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Capitulo IV - Africa al sur del Sahara (incluidas las Islas del Océano Indico)


4.1 Introducción
4.2 Panorama regional en 1980
4.3 Perspectivas para el ano 2000
4.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales


4.1 Introducción

En todos los países de Africa y del Océano Indico la madera ocupa un lugar importantísimo en las diversas actividades consumidoras de energía y es casi el único combustible doméstico de la enorme mayoría de la población. La cubierta leñosa de los países de esta región es muy variable, según las zonas climáticas, y con frecuencia sucede que las zonas más pobladas son las sabanas arbóreas o boscosas, en las cuales la agricultura y el pastoreo determinan una degradación progresiva de la cubierta forestal, creando situaciones criticas desde el punto de vista ecológico y causando dificultades para el aprovisionamiento de material leñoso de las poblaciones rurales y, sobre todo, de las urbanas.

El crecimiento demográfico, unido a la degradación progresiva de la vegetación leñosa, no puede por menos de agravar esas situaciones criticas y crear otras nuevas.

Los países1 estudiados son:

- los países del Africa Occidental situados al sur del Sahara;
- los países del Africa Oriental (comprendido el Sudán);
- los países del Africa Central;
- los países de Africa del Sur, con excepción de la República Sudafricana;
- las islas del océano Indico: Madagascar, Comoras, Mauricio, Reunión.

1 En este trabajo se usa sistemáticamente la palabra países por razones de comodidad, aunque una de las entidades no sea un país en el sentido estricto, sino un departamento francés (La Reunión).

4.2 Panorama regional en 1980


4.2.1 Población y necesidades básicas de energía
4.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía
4.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones
4.2.4 Recapitulación regional


4.2.1 Población y necesidades básicas de energía

Se puede estimar que en 1980 el número total de habitantes de esta región era de 319,5 millones. La enorme mayoría de la población - 288 millones, equivalentes el 90% del total - vive en el campo o en centros urbanos de menos de 100000 habitantes, que son concentraciones de gente procedente del campo y cuyos usos y formas de vida son prácticamente idénticos a loa de las zonas rurales. Sólo 31,6 millones de habitantes - es decir, El 10% de la población - viven en grandes centros urbanos. Las necesidades energéticas mínimas de la población se calculan, según las zonas, entre 10 y 18 GJ por habitante y año.

Según las estadísticas la producción de leña y madera para carbonización de esta región ascendió en 1980 a 375,8 millones de m3, que representan cerca del 87% de la producción forestal y mis del 60% del consumo energético total. En algunos países, como Etiopía o Malí, la madera representa más del 90% del consumo energético. En trece de los dieciséis países menos adelantados de la región, más de tres cuartas partes del aprovisionamiento energético procede de la madera.

En el medio rural la leña es prácticamente el único recurso energético que se consume, si se exceptúan algunas regiones limitadas en las que se recuperan varios desechos agrícolas (centro de Alto Volta, norte de Nigeria, Rwanda, Burundi), pero hay que observar que en esos casos se trata de zonas en situación de escasez aguda. Para la iluminación se utilizan también cantidades ínfimas de petróleo (0,5 a 2 litros por persona y mes), resina y aceites vegetales de fabricación local, que en conjunto representan del 2 al 5% del consumo energético total. En las zonas rurales, el aprovisionamiento suele hacerse por recolección directa, organizada en general por hogares (cada esposa y sus hijos) y sólo en raras ocasiones por grupos familiares. La recogida puede extenderse por un radio de 3,5 a 4 km. En los centros de más de 10000 habitantes se recurre a vendedores de leña. Los sistemas de cocción y los hábitos alimentarios contribuyen en medida notable al elevado consumo de leña y a ellos se debe que el consumo energético sea en general más alto que en Asia. En los centros rurales el consumo de leña reviste también importancia para actividades artesanales y semi-industriales, como elaboración de productos agrícolas y pescado (ahumado de pescado, tratamiento de los frutos del árbol de la manteca), pequeños restaurantes, panaderías, fraguas, alfarería, curtidorías, fabricas de ladrillos y lavanderías. La parte correspondiente a esas necesidades no es insignificante y puede representar del 20 al 40% del consumo doméstico.

En las ciudades el carbón vegetal tiene en general cierta importancia, por ser de más fácil empleo. Encuentra muy buena acogida entre las amas de casa y su consumo aumenta a medida que se van afianzando formas de vida diferentes de las que prevalecen en las comunidades rurales. La leña, de todas maneras, tiene ano su lugar. Las energías comerciales, en particular los productos petrolíferos, revisten tanta mayor importancia cuanto mayor es la urbanización y más alto el poder adquisitivo (20 a 50%).

En las ciudades, diversas colectividades públicas y privadas, además de los artesanos y las empresas semi-industriales, utilizan también leña y carbón vegetal. En los países sin litoral que no disponen de otros recursos (por ejemplo, Malí, Burundi, Rwanda, Chad), la leña se emplea también en algunas actividades industriales, como fabricación de cerillas y cigarrillos, panaderías industriales, curtidurías, fábricas de cerveza, tratamiento del té, etc.

La leña y el carbón vegetal son a menudo objeto de un intenso comercio, que muchas veces se caracteriza por la importancia de los beneficios que obtienen los intermediarios, en sistemas de distribución complejos y poco transparentes, a costa de los pequeños consumidores.

En resumen, las necesidades energéticas de las zonas rurales pueden describirse esquemáticamente como sigue:

Cuadro 3 - Necesidades energéticas en las zonas rurales del Africa al sur del Sahara

País

Necesidades energéticas por habitante GJ/hab/año

Porcentaje de las diferentes fuentes de energía

Necesidades mínimas de leña, incluido carbón vegetal

leña y carbón vegetal

Otras

Países de llanura o meseta en región seca

10 a 14

95 a 98%

2 a 5% (petróleo)

1 a 1,5

Países de llanura o meseta en región húmeda

12 a 14

95 a 98%

2 a 5% (petróleo)

1,2 a 1,5

Países de montaña y colinas altas (más de 1500 m)

14 a 18

90 a 95%

5 a 10% (petróleo, excremento del ganado)

1,4 a 1,9

Por lo que se refiere a las ciudades, se puede considerar que las necesidades de leña, incluido el carbón vegetal, son por término medio del orden de tres cuartos del consumo rural, es decir, de 0,75 a 1,2 m3 en zonas de llanura y meseta y de 1,15 a 1,4 m3 en zonas de montaña.

Los países subdesérticos y desérticos, cuyas poblaciones nómadas viven en una economía de subsistencia muy diferente y consumen por ello menos productos energéticos, se consideran aparte, igual que los pueblos nómadas de los países árabes (Libia, Egipto, Jordania, Siria). Para ellos se ha tomado como base un consumo por habitante y año de 0,5 m3.

4.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía

a) Formaciones naturales

En el Africa tropical se encuentran tres grandes tipos fisionómicos de vegetación forestal

1) bosques densos, generalmente húmedos, con varios pisos y compuestos de una mezcla de latifoliadas con cubierta de copas de densidad muy variada y arboles de distintos tamaños. El volumen en pie por hectárea varia, pues, de 250 a 600 m3 (volumen de los árboles de diámetro superior a 10 cm, incluidas las ramas gruesas) y la productividad en leña (una vez deducida la madera de construcción) puede estimarse entre 2 y 4 m3 por hectárea y año. Las superficies consideradas productivas, en el sentido en que ese término se entiende en el estudio FAO/PNUMA que ha servido de fuente de información, ocupan en total una superficie de 162 millones de hectáreas;

2) bosques abiertos y sabanas boscosas, con "cubierta forestal"1 superior al 40% y un estrato inferior herbáceo que permite la difusión del fuego. La productividad en leña de esas formaciones es del orden de 0,8 a 1,2 m3 por hectárea y año.

