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3.  DEFINICIONES Y METODOLOGIA

3.1  Definiciones

El término “tradicional”, en el sentido utilizado en este informe, se refiere a comunidades pesqueras que están todavía por incorporarse a una pesquería comercial basada en transacciones monetarias. Son comunidades que, aunque aisladas del mercado, no se hallan necesariamente aisladas de otros grupos étnicos con los que pueden haber desarrollado mecanismos complejos para el intercambio del pescado por alimentos o por otros productos de primera necesidad (Riley y Brokensha, 1983, págs. 11–14). Tampoco se trata de comunidades estáticas, ya que todas las sociedades, por aisladas que estén, tienen su “historia”, que incluye la continuidad y el cambio como procesos en marcha.

Según se emplea en este informe, la expresión “pesquerías fluviales” se refiere a la captura para fines de subsistencia y comerciales de toda una amplia gama de especies ícticas en los ríos (incluídas las llanuras anegadizas de los deltas costeros), por extensión se aplica también a los lagos. Como quiera que la mayoría en las pesquerías tradicionales están atravesando actualmente un proceso de comercialización, se incluye una amplia gama de técnicas con la principal excepción de los arrastreros (como en el lago Victoria) o grandes aparejos comerciales para la captura de clupeidos (como en el lago Kariba). Quedan excluidos estos y otros aparejos de pesca en las aguas más profundas de los lagos naturales y artificiales, debido no a su escala y costo sino más bien porque raras veces los poseen los pescadores locales. Por razones análogas no se excluyen los grandes barcos motorizados de pesca que faenan en los ríos. Aunque suelen ser propiedad de empresarios forasteros en el Amazonas, no sucede así en el río Níger, donde a menudo son utilizados por pescadores migratorios y profesionales o pescadores/comerciantes que son miembros de tribús que han pescado en este último río durante decenios.

Aunque muchas pesquerías fluviales son de pequeña escala en cuanto a su rendimiento y número de pescadores, otras no lo son: unos 80 000 pescadores en el delta interior del Níger capturan más de 100 000 t de pescado por año cuando las crecidas han sido buenas (Galais, 1967). Por otra parte, las operaciones de determinadas unidades pesqueras suelen ser de escala bastante pequeña. Cuando ha tenido lugar la comercialización, el equipo de captura que más abunda suele ser el de redes de enmalle y cerco. La gran mayoría está constituida por pescadores de redes de enmalle. Aunque varios pescadores pueden cooperar utilizando una sola embarcación, cada uno tiende a trabajar por su cuenta o con uno o dos auxiliares que suelen ser familiares. Los rendimientos por año y pescador raras veces superan las tres toneladas (siendo lo más común menos de una tonelada). Los propietarios de redes de cerco emplean una fuerza de trabajo mayor, contratan muchas veces a gente que no es de la familia y capturan cantidades muchos mayores de pescado. Sin embargo, su fuerza de trabajo y sus faenas suelen ser bastante menores a las de los operadores que faenan en las zonas costeras con redes de cerco.

Según Klee (1980, pág. 3), las estrategias de ordenación de las unidades tradicionales corresponden a prácticas “espóntaneas” o “deliberadas”. Aquellas comprenden toda una serie de comportamientos, usos y creencias que contribuyen indirectamente a mantener las poblaciones pesqueras limitando el acceso a favor de algunas comunidades, clanes, linajes y/o individuos y prohibiendo el consumo de algunas especies. Estas, en particular las épocas de veda y la prohibición de algunas técnicas, son puestas en práctica y urgidas con el objetivo expreso de conservar los recursos pesqueros.

3.2  Métodos

Casi inmediatamente después de iniciado este estudio se vio claramente que sobre las pesquerías fluviales tradicionales, había menos información de la que hubiera podido preverse dada su importancia en cuanto a los alimentos y empleo que proporciona a millones de personas. Se dispone de mucha más información sobre las pesquerías marinas, aunque bastante mal documentada en comparación con los sistemas tradicionales del sector agrícola. Por otro lado, una buena parte de la información disponible es de carácter muy expositivo, pues se concentra más en las técnicas pesqueras y en rituales pintorescos que en la economía política u ordenación de la pesca. De lo que se desprende que hay mucho menos estudiosos que se ocupan de las pesquerías fluviales, y algunos de ellos que lo hacen también se dedican a las pesquerías tradicionales de esteros, lagunas y costas. Además, las pesquerías fluviales como contraposición a las pesquerías lacustres y de lagos artificiales y a la acuicultura y pequeñas pesquerías marinas, han atraído también menos la atención de los organismos internacionales de desarrollo.

