Parte 2 (Continued)

La situación de los recursos forestales

Un conocimiento cuantitativo y cualitativo amplio y seguro sobre los bosques y los ecosistemas constituye un elemento indispensable para los forestales, los políticos y los científicos de hoy día. Hace falta esa información para formular estrategias y programas apropiados que conserven y ordenen este importante recurso natural renovable. Constituye también la única manera de seguir de cerca la coyuntura mundial de la cubierta forestal y el aporte de bienes y servicios que proporcionan los bosques.

La primera evaluación forestal de la FAO, el Inventario Forestal Mundial de 1947, se centró en la capacidad industrial de producción de madera. Con el paso del tiempo han surgido nuevas inquietudes y se ha hecho cada vez más patente la necesidad de evaluar los bosques en función de sus muchos otros valores. En las evaluaciones forestales mundiales hechas ulteriormente por la FAO se ha seguido abarcando la capacidad de producción de madera pero también se ha tratado de recoger información sobre los recursos de leña (años 1970) y la deforestación tropical (años 1980). En la evaluación de recursos más reciente hecha por la FAO se expone la situación de los bosques en 1990 y se evalúan los cambios acaecidos durante la década de los ochenta, concretamente la parcelación forestal, la intensidad de extracción, la situación de la biomasa y las plantaciones (años noventa)¹⁴.

¹⁴ Los resultados han aparecido en las siguientes publicaciones:
1) Recursos forestales de las zonas templadas - Evaluación CEE-NU/FAO de recursos forestales 1990, Volumen 1, Información general sobre recursos forestales y Volumen 2, Beneficios y funciones de los bosques;
2) Evaluación de recursos forestales 1990 - Países tropicales - Estudios FAO: Montes, n№ 112;
3) Evaluación de recursos forestales 1990, Países en desarrollo no tropicales, región del Mediterráneo, FO:MISC/94/3;
4) Evaluación de recursos forestales 1990, Resúmenes por países (países tropicales); y
5) Evaluación de recursos forestales 1990, Síntesis mundial - Estudios FAO: Montes.

En la evaluación de 1990 se estima la superficie forestal del mundo en 3 443 millones de ha, es decir, un 27 por ciento de la superficie del planeta, o sea, un 0,64 ha por persona. En la definición de bosques que da la FAO se incluyen los sistemas ecológicos que tengan como mínimo un 10 por ciento de copa formada por árboles. Además de las áreas clasificadas como bosques, 1,7 mil millones de ha contienen vegetación leñosa, arbustos, matorrales y barbecho. Estas tierras arboladas poseen a menudo características forestales pero no cumplen el mínimo de cubierta arbórea para ser definidas bosques abiertos o cerrados.

La cantidad de biomasa sirve de indicación genérica sobre el potencial de los bosques por lo que respecta al aporte de fibra de madera (para productos y uso energético) y su importancia en el ciclo del carbono. Las estimaciones actuales sobre la biomasa leñosa siguen siendo aproximadas y tienen sólo carácter indicativo, pero la base de conocimiento está mejorando rápidamente. Estimaciones actuales sitúan la biomasa leñosa total de superficie en 440 500 millones de toneladas en peso absoluto. Según estas estimaciones, el 70 por ciento de la biomasa forestal del mundo se encuentra en la zona tropical, con lo que destaca el importante papel que ejercen los bosques tropicales en el almacenamiento del carbono. Al Brasil corresponde un 25 por ciento de la biomasa leñosa con un 16 por ciento de la superficie forestal del mundo, mientras que la ex URSS contribuye a un 12 por ciento de dicha biomasa con un 22 por ciento de los bosques.

En el Cuadro 5 aparece la distribución regional de la cubierta forestal del mundo. Tres países y la ex URSS constituyen más del 50 por ciento de la superficie forestal del planeta: la antigua URSS (22 por ciento), Brasil (16 por ciento), Canadá (7 por ciento) y los Estados Unidos (6 por ciento). América Latina y el Caribe es la región más rica de bosques con un 48 por ciento de su superficie terrestre cubierta de bosques naturales y plantaciones. Africa y los países asiáticos en desarrollo tienen una cubierta forestal mucho menor (18–19 por ciento). En Europa y América del Norte, la cubierta forestal alcanza la media mundial, mientras que es superior en la ex URSS (35 por ciento), máxima en el Japón (64 por ciento) y mínima en Australia (5 por ciento).