En el estudio PNUMA/FAO, esas formaciones corresponden a las formaciones productivas mixtas de árboles y gramíneas. Ocupan una superfice total de 170,7 millones de hectáreas;

3) sabanas arbóreas, con cubierta forestal que ocupa del 10 al 40% de la superficie y una productividad en leña del orden de 0,2 a 0,8 m3 por hectárea y año. En el estudio FAO/PNUMA estas formaciones corresponden a las formaciones mixtas de árboles y gramíneas consideradas improductivas por razones físicas. Su superficie total es de 282 millones de hectáreas.

1 Cubierta forestal: superficie ocupada por las copas de los árboles.

A estos tres tipos de bosques hay que añadir las formaciones de arbustos y matorrales, cuya densidad es muy variable y cuya productividad en leña puede estimarse entre 0,05 y 0,2 m3 por hectárea y año. La superficie total se calcula en 444,6 millones de hectáreas. Por último, son muchas las superficies cubiertas de barbecho de bosque, que representan una fuente no insignificante de materiales leñosos. Las superficies estimadas en 1980 son de 61,6 millones de hectáreas para los barbechos de bosque denso y 104,8 millones de hectáreas para los barbechos de sabana boscosa. Su productividad en leña varia de 0,5 a 2 m3 por hectárea y año.

b) Plantaciones forestales

1) Plantaciones con fines industriales

Estas plantaciones, cuyo objeto es producir madera de construcción, serradiza o para tableros, o madera para abastecer las fábricas de pasta de papel, pueden proporcionar leña tanto en los clareos (en el caso de las plantaciones de ciclo largo) como en la explotación final.

Se estima que la superficie total de las plantaciones industriales en los países de Africa considerados en el presente estudio era en 1980 de 1108000 ha, aproximadamente, repartidas como sigue:

- latifoliadas de ciclo largo: 300000 ha (crecimiento lento)
- latifoliadas de ciclo corto: 181000 ha (crecimiento rápido)
- coníferas: 627000 ha

La situación es muy diversa en los distintos países. Algunos (países del Sahel, Guinea, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Somalia, República Centroafricana, Liberia, Sierra Leona) no poseen prácticamente plantaciones industriales o tienen muy pocas; otros, al contrario (Nigeria, Angola, Kenya, Madagascar, Malawi, Sudán, Swazilandia, Tanzania, Zimbabwe) disponen de más do 500000 ha do plantaciones. Muchas do ellas son ya antiguas, con 20 y más años, y su estado es muy variable, pues depende, en particular, de la importancia que tienen los servicios forestales y de los medios de que disponen, dado que prácticamente todas esas plantaciones son estatales.

Es delicado estimar la productividad de esas plantaciones y, sobre todo, la productividad potencial de leña. Muchas de ellas no están sometidas a un plan de ordenación y, por tanto, los programas de clareo son imprevisibles. Se supondrá, pues, arbitrariamente que la producción potencial de leña equivale al 40% de la producción final en las plantaciones de latifoliadas destinadas a madera de construcción (es decir, de 2 a 4 m3 por hectárea y año, según las zonas), y al 15% de la producción final en las plantaciones de coníferas destinadas a madera de construcción (o sea, 1,5 a 2 m3 por hectárea y año) y en las plantaciones de latifoliadas y coníferas para pasta (es decir, de 1 a 3 m3 por hectárea y año).

2) Plantaciones con fines no industriales

Estas plantaciones se destinan en general a producir leña, madera de servicio y materiales de construcción para las zonas rurales, frutos (anacardo), o gomas, resinas o tanino (Acacia). En Africa, las superficies plantadas son pequeñas en comparación con las de América Latina o Asia. Sólo algunos países contaban en 1980 con superficies relativamente importantes: Ghana, 49000 ha; Angola, 89000 ha (de las cuales 40000 están destinadas en principio a las locomotoras de vapor del servicio de ferrocarriles); Etiopía, 97000 ha; Madagascar, 154000 ha; Sudán, 130000 ha, de las cuales dos tercios se dedican principalmente a la producción de goma acacia africana); Tanzania y Uganda, 30000 ha cada uno; Zimbabwe, 28000 ha; Rwanda, 25000 ha; Kenya, 24000 ha; Nigeria, 17000 ha y Burundi, 13000 ha. Todos los demás países poseen menos de 12000 ha de plantaciones no industriales. En total, los países de Africa comprendidos en el estudio poseen unas 785000 ha de plantaciones no industriales1 de las cuales 640000 ha se destinan especialmente, en principio, a la producción de leña. Las principales especies plantadas son: Acacia spp., Prosopis junifera, Aradirachta indica, Cassia siamea, Gmelina arborea, Dalbergia sissoo, Cassuarina equisetifolia. Desgraciadamente, muchas de esas plantaciones no están bien cuidadas o se han degradado a causa de talas abusivas, a menudo ilícitas, debido a que, con frecuencia, se han establecido en el medio rural sin un plan preciso de ordenación y sin una autoridad responsable bien definida. En las estimaciones hechas por la FAO se han tenido en cuenta esos elementos y no se han calculado, por tanto, mas que las plantaciones consideradas ano realmente productivas en 1980. De todas maneras, hay que ser cautos por lo que se refiere a la evolución futura de la situación.

1 Fuente: Proyecto FAO/PNUMA de evaluación de los recursos forestales tropicales.

La productividad de estas plantaciones varia de 2 a 10 m3 por hectárea y año, según las regiones.

c) Otros recursos leñosos naturales: hileras de árboles, cercos, cortavientos, masas boscosas rurales, huertos, árboles dispersos en las tierras de labor

Es muy difícil apreciar las cantidades de material lanoso procedente da este tipo de vegetación que pueden utilizarse como leña. Partiendo de algunas consideraciones sobre la importancia de las superficies agrícolas y el número medio de árboles por hectárea es posible hacer estimaciones, que deben considerarse solo como cifras indicativas del probable orden de magnitud de las cantidades efectivamente disponibles.

El árbol se considera en general un elemento importante del ambiente en que se vive pero su mantenimiento y, a mayor razón, su multiplicación no son objeto de un esfuerzo activo y dinámico, por lo que su implementación en el medio rural sigue siendo limitada.

d) Residuos agrícolas e industriales

En el párrafo 2.2 se ha señalado que en la mayoría de los países de Africa la utilización de estos residuos con fines energéticos es sólo una excepción. En muchos países, sin embargo' representan un potencial que podría utilizarse con provecho. Por otro lado, si se exceptúan los casos de escasa, aguda, en los que la necesidad impone recurrir a todos los recursos disponibles, parece poco probable que las poblaciones puedan modificar sus hábitos. Por ello, no es, en general, realista tener en cuenta esos recursos en el balance global de las disponibilidades.

Un caso que vale la pena considerar a parte es el de los países de montaña y las islas menores del océano Indico (1), para los cuales es posible hacer una estimación de los desechos agrícolas disponibles a partir de las estadísticas de la producción agrícola. En esos países, en efecto, la población se encuentra ya ahora en situación de escasez aguda y las necesidades energéticas domésticas y artesanales se cubren ya en parte con combustibles sustitutivos, como cañas de maíz, hojas de banano, bagazo, cáscaras y vainas de maní y frijol, paja de cereales y restos de la corta no dejados a pudrir sobre la tierra. Los mismo sucede entre los mosi (Alto Volta) y los hausa (Níger), donde la aguda escasez de material leñoso ha llevado a los habitantes a utilizar todo cuanto está a su alcances cañas de mijo, sorgo y maíz, paja de arroz, cáscaras de maní e incluso bostas de bovinos. Los desechos industriales (serrín' virutas' recortes) no ofrecen más que limitadísimas posibilidades de abastecimiento, dado el escaso desarrollo de la industria maderera en la enorme mayoría de los países tropicales de Africa.

4.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones

Durante el análisis zona por zona se ha hallado que, partiendo de la vegetación leñosa natural (superficie y productividad) y de la población (densidad y necesidades de materiales lanosos energéticos), era posible clasificarlas en seis categorías relativamente homogéneas.

