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Los árboles fuera del bosque: El caso de Francia

Thierry Bélouard
Inventario forestal nacional, Lattes, Francia
Frédéric Coulon
Asociación Solagro, Toulouse, Francia


Foto 49. Árbol con desrames sucesivos en Auvergne, Francia. (© Bellefontaine/Cirad)

Contexto

Al terminar la segunda guerra mundial, el primer objetivo asignado a la agricultura francesa fue la autosuficiencia alimentaria. Con el fin de poder intensificar la producción, se desarrolló la mecanización, una de cuyas herramientas fue, a partir de los años 60, la concentración parcelaria. Los aumentos de productividad fueron tales que la producción agrícola se hizo excedentaria, provocando un éxodo rural importante, aumentado por la atracción ejercida por las ciudades. En 1936, una de cada dos personas vivía en el campo, hoy día tres de cada cuatro residen en la ciudad.

El nuevo contexto agrícola, acompañado de una especialización de las producciones, ha llevado al abandono de numerosas prácticas agroforestales. Los árboles fuera del bosque ya no cubren más que 1,7 millones de hectáreas (3 por ciento del territorio), frente a 4,5 millones a principios de siglo. Sin embargo, siguen siendo un elemento importante del paisaje rural y son objeto de inventarios. Sus funciones ambientales y su impacto en el paisaje les dan una nueva legitimidad, que se traduce en políticas públicas mediante la realización de programas de promoción de los árboles fuera del bosque y de apoyo a la reforestación. El inventario de las leñosas fuera del bosque, del Inventario forestal nacional (IFN), muestra los esfuerzos especialmente destinados a mejorar el conocimiento de los diferentes agentes.

Concepto

En Francia, existen dos principales observatorios de los árboles fuera del bosque: por una parte, el IFN, que desde 1998 realiza un inventario de las leñosas fuera del bosque, y, por otra, el Servicio central de estudios y encuestas estadísticas (SCEES), que desde 1981 dirige la encuesta sobre la utilización del territorio (Teruti). Estas fuentes han permitido establecer una tipología2 de los árboles fuera del bosque:

Evolución e importancia

Los trabajos de inventario efectuados desde los años 60 dan una imagen de la evolución de los árboles fuera del bosque.

Los setos y los árboles dispersos. La longitud de setos entre 1975 y 1987 se ha reducido de 1.244.110 km. a 707.605 km. (Pointereau y Bazile, 1995). Esta regresión, confirmada en el período 1981-1990, parece atenuarse a partir de 1992: menos del 0,3 por ciento anual (SCEES, 1999). Los árboles dispersos (342.500 hectáreas en 1998) presentan la misma evolución: menos del 3,6 por ciento entre 1993 y 1998. Las plantaciones efectuadas desde hace veinte años no han compensado todavía la supresión a gran escala de los setos y de los árboles dispersos de los años 60 a 80.

Las superficies agroforestales. Entre 1982 y 1990, los huertos empradizados han disminuido casi un 20 por ciento, y entre 1991 y 1998 un 30 por ciento. Sólo cubren 163.000 hectáreas. La región de la Baja Normandía ha perdido el 63 por ciento de los huertos de troncos altos entre 1963 y 1990, o sea 8 millones de árboles. A este ritmo, estos huertos habrán desaparecido en 2020. Por otra parte, los nogales, olivares y castañares conservados sólo cubren 36.000 hectáreas, frente a 265.000 hectáreas en 1929.

Las alineaciones de árboles al borde de las carreteras. La longitud de estas alineaciones ha disminuido 23.000 km. entre 1975 y 1987. Este descenso del 42 por ciento de las alineaciones representa aproximadamente 3,5 millones de árboles. Desde 1992, se observa un aumento del 14 por ciento de las superficies de carreteras arboladas. Sin embargo, este patrimonio envejecido está debilitado por las presiones de la seguridad viaria y por una gestión insuficiente.


