura puede generar beneficios duraderos para la seguridad alimentaria mundial y el crecimiento económico. El sector de la pesca y la acuicultura se enfrenta a grandes desafíos. Estos van desde el azote de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) a las prácticas perjudiciales de pesca, el despilfarro y la mala gestión de los asuntos públicos. Todos se pueden superar con una mayor voluntad política, alianzas estratégicas y una participación más plena de la sociedad civil y el sector privado. Es preciso fomentar la buena gobernanza garantizando la asimilación y aplicación de los instrumentos internacionales, tales como el Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto, y es necesario estimular soluciones innovadoras con las empresas y la industria. Todos tenemos un papel que desempeñar con objeto de facilitar que la pesca y la acuicultura prosperen de forma responsable y sostenible para las generaciones prese ntes y futuras. A este respecto, espero sinceramente que esta edición de El estado mundial de la pesca y la acuicultura les resulte un valioso instrumento de consulta y que mejore su comprensión de la función vital que la pesca y la acuicultura pueden desempeñar para realizar el futuro de seguridad alimentaria y sostenibilidad al que aspiramos.
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    Book (stand-alone)
    El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2015 Resumen (SOFA)
    La protección social y la agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural
    2015
    Muchos países han cumplido los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) sobre reducción de la pobreza; sin embargo, muchos otros se están retrasando y el reto posterior a 2015 consistirá en la erradicación total de la pobreza y del hambre. La mayoría de los países en desarrollo reconocen cada vez más que se necesitan medidas de protección social para mitigar las penurias inmediatas de las poblaciones que viven en la pobreza y para impedir que otros caigan en ella cuando se produce una crisis. L a protección social puede ayudar también a sus beneficiarios a ganar productividad permitiéndoles la gestión de riesgos, la creación de activos y la dedicación a actividades más rentables. Estos beneficios se difunden más allá de los receptores inmediatos a sus comunidades y a la economía en general, a medida que los receptores adquieren alimentos, insumos agrícolas y otros bienes y servicios rurales. Pero la protección social solo puede ofrecer un camino sostenible para salir de la pobreza si e n la economía existe un crecimiento inclusivo. En la mayoría de países de ingresos bajos y medianos la agricultura sigue siendo el mayor empleador de las personas pobres y constituye una fuente importante de sus medios de vida a través de salarios y de su propia producción para el consumo de los hogares y el mercado. La pobreza y sus corolarios, es decir, la malnutrición, las enfermedades y la falta de formación, limitan la productividad agrícola. Por consiguiente, proporcionar de forma integrad a una protección social y un desarrollo agrícola da lugar a sinergias que pueden aumentar la eficacia de ambos.
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    Brochure, flyer, fact-sheet
    Programa de la FAO de respuesta y recuperación ante la pandemia COVID-19 – Inclusión económica y protección social para aliviar la pobreza
    Respuestas en favor de las personas pobres para una recuperación económica inclusiva tras la pandemia
    2021
    La pandemia COVID-19 está afectando de manera directa e indirecta la salud y el bienestar en todo el mundo. La enfermedad y las medidas de contención están exacerbando las desventajas sociales y económicas de las personas más vulnerables de la sociedad. Estos impactos sociales y económicos podrían provocar reveses devastadores en los esfuerzos por lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Las persistentes desigualdades entre poblaciones rurales y urbanas, ricos y pobres, mujeres y hombres exacerbarán estos efectos. Las personas que viven en las zonas más afectadas por el cambio climático, los conflictos, el desplazamiento forzoso y la migración se verán aún más vulnerables. Las consecuencias socioeconómicas de la pandemia COVID-19 resaltan con mayor urgencia al llamado a la erradicación de la pobreza, especialmente en las zonas rurales. Teniendo en cuenta que cerca del 80% de los 734 millones de personas en pobreza extrema viven en zonas rurales, y que casi el 70% de las metas de los ODS se refieren a zonas rurales para lograr la Agenda 2030 es preciso dedicar mayor atención en el desarrollo rural. Según estimaciones actuales del Banco Mundial, la crisis impulsada por la pandemia COVID-19 podría hacer que a hasta 100 millones de personas se encuentren en situación de pobreza extrema para finales de 2020. Las comunidades rurales están menos preparadas y tienen menor capacidad para hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y, dado el carácter interconectado de la mayoría de los espacios rurales, esto conlleva repercusiones significativas para los medios de vida rurales, los sistemas alimentarios en general y la seguridad alimentaria a nivel nacional. Las zonas rurales y las poblaciones rurales son una parte integral de las cadenas de suministro de alimentos en la producción, procesamiento, comercio y transporte, y se ven directamente afectadas por perturbaciones en la demanda y cualquier restricción de movilidad de la fuerza laboral o el transporte de bienes. La mayor parte de las poblaciones rurales, en especial las personas pobres, dependen de fuentes de ingresos diversificadas para su subsistencia, incluyendo jornales agrícolas y actividades no agrícolas. La actividad económica en las zonas rurales, especialmente para mujeres y jóvenes, es mayoritariamente informal.

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