Estos dos estudios resumidos de casos concretos se prepararon por indicación de la Consulta, que estimó que constituían excelentes ejemplos de las dos formas extremas de afrontar la planificación del desarrollo de cuencas fluviales.
La presa de Kainji se concibió teniendo presentes diversos fines, pero en su realización se tuvo primordialmente en cuenta la producción de energía hidroeléctrica. Biólogos y especialistas en ciencias sociales intervinieron sólo cuando la presa había sido ya planificada y se había iniciado la construcción.
Los estudios biológicos hechos antes de la construcción del embalse tenían por objeto conseguir estadísticas de la producción pesquera y agrícola potencial de la cuenca del embalse y las zonas situadas aguas arriba, y lograron su objetivo. Se prestó poca atención a la ganadería, aunque se tuvieron en cuenta las necesidades de conservación de la fauna silvestre. No se hizo ningún intento de evaluar las repercusiones que la presa tendría en las zonas situadas aguas abajo, según parece porque se creía que no era probable que resultaran afectadas, dado el régimen local de precipitaciones.
Al cabo de un año del cierre de la presa se observó en las fadamas (lagos situados en las depresiones de la zona de anegamiento) situadas entre Jebba y Lokoja una disminución del rendimiento en peces y cultivos agrícolas, debido al bajo nivel del agua en el cauce del río y en las zonas anegadas. Durante el segundo y el tercer año, los efectos del nuevo nivel del agua, relativamente bajo, durante la temporada de crecida y cierta inestabilidad en la subida de las aguas se hicieron notar en zonas tan distantes aguas abajo como el extremo del delta del Níger. En Onitsha, el Níger bajaba apenas a medio cauce. En consecuencia, la rica/o9 y vasta zona de anegamiento de Anambra, al nordeste de Onitsha, se vio notablemente privada de agua y pocos lagos/estanques de la zona de anegamiento restablecieron su conexión estacional con el cauce principal del río.
Los pescadores y agricultores veían impotentes como disminuía la producción. Para 1970, la cuenca del bajo Anambra, de la que hasta entonces procedía el 70 por ciento de la producción de pescado de agua dulce y yuca del este de Nigeria, había perdido el 60 por ciento de su producción de pescado y unas 100 000 toneladas de yuca. En 1974, la sequía del Sahel contribuyó a acabar casi totalmente con las capturas en las zonas anegadas y redujo al mínimo la pesca en el cauce principal del río. La mayor parte de los pescadores profesionales tuvieron que emigrar hacia las aguas salobres de la zona costera y los vendedores de equipo de pesca se vieron obligados a buscar nuevos mercados en Benín y Ghana.
Con las crecidas relativamente mejores (es decir, de mayor amplitud, desde que se construyó la presa) de los dos últimos años, la situación ha mejorado algo. De todas formas, a los pescadores les resulta difícil localizar buenos caladeros y prever las capturas por las características de la crecida, como hacían antes, situación ésta que puede ponerse en relación con los efectos negativos que la presa ha tenido en la composición por especies y poblaciones y en la estructura y distribución de la población.
Vale la pena notar que aunque en la cuenca del embalse siguen realizándose estudios pesqueros de carácter básico y orientados hacia el desarrollo, apenas se ha hecho nada para estudiar en forma análoga los efectos que la presa ha tenido aguas abajo. Por ejemplo, a pesar de la mejora de las capturas en el embalse, la producción pesquera total del Níger nigeriano sigue siendo inferior a la media desde que se construyó la presa de Kainji. La lección que ello representa para la ordenación pesquera es obvia.
El proyecto del Mekong es quizás el más ambicioso y completo de los planes de desarrollo de cuencas fluviales iniciados hasta la fecha. Su objeto es aprovechar los recursos hídricos de una vasta cuenca, mayor que Francia, atravesada por el sexto río mayor del mundo, que descarga anualmente en el mar de la China Meridional 475 000 000 000 m³ de agua. El aprovechamiento de esos recursos a escala regional representa la obra de ingeniería más importante que puede realizarse para mejorar la situación económica y social de las gentes que habitan la cuenca del bajo Mekong. Participan en el proyecto cuatro países: Kampuchea Democrática, República Democrática Popular de Lao, Tailandia y la República Socialista de Viet Nam. El proyecto contribuirá a mejorar los suministros de alimentos, gracias a la pesca y la agricultura y en promover el crecimiento industrial, y prevé trabajos de control de inundaciones y mejora de la navegación, en beneficios de la población de esas zonas.
El proyecto del Mekong es único en su especie por prever el desarrollo integrado de una cuenca fluvial. El concepto de desarrollo integrado entraña el aprovechamiento simultáneo de las aguas para distintas finalidades y exige tener en cuenta todo el macrosistema económico, social y ecológico de la cuenca. Por esa razón, el proyecto conlleva numerosos estudios especiales en muchos sectores, incluidos los aspectos socioculturales y socioeconómicos. La pesca, la sanidad pública, la silvicultura y la fauna silvestre, la arqueología, el reasentamiento y la capacidad de sustentación del ambiente figuran entre los temas estudiados, aparte de las investigaciones técnicas de carácter más normal que son necesarias para las obras de ingeniería en el cauce principal, los tributarios y el delta, y de las investigaciones sobre energía disponible para la economía, la agricultura y la industria que son precisas para que el proyecto consiga sus objetivos primarios y secundarios. Todas las actividades mencionadas se llevan adelante en una serie coordinada de estudios cuyo objeto es conocer y cuantificar, en la medida de lo posible, las repercusiones que tendrán en toda la cuenca los trabajos que se realicen para el desarrollo de la misma, incluidos sus efectos en las cuencas hidrográficas, en los embalses y en las zonas situadas aguas abajo. En el caso de las obras más importantes, como la presa propuesta de Pa Mong en el cauce principal, los resultados de las investigaciones se utilizan como base para realizar otros estudios con objeto de determinar las características que han de tener las estructuras y los programas y asignaciones de capital que son necesarios para realizar actividades de desarrollo que permitan aumentar al máximo los beneficios y mitigar los efectos negativos del desarrollo de los recursos de aguas en otros recursos asociados y subordinados.
Este enfoque ejemplar del aprovechamiento de recursos de aguas es posible gracias a la previsión del Comité del Mekong, que comprende representantes plenipotenciarios de los cuatro países ribereños, y al generoso apoyo que prestan 25 países y organismos ajenos a la cuenca. Otra circunstancia que ha favorecido este enfoque multisectorial es la magnitud demostrable de los beneficios que pueden obtenerse de actividades como la pesca, que en todo el mundo tiende a considerarse, aunque erróneamente, como subordinada respecto de otras formas de aprovechamiento de los recursos hídricos.