Para realizar las proyecciones del Sector Forestal y sus impactos sobre la economía nacional y la sociedad al año 2020 se tuvieron en cuenta diversos aspectos entre los que se destacan las tendencias históricas de las principales variables a considerar, el impacto en el sector forestal de las principales fuerzas impulsoras dentro del propio sector y desde fuera del mismo y finalmente la opinión y experiencia de expertos en el tema así como de los consultores involucrados en el estudio. Sobre la base de estas consideraciones y bajo las premisas de que todos los actores involucrados patrocinarán el mantenimiento del orden mundial, ante la creciente toma de conciencia del cuidado del medio ambiente y por consiguiente la creciente exigencia de un manejo forestal sostenible y asumiendo un creciente desarrollo tecnológico y de la investigación enfocada principalmente en los bosques plantados, se aborda una visión prospectiva del sector forestal.
La metodología utilizada para las proyecciones tomó como base los modelos utilizados en el trabajo de Ramos, A. y Cabrera, R., (2001) El Impacto del desarrollo forestal en Uruguay, 1990 - 2000. Dicho estudio consideró la actividad económica efectivamente ocurrida en el sector forestal que se acogió a los beneficios de la promoción desde 1989. Con el objetivo de medir las variables utilizadas para la evaluación del desarrollo forestal en Uruguay y para ajustar las estimaciones a las diversas realidades productivas, se identifican diferentes modelos de producción en función de zonas, especies y manejos de las plantaciones, crecimiento y destino final de la madera producida.
En el punto de Comportamiento Económico Social al hacer referencia a los equilibrios macroeconómicos se realizó una descripción de la metodología utilizada donde se identificaron cinco diferentes modelos de producción en función de zonas, especies y manejo de plantaciones, crecimiento y destino final de la madera producida, dividiendo al país en 3 regiones: Norte (Departamentos de Rivera y Tacuarembó), Litoral Oeste (Río Negro y Paysandú más Soriano, Colonia, Salto y Artigas) y Sur Este (Lavalleja, Durazno, Florida y Cerro Largo, más los restantes Departamentos no incluidos en las demás regiones). Cada región se dividió según las especies principales forestadas y por el destino final de la madera (aserrío o pulpa). A su vez, para cada modelo se definió un destino principal de la madera (condicionante del manejo (podas y raleos) y que influye en el crecimiento y determina la densidad residual por hectárea en cada año y el año de corte final).
A partir de las proyecciones arrojadas por estos modelos se diseñó lo que podría llegar a ser el futuro Parque Industrial del Sector Forestal tomando en consideración la opinión brindada por expertos del tema que fueron consultados así como las opiniones surgidas en el Taller de Presentación del Informe Preliminar de este documento.
En el Capítulo II (Tabla 6) se muestra la superficie de bosques naturales y plantados en 2000, 2002 y lo esperado para 2020. Es posible suponer que en 20 años dicha superficie aumente, aún bajo una política de protección de los recursos. Los registros de la superficie de bosque nativo en los ‘90 revelan un leve crecimiento probable consecuencia algún de cierto grado de regeneración. Si este supuesto resultara verosímil y asumiendo que no existiese inversión directa en los mismos, la superficie de bosque nativo para el 2020 podría alcanzar las 900 mil hectáreas.
En relación a los bosques implantados (Tabla 6), estimando una superficie forestada de 900 mil hectáreas con fines industriales más los bosques implantados de conservación, para el año 2020 sería razonable estimar una superficie de más de un millón de hectáreas. Lo cual sumado a los bosques nativos, totalizaría más de 1,95 millones de hectáreas con cobertura boscosa de diversos tipos al final del período bajo análisis.
Del total forestado de 592.973 hectáreas bajo proyectos declarados en la Dirección Forestal, se registraron 437.696 hectáreas de eucaliptos (el 73% del total) y 155.277 hectáreas de pinos (el 23%), siendo marginal la superficie forestadas con salicáceas u otras especies. Entre los eucaliptos, se distinguen los que tendrán un fin aserrable (básicamente E. grandis y en menor medida E. dunnii) que en gran medida se localizan al Norte del país, en condiciones edafoclimáticas de alta productividad. Parte de estas plantaciones son manejadas para obtener madera aserrable de alta calidad, a turnos superiores a los 15 años. Adicionalmente, en el SE y E se encuentran plantaciones del “complejo globulus”, (principalmente E. globulus ssp. globulus y E. globulus ssp. maidennii y en menor medida, E. globulus ssp. bicostata). Su principal objetivo es la madera para pulpa, por lo que se manejan en turnos más cortos (entre 8 y 10 años).
En los últimos años el ritmo de las plantaciones ha descendido. Si bien esta situación general encubre emprendimientos que aun están en la fase de forestación promedialmente sería correcto hablar de una cierta desaceleración de la “fase primaria” del proyecto forestal uruguayo, al alcanzarse una primera meseta en la conformación de la masa crítica del recurso biológico de base. No puede desconocerse que también ha contribuido a ello la recesión económica que viene ha soportado el país en su conjunto desde 1998 hasta 2003. Esta “pausa” en la expansión de la fase primaria también señala la necesidad de un reposicionamiento estratégico de todos los actores, a efectos de encarar la fase secundaria y terciaria y corregir los paradigmas tecnológicos y comerciales de la fase inicial. Desde ese punto de vista debe evaluarse como necesaria y positiva. La incertidumbre acerca de la consolidación en el país de una industria de transformación que pueda absorber las existencias maderables en crecimiento derivan naturalmente del inicio de una etapa nueva pero se magnifican a causa de la coyuntura recesiva local, regional y mundial.
En estos momentos el sector se encuentra a medio camino y en un punto clave de su proyecto, puesto que muchos inversores esperan a esta consolidación, que diversifique y amplíe las posibilidades de colocación, para realizar sus plantaciones, mientras que, a su vez, muchos industriales juzgan que todavía no existe la suficiente masa crítica de plantaciones maduras que asegure un suministro de materia prima en cantidad y a precios competitivos. Es evidente que la superación de esta situación, pasa no solo por un mejoramiento de la situación económica, que estimulará a empresarios forestales como foresto-industriales, sino al rediseño de políticas públicas costo-efectivas .
Uruguay es el país de América Latina con menor porcentaje de su superficie cubierta por bosques. Las bitácoras de navegación de los colonizadores españoles, primeros registros escritos a que se tiene acceso, indicaban que se trataba de un país extraño, donde únicamente se encontraban bosques en márgenes de ríos y arroyos. Estas formaciones naturales, adoptando la definición de FAO de bosque, podrían catalogarse como bosques de galería (sobre cursos de agua), bosques de parque (principalmente en el litoral oeste del Uruguay), donde las pasturas naturales alternan con especies de leguminosas naturales arbóreas (cuyo recubrimiento de copas excepcionalmente sobrepasa el 50% del terreno), bosques de sierra, principalmente en el sudeste del país, en la zona serrana, donde la especie dominante es el coronilla (Scutia buxifolia) y los palmares, ubicados en el este (monoespecíficos de Butia capitata) y en el litoral oeste (monoespecíficos de Butia yatay).
Si bien se conoce poco sobre la ecología y silvicultura de estos bosques y sus especies, y sobre las propiedades tecnológicas de sus maderas, se han registrado incrementos volumétricos anuales inferiores a 2 m3/ ha/ año, sus largos turnos de maduración inviabilizan el aprovechamiento maderero con retorno económico. Por otra parte, hoy están protegidos y prohibida expresamente su tala, compensándose a los propietarios con la exoneración de impuestos que gravan las tierras ocupadas por los mismos. Este conjunto de determinantes, implica que sus principales usos son los relacionados a la conservación, ya sea de la biodiversidad que albergan, así como del régimen hídrico.
Existen numerosas razones de peso para creer que estos bosques naturales llegarán al 2020 en iguales o mejores condiciones de calidad y con una extensión cercana a las 900 mil hectáreas. El Estado ha dado señales claras de que la protección por ley de las superficies boscosas naturales se mantendrá incambiada y el pequeño volumen de su madera que se comercializa (principalmente con fines energéticos domésticos), requiere el otorgamiento de pequeñas cuotas de corte por parte de la Dirección Forestal.
A su vez, el mercado recibe un gran volumen de madera con el mismo objeto que el de las maderas naturales. La reciente aprobación de una ley que crea un Sistema Nacional de Áreas Protegidas, implica una nueva figura legal que reforzará la protección de esas áreas, cuando se reglamente y se disponga de recursos. Por último, el sector privado está llevando adelante un interesante esfuerzo en sistemas de manejo forestal sostenible en el marco de la eco-certificación de procesos y productos (que incluye la protección y conservación del monte natural y otros ecosistemas naturales) así como desarrollando turismo ecológico o ecoturismo rural, que depende críticamente de mantener las áreas naturales en el mejor estado de conservación.
Los diferentes ecosistemas forestales naturales han sufrido a lo largo de la historia nacional, distintos grados de alteración antrópica. Mientras que los bosques de parque y los de galería, mayoritariamente los ubicados en el litoral oeste, sufrieron distinto grado de cortas y entresacas, principalmente con destino al carboneo y su exportación a Buenos Aires, también los montes serranos sufrieron distinto grado de cortas, cuyo producto era el abastecimiento de leña a Montevideo y las ciudades del este (Maldonado, San Carlos, Rocha, Pan de Azúcar, Minas, etc.). Quizá las formaciones arbóreas con más alto grado de deterioro son los palmares (tanto del litoral, como los del este), en este caso no debido a la acción antrópica directa, sino al fuerte pastoreo a que son sometidos y que, al impedir la regeneración de los mismos, está sumiendo en un estado de peligrosa senectud a ambos ecosistemas.
A nivel nacional, se puede decir que también ha habido un grado variable de intervención humana, aunque no crítico en la gran mayoría de los casos. Esta intervención apuntaba principalmente al abastecimiento de leña y madera rústica (para la elaboración de alambrados y construcciones rurales) de los establecimientos agropecuarios. Sin embargo, actualmente, estos usos están siendo reducidos por la oferta de madera tratada de las plantaciones.
Hasta el año 2000, Uruguay no contaba con una ley específica dedicada a la conservación y protección de espacios naturales. Si bien existían normativas municipales y decretos que establecían ciertas figuras de protección, que a su vez otorgaban a ciertas áreas (generalmente de propiedad pública) algún grado de protección, se podía claramente determinar el vacío legal en torno al tema. En definitiva, tanto la escasa superficie de estas áreas, como su representación parcial de todos los ecosistemas a conservar en el país y el escaso marco legal y vinculante de las figuras legales que las amparaban, determinaban una deficiencia a nivel general en cuanto a la protección de la biodiversidad de los ecosistemas arbóreos.
Existen diferentes figuras de protección como: Parque, Parque Nacional, Reserva Forestal, etc., que a su vez implican diferente grado de protección. También existe en Uruguay la denominación “Parque Nacional”, pero en general el plan de manejo de estas áreas no cumple con los requisitos de la UICN. Asimismo, en el este del territorio uruguayo se encuentra en Sitio RAMSAR “Bañados del Este” que comprende un conjunto de lagunas costeras de agua dulce (Merim y Negra) y de agua salobre (Castillos), parte de los principales tributarios de dichas lagunas, así como también las planicies bajas de inundación permanente, periódica u ocasional que los acompañan (Altamirano, Caldevilla, Venturino y Cravino, 2002). Si bien este sitio cobra importancia por la cantidad de especies aves y demás vertebrados tetrápodos que habitan en el mismo (más de la mitad de las especies uruguayas de este último grupo), este grupo de ecosistemas contiene una importante porción de los palmares esteños antes mencionados (Butia capitata) y uno de los únicos bosques de ombú (Phitolacca dioica) del mundo.