Desde finales de los años setenta, por ejemplo, ninguno de los grandes estudios, simposios y evaluaciones que se ocupan de las pesquerías tradicionales han hecho más que una referencia de paso a las pesquerías fluviales, aunque sus títulos puedan dar a entender lo contrario. Tenemos un ejemplo en dos recientes documentos de trabajo del Banco Mundial (números 423 y 490). El primero aunque se titula Rethinking Artisanal Fisheries Development: Western Concepts, Asian Experiences (Emerson 1980), trata solo de las pesquerías marinas. El segundo, que tiene por título Sociocultural Aspects of Developing Small-Scale Fisheries: Delivering Services to the Poor (Pollnac, 1981) toma la mayoría de sus ejemplos de las pesquerías costeras. Lo propio vale para el capítulo de 1984 del autor de esta monografía titulado “Social and Cultural Characteristics in Small-scale Fisheries Development” en la publicación del Banco Mundial Putting People First: Sociological Variables in Development Projects (Cernea, 1985). La razón de ser de este prejuicio no cabe duda que guarda relación con los intereses del Banco para inversiones pesqueras: de 14 proyectos terminados y revisados por la División de Evaluación de Operaciones del Banco, 12 se ocupan sólo de pesquerías marinas, mientras que los otros dos - ambos en Filipinas - tratan de pesquerías marinas y acuicultura. El interés del Banco por los ecosistemas fluviales se ha volcado históricamente más en la construcción de presas para generación de energía hidroeléctrica y para riego.

Para que el lector no piense que este ejemplo tal vez no refleje la totalidad de los estudios, evaluaciones y proyectos, la labor del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, por lo que respecta a las pesquerías continentales, centra su atención en la acuicultura. Además, obras recientes de antropólogos (que han investigado más sobre las comunidades pesqueras que otros hombres de ciencia) centran también su atención en las pesquerías marinas. Comprenden el volumen editado por Smith sobre Those Who Live from the Sea (1977), el editado en 1979 por Andersen sobre North Atlantic Maritime Cultures, una colección de documentos de 1980 sobre antropología marítima publicada en el Anthropological Quarterly, el volumen editado por Spoehr (1980) sobre Maritime Adaptations: Essays on Contemporary Fishing Communities, el artículo de 1981 “Anthropology of Fishing” publicado por Acheson en la Annual Review of Anthropology y el artículo de McCay sobre “Development Issues in Fisheries as Agrarian Systems” publicado en Culture and Agriculture (también en 1981). No hemos encontrado volúmenes equivalentes que se ocupen de las comunidades pesqueras continentales, estando representada la fuente reciente más cercana por la obra de Hames y Vickers, titulada Adaptive Responses of Native Amazonians (1983), que trata de cazadores y de pescadores. Aunque Lawson, economista, trata de las pesquerías tanto marinas como continentales, aparte de su análisis sobre la pesquería del río Volta (1972) la mayor parte de su obra reciente (incluida la de 1984) se refiere a pesquerías costeras y marinas.

Dada la escasez general de material analítico sobre las pesquerías fluviales, se hizo necesario “extender la red” mucho más de lo previsto para obtener suficiente información y así poder sacar las conclusiones de este informe. Aunque creemos que son conclusiones que resisten a cualquier análisis, sin embargo deberán ser consideradas como privisionales hasta que se hayan contrastado con material inédito que hay en los archivos de la FAO y comparándolas con ulteriores investigaciones en este sector.

El estudio actual es de carácter teórico y ha sido llevado a cabo por los dos autores y un ayudante de investigación (Carol Mies) a tiempo parcial, durante un período de doce meses que comenzó en marzo de 1983. Se han empleado 6 fuentes informativas. La primera fue una búsqueda en publicaciones especializadas, que se extendió con carácter muy selectivo para incluir algunas pequeñas pesquerías costeras (marinas). Se hizo con el doble propósito de comparación (suponiendo que las pequeñas comunidades pesqueras comparten algunas características básicas cuando se dan) y complementar la escasez de material existente sobre pesquerías fluviales. Una fuente importante consultada fue los Archivos de Relaciones Humanas, que comprenden materiales de un gran número de estudios antropológicos que se han desglosado en una serie normalizada de categorías a fines comparativos. De ese modo se obtuvo información sobre esas 91 sociedades de América Latína, Africa y Asia, que comprendían alguna pesca tradicional en la fecha del estudio.

La segunda fuente de información se ocupaba con carácter selectivo del tema más general de la ordenación de los recursos naturales por pequeñas comunidades que practican modos de producción para fines de consumo. Con los datos sobre ordenación de las pesquerías se examinó y comparó la información sobre estrategias de ordenación para tierras agrícolas, recursos pratenses, productos forestales y vida silvestre. Las fuentes informativas de tres a cinco consistían en contestaciones a cartas enviadas a 52 departmentos de pesca de las zonas tropicales, 32 expertos de pesca de la FAO y 19 otros expertos, entre ellos profesores de universidad. En total se recibieron 27 contestaciones, algunas de las cuales contenían una información valiosa. Por lo que respecta a la última fuente de información, ésta se basa en la experiencia del autor principal de esta monografía por lo que respecta a las pesquerías fluviales y de embalses en Africa, el Medio Oriente y Asia. Especialmente útiles fueron los datos recogidos durante 27 años sobre la economía local (incluida la pesca) del valle del Medio Zambezi, antes y después de la construcción de la presa del Kariba (Zambia-Zimbabwe).


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