Foto 50. Árboles al borde de un camino rural, también amenazados por la intensificación agrícola. Francia. (© Bellefontaine/Cirad)

La regresión de los árboles fuera del bosque es consecuencia, en un 52 por ciento, de la modernización de la agricultura. Desde 1945, se han concentrado más de 15 millones de hectáreas facilitando la mecanización. Desde 1970, se han transformado 2,7 millones de hectáreas de praderas en tierras laborables. Las primas de la política agrícola común (PAC) concedidas a los cereales han favorecido este cambio. Paralelamente, la "desaparición" del 40 por ciento de los árboles fuera del bosque es debida al abandono agrícola y a la incorporación de los setos a los espacios forestales y a las landas boscosas. Finalmente, una pequeña parte de esta regresión (8 por ciento) se debe a la urbanización (Pointereau y Bazile, 1995). Como el recurso forestal francés no esta totalmente explotado, no se ha fomentado la valorización de los árboles fuera del bosque. Aunque los árboles fuera del bosque contribuyen a la economía y a la conservación de los ecosistemas, este recurso, en gran parte de autoconsumo o intercambio, parece formar parte de una "economía subterránea".

Los agricultores declaran que producen 4,4 millones de metros cúbicos de madera a partir de los setos, valor próximo a los 4,5 millones de metros cúbicos producidos anualmente por los árboles fuera del bosque. (Solagro, 1997), o sea 620.000 TEP por año3 , o el 11 por ciento del consumo doméstico nacional de leña. Esta estimación no tiene en cuenta los setos explotados por los particulares, ni los volúmenes producidos no declarados. Parece que los árboles fuera del bosque contribuyen aproximadamente con el 5 por ciento de la producción de madera, pero la madera de construcción es marginal por su mala conservación (heridas, poda insuficiente) que compromete su calidad.

Los huertos empradizados representan un sistema agrícola productivo. En la Baja Normandía, el huerto empradizado tradicional suministra el 40 por ciento de la producción de sidra, o sea 300.000 toneladas de fruta, explotada por más de 13.000 agricultores. Los ingresos obtenidos por un huerto de porte alto son de tres a cuatro veces los de una pradera: leche y carne (Nevoux et al., 2000). En Lorena, se volvió a producir ciruelas mirabel en los años 80. Posteriormente, 200 agricultores han podido mantener o desarrollar una producción que diversifica su actividad y que representa como media del 30 al 40 por ciento de sus ingresos.

La concentración parcelaria, unida a la intensificación de la agricultura, ha provocado la aparición de fenómenos de erosión, mostrando así la importancia del papel de los árboles en la protección de los recursos hídricos y los suelos. En la cuenca hidrográfica del Ouanne (Yonne), la vuelta a las praderas y la supresión de los setos han reducido a la mitad el volumen de agua almacenada en los suelos (Baumann, 1983). Las crecidas son más importantes y los caudales de estiaje menores (Mérot et al., 1976). Las ripisilvas mejoran la calidad del agua absorbiendo del 70 al 100 por ciento de los nitratos contenidos en las aguas superficiales y de escorrentía, o sea el equivalente a 900 kg. de nitrógeno por hectárea y año (Hickie et al., 2000).

Se han demostrado los efectos benéficos de los setos cortavientos en la mejora de los cultivos (rendimientos, protección, precocidad, etc.), y de los árboles fuera del bosque en la fertilidad de los suelos (Hickie et al., 2000). Además, los árboles fuera del bosque contribuyen al mantenimiento de la diversidad biológica de la avifauna (Moore, 1976, citado por Pointereau y Bazile, 1995) o de los insectos útiles para la agricultura (Karg, 1989; Karg y Ryszkowski, 1991; Blab, 1988) que limitan las poblaciones de las plagas de los cultivos (Scapotjev, 1976, citado por Pointereau y Bazile, 1995).