Categoría 1) - Zonas desérticas y subdesérticas, con recursos forestales nulos o muy escasos y generalmente poco pobladas.

Categoría 2) - Zonas de sabanas arbóreas o boscosas, muy pobladas.

Categoría 3) - Zonas de sabanas arbóreas o boscosas' poco pobladas.

Categoría 4) - Zonas de bosques densos cuyas masas forestales han sido y siguen siendo ata atacadas por una población relativamente densa con objeto de implantar cultivos alimentar es o de plantación.

Categoría 5) - Zonas de bosques densos con recursos forestales inmensos y población generalmente poco importante.

Categoría 6) - Zonas con gran densidad de población y vegetación forestal degradada o inaccesible a la población.

a) Categoría 1. Esta categoría comprende:

- en Africa occidental, las zonas desérticas y subdesérticas siguientes: Mauritania, norte de Malí, norte de Níger, norte del Chad;

- en Africa oriental y del Sur: norte del Sudán, Djibouti, nordeste de Kenya, este de Etiopía (Ogaden), Somalia, Botswana, Namibia.

Estas zonas cubren una superficie de 605,2 millones de hectáreas y en ellas viven solamente 14,6 millones de personas, en su mayoría gentes del campo y, sobre todo, pastores nómadas. Las superficies cubiertas de vegetación leñosa son casi exclusivamente formaciones de arbustos o árboles de bajísima productividad (del orden de 0,1 a 0,2 m3 por hectárea y año por término medio). Por lo que se refiere al balance global, la considerable superficie de esas zonas hace que la disponibilidad teórica de recursos leñosos per capita parezca relativamente importante, con una media de 0,9 m3 por habitante y año, pero esa cifra no responde a la realidad, porque, a pesar del modo de vida itinerante, que permite a las poblaciones recorrer grandes superficies, la bajísima productividad de la vegetación es insuficiente para cubrir las necesidades de combustibles leñosos. La disponibilidad media realmente accesible de material leñoso puede estimarse en un 5% de la disponibilidad aparente, es decir, en sólo 0,06 m3 por habitante y año.

Las plantaciones hechas cubren solamente 20000 hectáreas, de las cuales 9000 se hallan en Ogaden y 11000 en Somalia (plantaciones en regadío), y no se dispone de ningún otro recurso leñoso.

Hay pues un déficit de leña del orden de 0,4 m3 por habitante y año, que determina una sobreexplotación de la vegetación existente y, en último término, la desertización.

El fenómeno se ve además agravado especialmente por el pastoreo, dado que el número de animales es muy superior a las posibilidades de la vegetación herbácea, lo que hace que se recurra como suplemento a la vegetación leñosa. Por último, las condiciones climatológicas desfavorables de los años setenta han ampliado el fenómeno de la desertización, limitando las posibilidades de regeneración de los pastizales herbáceos y lanosos y causando la muerte de la vegetación, ya debilitada fisiológicamente por la explotación excesiva de sus ramas verdes. Así pues, en todas estas zonas desérticas y subdesérticas situadas al sur del Sahara, cuyos recursos leñosos son extremamente escasos, la situación reviste especial gravedad.

b) Categoría 2. Comprende zonas de sabanas arbóreas o boscosas con recursos forestales escasos y una población importante. Estas zonas se hallan distribuidas por todo el Africa y coinciden con zonas importantes de asentamiento. Son las siguientes:

- en Africa noroccidental: norte de Senegal, oeste de Senegal, Gambia, norte de Guinea, Sierra Leona, sur de Togo, sur de Benin, centro de Alto Volta, sur del Níger, norte de Nigeria;

- en Africa central: norte del Camerún, oeste del Camerún, centro del Congo, oeste de Zaire, este y oeste de Angola, sur de Zaire;

- en Africa oriental y del Sur y en Madagascar: este de Zambia, Malawi, sur de Mozambique, oeste y sudeste de Kenya, Uganda, norte de Tanzania, Eritrea, centro y sudoeste de Madagascar.

Estas zonas cubren una superficie de 533 millones de hectáreas y cuentan con 146 millones de habitantes, el 90% de los cuales viven en "ambiente rural" (habitat rural y centros urbanos de menos de 100000 habitantes).

La superficie cubierta de bosques densos es muy limitada (2,1 millones de hectáreas), mientras las demás formaciones ocupan extensiones mayores, con 45,4 millones de hectáreas de bosques abiertos y sabanas boscosas, 88,6 millones de hectáreas de sabanas arbóreas y 89 millones de hectáreas de formaciones arbustivas. A estas formaciones naturales hay que añadir unos 48,5 millones de hectáreas de barbechos de bosque, que representan una fuente no insignificante de combustibles leñosos.

De todas maneras, si se pone en relación la importancia de esas superficies con la población de esas regiones, cuya distribución dista mucho de ser homogénea, se llega a la conclusión de que al menos el 40% de las disponibilidades no son realmente accesibles a la población, con lo que las disponibilidades realmente accesibles se reducen a 78,1 millones de m3 por año.

Las disponibilidades anuales medias accesibles por habitante no son, pues, más que de 0,54 m3 por ano, cifra claramente insuficiente para atender las necesidades, que se elevan aproximadamente al doble.

Las plantaciones hechas en 1980 comprenden 540000 hectáreas de plantaciones industriales, de las cuales 80000 corresponden a latifoliadas y 460000 a coníferas. Dichas plantaciones se encuentran esencialmente en Kenya (150000 ha), Madagascar (112000 ha) y Malawi (69000 ha). Hay también 350000 hectáreas de plantaciones para leña, cuya productividad media es de 4 m3 por hectárea y año. En total, la disponibilidad anual de leña procedente de las plantaciones es del orden de 2200000 m3, es decir, de sólo 0,015 m3 por habitante y año.

Los demás recursos leñosos (masas boscosas rurales y árboles dispersos) representan en estos países, en los que la superficie agrícola es importante, un volumen nada insignificante, tanto más cuanto que se hallan en las proximidades de los lugares de consumo. Sobre la base de algunas encuestas regionales se pueden hacer las estimaciones siguientes:


Disponibilidad total 1000 m3/año

Disponibilidad per capita m3/año

Zonas de Africa occidental

2700

0,05

Zonas de Africa central

1200

0,04

Zona de Africa oriental y del Sur

2200

0,04

Madagascar

260

0,037

La media, pues, es de 0,04 m3 por habitante y año.

En conclusión, la disponibilidad anual total de material lanoso accesible es en estas zonas del orden de 87 millones de m3, o sea 0,66 m3 per capita. Se trata, de una cifra insuficiente para satisfacer las necesidades, que son de 1 a 1,5 m3 por habitante y año. El déficit es, pues, del orden de 0,2 a 0,9 m3 por habitante y ano.

Estando así las cosas, las formaciones leñosas existentes han sido totalmente destruidas o están excesivamente explotadas para atender las necesidades. En esas zonas, pues, la situación tiende a agravarse.

En algunas de ellas la situación es alarmante debido a la rarefacción de las formaciones leñosas o a su degradación. Se está evolucionando rápidamente hacia, una situación de escasez aguda, que es ya perceptible en los centros urbanos da dimensiones medias y grandes (más de 20000 habitantes) e Así sucede en El Senegal (Cabo Verde; Sine Salum y la región del río), en Gambia, en el centro de Alto Volta (altiplano de Mosi), en el noroeste de Nigeria (zona Hausa), en el sur de Togo y el sur de Benin, en el oeste del Camerún (zona Bamileke), alrededor del lago Victoria (Kenya, Uganda, Tanzanía), en el sur de Malawi y en la zona de contacto entre el Shaba (Zaire) y Zambia. Siempre que la densidad de población supera los 50 habitantes por km2 se entra en zona de déficit y cuando la densidad es superior a 100 habitantes por km2 la situación evoluciona rápidamente hacia la escasez aguda, que afecta primero a los centros urbanos pero se extiende luego rápidamente a las zonas rurales.

