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Capitulo 1: Contexto en que viven las mujeres rurales


Capitulo 1: Contexto en que viven las mujeres rurales

1.1. Magnitud de la población rural en la región

La evolución de la población rural2 en América Latina y el Caribe se ha caracterizado por un continuo decrecimiento respecto de la población total: mientras que en 1930, casi 70% de la población habitaba en centros rurales, en 1990 cerca de 30% de los latinoamericanos viven en áreas rurales (gráfico 1). En términos absolutos, de los aproximadamente 440 millones de habitantes de la Región, 124 millones habitan en áreas rurales (J. Chackiel y M. Villa, 1992).

2 La definición de las localidades "rurales", no ea homogénea en todos los países. La diferenciación entre área rural y urbana considera aspectos tales como población total, importancia de la aglomeración principal o proporción de la población que depende de la agricultura. Esto implica que la población rural, definida como aquella que habita en localidades rurales, no debe ser considerada como sinónimo de población agrícola (Macció, 1985).

La proporción de población rural varía según los pulsea. En Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Paraguay la población rural es la mayoría, llegando a 70% en Haití. En países como Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela la población rural es inferior a 16% (ver cuadro 1 y gráfico 2).

Los cambios en las actividades económicas de América Latina y el Caribe y el proceso de urbanización consecuente, determinaron el privilegio de las actividades no agrícolas. Dos de los indicadores macroeconómicos de esta situación, son la composición de la Población Económicamente Activa (PEA) y el Producto Interno Bruto (PIB) por sectores.

Respecto de la composición de la PEA, los trabajadores del sector agrícola dejaron de ser mayoritarios: en 1950, 55% de la PEA se dedicaba a actividades agrícolas; a fines de la década de los ochenta este porcentaje disminuyó a 25%. La disminución de la PEA agrícola no afectó su composición interna, en términos de sector moderno y campesino, representando el primero alrededor de 40% del total (PREALC, 1991).

El PIB presentó un comportamiento similar: entre 1950 y 1980 la tasa de crecimiento medio anual del PIB no agrícola superó al agrícola: 5,8% y 3,5%, respectivamente.

Existen diferencias entre 108 países de la Región respecto de la contribución del sector agrícola al PIB y del porcentaje de la PEA en el sector agrícola.

GRAFICO 1: AMERICA LATINA 1950-1990 EVOLUCION DE LA POBLACION RURAL Y URBANA

GRAFICO 2: AMERICA LATINA; POBLACION RURAL (%) 1990

CUADRO N° 1: POBLACION RURAL EN AMERICA LATINA ( % ) 1930-1990

Países

1930

1940

1950

1960

1970

1980

1990

Argentina

42.8

39.5

34.7

28.0

21.5

17.0

14.1

Bolivia

75.5

73.0

70.0

66.5

61.8

55.3

47.6

Brasil

76.0

73.6

64.0

55.1

44.1

32.7

26.1

Colombia

75.6

69.4

61.9

51.6

42.6

35.8

30.5

(Costa Rica

80.0

74.0

66.5

65.8

61.3

56.9

53.3

Cuba

49.0

46.3

43.7

41.5

39.8

32.0

25.2

Chile

50.5

47.6

40.1

31.9

24.9

18.8

15.4

(Ecuador

78.0

75.0

71.5

65.6

60.4

52.9

43.7

El Salvador

72.0

68.5

64.3

63.0

60.6

57.0

53.2

Guatemala

80.0

78.0

75.5

67.5

65.6

62.8

61.9

Haití

90.0

88.7

87.0

84.0

80.3

75.5

69.4

(Honduras

88.0

85.5

82.4

78.0

72.0

65.2

59.3

México

66.5

64.9

57.3

49.2

41.0

33.6

27.3

Nicaragua

74.5

70.0

65.0

60.4

53.0

48.9

44.7

Panamá

70.0

66.5

64.1

58.6

62.8

50.4

47.1

(Paraguay

70.0

68.2

65.4

64.4

63.0

58.5

52.6

Perú

73.5

69.5

64.5

53.7

41.9

35.8

30.0

Rep. Dominicana

82.5

80.0

76.2

69.8

60.7

49.9

41.4

Uruguay

37.0

33.0

27.5

22.0

18.0

14.9

11.2

Venezuela

?3.0

66.5

53.0

38.0

25.0

17.0

12.5

América Latina

68.0

65.3

58.4

50.6

42.3

34.4

28.8

FUENTE: Elaborado en base a "América Latina: Indicadores del Grado y Tasa de Urbanización". Población, equidad y Transformación Productiva. CEPAL/CELADE 1993, página 144