En el año 2000, el parlamento uruguayo aprueba la creación de un Sistema Nacional de Áreas protegidas. Esta ley, con validez en todo el territorio nacional, no solo viene a cubrir el vacío legal antes mencionado, sino que aborda la protección de los ecosistemas valiosos en Uruguay mediante una de las formas más progresistas y efectivas que se conocen. La ley no solo amplía el número y la extensión de varias zonas a proteger, sino que las integra en un sistema de interacción. Esta concepción es la más aceptada a nivel mundial en cuanto a conservación, pues considera que la salud de los ecosistemas y su integridad no se garantiza solo con proteger determinadas áreas aisladas, sino en preservar también los flujos de materia y organismos vivos entre los mismos. Sólo a modo de ejemplo, se cita el gran valor que tienen los bosques de galería como corredores de fauna, único medio posible de desplazamiento de muchas especies animales, que de otra forma quedarían aisladas reproductivamente.
Además, es de destacar la ratificación por parte de Uruguay del Convenio sobre Diversidad Biológica (ONU), que entró en vigor internacional en 1993. Dicho convenio compromete al país en tareas de conservación y uso sostenible de la biodiversidad, conservación in situ y ex situ de los recursos genéticos, así como también a la promoción de la conciencia pública y la educación en estos temas. Asimismo, el país se compromete a la cooperación internacional en cuanto a acceso a los recursos genéticos (que se consideran propiedad de los países que los ostentan) y a la tecnología relacionada, intercambios de información, cooperación científico-técnica, etc.
Si bien la alteración que sufre el país en términos antrópicos de la biodiversidad, tiene su origen en las primeras introducciones de ganado por colonizadores españoles en el siglo quince, el estado de la biodiversidad forestal actual y futura está íntimamente ligado a la situación económica del país, a la cooperación técnica y financiera que el Uruguay pueda obtener del exterior, y al grado de educación y sensibilización ambiental de la población. Todo esto, a nivel práctico se concretará en un determinado grado de internalización de los costos ambientales que determine el grado de protección real de este importante recurso nacional.
La grave crisis económica que afecta al país, determina que tanto la asignación de recursos para conservación, investigación, nacionalización de áreas, etc. así como el contralor de la misma por el Poder Ejecutivo, no se realice en tiempo y forma adecuada. Por otro lado, la crisis impide una adecuada educación ambiental de la población que centra sus preocupaciones en asuntos más básicos, y de corto plazo, en los que no se priorizan estos temas ambientales. En la medida que exista reactivación económica, tanto el sector público como el privado podrán dedicar más energías al asunto, y logra un grado de internalización creciente de los costos ambientales que implican la destrucción de los recursos genéticos nacionales, ocasionando un daño muchas veces irreversible.
En primer lugar, es importante señalar que Uruguay concibe a la desertificación con un enfoque muy amplio, como “un proceso complejo que se puede producir en todo ecosistema terrestre, independientemente de su pertenencia a determinada zona climática, y que el mismo se caracteriza por ser un complejo donde interactúan factores naturales y antrópicos, cuya manifestación se traduce en un progresivo descenso de la productividad (biológica y económica) de las regiones afectadas”17.
Se ha señalado que uno de los problemas ambientales de mayor trascendencia económica y social en Uruguay está dado por los procesos de degradación de tierras, especialmente suelos, aguas y pasturas con fines agropecuarios. La desertificación se manifiesta en el descenso de la productividad de los suelos y de los ecosistemas involucrados, presentándose en un amplio espectro de regiones en distintos grados. Este descenso responde a diferentes procesos de degradación de suelos - uno de los principales es el fenómeno de erosión hídrica - así como a un conjunto de situaciones y factores socioeconómicos, institucionales y culturales. Factores naturales como la erosividad de las lluvias y acciones antrópicas tales como la intensificación de la mecanización agrícola, laboreos o sistemas de producción inadecuados, monocultivos, etc., pueden desencadenar procesos graduales de deterioro que confluyendo dan lugar al fenómeno terminal de desertificación, como la degradación y destrucción de la cubierta vegetal, compactación y agotamiento del suelo agrícola, pérdida de biodiversidad, entre otros.
Considerando básicamente degradación de suelos y pasturas, una misión interagencial sobre desertificación (PNUMA / PNUD, febrero - marzo 1983) estimó que el grado de desertificación dominante en Uruguay era agudo en un 8% del territorio, moderado en un 25% y leve en un 64%; sólo en el 3% la desertificación era nula (correspondiente a zonas bajas y húmedas) mientras que no se detectaron áreas con grado severo dominante. Dentro de los factores antropogénicos, uno de los que presenta considerable incidencia es la forma de tenencia de la tierra. El arrendamiento, la aparcería y otras formas temporarias de tenencia , inciden negativamente en la posibilidad de un manejo sostenible o conservacionista del recurso (que implica largo plazo), ya que el usuario prioriza el máximo de productividad en el mínimo de tiempo.
El tamaño es otro factor a considerar. La existencia de predios demasiado pequeños crea condiciones para la sobre utilización de los recursos naturales, particularmente el suelo. El sistema productivo y factores tecnológicos también pueden afectar negativamente. La ganadería extensiva de baja tecnología, generalmente deteriora la pastura natural en tanto su estrategia de producción se basa en el supuesto de que el sistema puede soportar los desajustes en la presión de pastoreo inducidos por el clima y/o mercado. Por otra parte, como factor económico, limitantes en la disponibilidad de fondos para inversiones e insumos, sumado a fuertes fluctuaciones de los precios de los principales rubros de producción agropecuaria, dificultan una planificación integral de las unidades productivas, indispensable para la conservación de los recursos naturales involucrados. Comportamientos sociales y culturales también pueden afectar negativamente el uso de la tierra. El nivel educacional, el conocimiento y las facilidades de acceso a la tecnología y a la información, costumbres y tradiciones, pueden contribuir a la degradación de los suelos.
En la región Centro - Sur (Departamentos de Canelones, y Sur de San José) constituye uno de los asentamientos agrícolas más antiguos del país. El hecho de que en la zona se haya practicado por años el monocultivo de cereales (maíz - trigo) y el cultivo de remolacha azucarera, papa y otros intensivos sin la incorporación de técnicas conservacionistas de suelos y aguas, ha provocado que la erosión sea uno de los factores más limitantes del recurso suelo de la zona. Estudios realizados por la División Suelos y Aguas (DSA) del MGAP determinaron que el 36% de los suelos del Noreste de Canelones sufren condiciones de erosión muy severas en los cuales actualmente es muy difícil o imposible desarrollar la agricultura; también determinaron que otro 30% presenta condiciones moderadas de erosión. El decrecimiento de la población rural y cambios en el uso de la tierra de esta región en las últimas décadas, responde en parte a factores de atracción que poseen los centros urbanos, pero también debido a la degradación del suelo, el minifundio y sus carencias operan como factor de expulsión.
La región Litoral Oeste (Departamentos litorales del río Uruguay en una franja que se extiende de Norte a Sur y cubre casi un tercio del territorio) concentra las tierras con mayor vocación agrícola, existiendo cultivos cerealeros (trigo, cebada, arroz, maíz, sorgo) y oleaginosos (girasol), cultivos hortícolas de primor y ciertas áreas significativas de cultivos frutícolas (viñedos, citrus). También existen importantes extensiones forestadas. El grado de degradación en esta zona es variable, partiendo de zonas con erosión nula a muy ligera hasta grados moderados y severos como los que se pueden apreciar en ciertas zonas próximas a Quebracho (Norte de Paysandú y Sur de Salto), con pérdida total de los horizontes superiores y formación de cárcavas. Los suelos desarrollas sobre sedimentos de areniscas del cretáceo han dado lugar a suelos de fácil laboreo pero muy susceptibles a la degradación (alto riesgo de erosión).
En la región Litoral Este y Centro son frecuentes los suelos con moderado a alto riesgo de erosión y degradación. Los suelos degradados ocupan aquí áreas muy limitadas y se vinculan al desarrollo de cultivos carpidos (por ejemplo la soja) en suelos de texturas livianas (arenosas) y pendientes medias o fuertes, así como a otros cultivos realizados para autoabastecimiento en las pequeñas chacras perimetrales asociadas a los centros poblados (por ejemplo maíz, horticultura familiar) u otros cultivos de carácter comercial (sandía, papa). En esta zona de constatan algunos focos de desertificación en el sentido clásico del término, con pérdida total de materia orgánica y estructura del suelo (arenización, dunas) o pérdida total del solum, quedando en superficie el material geológico generados del suelo prexistente, con pérdidas de productividad totales.
En conclusión, se considera que el país presenta adecuadas condiciones para diversas actividades y producciones agropecuarias, pero también presenta particularidades que ponen en riesgo el desarrollo sostenible. Resultan importantes, por tanto, las acciones dirigidas hacia los procesos originales que desencadenan la desertificación, con componentes preventivos de tales procesos. Esto no incluiría necesariamente la revisión de los procesos de forestación en la medida en que ésta recupera los suelos desertificados y si genera alguna presión, la misma ocurre en los suelos menos débiles. En el caso uruguayo el árbol se colocó en suelos ya degradados, en donde había existido un uso excesivo del suelo por pastoreo excesivo.
Durante los últimos años, se han realizado avances considerables en materias relacionadas a la lucha contra la desertificación y la sequía en el marco de los planes y políticas de desarrollo nacionales y en particular del sector agropecuario. Entre las estrategias y prioridades nacionales vinculadas a la lucha contra la desertificación y la sequía se encuentran:
• proteger y conservar los recursos naturales y aumentar su productividad;
• obtener productos agrícolas naturales de alta calidad en sistemas sostenibles;
• mejorar la legislación vigente y su aplicación;
• apoyar diferencialmente a pequeños y mediano productores;
• incrementar la divulgación y accesibilidad a la información en recursos naturales;
Entre los logros alcanzados dentro de las estrategias concebidas se citan:
• reorganización funcional de organismos y actividades relacionadas directamente con la degradación de tierras y la conservación de suelos y aguas;
• actualización y ajustes a la legislación vigente directamente vinculada al uso del suelo y degradación de tierras, tal es el caso de la reglamentación de la Ley Nº 15.239 de Conservación de Suelos y Aguas;
• culminación de varios proyectos de investigación sobre manejo, conservación y recuperación de los suelos y aguas, componentes del Programa de Manejo de los Recursos Naturales y Desarrollo del Riego (PRENADER);
• comienzo de la implementación del Sistema Nacional de Monitoreo de degradación de tierras: selección de indicadores y áreas críticas, integración de personas e instituciones locales;
• avances de infraestructura y estudios sobre la calidad de aguas;
• profundización de los procesos de descentralización de actividades.
Además de las leyes Forestal y de Creación de un Sistema de Áreas Protegidas, se está elaborando un Código de Prácticas Forestales, como un instrumento técnico de referencia, que no sería necesariamente taxativo, sino que busca estandarizar como se ha hecho en otros países, muchas prácticas que se llevan adelante según un “leal saber y entender” y otras que o son más controversiales o no se aplican. Este código abarca prácticamente todas las etapas del ciclo forestal (desde la planificación de las plantaciones hasta el transporte de la materia prima) y tiene especial consideración con las interfases del subsector en relación a otros subsectores productivos, las comunidades y poblaciones afectadas y el medio en general.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) sobre la industria manufacturera, la rama maderera conforma un poco más del 1% del Valor Bruto de Producción Industrial y del Valor Agregado Industrial (Cuadro 47 - Anexo 2). Históricamente, el peso relativo de la industria maderera ha sido muy inferior al de la otra rama de transformación de productos forestales: la industria de pulpa y papel. Los Cuadros 48 y 49 del Anexo 2 y la Tabla 8 permiten un mayor desglose para el análisis de la evolución de la rama maderera. Aunque la clasificación adoptada por el INE no discrimina entre industrias de primera y segunda transformación de la madera, es posible comparar la evolución de actividades relativamente básicas (aserraderos y carpintería de obra) con las de mayor valor agregado (muebles y accesorios). En 1997, unas seiscientas unidades económicas se dedicaban así a la carpintería de obra, sin que fuera posible establecer en qué proporción su materia prima integraba madera rolliza o madera aserrada.