Cuadro 5
Superficie forestal total referida a la superficie terrestre y a la población

Figura 1
Bosques y otras tierras arboladas (componentes, 1980–90)

Cuadro 6
Situación y variación de la cubierta forestal por zonas ecológicas para los países tropicales

* excluye algunos países tropicales más pequeños

La superficie forestal por habitante varía mucho entre regiones pues va de más de 2 ha en las regiones tropicales de América Latina y el Caribe a aproximadamente 15 ha en los países en desarrollo no tropicales y en los países de Asia y el Pacífico en desarrollo. Algunos países de la zona húmeda tropical (Guayana Francesa, Gabón, Guyana y Suriname) disponen de más de 15 ha por habitante.

Bosques de la zona tropical

La zona tropical contiene 1,79 millones de hectáreas de bosques: un 37 por ciento de la superficie terrestre y un 0,73 por ciento de ha por habitante. Esta zona puede dividirse en seis zonas ecoflorísticas: los bosques higrofíticos tropicales, los bosques caducifolios húmedos, la zona árida, la zona muy árida, la zona desértica y los bosques de colina y de montaña. Unas tres cuartas partes de los bosques tropicales se hallan en las selvas higrofíticas tropicales y en las zonas de bosques húmedos de hoja caduca. Las formaciones de tierras bajas áridas y las formaciones de montaña constituyen de un 12 a un 13 por ciento, cada una, de los bosques totales de las zonas tropicales.

Según el Cuadro 6, el 77 por ciento de la superficie terrestre de la zona húmeda sigue estando cubierto de bosques naturales. Los porcentajes respectivos son el 46 por ciento en los caducifolios húmedos, el 19 en los áridos y muy áridos y el 29 en las zonas forestales de colina y montaña. Toda la zona pluviosa (denominada comúnmente zona higrofítica tropical) y la zona húmeda han estado, según se presume, totalmente arboladas. En la zona heterogénea de colinas y montaña, se supone que la cubierta forestal original fue algo menor. Es difícil hacer una estimación correlativa para la zona árida y muy árida.

La deforestación y la degradación son los principales problemas de los bosques tropicales. Para el período de 1980–90, se estima que la pérdida anual de la superficie forestal natural fue de 12,1 millones de ha (0,8 por ciento en los países en desarrollo tropicales y 0,5 por ciento en los no tropicales). Los índices, las causas y los efectos de la deforestación varían mucho entre países y regiones. Esas diferencias se deben a los índices de densidad demográfica y de crecimiento, a la extensión y calidad de los recursos forestales, a los grados e índices de desarrollo, al régimen de derechos de propiedad y a los sistemas de cultivo. Al evaluar los recursos forestales tropicales se ha hallado una fuerte correlación entre la variación de la superficie forestal y la variación de la densidad demográfica. Según el modelo empleado, el proceso de interacción población/bosque se asemeja a un proceso de crecimiento biológico en el que se observa que la deforestación aumenta con relativa lentitud en las fases iniciales de aumento de la densidad demográfica, de forma mucho más rápida en las fases intermedias y lentamente en las fases finales.

El carácter exacto de la relación varía entre zonas ecológicas. Donde se observa la tasa de deforestación anual mínima es en la zona húmeda. Las tasas de deforestación son muy superiores en las zonas húmedas, áridas y de colinas y montañas. Estas zonas reúnen unas condiciones más favorables para la agricultura y poseen una alta presión demográfica.

Estimaciones recientes apuntan a que casi dos terceras partes de la deforestación tropical del mundo se deben a la roturación de tierras por los agricultores para dedicarla a la agricultura¹⁵. Las mayores pérdidas de superficie forestal se están dando en los bosques caducifolios húmedos tropicales, que es la zona que más se presta a los asentamientos humanos y a la labranza. En la década de 1980 a 1990, se estima que quedaron deforestadas 61 millones de ha, más del 10 por ciento. La proporción de la superficie caducifolia húmeda todavía cubierta de bosques es del 46 por ciento (sólo un 29 por ciento en Asia). En cambio, el 76 por ciento de la zona forestal pluviosa del mundo sigue estando cubierta de bosques. En la década pasada, la superficie total de bosques higrofíticos talados fue de 46 millones de ha.

Bosques de la zona templada

En la Evaluación FAO/CEPE de Recursos Forestales 1990 se estudian los cambios habidos en la superficie forestal de los países industriales. Aunque se trata de datos incompletos, el cuadro resultante demuestra un avance neto en la superficie de bosques y otras tierras arboladas de Europa en casi 2 millones de ha durante los años ochenta; pequeños aumentos en Nueva Zelandia y Australia, y un neto descenso de 3,2 millones de ha en los Estados Unidos. La antigua URSS registró un aumento neto en los bosques y otras tierras arboladas de 22,6 millones de ha entre 1978 y 1988, sobre todo como consecuencia de la regeneración natural y de la plantación y siembra de tierras agrícolas y otras tierras no forestales, por ejemplo, para servir de cinturones protectores. Sin embargo, hay una cierta incerteza en esta cifra ya que otras fuentes hablan de un aumento en la superficie forestal de 21,7 millones de ha, contrarrestado por un descenso en otras tierras arboladas de 11,1 millones de ha.