Respecto del PIB, datos disponibles para 12 países indican que la contribución del sector agrícola tiene mayor peso en Paraguay (31,0%), Guatemala (23,3%), Costa Rica (19,6%) y República Dominicana (18,2%). Los menores porcentajes se observan en Chile (8,4%) y Venezuela (4,6%). En el resto de los países varia entre 11% y 15%. La información disponible muestra asimismo la importancia en todos los países (con excepción de Cuba) del sector servicios (cuadro 2, gráfico 3).

Respecto de la composición total de la PEA por sectores productivos, se observa en estos mismos países importantes diferencias: mientras que en Guatemala y Paraguay cerca de la mitad de su PEA se desempeña en la agricultura (siendo además loo dos países con mayor contribución del sector agrícola al PIB), en Venezuela y Uruguay no supera 16%. La población ocupada en el sector agrícola representa 40% de la PEA de Perú y 32,7% de Ecuador. En el resto de los países se sitúa entre 20% y 28%. Con la excepción de Guatemala, Paraguay y Perú, en el rento de los países cerca de la mitad o más de su PEA trabaja en el sector servicios (cuadro 3, gráfico 4).

El proceso de urbanización en América Latina y el Caribe, resultado del estilo de desarrollo asumido por los distintos países, determinó una tendencia hacia la concentración de la población en zonas donde se ubicaron los centros político-administrativos de servicios y espacios de consumo, ello se relaciona con el deterioro de las condiciones de vida en el campo, sobre todo por la desigual distribución del excedente producido en el campo, generando el éxodo de grandes contingentes de población hacia las ciudades.

A su vez, la presión en los grandes centros urbanos llevó a que las políticas sociales privilegiaran a los habitantes de dichas áreas. Ese privilegio de lo urbano sobre lo rural, se constata en un documento que sintetiza estudios de casos, centrado" en los municipios rurales en cinco países con mayoría de población urbana de la Región (Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela), el cual señala que los municipios rurales tendrían, en general, una marcada tendencia hacia el ordenamiento urbano. Además, sus funciones son fundamentalmente de corte asistencialista a nivel de atención y beneficio social de los residentes, y no en la promoción de las actividades productivas del área rural. Las tareas de fomento a la producción agrícola han sido tradicionalmente asumidas por el gobierno central, en que los municipios tienen una participación marginal (FAO, 1993a), salvo en el caso de Chile.3

3 En el caso de Chile se presentó una situación distinta. El análisis de la distribución de recursos entre los sectores urbanos y rurales, al interior de 20 comunas rurales de la VIII región, encontró que 65,2% de los recursos eran destinados a proyectos para los sectores rurales. De acuerdo a ésto, se afirma que "Sin entrar a precisar el uso y destino de estos proyectos de inversión, el dato objetivo es concluyente en relación a que efectivamente se favorece a loe sectores propiamente rurales al interior de las comunas analizadas" (FAO, 1993b:100).