En general, los indicadores elaborados a partir de los datos del INE muestran una importante contracción de la actividad de la industria maderera, sin embargo, el descenso del valor agregado de la industria de la madera (en términos constantes) fue mucho menos pronunciado. Por lo tanto, la antigüedad de las muestras del INE y el hecho de que los datos no permiten analizar aisladamente la evolución del sector de primera transformación impiden asumir con total confianza que este sector haya experimentado una caída de su producción en el último quinquenio. Por el contrario, el incremento de los volúmenes exportados en años muy recientes mediante el aumento de la capacidad productiva de los tres o cuatro principales aserraderos del país y la aparición de algunos nuevos, parecen apuntar a cierto incremento de la producción en las zonas de prioridad forestal. No obstante, es probable que este desarrollo haya sido acompañado del cierre de aserraderos en el resto del país, además de la desaparición de la industria del tablero.
De acuerdo a los modelos considerados en el presente informe, y tomando como base el trabajo de Ramos, A. y Cabrera, R. (Cuadro 50 del Anexo 2) se observa un crecimiento significativo de la producción de las industrias de primera transformación. Mientras que en el año 1997 se produjo un volumen del orden de los 517 mil metros cúbicos, en el 2000 alcanzó los 2,4 millones de metros cúbicos y de acuerdo a las estimaciones realizadas se espera que la producción de las industrias de primera transformación alcancen su pico máximo en 2014 (al corte final de los modelos pulpables plantados entre los años 2000 y 2005) con un volumen cercano a los 17 millones de metros cúbicos.
De acuerdo a estimaciones del INE, el sector de la industria manufacturera de primera transformación de la madera produjo en 1995 un volumen del orden de los 270 mil metros cúbicos, de los que el 13,5% fue exportado. En dicho estudio se concluye que si bien el nivel de producción del sector de primera transformación no había variado de 1992 a 1995, sí su estructura era distinta debido al aumento de la producción de madera aserrada destinada a la exportación y la casi total eliminación de la producción de madera terciada, tableros aglomerados y de fibra. Ello reflejaría el inicio de la reestructuración del sector, por un lado con la imposibilidad de muchas plantas obsoletas de sobrevivir frente a la importación y por otro, la instalación o adaptación de aserraderos de mayor tamaño y cercanos a las áreas de bosques, orientándose a la exportación.
En relación a los aserraderos es posible concluir que en los próximos años estas industrias dispondrán de relativamente poca madera aserrable. El manejo intensivo de plantaciones de eucalipto es aún escaso y reciente, aunque es una práctica más extendida en pinos. Por otra parte, las importaciones actuales de madera son muy variadas en cuanto a especies, tipos de productos y calidades. Por ello las posibilidades de sustitución de la importación de estos productos son limitadas en el corto y mediano plazo. En conclusión, es de esperar que los incrementos en la capacidad productiva de los aserraderos locales se orienten esencialmente hacia los mercados externos tal como sucede actualmente.
De acuerdo a las cifras de exportación, se observa un incremento continuo de las ventas al exterior de madera aserrada, al tiempo que se verifica una diversificación en los productos. Esto último demuestra que ha comenzado un proceso de generación de nuevos productos, en parte por la demanda del mercado internacional y en parte por la paulatina incorporación de plantaciones con manejo aunque aún en cantidades insuficientes.
En el presente informe el criterio de construcción de los modelos origina una disponibilidad creciente de madera, con volúmenes importantes a partir del año 2009 y una caída en la oferta a partir de 2015, año en que se cierran los ciclos de algunos modelos sin que se consideren posibles replantaciones sobre el área que ocupan actualmente. De esta forma, la década del 2000 comienza con una producción saliente de 212 mil metros cúbicos, al finalizar la década se estima una producción de 3,5 millones de metros cúbicos y en el 2020 una producción estimada de madera aserrable en torno a los 6 millones de metros cúbicos, valores que podrían esperarse marquen una cierta estabilidad de largo plazo.
Los aserraderos grandes de nueva tecnología cuentan con maquinaria de tamaño adecuado, organizada en circuitos productivos bien diseñados y con equipos auxiliares completos (manipulación de trozas, transporte interno de productos, extracción mecanizada de residuos, etc.). Sin embargo, no ocurre lo mismo con el resto de las plantas donde la mayoría del equipo de aserrío utilizado es obsoleto (con una edad promedio de 20 a 40 años), inapropiado o ineficiente para cumplir con las condiciones fundamentales de un proceso de aserrío compatible con las metas de futuro. Estos aserraderos se caracterizan también por un bajo grado de organización, de mecanización y de control a todo nivel: manipulación interna y externa de las trozas, de los residuos y de los productos terminados, actividad de corte, desorden relacionado a circuitos inadaptados y acumulación de desperdicios, baja seguridad industrial, carencia de control de calidad de los productos y de clasificación con referencia a normas, manejo limitado del mantenimiento de las sierras, etc., por lo cual no pueden garantizar el nivel de calidad, la regularidad de producción y los costos que imponen la promoción de un mayor uso nacional de la madera y los mercados de exportación.
Finalmente, los tratamientos posteriores al aserrado son escasos, el secado se realiza sólo en algunas plantas de mayor tamaño, en secaderos artificiales del tipo convencional, con una capacidad total instalada para el país del orden de 500 m3 de tablas, pero aún en estos casos la mayoría de la producción se comercializa sin secado. La preservación se limita hoy en día a un baño antimanchas de las tablas verdes de pino y no se practican tratamientos en las trozas verdes ni tampoco tratamientos permanentes de tablas.
Las industrias de la cadena del papel han sido consideradas por diversos estudios como el núcleo del Complejo Forestal basándose en la concentración de capital fijo, en la utilización de equipos de tecnología por unidad de producción, en su escala de operación, en el número de empleados y en la mayor regularidad en horas trabajadas respecto a la industria manufacturera así como también por la tendencia a completar la integración vertical desde la producción de la materia prima hasta la distribución al minorista.
En cuanto a las industrias de la pulpa y el papel en el país existen tres empresas, con una capacidad instalada promedio de 75 toneladas diarias y una producción total de más de 1,2 millones de metros cúbicos en el año 2000. Además, por la estructura que presentan pueden definirse como empresas nacionales grandes con tendencia a la concentración en pocas unidades de decisión, dándole a la cadena un carácter oligopólico, lo cual durante muchos años les otorgó poder para la organización del mercado, tanto en venta de productos como en el poder de determinación del precio, fundamentalmente cuando debía competir con otros compradores por el abastecimiento de leña. Estas empresas integran todas las actividades de producción, comercialización de celulosa, papeles y cartones casi totalmente para el mercado interno.
De acuerdo a los modelos manejados en este trabajo, y al considerarse solamente las plantaciones del período 1989-2001 sin considerar la re-plantación (sólo los rebrotes de los modelos pulpables), todas las variables estudiadas describen trayectorias cíclicas, determinadas por la extensión de los ciclos biológicos de los árboles hasta su corte final. La disponibilidad de madera para pulpa decae fuertemente a partir de los años 2008 y 2017 lo cual, si bien se ajusta a los criterios metodológicos del estudio, no refleja la realidad que se observará en el país, en la que las plantaciones posteriores al año 2001 mantendrán la disponibilidad de madera para pulpa en el entorno de 5 millones de m3 anuales, que representarán en definitiva valores de más largo plazo.
Por último, cabe señalar que desde 1988 se ha desarrollado una importante corriente exportadora de madera rolliza pulpable, de eucaliptos globulus y grandis. Las perspectivas de producción de madera pulpable, consecuencia de las plantaciones realizadas en el marco de la actual política de promoción forestal, aparecen así como muy favorables.
Si bien se observa un repunte de la industria del aserrado, en el caso de la industria del tablero las perspectivas a partir de los ‘90 son distintas, tendiendo a su desaparición. El abastecimiento de tableros se realiza a través de un creciente nivel de importaciones de estos productos.
El consumo de madera a nivel mundial ha venido creciendo desde 1970 a una tasa acumulativa anual de 1,3%. Los países subdesarrollados aumentaron su participación en el consumo de rollos industriales, del 14% al 27%, incrementando un 40% su consumo por persona, mientras tanto, la demanda por habitante de madera aserrada se redujo 35% y la de tableros de madera aumentó 25%. La demanda sobre los productos forestales se incrementará, lo que conduce a cuestionar si existirá suficiente madera para satisfacerla. Los factores primarios que inciden sobre el crecimiento de la demanda forestal se asocian a la población y la actividad económica, variables que, en los últimos 40 años, han venido creciendo ininterrumpidamente. La población mundial se duplicó entre 1960 y 1995, y se espera que en 2010 haya 7 mil millones de habitantes, con un crecimiento mucho mayor en los países subdesarrollados.
En los últimos cuarenta años, el producto bruto por habitante a nivel mundial se ha cuadruplicado en términos reales y este crecimiento no se detendría. En la medida que el consumo por persona de productos forestales industriales tiende a responder positivamente a incrementos en el ingreso (y en especial en los estratos bajos del mismo), el impacto sobre la demanda forestal seguirá en aumento. La necesidad de abastecer la demanda por alimentos de una población creciente ha sido de las principales causas de los procesos de deforestación, a través de la expansión de la agricultura y los programas de asentamiento e infraestructura.
Según estimaciones de FAO, la oferta de alimentos deberá crecer cerca de un 2% al año para abastecer a toda la población, lo que implicará destinar, hasta el año 2010, unos 90 millones de hectáreas adicionales a la agricultura, la mitad de las cuales provendría de superficies boscosas.
En consecuencia, al menos en el mundo subdesarrollado, la presión sobre los bosques seguirá incrementándose, lo cual supone resolver el conflicto de abastecer la demanda por productos de la madera y al mismo tiempo preservar la contribución ambiental de los bosques (conservación de especies, diversidad biológica, moderación de los cambios climáticos, protección de suelos).
Por el lado de la oferta a nivel nacional, resulta evidente que el subsector ha venido consumando cambios de importancia en los modos de producción, incrementando su productividad y por tanto disminuyendo las presiones sobre los recursos forestales y el ambiente. La importancia creciente de las plantaciones de especies de rápido crecimiento y turnos cortos que, asistidas por tecnología logran productos de calidad en plazos más breves, con aumentos en los rendimientos en las etapas iniciales del complejo productivo. Por otro lado, las industrias forestales se están adaptando a los cambios en la oferta de rollos industriales, incrementando el uso de maderas de menor calidad y tamaño y con ello la eficiencia en el uso de las materias primas, atendiendo los requerimientos de mejoras en la productividad, originados en los cambios en la oferta de materias primas y en las presiones ambientalistas por la conservación de los recursos.
En el año 1996, FAO realizó una actualización de sus proyecciones en materia forestal (Tabla 13a), a partir de las proyecciones de población, ingreso, existencia de recursos forestales y cambios tecnológicos. La principal conclusión del informe de FAO es que, al menos hasta 2010, existirá -a nivel global- suficiente madera para abastecer las necesidades industriales y de leña, aunque existirán déficits en algunos mercados locales y superávits en otros, por lo que el comercio internacional servirá para nivelar el consumo, excepto para el caso de la leña. Se proyecta un crecimiento en la producción en todas las categorías de productos, excepto la madera aserrada, con aumentos significativos en fibras, papeles y tableros de madera, pese a lo cual las tasas de crecimiento futuras serán menores que las del período 1970-1990.
