Previous PageTable Of ContentsNext Page


I. Introducción


I. Introducción

Situación de mujeres campesinas en el sector forestal de Nicaragua

En la actualidad no existen políticas para la integración de las mujeres en las diferentes actividades del área forestal. La mayoría de los programas forestales están a cargo del Ministerio de Recursos Naturales y del Medio Ambiente (MARENA). En algunos programas de reforestación, hay un gran número de participantes que son mujeres.

La situación de la tenencia de la tierra es como sigue: en general (el titulo de Reforma Agraria) está a nombre del varón y éste como dueño de la tierra es quien decide sobre su uso. Las mujeres que tienen título generalmente trabajan en su propiedad con mano de obra familiar. Las mujeres que solo tienen pequeñas áreas (patios) las utilizan para establecer pequeños viveros, sembrar hortalizas, frutales y tener ganadería menor. Generalmente, trabajan, además en las tierras de sus maridos.

La mujer tiene su trabajo y el control mayor de la casa y el ámbito familiar. Los hombres tienen mayor acceso al trabajo asalariado. Aún en las circunstancias actuales, la situación económica de la familia rural es de extrema pobreza y es generalmente el hombre quien tiene acceso a mayores ingresos efectivos y mantiene el control sobre éstos. Los ingresos de la mujer campesina, si no tiene tierra propia, generalmente provienen de la producción del patio (venta de hortalizas, plantas, gallinas, etc).

Debido a la política económica del Gobierno, el crédito bancario ha sido limitado a los grandes y medianos productores; significando un golpe al proceso de democratización de los recursos financieros, dejando éstos únicamente al sevicio del sector de grandes productores.

Antecedentes

El proyecto "Conservación y Manejo de Recursos Naturales con Participación Comunitaria en la Vertiente Occidental de la Cordillera de los Maribios" comenzó en 1989 con el fin de contribuir a conservar y mejorar la capacidad productiva de tierras y bosques, incorporando actividades forestales como componentes estables, productivas y económicamente viables y atractivas dentro de las formas del uso del suelo de la región.

En el documento de proyecto, las mujeres fueron mencionadas específicamente como grupo meta en el objetivo específico " Promover la organización de grupos de campesinos, de mujeres, de cooperativistas para el desarrollo de actividades de conservación, plantación, aprovechamiento y/o comercialización forestal para mejorar sus condiciones de vida y sus ingresos". En el plan de operaciones de 1989, fue prevista una evaluación del sector forestal y agrícola para ver la posibilidad de promover la participación de la mujer. Esta evaluación se realizó al final del año 1989. El componente de Mujer fue desarrollado por el importante papel de la mujer dentro del trabajo familiar. Además de sus actividades domésticas, la mujer trabaja en las labores agrícolas apoyando al varón.

El programa de la mujer se ha desarrollado esencialmente a partir de mediados de 1990 debido a retrasos en la contratación de personal calificado, se inició con una mujer extensionista en 1990, y después en 1991, se integraron 2 mujeres extensionistas. En 1991 el proyecto estuvo trabajando con 4 grupos de mujeres y con dos grupos en vías de consolidación, que reunieron 64 mujeres (4 grupos en las comarcas Cristo Rey, Guanacastal, Pueblo Redonda y KM 16) en estufas mejoradas (46), letrinas (15), pozos (15) y pilas de agua (29). Además, en huertos familiares, 30 individuales y 2 comunales e instalación y manejo de abonaras. En 1992 se consolidó un sistema de organización de estos grupos de trabajo con reglamentos, objetivos, sistemas de planificación y evaluación de actividades. En base a la experiencia obtenido, el proyecto tuvo la idea de integrar el progama de la mujer a los programas centrales del proyecto: manejo de fincas y bosques y adaptación del manejo de los pequeños huertos familiares colectivos al concepto integrado de manejo de fincas. Para la integración de las mujeres se propuso comenzar con las mujeres de las familias del grupo de leñadores de Cerro Negro, para que participasen en actividades del proyecto (comarca Lechecuago, sectores Urroces, Pastal, Caleros y de la comarca Monte Redondo).

En algunas comarcas se verificó una integración natural como en la comarca Pueblo Redondo. En la comarca de Pueblo Redondo, esta situación es una realidad, por las relaciones familiares existentes entre los miembros del grupo organizado de mujeres de esta comarca y los socios de la Asociación de leñadores de Quebrachal (manejo de bosques).

Las propuestas técnicas específicas han sido rápidamente integradas en los sistemas de cultivo intensivo de los huertos familiares. Además, en 1991 había mujeres participando en el programa de fincas (39) y bosques (15). Por otra parte, se daban situaciones en donde toda la familia participaba en las acciones de plantaciones forestales y conservación de suelos.

Durante los años 1991 y 1992 se establecieron hasta 59 huertos familiares y prosiguieron las actividades de abono orgánico. A finales de 1992, 16% de todos los participantes del proyecto eran mujeres (160 mujeres en 30 grupos de trabajo). Había en todos los Comités de Crédito una mujer como representante y dos mujeres participando en la Junta Directiva de la Asociación de leñadores de Cerro Negro. Estaban trabajando en los viveros forestales ocho mujeres (Pueblo Redondo) y dos en los viveros frutales (Jicarito). Estos viveros ya no existen.

Desde el inicio, el proyecto ha intentado tratar el componente de género de una manera adecuada sin separarlo de la unidad familiar y social de la que forma parte. La mujer ha sido considerada individualmente como un beneficiario del proyecto o se han fomentado grupos de mujeres que abordan actividades propias y complementarias de su papel en el contexto familiar. Además, se han mejorado las condiciones de vida de algunas mujeres introduciendo mejoras de estructuras domésticas.

Metodología de trabajo

El trabajo de la consultoría se realizó según las líneas del Diagnóstico Rápido Rural: revisión de documentos (material secundario, véase anexo II); observaciones directas en el campo (véase anexo I); chequeo por triangulación, utilizando entrevistas semi-abiertas y entrevistas dirigidas por grupos de personas claves a nivel de proyecto (técnicos y extensionistas), nivel de campo (campesinas líderes y campesinas participantes) y de otros proyectos con componentes de mujeres en Nicaragua. Además se utilizó el análisis de género para obtener una visión clara en la división del trabajo entre hombres y mujeres, identificar los limites y posibles soluciones.

Se eligieron 11 comarcas con grupos de mujeres para hacer el análisis (véase Anexo III). Cabe mencionar que el tiempo para la consultaría fue muy corto para cubrir todas las actividades del proyecto y por eso se decidió hacer el enfoque de trabajo hacia las mujeres organizadas en grupos de mujeres y no a las mujeres que trabajan en grupos de varones.

El informe

En el capítulo I se describe la situación general de las familias campesinas en el área del proyecto, la situación actual del proyecto y la evaluación de las actividades del proyecto relacionada al programa de la mujer. El capítulo II presenta las concluciones y el capítula III contiene las recomendaciones.

Previous PageTop Of PageTable Of ContentsNext Page