CUADRO N° 2: AMERICA LATINA: P.I.B. POR SECTORES PRODUCTIVOS (%)

Países

Año

Agricultura

Industria

Servicio

Total

Brasil

1990

11.5

35.1

53.3

100.0

Costa Rica

1991

19.6

21.9

58.5

100.0

Cuba*

1989

15.1

54.0

30.9

100.0

Chile

1990

8.4

35.9

55.7

100.0

(Ecuador

1990

14.4

36.7

48.9

100.0

Guatemala

1990

23.3

16.3

60.4

100.0

Panamá

1991

11.2

12.2

76.6

100.0

(Paraguay

1991

31.0

20.1

48.9

100.0

Perú

1991

13.7

35.7

50.6

100.0

Rep.. Dominicana

1991

18.2

24.9

56.9

100.0

Uruguay

1991

13.7

26.4

69.9

100.0

(Venezuela

1991

4.6

46.9

48.5

100.0

* % del Producto Social Global (PSG) FUENTE: Elaborado en base a "Mujeres Latinoamericanas en Cifras". FLACSO-CHILE, INSTITUTO DE LA MUJER DE ESPAÑA, 1993 (Volúmenes correspondientes a cada país)

GRAFICO 3: AMERICA LATINA: CONTRIBUCION DEL P.I.B. AGRICOLA AL P.I.B. TOTAL (%)

CUADRO N° 3: AMERICA LATINA: PEA POR SECTORES PRODUCTIVOS (%)

Países

Año

Agricultura

Industria

Servicio

Total

Brasil

1988

24.3

23.3

52.4

100.0

Costa Rica

1992

24.2

26.8

49.2

100.0

Cubo

1981

23.2

28.7

48.1

100.0

Chile

1989

19.4

26.5

54.1

100.0

(Ecuador

1990

32.7

19.0

48.3

100.0

Guatemala

1989

48.5

18.5

33.0

100.0

Panamá

1991

26.6

14.2

51.2

98.0*

(Paraguay

1982

46.7

20.6

32.7

100.0

Perú

1981

40.0

17.4

42.6

100.0

Rep.. Dominicana

1991

28.2

15.5

56.3

100.0

(Uruguay

1985

15.8

25.9

58.3

100.0

(Venezuela

1990

13.6

25.6

60.8

100.0

* 2% Restante en "Area del Canal" FUENTE: Elaborado en base a "Mujeres Latinoamericanas en Cifras" FLACSO-CHILE, INSTITUTO DE LA MUJER DE ESPAÑA, 1993 (Volúmenes correspondientes a cada país)

GRAFICO 4: AMERICA LATINA: 12 PAISES P.E.A. AGRICOLA (%)

1.2. La "década perdida" y los procesos de ajuste estructural

Durante la llamada "década perdida" todos los sectores económico fueron severamente afectados, pero en términos relativos el sector agrícola lo fue menos. En efecto, aunque tanto el PIB agrícola y como el no agrícola disminuyeron, la tasa de crecimiento medio anual del PIB agrícola, entre 1980 y 1989, fue de 2,1% mientras que la del PIB no agrícola alcanzó prácticamente a la mitad (1,1%) (PREALC, 1991). Inclusive, la tendencia decreciente del aporte al PIB total que habla experimentado el sector agrícola en las décadas anteriores, se invirtió entre 1981 y 1989.

La menos mala posición relativa del sector agrícola en relación al resto de los sectores económicos, observada durante la "década perdida" ha recibido distintas interpretaciones. Una de ellas (CEPAL, 1992) apunta a que los indicadores cuantitativos confirmarían la función tradicional de la agricultura, como apoyo más que como motor del crecimiento económico y su capacidad de amortiguar las perturbaciones macroeconómicas y conservar los recursos para continuar creciendo en períodos de depresión, en virtud de la inercia propia de ese sector. Ello se corresponde con los fundamentos de la llamada agricultura tradicional, la que por su propia racionalidad, es la que cumple con esa "función tradicional", dado que pone sus recursos al servicio de la producción en situaciones de crisis en una dinámica de trabajo que no se corresponde con los criterios económicos de la empresa moderna, que basa su racionalidad en la acumulación del capital.

