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EL GÉNERO PROSOPIS “ALGARROBOS” EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. DISTRIBUCIÓN, BIOECOLOGÍA, USOS Y MANEJO. (continuar)

I.2.12 UBICACIÓN TAXONÓMICA

Nombre científico: Prosopis chilensis (Molina) Stuntz.emend Burkart

Nombre común para Argentina: “Algarrobo”, “Algarrobo blanco”, “Algarrobo de Chile”, “Arbol blanco” (Argentina, Perú, Chile)

Nombre común para Bolivia: “Cupesi”, “Thako”, “Algarrobo de Chile”, “Mezquite”,

Sinónimos para Bolivia: Prosopis silocuastrum (leg) D.C.

Nombre común para Chile: “Algarrobo”, “Algarrobo chileno”, “Algarrobo del centro” Sinónimos para Chile: Ceratonia chilensis Mol. Mimosa siliquastrum Cav., Acacia siliquastrum (Cav.) DC, Prosopis chilensis (Mol.) Stuntz.

Nombre común para Perú: “Algarrobo”, “Algarrobo blanco”

Sinónimo para Perú: Ceratonia chilensis Molina

Variedades: Prosopis chilensis (Molina)Stuntz var.chilensis
Prosopis chilensis (Molina) Stuntz var.riojana
Prosopis chilensis (molina) Stuntz var.catamarcana

Familia: Mimosaceae (Leguminosae: Mimosoideae)

DESCRIPCIÓN BOTÁNICA

Prosopis chilensis tiene una gran plasticidad en su hábito de crecimiento, encontrándose en sus poblaciones naturales individuos arbustivos, subarbóreos y arbóreos muy grandes, y con gran variabilidad en la presencia y magnitud de las espinas, y en el tamaño y forma de los frutos.

Es un árbol de larga vida, de tronco entre 3 a 12 m de altura, con un diámetro a la altura del pecho de 0,6 a 2,5 m, copa redondeada, color verde oscuro, ramas flexuosas, heliófilas, mueren en la base de la copa y permanecen como un enrejado, nudosas, parcialmente espinosas, espinas axilares, geminadas, uninodales, duras, de hasta 6 cm de longitud; Galera (1993).

Las hojas son deciduas, glabras, con 1 a 3 yugas con mucrón alargado de 2 mm de longitud; pecíolo (incluído el raquis) de 1,5 a 12 cm de longitud; pinnas con 10 a 29 yugas. Los folíolos distantes entre si de 4 a 12 mm entre par y par, glabros o con algunas cilias marginales, subcoriáceos, enteramente verdes, lineales, rectos o subfalcados, generalmente agudos o mucronados, redondeados y asimétricos en la base.

Las flores dispuestas en racimos espiriformes, densifloros, de 7 a 12 cm de longitud, de color verde-blanquecinas a amarillentas, el cáliz de 1 mm de longitud, la corola con pétalos de 3 mm de longitud, velludos en la cara interna, estambres de 5 a 6 mm de longitud, ovario pubescente. Aproximadamente 250 por racimo.

El fruto es una legumbre linear, comprimida, con los márgenes paralelos, de color pajizo, estipitada y acuminada, casi recta, curvada o con forma de “s” falcada o subfalcada, de 12 a 18 cm de longitud por 1 a 1,8 cm de ancho por 0,6 cm de grosor. El mesocarpo azucarado, palatable, con 20 a 32 artejos transversal rectangulares, subcoriáceos, fáciles de abrir. Semillas ovoideas comprimidas, castañas, de 6 a 7 mm de longitud por 3,4 a 5,1 mm de ancho por 1,8 a 2,5 mm de grosor; Burkart (1976).

Las variedades riojana y catamarcana se diferencian por tener las hojas con una yuga y los folíolos más cortos y anchos que la variedad chilensis, que tiene generalmente dos yugas con folíolos más largos y angostos de 1,1 a 5,4 cm de longitud por 1,1 a 3 mm de ancho.

La variedad riojana tiene vainas casi rectas con 7 a 15 artejos subcuadrados, mientras que la var. catamarcana es semicircular o anular, a veces en forma de “s” con cerca de 30 artejos rectangulares, con mayor cantidad de pulpa que las otras variedades.

Este algarrobo es dentro del Género, una de las especies que presenta mayor variabilidad en sus diferentes caracteres; Karlin et al (1997).

EN BOLIVIA: la descripción botánica es la siguiente: árbol espinoso, erguido que alcanza de 8 a 15 m de porte. Tiene tronco corto acanalado y torcido, ramas extendidas, copa amplia redondeada. Presenta sistema radicular extendido y raíz pivotante profunda. Con hojas compuestas bipinnadas con 1 a 3 pares de pinnas, folíolos lineales a veces con un par de espinas en la base de las hojas. Las flores amarillo-verdosas en espigas densas y largas, muy abundantes. Los frutos son legumbres o vainas amarillentas delgadas, largas, carnosas con pulpa de sabor dulce; Lara Rico et al(1997). La floración ocurre de septiembre a octubre y los frutos maduran de noviembre a diciembre.

La especie requiere de 100 a 600 mm de precipitación anual y soporta 8 a 11 meses de sequía, tolera altas temperatura de 20 – 27°C. Es muy sensible a las heladas, especialmente en las etapas juveniles. Requiere suelos livianos bien drenados, pero se adapta a otras condiciones. Muy resistente a la salinidad. El árbol crece bien hasta los 2.900 msnm, en terrenos llanos o planos, donde sus raíces pueden alcanzar acuíferos subterráneos, en áreas donde la precipitación es inferior a 300 mm ; Lara Rico (1997).

EN PERÚ: en Sechura, Piura, crece en suelos calcáreos, con presencia de conchas de moluscos e irrigado con agua salina con una conductibilidad eléctrica de 23 μhos. El agua del subsuelo se encuentra a profundidades de 10 a 20 m.

Es una especie de rápido crecimiento; en plantaciones artificiales bajo riego, realizados en Sechura, se logran alturas de 2 m a los 18 meses de edad.

La producción de frutos se inicia al año 7 con 0,2 a 0,4 kg por árbol. En la zona mencionada la especie presenta floración tardía y en su primera floración no forma frutos. Soporta la brisa marina y fuertes vientos en las procedencias nativas del Perú; Romero Pastor et al(1997).

EN CHILE: se desarrolla en zonas desérticas y de clima mediterráneo perárido, árido y semiárido, con un promedio de precipitación anual de 28–356 mm, principalmente concentrada en el período invernal, pudiendo ésta llegar a ser nula en los años secos o bien erráticas, sucediendo en forma torrencial. El período seco es de 8– 12 meses. El régimen térmico se caracteriza por temperaturas muy contrastantes entre enero y julio, que son los meses más cálido y frío respectivamente, así como una gran amplitud entre las temperaturas diurnas y nocturnas. Puede soportar heladas ocasionales hasta -5°C. Las temperaturas medias anuales oscilan entre 14,3–14,9°C. Las temperaturas máximas absolutas son de 27,4° – 30,6°C.

P.chilensis en la Pampa del Tamarugal (Chile), se desarrolla con temperaturas mínimas de 2–12°C y máximas de 28–35 °C, con promedio anual de 16°C.

Tanto en su distribución norte como en el límite sur, la humedad relativa es siempre inferior al 78%, siendo en general ambientes muy secos, de alta evapotranspiración potencial, de intensa radiación solar y gran luminosidad. Prefiere los suelos secundarios de origen volcánico, gruesos, de textura arenosa o francoarenosa, a menudo muy pedregosos, alcalinos. Extremadamente resistente a la salinidad, puede crecer en suelos con pH entre 7,6–8,9 y muy ricos en sodio. Ocupa suelos de buen drenaje.

Se desarrolla en áreas montañosas en piedemontes o planos inclinados de depositación en faldeos de cerros y en terrazas aluviales antiguas, en sectores con acuíferos superficiales y subterráneos. Ocupa relieves con pendientes suaves a fuertes en las serranías interiores, creciendo generalmente entre los 500 y 1.500 msnm.