Los centros urbanos de dimensiones relativamente importantes (más de 50000 habitantes) se encuentran ya en esos países en situación de déficit de energía doméstica, pues la población no consigue procurarse leña y cartón vegetal en cantidad suficiente a precios aceptables, dadas las distancias a que han de transportarse los suministros y la ausencia casi general de un control de los precios.

c) Categoría 3. Pertenecen a esta categoría esencialmente las zonas de sabana arbórea o boscosa (a veces con masas forestales densas) y densidad de población baja en relación con las disponibilidades totales de material lanoso,

- En Africa noroccidental sudeste del Senegal, Guinea Bissau, sur de Malí, sur de Alto Volta, norte de la Costa de Marfil, norte de Ghana, norte de Togo, norte de Benin, sudeste de Níger, este de Alto Volta, centro y sur de Chad.

- En Africa central norte y centro de la República Centroafricana, sur de Angola y centro de Zaire.

- En Africa oriental y del sur este de Botswana, Zimbabwe, oeste de Zambia, norte de Mozambique, sur de Tanzania, centro y sur del Sudán.

En conjunto, estas zonas o países cubren una superficie de 736,3 millones de hectáreas y tienen una población de sólo 67,8 millones de habitantes, de los que el 96% viven en el campo. En las zonas rurales, la densidad media es de 9 habitantes por km2, muy inferior, pues, a la de las zonas y países de la segunda categoría, que es de 25 habitantes por km2.

En cambio, las formaciones forestales productivas cubren una superficie muy superior a la de los países y zonas de la categoría 2: 8,4 millones de hectáreas de bosques densos, 101,2 millones de hectáreas de sabanas boscosas y bosques abiertos, 149,4 millones de hectáreas de sabanas arbóreas y 175 millones de vegetación arbustiva, alas que hay que añadir 59 millones de hectáreas de barbechos de busque. La disponibilidad total de material leñoso as de 260 millones de m3 al año, pero la extensión superficial y La falta de homogeneidad en la distribución de la población llevan a reducir esa cifra en un 50% aproximadamente, lo que deja una disponibilidad anual accesible de 130 millones de m3, o sea, por término medio, 1,9 m3 por habitante y año. Las necesidades de material leñoso energético, pues, están en general cubiertas por las solas formaciones naturales.

Las plantaciones hechas en estos países tienen extensión limitada: 209000 hectáreas de plantaciones industriales, de las cuales 55000 se hallan en el Sudán, y 135000 hectáreas de plantaciones para leña, de las cuales 49000 están en Ghana y 40000 en el Sudán. La disponibilidad total anual es del orden de 867000 m3 de leña y la disponibilidad anual por habitante de 0,013 m3, cifra comparable a la de los países de categoría 2.

En conclusión, teniendo en cuenta las necesidades medias, que van de 1 a 1,5 m3 por habitante y año, y sin tener en cuenta otros recursos leñosos (poco abundantes), como las masas boscosas rurales y los residuos agrícolas e industriales, el balance entre las necesidades y los recursos es positivo (del orden de +0,3 a +1,1 m3 por habitante y año), pero ello no debe hacer olvidar las dificultades que encuentran algunos grandes centros urbanos, como Bamako y Ndjamena, para aprovisionarse de leña.

d) Categoría 4. Se trata de zonas de bosques densos cuyas masas forestales han sido y siguen siendo atacadas para implantar cultivos alimentarios y da plantación. Esencialmente pertenecen a esta categoría las zonas forestales de Africa occidental situadas a lo largo del golfo de Guinea: Costa de Marfil, sudeste de Guinea, Liberia, sudoeste de Ghana, sur de Nigeria, sur y nordeste de Madagascar. En Africa occidental, esas zonas ocupan una superficie limitada (78 millones de hectáreas), pero la población, con un total de 42 millones de personas, es relativamente importante. En ellas se encuentran grandes concentraciones urbanas, como Monrovia, Abidjan, Accra y, sobre todo, los centros urbanos del sur de Nigeria, en particular Lagos e Ibadán. En total, cerca de 8 millones de personas (o sea, el 19% de la población) viven en centros urbanos de más de 100000 habitantes.

Los bosques densos productivos no cubrían en 1980 más que 11,1 millones de hectáreas, lo que representa de un cuarto a un quinto de la superficie que esas masas ocupaban a principios de siglo. El ritmo de deforestación se ha acelerado en los últimos 30 años, pero actualmente se observa cierta lentificación de ese fenómeno, que, de todas maneras, sigue siendo preocupante. Superficies importantes, del orden de 29,7 millones de hectáreas, están ocupadas por barbechos de bosques, que hay que considerar como productores potenciales de leña. Las disponibilidades totales aparentes de madera combustible son de 92,7 millones de m3 al año y, estimando que la población tenga acceso a un 80% de ese total, se obtiene una disponibilidad anual accesible de 74,1 millones de m3, o sea 1,76 m3 por habitante y año, si se tiene en cuenta la población total, y más de 2 m3, si se considera sólo la población rural.

En Madagascar, la parte nordoriental de la isla (circunscripciones de Diego Suárez y Tamatave) cuenta con 7 millones de hectáreas de bosques densos para una población de 2,2 millones de personas. La disponibilidad teórica anual es de 28 millones de m3. Sin embargo, como la mayor parte de la población está concentrada en las llanuras costeras, la enorme mayoría de los bosques (85%), situados en las zonas altas, les resultan inaccesibles. La disponibilidad anual accesible es, pues, del orden de 4,2 millones de m3, o sea, 1,9 m3 por habitante y año, mientras las necesidades son del orden de 1,2 a 1,7 m3.

Las plantaciones hechas en estos países son esencialmente plantaciones industriales de latifoliadas mixtas, con 113000 hectáreas de ciclo largo y 67000 hectáreas de ciclo corto. En conjunto, la disponibilidad total de leña puede estimarse en 650000 m3 al año, lo que da una disponibilidad media por habitante de 0,014 m3, cifra bajísima. Por otro lado, la concentración de esas plantaciones hace que tengan un valor no insignificante, en particular para el aprovisionamiento de los grandes centros urbanos. En efecto, si se tiene en cuenta solamente la población que habita en centros urbanos de más de 100000 personas (7,9 millones), la disponibilidad es de 0,11 m3 por habitante y año.

En conclusión, el balance entre los recursos y las necesidades es en la actualidad positivo, del orden de +0,3 a +0,8 m3 por habitante, pero encubre una evolución hacia una situación de desequilibrio a plazo más o menos largo, según el país, y oculta además dificultades ya presentes para el aprovisionamiento de los grandes centros urbanos, como Abidjan, Atora, Lagos, Ibadán, etc.

e) Categoría 5. Se trata de zonas de bosque denso con recursos forestales muy importantes y densidad de población generalmente baja. Pertenecen a esta categoría las zonas forestales de la parte central de Africa: sur de la República Centroafricana, sur del Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón, norte de Zaire, norte de Angola, sur del Congo, norte del Congo.

La superficie total es de 201 millones de hectáreas y la población es de sólo 8,4 millones de personas, de las cuales 2,2 millones viven en centros urbanos de más de 100000 habitantes. La población rural es pues muy poco densa (con una media de 3 por km2) y en algunas zonas incluso rara. Las formaciones naturales comprenden 133,6 millones de hectáreas de bosques densos y 19,5 millones de hectáreas de bosques abiertos. La disponibilidad teórica total de leña es considerables 461 millones de m3 por año. Aun admitiendo que en realidad sólo el 10% de las superficies forestales sean accesibles a la población, se obtiene una disponibilidad anual de 5 a 7 m3 por habitante, cifra considerable.

La superficie de plantaciones es limitada, con 52000 hectáreas de latifoliadas de uso industrial, que pueden producir anualmente tan sólo 200000 m3 de leña. Teniendo en cuenta sólo los grandes centros urbanos) la disponibilidad media per capita (0,075 m3/año) no es despreciable.