Por otra parte, se ha dicho que es indudable que se experimentaron progresos de importancia respecto de algunos productos, en aquellos países donde fue posible la expansión de las exportaciones no tradicionales (frutas tropicales y de climas templados, hortalizas, flores, saya) (J. Chackiel y M. Villa, 1992:41). Al respecto, otros estudiosos (Gurrieri, 1994) denominan a ese fenómeno la "revolución verde", que produjo una verdadera transformación en el agro latinoamericano en cuanto al crecimiento de la producción y la productividad, se refieren a la agricultura moderna, mediana o grande, que se desarrolló en base a gran concentración de la tierra, de la riqueza y del ingreso y una masiva migración de la población agraria a la" ciudades.

Asimismo, el comportamiento relativamente más favorable del sector agrícola se puede relacionar de manera indirecta con las políticas de ajuste, que eliminaron algunos sesgos hacia el sector, provenientes de estrategias que asignaban prioridad a la industrialización. De la misma manera, la devaluación y la menor importación de alimentos en la Región generaron espacios para reactivar la producción y estimular las exportaciones agrícolas. De esta forma pudieron compensarse, mejor que en otros sectores, los efectos negativos del ajuste, tales como la reducción del gasto público (BID, 1990).

A partir de 1991, se registró una clara mejoría de la situación económica general de la Región. La contribución de la agricultura a este mejoramiento fue irregular. De hecho, los mayores aumentos de la actividad económica se produjeron en países exportadora. de petróleo, que se beneficiaron de su auge temporal en 1990/1991. Los resultados en aquellos países con una mayor orientación agrícola fueron desiguales. Claramente, los aumentos en el PIB en Chile, Ecuador y El Salvador se debieron en gran parte a la agricultura. Sin embargo, la caída de la producción agrícola fue en parte responsable del descenso del PIB en Costa Rica y de la disminución de la producción efectiva en Haití. La contribución económica de las exportaciones del sector agrícola también fue desigual. Los datos preliminares para 1991 indican que los ingresos derivados de las exportaciones agrícolas pueden haber disminuido ligeramente en relación a 1990 (FAO 1992a).

El comportamiento futuro del sector agrícola es un tema que aún no ha sido decantado suficientemente, los procesos de apertura y de ajuste estructural que se han impuesto en los países de América Latina y el Caribe, hasta donde e. posible realizar un balance, han adolecido de una falla fundamental, que es la no consideración de la condición humana, con sus especificidades locales en lo. ámbitos productivos y culturales, lo que ha determinado la existencia de brechas entre la realidad y los objetivos planteados. La clave de las medidas de ajuste está en perfecta consonancia con el logro de la rentabilidad económica, la rentabilidad en lo que se denomina agricultura tradicional tiene connotaciones de elevado contenido humano a nivel de los recursos y necesidades familiares sentidas.

Las políticas cambiarias, arancelarias y de estímulo al comercio de exportación, están tendiendo a elevar la rentabilidad de la" empresas productoras de bienes agrícolas exportables, especialmente de productos tropicales y subtropicales no tradicionales (CEPAL, 1992).

Otra área que presenta interesantes niveles de rentabilidad es la formada por las frutas de clima templado que siguen la contraestación en las producciones de este tipo realizada. en el hemisferio norte, la diversificación en la producción de hortaliza" y algunas actividades extractivas de recursos renovables forestales y pesqueros. Situaciones más desmedradas en términos de su rentabilidad futura se observan en la exportación de granos, lácteos y carnes (CEPAL, 1992).

1.3. Pobreza y marginación en las zonas rurales

Desde el punto de vista de lo. ingresos y el acceso a lo" servicios básicos, se supone que imperan mejores condiciones de vida en las áreas urbanas. Si bien esta aseveración es generalmente correcta y está asociada al privilegio que en las políticas sociales "e adjudica a las zonas urbanas, oculta el hecho de que, tanto en los sectores urbanos como en los rurales, hay condiciones de vida deficientes y grande. bolsones de pobreza. Los habitantes de las "villas miserias",, "favelas", "poblaciones callampas", "cantegrilles", etc., pueden tener, incluso, peores condiciones de vida que los habitantes de la. áreas rurales. El Proyecto Regional ONU de superación de la pobreza, estimó que había en situación de pobreza 270 millones de latinoamericanos, lo que guiare decir, cerca del 62% de la población". (*).