Se han observado árboles, en Chacabuco, con frutos en plena maduración en el mes de mayo. La cantidad de frutos oscila entre 10 hasta 150 a 200 kg de frutos por árbol. Para obtener un desarrollo y productividad adecuada en plantaciones, resulta imprescindible efectuar mejoramiento genético y evaluación de procedencia de individuos y poblaciones naturales. En plantaciones de 11 años de edad, en situación de suelos marginales y condiciones de aridez, en la provincia de Copiapó en el norte de Chile (zona perárida), se evaluó una altura promedio de 2,35 m y un diámetro de cuello de 7,83 cm. Así mismo, en plantaciones de 21 años, con un promedio de 65,3 árboles por ha, en el extremo norte (zona desértica), se estimó un volumen medio de 13,62 m3 por ha, con alturas promedios entre 2–15 m y diámetros entre 10 y 60 cm; Serra (1997).

BIOECOLOGÍA

EN ARGENTINA: Prosopis chilensis, es conocido como algarrobo blanco, se desarrolla exitosamente en condiciones naturales o cultivados en ambientes donde las precipitaciones van desde 50 mm hasta 500 mm. Por debajo de los 300 mm se comporta como freatófita obligada.

En ambientes donde las lluvias se concentran en un 70% en la época estival en el área de distribución.

Su rango de dispersión abarca temperaturas desde los 48 °C de máxima absoluta, hasta los 20°C. Algo sensible a las heladas, tolera de -3 a - 7°C. ocasionalmente en la zona de Córdoba.

Se encuentra en distintos tipos de suelos, especialmente en los franco arenosos. Tolera suelos con cierto tenor salino, pero no soporta anegamiento, donde el pH varía entre 7,6 a 8,9, muy ricos en sodio. En las Salinas Grandes, por ejemplo, se comporta como elemento presalino acompañado de quebracho blanco. Ragonese (1951). Suele ser cultivado por los pobladores debido a su rápido crecimiento y a la sombra de su copa. También se encuentra esta especie en áreas serranas sobre suelos con cierta pedregosidad o aluvionales hasta los 1000 msnm, y llega hasta los 2500 msnm en latitudes menores.

Forma parte de los bosques xerofíticos del centro y oeste argentino; aquí se comporta como freatófito donde el agua de lluvia penetra en el suelo y se acumula en las napas subterráneas y forma rodales puros. En Mendoza, donde se encuentra la especie, la napa está entre 5 y 25 m. Su sistema radicular está profusamente desarrollado en profundidad, hasta 20 m, esto le permite absorber agua de las napas freáticas; Celis (1995).

La fenología es variable según la altitud y altitud, aunque también existe una gran variabilidad (10 – 15 días) en el árboles y entre rodales. La caída de las hojas se produce en invierno, cuando ocurren heladas, o en su defecto cuando comienza la nueva brotación.

Presenta una interesante variabilidad, tanto en sus hojas como en sus frutos, a veces carecen de espinas. Hacia el sur de su área de dispersión (San Juan y Mendoza) presenta folíolos más cortos y más finos (entre 2,5–5,6 mm de largo) y en P.chilensis var catamarcana son más largos, de 3,4 a 8,2 mm.

La floración se produce en octubre, extendiéndose hasta noviembre. De la misma forma la fructificación comienza a fines de diciembre y se extiende hasta fines de febrero.

Estudios sobre la producción de flores y frutos en P.chilensis. Pinto Contreras (1987) muestra que estos algarrobos poseen una yema mixta, donde las estructuras reproductivas y vegetativas están dispuestas en un ápice vegetativo terminal; comienzan a desarrollarse en primavera, puede haber en esta época estructuras desarrolladas. El 50% de floración se produce en noviembre y los frutos crecen entre la primera semana de diciembre y la última de enero. Cien días luego de la floración aproximadamente el 50% de los frutos están maduros. Al comienzo de la primavera las inflorescencias y las hojas ya están bien desarrolladas. Y 20 días antes de la floración todas las inflorescencias están completamente desarrolladas. De todos modos se pueden diferenciar ciertas estructuras no desarrolladas todavía, que indicarían que habría un período de diferenciación floral a posteriori. Durante el período de floración, hacia finales de la primavera, ya no hay estructuras florales; durante el verano, 60 días luego de la floración, hacia el final del crecimiento de los frutos, aparecen estructuras de inflorescencias en crecimiento activo. Finalmente, 100 días después de la floración, hacia el final del verano, durante la madurez de los frutos, aparecen yemas de inflorescencias en diferentes estados de desarrollo, como las observadas a principios de la primavera. El principal período de inducción y diferenciación floral para esta especie, se produciría al mismo tiempo que el crecimiento de los frutos, así, cuando hay años con una gran producción de frutos habrá una competencia por asimilados entre los frutos y las yemas, que producirían en este caso un débil desarrollo de estas yemas y una menor producción de frutos para el año siguiente. Este fenómeno puede ser el origen de la alternancia de producción de frutos, que es uno de los principales problemas para el cultivo de este algarrobo con ese objetivo.

En las regiones con inviernos menos fríos presentan 2 a 3 períodos de floración durante el año, pero en inviernos muy fríos el desarrollo de las yemas está concentrado en el verano.

Entre las especies de la sección Algarobia se encuentran individuos con características intermedias que seguramente se deben a hibridaciones interespecíficas, haciéndose dificultosa la diferenciación. Una de las principales causas es que las flores de los algarrobos son protóginas, o sea que el estigma madura antes que las anteras. Por esta razón se favorece la fecundación cruzada. Se han registrado híbridos con Prosopis flexuosa.

Se han hecho estudios sobre variabilidad genética y se han analizado por medio de electroforesis horizontal en gel de almidón y poliacrilamida 17 locis isoenzimáticos, cuantificándose la variabilidad genética por el índice P (P= 53–71%) y H (H= 0,20–0,39), aplicando los estadísticos F de Wright se observó un exceso de homocigotas en ciertos locis de algunas poblaciones. A partir del coeficiente Fst se estimó el flujo genético entre poblaciones, Nm= 1,8 migrantes por generación. Las distancias genéticas N e I entre poblaciones D = 0.01 y D = 0.12 , las distancias mayores son tan altas como las registradas entre poblaciones de diferentes especies pertenecientes a la misma sección. Se ha encontrado una gran diferenciación genética entre poblaciones de P.chilensis, la variabilidad genética, la ocurrencia de híbridos interespecíficos y la plasticidad de adaptación a ambientes muy variados hacen a esta especie muy interesante desde un punto de vista agronómico, y debería tomarse en cuenta cuando se hace conservación de germoplasma; Julio (1996).

A. Verga (1999), a partir del análisis isoenzimático de semillas y morfológico de árboles semilleros de P.chilensis y flexuosa en el área sur del Chaco Árido, pudo comprobar la existencia de un proceso de introgresión. El nivel del flujo genético alcanzado en áreas con presión agrícola, junto a la asimetría de los cruzamientos entre ambas especies y los híbridos, hace suponer la existencia de un proceso de asimilación de P.chilensis, considerando que las poblaciones de esta especie son relativamente pequeñas y fragmentadas, es de suponer que a corto plazo (pocas generaciones) puede perderse la identidad de esta especie en la región, por lo que quedaría extinguido un origen de esta importante especie.

Las flores son abundantes y melíferas, con alta cantidad de néctar y polen. Una de las limitantes es la alta variabilidad entre los ejemplares de una masa y entre rodales.

La polinización es entomófila preferentemente por himenópteros.

Hay una relación directa entre la orientación y el número mediano de inflorescencias en virtud del efecto que produce la diferencia de la cantidad de luz recibida, que modificaría la temperatura en 10 grados, siendo la misma más elevada en el sector norte que en las yemas expuestas al sur de la planta; esto afecta los procesos, como por ejemplo la utilización de las reservas, que son ciertamente más activas en los tejidos, y esto sería una desventaja para el resto de la planta. Como consecuencia habría mayor cantidad de flores en la parte norte de la planta, lo que se traduciría en una mayor cantidad de frutos en ese mismo lado.

La brotación de P.chilensis manifiesta una gran sensibilidad al termo y fotoperíodo, registrando un cese de crecimiento vegetativo con temperaturas medias mensuales superiores a 30°C e inferiores a 7°C y con una heliofanía mayor a 9 e inferior a 6 horas. La brotación coincide con los umbrales óptimos de temperatura en el período estival. Cesa el desarrollo de los entrenudos con temperaturas superiores a 30°C. La foliación se produce antes de las lluvias primaverales; Lauric (1996).