Tabla 13a - Consumo mundial forestal, real y proyectado
(1970-2010) | ||||||||
Productos |
Consumo Real |
Consumo Proyectado |
Crecimiento Anual | |||||
1970 |
1980 |
1990 |
1994 |
2000 |
2010 |
1970/90 |
1994/10 | |
Leña |
1.113 |
1.366 |
1.780 |
1.890 |
1.885 |
2.052 |
2,00 |
1,05 |
Rollo Industrial |
1.277 |
1.931 |
1.726 |
1.475 |
1.627 |
1.784 |
1,48 |
1,20 |
Aserrada |
413 |
423 |
550 |
410 |
442 |
474 |
1,03 |
0,90 |
Tableros |
69 |
88 |
126 |
126 |
143 |
173 |
2,88 |
2,01 |
Fibra Total (ts) |
134 |
179 |
249 |
271 |
313 |
396 |
3,16 |
2,40 |
Papel y cartón(ts) |
128 |
156 |
240 |
266 |
313 |
396 |
3,28 |
2,51 |
Papel Recup. (ts) |
30 |
51 |
82 |
99 |
125 |
181 |
5,08 |
3,83 |
Fuente: FAO “Situación de los bosques del mundo (1997). |
En el caso uruguayo, la producción forestal tuvo dos grandes orígenes: la explotación del monte natural y la explotación de montes implantados. La madera proveniente de los montes naturales tiene por destino la obtención de energía para uso residencial y secundariamente se la emplea para construcciones rurales (postes, piques y otros) y sus volúmenes vienen en descenso desde la vigencia del estatus de protección. La madera de bosques implantados se integra a la producción, extracción, comercialización y transformación para obtener productos como energía, pulpa, rollizos, tablas y otros. Su producción proviene de empresas de definida orientación forestal o de establecimientos agropecuarios donde la forestación es un rubro terciario.
Obtener cifras que caractericen la situación requiere conocer las áreas de bosque por especie, la edad de los bosques y los crecimientos medios. Tomando en cuenta las estimaciones de la superficie forestada de bosques naturales y bosques artificiales para el año 2000, 2002 y 2020 (Tabla 6), y a partir de datos de la Dirección Forestal del MGAP para estimar la producción en función del crecimiento anual medio, se calculó la producción nacional de madera. Los resultados (Tabla 13b) muestran que, mientras en el año 2002 la oferta de madera superó los 13 millones de metros cúbicos, para el año 2020 se prevé una producción superior a los 21 millones de metros cúbicos.
Tabla 13b - Estimación de la oferta de madera | |||
Año |
2000 |
2002 |
20201/ |
Superficie efectiva de bosques naturales (en hect) |
667.315 |
850.000 |
900.000 |
Rendimiento medio por hect. por año (en m3)2/ |
5 |
5 |
4 |
Producción de madera de bosques naturales por año (en m3) (1) |
3.336.575 |
4.250.000 |
3.600.000 |
Superficie efectiva de bosques implantados (en hect.) |
680.732 |
765.613 |
1.050.000 |
Superficie efectiva de bosques implantados con Eucaliptus (en hect.)3/ |
503.742 |
566.554 |
777.000 |
Superficie afectada de bosques implantados con Eucaliptos (en hect.)4/ |
350.100 |
393.755 |
578.865 |
Rendimiento medio por hect. afectada por año para el género Eucaliptus (en m3)5/ |
18 |
18 |
24 |
Producción de madera de Eucaliptus por año (en m3) (2) |
6.301.808 |
7.087.586 |
13.892.760 |
Superficie efectiva de bosques implantados con Pinos (en hect.) |
163.376 |
183.747 |
252.000 |
Superficie afectada de bosques implantados con Pinos (en hect.)6/ |
111.912 |
125.867 |
182.700 |
Rendimiento medio por hect. por año para el género Pinos (en m3)5/ |
15 |
15 |
22 |
Producción de madera de Pinos por año (en m3) (3) |
1.678.685 |
1.888.002 |
4.019.400 |
Producción de madera total ((1)+(2)+(3)) |
11.317.069 |
13.225.587 |
21.512.160 |
1/ Valores estimados 2/ Se consideran rendimientos promedios en la totalidad del territorio nacional. La diferencia entre los años 2000, 2002 y 2020 surge de considerar que en casi dos década las hectáreas con bosques naturales llegar a un punto de equilibrio y crecerán en menor proporción. 3/ Al año 2000, el Eucaliptus ocupaba el 74% de los bosques implantados seguido por las plantaciones de Pinos con un 24% siendo el restante 2% formado por otras especies de uso no energético. Para los años 2002 y 2020 se supone la misma estructura por especies para realizar el cálculo de la producción anual de madera. 4/ Para calcular la superficie afectada se supone el 69,5% de la superficie efectiva en los años 2000 y 2002 y el 74,5% de la superficie efectiva en el año 2020. 5/ Se considera un incremento en el rendimiento de los montes de eucaliptos debido a mejoras en los manejos y en la productividad. 6/ Para calcular la superficie afectada se estima que el 68,5% de la superficie efectiva en los años 2000 y 2002 y el 72,5% de la superficie efectiva en el año 2020 corresponde a superficie afectada. Fuente: Dirección General Forestal |
En el Cuadro 51 del Anexo 2, se observa la importancia de la leña a nivel nacional en la matriz energética. La leña como combustible es la tercera fuente en importancia con una participación del 16%, lo que representa (según datos de 2001) un consumo anual de 1.400.000 m3 de madera. La fuente más importante son los derivados del petróleo con un consumo del 58% seguido por la energía eléctrica con un 24%. Este consumo anual de leña se registra en tres sectores de la economía: el residencial (urbano y rural), el comercial (restaurantes y pizzerías) y el industrial (incluido panaderías y hornos de ladrillo). El Cuadro 52 del Anexo 2 muestra los consumos de leña de estos sectores, según cifras de la Dirección Nacional de Energía (DNE) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) para el período 1990 – 1999.
Se desprende el significativo predominio del sector residencial (calefacción y cocción de alimentos) con un consumo de 303 Kteps o 1,13 millones de m3, lo cual representa el 81% del consumo final de leña del Balance Energético Nacional en el año 2001, correspondiendo el 18% (aproximadamente 250.000 m3) al consumo industrial y el 0,8% al consumo del sector servicios. El agro, la pesca y el transporte, por su parte, no registraron consumos de significación. A su vez, el Gráfico 22 muestra que la evolución del consumo de leña en el período 1990 – 2001 ha tenido una importante caída en el sector industrial (de 190 Ktep en 1992 a 68 Ktep en 2001), debido a una fuerte recesión industrial. Es importante destacar que el consumo de madera como combustible en distintos sectores de la economía constituye una singularidad del Uruguay. Normalmente, en la mayoría de los países la leña es un combustible importante sólo en las áreas rurales y en Uruguay constituye actualmente una fuente comercial de energía de significación a nivel de ciudades e industrias.
El consumo energético de las industrias se satisface a partir de diversas fuentes de energía, las cuatro principales son: la leña, el fuel – oil, la electricidad y los residuos de biomasa. Entre las cuatro representan el 97% del consumo final de energía de las industrias. La leña utilizada en la industria es en casi todos los casos de eucalipto; se estima que el 95% de las empresas entrevistadas emplea exclusivamente eucalipto, mientras que el 5% utiliza al menos un 80% de eucalipto y el resto de otras especies.
Fuente: Balance Anual de Energía, año 2000 publicado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería.
En la encuesta anual de la Dirección Nacional de Energía, se dividen las industrias usuarias de leña en tres categorías: chicas, medianas y grandes, de acuerdo al volumen de consumo anual de leña (“chicas” aquellas que consumen hasta 3.000 toneladas de leña (seca) por año, “medianas” de 3.000 a 6.000 toneladas y “grandes” más de 6.000 toneladas anuales). Las industrias “chicas”, que abarcan el 60% del total, consumen un promedio de 5 toneladas diarias, las “medianas” (alrededor del 30%) tienen un consumo promedio de 10 a 20 toneladas de leña seca/ día, y las “grandes” (10% del total), un promedio de 30 toneladas diarias.
En términos de superficie de bosques necesaria para atender esta demanda, y sobre la base de un rendimiento de 150 toneladas de leña seca por hectárea, una industria “mediana” que consuma 6.000 toneladas al año requiere la tala de una 40 hectáreas por año, mientras que una industria “grande” que consume 1.200 toneladas anuales puede requerir la tala de unas 80 hectáreas por año.
Por otro lado, si bien en los últimos años algunas industrias se han lanzado a forestar para asegurar su abastecimiento energético, sigue siendo predominante la compra de leña. En la encuesta de la DNE, el 94% de las empresas se abastecían únicamente con leña comprada. Algunas de las empresas que han realizado plantaciones forestales no tienen aún montes en edad de cortar y otras que sí los tienen prefieren reservarlos en tanto factores de precio y disponibilidad a corta distancia sigan siendo favorables.
A modo de resumen, el consumo de leña de eucalipto se estimaba en 2000, del orden de los 1,5 millones de metros cúbicos (base seca). Mientras que con los supuestos adoptados en este trabajo se llega a que la producción de madera de eucalipto sería de aproximadamente, 7,85 millones de metros cúbicos anuales (Tabla 13).
Resulta evidente, entonces, que existe la madera necesaria para atender la demanda de sectores residencial e industrial consumidores sin comprometer el recurso boscoso nativo. Por último, la evolución de la demanda de leña en los sectores residenciales no parece presentar grandes cambios a corto plazo, dado la tasa de crecimiento poblacional del 0,06% anual; sin embargo, en el sector industrial, la misma pude responder a factores como ampliación de la capacidad instalada, nivel de actividad y sustitución del fuel – oil consumido. Al mismo tiempo, ya se está produciendo la entrada de gas natural argentino con ventajas competitivas sobre la leña a nivel residencial urbano e industrial, lo cual permite pensar que en el futuro la presencia de los combustibles forestales podrían perder una parte del protagonismo que tuvieron hasta ahora o eventualmente ubicarse en otros nichos.
Las exportaciones mundiales de productos forestales, que se han incrementado en todos los rubros, ascienden a 135 mil millones de dólares anuales, un 30% del comercio agrícola mundial y algo menos del 3% de todas las exportaciones de bienes del mundo. El 45% del comercio forestal corresponde a papel y cartón. La relación entre comercio y producción es relevante en tableros de madera (30%), papel (30%), madera aserrada (25%) y pulpa de madera (20%). Hay una clara tendencia hacia el incremento del comercio internacional de aquellos productos de mayor valor agregado: el comercio de tableros de madera se multiplicó por 5 desde 1970, el de papel se multiplicó por cuatro y el de madera aserrada y pulpa de madera se duplicó.
La participación relativa de los países en el comercio internacional revela la preponderancia del mundo desarrollado tanto en las importaciones como en las exportaciones, acaparando el 80% del movimiento total internacional de productos forestales. Canadá y Estados Unidos significan el 31% del total de exportaciones y sumados a Finlandia, Suecia y Alemania, alcanzan más de la mitad del mercado vendedor. Por el lado de las importaciones, Estados Unidos (16%), Japón (15%), Alemania (10%) y el Reino Unido (7%), compran casi la mitad del total. Algunos países exportadores, tales como Estados Unidos, Alemania y Francia, son a la vez grandes importadores, lo que revela un fuerte componente de comercio intra-industrial a nivel de la producción forestal.
En base a las proyecciones del consumo de madera de FAO por rubros y regiones, es posible extraer algunas conclusiones acerca de las perspectivas forestales. En materia de comercio, se proyecta que Norteamérica podrá abastecer sus propias necesidades en materia forestal y generar superávits para exportar, Asia incrementará sus necesidades de importaciones, al tiempo que en Europa continuarán las exportaciones netas de tableros de fibra y partículas y las importaciones netas de madera terciada y hojas de chapa. Sudamérica sólo será relevante en materia de rollos industriales, cuyas exportaciones en el año 2010 serán un 18% del total mundial (fueron el 8% en 1994).
En el marco regional, es de esperar que la región acentúe sus exportaciones de rollos industriales hacia los países del norte; una caída en el consumo de leña y un incremento en el consumo de productos forestales con mayor grado de elaboración, por lo que la disminución de las tasas de crecimiento en el consumo regional de rollos se verá en parte compensada por el incremento esperado en las exportaciones extra regionales.
Por su parte, el mercado internacional de los tableros de madera presenta oportunidades importantes para la inserción de los países de la región. Se trata de un mercado en el que las exportaciones están menos concentradas, ha tenido un crecimiento extraordinario en el pasado y, lo que resulta más interesante, su consumo a nivel mundial se pronostica que seguirá creciendo. En tal sentido, es posible estimar que la producción de tableros de madera en la región se incrementará más de un 30%, y las exportaciones más del 70%, hacia el año 2010. Con relación al papel, se prevé un importante incremento en la producción regional para hacer frente al crecimiento esperado en el consumo y en las exportaciones.
En el caso uruguayo (ver Introducción) en el período previo a la puesta en vigencia de la Ley Forestal actual, las exportaciones de productos forestales eran casi nulas, en tanto a partir de los ‘90 la venta de rollos tuvo un crecimiento explosivo (más de 800 mil toneladas).
Las exportaciones de madera están compuestas por madera rolliza, con destino casi exclusivo a la producción de celulosa en Europa y madera aserrada con diversos destinos industriales. La madera rolliza exportada a la fecha es de Eucalyptus y Populus. Para el primer género se diferencia comercialmente en dos especies principales: globulus y grandis. En el caso de la madera aserrada, los dos géneros que participan son el Eucalyptus y Pinus. A partir del año 2000 la madera rolliza representa algo más del 80% de las divisas generadas, registrando un crecimiento significativamente mayor al de la madera aserrada. La Tabla 14 reproduce el Cuadro 10 del Anexo 2.
Tabla 14 - Exportaciones uruguayas de productos forestales (en Volumen) | |||||||||
Producto |
1993 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
2000 | |
Madera para pulpa |
m3 |
87.987 |
197.949 |
467.013 |
507.974 |
686.222 |
622.156 |
702.294 |
845.209 |
Postes, piques, etc. |
m3 |
17.084 |
10.268 |
9.420 |
9.064 |
||||
Trozas para aserrar |
m3 |
1.810 |
3.973 |
719 |
|||||
Madera aserrada |
m3 |
21.590 |
28.319 |
36.458 |
43.469 |
64.481 |
56.649 |
56.398 |
47.191* |
Coníferas |
m3 |
1.650 |
2.455 |
2.451 |
6.850 |
39.427 |
20.075 |
28.644 |
28.844* |
No Coníferas |
m3 |
19.940 |
25.864 |
34.007 |
36.619 |
25.054 |
36.574 |
27.754 |
18.347* |
Chapas |
ton |
8 |
1.616 |
4.018 |
397 |
||||
Mad Terciada y Aglomerada |
ton |
12 |
|||||||
Pulpa de Madera |
ton |
800 |
700 |
1.750 |
64 |
203 |
26 | ||
Desperdicios de papel |
ton |
600 |
3.090 |
4.335 |
3.149 |
3.257 |
5.483 |
12.187 | |
Papel y cartón |
ton |
20.555 |
18.927 |
13.930 |
19.990 |
31.658 |
34.796 |
37.704 |
38.804 |
Otros rubros papel y cartón |
ton |
n/d |
n/d |
n/d |
n/d |
n/d |
18.499 |
19.497 |
|
* En este año para el rubro madera aserrada, se consideran los volúmenes exportados de madera aserrada que surgen del trabajo de Ing. Agr. J. A. Rimoldi, (2003). Dinámica de la Exportación Uruguaya de Madera, en virtud que las cifras de la Dirección Forestal presentan valores que no se corresponden con la realidad. Fuente: Dirección Forestal - MGAP |
El principal destino de la madera exportada es España, seguido de Noruega. Estos dos países en conjunto demandaron el 62,9% del monto de la madera exportada en el año 2002. Otros países de importancia en la colocación de la madera uruguaya han sido EEUU, Italia y Marruecos, por montos y continuidad, y el caso de Finlandia cuyos montos han sido importantes pero no ha presentado continuidad en la demanda como el resto de los mencionados (Cuadro 53 del Anexo 2).
Mientras tanto, en la Tabla 15 se presenta el valor de las exportaciones de productos forestales. En dicha Tabla se destaca la importante participación en el total del rubro Papel y Cartón con una exportación de algo más de US$ 30 millones en el año 1999.
Tabla 15 - Exportaciones de productos
forestales, por año, según producto | ||||||||
Producto |
1993 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
2000 |
Madera bruta (total) |
3.396 |
7.923 |
25.001 |
27.557 |
34.755 |
31.568 |
35.712 |
40.335 |
Leña, carbón, aserrín, partículas, briquetas, etc. |
nd |
nd |
nd |
nd |
nd |
0,226 |
93 |
426 |
Tratada (Columnas, postes, piques, etc.) |
- |
- |
- |
- |
- |
856 |
855 |
521 |
No tratada de coníferas |
nd |
nd |
nd |
nd |
nd |
- |
- |
- |
No tratada de no coníferas (para pulpa) |
3.396 |
7.923 |
25.001 |
27.557 |
34.755 |
30.712 |
34.764 |
39.388 |
Madera aserrada (total) |
2.133 |
3.721 |
5.511 |
7.802 |
7.868 |
9.051 |
10.060 |
7.673* |
Coníferas |
232 |
545 |
770 |
1.729 |
4.070 |
4.333 |
6.432 |
5.458* |
No coníferas |
1.901 |
3.176 |
4.741 |
6.073 |
3.798 |
4.718 |
3.629 |
2.215* |
Hojas para chapado/contrachapado |
- |
- |
3 |
215 |
499 |
48 |
||
Madera contrachapada |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
Tableros de partículas |
- |
- |
- |
- |
- |
0,182 |
- | |
Tableros de fibra |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
0,195 |
|
Plataformas para carga y otros |
- |
- |
- |
- |
- |
334 |
325 |
377 |
Pasta de madera |
369 |
387 |
1.510 |
47 |
44 |
- |
19 | |
Desperdicios papel/cartón |
- |
98 |
263 |
724 |
272 |
290 |
473 |
1.394 |
Papel y Cartón |
14.587 |
14.540 |
15.573 |
20.962 |
32.529 |
32.720 |
31.456 |
36.169 |
TOTAL |
20.484 |
26.669 |
47.861 |
57.092 |
75.683 |
74.462 |
78.075 |
86.088 |
* En este año para el rubro madera aserrada, se consideran los volúmenes exportados de madera aserrada que surgen del trabajo de Ing. Agr. J. A. Rimoldi, (2003). Dinámica de la Exportación Uruguaya de Madera, en virtud que las cifras de la Dirección Forestal presentan valores que no se corresponden con la realidad. Fuente: Dirección Forestal en base a datos del Banco Central del Uruguay |
En relación a las importaciones, se señaló la evolución creciente de las mismas en la última década con importante participación de las compras de papeles, que representan, en valor, el 60% de lo importado. En la Tabla 16 se presentan las importaciones de productos forestales por año desde 1993 a 2000 expresadas en volumen físico mientras que la Tabla 17 reproduce el Cuadro 12 del Anexo 2 donde se exhiben las cifras de importaciones en dólares.
Tabla 16 - Importaciones de productos
forestales, por año, según producto | |||||||||
Producto |
Unidad |
1993 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
2000 |
Carbón |
m3 |
67.237 |
23.757 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
1.100 |
Madera Rolliza Industrial |
m3 |
39.152 |
155.686 |
0 |
466.085 |
0 |
0 |
2.357 |
2.154 |
Madera Aserrada |
m3 |
753.665 |
1.372.719 |
68.734 |
1.097.766 |
117.126 |
118.474 |
79.523 |
81.677 |
Chapas |
m3 |
0 |
57.306 |
0 |
0 |
0 |
218 |
106 |
5.760 |
Madera Terciada |
m3 |
0 |
0 |
1.120 |
3.128 |
24.500 |
34.267 |
5.729 |
5.235 |
Tableros |
m3 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
11.622 |
11.712 |
11.865 |
Pulpa de madera |
ton. |
5.938 |
10.261 |
7.800 |
10.508 |
15.923 |
17.127 |
19.340 |
15.825 |
Desperdicios de papel/cartón |
ton. |
12.654 |
6.583 |
6.799 |
5.240 |
8.123 |
11.018 |
6.431 |
3.867 |
Papel y Cartón |
ton. |
35.886 |
39.939 |
49.458 |
57.431 |
58.815 |
65.496 |
68.787 |
75.824 |
Fuente: MGAP, DIEA, Censo General Agropecuario, 2000. |
Tabla 17 - Importaciones de productos forestales (en miles de dólares) | ||||||||||||
Producto |
1989 |
1990 |
1991 |
1992 |
1993 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
2000 |
Carbón |
0 |
2 |
1 |
13 |
43 |
63 |
72 |
0 |
94 |
16 |
48 |
151 |
Madera para pulpa |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
Madera rolliza industrial |
15 |
48 |
0 |
0 |
248 |
118 |
178 |
271 |
11 |
247 |
237 |
226 |
Postes, piques y durmientes |
141 |
142 |
92 |
86 |
0 |
123 |
9 |
0 |
0 |
1.147 |
999 |
246 |
Madera aserrada |
4.936 |
4.999 |
5.926 |
5.597 |
6.641 |
9.173 |
9.552 |
7.300 |
14.146 |
14.685 |
12.396 |
9.300 |
Chapas |
324 |
356 |
624 |
486 |
466 |
260 |
232 |
302 |
148 |
214 |
197 |
136 |
Madera Terciada |
317 |
342 |
811 |
1.078 |
1.634 |
2.017 |
2.234 |
2.876 |
3.652 |
4.265 |
3.387 |
2.906 |
Tableros aglomerados |
275 |
222 |
470 |
972 |
1.074 |
1.611 |
2.046 |
1.644 |
2.522 |
2.760 |
2.176 |
1.784 |
Tableros de fibra |
392 |
390 |
890 |
812 |
1.202 |
1.617 |
1.718 |
2.710 |
3.420 |
3.882 |
3.724 |
3.179 |
Pulpa de madera |
4.168 |
4.037 |
3.013 |
3.834 |
2.580 |
5.549 |
6.060 |
5.437 |
7.863 |
8.239 |
9.972 |
11.647 |
Desperdicios de papel |
336 |
1.568 |
1.521 |
1.845 |
1.704 |
1.238 |
1.835 |
1.084 |
2.174 |
3.310 |
1.472 |
1.092 |
Papel y cartón |
12.009 |
13.454 |
19.646 |
26.279 |
30.096 |
36.827 |
48.956 |
46.769 |
41.305 |
47.412 |
44.775 |
50.796 |
TOTAL |
22.913 |
25.560 |
32.994 |
41.002 |
45.688 |
58.596 |
72.892 |
68.393 |
75.335 |
86.177 |
79.383 |
81.463 |
Fuente: Dirección Forestal, MGAP |
A partir de las cifras de exportaciones e importaciones hasta el año 2000, considerando la producción de madera y los distintos usos posibles para la misma se construyó el Árbol de Producción de Madera y Derivados para el año 2000.
Considerando dicho Árbol y teniendo en cuenta los coeficientes técnicos determinados para cada actividad productiva se construye una Matriz para el año 2000 donde se identifica la cantidad de industrias existentes en cada rama de actividad, los volúmenes ingresados, los volúmenes salientes de cada rama, los precios FOB promedios y el destino de la producción según mercado interno y/o externo.
Para el año 2020, se construyó el mismo Árbol de Producción de Madera y Derivados y la Matriz correspondiente, en este caso, tomando como punto de partida una extracción de Madera en Rollo Total estimada en 14 millones de metros cúbicos, cifra que surge del trabajo de Ramos, A. y Cabrera, R. y que se puede apreciar en el Cuadro 50 del Anexo 2 del presente documento (en el mismo se puede observar que la producción total llegaría a un pico máximo de 17 millones de metros cúbicos ubicándose en una media de 12-14 millones).
En las páginas siguientes se presentan dichos árboles de producción y las matrices correspondientes.
