Página precedente Indice Página siguiente


Editorial

Los bosques y el medio ambiente

El género humano siempre alteró su ambiente, pero hasta hace poco las consecuencias de sus actividades eran limitadas en el espacio y en su magnitud; los cambios eran lentos, según la escala con que el ser humano mide el tiempo. En el curso del último siglo, y en particular de los últimos 50 años, la actividad económica y la población han crecido con tal rapidez que ya no hay más remedio que tomar en cuenta las repercusiones de las actividades humanas sobre el ambiente. La calidad de muchos de los elementos básicos de los recursos naturales - aire, agua, tierra, etc. - está empeorando, como lo atestigua la depauperación de los recursos forestales. Se acentúa la preocupación por la posibilidad de que la emisión de contaminantes repercuta duradera e irreversiblemente en la atmósfera, dando lugar al empobrecimiento de la capa de ozono y a cambios de clima.

Ante tan trágico panorama, la inquietud por aprovechar juiciosamente los recursos naturales se ha acentuado rápidamente. A nivel local proliferan en todo el mundo grupos interesados por el medio ambiente. A nivel nacional, los gobiernos han empezado a reservar en sus programas un lugar destacado a los temas relacionados con el medio ambiente y los recursos naturales, y el sector privado se encuentra sometido a creciente presión popular y legislativa para que adopte métodos sostenibles. A nivel internacional la evolución de los valores ambientales se refleja en la aparición sucesiva de informes de comisiones especiales de las Naciones Unidas. Mientras que las reunidas al principio del decenio de 1980 se concentraban en problemas de seguridad y desarrollo, el informe de la Comisión Brundtland, Nuestro futuro común, hacía resaltar ya en 1987 las relaciones entre medio ambiente, desarrollo y seguridad. El empeño de la FAO en favor del medio ambiente ha sido reforzado ulteriormente, mediante la designación de un Subdirector General con el título de Asesor Especial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible, y el establecimiento de un comité directivo que asista al Director General en la conducción y seguimiento de las actividades de la FAO en esas esferas.

Paralelamente a la creciente preocupación por el ambiente, se ha manifestado una gran inquietud por el porvenir de los recursos forestales mundiales. Así lo demuestra fehacientemente la adhesión de más de 70 países en desarrollo a los principios del Plan de Acción Forestal en los Trópicos. En este número, Unasylva examina varios aspectos de la relación del bosque con el medio ambiente. Uno de los temas más animadamente debatidos es el de la perspectiva de que cambie el clima en todo el mundo. K. Andrasko, que participó en una reunión reciente de expertos convocados por la FAO para hablar de los bosques en relación con cambios de clima, resume en un artículo el estado actual de los conocimientos al respecto. Otro artículo, escrito por B. Kyrklund, examina las posibilidades de que el sector forestal contribuya a reducir la concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera.

A pesar de que la mayoría de los expertos están de acuerdo en que es probable el recalentamiento del globo como consecuencia de la forma en que actualmente se lleva a cabo el desarrollo, esa opinión no es, ni mucho menos, unánime en la comunidad científica. G. Windelius, expone un punto de vista opuesto. Argumenta que una alteración de la actividad solar provocará un período de enfriamiento de la Tierra, con una intensificación de las actividades sísmica y volcánica.

La suerte de los bosques de la Amazonia es representativa de los problemas que se presentan al armonizar el desarrollo y la conservación del ambiente. R. Samanez-Mercado expone cómo se han comprometido los signatarios del Tratado de Cooperación Amazónica a explotar de manera sostenible los recursos naturales.

La alteración del medio ambiente afecta a todo el mundo, pero casi siempre más acentuadamente a los campesinos pobres de los países en desarrollo, que tienen pocas o ningunas reservas que les permitan adaptarse a las nuevas condiciones. N. Rasaily, R. Pokharel y D. Messerschmidt han hablado con campesinos de Nepal acerca de cómo se las arreglan.

Hay cada vez más indicios de que la contaminación atmosférica en los países industrializados está poniendo en grave peligro los recursos forestales. S. Nilsson explora los efectos probables sobre los bosques europeos, simulando para ello matemáticamente las condiciones de una persistente contaminación atmosférica. Otro problema que se plantea con particular intensidad en los países más acomodados es el de dar salida al volumen creciente de materiales de desecho. L. Lintu examina cómo puede la industria de la pasta y el papel reutilizar los desechos de papel.

La conservación del medio ambiente tiene raíces económicas; es indispensable conseguir que la ordenación y el aprovechamiento racional sostenido de los recursos naturales reporten más beneficios (y utilidades) que su degradación y destrucción. M. Muthoo examina críticamente los aspectos económicos de la planificación del ambiente y el uso de los recursos renovables.

En resumidas cuentas, el problema es organizar las actividades humanas de modo que aumenten las posibilidades de desarrollo sostenido, garantizando al mismo tiempo la estabilidad del ambiente de toda la Tierra.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente