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Anexo 1

CONSTRUCCION Y FUNCIONANIENTO DE UN HORNO COLMENA BRASILEÑO

1. Construcciones

Raramente se construyen hornos de superficie de a uno a la vez. Más comunmente se construyen en grupos o baterías que consisten en varias unidaes.

Se elije el lugar para la construcción, después de un cuidadoso estudio que cubre muchos aspectos, principalmente la disponibilidad de madera combustible a una distancia conveniente; el acceso, con referencia especial a la entrada de la leña y a la salida del carbón vegetal; la disponibilidad de agua para los hornos y para el personal; la cercanía de pueblos y casas, o la posibilidad de construirlas; la naturaleza del terreno (preferiblemente plano) y la calidad de la tierra (con preferencia impermeable y firme).

Una vez que el sitio ha sido bien elegido, la construcción sigue los siguientes pasos (ver Fig. 15, 16):
 

Al terminar el trabajo de ladrillos en el horno, las paredes pueden ser teminadas y el domo cubierto con barro, o lo que es más común, tanto las paredes como el domo son pinceladas con barro.

La lechada es un barro viscoso que se prepara de la siguiente manera: se mezcla arcilla del suelo en abundante agua, hasta la consistencia de una sopa densa,que se deja descansar hasta que las porciones arenosas del suelo precipitan al fondo del recipiente de la mezcla. El barro libre de la arena se vuelca sobre la superficie del horno y cierra perfectamente todas las grietas dejadas durante la construcción, especialmente en el domo, donde ha sido mínima la cantidad de argamasa usada.

La terminación o tratamiento con barro, hecho después de haber terminado el horno y antes de la primera hornada, se repite invariablemente durante cada ciclo de enfriamiento. Evita la filtración de aire y de fuegos, pero también ayuda en forma notable el enfriamiento del horno.
 

2. Funcionamiento

La carga del horno debe ajustarse a una rutina que en general es la siguiente:

1. Cerrar la puerta de descarga, usando sólo barro para ligar los ladrillos; no emplear argamasa que dificultaría la apertura sucesiva y con el resultado de una pérdida casi total de ladrillos.

2. Apilar la leña larga por sus extremos, distribuyendo con cuidado primero la leña más chica a lo largo de las paredes del horno y luego hacia el centro, la leña de creciente grosor. La madera debería preferentemente tener sus puntas cortadas en bisel para facilitar la circulación de los gases. Es especialmente importante cortar en ángulo las puntas de las maderas más gruesas.

3. Rellenar con cuidado los espacios entre los largueros, para eliminar espacios abiertos, huecos o cualquier falla, a medida que se apila la madera. Esta operación puede llamarse, rellenado o emparejado. El amontonado de la leña y su rellenado puede llamarse, el apilado.

4. No mezclar leña fina con leña gruesa. Seguir aten-Lamente las recomendaciones del punto 2; la madera fina en la periferia cerca de las paredes y, la madera progresivamente más gruesa hacia el centro, donde los troncos más gruesos ocupan el centro o el alma de la pila.

5. Arriba de la leña apilada por sus puntas, la leña debe ser apilada sobre su lado en una posición horizontal debajo del domo del horno, comenzando de nuevo con la madera fina cerca de las paredes y la madera gruesa hacia el centro. Rellenar con cuidado todos los espacios libres.

6. Cerca de la boca de encendido, en la cumbre del domo, apilar madera que sea fácil de encender para facilitar el inicio de la carbonización.

7. Cerrar la puerta de carga del horno usando sólo barro corriente para asentar los ladrillos, como se había hecho con la puerta de descarga. Una vez que la carbonera se ha cargado, o sea llena de madera con todas las aperturas abiertas ("bainas", aperturas de seguridad, "tatus" y bocas de encendido), se inicia la carbonizacón. Esta operación se llama, quema del combustible leñoso y sus fases son brevemente las siguientes:
 

i. Prender el horno, agregando una buena palada llena de carbón mineral encendido por la boca de ignición, para que la leña tome fuego, que debería suceder inmediatamente. Las brazas de carbón mineral pueden ser substituidas por gasolina, kerosen, diesel, gasolio, etc.

ii. Para encender el horno no usar ninguna otra apertura, excepto la boca de encendido de arriba.

iii. Cuando se inicia la combustión, saldrá humo por la boca de ignición; primero de color blanco, volviéndose más obscuro algunos minutos más tarde. Posteriormente, cuando el humo ha adquirido un color obscuro - señal de que el fuego ha "prendido"- cerrar la boca de ignición con ladrillo y barro.