En conclusión, el balance de estas zonas es claramente positivo. No tienen pues dificultades y podrían convertirse incluso en exportadoras de biomasa leñosa o de energía obtenida a partir de esa biomasa.

f) Categoría 6. Comprende los países de gran densidad de población con vegetación forestal gravemente degradada o inaccesible a la población. Pertenecen a esta categoría, por un lado, los países montañosos de Africa oriental y, por otro, las pequeñas islas del océano Indico.

La cubierta forestal de las zonas montañosas de Africa oriental (Burundi, Rwanda, centro de Etiopía, Lesotho, Swazilandia) está muy degradada y, en el caso de Burundi y Lesotho, está ya prácticamente destruida en su totalidad. Las formaciones forestales que ano subsisten son a menudo inaccesibles, porque están situadas a gran altitud (cresta Zaire-Nilo de Burundi, montañas de Etiopía).

En esas zonas, que son las de mayor densidad de población rural de Africa, la disponibilidad aparente total de leña es de sólo 10,8 millones de m3 al año, es decir, 0,26 m3 por habitante y año. Dejando aparte el centro de Etiopía, los otros cuatro pequeños países - Burundi, Rwanda, Lesotho y Swazilandia - cuentan en total con 11,8 millones de habitantes y tienen una superficie global de 10,1 millones de hectáreas. Sus disponibilidades aparentes totales son de 1,2 millones de m3 al año, es decir, 0,1 m3 por habitante y año. Es, evidentemente, una cifra bajísima, que coloca a estos países en grave situación de escasez.

Las islas Mauricio, la Reunión y las Comoras, que tienen en total 1850000 habitantes, se hallan también en situación de escasez aguda de leña, especialmente grave en las Comoras y en Mauricio, donde las disponibilidades son del orden de 0,03 a 0,05 m3 por habitante y año. La situación de este grupo de islas, con fuerte crecimiento demográfico, es muy parecida a la de los pequeños países montañosos de Africa (Burundi, Rwanda, Lesotho y Swazilandia).

Las plantaciones hechas en los países pertenecientes a esta categoría son relativamente importantes en algunas zonas: en Swazilandia se han plantado 72000 hectáreas de coníferas y en Etiopía, Rwanda y Mauricio hay plantaciones de leña, cuya productividad es excelente, gracias a la fertilidad del suelo.

En total, la superficie de las plantaciones se calcula en 247000 hectáreas, de las cuales 125000 corresponden a plantaciones de leña (con una productividad media de 10 m3 por hectárea y año), 96000 a plantaciones industriales de coníferas y 26000 a plantaciones industriales de latifoliadas. En conjunto, la disponibilidad anual de leña se estima en 1,5 millones de m3. A pesar de ello, la disponibilidad media por habitante y año es de sólo 0,038 m3.

Por lo que se refiere a las demás fuentes de materiales leñosos, se puede calcular que las masas boscosas rurales producen 1,72 millones de m3 de madera al año y los desechos leñosos de la agricultura aportan 8 millones de m3, lo que da una disponibilidad anual media por habitante de 0,24 m3.

En total, las disponibilidades anuales de materiales leñosos en los países de montaña son del orden de 0,54 m3 por habitante y año.

Teniendo en cuenta la importante cifra que alcanzan las necesidades, que van de 1,4 a 1,9 m3 por habitante y año, estos países se encuentran ya en situación de escasez aguda: la energía que falta para cubrir las necesidades domésticas y artesanales equivale a 0,85-1,35 m3 por habitante. A pesar del intenso uso que se hace de excrementos animales secos y residuos agrícolas, en detrimento de la fertilidad del suelo, la vegetación lanosa que ano existe se explota por encima de sus posibilidades de producción, lo que da lugar a una degradación más o menos acentuada. En las islas menores, las disponibilidades son claramente inferiores y aunque las necesidades no son elevadas, se encuentran abocadas a una situación de escasez aguda semejante a la de las zonas de montaña.

Cuadro 4. Recapitulación de los recursos lanosos procedentes de formaciones naturales

Cuadro 5. Recapitulación de los recursos leñosos procedentes de plantaciones forestales existentes en 1980

Categorías

Plantaciones industriales

Plantaciones de leña

Disponibilidad anual de leña

Disponibilidad anual por habitante

Superficie 1000 ha

Volumen de leña 1000 m3/año

Superficie 1000 ha

Volumen de leña 1000 m3/año

1000 m3

m3/hab/año

1

0

0

20

40

40

0,003

2

540

825

350

1400

2225

0,015

3

209

327

135

540

867

0,013

4

185

653

e

e

653

0,014

5

52

196

e

e

196

0,024

6

122

277

125

1250

1527

0,038

TOTAL

1108

2278

630

3230

5508

 

Cuadro 6. Recapitulación de los recursos leñosos disponibles en 1980

Cuadro 7. Balance global de 1980

Categorías

Necesidades1

Disponibilidades

Balance

Magnitud de los excedentes o del déficit total

Magnitud de las reservas todavía inaccesibles

m3/hab/ano

m3/hab/año

m3/hab/año

millones m3

millones m3

1

0,5

0,05 a 0,1

- 0,44

- 6

 

2

1 a 1,5

0,8 a 0,9

- 0,2 a - 0,9

- 65

52

3

1 a 1,5

1,8 a 2,1

+ 0,25 a + 1,10

+ 45

130

4

1,2 a 1,7

1,8 a 2,1

+ 0,3 a + 0,8

+ 20

42

5

1,2 a 1,7

5 a 10

+ 4

+ 35

415

6

1,4 a 1,9

0,5 a 0,7

- 0,7 a - 1,4

- 40

0

1 Se han tenido en cuenta sólo las de la población rural.

4.2.4 Recapitulación regional

En los cuadros que siguen se presentan:

- las disponibilidades de materiales leñosos
- el balance global actual.

Todos ellos ponen de relieve la gravedad de la situación en los países subdesérticos en especial los situados al sur del Sahara, y en los países montañosos de Africa oriental, las islas menores del Océano Indico y las sabanas densamente pobladas del Africa occidental.

Muestran igualmente la importancia considerable que tienen las reservas forestales del Africa central, cuya productividad anual total es más de 35 veces superior al consumo anual de las poblaciones que habitan esas zonas.

4.3 Perspectivas para el ano 2000


4.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades
4.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos


4.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades

La división de los países hace difícil un cálculo por zonas de las previsiones demográficas para el año 2000. Por ello, las estimaciones que aquí se hacen se han basado en las cifras medias de aumento de la población que figuran en las estadísticas provisionales preparadas por la FAO, llegando a los resultados siguientes:

Cuadro 8. Previsiones demográficas para el año 2000

País

Población en el año 2000 (millones de habitantes)

Rural

Centros urbanos 100000 hab

Total

Categoría 1

19

3

22

Categoría 2

215

35

250

Categoría 3

112

7

119

Categoría 4

63

15

78

Categoría 5

9

5

14

Categoría 6

55

11

66

(Etiopía central)

40

5

45

A falta de una intervención concreta y generalizada, las necesidades de leña de la población se mantendrán probablemente al nivel actual, pues nada permite suponer por el momento una disminución de ese consumo, bien porque se sustituya la leña con otras fuentes de energía o porque se mejore el aprovechamiento energético de ese combustible en los usos domésticos.

Se supondrá, pues, que en el medio rural se mantendrá el nivel actual de consumo y en los grandes centros urbanos disminuirá ligeramente. En otras palabras, se supondrá una disminución global del consumo medio por habitante del orden del 5%.

4.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos

a) Formaciones naturales

1) Vegetación de estepa subdesértica y sabana. Se tendrá en cuenta, por un lado, el crecimiento de la población y, por otro, la sustracción que esas poblaciones hacen del capital leñosos existente.