(haga click aquí para ver la imagen en grande)
MATRIZ al año 2000 | |||||
CANTIDAD |
INGRESOS |
SALIDA |
PRECIOS FOB |
MERCADO INTERNO / EXTERNO | |
FIBRA |
|
|
|
|
|
MADERA EN ROLLO INDUSTRIAL PARA PULPA |
- |
1.000.000 |
1.000.000 |
|
|
MADERA EN ROLLO INDUSTRIAL PARA EXPORTACIÓN |
- |
845.209 |
845.209 |
En el caso del Álamo el precio FOB promedio es de US$ 25, para el Pino US$ 39 y para Eucalipto US$ 52. |
|
CHIPEADORAS |
no existían al año 2000 |
- |
- |
- |
- |
MADERA PARA PULPA |
- |
154.791 |
154.791 |
- |
Se destina a las fábricas de papel y cartón nacionales y a las fábricas de celulosa. |
FABRICAS DE PAPEL Y CARTÓN |
3 |
155.000 |
60.000 tons. |
entre US$ 930 y |
Del total de la producción se vende en el mercado interno el 35% (21.196 tons.) y el 65% restante (38.804 tons.) se exporta. |
FCAS. DE CELULOSA |
no existían al año 2000 |
- |
- |
- |
- |
TABLEROS DE FIBRA |
no existían al año 2000 |
- |
- |
- |
- |
ENERGÍA |
|
|
|
|
|
LEÑA, CARBÓN Y PELLETS |
- |
2.019.500 |
2.019.500 |
desde US$ 4 a |
Se destinan prácticamente todo el volumen al mercado interno. |
SÓLIDO |
|
|
|
|
|
MADERA PARA ASERRÍO E IMPREGNADO |
- |
320.250 |
320.250 |
- |
- |
TABLEROS ENCHAPADOS |
no existían al año 2000 |
- |
- |
- |
- |
ASERRADEROS CHICOS (cons. anual de mat. prima menor a 2.880 ton./año) |
en nivel de prod. bajo y medio: 193 |
48.750 |
19.500 |
En el caso del Pino el precio oscila entre US$ 203 y US$ 418, según destino; mientras que para el Eucalipto varía entre US$ 120 y US$ 150. |
Del total de la producción, un 36% se destina a la
exportación (47.000 m3), el resto al
mercado interno |
ASERRADEROS GRANDES (cons. anual de mat. prima superior a 2.880 ton./año) |
en nivel de prod. alto: 16 |
221.000 |
110.500 | ||
TOTAL ASERRADEROS |
209 |
269.750 |
130.000 | ||
CARPINTERÍAS, MUEBLES Y ACCESORIOS |
Aproximadamente 600 unidades económicas (según cifras de la última Encuesta Industrial Anual de 1997, del INE). |
Ingresan 83.000 m3de aserrado interno más 81.677 m3 de aserrado importado, más chapas y madera terciada totalizando 175.677 m3de madera aserrada que ingresa a las carpinterías. |
132.000 |
entre US$ 600 y 900 por m3de producto final |
Lo producido en este rubro se destina en su mayoría al mercado interno siendo muy pequeño el volumen de ventas al exterior. |
FCAS. DE IMPREG. DE TRONCOS |
4 |
50.500 |
40.000 |
entre US$ 80 y |
La produción de impregnación de troncos se destina un 86% al mercado interno (34.505 m3) y el resto para exportación (5.495 m3). |
(haga click aquí para ver la imagen en grande)
MATRIZ al año 2020 | |||||
CANTIDAD |
INGRESOS |
SALIDA |
PRECIOS FOB |
MERCADO INTERNO / EXTERNO | |
FIBRA |
|
|
|
|
|
MADERA EN ROLLO INDUSTRIAL PARA PULPA |
- |
8.680.000 |
8.680.000 |
|
|
MADERA EN ROLLO INDUSTRIAL PARA EXPORTACIÓN |
- |
700.000 |
700.000 |
Se supone que el precio para la madera rolliza para exportación se mantendrá relativamente estable en torno a los US$ 40 el m3 para Pino y US$ 50/ m3 para Ecualipto. |
|
CHIPEADORAS |
4 ubicadas en Nueva Palmira, Montevideo, Fray Bentos y otro en el Este del país. |
2.350.000 |
2.000.000 metros cúbicos sólidos (Considerando una densidad básica promedio de 0,570 BDMT/mcs, la producción equivale a 410.400 BDMT/año) |
El precio FOB varía entre 110 US$/BDMT y 125 US$/BDMT, según destino de exportación, equivalente a US$ 45/ton.. |
Se considera que el 100% de la producción de las chipeadoras se exporta. |
MADERA PARA PULPA |
- |
5.300.000 |
5.300.000 |
En el caso de la madera para pulpa de eucalipto se cuenta con datos de los precios FOB para Uruguay y Chile lo cual permite estimar un valor promedio entre US$ 39 por m3ssc para eucalipto grandis y US$ 55 por m3ssc para eucalipto globulus. |
Se destina a las fábricas de papel y cartón nacionales y a las fábricas de celulosa. |
FABRICAS DE PAPEL Y CARTÓN |
3 |
400.000 |
160.000 tons. |
A partir de datos históricos de exportación de países del MERCOSUR, se estima un precio FOB promedio de US$ 1.250 por ton. |
Se considera una venta de 40.000 tons. (25%) de producto al mercado interno mientras que el resto de la producción (120.000 tons.) se considera exportable. |
FCAS. DE CELULOSA |
1 en el litoral del país de escala mínima |
5.400.000 |
1.500.000 tons. |
Se estima un precio de venta de US$ 467 por tonelada de pulpa (promedio de los últimos 10 años, FOB Chile). |
Se estima un consumo interno de 70.000 tons. de pulpa (aprox el 5%); el resto se destina a la exportación. |
TABLEROS DE FIBRA |
1 tablero de fibra |
330.000 |
150.000 |
Se estima un precio promedio de US$ 270 por m3. |
Se estima que el 66% de la producción se destinará al mercado interno y el restante 33% a la exportación. |
ENERGÍA |
|
|
|
|
|
LEÑA, CARBÓN Y PELLETS |
- |
3.438.000 |
3.438.000 |
Se asume un precio al productor de US$ 7 por m3. |
Se supone la exportación de Pellets en 500.000 m3. |
SÓLIDO |
|
|
|
|
|
MADERA PARA ASERRÍO E IMPREGNADO |
- |
2.830.000 |
2.830.000 |
- |
- |
TABLEROS ENCHAPADOS |
1 tablero de partículas |
495.000 |
300.000 |
Los precios FOB varían en torno a los US$ 150 por m3. |
Se prevé una venta interna de 200.000 m3 (45%) y una exportación de 100.000 m3. |
ASERRADEROS CHICOS (cons. anual de mat. prima menor a 2.880 ton./año) |
alrededor de 50 |
275.000 |
110.000 |
Para determinar el precio al año 2020, se consideró información de largo plazo de los precios FOB en Chile y series recientes para los precios de exportaciones de Uruguay (precios promedios observados en los últimos 10 años). A partir de dicha información se estima un precio promedio de US$ 156 por m3. |
Se considera que las ventas de madera aserrada al mercado interno aumentan hasta alcanzar un volumen de 500.000 m m33. De esta manera, se destinará 600.000 m3 a la exportación. |
ASERRADEROS GRANDES (cons. anual de mat. prima superior a 2.880 ton./año) |
más de 10 ubicados en el norte y litoral |
1.985.000 |
990.000 | ||
TOTAL ASERRADEROS |
aprox. 60 unidades |
2.260.000 |
1.100.000 | ||
CARPINTERÍAS, MUEBLES Y ACCESORIOS |
Se consideran que de las 600 unidades económicas que estaban funcionando 20 anteriormente, se mantienen aquellas más competitivas. Se estiman para el año 2020, unas 500 unidades. |
Ingresan 500.000 m3 m3 de aserrado interno más 100.000 m3 de aserrado importado, más chapas y madera terciada totalizando 620.000 m3 de madera aserrada que ingresa a las carpinterías. |
470.000 |
entre US$ 600 y 900 por m3 de producto final |
De lo producido en este rubro se destinará 350.000 m3 al mercado interno y el resto (120.000 m3) a exportar. |
FCAS. DE IMPREG. DE TRONCOS |
por lo menos 8 |
75.000 |
60.000 |
Se estima un precio FOB de US$ 100 por m3. |
La producción de impregnación de troncos se destina un 75% al mercado interno y el resto para exportación. |
En la Tabla 18 se ilustran las exportaciones en volumen y en valor para el año 2000. A partir de la matriz construida para el año 2020 y de las cifras de producción destinadas al mercado interno, se construyó la Tabla 19 que refleja las exportaciones de productos forestales que se estiman para el año 2020.
Tabla 18 - Exportaciones en el año
2000 por productos forestales | ||||
Producto |
Unidades |
Volumen |
Precio FOB unit. (en US$, en promedio) |
Valor en miles de US$ |
Madera en rollo industrial |
m3 |
845.209 |
48 |
40.570 |
Chips |
m3 |
0 |
0 | |
Papel y Cartón |
ton. |
38.804 |
932 |
36.165 |
Pulpa de madera (celulosa) |
ton. |
0 |
0 | |
Tableros de fibra |
m3 |
0 |
0 | |
Leña, Carbón y Pellets |
m3 |
0 |
0 | |
Tableros enchapados |
m3 |
0 |
0 | |
Madera aserrada |
m3 |
47.191 |
162 |
7.673 |
Chapas |
m3 |
0 |
0 | |
Madera terciada |
m3 |
0 |
0 | |
Impregnados |
m3 |
5.495 |
95 |
522 |
TOTAL (en miles de US$) |
85.355 | |||
Fuente: MGAP - Dirección Forestal, en base a datos de BCU. |
Tabla 19- Exportaciones estimadas
para el año 2020 por productos forestales | ||||
Producto |
Unidades |
Volumen |
Precio FOB unit.(en US$, en promedio) |
Valor en |
Madera en rollo industrial |
m3 |
700.000 |
45 |
31.500 |
Chips |
m3 |
2.000.000 |
45 |
90.000 |
Papel y Cartón |
Ton. |
120.000 |
1.250 |
150.000 |
Pulpa de madera (celulosa) |
Ton. |
1.500.000 |
470 |
705.000 |
Tableros de fibra |
m3 |
50.000 |
270 |
13.500 |
Leña, Carbón y Pellets |
m3 |
500.000 |
7 |
3.500 |
Tableros enchapados |
m3 |
100.000 |
150 |
15.000 |
Madera aserrada |
m3 |
600.000 |
200 |
120.000 |
Chapas |
m3 |
0 |
0 | |
Madera terciada |
m3 |
0 |
0 | |
Impregnados |
m3 |
15.000 |
100 |
1.500 |
TOTAL (en miles de US$) |
1.130.000 | |||
Fuente: Estimación propia |
De igual forma, en la Tabla 20 se presentan las importaciones en volúmenes y en valor para el 2000, mientras que en la Tabla 21 se plantean valores estimados para el año 2020.
