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10. CONCLUSIONES

La construcción de represas en los tramos superiores de los ríos de Latinoamérica parece conducir a la desaparición de los stocks de peces migradores en el embalse y en el río aguas arriba. Esto mismo ocurre en los tramos de río en los cuales se construyeron sistemas de represas con embalses en cadena. El desarrollo de la región llevará en el mediano plazo a que extensas zonas de cuencas hidrográficas queden completamente regulados (OEA, 1985).

Las perspectivas que se abrieron con la obtención del desove inducido de muchas de las especies de “piracema” o migradoras todavía no se han traducido en el desarrollo de una tecnología de producción masiva de larvas y juveniles acorde con el esfuerzo que se debería realizar en el intento de obtener en los embalses, comunidades de peces con un peso importante de las especies migradoras del río original. Lo anterior presupone que es deseo de la administración pesquera el mantener en el sistema de embalses y tramos de río tal composición de la comunidad de peces. El rango amplio de variación en la relación propuesta de superficie de embalse a ser repoblado por la estación de piscicultura y superficie de estanques de esta última, indicaría el grado de desarrollo de las tecnologías de producción y siembra (ver punto 8).

La experiencia que se posee en América Latina con instalaciones ó unidades flotantes para el pasaje de peces es bastante limitada. Si bien algunos de los peces en forma individual pueden ser tratados, con respecto a sus capacidades natatorias, son generalizaciones de tipo empírico (ver 3), los tamaños de los stocks migrantes y la diversidad de especies a pasar generan problemas adicionales en el diseño de la instalación.

Las instalaciones para el pasaje de peces del tipo en escalones-tanque parecen ser eficientes para salvar alturas de por lo menos 8–10 m. Su mayor o menor eficiencia estará en los determinantes clásicos de la misma: ubicación de las entradas, capacidad de transporte, patrón de velocidades en la entrada y en la escala, y el tiempo que estarán expuestos los peces a cada una de esas velocidades. La propuesta de sistemas de este tipo para Ilha Grande (Godoy, 1985) y Corpus (Castello, 1982) con alturas a salvar de 20 y 22 m respectivamente están en el límite superior recomendado en la literatura para este tipo de instalación. El sistema de esclusas Borland de Salto Grande (Delfino et al., 1986) con profundas adecuaciones y modificaciones, puede ser una opción para represas con alturas mayores de 25 m siempre y cuando no se desee una alta capacidad de transporte (Boiry y Quirós, 1985). Esto último es una de las principales desventajas del sistema (Clay, 1961). Bajo el supuesto de que se desee una alta capacidad de transporte total y por especie, y para presas de más de 25 m de altura, la única opción parece ser un elevador de peces, por ejemplo, del tipo propuesto para el Cierre Chapetón en el río Paraná Medio (Poddubnyi et al., 1981). Los costos de instalación, operación y mantenimiento son muy diferentes para cada uno de los sitemas mencionados (Boiry y Quirós, 1985).

Según Welcomme (1985) la construcción de una instalación para el pasaje de peces hacia aguas arriba sólo estaría justificada cuando la migración fuera esencial para mantener los stocks de peces. Ese parece ser el caso actual en América Latina que además tenderá a agravarse con la construcción de las represas que ya han sido proyectadas e inventariadas (Petrere, 1985). La piscicultura de repoblamiento no parece estar actualmente en condiciones de dar respuesta al problema, aunque el desarrollo de la misma posiblemente permitirá ayudar en la recuperación de los stocks ya hoy perdidos. En una perspectiva temporal amplia, con tramos de río completamente regulados y con eficiencias totales de transferencia hacia aguas arriba decrecientes, sería una medida complementaria de las instalaciones para la transferencia de peces. Para la evaluación de la factibilidad para la construcción y operación de un determinado sistema para el pasaje de peces en una perspectiva espacial limitada, es decir en una represa a ser construida en un lugar determinado de una cuenca hidrográfica dada, se necesitaría contar, aparte de las características de la represa y del río en la zona, con la siguiente información:

Con dicha información se elegirán las especies y tamaños que van a ser transferidas. En la región parece existir acuerdo en que esa lista debería por lo menos incluir a las especies de los géneros Salminus, Prochilodus, Semaprochilodus, Leporinus y Pseudoplatystoma y posiblemente también los géneros Brachyplatystoma, Brycon, Colossoma, Luciopimelodus y Paulicea. En la Región no se posee información sobre el tamaño de los stocks específicos que es necesario transferir hacia aguas arriba de una represa, para asegurar el desarrollo de poblaciones tales que permitan por lo menos el mantenimiento de la pesquería anterior al cierre. Podría realizarse una aproximación gruesa considerando: la importancia de las áreas de desove y de cría que permanecen inalteradas en la cuenca aguas arriba luego del embalsado, la fecundidad de cada especie transferida, las estimaciones de mortalidad natural hasta el reclutamiento por la pesquería, y alcance de las migraciones aguas arriba realizadas por los peces desde el emplazamiento de la represa. Posteriormente se deberá poseer información sobre:

De la evaluación de la información obtenida y de las características de la represa y del río en ese tramo surgirá el o los tipos de instalaciones y mecanismos factibles de ser instalados, el diseño de un cronograma diario de funcionamiento tentativo y algunas indicaciones sobre cada diseño particular.

Con un análisis del flujo de velocidades del agua abajo de la represa, resultante del diseño de la misma y del régimen hidrológico del río, y de las rutas de aproximación de los peces a la represa se ubicarán las entradas a las instalaciones. Este será un proceso iterativo que podría conducir a requerir la construcción de estructuras suplementarias aguas abajo.

Con información sobre velocidades de punta de los peces y la resistencia o una estimación empírica de las mismas (ver punto 8), se completará el diseño de la instalación. La elección final requiere de consideraciones económicas, de la facilidad de pasaje y de los stocks a transferir, así como de la existencia, tipo y efficiencia de instalaciones u otros artificios de pasaje en otras represas próximas en la cuenca.

En América Latina no se han considerado estructuras especiales para descenso de los peces, sean estos juveniles o adultos. A las escalas en escalones-tanque se las ha considerado como estructuras aptas para el descenso, al igual que las esclusas de navegación (COMIP, 1986). En general se supone que los peces descenderán con un reducido porcentaje de mortalidad a través de turbinas y vertederos (Dudley, 1975; COMIP, 1986). Sin embargo este tema ha sido mencionado como de tanta importancia como el de facilitar el ascenso de los peces (Bonetto, 1980).


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