¹⁵ R. Rowe, N.P. Sharma y J. Browder. 1992. Deforestation: problems, causes, and concerns. En Sharma, ed. 1992. Managing the world's forests: looking for balance between conservation and development. Dubuque, Iowa.

En casi todos los países desarrollados, las talas se han mantenido por debajo del incremento neto anual y, en algunos casos, por un fuerte margen. En los bosques explotables, en los que se verifica la mayoría de las talas, las cortas de 1990 supusieron sólo un 74 por ciento del incremento. Las cifras regionales correspondientes son del 80 por ciento en América del Norte; un 74 por ciento en la antigua URSS; un 71 por ciento en Europa y no más tal vez de un 50 por ciento en los países desarrollados de la región del Pacífico. El descenso de estas tasas no constituye un fenómeno nuevo: todo parece apuntar a que el incremento en Europa ha superado a lo talado durante casi 40 años, y tal vez mucho más. Este dato confirma también las noticias que se tienen de rodales y biomasa leñosa en crecimiento en la mayoría de los países desarrollados.

La zona templada comprende dos formaciones ecológicas básicas: bosques templados mixtos y bosques boreales. Los bosques templados mixtos comprenden especies de coníferas y de frondosas, con inclusión de caducifolias y perennes. Los bosques boreales se extienden entre la tundra ártica y las zonas templadas en un cinturón circunpolar y constan de especies principalmente coníferas.

Cada vez aumenta y se expande más la preocupación del público en general por la calidad de los bosques de las zonas templadas y por la forma en que se administran y aprovechan¹⁶. Esta preocupación comprende la calidad de los bosques, su salud y la capacidad de las políticas y prácticas de ordenación forestal actuales para llegar a un equilibrio entre la calidad del bosque y las exigencias contrastantes de madera, puestos de trabajo, conservación de la vida silvestre, recursos hídricos, paisaje y esparcimiento.

Plantaciones forestales

Las plantaciones forestales se establecen atendiendo a varios motivos, entre ellos sobre todo para la producción de madera rolliza industrial, madera para leña y postes, y con fines de conservación de suelos y de abrigo. Las plantaciones no pueden proporcionar toda la serie de bienes y servicios que aporta un bosque natural. Se trata de cultivos arbóreos, análogos a los cultivos agrícolas, con una ecología simplificada que se reduce a una o, al máximo, unas pocas especies que se suelen escoger en función de su rendimiento y de su fácil explotación. La finalidad primordial de la mayoría de las plantaciones es producir madera y otros productos de forma rápida y barata. Su cometido, que es muy valioso, sirve de complemento a las estrategias nacionales o mundiales de ordenación forestal.

¹⁶ A.V. Korotkov y T.J. Peck. 1993. Los recursos forestales de los países industrializados: evaluación CEPE/FAO. Unasylva, 44(174).

De los datos de que se dispone sobre superficie de las plantaciones parece que los 68 millones de ha que existen de plantaciones en los países en desarrollo cubren una proporción creciente de sus necesidades comerciales de consumo de madera (véase Cuadro 7). En la superficie de plantaciones forestales no están comprendidos otros 14 millones de ha de plantaciones de caucho, coco y palma aceitera. Estas últimas se hallan principalmente en Asia y la madera de ellas obtenidas cobra cada vez más importancia. En las zonas templadas y boreales, muchos bosques se administran de forma que lleva a distinguir entre bosque plantado y bosque de regeneración natural de escasa importancia. Por consiguiente, en el análisis que sigue nos referimos principalmente a las plantaciones forestales de los países en desarrollo.

Cuadro 7
Situación de la cubierta forestal y su variación para los países en desarrollo

* La tabla 10 abajo muestra el cambio neto anual en área de bosques y otras tierrasarboladas totalizando: -10.2 millones de hectáreas para los países en desarrollo.