Tabla 20 - Importaciones en el año
2000 de Productos | ||||
Producto |
Unidades |
Volumen |
Valor en miles de US$ | |
Madera en rollo industrial |
m3 |
2.154 |
174 | |
Chips |
m3 |
0 |
0 | |
Papel y Cartón |
ton. |
75.821 |
50.796 | |
Pulpa de madera (celulosa) |
ton. |
15.825 |
11.647 | |
Tableros de fibra |
m3 |
7.706 |
3.179 | |
Leña y Carbón |
m3 |
1.100 |
151 | |
Tableros enchapados |
m3 |
4.159 |
1.784 | |
Madera aserrada |
m3 |
81.677 |
9.300 | |
Chapas |
m3 |
5.760 |
136 | |
Madera terciada |
m3 |
5.235 |
2.906 | |
Impregnados |
m3 |
0 |
0 | |
TOTAL (en miles de US$) |
80.073 | |||
Fuente: MGAP - Dirección Forestal, en base a datos de BCU. |
Tabla 21 - Importaciones estimadas
para el año 2020 de productos | ||||
Unidades |
Volumen |
Valor en miles de US$ (*) | ||
Madera en rollo industrial |
m3 |
150.000 |
12.000 | |
Chips |
m3 |
0 |
0 | |
Papel y Cartón |
ton. |
80.000 |
53.600 | |
Pulpa de madera (celulosa) |
ton. |
10.000 |
7.400 | |
Tableros de fibra |
m3 |
10.000 |
4.100 | |
Leña y Carbón |
m3 |
3.000 |
330 | |
Tableros enchapados |
m3 |
10.000 |
4.300 | |
Madera aserrada |
m3 |
100.000 |
11.500 | |
Chapas |
m3 |
10.000 |
250 | |
Madera terciada |
m3 |
10.000 |
5.550 | |
Impregnados |
m3 |
0 |
0 | |
TOTAL (en miles de US$) 99.030 | ||||
(*) Se supone un precio CIF de importación unitario (en US$) constante respecto a los valores del año 2000. | ||||
Fuente: Estimación propia |
Por último, considerando las Tablas 18 y 20 donde se exhiben las exportaciones e importaciones en el año 2000, se obtiene la Balanza Comercial que el Sector Forestal presentó en dicho año (ver Tabla 22). Mientras tanto, para el año 2020 se proyecta la Balanza Comercial de Productos Forestales (ver Tabla 23) a partir de las exportaciones e importaciones estimadas en las Tablas 19 y 21.
En la confección de la Balanza Comercial, actual y proyectada, no se incluye el rubro Carpinterías, Muebles y Accesorios que sí se presentó en las matrices y árboles de producción correspondientes. Esto se debe a que no se encontraron disponibles cifras oficiales de exportaciones y/o importaciones del rubro. En el Árbol de Producción del año 2000 se incluye una importación de Carpinterías, Muebles y Accesorios por 21.232 metros cúbicos, cifra que surge del documento “Construcción de Agendas para la Mejora de la Competitividad Industrial”, Ministerio de Industria, Energía y Minería (1999).
Tabla 22 - Balanza Comercial del año
2000 por productos forestales | |||
Producto |
Unidades |
Volumen |
Valor en miles |
Madera en rollo industrial |
m3 |
843.055 |
40.396 |
Chips |
m3 |
0 |
0 |
Papel y Cartón |
ton. |
(37.017) |
(14.631) |
Pulpa de madera (celulosa) |
ton. |
(15.825) |
(11.647) |
Tableros de fibra |
m3 |
(7.706) |
(3.179) |
Leña y Carbón |
m3 |
(1.100) |
(151) |
Tableros enchapados |
m3 |
(4.159) |
(1.784) |
Madera aserrada |
m3 |
(34.486) |
(1.627) |
Chapas |
m3 |
(5.760) |
(136) |
Madera terciada |
m3 |
(5.235) |
(2.906) |
Impregnados |
m3 |
5.495 |
522 |
TOTAL (en miles de US$) 4.857 | |||
Fuente: Estimación propia en base a datos del MGAP - Dirección Forestal. |
De esta manera, es posible apreciar un notorio cambio en el patrón de comercio exterior del sector forestal: en el año 2000 si bien el Saldo de la Balanza Comercial del Sector Forestal mostraba un valor positivo (del orden de los US$ 5 millones), el saldo de la mayoría de los rubros era predominantemente negativo, mientras que el Saldo de la Balanza Comercial estimado para el año 2020 se presentaría favorable en todos los tipos de productos (excepto en Chapas y Madera Terciada) superando un saldo final de un millón de dólares.
Asimismo, es posible apreciar un cambio al interior de algunos rubros: productos como la Pulpa de madera o los Tableros cuya producción era prácticamente nula en el año 2000, comienzan a producirse internamente revirtiendo la tendencia histórica de la Balanza Comercial. Por ejemplo, en el caso de la Celulosa el saldo negativo al año 2000 equivalía a cerca de 16 mil toneladas en tanto el saldo para el año 2020 se estimó en 1,49 millones de toneladas de exportaciones netas). En el caso de los Tableros (considerados conjuntamente los de fibra y enchapados) en el año 2000 la Balanza Comercial mostraba un saldo negativo cercano a los 12 mil metros cúbicos transformándose hacia el año 2020 en un saldo positivo equivalente a 130 mil metros cúbicos.
Tabla 23 - Balanza Comercial estimada
para el año 2020 por productos forestales | |||
Producto |
Unidades |
Volumen |
Valor en miles |
Madera en rollo industrial |
m3 |
550.000 |
19.500 |
Chips |
m3 |
2.000.000 |
90.000 |
Papel y Cartón |
t |
40.000 |
96.400 |
Pulpa de madera (celulosa) |
t |
1.490.000 |
697.600 |
Tableros de fibra |
m3 |
40.000 |
9.400 |
Leña y Carbón |
m3 |
497.000 |
3.170 |
Tableros enchapados |
m3 |
90.000 |
10.700 |
Madera aserrada |
m3 |
500.000 |
108.500 |
Chapas |
m3 |
(10.000) |
(250) |
Madera terciada |
m3 |
(10.000) |
(5.550) |
Impregnados |
m3 |
15.000 |
1.500 |
TOTAL (en miles de US$) |
1.030.970 | ||
Fuente: Estimación propia |
Por otro lado, las exportaciones expresadas en valor muestran un crecimiento superior al 1.000% entre el año 2000 y el año 2020, lo que representa un tasa de crecimiento de las exportaciones forestales en torno al 14% acumulativo anual en dicho período.
En rubros como el Papel y Cartón, si bien al año 2000 ya se exportaba parte de la producción, los volúmenes importados eran de una magnitud tal que el saldo comercial igualmente resultaba negativo (37 mil toneladas). Para el año 2020, el aumento estimado para las exportaciones sería de tal dimensión que compensaría las importaciones de dicho producto, derivando en un saldo comercial positivo de 40 mil toneladas.
Finalmente, respecto a las importaciones cabe destacar, que salvo rubros como la Pulpa de madera y Tableros de fibra cuyas importaciones en volumen descenderían entre el 2000 y el 2020; el resto de los sectores o bien mantienen los volúmenes importados del año 2000 o en algunos casos aumenta lo cual demuestra la ampliación en la escala productiva de las fábricas proyectada para el año 2020 y del crecimiento económico de la economía en general.
De acuerdo a los datos que surgen de las matrices para los años 2000 y 2020 presentadas anteriormente, es posible concluir que el mercado interno va a adquirir una mayor relevancia y un mayor dinamismo dados los volúmenes producidos y comercializados que se esperan hacia el 2020.
En el caso de la Madera para Pulpa, por ejemplo, la demanda interna aumentará de 150 mil metros cúbicos a casi 6 millones, lo cual se explica por la mayor demanda de Madera para Pulpa de las fábricas de Papel y Cartón pero fundamentalmente por la futura instalación de dos fábricas de Celulosa en el país hacia el año 2020, las cuales alcanzarían una demanda de 5,4 millones de metros cúbicos de Madera para Pulpa.
De igual modo, las industrias de Tableros (de fibra y enchapados) que no existían al año 2000, en el 2020 demandarán 330 mil metros cúbicos de Madera en Rollo, y 495 mil metros cúbicos de Madera para Aserrío, respectivamente. A su vez, la instalación de estas industrias le concede un rol preponderante al mercado interno, ya que se destinará aproximadamente el 50% de su producción internamente.
En relación al mercado externo y al rol que va adquirir en el futuro, ya se señalaron los cambios que se espera que ocurran sobre las proporciones relativas de exportaciones e importaciones para cada rama. No obstante, es importante señalar la aparición de mercados externos para las Chipeadoras que, de acuerdo a las estimaciones anteriores, exportarán el 100% de la producción, para los Tableros enchapados que alcanzarán una exportación de 100 mil metros cúbicos de producto final y para las Carpinterías, Muebles y Accesorios, que se estima lleguen a exportar el 25% de lo producido en el 2020.
En otros casos como la exportación de las fábricas de Papel y Cartón, la exportación de Madera Aserrada o las fábricas de Impregnación de Troncos, si bien desde el año 2000 vienen realizando exportaciones significativas, al cabo de 20 años las transacciones serán por volúmenes muy superiores, hecho que contribuirá al dinamismo del mercado externo.
Asimismo, la industria del Aserrío contribuirá al mayor desarrollo del mercado externo, no por destinar una mayor proporción de lo producido al exterior, sino por la mayor escala productiva que alcanzarán los mismos. De una producción de 130 mil metros cúbicos en el año 2000, se pasará a producir más de un millón de metros cúbicos de Madera Aserrada en el año 2020.
En la medida que la mayor escala productiva permita lograr mayores volúmenes de producto final y bajo el supuesto de precios estables o inclusive por debajo de los actuales, las transacciones futuras del sector forestal se verán incrementadas en sus valores en dólares como se puede apreciar en las Tablas 19, 21 y 23.
En primer lugar, como se mencionó anteriormente las transacciones derivadas de las exportaciones experimentarán, de acuerdo a las estimaciones realizadas, un marcado aumento en volumen, y en valor. En este sentido, se destacan los aumentos que experimentarán las exportaciones de Papel y Cartón, aumentando un 300% y Madera Aserrada que experimentará un aumento de más del 1.000% de sus exportaciones, todas ellas medidas en dólares respecto a las del año 2000.
Además de considerar estas exportaciones, hay que tener en cuenta las que se llevarán a cabo en aquellos rubros que al año 2000 no se exportaban como Chips, Pulpa de madera y Tableros de Fibra y Enchapados que considerados conjuntamente generarán divisas por algo más de US$ 800 millones.
En segundo lugar, y en referencia a las transacciones futuras resultantes de las importaciones, puede apreciarse que las mismas experimentarán un incremento en valor poco significativo, especialmente si se considera el desarrollo que el sector adquirirá hacia el año 2020 y los volúmenes estimados de producción. En efecto, de acuerdo a las estimaciones presentadas en las Tablas 20 y 21, las importaciones expresadas en miles de dólares aumentarían aproximadamente un 24% entre los años 2000 y 2020 (lo cual representa una tasa de crecimiento acumulativa anual cercana al 1%), pasando de US$ 80 millones a casi US$ 99 millones.
Dentro de los valores correspondientes a las importaciones vale la pena destacar el crecimiento estimado en las importaciones de madera en rollo industrial, que de importarse US$ 174 mil en el 2000 llegará a US$ 12 millones en el 2020. Por el contrario, en el caso de la Pulpa de madera las importaciones en valor caen de casi 12 millones de dólares en el 2000 a poco más de 7 millones de dólares en el 2020. En el resto de los rubros si bien se generan diferencias en el valor de las importaciones entre un período y otro, las mismas no son significativas.
En un mundo globalizado y transnacionalizado, Uruguay debería considerar todos los escenarios posibles para la negociación comercial, la promoción y la integración económica. Hay dos de especial interés: uno en el marco regional y otro a nivel internacional. En el ámbito regional, Uruguay es miembro integrante del MERCOSUR lo que asegura el libre comercio entre los países miembros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los países asociados (Bolivia y Chile). Si bien el MERCOSUR no está consolidado, ello en vez de una desventaja debería ser considerado como una oportunidad en el corto plazo para este subsector.
Por otro lado, surge un segundo escenario inevitable que es la negociación mundial en materia de comercio. El país como parte de una región (MERCOSUR), negocia también hacia fuera de la misma, sea bis a bis con terceros países o con terceros bloques (ALCA, Unión Europea, etc.). Los ritmos de estos escenarios, la aceleración de unos y de otros inciden naturalmente sobre los restantes. Por lo tanto, uno de los desafíos más directos del país supone no sólo no excluir ningún escenario, sino mantener una postura unívoca: la remoción de los obstáculos al comercio.
De esta manera, se vislumbran tres líneas de acción que deberían mantenerse como no excluyentes como resultado de esos dos escenarios principales para los próximos 20 años: profundización del MERCOSUR, acuerdo MERCOSUR - ALCA y acuerdo MERCOSUR - Unión Europea.