Paralelamente, la creciente demanda de la sociedad por los paisajes de calidad favorece la preservación de los árboles fuera del bosque. Para los agricultores que desean diversificar su actividad (casas rurales, agroturismo), el árbol es un elemento indispensable. Por ejemplo, la ocupación de las casas rurales es superior en un 30 por ciento en un paisaje rural arbolado con respecto a un paisaje abierto (Armel, 1994). Las autoridades locales fomentan estas acciones que se inscriben también en una perspectiva de desarrollo local.

Aspectos institucionales y gestión

La reglamentación para la gestión de los árboles fuera del bosque se apoya en diferentes textos legislativos. El Código civil establece los principios y las reglas de implantación, explotación y destrucción de los setos. En cambio, el Código forestal presta poca atención a los espacios boscosos no forestales e ignora los árboles dispersos o las superficies agroforestales. En el Código rural y del medio ambiente, las leyes, decretos y reglamentos que pretenden la protección de los setos se suceden a un ritmo acelerado, y ello bajo la óptica de una mejor conservación del medio ambiente. A este respecto, se pueden citar: a partir de 1992, las ayudas de la Comisión Europea, y desde 1995, la ley sobre el fortalecimiento de la protección de la naturaleza y la de la ordenación del territorio.

A nivel institucional, las Direcciones departamentales de agricultura y montes (DDAF) son las primeras gestoras administrativas de los árboles fuera del bosque. Garantizan el control de las plantaciones junto a los organismos forestales (Instituto para el desarrollo forestal, Centros regionales de la propiedad forestal, etc.) o agrícolas (Cámaras de agricultura). Igualmente, las Direcciones regionales del medio ambiente (DIREN) ejercen acciones de preservación y restauración de setos y árboles.

Desde hace cinco años, las DDAF desempeñan un papel cada vez más importante en la promoción de los árboles fuera del bosque: creación de un fondo de gestión del espacio rural (FGER) en 1995 y establecimiento de contratos territoriales de explotación (CTE) desde 1998, que son continuación de las medidas agroambientales de 1992. Igualmente, realizaron en 1994 y 1995, conjuntamente con las DIREN, una campaña en favor de los árboles fuera del bosque.

El papel de estas administraciones evoluciona. Si bien desde hace veinte años la gestión de los árboles fuera del bosque estaba asegurada por los servicios agrícolas y forestales, hoy en día las colectividades territoriales (Consejos generales, Regiones) promueven "políticas del medio ambiente", financiando operaciones relativas a los setos, gestionando la ordenación de la propiedad, en delante bajo su dominio y competencia, y fomentando el desarrollo de proyectos territoriales (contratos de tierras, contrato del Plan Estado-Región). De esta forma, varios departamentos han movilizado medios y elaborado disposiciones para facilitar y acentuar la consideración de los árboles en la ordenación de la propiedad. En el 80 por ciento de los departamentos, se han desarrollado políticas que promueven la replantación o la conservación de los setos arbolados y de las alineaciones rurales. Sin embargo, sigue habiendo un punto débil en estas políticas de fomento de los árboles fuera del bosque, que es la ausencia de investigación. Son raros los equipos científicos que llevan a cabo estudios sobre los intereses del árbol en las explotaciones agrícolas o sobre las relaciones árbol-cultivo o árbol-pradera-animal.

Los procedimientos que se emplean para la gestión de los árboles fuera del bosque dan cada vez más responsabilidad a las autoridades locales y favorecen las operaciones colectivas con objetivos amplios y jerarquizados, en consonancia con las metas ambientales y sociales: sensibilización, protección, replantación, conservación y valorización. Esta dinámica favorece las iniciativas de conservación de los árboles por parte de las asociaciones, municipios y comunidades de municipios, y por los agricultores, principales gestores in fine de los setos y de los árboles fuera del bosque, que a veces adquieren material en común para hacer frente a los problemas de conservación.