Las plantaciones pueden ser muy productivas. El incremento de madera de una plantación tropical puede ser de 30 m³ por hectárea frente a 2–8 m³ por hectárea de un bosques natural sujeto a ordenación. En Brasil se han conseguido rendimientos anuales de hasta 70 m³ por hectárea de clones de híbridos de especies de eucaliptos. Naturalmente hay que manejar con cautela estas cifras extraordinarias. La experiencia muestra que se valoran en exceso los rendimientos que se presumen en la fase de planificación de muchas plantaciones¹⁷. En un estudio reciente sobre plantaciones tropicales se llegaba a la conclusión de que la planificación es por lo general deficiente, sobre todo por lo que respecta a cuestiones de importancia vital como la correspondencia entre especies y emplazamiento. En el estudio también se señalaba que los proyectos de plantación se diseñan a menudo de prisa, prestando escasa atención a cuestiones importantes a causa de las limitaciones de tiempo y de medios económicos¹⁸. Sin embargo, las plantaciones de árboles que se planifican y gestionan bien pueden ser muy productivas y constituyen una solución ideal para servir de apoyo a las industrias de elaboración de la madera en gran escala, cosa que hace falta para cubrir las necesidades futuras de madera y fibra de madera.

¹⁷ FAO. 1993. El desafío de la ordenación forestal sostenible, Perspectivas de la silvicultura mundial. Roma.

¹⁸ D. Panley, 1992. Assessment of tropical forest plantation resources. Umea, Uppsala. Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas.

A los países en desarrollo de la región de Asia y el Pacífico les corresponde la mayor parte de plantaciones con un 79 por ciento. El resto corresponde a los países de América Latina y el Caribe (13 por ciento) y de Africa (8 por ciento). Seis países contribuyen al 85 por ciento de las plantaciones de los países en desarrollo: China (31,8 millones de ha), India (13,2 millones de ha), Indonesia (6,4 millones de ha), Brasil (4,9 millones de ha), y Viet Nam y la República Democrática Popular de Corea con 1,5 millones de ha cada país.

Sobre la base de 56 inventarios de plantaciones de 18 países en desarrollo se ha calculado una tasa global media de supervivencia de un 70 por ciento. Si se aplica esta tasa a la superficie de plantaciones señalada en los países en desarrollo resulta una superficie total neta de plantaciones de 60 millones de ha para 1990. Sin embargo, hay que señalar que los resultados de estos inventarios de plantaciones tal vez no sean característicos de todas ellas; algunas plantaciones tienen unos índices de supervivencia del 30 por ciento o menos debido a un mantenimiento o protección deficientes.

Un 50 por ciento de las referidas plantaciones se han establecido durante los años ochenta: 60 por ciento en los países en desarrollo tropicales y un 35 por ciento en los no tropicales. El aumento anual medio señalado en la superficie de plantaciones de las regiones tropicales durante la década de 1980–90 fue de un 4,1 millones de hectáreas, con un incremento neto en la superficie de las plantaciones de 2,9 millones de ha.

Entre las principales especies plantadas figuran eucaliptos, pinos, tecas y acacias. Mientras el pino y la teca se plantan principalmente con fines industriales, los eucaliptos se siembran con fines industriales y de otro tipo y varias especies de acacias son importantes para la producción de leña, forraje y goma arábiga.

El cultivo de árboles con productos agrícolas y el plantar arboledas fuera de los bosques públicos ha cobrado gran impulso en la década de los ochenta. Para poder estimar la superficie plantada fuera de los bosques tradicionales, muchos países han fijado unos criterios a nivel nacional para traducir el número de plantones criados en los viveros y distribuidos o transplantados luego a otro sitio. A nivel mundial es difícil formular estimaciones congruentes para estas modalidades de plantación de árboles.

En los países en desarrollo, la escasez de tierras es un factor que contribuye a limitar el ulterior desarrollo de la silvicultura de plantación. Al aumentar la población agrícola que aprovecha todas las tierras no arboladas para la producción de alimentos, cada vez se han vuelto más limitadas las superficies de que se dispone para plantaciones. La experiencia de estas dos últimas décadas demuestra que el único recurso disponible para los pobres sin tierras son los terrenos degradados o los eriales. Sin embargo hay grandes zonas donde los bosques naturales han sufrido una grave degradación o tierras de labranza abandonadas donde se ha perdido la feracidad del suelo a causa de un aprovechamiento agrícola exhaustivo, que podrían utilizarse para plantaciones.

La ordenación forestal y la producción de madera

Los países desarrollados cuentan con el 41 por ciento de los bosques del mundo, pero contribuyen al 76 por ciento de la producción de rolliza industrial. En cambio, los países en desarrollo representan el 87 por ciento de la leña y del carbón empleados. En estos 50 años últimos, la ordenación forestal practicada en la mayoría de los países desarrollados ha tenido como meta mejorar la capacidad de producción de madera rolliza para usos industriales. Debido a esto han aumentado considerablemente los niveles de aprovechamiento, el crecimiento anual total, los rodales y la biomasa en desarrollo. En gran parte, los países desarrollados han conseguido estos resultados sustituyendo bosques mal poblados y de lento crecimiento y empleando unas prácticas silvícolas intensivas.