De hecho, la pobreza en términos absolutos está ubicada en las zonas urbanas, dado el estilo de concentración poblacional que caracteriza a los países latinoamericanos y del Caribe; desde ese punto de vista, hay mayor cantidad de pobres en las zonas urbanas que en las rurales. En términos relativos, si se considera que el 30% de la población latinoamericana vive en zonas rurales, se llega a comprender la verdadera magnitud de la pobreza rural como problema, en circunstancias en que para 1989, más de la mitad de la población rural total estaba en condiciones de pobreza y casi la tercera parte en situación de indigencia.

(*) Ver PNUD. Proyecto Regional para la superación de la Pobreza. Desarrollo sin Pobreza. 1990.

En un estudio que analiza la magnitud de la pobreza en la Región durante la década de los ochenta (CEPAL 1991) se afirma que, al comparar la evolución de la pobreza en América Latina entre 1970 y fines de la década de los ochenta, a diferencia de lo observado en 1970, la pobreza es actualmente un fenómeno mayoritariamente urbano, producto tanto de la urbanización como del hecho de que el incremento de los índices de pobreza se concentró en esas zonas, especialmente durante la crisis. Mientras que en 1970 sólo 37% de lo" pobres residía en zonas urbanas, a fines de la década de los ochenta más de la mitad (57%) son urbanos. Sin embargo, al observar la situación de los extremadamente pobres o indigentes en la Región, se encuentra que, si bien la proporción de la población urbana dentro del total de indigentes pasó de 31% a 45%, al igual que en 1970 la mayoría de los indigentes de la Región residen en áreas rurales4.

4 Los hogares pobres son aquellos cuyos ingresos no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas alimentarias y no alimentarias. Loa hogares indigentes son aquellos cuyos ingresos no alcanzan a cubrir una canasta básica de alimentos.

Los niveles de pobreza al interior de las áreas rurales y urbanas, por su parte, experimentaron un proceso inverso en el mismo período. En efecto, los hogares en situación de pobreza al interior de la" zonas urbanas aumentaron de 26% (%) 54%. Los hogares indigentes al interior de la. áreas urbanas pasaron de 10% a 12%, mientras que en las áreas rurales se observa una leve disminución: de 34% a 31%. En 1989, el 43% de los habitantes pobres de la Región eran rurales, lo que permite afirmar que la pobreza rural en América Latina y el Caribe "e esta degradando. Los indigentes rurales en 1989, son más del 60% de loo pobres rurales.

Según el mismo trabajo, estas cifras globales se asocian al virtual estancamiento del producto por habitante en la Región entre 1970 y 1989, el que, excluyendo a Brasil, sólo creció en 3.2% en términos reales. El nivel alcanzado en 1989 e. inferior, en más de 12%, al que se logró en 1980. La mayor parte de esta baja, producto de la crisis, estuvo acompañada por reducciones más que proporcionales del ingreso de los sectores más pobres. Estas circunstancias, explicarían el aumento de la pobreza total y esencialmente urbana. Tales cifras dan la idea de un descenso de la pobreza rural, en todo caso aparente puente que el ingreso per cápita es una variable globalizante que encubre la dinámica de la agricultura latinoamericana en cuanto a que el producto generado es resultado de la consolidación de una agricultura moderna capital intensivo tecnificada de grandes extensiones y de unidades de tamaño medio, que no ha estado acompañada de mejoras de las condiciones de vida de lo" pobladores rurales, y que ha producido ingresos de tal manera que se ha obtenido un aumento más rápido del ingreso per cápita de las zonas rurales en relación con el de las zonas urbanas en las dos últimas décadas. Esta tendencia se acentuó en la década de los ochenta, en que el valor agregado de la agricultura -por habitante rural- creció en cerca de 14%, mientras que el generado fuera de la agricultura disminuyó en un porcentaje similar (BID: "Auge agrícola en América Latina", Boletín del Banco Interamericano de Desarrollo, 1989, en CEPAL, 1991).