Los huertos son igualmente objeto de acciones concretas. Por ejemplo, en Ariège y en Haute-Garonne, la federación Rénova ha puesto en marcha, a partir de 1995, un programa de restauración y valorización de las antiguas variedades de frutales. En esta región, el medio rural ha experimentado una fuerte regresión y la casi desaparición del tejido agrícola. Las autoridades locales y los agricultores han querido preservar su patrimonio frutal. Después de una fase de sensibilización, se han realizado podas de renovación de los árboles frutales antiguos en más de 300 huertos. Más de 50 agricultores fabrican desde entonces un producto artesanal de calidad reconocida. El entusiasmo es tal que los agricultores de la red Rénova construyen actualmente una nave de transformación de frutas (zumos, sidra, etc.), con el objetivo de producir 80.000 botellas en 2004. Está en estudio un programa de huerto experimental, con el fin de valorizar las variedades locales que nunca han sido estudiadas.

Evaluación y planificación

A nivel nacional, existen dos fuentes principales para evaluar los árboles fuera del bosque: el IFN y la encuesta sobre la utilización del territorio. Las preocupaciones ambientales, la investigación y el establecimiento de indicadores ambientales despiertan un nuevo interés al nivel de estos recursos estadísticos.

El IFN, dirigido por el organismo público del mismo nombre, tiene por objeto evaluar los recursos forestales. Sin embargo, ante la importancia de las formaciones leñosas fuera del bosque, a partir de los años 60, el IFN ha tomado la iniciativa de realizar, simultáneamente con el inventario general, inventarios especiales para los setos, las alineaciones y los árboles dispersos en los departamentos donde estaba justificado (Chevru, 1988). Se adoptaron métodos adaptados para cada tipo de formación, basados en la fotointerpretación de fotografías aéreas y en levantamientos en el terreno. Se ha seleccionado el método de intersecciones para el inventario de las formaciones lineales, como los setos. El sondeo areolar ha servido para las alineaciones, la mayoría de las veces asociadas geográficamente (alineaciones de álamos en particular). Por último, para el inventario de los árboles dispersos, se ha aplicado un método de sondeo similar al de las formaciones boscosas (sondeo por puntos con parcela de regularización).

A finales de los años 90, estos tres inventarios se fusionaron en un inventario único, el de las leñosas fuera del bosque, con el fin de responder mejor a la demanda de los usuarios y reducir los costes mediante la unificación del método, sin sacrificar nada en la precisión de los resultados.

La encuesta Teruti, realizada por el SCEES del Ministerio de Agricultura a partir de 1981, permite seguir la evolución de la superficie ocupada por los árboles fuera del bosque y el devenir de las superficies boscosas. Se basa en un sondeo sistemático en dos grados: el primero comprende fotografías aéreas repartidas sistemáticamente por el país; el segundo, una malla regular de 36 puntos establecida sobre estas fotografías. En cada punto se anota la ocupación física y funcional. La muestra de la encuesta Teruti es permanente y permite seguir las evoluciones de la ocupación del territorio.

Para responder a las demandas locales, además de los inventarios del IFN y de la encuesta Teruti, decididos a nivel nacional, han surgido programas complementarios de evaluación, sostenidos financieramente por las colectividades locales, principalmente en el oeste de Francia. Así, en Mayenne (ver anexo), donde la supresión de los setos ha modificado completamente el paisaje rural, la DDAF ha procedido, en 1995, al inventario de los setos. En Bretaña, se ha realizado una encuesta para responder, entre otras cosas, a las cuestiones sobre las prácticas agrícolas en relación con la calidad de las aguas.