En el Capítulo I referido a los Cambios Esperados, en particular en referencia a los Cambios Socio – Económicos, se señaló que a partir del Plan Forestal, es posible observar una mejora en la calidad de vida en los centros menores afectados por la forestación, aparentemente debido a la generación de puestos de trabajo y mejores salarios. Asimismo, se observó una mejora en la asistencia de la salud, en la vivienda y en los servicios tales como electricidad, teléfonos y agua potable. Esto último asociado a que la vida de los trabajadores forestales se desarrolla en el medio urbano, en las ciudades, y no en el campo como puede ocurrir con los trabajadores de la ganadería.
Por otro lado, en el mapa de pobreza presentado en la sección de Desarrollo de la Agricultura se pudo observar que en aquellas zonas donde comenzó a desarrollarse la forestación en los últimos años, el porcentaje tanto de personas como de hogares pobres es menor que en otras zonas del país. En conclusión, es dable esperar que estos fenómenos de mejora en la calidad de vida y de reducción de la pobreza rural, ambos en aquellas zonas donde se desarrolla intensivamente la silvicultura se refuercen de aquí al año 2020.
Finalmente, los Departamentos que más han aumentado su población (a excepción de Canelones y Maldonado con tasas de crecimiento excepcionales por la tendencia de la población a asentarse en ciudades de la costa), son en su mayoría aquellos asociados directamente al desarrollo forestal (salvo el caso de Lavalleja) (ver Cuadro 54, Anexo).
La totalidad de los estudios de impacto realizados en las zonas forestales (ver bibliografía), muestran que la demanda laboral se ha incrementado persistentemente superando a la oferta existente (dichos estudios se realizaron entre 1994 y 1996 período en el cual la actividad forestal se centraba en viveros, plantaciones y manejo). En ese período ya se detectaba la falta de personal calificado para las tareas de la silvicultura, lo que era solucionado por la vía del entrenamiento en las empresas que, de ese modo, han venido supliendo la falta de instancias de formación en el sistema de educación formal.
Por otra parte, los aspectos cuantitativos a favor de la forestación se complementan con mejoras en las condiciones laborales del sector, atribuibles principalmente a dos elementos sustanciales: el Decreto de Regulación de las Empresas Forestales y los procesos de certificación de las empresas forestales ante organismos internacionales.
El mencionado decreto reglamenta las condiciones de trabajo, higiene y salud ocupacional en el sector forestal, y se aplica a las tareas de producción de plantas, cultivo, manejos y cosecha de bosques. Al mismo tiempo, a partir del proceso de certificación de la operativa de las empresas forestales uruguayas, las condiciones laborales en el sector forestal han comenzado a adaptarse a los requerimientos establecidos por organizaciones internacionales, particularmente el Consejo de Administración Forestal (FSC) y la Organización Internacional para la Estandarización (ISO).
Estas organizaciones introducen esquemas internacionales de marcas registradas para maderas y productos de madera, brindado sellos de garantía de confiabilidad cuando los productos forestales provienen de bosques que han sido inspeccionados, evaluados y certificados en el cumplimiento de los principios y criterios del manejo sustentable: ambientalmente apropiado, socialmente benéfico y económicamente viable.
A través de las marcas registradas el público -en particular el de aquellos países con estándares ambientales más elevados- tiene medios para identificar si los productos que compran provienen de bosques manejados de acuerdo a los principios y criterios ambientales y sociales acordados internacionalmente, lo cual implica una oportunidad de acceso para los productos de las empresas certificadas, que estará vedada al resto. En tal sentido, es de esperar que el número de empresas uruguayas que se sometan a la certificación aumente significativamente en los próximos años, lo cual contribuirá a reforzar las condiciones laborales de los trabajadores forestales.
Al reseñar los cambios socio – económicos esperados en el sector forestal, se señaló que el personal total ocupado en la forestación se podía ubicar en 14 mil trabajadores, de los cuales 7 mil trabajaban en forma permanente estimándose que el personal calificado se ha multiplicado casi por 10, mientras que el trabajador zafral no calificado se ha triplicado desde la implementación del Plan Forestal (en 1988) al momento de realizado dicho estudio.
En relación a los aserraderos que, en promedio, se emplean 13 personas, aunque algunos generan hasta 90 puestos de trabajo y otros sólo ocupan una o dos personas. Por cada tonelada de madera consumida hay, en promedio, 0,0032 puestos de trabajo, lo cual constituiría el coeficiente preliminar para medir la relación entre el empleo y el consumo de madera. En el Este del país este coeficiente es mayor (0,0092) mientras que en el Centro – Norte el mismo baja a 0,0017. Como era de esperarse los aserraderos más pequeños son los que emplean más personas por tonelada consumida (0,0178 comparado con 0,0023 para los aserraderos de mayor tamaño). Por último, en el mencionado estudio se estimó que el total de aserraderos en las regiones de prioridad forestal (105 unidades) emplea a 1.365 personas, principalmente en forma permanente y se estima que al año 2000 el sector ocuparía cerca de 2.500 personas.
Investigaciones realizadas por Equipos Consultores presentadas por la Junta Nacional de Empleo (1996)18 demuestran la existencia de un proceso de cambio tecnológico que ha llegado, en formas diferenciadas, a todos los segmentos. En estos mismos estudios se ven reflejadas las percepciones de numerosos agentes sobre los procesos de cambio que podrá experimentar el sector durante los próximos años. En este sentido existe la opinión que este proceso de cambio tendrá un efecto negativo en el empleo, haciéndose aún más intensivo en el uso de capital. De esta forma, no siempre es de esperar que los aumentos en el nivel de actividad se vean acompañados de aumentos equivalentes en el empleo, por lo que no siempre los escenarios optimistas planteados serán auspiciosos en términos de empleos.
Desde la década del noventa existe un evolución decreciente del empleo en el sector de aserraderos. En particular la reducción de la utilización de mano de obra se vincula con el aumento del tamaño de los aserraderos y el aumento de la capacidad tecnológica del sector, lo que se tradujo en una reducción de los coeficientes de empleo, sobre el producto y sobre la materia prima procesada. Esta realidad obliga a considerar una relación decreciente entre el empleo industrial y la materia prima procesada atendiendo a la innovación que seguramente se producirá en la tecnología de los aserraderos, de aquí a 2020.
En conclusión, si bien es dable esperar una mayor cantidad de puestos de trabajo dado el importante incremento proyectado en las hectáreas plantadas y en la producción, en el sector de los aserraderos específicamente, el cambio tecnológico puede tener algún efecto negativo en el empleo, sustituyendo mano de obra por tecnologías más modernas y avanzadas.
En el Capítulo I, se señaló que era probable estimar una generación de más de 14 mil puestos de trabajo permanente en el período 2000 – 2020. Suponiendo que no se realicen más plantaciones ni replantaciones, del total de los puestos de trabajo permanentes que se generarán más del 60% serán en la fase primaria del proceso forestal la cual incluye actividades de los viveros, plantaciones, manejo, cosecha y administración. Menos de un 10% de los empleos corresponderán al sector transporte y cerca del 30% pertenecerán a la industria del aserrado incrementándose el porcentaje en el corre de los años.
Según el estudio de Interconsult (1994) el 30% de los trabajadores del sector forestal pertenecen a empresas industriales, otro tanto a los viveros y un tercio pertenece a empresas forestadoras, mientras que el resto son trabajadores de empresas de servicios.
Asimismo, se deduce que el personal ocupado en el sector se ha multiplicado por 2,3 desde 1989 a 1994 (año en que fue realizado dicho estudio) cambiando radicalmente la estructura de acuerdo a la calificación y la zafralidad de las tareas. El personal calificado se ha multiplicado casi por 10, mientras que el trabajador zafral no calificado se ha triplicado.
En las encuestas realizadas en oportunidad del estudio de Interconsult, la mitad de los trabajadores afirmó haber recibido capacitación laboral por parte de la empresa, y en menor proporción por el sistema de educación formal. Si bien, en general, los empresarios del sector forestal consideran que la capacitación de la mano de obra contratada es adecuada, casi la mitad de los trabajadores encuestados declara demandas de capacitación.
El primer elemento que ayuda a la seguridad alimentaria relacionado al tema de los bosques tiene que ver con el importante desarrollo de la apicultura que posibilita la forestación. Un segundo aspecto a resaltar en relación a la seguridad alimentaria tiene que ver con el hecho de que los bosques permiten el refugio de diversas especies de la fauna silvestre o naturalizada que son un alimento también barato y nutritivo para el hombre.
Por otro lado, la gran variedad de frutos que producen los árboles nativos del Uruguay (por ejemplo la pitanga y arazá entre otras) sirven de alimento a las aves, pero también al hombre. Asimismo, son cultivados muchos árboles productores de frutos para el consumo humano, como por ejemplo la nuez común (del nogal europeo), la nuez pecán (de las Carya americanas), los piñones (del pino piñonero), las almendras, avellanas, y diversos frutos de las palmas. Además, algunos árboles producen frutos de valor forrajero para el ganado, como los algarrobos nativos, el chañar, la espina de Cristo, cuyas vainas son alimento para muchos animales. Por lo cual la seguridad alimentaria de los animales también está, en parte, garantizada.
En el Capítulo II se hizo referencia a los productos forestales no madereros listando entre ellos miel, hongos, fibras, plantas medicinales, resinas y aceites esenciales. Pero podrían adicionarse otros entre los que se encuentran: el aprovechamiento de las hojas de los árboles como forraje. Algunas especies presentan buenas cualidades, con contenido importante en sus hojas de proteínas digestibles, caroteno y otras vitaminas, aparte de minerales. También se señala como producto forestal no maderero a los mimbres (obtenidos los “sauces - mimbres”). Estos materiales se utilizan en cestería, muebles de mimbre, ataduras (en viñedos y granjas) y artículos varios. Por último, como producto obtenible de las cortezas es posible señalar el corcho, el abono orgánico o “compost” para lo cual la corteza de pino es muy usada en los viveros forestales y la cobertura o “mulch” que es corteza finamente desmenuzada y usada en jardinería para proteger el suelo como aislante y para reducir las malezas.
Sin embargo, en términos generales es posible hablar no sólo de productos forestales no madereros sino también de los beneficios sociales del bosque. El bosque contribuye al descanso y esparcimiento, es un ambiente de distracción y disminución de la tensión, donde el hombre urbano reencuentra el equilibrio; ofrece además oportunidades de paseos, realizar deportes, juegos y de conocimiento de la naturaleza. Tal es la importancia de esos aspectos que en varios países bajo el nombre de Recreación, se ha aceptado como uno de los recursos renovables, aún cuando no se puede comprender o fijar físicamente como es el caso del bosque, del agua o la fauna.
En segundo lugar, ya se ha mencionado la acción purificadora que el bosque ejerce sobre el aire. Por otro lado, también se asocia el desarrollo de los bosques con turismo ambiental, desde que los lugares con entornos naturales atractivos y casi siempre con funciones de conservación, mantenimiento del paisaje y del bienestar de las comunidades rurales residentes en el área, son motivo de interés turístico. Por último, las actividades forestales operan como un recurso para generar nuevas ocupaciones y empleos permanentes, favorece la especialización de los trabajadores rurales, ofrece oportunidades sin discriminación de género ni de edad y contribuye a la radicación de la gente en el medio rural.
En conclusión, existe una amplia gama de productos y servicios no madereros relacionados con los bosques y su tendencia hacia el futuro es hacia la diversificación de productos y a una mayor producción y mejor calidad de cada uno de ellos. Sin embargo, la mayoría de ellos son aun incipientes en el país o han tenido un desarrollo no orgánico.
16
Para el desarrollo de este tema se agradecen los comentarios del Ing. Agr.
Ph. D. Pablo Reali, referidos al sector forestal y sus impactos
medioambientales.
17 “Primer Informe Nacional” presentado
en la Comisión de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
(CCD) elaborado por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio
Ambiente, Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y la Universidad de la
República (2000).
18 Junta Nacional de Empleo (1996).
Investigación sobre el Desarrollo Forestal