2) Vegetación de bosques densos. Se utilizarán las cifras de destrucción de masas forestales que resultan de las estimaciones hechas por la FAO en 1978 y 1980.

Se llega así a las cifras siguientes:

Cuadro 9. Formaciones forestales naturales,: disponibilidad de leña en el año 2000

Categorías

Bosques densos, sabanas boscosas y arboladas, incluso zonas de barbecho

Formaciones arbustivas

Productividad media de las formaciones leñosas

Disponibilidad total anual en el año 2000

Disponibilidad accesible por hab/año

Aparente

Accesible

millones de ha

m3/ha/año

millones de m 3

m3/hab/año

2

147

89

0,40

95

951

0,40

3

291

175

0,50

233

1632

1,45

4

44

e

2,1

92

833

1,05

6

19

1

0,30

6

6

0,09

1 Se ha considerado igual al 100% de la disponibilidad total (60% en 1980)
2 Se ha considerado igual al 70% de la disponibilidad total (50% en 1980)
3 Se ha considerado igual a, 90% de la disponibilidad total (80% en 1980)

No se dan cifras para las zonas de la primera categoría (zonas desérticas y subdesérticas), porque la movilidad de las poblaciones hace difícil apreciar cómo evolucionarán las disponibilidades de recursos leñosos. Si por un lado es cierto que el déficit observado en 1980 conducirá a una degradación progresiva e irreversible de la vegetación de las zonas que las poblaciones nómadas atraviesan en su recorrido principalmente aire - dador de los puntos de aguada, se puede pensar, por otro lado, que esas poblaciones modificarán su itinerario para buscar zonas más favorables. De todas maneras, la situación no puede más que empeorar y su gravedad actual es tal que no necesita cifras que la confirmen.

Por mor de simetría no se dan tampoco cifras para las zonas de la quinta categoría, dado que la inmensidad de las superficies forestales y la consiguiente abundancia de recursos permitirá satisfacer sin problema alguno las necesidades de la población.

b) Plantaciones

1) Plantaciones industriales. Hacer proyecciones a este propósito es extremadamente delicado. El estudio hecho por la FAO en 19781 preveía que de 1975 al año 2000 se establecerían en Africa (excluida la República Sudafricana) 1,2 millones de hectáreas de plantaciones industriales, de las cuales 0,65 millones serían plantaciones de coníferas y 0,55 millones de latifoliadas, y que en ambos tipos de plantaciones la distribución entre las destinadas a madera de construcción, y las destinadas a pasta de papel seria prácticamente igual. Esas previsiones, basadas en los programas oficiales de los países, parecen bastante verosímiles, pues las previsiones para el año 1980 eran de 1,25 millones de hectáreas y las estimaciones hechas recientemente revelan que de hecho se plantaron 1,24 millones de hectáreas.

1 "Bosques y plantaciones en el trópico: superficie actual y futura" - FAO documento FO:Misc/79/1. Roma, 1979.

Si se examinan las previsiones a corto plazo (1980-85) hechas por la FAO en 1980 so observa que en algunos países, como Costa de Marfil, Nigeria, Kenya, Rwanda, Burundi, Congo, Madagascar y Zambia, el ritmo previsto de repoblación forestal tiende a acelerarse, mientras en el caso de otros, como Liberia, Camerún y Zaire, las previsiones parecen haber sido demasiado optimistas. En este estudio, pues, se partirá de esas previsiones para el periodo 1980-85, extrapolándolas hasta el año 2000 sin modificar el ritmo de aumento.

Partiendo de esa base ha sido posible preparar el cuadro siguiente:

Cuadro 10. Superficie de plantaciones industriales en el año 2000

Categorías

Previsiones de las superficies plantadas en el año 2000 (millares de hectáreas)

Ritmo medio anual de repoblación (ha)

Latifoliadas ciclo largo

Latifoliadas ciclo corto

Coníferas

Total

per 1000 hab

1

0

0

0

 

 

2

257

127

792

19000

0,13

3

116

20

51

4500

0,07

4

553

253

80

35000

0,83

5

55

13

56

1700

0,20

6

13

19

120

1500

0,04

Sobre esa basa se han calculado luego las disponibilidades de leña, suponiendo que se podrá usar con tal fin el 40% del volumen total de las plantaciones de latifoliadas para madera de construcción y el 15% del volumen de las plantaciones de Latifoliadas para pasta y de las plantaciones de coníferas.

Cuadro 11. Plantaciones industriales en el año 2000: disponibilidades de leña

Categorías

Plantaciones de Latifoliadas

Plantaciones de coníferas

Total

ciclo largo

ciclo corto

(miles de m3)

1

0

0

0

0

2

514

127

1188

1829

3

232

20

76

328

4

2212

759

160

3131

5

220

39

112

371

6

52

57

240

349

TOTAL

3230

717

1677

6008

La disponibilidad anual total procedente de plantaciones industriales, que en 1980 era de 2,3 millones de m3, pasa en el año 2000 a 6 millones de m3.

2) Plantaciones de leña. Las previsiones son ano más difíciles que en el caso de las plantaciones industriales. De todas maneras, proyectando al año 2000 los ritmos actuales de repoblación forestal se obtienen los resultados siguientes:

Cuadro 12. Plantaciones no industriales en el año 2000

Categorías

Superficie plantada entre 1980 y 2000

Superficie plantada anualmente

Superficie total en el año 2000

Disponibilidad de leña

ha

ha

ha

1000 m3

1

50000

2500

70000

140

2

650000

32500

850000

3400

3

140000

7000

245000

980

4

-

-

-

-

5

-

-

-

-

6

380000

19000

505000

5050

TOTAL

1220000

61000

1670000

9570

Nota: Se ha supuesto que las superficies explotadas se ocupan inmediatamente con nuevas plantaciones.

Cuadro 13. Recapitulación de las disponibilidades totales de leña procedente de plantaciones en el año 2000

Categorías

Disponibilidades totales

Disponibilidades por habitante

Plantaciones industriales

Plantaciones no industriales

Total

millones de m3

m3/hab/año

1

0

0,14

0,14

0,006

2

1,83

3,40

5,23

0,021

3

0,33

0,98

1,31

0,011

4

3,13

-

3,13

0,040

5

0,37

-

0,37

0,026

6

0,35

5,05

5,40

0,082

TOTAL

6,01

9,57

15,58

 

c) Otros recursos lanosos

Por lo que se refiere a la categoría. 2, se supone que los recursos se mantendrán en las mismas cifras que en 1980, con una media aproximada de 0,05 m3 por habitante y ano. Esa misma cifra se aplicará a la categoría 3. Para la categoría 4, dado que esas zonas se encuentran en climas de bosques densos con productividad mayor, se considerará que el nivel de los recursos es de 0,15 m3 por habitante y año.

Para la categoría 6 se utilizará el mismo nivel total de disponibilidades, por suponer que el crecimiento demográfico se traducirá más bien en una utilización más completa del espacio que en la colonización de nuevas tierras, que, por otra parte, ya no existen prácticamente. Así pues, la disponibilidad por habitante será menor que en 1980.

Las disponibilidades procedentes de otros recursos leñosos, pues, serán las siguientes:

Categorías

Disponibilidades de Recursos leñosos por habitante m3/hab/año

1

nula

2

0,05

3

0,05

4

0,15

6

0,18

d) Recapitulación de las disponibilidades de Material lanoso por habitante utilizables en el año 2000, en m3/hab/año

Cuadro 14. Disponibilidades de leña por habitante en el año 2000

Categorías

Formaciones leñosas naturales

Plantaciones

Otros recursos

Total

m3/hab/año

2

0,40

0,09

0,05

0,47

3

1,45

0,01

0,05

1,51

4

1,05

0,04

0,15

1,24

6

0,09

0,08

0,18

0,35

Si se compara este cuadro con el cuadro 6, que presenta los recursos disponibles en 1980, se observa la evolución siguiente:

- categoría 1:

no hay cambios cuantitativos, pero la escasez se hace más aguda a causa de la degradación de la vegetación;

- categoría 2:

disminución de más del 20% de las disponibilidades anuales por habitante, debido al crecimiento demográfico y a la degradación de la vegetación leñosa. Escasa aportación de las plantaciones forestales, de las que no procede más que el 4% aproximadamente, de las disponibilidades;

- categoría 3:

disminución del 20% de las disponibilidades anuales por habitante, dado que se supone que el 30% de las superficies forestales siguen siendo inaccesibles a la población;

- categoría 4:

disminución de más del 30% de las disponibilidades anuales por habitante' debido a la intensa actividad de roturación de la vegetación natural y al crecimiento demográfico;

- categoría 6:

disminución del 35% de las disponibilidades, a pesar de los importantes esfuerzos hechos en la repoblación forestal, de las que provienen, el los países pequeños de esta zona (todos los de la categoría, Menos el centro de Etiopía), dos tercios aproximadamente de las disponibilidades.

Cuadro 15 Balance previsible Para el año 2000

Categorías

Necesidades m3/hab1

Disponibilidades m3/hab

Balance m3/hab

1

0,5

del orden de 0,1

- 0,4

2

1 a 1,45

0,35 a 0,55

- 0,50 a - 1,1

3

1 a 1,45

1,05 a 1,95

- 0,3 a + 0,8

4

1,1 a 1,6

1,1 a 1,4

- 0,5 a + 0,3

5

1,1 a 1,6

> 5

> 4

6

1,4 a 1,8

0,35

- 1 a - 1,6

1 Las necesidades se han reducido en un 5% con respecto a 1980.

Este balance permite hacer las observaciones siguientes:

Categoría 1.

Situación de escasez aguda aparentemente invariada pero agravada de hecho por la degradación de la vegetación, que hace más difícil el aprovisionamiento de material leñoso.

Categoría 2.

Situación más grave que en 1980: los recursos disponibles no permiten atender más que del 25 al 50% de las necesidades, a posar de haber supuesto que todas las superficies cubiertas de vegetación leñosa eran accesibles a la población. Los focos de escasez aguda detectados en 1980 se extienden a todas las zonas en que se encuentran. Nuevas zonas vienen a hallarse en situación de escasez aguda: norte del Camerún, centro del Congo, oeste de Zaire 9 centro de Angola, sur de Mozambique, Eritrea.


Las poblaciones rurales pueden hacer frente a esa situación explotando los recursos, como ya hacen, por encima de su productividad, pero las poblaciones "urbanas" (centros de más de 20000 habitantes) se encuentran en situación de escasez cada vez más aguda, que afecta a más de 80 millones de personas.


Esa situación pone una grave hipoteca sobre el porvenir, pues la degradación de la vegetación leñosa natural provocada por la roturación y la sobreexplotación de los bosques se produce en zonas frágiles desde el punto de vista pedológico y climático, cuya vulnerabilidad hace a menudo irreversible la degradación ecológica. Aparte de la vegetación leñosa, se ve amenazado todo el ecosistema, y la posibilidad misma de que el hombre pueda subsistir en él.

Categoría 3.

Algunas zonas de esta categoría pasan a la situación en que se encontraban en 1980 las de categoría 2. Tal es el caso, en particular, de ciertas zonas del Africa occidental (sur de Malí, norte de Benin, norte de Togo, norte de la Costa de Marfil, norte de Ghana, sudeste de Níger, este y oeste del Alto Volta, centro y sur de Chad) y, del Africa oriental (centro y norte de Mozambique y sur de Tanzanía). En esas zonas, las poblaciones rurales cubren sus necesidades recurriendo a una explotación excesiva de la vegetación existente (o destruyéndola), pero las poblaciones urbanas encuentran grandes dificultades para satisfacer sus necesidades y en los grandes centros urbanos existen ya situaciones de escasez aguda. En cambio, algunas zonas de esta categoría se encuentran en situación relativamente satisfactoria (norte y centro de la República Centroafricana, sur y sudeste del Senegal, Guinea Bissau, centro de Zaire, sudeste de Angola, oeste de Zambia, este de Botswana y Zimbabwe).

Categoría 4.

Inversión radical de la situación. Estas zonas, que en conjunto se hallaban en 1980 en situación de abundancia, se encuentran parcialmente en déficit en el año 2000, debido al rápido crecimiento demográfico y al proseguimiento de los trabajos de roturación ya observados en 1980 (si bien se ha tenido en cuenta cierta lentificación de esas actividades). En realidad, las poblaciones rurales distan mucho de hallarse en situación de escasez aguda, dada la productividad de la vegetación leñosa que aún subsiste y la posibilidad de utilizar todo tipo de desechos leñosos, que no se han tenido en cuenta en las estimaciones. Esta situación de déficit global aparente se debe a las situaciones existentes en los centros urbanos de medias y grandes dimensiones, como Abidjan, Daloa, Gagnoa, Man, Abenguru y Buaké en la Costa de Marfil; Accra, Kumasi, Sekondi, Takoradi, Dunkiya y Oda en Ghana; Lagos, Ibadán, Abeokuta, Ijebu, Odé, Iwo, Oyo, Ogbomosho y Enugu en Nigeria y Monrovia y Buchanan en Liberia. En total, resultan afectados más de 30 millones de personas.

Categoría 5.

Situación invariada de abundancia, sin inversión de tendencia.

Categoría 6.

No hay agravamiento sensible de la situación de escasez aguda existente en 1980, a pesar del aumento de la población, gracias a los esfuerzos de repoblación forestal (sobre todo en los países pequeños), pero tampoco se observa una mejoría, lo que significa que el esfuerzo de repoblación no es suficiente y que es necesario encontrar complementos para la energía doméstica y artesanal, recurriendo, por ejemplo, a la tarta local o a la importación de energías comerciales.

4.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales

Tres son los tipos principales de situaciones de crisis que se han identificado:

1) Situaciones de escasez aguda

Afectan a cuatro grupos de población:

i) Poblaciones que viven en zonas desérticas y subdesérticas (categoría 1). La situación es sumamente grave en todos los países limítrofes del sur del Sahara (norte del Senegal, norte de Malí, norte de Níger, norte de Chad y norte del Sudán). En 1980 vivían en una enorme superficie de 357 millones de hectáreas cinco millones de habitantes, en su mayoría pastores nómadas.

Las zonas que atraviesan en sus migraciones y las proximidades de los puntos de aguada están sobreexplotadas, a pesar de que, debido a su misma forma de vida, las necesidades de esas poblaciones son relativamente limitadas (0,5 m3/hab/año). Las disponibilidades accesibles de la vegetación existente son muy bajas y no llegan a 0,1 m3 por habitante y año. No se ve solución forestal alguna en gran escala para poner remedio a esa situación. En algunos lugares, la repoblación forestal alrededor de los puntos de aguada con especies resistentes a la sequía, en particular diversos tipos de Acacia, podría aportar al mismo tiempo forrajes para los animales y leña para el hombre, pero la baja productividad de esas plantaciones, inferior a 3 m3/ha/año, limita considerablemente las posibilidades de esa solución.

En Africa oriental (Ogadén, Somalia, nordeste de Kenya) y en Africa del sur (oeste de Botswana y Namibia), la existencia de vegetación natural relativamente vigorosa atenúa los déficit medios observados y hace que la situación global sea menos grave.

ii) Poblaciones de zonas de montaña de gran densidad de población (Abisinia, Rwanda, Burundi, Lesotho, Swazilandia), con un total de 36 millones de habitantes (en zonas rurales) en 1980. Las densidades de población superan los 100 habitantes por km2 y las superficies forestales accesibles son muy limitadas. Los recursos no bastan para cubrir más que el 20-30% de las necesidades de leña, que se elevan a 1,4-1,9 m3/hab/año. En Abisinia, los 24 millones de personas que viven en zonas rurales explotan por encima de sus posibilidades todos los recursos accesibles y encuentran cada vez mayores dificultades para aprovisionarse de leña. En los países montañosos pequeños, 11,8 millones de habitantes viven en una superficie total de 10,1 millones de hectáreas, con una disponibilidad anual media de 0,1 m3/hab/año, que representa menos del 7% de sus necesidades. A posar de la sobreexplotación de todos los recursos leñosos y vegetales, se registra una aguda escasez de leña.