Inventario de las leñosas fuera del bosque del IFN

El inventario de las leñosas fuera del bosque del IFN se refiere a las formaciones no tenidas en cuenta por el inventario de las formaciones boscosas (o inventario general) y el inventario de las alamedas; excluye los huertos, viñas, nogaleras y terrenos con trufas. Las formaciones consideradas son las alineaciones (con distinción entre alineaciones de álamos y otras alineaciones), los setos (con distinción entre setos arbóreos y setos no arbóreos) y los árboles dispersos. No se incluyen en este inventario las formaciones situadas en terrenos de carácter artificial (aglomeraciones urbanas, zonas de ocio, etc.) y áquellas cuyo acceso es peligroso (carreteras de gran circulación, vías férreas, etc.) o difícil (propiedades privadas, terrenos cerrados, etc.).

El método empleado para las formaciones lineales, denominado método de las bandas asociadas, consiste en atribuir una superficie a la formación (conjunto de puntos situados a una distancia inferior a r de la formación: r tiene un valor aproximado de 25 m.). La longitud se estima entonces dividiendo la superficie por la anchura de la banda (2r). Prácticamente, se utilizan parcelas circulares de radio r; un seto o una alineación se tiene en cuenta cuando el punto de esta formación más próximo al centro de la parcela pertenece a la parcela de radio r y no es un extremo de la formación. En cuanto al método para los árboles dispersos sigue siendo el mismo (sondeo por puntos con parcela de regularización).

El muestreo tiene dos fases, con estratificación al final de la primera. La primera fase corresponde a una fotointerpretación de puntos sobre fotografías aéreas (anotación de la presencia comprobada, o posible, de los efectivos y de la naturaleza de las formaciones), y la segunda corresponde a controles en el terreno (sistemáticos), completados eventualmente con una descripción (configuración, medio ambiente, permeabilidad, etc.), o incluso medidas dendrométricas (volúmenes y crecimiento) cuando haya financiación exterior. Finalmente, los resultados estadísticos van acompañados de intervalos de confianza (ver anexo).

El inventario de las leñosas fuera del bosque, cuyo protocolo ya está operativo, está pendiente de generalización al conjunto del territorio. Debería responder mejor a las demandas de los usuarios, teniendo en cuenta las preocupaciones ambientales y adaptando la calidad de estos resultados a los intereses locales.

Conclusiones

La ausencia de estado legal de los árboles fuera del bosque, esencialmente situados en el espacio agrícola, no favorece su preservación cuando las subvenciones de la PAC se aplican a superficies fuera del bosque. Se puede señalar que la creación de un grupo de trabajo "agrosilvicultura" en el seno del Ministerio de Agricultura tiene como objetivo una mayor deliberación sobre el lugar y el papel de los árboles fuera del bosque. Teniendo en cuenta el carácter placentero del árbol para la sociedad, se reconocería que la agricultura produce no solamente bienes, sino también servicios. El apoyo a los árboles fuera del bosque podría traducirse también indirectamente en el desarrollo de cadenas modernas de producción económica (etiquetas, denominación de origen controlado o marca "agroforestal"), la ayuda a la adquisición colectiva de material de entretenimiento o el establecimiento de cadenas de recolección y transformación de las frutas. Estas gestiones, que contribuyen a preservar la calidad de los paisajes, permitirían crear empleos en el medio rural y diversificar la actividad agrícola (y por tanto garantizar los ingresos) dentro del objetivo del desarrollo local.

A pesar de la gran diversidad de las acciones, es raro el territorio en que se han definido unos objetivos plurianuales cuantitativos y precisos en términos de replantación, restauración o conservación. Asimismo, los indicadores de seguimiento facilitarían la evaluación de las acciones emprendidas. Esto contribuiría a hacer más eficaces los programas futuros y a orientar las políticas locales venideras. Uno de los puntos débiles de las políticas aplicadas es la ausencia de lugares de intercambio de ideas o reflexión sobre los árboles fuera del bosque, especialmente en beneficio de los agentes locales. Es necesario desarrollar programas de investigación con el fin de experimentar formas modernas de agrosilvicultura: adaptación de las estructuras campestres al contexto agrícola actual, acciones recíprocas entre el árbol y el cultivo y el árbol y el prado, y evolución de las prácticas de conservación.