En síntesis, estas tendencias señalan que a) La pobreza en las áreas rurales es proporcionalmente superior que la existente en las áreas urbanas; y b) La mayoría de los indigentes de la Región viven en áreas rurales. Las proyecciones para 1989 muestran esta situación, tal como se puede observar en el cuadro 4.

Entre las causas de la pobreza y marginación de los pobladores de las zonas rurales, se ha señalado el acceso y formas de tenencia de la tierra. Si bien se han realizado reformas agrarias en la mayoría de los países de la Región, en general no han logrado provocar cambios substanciales en la estructura de la propiedad, siendo América Latina la Región que presenta la mayor concentración de la propiedad la tierra (FAO, 1993c).

CUADRO N° 4: AMERICA LATINA: MAGNITUD DE LA POBREZA EN 1989*

 

Hogares

Población

 

Pobreta

Indigencia

Pobreta

Indigencia

Area

miles %

miles %

miles %

miles %

Urbano

20,300 31

7,600 12

103,700 36

39,400 14

Rural

14,300 54

8,200 31

79,500 61

48,300 37

Total

34,600 37

15,800 17

183,200 44

87,700 21

FUENTE: CEPAL: "Magnitud de la pobreza en los años 80" Santiago, Chile, 1991

* Proyecciones en baso a las cifras calculadas para 1986, en 19 países de la Región (%)

Al respecto, al analizar los resultados procesos de reforma agraria realizados en América Latina desde 1917 a 1980 en 13 países, León, Prieto y Salazar (1987) afirman que sólo en México, Cuba, Bolivia, Perú y Nicaragua se produjeron cambios sustanciales en la distribución de la propiedad de la tierra. Los demás países hicieron esfuerzos reducidos en tal sentido, propiciando además formas de propiedad individual que a veces fueron acompañadas de cooperativas de diversa índole (cuadro 5). Es necesario señalar que en esta cifra (75%) se agregan los campesinos sin tierra y aquellos con predios pequeños que requieren mayor extensión para BU sobrevivencia.

La proporción de campesinos sin tierras es sin duda. muy elevada. En efecto, según estimaciones de FAO (1987) la población de campesinos sin tierra constituye entre 15% y 39% de lo" hogares de América Latina y el Caribe (León, Prieto y Salazar, 1987:5). Por otra parte en CEPAL/CELADE (1993) se estima que "75% de las familias rurales de la Región no dispone de tierra o padece aguda escasez de ella, lo que obliga a sus miembros, bajo modalidades que no siempre resguardan las condiciones mínimas de ingreso y bienestar, a desplazarse y contratarse fuera de su predio para poder subsistir" (pág. 50).

Cabe hacer notar la gran diferencia entre las estimaciones citadas, que revela la dificultad de cuantificar la población campesina sin tierra en los países de la Región, cuestión que ha ido frecuentemente mencionada.

Junto a las dificultades de acceso a la propiedad de la tierra, gran parte de la población campesina se distribuye actualmente en asentamientos de pequeño tamaño con una alta dispersión geográfica. La reducción del tamaño de los predios ha sido un fenómeno creciente en la mayoría de los países de la Región, asociado fundamentalmente a campesinos pobres. Según recientes estimaciones de la FAO (1987) en Bolivia, Ecuador, México, Panamá y Perú, el número de unidades minifundistas "e incrementó en 50% en las últimas décadas mientras que su superficie aumentó a 38%, generándose por tanto una disminución en la extensión promedio del minifundio (León, Prieto y Salazar, 1987).

Fuera de las limitaciones relativas al acceso a la propiedad de la tierra y al tamaño de los predios, hay evidencia de que el hecho de poseer tierra no es condición suficiente para asegurar el bienestar de las familias campesinas. Esto es tanto más válido en un contexto de gran competitividad y expansión de los mercados, en el cual la capacitación y el manejo de nuevas tecnologías se presenta cada vez más como el factor principal en el aumento de la productividad agrícola.