En cuanto a los frutos, varían dentro de la especie, desde pobres en mesocarpo, a muy ricos y pulposos como en P.chilensis var.catamarcana los colores normalmente amarillos están marcados con antocianas, pudiendo llegar a casi negros en P.chilensis var riojana. Y en los P.chilensis en Chile. No se han observado diferencias entre las variedades en lo que hace al tamaño y forma de los frutos, existiendo todas las posibilidades en todos los casos.

Los frutos de P.chilensis tienen del 25 al 28% de glucosa, 11 al 17% de almidón, 7 a 11% de proteínas, hierro, calcio, bajo tenor graso y buena digestibilidad. Estas características los hacen muy utilizables tanto en la alimentación humana como animal. Pueden ser consumidos directamente o almacenados con el fin de complementar la dieta de los animales en las épocas críticas. En algunas regiones son procesados obtetiéndose harinas y otros derivados.

Composición centesimal de las semillas:

ComposicónProsopis chilensis
XD.S
Humedad %8.0 
Materia seca %92.00.04
Proteínas %38.251.21
Lípidos %2.970.16
Fibra bruta %8.440.09
Cenizas %7.500.06
Hidratos de Carbono %42.84 

Fuente: Trevisson 1992.

Composición Centesimal del pericarpo

ComposiciónP.chilensis
XD.S
Humedad%10.76 
Materia seca %89.242.84
Proteínas %5.920.82
Lípidos %0.570.008
Fibra Bruta %11.591.29
Cenizas %4.570.12
Hidratos de carbono %77.37 

Fuente : Trevisson 1992.

Composición Centesimal de los frutos

ComposiciónP.chilensis
XD.S
Humedad%10.07 
Materia seca %89.930.04
Proteínas %9.100.60
Lípidos %2.350.19
Fibra Bruta %10.921.05
Cenizas %5.160.02
Hidratos de carbono %72.47 

Fuente: Trevisson 1992.
Digestibilidad de frutos en ganado bovino de P.chilensis: X= 72.68; D.S. = 5.97 Trevisson (1992)

Un árbol adulto puede producir hasta 100 kg de vainas, pero la producción de frutos no se da todos los años uniformemente, por distintos factores, como los enunciados más arriba, por lo tanto se puede decir que el promedio es de 20 a 60 kg de frutos por árbol. Ciertos individuos pueden llegar a producir hasta 200 kg de frutos por árbol; Sacor (1983); Pinto y Riveros (1987); y otros no llegan a 1 kg Sacor (1982), Salvo (1986) de frutos por árbol. Esta gran diferencia es debida principalmente a la variación genética de estas plantas, Lailhacar (1983); Hunziker et al(1975), como así también a los problemas fisiológicos que impiden una producción igual todos los años y una buena fructificación en comparación al gran número de flores producidas. Una pequeña cantidad de flores fructifican, y durante el proceso se cae la mayoría de los frutos antes de alcanzar la madurez. Las inflorescencias abortan entre un 89 y 99%. La fructificación es en la época más seca del año y tarda aproximadamente dos meses entre la formación del fruto y la madurez.

Aiazzi et al(1993), evaluaron las relaciones de crecimiento y fijación biológica de nitrógeno en plantas jóvenes de P.chilensis, durante los tres primeros meses de su plantación. Se determinó que la dinámica de crecimiento en plantas jóvenes en relación a la fijación biológica se correlaciona con la fase ascendente del peso seco de nódulos, donde se manifiesta la más alta actividad de nitrogenasa determinada en este ensayo y la distribución de nitrógeno depende de estos parámetros. El determinante de la relación crecimiento-fijación biológica está dado por el peso seco de los nódulos, que coinciden con alta actividad nitrogenasa y el peso seco total. El modelo de partición de nitrógeno hacia las hojas cambia hacia las raíces, cuando disminuye tanto el peso seco de los nódulos como la actividad nitrogenasa. Estos resultados permiten concluir que para esta especie en particular se produce una estrecha vinculación entre la etapa de crecimiento y la actividad nodular hasta aproximadamente los 90 días, rigiendo en este período el crecimiento de la planta. A partir de este momento la misma debe procurar fuentes alternativas de nitrógeno.

Todas las especies del género Prosopis tienen la capacidad de fijar nitrógeno, debido a la relación simbiótica con bacterias del género Rhizobium, pudiendo ser esta una de las causas de las diferencias en cuanto a la disponibilidad de nutrientes en el suelo, bajo su canopia. En estudios sobre las características de las cepas nativas de la zona semiárida de la provincia de Córdoba, se determinó la densidad de Rhizobium que realizan simbiosis con P.chilensis, si bien no se encontró nodulación cerca de la superficie. Los suelos que se estudiaron están habitados por cepas de características simbióticas diversas. En P.chilensis la efectividad fue superior y dos cepas resultaron marcadamente eficientes; Acosta M. et al(1990).

En P.chilensis de la zona de Chancaní de la provincia de Córdoba se ha aislado la cepa de Rhizobium: Pr 11; Abril A.(1996).

Aiazzi et al (1993) evaluaron el crecimiento de plántulas de Prosopis chilensis en relación a la economía del nitrógeno y carbono, en función de la fuente nitrogenada, encontrando que el aporte de nitrógeno externo o biológico aumenta el crecimiento, medido en términos de la acumulación de materia seca. El mismo es mayor en las plántulas con disponibilidad de NO3. El contenido de N/planta muestra un comportamiento semejante. Esto se evidencia en la alta correlación existente entre el Peso Seco y Nitrógeno por planta (r =0.90) que indicaría que las diferencias de crecimiento entre las plantas que recibieron aporte de N (NO3 ó N2) se debe a que las inoculadas retrasan su crecimiento como consecuencia de la etapa de morfogénesis nodular, que limitaría temporalmente el aporte de nitrógeno. Independientemente de la fuente de N, la disponibilidad del mismo determina un mayor crecimiento principalmente de las hojas. Este comportamiento sería el resultado de una mayor distribución de asimilados hacia las hojas, no teniendo participación los tallos.

Torres M. (1985) analizó las cepas de Rhizobium en Prosopis chilensis y en sus ensayos manifiesta que estas especies responden muy bien a la inoculación y muestran también un comportamiento diferencial entre cepas utilizadas. Y grandes diferencias entre plantas inoculadas y no inoculadas. Se puede recomendar que el Rhizobium se seleccione cuando se establezcan nuevas plantaciones. El contenido total de N en las plantas es el mejor indicador para compararlas.

Se determinó el número de cromosomas de tres ecotipos de P.chilensis de la cuarta y quinta región de Chile cuando la temperatura aumentaba de 25° a 45°, para establecer si existen diferencias genéticas entre ellos. Se encontró que la tasa de asimilación de CO2 permanece constante entre todos los ecotipos hasta los 35°C a 40°C, los ecotipos de la cuarta región son significativamente superiores a los de la quinta. Las determinaciones de fluorescencia indicaron que no hay diferencia entre individuos. La fluorescencia inicial no cambia con la temperatura ya que los sistemas captadores de luz del Fotosistema II de esta especie son muy estables a temperaturas altas. En cambio la fluorescencia máxima tiende a disminuir a medida que se incrementa la temperatura. La evolución de O2 se afectó con la temperatura. El máximo de evolución del gas es a 35°C, declinando a 40°C y 45°C, no existiendo diferencias entre los ecotipos de chilensis. Por el contrario, la tasa de asimilación de O2 fue mínima a 35°C, aumentando drásticamente a 40° C y 45°C. Respecto al número cromosómico en células mitóticas de ápices de raíces, se encontraron 28 cromosomas para los tres ecotipos.

En Argentina, un árbol medio de P.chilensis produce varios millones de flores a los fines ilustrativos, se puede suponer que aproximadamente 10 millones de flores. Por cada 10.000 flores se produce un fruto maduro. De acuerdo con las observaciones de Solbrig y Cantino, un fruto medio contiene 19 semillas. Multiplicando estos factores se tiene un rendimiento de 19.000 semillas producidas por un árbol durante una sola estación productiva; Ffolliot P. and Thames J. (1983)

La dispersión es zoócora y endozoica; el ganado y especies de la fauna silvestre son importantes diseminadores. Burkart (1976): Karlin y col. (1997).