Bibliografía

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Solagro. 1997. Actions de gestion des structures bocagères: enquête auprès de trente départements.Ministère de l'agriculture, France.

Anexo: Inventario de las leñosas fuera del bosque del departamento de la Mayenne, 1999

Idea general del departamento. El departamento de la Mayenne, situado al norte de la región administrativa de los Países del Loira, abarca 521.352 hectáreas. La Mayenne constituye la parte oriental del macizo armoricano, cuyo punto más alto, el monte Avaloirs (417 m´.), está situado al nordeste del departamento. Este departamento no tiene costa, pero su clima es oceánico y ha favorecido el desarrollo de la agricultura y la ganadería bovina. El clima oceánico y la ganadería han contribuido a dar forma a un paisaje rural. El bosque es poco importante: 33.814 hectáreas (segundo inventario forestal de la Mayenne, 1983), o sea un porcentaje de bosques del 6,5 por ciento (Figura 5).


Figura 5. Situación general del departamento de la Mayenne.Regiones forestales: Colinas bajas de Normandía (1), Avaloirs-Coëvrons (2), Bas-Maine (3), Paisaje rural angevino (4).

Operaciones del inventario de las leñosas fuera del bosque. Estas operaciones han sido atendidas por el nivel interregional del IFN. En la primera fase de 1998, se han fotointrepretado 17.786 puntos a partir de fotografías aéreas tomadas en 1996; el 30,7 por ciento de los puntos (o sea 5.457) incluían uno o varios segmentos de leñosas fuera del bosque. El muestreo, el control en el campo y la descripción de las leñosas fuera de bosque se han realizado en 1999 y principios de 2000. Los datos dendrométricos (diámetro, altura, crecimiento, etc.) no han sido registrados, por falta de financiación exterior. En la segunda fase, se han visitado 645 parcelas que incluyen 842 segmentos de leñosas fuera del bosque (tasa de sondeo global: 11,8 por ciento, estratos con un segmento al menos examinado en fotointerpretación). Las operaciones de fotointerpretación puntual y de campo se han estimado como sigue: la fotointerpretación de los puntos con leñosas fuera del bosque requiere aproximadamente veinte segundos, frente a un minuto para un punto situado en el bosque (inventario de las formaciones boscosas); en cuanto a las operaciones de campo, un equipo de dos operarios ha registrado, como media, las observaciones de unas 15 parcelas por día.

Algunos ejemplos de resultados

Cuadro 11. Importancia de las formaciones lineales.

Tipo de formación

Longitud (km.)

Intervalo de confianza en
el umbral del 95%* (%)

Alineaciones de álamos

641

54,9

Otras alineaciones

289

83,2

Setos arbóreos

22 011

7,0

Setos no arbóreos

4 463

21,1

Total formaciones lineales

27 404

6,5

*Corresponde al doble de la relación entre la desviación-tipo de la estimación y la longitud estimada.

Cuadro 12. Longitud de los setos arbóreos según la presencia de talud o murete y de zanja o arroyo.

Talud o murete

Zanja y arroyo

Longitud (km.)

Intervalo de confianza
en el umbral del 95% (%)

Talud o murete

Arroyo

339

82,0

Talud o murete

Zanja

3 807

27,0

Talud o murete

Ni zanja ni arroyo

10 552

14,8

Subtotal

 

14 698

11,2

Ni talud ni murete

Arroyo

1 661

44,0

Ni talud ni murete

Zanja

1 626

37,8

Ni talud ni murete

Ni zanja ni arroyo

4 026

25,4

Subtotal

 

7 313

18,2

Total Mayenne

 

22 011

7,0


2 Según la fuente, la tipología puede variar algo.

3 Equivalencia energética: 1 estéreo : 0,65 m3 = 0,147 toneladas equivalente de petróleo (TEP) (Riedacker y Robin, 1987).

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