CUADRO N° 5: AMERICA LATINA: REFORMAS AGRARIAS 1917 - 1987

País

Año

Hogares Beneficiados (%)

de la Producción

México

1917
1971

69.0

Ejidos

Bolivia

1952

33.0

Individual

Cuba

1959
1963

70.0

Estatal, individual coop. de prod. 1

Venezuela

1960

17.0

Individual, copo de producción..

Colombia

1961
1973

4.0

Individual, coop. de producción

Costa Rica

1961

9.0

Individual

Honduras

1962

13.5

Individual, coop. de producción

Rep. Dominicana

1962

3.0

Individual, algunas cooperativas

Chile

1962
1970

20.0

Asentamientos

Perú

1963
1989

37.0

Coop. de producción, parte individual

Ecuador

1964
1973

7.0

Individual, coop. de producción

Nicaragua

1979
1198

30.0

Estatal,, individual coop. de prod.

El Salvador

1980

12.0

Coop. de producción, individual

FUENTE: León, Prieto y Salazar: "Acceso de la mujer a la tierra en América Latina. Panorama General y Estudios de Caso de Honduras y Colombia". 198?, p. 21

Hay una gran heterogeneidad de formas productiva. entre y al interior de los distintos países de la Región. Chiboraga y Plaza (1993) señalan que las formas productivas del sector agrario latinoamericano se diferencian, entre otro. aspectos, por la organización social de la producción, las lógicas de producción, los sistemas productivos, la cantidad y calidad de recursos, la ubicación en zonas agroecológicas y socioeconómicas diversas, lo que determinaría su viabilidad económica y social. Distinguen al interior del sector agrario dos subsectores: uno moderno y otro campesinos5. Las diferencias entre ambos subsectores provienen no sólo de la cantidad de recursos que manejan sino también de sus lógicas productivas y del tipo de articulación con la sociedad global.

5 Si bien esta categorización de la agricultura de la región ha sido el enfoque tradicionalmente aceptado, en BID (1990) se señala que la crisis de la década de loe ochenta provocó profundos cambios en la estructura social y la actividad productiva del sector. El resultado ea que en la actualidad coexisten, en América Latina y el Caribe, tres sectores: a) sistemas de producción modernos y tecnificados; b) unidades de tamaño medio y c) economía campesina, los que reemplazarían la tradicional división entre sector moderno y campesino.

El subsector moderno está organizado bajo la lógica del mercado y concentra los cultivos de punta para el consumo urbano y de exportación. Posee además el grueso del crédito agrícola, el uso de insumos y técnicas modernas, la mayoría de tierras bajo riego y la infraestructura física e institucional. Esta compuesto por pequeños y medianos agricultores, grandes explotaciones agrícolas y ganaderas, organizados bajo la forma de empresa.

El subsector campesino y de pequeños productores se sitúa en su mayoría en zonas carentes de infraestructura física y social. Algunos son minifundistas independientes, otro. están organizadas bajo alguna forma de propiedad colectiva (comunidad campesina, ejido) de tipo asociativo, o dependen, de alguna forma, de haciendas y grandes propiedades. Se caracterizan por tener escaso acceso al crédito y su producción esta organizada principalmente en la lógica de la satisfacción de las necesidades familiares. La tierra que poseen es escasa, fragmentada y dispersa y una buena proporción bajo formas precarias de tenencia.

1.4 Conclusiones

El agro de Latinoamérica y el Caribe es muy diferente del de hace cincuenta años, habiéndose producido cambios muy acentuado" en las últimas década", que reflejan las cifras referentes a la magnitud de la población rural en los países, a la contribución de la agricultura al Producto Interno Bruto (PIB) y acerca de la importancia de la Población Económicamente Activa (P.E.A) ocupada en la agricultura dentro de la P.E.A total.

La tenencia del continente es que la población rural esta decreciendo, sin embargo, algunos países siguen siendo muy rurales. La población de la Región actualmente es predominantemente urbana y el proceso de urbanización ha tenido la particularidad de que se ha llevado a cabo, en cierta medida, en desmedro de la vida rural e imponiendo los estilos de vida urbanos sobre los sectores rurales.