Es común ver deyecciones con gran cantidad de plántulas de algarrobo. La mayoría no prospera por no darse las condiciones necesarias para el establecimiento definitivo: la falta de humedad, el ataque de roedores, el ramoneo y la falta de protección; Bruno (1992).

Como se mencionó, los frutos de este Género son indehiscentes con semillas latentes, salvo que hayan sido liberados del endospermo: Killian (1988) informa que la latencia encontrada en las semillas principalmente depende de la dureza de la cubierta seminal.

En ensayos de germinación, Cazabonne et al(1994) encontraron que concentraciones de 0,4 M de CINa sólo retrasaron la germinación de las semillas hasta 21 días. La concentración de sal no afectó el porcentaje de germinación. Por otro lado, riegos con soluciones de 0,8 M redujeron el crecimiento de las plántulas sólo en un 71% con respecto al control, de acuerdo a Medina y Cardemil(1993). Durante la germinación ocurre igualmente un efecto de termotolerancia de las semillas de P.chilensis. la que se observa cuando la germinación se inicia a los 35°C, manteniéndose el crecimiento a 40°C y en algunas plántulas hasta 50°C. Mediante SDS-electroforesis de geles de poliacrilamida se encontró expresión de 11 proteínas a altas temperaturas después de dos horas. En la pared celular de los cotiledones de plántulas de P.chilensis se hallaron cuatro proteínas aparentemente en forma de glicoproteínas; de ellas, algunas son ricas en ácido glutámico/glutamina y ac. aspártico/asparagina, mientras otras principalmente en prolina, glicina, valina y tirosina, con secuencia de NH2 terminal muy similar a las proteínas ricas en prolina de poroto de soja, no mostrando actividad de Cardemil (1993). De acuerdo a estos últimos autores también existe una expresión específica de las proteínas de la pared en P.chilensis durante el desarrollo y estrés por heridas. En laboratorio se ha observado que para plántulas de P.chilensis la presencia de cotiledones es vital para el desarrollo vegetativo, su remoción transcurridos 10 días de germinación provoca fuerte inhibición del crecimiento con formación de entrenudos cortos en las plántulas de esta especie.

La multiplicación agámica es útil para la selección de individuos, muchos de los caracteres que se desean clonar se expresan cuando los ejemplares adquieren su madurez. Sin embargo, en este estadío es muy difícil lograr la regeneración de la planta a partir de explantos. Por lo tanto, se postula en Prosopis chilensis la existencia de metabolitos secundarios que interferirían en el proceso regenerativo; Mantován (1995).

Arce y Balboa (1991) han encontrado que el material adulto tomado de colecciones de campo responde en forma diferencial. Sólo estacas tomadas durante la estación más seca, período correspondiente al máximo de crecimiento vegetativo y de actividad reproductiva (setiembre - marzo en el hemisferio sur) pudieron ser enraizadas, aunque no superaron un 15%. En general, en este material, no se evidencia la formación de raíces durante el período de latencia (mayo-setiembre). Estacas cortas, que contenían de 2 a 3 yemas tomadas de plantas madres de un año en condiciones de fotoperíodo largo (diciembre, latitud S) enraiza con mucha eficiencia luego de tratamientos inductores en soluciones con AIB (100 mg/l) por 2 horas y mantenidas posteriormente en agua corriente hasta la emergencia de raíces.

En cuanto a sistemas biotecnológicos de propagación, usando material obtenido a campo, secciones nodales cultivadas in vitro bajo 18 horas de luz a 24–25 °C formaron callos en la porción proximal de los explantes en contacto con el medio líquido nutritivo, finalizados 10 días de cultivo. Posteriormente se observó brotación de la yema axilar y rizogénesis después de tres semanas en condiciones de luz. Las raíces se formaron directamente de la base de la porción del segmento o desde el callo. P chilensis tuvo una respuesta rizogénica máxima del 57% y una formación de plántulas del 42,9%. También si se utilizan secciones de 20–25 mm de largo tomadas de plántulas de 1 – 4 meses, éstas inician rizogénesis en medio MS con ANA 5 mg/l y 10 mg/l de cisteína alcanzando un 80% de enraizamiento; Jordan (1996).

Tiene muy buena respuesta al rebrote. Los árboles que se originan de esta forma son de más rápido crecimiento en los primeros años, ya que aprovechan el sistema radicular del árbol madre.

Es una especie heliófila y potencialmente invasora. En ambientes tropicales puede presentar características de planta pionera o agresiva, convirtiéndose en invasora y colonizadora de hábitat nuevos; así ha sido considerada en Australia.

Los estudios genecológicos son apropiados para investigar la variabilidad genética de las especies en función de la variación ambiental. Los ensayos de procedencia, en este caso, tuvieron la finalidad de mostrar si existía “adaptación genética” de la especie al ambiente o solamente “plasticidad fenotípica”, a la vez que proporcionaron importante información para restringir el movimiento de semilla de una región a otra.

El éxito en la transferencia de semillas de una especie forestal de un lugar a otro depende fundamentalmente de la estrategia de adaptación de la misma al ambiente Rehfeldt (1979, 1982, 1983, 1983b, 1984, 1987, 1990, 1991); un ensayo genecológico en la Est. Experimental Villa Dolores, Córdoba, Argentina, con 17 poblaciones de Argentina y seis de Chile. El crecimiento en altura y diámetro de las plantas en la etapa de vivero y hasta los 18 meses de plantación; Verzino et al (1995).

Como resultado de mediciones efectuadas hasta los 197 días de la siembra, Verzino et al (1995) describieron un efecto estadísticamente significativo de la longitud y la altitud del lugar de cosecha sobre el crecimiento en altura de las plantas. Los resultados de este estudio sugieren la presencia de un patrón de diferenciación adaptativa a cambios macroambientales. Sin embargo, los bajos niveles de determinación (R2) obtenidos en los análisis estadísticos hacen necesario profundizar los estudios sobre el tema.

De acuerdo a los resultados, el primer componente, altura media de las procedencias durante todo el período de medición, no parece relacionarse con las variables latitud, longitud, altitud y precipitaciones de las procedencias. En otros términos, el crecimiento promedio en altura del eje principal de las procedencias hasta los 505 días de la siembra no responde linearmente a las variables geográficas, topográficas y climáticas consideradas. El componente 2, que mide la respuesta de las procedencias a la helada, aparece ligado a la altitud y precipitación con coeficientes positivos en ambos casos y con la longitud asociada negativamente. Esto significa que la tolerancia de las plantas a las heladas (y su capacidad de reacción posterior) aumenta a medida que aumenta la altitud y las precipitaciones y disminuye a medida que aumenta la longitud.

En cuanto al efecto de la longitud, es claro que el nivel de significación está dado por la presencia de las procedencias chilenas, que son las más afectadas por la helada.

En los resultados se observa una relación altamente significativa entre “diámetro a la base a 660 días de la siembra” y las variables longitud y precipitación de las procedencias. Sin embargo, el valor de R2: 0,079 es extremadamente bajo, indicando que aunque las variables macroambientales marcan tendencias, existe una gran variabilidad dentro de cada procedencia; Verzino et al (1995).

Estudios dendrocronológicos han mostrado que el ancho de anillos de crecimiento de Prosopis chilensis es aproximadamente el doble que el de Prosopis flexuosa para el Chaco Árido de Argentina, obteniéndose en consecuencia individuos del mismo porte en la mitad del tiempo. Es de crecimiento rápido con aportes extra de agua. Esto no modifica las cualidades de la madera.

Características microscópicas de la madera: los vasos constituyen el 12% de volumen de madera aproximadamente; difuso-poroso, evidenciándose tanto por la diferencia en el diámetro del vaso como por la acumulación de vasos más grandes al principio del anillo de crecimiento; las líneas vasculares, en la vista tangencial, onduladas, irregulares, con vasos numerosos a muy numerosos, 2–18–36 mm2; solitarios, en los radios (2–4) y racimos de vasos pequeños. El diámetro tangencial pequeño a grande (20–90–190 μ); de paredes espesas (2,5–4–7 μ); con la marca tenue de estrías espirales. Los elementos del vaso muy cortos a cortos (37–130–188 μ); sin apéndices o con apéndices cortos a uno o a ambos extremos (5–35–70 μ). La superficie de la perforación es simple, transversa en los vasos grandes, inclinada a 45° en los vasos pequeños. Los vasos en el duramen a menudo llenados por resina como inclusión orgánica. El espacio intervascular pequeño (2,5–5–8 μ), con aperturas ligeramente oblicuas, a menudo brevemente coalescentes, espacios de los vasos del parénquima (2,5–5–7 μ) y espacio de rayo del parénquima (2,5–5–6 μ).

Parénquima axial: constituye el 37% de volumen de madera aproximadamente; típicamente el paratraqueal, confluente; el parénquima del apotraqueal difuso, a menudo presencia de cristales. El crecimiento cerca al principio se caracteriza por un parénquima del paratraqueal que a veces rodea los vasos grandes con un aumento de un parénquima apotraqueal marginal. Las células del parénquima en series 2–4 células el 150–205–250 μ alto, o fusiforme, y 10–23–32 μ de ancho; con cristales de oxalato de calcio en la serie vertical de las cámaras.

Los rayos: constituyen el 13% del volumen de madera aproximadamente; homogéneo, normal; alguno (4–5–6/mm). Los rayos uniseriados escasos, de (25–74–137 μ), y 1–7–12 células altas; extremadamente estrechos (9–12–20 μ) los rayos multiseriados, de 37–370–800 μ, y con 13–46–67 células de alto. De vez en cuando existe la presencia de pequeños cristales de oxalato de calcio en las células procumbentes.

Fibras: el tejido fibroso compone el 38 % del volumen de madera aproximadamente, colocado en bandas irregulares tangenciales. Fibras libriformes sin septas, frecuentemente gelatinosas; sumamente cortas a cortas (550–998–1200 μ); estrechas, 10–12–16 μ en el diámetro; el lumen con 5–76 μ; con las paredes muy espesas (2,4–6 μ): Gomes, Muñíz (1988).

En el Banco de Germoplasma donde las semillas guardadas no son puras, se presentan problemas de aparición de diferentes plagas, y por eso, Conles, M. Joseau, J. (1998) realizaron un ensayo para convalidar los efectos obtenidos en pruebas de laboratorio, de fungicidas aplicados a la semilla de algarrobo y evaluar el efecto de un tratamiento biológico con micorrizas, sobre la calidad de la semilla, en condiciones de vivero.

Se utilizaron semillas de tres procedencias (Chancaní, Patquía y Astica) pertenecientes al Banco Nacional de Germoplasma de Prosopis de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. Los tratamientos fueron PCNB, tiram, carboxin más tiram, tebuconazole, tolclofós metil y micorrizas.

La semilla de algarrobo (Prosopis spp.) procedente de algunas localidades transporta hongos que provocan su deterioro durante el almacenamiento, lo que se traduce en la obtención de un menor número de plántulas normales en el vivero; Christensen (1972); Novo et al (1989).

En semillas de Prosopis chilensis, Novo, et al (1989) encontraron Penicillium sp, Rhizopus stolonifer, Aspergillus niger, A. flavus, Aspergillus sp., Cladosporium sp., Alternaria tenuis, Fusarium moniliforme, Monilia sp y Phoma sp., entre otros.

La eficiencia de fungicidas en el control de estos hongos y su influencia sobre la calidad de la semilla, fue evaluada en condiciones de laboratorio por Conles et al(1997). En estos ensayos, todos los fungicidas disminuyeron el nivel de infección fúngica. Los tratamientos más eficientes fueron tiram y sus mezclas con carboxin y diniconazole. Todos los tratamientos mejoraron la calidad de la semilla y la cantidad de plántulas que se obtuvieron. Además, hubo una respuesta diferencial según la procedencia de la semilla, siendo la originaria de Patquía la que presentó menor infección fúngica, mejor respuesta a los tratamientos y por lo tanto mejor calidad.

Sin embargo, estas condiciones pueden no predecir exactamente el comportamiento de las semillas en el campo; Agarwal (1987). La arena y en especial la tierra, como substratos más naturales que el papel, ofrecen una evaluación más real de los tratamientos realizados a las semillas I.N.S.P.V. (1978). A su vez, sus características fisiológicas, medidas en el laboratorio, pueden ser relacionadas con el comportamiento en el campo a través de los ensayos de vigor indirectos; Peretti (1994).

Por otra parte, el control biológico de los patógenos puede lograrse mediante microorganismos antagónicos. Estos tratamientos biológicos son de interés cada vez mayor, por las múltiples ventajas que presentan tanto para disminuir los riesgos de contaminación ambiental como para aumentar la seguridad de los usuarios; Agrios (1986).

Tratamientos de origen biológico con micorrizas pueden realizarse mediante aplicación a las semillas de cepas conocidas. Árboles y plantas micorrizadas son más tolerantes a los hongos patógenos; Agrios (1986); Rivas (1997).

El tratamiento con micorrizas se efectuó una vez realizada la siembra, y consistió en la aplicación sobre cada semilla de 5 cc de una mezcla de micorrizas compuesta por Boletus edulis, B.(Suillus) luteus, Pisolithus tinctorius, Rhizopogon luteolus y Scleroderma vulgare (Simbiosis ( 10.000 propágulos viables/litro) diluida 1:50 con agua. El efecto de los tratamientos sobre la calidad de la semilla se determinó mediante ensayo de emergencia a campo, ensayo fisiológico de vigor y ensayo de vigor indirecto.

Los resultados preliminares, que corresponden al primer año de evaluaciones en vivero: para las variables, número de plántulas normales y número de plántulas anormales no existió interacción origen por tratamiento, la respuesta a los tratamientos aplicados fue independiente del lugar de origen de la muestra analizada y no se observaron diferencias significativas (p>0,05) entre los tratamientos.

El menor número de plántulas anormales se obtuvo con la semilla originaria de Chancaní.

En cuanto al número de semillas muertas, los tratamientos con PCNB, tiram y carboxin más tiram se comportaron igual en los tres orígenes, y los restantes tratamientos se comportaron igual en los orígenes Chancaní y Astica, presentando en el origen Patquía un mayor número de semillas muertas.

No se encontraron síntomas ni signos de enfermedad en las plántulas en los ensayos de vivero, pero sí en las semillas. Este comportamiento podría deberse a que los hongos transportados por la semilla de Prosopis chilensis, son en su mayoría saprófitos y no producen enfermedades en las plántulas, sólo afectan la semilla reduciendo la calidad de ésta.

Por otra parte, los tratamientos con Carboxin más Tiram y Tolclofós metil mostraron fitotoxicidad y el tratamiento de origen biológico, consistente en la aplicación de micorrizas, no determinó una mejora en la calidad de las plántulas Novo et al (1989).

Solbrig et al (1975), encontraron que las poblaciones de muchas especies de Prosopis son genéticamente polimórficas y exhiben variaciones en los caracteres fenotípicos de hojas y frutos. Los patrones de variación en las especies sudamericanas P.chilensis y P.flexuosa son similares a los encontrados en las poblaciones norteamericanas de P.velutina y P.glandulosa. Muestran una variación clinal dentro de las especies correlacionadas con las condiciones de aridez. Las hojas son más largas y los frutos más carnosos en zonas mésicas que en las xéricas, sin embargo, los compuestos fenólicos no muestran el mismo tipo de variación, aunque cada especie parece tener un patrón que la distingue. Estos antecedentes nos llevarán a suponer que la variabilidad morfológica presente en P.chilensis está determinada genéticamente y se correlacionaría positivamente con la variabilidad de los ambientes en que se desarrolla. Estas diferencias genéticas estarían dadas por diferencias geográficas y climáticas; de tal manera que en algunas poblaciones se correspondería con ecotipos morfológicos ya descriptos.