iv. Después de cerrar la boca de ignición, el humo comenzará a salir de las "bainas" aperturas en la cúpula inicialmente blanco, poniéndose luego azul al cabo de un cierto tiempo. Cuando el humo azul comienza a salir, es una señal que la zona de carbonización se está ampliando y deberá comenzarse a cerrar las "bainas"

v. Cuando se han cerrado las ''bainas" la chimenea comienza a funcionar (lo que puede suceder también antes de que se hayan cerrado las "bainas"), y cuando las cuatro chimeneas están funcionando normalmente, cerrar las aperturas de seguridad; dejar abiertas solamente las "tatus"

vi. La carbonera continuará a funcionar de esta manera hasta la terminación del proceso.

vii. El fogonero observará el color del humo; cuando el humo es blanco, gris-blanco o algo sucio, significa que el proceso está desarrollándose; una vez que el humo de la chimenea comienza a ponerse azul o azulado, deben cerrarse los ''tatus" a cada lado de la chimenea.

viii. El humo no se pone azulado simultáneamente en todas las chimeneas. Por lo tanto es necesario cerrar los ''tatus" por turno, a medida que el humo toma la coloración azulada.

ix. Las chimeneas pueden continuar a largar humo durante muchas horas después del cierre de los "tatus". En tal caso no debe permitirse que se cierren las chimeneas, puesto que el resultado sería la producción de una gran cantidad de tizones (material semi carbonizado) cerca de las chimeneas.

x. Las chimeneas tienen que cerrarse solamente cuando terminan de echar humo.

xi. La carbonización ha concluído cuando todas las aperturas y las chimeneas están cerradas y se ha parado completamente la emisión de humo; el horno puede ser recubierto con barro diluído y dejar que se enfríe. Cualquier cobertura de barro que cayese debe ser vuelta a aplicar con cuidado, puesto que toda infiltración de aire desarrollaría fuegos en el carbón vegetal.

xii. Puede apurarse el enfriamiento del horno por medio de pulverizaciones de agua a través de la boca de encendido.

xiii. El viento puede interferir con el funcionamiento de los hornos. Como protección contra el viento, las aperturas orientadas en su dirección deben ser parcialmente o en algunos casos, totalmente cerradas. También las chimeneas necesitan protección para desviar el viento de sus cabeceras, puesto que interfiere con la descarga del humo, y por consecuencia con la carbonización.

La descarga del horno debe iniciarse sólo cuando se ha enfriado suficientemente
 

Teóricamente, la temperatura ideal del momento para abrir el horno y empezar la descarga es de 60° C (140°F); en la práctica, es el fogonero quien estima la temperatura, sintiendo a mano los ladrillos que cierran las aperturas de carga y de descarga.

Nunca debe abrirse un horno que no está suficientemente frío; si no se sigue esta norma, muy seguramente se iniciará un fuego en el carbón vegetal. Si se apaga inmediatamente con agua, el resultado sera carbonilla en polvo, o sea un desperdicio.

Antes de abrir una carbonera, un elemento indispensable de precaución es de disponer de abundante agua cerca de la puerta de descarga para usarla en caso de emergencia, por ejemplo, una extensión de caños de agua, tambor de agua, etc.

Debe limpiarse inmediatamente el sitio donde se almacenará el carbón vegetal.

El vano de la puerta de descarga debe abrirse rápidamente. El fogonero controla, por el olor de los gases emanados, si hay un fuego en el carbón y, si lo hubiera, abre rápidamente la puerta para apagar el fuego con agua.

Una vez que se ha abierto completamente la puerta de descarga y que los ladrillos han sido apilados con cuidado a un costado, se saca el carbón vegetal del horno y se amontona. Durante la descarga deberá separarse el carbón vegetal bueno de las impurezas, como piedras, ladrillos usados como cuñas en la carga, tizones, cenizas etc. El carbón remanente es comerciable. El carbón vegetal descargado del horno absorbe aire y, por consecuencia, se recalienta lo que puede provocar la combustión espontánea. Es necesario, por lo tanto, dejar el carbón vegetal al aire abierto durante por lo menos 24 horas, para que absorba todo el aire posible antes de ser transferido a silos o depósitos.

La superficie de la carbonera (horno), como para cualquier otra instalación o planta, requiere manutención para asegurar su eficiencia.
 

 Extraído de FO DAP/ARG/70/536, Documento de Trabajo No. 15, Leña, Carbón y Carbonización por Laércio Osse, Salta, Argentina, 1974.
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