La pobreza, es uno de los estigma. de la Región, en las zonas rurales ésta no sólo se ha incrementado en términos absolutos, sino que "e ha degradado por cuanto la proporción de indigentes supera en un 60% a los que están en situación de pobreza; por otra parte, mas del 54% de los hogares rurales están en situación de pobreza.

En cuanto al acceso y formas de tenencia de tierras, éstas han nido señaladas como una de las causales de la pobreza rural, y que unas políticas de redistribución contribuirían a su disminución; sin embargo, hoy hay consenso respecto a que el acceso a la propiedad de la tierra no asegura, por si solo, el bienestar económico de las familias campesinas. En ese sentido se señala que el diseño de las políticas destinadas a la redistribución de la propiedad de la tierra deben considerar programa». de capacitación, transferencia tecnológica, crédito y mercadeo, que permitan a los campesinos mejoras contínuas de rentabilidad en su producción.

La agricultura en la Región tiene todavía tres caras perfectamente diferenciadas, una grande, moderna y desarrollada otra mediana, también moderna y tecnificada y otra tradicional, campesina y generalmente pobre; todas productoras de bienes para el mercado de productos alimenticios e insumos agroindustriales en proporciones importantes. Las diferencias entre esos sectores provienen no sólo de la cantidad de recursos que manejan, sino también de sus lógicas productivas y su articulación con la sociedad global, las que en conjunto determinan su viabilidad económica y social.

Durante la crisis y la llamada "década perdida" (1980-90), ante las severas disminuciones del PIB de todos los sectores económicos, el sector agrícola disminuyó en menor proporción. Por un lado la llamada agricultura moderna y tecnificada, logró avances significativos, especialmente en las áreas de producción para exportaciones no tradicionales, por otro, la agricultura campesina, por su propia lógica productiva y articulación con la sociedad, se constituyó en un medio para amortiguar la crisis, incorporando mayor cantidad de trabajo a sus predios, agrandando cuando es posible- en las superficies de trabajo y muchas veces disminuyendo sus beneficios.

A partir de 1991, se comienza a salir de la crisis y se observa una mejoría en las macrovariables de la Región. El sector agrícola de 108 distintos países de América Latina y el Caribe, han presentado respuestas diferentes ante las medidas de ajuste, según el tipo de agricultura prevaleciente -moderna o tradicional- y según la proporción de población rural y campesinas. Sin embargo, las políticas de ajuste, que se han ido implementando paulatinamente en la Región han ido eliminando loo sesgos hacia el sector agrícola, y han generado espacios que permitieron reactivar la producción y las exportaciones agrícolas.

América Latina y el Caribe es la Región que presenta la mayor concentración de la propiedad de la tierra en el mundo. A posar de haberse realizado reformas agrarias durante este siglo en casi todos los países de la Región, en particular a partir de 1965, hay todavía una proporción elevada de campesinos sin tierra o con muy poca tierra. Asimismo, la distribución de la tierra es muy desigual, prevaleciendo una mayor proporción de minifundios con una alta dispersión geográfica y con tendencia creciente hacia la reducción del tamaño de los predios. De igual manera, el acceso a la capacitación, nuevas tecnologías y crédito es desigual, tales aspectos se consideran un punto estratégico para enfrentar el problema de la pobreza rural.

En un intento de proyección futura de la agricultura en la Región, a nivel de producción se visualizan niveles adecuados de rentabilidad en la producción de bienes agrícolas exportables, especialmente productos tropicales y subtropicales no tradicionales, la producción de frutas de clima templado y de hortalizas y la extracción de recursos naturales renovables forestales y pesqueros. En otro nivel, por la magnitud de población rural que reproduce el modelo tradicional campesino de producción en América Latina y el Caribe, si no se enfrenta con firmeza una política de distribución de tierras, capacitación, recuperación e incorporación de tecnologías de elevado control social, se puede considerar que los niveles de vida de ese sector no sólo no van a mejorar, sino que la situación de pobreza en la que está sumida la mayoría, va a continuar agudizándose paulatinamente.

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