ORIGEN Y DISTRIBUCIÓN

Originario de Sudamérica, Prosopis chilensis se encuentra desde el sur del Perú hasta el paralelo 34° S aproximadamente, siendo muy abundante en el norte y centro de Chile. En Argentina, se distribuye en las provincias fitogeográficas del Monte Septentrional del Espinal, y penetra en la porción más seca del Chaco. Entre los 26 y 34° S convive con Prosopis flexuosa, siendo éste mucho más abundante.

En Bolivia, crece en forma natural en la asociación edáfica húmeda del Bosque Seco Templado, en los valles áridos del interior andino, pie de monte y llanura chaqueña, en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.

En Paraguay, se presenta asilvestrado, se postula que fue introducido en el Gran Chaco durante la ocupación boliviana antes de la guerra entre 1932–1935.

En Chile crece en las zonas áridas y semiáridas del norte y centro del país, comprendiendo las provincias de Copiapó, Elqui, Limarí, Choapa, San Felipe, Los Andes, y es especialmente abundante en el área norte de la cuenca de Santiago, donde crece junto a Acacia caven “espino” y otras especies del matorral espinoso, formando extensos algarrobales de baja densidad. Introducido en Chile a principios del siglo pasado; Galera (1996).

Esta especie es cultivada en muchos países del mundo.

Es una de las especies del Género de mayor interés en cuanto a su madera; es de crecimiento rápido; Dalmasso (1993).

USOS - CALIDAD DE LOS FRUTOS

La madera de Prosopis chilensis de origen argentino es de fácil secado, tiene poco movimiento, lo que permite el trabajo en verde, es permeable a tratamientos de impregnación. Posee buena respuesta al cepillado y posibilidades de debobinar, pero es dura para clavar. Adquiere acabado liso y brillo natural. Los principales usos de la misma son: para carpintería de obra, construcción de marcos, puertas, ventanas, parkets, tirantes, etc., carpintería rural; fabricación de mangas, bretes, casillas de operar, construcciones y viviendas rurales, postes y construcción de embarcaciones, carpintería fina, fabricación de muebles de estilo rústico, pesados y con buen acabado de color oscuro, y artesanías; fabricación de platos, utensilios, cajas, adornos, etc.

Es considerado un combustible de calidad como leña, con 4200 Kcal/Kg, o para la elaboración de carbón vegetal, con 6500 Kcal/Kg. También se puede producir alcohol etílico de buena calidad a partir de la fermentación de los frutos, con un rendimiento de similar al P.alba.

Con los frutos se preparan distintos productos, que son muy consumidos por la población local; “patay”, en menor proporción se prepara “arrope, algarrobina o miel de algarrobo”, consistente en un líquido oscuro y espeso que se obtiene al cocinar en agua los frutos durante unas 6 horas.

Es preferido para la preparación de “añapa”, bebida refrescante que se obtiene al machacar en mortero la algarroba y agregarle agua; y de la “aloja”, que es una bebida alcohólica obtenida de la fermentación de las vainas de algarrobo en agua.

La cantidad de frutos es variable y es añero, es decir que algunos años no fructifica. La calidad de los frutos puede verse en la tabla 1 y fue estudiada para las procedencias de Córdoba por Trevisson (1992). En Argentina se utilizan como diferido después de secados al aire, o se pastorean a campo.

La semilla es un alimento de alto valor proteico. A nivel del contenido de grasas mantiene las características del género, donde domina el ácido linoleico (50 %), y en segundo lugar el ácido oleico (28 %).

Como todas las especies del Género posee un potencial interesante para la producción de mucílagos galactomananas. Y de gomas, a partir de heridas en el tronco y/o las ramas. Esta producción es baja, pero puede ser incrementada con sustancias estimuladoras.

Se adapta perfectamente en sistemas de producción silvopastoriles y agroforestales, ya que permite que pasturas y cultivos prosperen bajo su dosel. La amplia copa no densa, aporta nutrientes y favorece el balance hídrico. En zonas del oeste de Córdoba, a partir de los 300 mm de precipitación, funciona perfectamente con especies nativas de gramíneas o arbustivas (Atriplex cordobensis) y con algunas introducidas, como Atriplex nummularia y Cenchrus ciliaris. En zonas de menos de 300 mm también se pueden realizar buenas combinaciones con especies alternativas.

En BOLIVIA es considerada como una especie forrajera importante por la producción de frutos, que son usados para la alimentación junto al follaje tierno. La madera es dura y pesada, de buena calidad, la que se destina a diversos usos. Produce leña y carbón de buena calidad. Provee de sombra para el ganado y es considerada una buena especie melífera. En este país, sólo existen datos de su composición forrajera: materia seca 98,3 %, proteína cruda 13,7 %; extracto etéreo 5,1 %; fibra cruda 34,6 %; extractos libres de nitrógeno 40,8 %; calcio 6,4 %; Lara Rico (1997).

En CHILE, las principales ventajas que presenta la especie son su rápido crecimiento y la posibilidad de ocupar terrenos en las que otras especies tienen dificultades de establecimiento. Es muy adecuado para la forestación en zonas áridas y semiáridas con escasas precipitaciones y suelos fuertemente salinos. Resulta importante la capacidad de formar nódulos activos para la fijación de nitrógeno, lo que permite resistir y mejorar las condiciones de suelos muy pobres.

Es un árbol de usos múltiples, debido al alto valor forrajero de sus frutos y hojas; por su empleo como leña y carbón; maderera, utilizada en construcciones y artesanías. Su valor ornamental lo hace adecuado como árbol de sombra, por su copa amplia y elegante follaje.

Las ramillas y hojas son muy apetecidas por el ganado y herbívoros silvestres, poseen un alto valor nutritivo, utilizándose como complemento en la dieta, contienen entre 13,5–18,3 % de proteínas, 19,9 % de fibras y alrededor del 10 % de cenizas.

Los frutos, llamados “thacos” o vainas en el lenguaje popular, constituyen un importante recurso forrajero en los largos períodos de sequía estival. Se utilizan en la preparación de “arropes” y bebidas populares. Su pulpa es utilizada en medicina popular para aliviar afecciones cardíacas.

Los frutos presentan los siguientes contenidos: 57,4 % de sacarosa, 30,8 % de mucílagos, 7,6–10,2 % de proteínas, 26 % de fibras, 3,4–4,5 % de cenizas, 1,65– 2 % de rutina y quercitina (flavonoides). Las semillas contienen alrededor de 32 % de proteínas, 2,5 % de aminoácidos libres (metionina y cisteína) y cenizas de calcio, fósforo, potasio y sodio. En estudios realizados en India muestran que la semilla puede ser utilizada como fuente alternativa de proteínas de consumo humano, eliminando los factores antinutricionales mediante tratamiento de calor o cocción.

En Chile, con los frutos de P.chilensis se ha obtenido alcohol, empleando 35 kg de frutos, se obtuvo 6,7 litros con 51° 9 valor alcohólico, posteriormente rectificado dio 9 litros de alcohol absoluto anhidro; también el vinagre se obtiene por acidificación del vino de algarroba; Medina (1941).

Un trabajo de Cordero (1983) determinó el nivel óptimo del uso del fruto de P.chilensis, en caprinos machos en crecimiento. Se utilizaron cuatro tratamientos de mezclas de algarroba con gramíneas. Las evaluaciones se realizaron diariamente para obtener peso vivo. Los resultados mostraron que mayor ganancia de peso vivo, mayor consumo de materia seca y de agua, y mejor eficiencia alimentaria, correspondió al tratamiento 100 % vaina de algarroba, por un tiempo de 3 meses; Celis (1995).

Las raíces se utilizan como colorante, contienen ácido algarrobitánico que, oxidado, da tintes en negro, gris, pardo, castaño pálido, a lanas y algodones.

La corteza presenta alrededor de 6,1 % de saponinas y 10,2 % de taninos, utilizándose como colorante de fibras naturales. La madera es muy dura cuando seca, pesada y fuerte. El duramen es de color café, oscuro con visos rojizos, de grano irregular, con veteado suave aunque de brillo no muy intenso. La densidad aparente en estado seco es aproximadamente 800–920 kg/m3. El duramen es muy resistente a la pudrición y otros daños, en tanto que la albura es más sensible al biodeterioro; Serra (1997).