Cuadro 8
Intensidades de aprovechamiento estimadas y áreas de bosques latifoleados aprovechadas anualmente en las tres mayores regiones tropicales

Cuadro 9
Número y extensión de las zonas protegidas en los sectores silvícola, di vida y fauna silvestre y otros

Fuente: Evaluación de la situación de la conservación de los bosques tropicales del mundo. Aportación del CMVC al proyecto de la FAO FRA 1990.

En el Cuadro 8 figuran datos sobre las tendencias por lo que respecta a la intensidad de aprovechamiento y áreas explotadas por región. Además de la superficie total aprovechada, se ofrecen datos sobre las superficies estimadas de bosques anteriormente no explotados o explotados. Todas las tres regiones registran un crecimiento lento pero constante en el porcentaje de operaciones de aprovechamiento forestal que se dan en los bosques secundarios. Se debe este efecto en parte al hecho de que cada año quedan menos bosques primarios y en parte a que una situación comercial cambiante mejora cada vez más las oportunidades económicas para volver a explotar zonas que se talaron hace dos décadas o más. Vale esto especialmente para el aumento de la aceptabilidad comercial de especies arbóreas ‘menos conocidas’. Aunque el aumento raras veces es fortísimo, es relativamente constante y a lo largo de unas décadas el efecto es considerable.

Son notables las diferencias regionales existentes en cuanto a superficie anual aprovechada y densidad de población de las especies comerciales. Por ejemplo, aunque el volumen de trozas de aserrío de no coníferas y de trozas para chapa que se produjo cada año, durante 1986–90, en la región de Asia y el Pacífico fue 3,7 veces el volumen respectivo obtenido en la región de América Latina y el Caribe, la estimación de superficie total aprovechada en el Asia tropical es del 89 por ciento de la correspondiente a América tropical. Obedece esto a que el volumen medio de aprovechamiento de madera comercial por superficie unitaria en la región de Asia y el Pacífico durante 1986–90 se estima en unos 33 m³/ha frente a una media de sólo unos 8 m³/ha en la región de América Latina y el Caribe.

Ordenación forestal y conservación

Las zonas protegidas o parques nacionales son tierras administradas mediante regímenes legales o consuetudinarios para proteger y mantener la diversidad biológica y los recursos naturales y culturales asociados¹⁹. En el Cuadro 9 se resumen las conclusiones de una evaluación llevada a cabo por el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación (CMVC). De los datos de esta evaluación se desprende que casi el 15 por ciento de las zonas tropicales son objeto de ordenación o protección para su conservación.

¹⁹ Definición acordada en el IV Congreso Mundial sobre Parques Nacionales y Areas Protegidas, Caracas, 10–12 de febrero de 1992.

Estos datos cuantitativos deberán matizarse mediante una estimación realista de la eficacia de la ordenación sobre el terreno y de las amenazas que se ciernen sobre los lugares actuales. En todas las regiones tropicales existe tendencia a una legislación poco apropiada y a una aplicación poco efectiva de las medidas legales que realmente están vigentes. Es común que haya un flaco apoyo institucional, una ordenación insuficiente o inexistente y una escasez de medios económicos. Por consiguiente, se observa la tendencia hacia ‘parques sobre el papel’ cuya existencia es mayormente teórica y que no se refleja en unas reservas de conservación sustantiva y duradera sobre el terreno. Por otro lado, los sitios que existen se hallan sometidos a una presión creciente por empleos competitivos de la tierra.

Figura 2
Recolección de madera en 1990 (en función de la superficie forestal total)

A pesar de este cuadro aparentemente alentador que se desprende de los datos aportados, resulta a menudo imposible saber si la red de la áreas de conservación es, o no, representativa, sobre todo por lo que respecta a la diversidad biológica. De una encuesta realizada por el CMVC se desprende que de las 8 715 áreas de conservación consta que sólo un 5 por ciento han sido inventariadas en función de uno o más grupos taxonómicos. A menudo se han establecido áreas de conservación teniendo en cuenta poco o nada unos criterios ecológicos para su selección. La presión permanente y cada vez mayor sobre la tierra en todas las regiones tropicales, sobre todo en las regiones asiáticas densamente pobladas, ha obligado a que la selección de las áreas de conservación se haga con motivos pragmáticos y no necesariamente científicos.

Cuadro 10
Bosques y tierras arboladas por países