La repoblación, a pesar de la buena productividad de las tierras, a menudo de origen volcánico, no puede resolver por se sola el problema. Considerando sólo los países pequeños, para atender las necesidades mínimas de la población, que son del orden de 1,5 m3/ha/año, seria necesario contar para el año 2000 con un millón de hectáreas más de plantaciones que produjeran 20 m3 por hectárea y año, cosa claramente imposible no sólo por la amplitud enorme del programa de repoblación sino, más aún, por la imposibilidad de disponer de tierras para ello.

Las soluciones forestales, pues, no pueden ser más que parciales y locales y el acento ha de ponerse en la creación de pequeñas masas boscosas comunales o privadas y en la implantación y multiplicación da árboles es el paisaje agrícola más bien que en la realización de grandes trabajos de repoblación forestal.

iii) Poblaciones de las islas menores del océano Indico.

Los afectados son cerca de dos millones de personas, que se encuentran en una situación muy semejante a la de los países montañosos pequeños. El problema debe afrontarse con soluciones múltiples, porque las tierras disponibles para plantaciones son limitadas.

iv) Poblaciones urbanas de las zonas que se citan a continuación y de zonas de sabana con densidad de población relativamente elevada.

Entran en este grupo unos quince millones de personas. Sus necesidades de leña van de 0,5 a 1 m3/hab/año y cada vez encuentran mayores dificultades para atenderlas, debido, esencialmente, a dos razones:

1) rarefacción de los recursos disponibles en un radio geográfico compatible con las posibilidades económicas de transporte;

2) aumento constante del precio de la leña y del carbón vegetal, que obliga a las poblaciones más pobres a reducir su consumo.

Si en algunas ciudades, gracias a su situación relativamente favorable (Brazzaville, Lomé, Cotony, Kinshas, Nairobi, etc.), el establecimiento de plantaciones para leña puede ser una de las soluciones para atenuar el déficit, en muchas otras como Dakar, Bamako, Niamey, Kano, Garua, Njamena, etc., la escasa disponibilidad de tierras aptas y la baja productividad de las plantaciones, debido a los rigores del clima, no permiten esperar que la leña procedente de plantaciones contribuya más que muy modestamente a satisfacer las necesidades energéticas domésticas. En ciertos casos, dadas las infraestructuras de transporte - en particular ferroviario - ya existentes, podría resultar más práctico el transporte de material leñoso carbonizado o, mejor, concentrado en briquetas, desde las zonas de bosques naturales más próximas a las ciudades.

2) Situaciones de déficit

Afectan a la enorme mayoría de la población rural - 131,4 millones de personas que vive en las sabanas boscosas, arbóreas y arbustivas de las zonas de la categoría 2.

Las disponibilidades anuales por habitante van de 0,7 a 1 m3 y las necesidades se calculan entre 1 y 1,5 m3/hab/año. En la mayoría de los casos las disponibilidades no bastan para cubrir las necesidades, lo que determina una sobreexplotación de la vegetación existente. Basta hace poco, esa sobreexplotación no había modificado en forma evidente el paisaje rural, pero debido al aumento demográfico y a la acumulación de los efectos de la sobreexplotación, se ha observado una reducción cada vez más acentuada de la superficie ocupada por la vegetación leñosa natural alrededor de los poblados y, poco a poco, su desaparición total.

En muchas zonas las condiciones edafológicas y climáticas no son favorables para el restablecimiento de la vegetación forestal y las plantaciones encuentran numerosos obstáculos para afianzarse. De todas maneras, es indispensable esforzarse al máximo por ayudar a las gentes del campo a introducir de nuevo el árbol en el paisaje, no tanto mediante plantaciones administradas por el estado cuanto en forma de plantaciones privadas y comunales administradas por los habitantes mismos con ayuda técnica de los servicios forestales. Suponiendo que un árbol pueda procurar por término medio 0,1 m3 a la edad de 15 años, es claro que bastaría que cada familia (de 10 a 15 personas) plantara un centenar de árboles para cubrir sus necesidades mínimas de leña. De esa manera mejorarían además las condiciones ecológicas y se conseguiría una estabilización de los recursos naturales, que sería propicia para mantener e incluso aumentar la productividad agrícola.

3) Situaciones criticas, que evolucionan hacia una situación de déficit.

Afectan a una parte de las poblaciones rurales que vive en zonas de sabana con fuerte crecimiento demográfico - es decir, algunas zonas de la categoría 3 - y a las poblaciones urbanas de las zonas boscosas de gran crecimiento demográfico; o sea, las zonas de la categoría 4.

En las zonas de sabana, la población cubre actualmente sus necesidades, que se estiman entre 1 y 1,5 m3 por habitante y año, recurriendo a las formaciones lanosas naturales con una intensidad que a menudo alcanza el limite superior compatible con un rendimiento sostenido de los recursos. Teniendo en cuenta la elevadísima tasa de crecimiento de la población, que de aquí al año 2000 aumentará en más del 50% es claro que el equilibrio actual desaparecerá, dejando el sitio a una situación deficitaria semejante a la de las zonas de categoría 2. En el año 2000 sólo dos tercios de las necesidades podrán cubrirse con las disponibilidades y ello llevará la población a sobreexplotar los recursos forestales. Para evitar que se llegue a esa situación es preciso iniciar desde ahora actividades encaminadas a aprovechar racionalmente los recursos existentes y a mejorar su productividad natural. Todo esfuerzo tendiente a proteger las formaciones naturales contra los incendios, el sobrepastoreo y la explotación excesiva por parte del hombre tendrá a plazo medio repercusiones no insignificantes en la productividad. La ordenación de las formaciones forestales debe considerarse, pues, prioritaria, pero, por otro lado, no ha de ser obra autoritaria de un servicio forestal que actúe sin tener en cuenta los sentimientos de la población. En muchos lugares seria necesario proceder a delimitar zonas confiando la responsabilidad de las mismas a las comunidades rurales, que se beneficiarían también de sus recursos, y encargando de su gestión técnica a los servicios forestales. Estas intervenciones sobre las formaciones naturales habrán de ir acompañadas de una integración del árbol en el paisaje agrícola, en forma similar a como se ha propuesto para las zonas que se encuentran ya actualmente en situación de déficit.

En las zonas de bosques densos de la categoría 4, situadas fundamentalmente en Africa occidental, las poblaciones rurales no deberían encontrarse en situación de déficit salvo en las proximidades de las grandes ciudades. En cambio, las poblaciones urbanas1, que ascenderán a 30 millones de habitantes para el año 2000, no podrán contar ya con la leña y el carbón vegetal para atender en lo esencial sus necesidades energéticas domésticas. Los estratos sociales más pobres se hallarán, pues, en situación de déficit y de escasez aguda. Para prevenir y remediar esas situaciones seria necesario proceder, en cada una de esas aglomeraciones, bien a establecer una reserva forestal municipal para el abastecimiento de leña, si se está todavía a tiempo, bien a crear plantaciones de elevada productividad en las cercanías de los centros urbanos. Para una ciudad de 20000 habitantes que consumiese por término medio 0,5 m3 de leña por habitante y año, bastarían 400 hectáreas de plantaciones con una producción a los 10 años de 25 m3/ha/año, lo que equivale a plantar anualmente 40 hectáreas.

1 Incluidas las de los grandes centros urbanos (más de 100000 habitantes) y las de los centros de dimensiones medias (de 10000 a 100000 habitantes).

Es claro que todo esto supone la puesta en práctica de una política atenta a las necesidades actuales y previsibles de la población.


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