SILVICULTURA Y MANEJO

Burkart (1976) sugiere que P.chilensis es una especie destacada dentro del género para encarar planes de selección, mejoramiento y multiplicación.

P.chilensis es una especie muy utilizada en experiencias en el desarrollo de nuevas tecnologías de forestación en numerosos países, en especial en India, en el que se ha ensayado la forestación con Algarrobo en suelos sódicos o muy salinos, con pH de 9,7 y conductividad de 1,3 ds/m con diversas enmiendas, utilizando desechos de arroz como mulch.

En India se ha ensayado en la preparación de cepas, con experiencias de plantación en ejemplares de 1 año decapitadas con sólo 2,5 cm de tallo, y 20–25 cm de raíces y poda de raíces laterales, después de lo cual presenta buen rebrote y sobrevivencia.

En ensayos realizados en el Valle Imperial de California, EE.UU., se determinó una producción de materia seca de 11,7 a 16,9 tn/ha, a los dos años de plantación.

Prosopis chilensis introducido como forrajera no convencional en Sudán, ha mostrado una producción que varía dentro de un amplio rango, entre 1.061 kg y 20 kg/ha/año de frutos; Felker (1979).

La producción comienza en diciembre con un pico en marzo y decrece al mínimo en junio en América del Sur. Con respecto al valor nutritivo, aparentemente podría ser usado como ración de mantenimiento en presencia de otras pasturas, cuando escasean los pastos en la estación seca prolongada.

La disponibilidad de melazas y su bajo costo justifican el uso en adición a los frutos de P. chilensis para suplementar animales en engorde en la estación seca. Ellos pueden alcanzar un moderado aumento de peso a temprana edad con este tipo de alimento.

Composición Aproximada (%) (Materia Seca Base) de Frutos, Semillas y Hojas de Prosopis chilensis

ComponenteFrutoSemillasHoja
Media ± DSMedia ± DSMedia ± DS
Cenizas4.88 ± 0.264.70 ± 0.0212.91 ± 0.12
Proteínas crudas12.49 ± 0.2532.46 ± 0.4014.79 ± 0.30
Fibra crudas27.20 ± 1.9212.15 ± 0.0221.3 ± 0.14
Extracto de Nitrógeno libre53.30 ± 0047.3 ± 0.0148.8 ± 0 ,20
ME (Mj/kg DM)*H 5812–13        10 .32

* ME (Mj /Kg DM) = 0.012 CP + 0.031 (EE) + 0.0O5(CF) + 0.014(NFE)
Fuente: Trevisson 1993.

Abdel Gabar (1986) cita que si se alimentan ovejas exclusivamente con los frutos de P.chilensis, la mayoría de los animales mueren. La autopsia muestra un severo impacto sobre el rúmen, con seria atrofia. La muerte se atribuyó a atonía ruminal. La acumulación de frutos no digeridos favorece la producción de bacterias que generan ácido láctico, que destruye los microorganismos celulíticos. Progresará la acidosis y subsecuentemente deshidratación que conduce a la muerte.

Los frutos de P.chilensis son bien digeridos cuando están maduros, pero el follaje y los frutos verdes son tóxicos.

Cabras y ovejas son propensas a la toxicidad de hojas y frutos verdes. La ingesta de 10 g por Kg de peso en estos animales puede causar la muerte en 4–8 semanas para frutos verdes. La sintomatología son lesiones por envenenamiento. Los síntomas son inapetencia, pérdida de peso, pérdida de visión y reflejos, alopecía, diarrea acuosa, severa deshidratación y recumbencia. Ibrahim (comunicación personal).

En plantaciones artificiales bajo riego, realizadas en la zona de Sechura, Piura, en Perú, se lograron alturas de 2 m a los 18 meses de edad; Pastor y col. (1997).

En Córdoba y en Mendoza, Argentina, se realizan ensayos de procedencias.

Para obtener un desarrollo y productividad adecuada en plantaciones, resulta imprescindible efectuar mejoramiento genético y evaluación de procedencia de individuos y poblaciones naturales.

La forma de propagación más utilizada es por semilla. Para asegurar la especie hay que cosechar las vainas en rodales puros y en lo posible aislados para evitar que la semilla esté contaminada. Existen rodales puros, con disponibilidad de semilla de árboles “plus”. Material de esas procedencias se encuentran en los Bancos de Germoplasma de Prosopis, en Córdoba, Argentina.

La propagación asexual es recomendable como técnica de mejoramiento genético, con material vegetativo proveniente de árboles adultos probados. Es compatible al injerto por hendidura con Prosopis alba, Prosopis articulata, Prosopis juliflora y Prosopis glandulosa.

Existen experiencias de buen enraizamiento de estaquillas bajo neblina provenientes de plantas jóvenes de vivero, no así con material de árboles maduros. Los acodos aéreos son de escaso éxito.

En la naturaleza, la regeneración, se ve favorecida por la endozoocoría, los frutos dulces con pulpa mucilaginosa, son consumidos por los mamíferos. Éstos los hacen pasar por su tubo digestivo ablandando la testa de la semilla y dejándolas en buenas condiciones para germinar.

Las semillas en forma natural no superan el 28,5 – 44 % de germinación.

Prácticas culturales en el vivero: se debe realizar un riego inmediatamente después de la siembra, aplicando el agua en la base sin mojar el plantín. Debe realizarse durante el período de germinación un riego por día, luego se deben ir distanciando.

Cuando se realiza la siembra las temperaturas y la humedad son altas, o si la tierra es muy rica en materia orgánica, existe el riesgo de que se presente dumping off, como medida preventiva pueden efectuarse riegos con fungicidas.

Si se registran bajas temperaturas o vientos fríos, es conveniente cubrir los canteros con media sombra, tratando de mantener una temperatura adecuada en los mismos. Los plantines de algarrobo requieren para su crecimiento condiciones de pleno sol, pero si éste es muy intenso, es conveniente cubrir los canteros con esteras durante las horas de mayor irradiación. Es aconsejable mantener los plantines desmalezados.

La raíz pivotante de los algarrobos alcanza rápidamente una longitud apreciable y puede anclarse en el suelo de los canteros de cría. Se debe proceder a efectuar podas de raíces cuando ésta llegue al fondo del envase, se realiza autopoda si los plantines están ubicados sobre una rejilla metálica a unos 10 cm del suelo. Si se carece de este elemento, puede realizarse, cambiando de lugar los envases, cada 20 dias aproximadamente; los sucesivos cortes de raíz dan una planta fuerte y rústica.

Los plantines inoculados con cepas seleccionadas presentan un crecimiento más vigoroso, alcanzando el doble del tamaño y una mayor permanencia de las hojas en el tallo, razón por la que se aconseja la inoculación, siempre que no se utilice tierra de monte de algarrobales en la mezcla con que se llenan los recipientes. Este hecho significa una reducción notable en el tiempo de permanencia de las plantas en el vivero.

Para la plantación se realizan hoyos de 30 cm de diámetro por 40 cm de profundidad, en lo posible es recomendable llenar de agua el mismo un día previo a la plantación. Luego, se depositará la plántula sacándole el envase plástico, compactando bien la tierra a su alrededor. Posteriormente se realizará una cazuela y se regará abundantemente. Se recomienda realizar la plantación en el período de lluvias, evitando los meses de más altas temperaturas, para independizarse de riego posteriores.

El distanciamiento de plantación varía de acuerdo con los fines de la misma. Así, para producción de frutos y aprovechamiento forestal, se realizará a 5 × 5 m, realizándose un raleo y poda de formación a los 10 a 15 años, según las condiciones climáticas.

Se deberá cuidar el lugar de plantación del ataque de insectos y roedores. Por ser palatable, se deberá impedir el acceso del ganado al área por el término de 2 años, mediante la instalación de un cerco alambrado o de ramas espinosas.

La copa es frecuentemente infestada por “quintrales” o arbustos hemiparásitos de la familia Loranthaceae.

La corta final se realizará de acuerdo a los productos deseados, 15 años para postes y 40 a 50 años para madera.

Como los Prosopis tienen la capacidad de rebrotar, es muy importante la época de corta de los mismos. Experiencias realizadas demuestran que rebrota mejor cuando se corta el árbol en el período de otoño-invierno, época que coincide con la mayor acumulación de nutrientes en raíz. A los 3– 4 años se debe realizar un raleo dejando 2 ó 3 vástagos por tocón. Es una especie que rebrota bien de tocón o de raíz superficial

Las que prosperan en estas condiciones generalmente se encuentran resguardadas por arbustos u otras plantas espinosas, las que impiden que los animales lleguen hasta los renovales. En caso de que algún animal las coma, quebrando de esta forma la dominancia apical, las plantas emiten varios rebrotes dando como resultado plantas con varios fustes.

Es atacada por varias plagas: Ythome sp. es un lepidóptero cuyas hembras ponen los huevos entre los estambres cuando la flor está en capullo, las larvas comen la base del pistilo y los estambres, en el mismo capullo pasan el primer estadío y quizás el segundo, después pasan a otro botón floral a través de un túnel perforado, que permite encontrar hasta 8 a 20 botones pegados y destruidos. Otro daño es la destrucción del eje de la inflorescencia, marchitamiento y caída de flores; la floración de junio puede ser destruida en un 60 %.Celis (1995). Aunque en menor medida que en otras especies del Género, existen problemas relacionados con la presencia de insectos xilófagos, llamados vulgarmente “Taladros”, pertenecientes a las familias Bostrychidae, Cerambycidae y Buprestidae. Dentro del grupo de los xilófagos se encuentran Oncideres saga y Oncideres germari, conocidos como “Cortapalo o serruchero”, que se caracterizan por el hábito que tiene las hembras de practicar incisiones alrededor de las ramas y en troncos de poco diámetro, produciendo su muerte.

Otra plaga de importancia es Oiketicus platensis, “Bicho de cesto”, que se alimenta de las hojas disminuyendo drásticamente su crecimiento y producción de frutos. Los lepidópteros y coleópteros atacan frutos y semillas. Dentro del orden Coleóptero se encuentra la familia Bruchidae, con géneros como Pectinibruchus, Rhipibruchus, y Scutobruchus que se limitan a comer exclusivamente semillas.

Los frutos en planta son atacados por loros, que los abren y extraen las semillas; Karlin et al(1997).

El Oeste de la provincia de Santiago del Estero ha sufrido, al igual que el resto de la provincia y región, la explotación desmedida de sus recursos forestales. Se lleva a cabo un ensayo de plan de reforestación con P.chilensis. La selección de la especie se basó en el lugar y la facilidad para adquirir los plantines en tiempo y cantidad requeridos. Teniendo en cuenta los factores de la estación, se eligió como época más propicia de plantación, la segunda semana del mes de setiembre. La distancia de plantación (5 × 5m). Quince días antes de la fecha señalada antes de la plantación comenzaron las tareas previas de perforación del terreno. Durante la plantación se realizó un riego de implantación. Los ataques observados fueron de hormigas y perdices. La supervivencia a los 30 días fue de 94 %. La altura media a los nueve meses de su realización fue de 0,60 m. En este ensayo se concluye que la época más propicia para realizar la plantación es la abarcada por los meses de noviembre a marzo (período de lluvias). En cuanto al tamaño de los plantines, éste no influye demasiado, lo importante es que tenga formado el callo cortical. Conjuntamente con la tarea de plantación deben eliminarse las malezas alrededor de las plantas. Y por último, se recomienda hacer cazuelas para permitir el mejor manejo del agua; Martínez (1988).

En Chile se realizan las plantaciones bajo condiciones de vivero y cultivo con riego; es una de las especies chilenas que presenta el más rápido crecimiento, pudiendo alcanzar alrededor de 40 cm anuales en altura. Para la producción de plantas en este país, se recomienda la siembra directa en recipientes o macetas durante el mes de octubre, señalada como la mejor época a pleno sol y con riego por aspersión. Se utilizan macetas plásticas de color negro, de 30 cm de longitud, perforadas en la base para permitir el buen drenaje. La mezcla de sustrato más común para el llenado de las macetas es arena, tierra del lugar y mantillo, en proporción 1:3:1. Es recomendable agregar fungicidas y evitar el exceso de humedad, pues es susceptible al ataque de la roya Ravenalia hieronymi. En cada maceta se colocan 3 semillas previamente tratadas, a una profundidad de 2 veces su diámetro. Luego de la germinación y con la aparición de las hojas verdaderas, se realiza un raleo o selección.

En aquellas macetas en que exista más de una plántula vigorosa, la extraídas pueden servir para reposición de macetas sin germinación.

Se recomienda sembrar alrededor de 25 % más de las bolsas requeridas para la plantación, con el objeto de disponer de material de reposición frente a pérdidas causadas por daños de roedores y lagomorfos, heladas, etc. Las bolsas o macetas llenas y sembradas se llevan a la platabanda, conseguiéndose una capacidad de 230–250 plantas por m2. Debido al rápido desarrollo de las raíces, éstas deben ser podadas a los tres meses de la siembra, o bien durante la operación de traslado dentro de la misma platabanda se produce el mismo efecto. A medida que las plantas se van desarrollando, los riegos se empiezan a distanciar, pero se aumentan en intensidad.

Una vez que las plantas alcancen un tamaño adecuado para ser llevadas a terreno, los riegos se deberán distanciar al máximo con el fin de endurecerlas. Para la preparación del sitio de plantación en suelos de secano, como ocurre en la zona de Atacama, en el norte de Chile, se recomienda el uso de casillas hondas, entre 0,6 – 0,9 m de profundidad, dependiendo de la presencia de la capa salina impermeable. En general, los distanciamientos recomendados son 8 × 8 m, de acuerdo a experiencias realizadas en Chacritas, en la provincia del Huasco, con aproximadamente 58 mm de precipitación anual. La plantación, realizada en 1981, se mantuvo con riego periódico durante cinco años. Durante los primeros cinco meses las plántulas se regaron una vez al mes.

La plantación se realizó en hoyos o casillas de 50 × 50 × 70 cm, quedando la planta a 20 cm bajo el nivel del suelo, probándose tres distancias de plantación: 4 × 4 m, 5 × 5 m y 8 × 8 m. Al cabo de 11 años se concluyó que el mayor espaciamiento favorece el crecimiento diametral y la sobrevivencia (56.5 %). En cambio, el menor espaciamiento provoca los mayores incrementos en altura. En las zonas de mayor disponibilidad hídrica se recomienda el cultivo mecanizado con subsolado y/o control químico de malezas. El algarrobo juvenil es muy apetecido por la fauna silvestre y doméstica. Se recomienda el resguardo de las plantas jóvenes con envoltura de latón o corromet para evitar el daños por conejos y lagomorfos. En plantaciones de mayores extensiones se aconseja el cerco de malla, las hileras de cactáceas o pircas de piedra para evitar el paso de ganado. El algarrobo es una especie muy utilizada en experiencias en el desarrollo de nuevas tecnologías de forestación en numerosos países.

COSTOS DE PLANTACIÓN.

-Ensayos en MENDOZA.
3,5 ha de P.flexuosa a 5 × 5m ; 3,5 ha de P.chilensis,
Costo aproximadamente de 400 plantines por ha, U$S 800.

INTRODUCCIÓN COMO EXÓTICA

Ha sido introducida en Benin, Burkina Faso, Camerún, Chad, Gabón, Gambia, Guinea, India, Kenia, Liberia, Mali, Mauritania, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Togo, EE.UU. y Australia.

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Foto 32

Foto 32: Ejemplar de P.chilensis. Los Cadillos. Córdoba. 1989. F.M.Galera.

Foto 33

Foto 33: Recolección de frutos de P.chilensis a orillas del río Cruz del Eje. cercanías de Palo Parado. Córdoba. 1989. F.M.Galera.

Foto 34

Foto 34: Ejemplares de P.chilensis muy viejos. Soto. Córdoba. 1989. F.M.Galera.

Foto 35

Foto 35: P. chilensis florecido. Soto, Córdoba. 1989. F.M.Galera.

Foto 36

Foto 36: Inflorescencia de P.chilensis. Quilino, Córdoba. 2000. F.M. Galera.

Foto 37

Foto 37: Frutos de P. chilensis en estufas de secado. Córdoba. 1990. M.Trevisson.


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