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Panel 1: El caso chileno (continuo)

Gráfico 4

Gráfico 4

Tendencia Relación crecimiento medio en altura — % P foliar en Tamarugo.

Gráfico 4

Tendencia Relación N - P foliar en Tamarugo.
7, 42, 44, 136…, etc. No de rodal (Base: CORFO-INFOR, 1981).

3.6 Producción de Forraje

Dada la importancia y el interés que esta especie tiene como alimento para el ganado, CORFO e INFOR han efectuado algunos estudios tendientes a determinar la producción de frutos y hojas.

3.6.1. Determinación de la Producción de Frutos y Hojas

La producción de frutos en el tamarugo comienza en la etapa juvenil, aproximadamente a los 8 años de edad (INFOR, 1971). Por lo general, la fructificación se presenta uniformemente en toda la copa verde. La distribución de los frutos maduros en el suelo es igualmente uniforme, excepto en el límite del área cubierta por la copa, donde la densidad de semillas es mayor (INFOR, 1964).

Con el objeto de evaluar la producción de frutos y hojas, Fröhlich (1977) estableció un ensayo en que controló la producción de 19 árboles, obteniendo una producción de 2,10 kg de frutos y hojas por m2 de área cubierta por la copa.

Por otra parte, INFOR, en 1964, efectuó un reconocimiento preliminar, tomando muestras de frutos de los mismos árboles, que en esa oportunidad alcanzaban los 18 y 30 años. Los resultados sobre producciones promedio fueron de 2,6 y 3,4 kg por m2 de área de copa, en árboles de 30 años, y 1,8 en árboles de 18 años. La composición de esta producción se determinó como un 50% de fruto y 50% de hojarasca, de lo que se concluyó, entonces, que el rendimiento medio en frutos era de 1,2 kg por m2.

En 1971, INFOR efectuó la medición de la producción de forraje en las parcelas permanentes que había instalado en 1964. La metodología para determinar la producción de forraje consistió en colocar, en plantaciones de 6 años y más, bandejas de 1 m2 de superficie en dos ejemplares elegidos al azar. La distribución según la edad fue la siguiente: 6 a 9 años, 3 bandejas; 12 a 18 años, 6 bandejas; 21 años y más, 9 bandejas. La distribución de éstas bajo el dosel se hizo en tres radios separados 120° unos de otros, uno de ellos siempre orientado en dirección norte. Para cada producción se pesaron separadamente frutos y hojas. Los controles se realizaron en los meses de enero, febrero, marzo, julio, septiembre y diciembre.

El registro de la producción se hizo considerando los antecedentes de edad, nivel de la napa freática y salinidad.

Durante 1980 y 1981, la Sociedad Agrícola de CORFO, SACOR, efectuó un muestreo para determinar la producción de frutos y hojas de tamarugo y algarrobo. Para efectuar el estudio se clasificaron los árboles según 3 tamaños: pequeños, medianos y grandes, obteniéndose de cada uno de ellos la producción individual. La característica del árbol pequeño era de 3 m de altura y 3 m de diámetro de copa; el árbol mediano, en tanto, tenía una altura entre 3 y 5 m y un radio de copa de hasta 5 m. Por último, el árbol de tipo grande tenía una altura superior a los 5 m y un radio de copa superior a los 5 m.

Para recolectar el fruto se usaron canoas de madera de 25 cm de ancho, ubicadas en el sentido del radio en toda su extensión. Se efectuó además la recolección de hojas en el total de la superficie de proyección de la copa.

3.6.2. Resultados de Producción de Forraje

Según los resultados del estudio realizado por INFOR en 1971, la distribución de la producción de frutos es la siguiente: enero, 15%; febrero, sobre el 60%; y marzo, 16%. El 5,7% restante se distribuye en los meses de julio, septiembre y diciembre.

En cuanto a la producción de hojas, ocurre principalmente de julio a diciembre, totalizando este período un 84,8%; el 15,2% restante se midió en los meses de enero, febrero y marzo.

CUADRO 15
Producción de Frutos y Hojas de Tamarugo en kg/m2 Durante 12 meses

Parcela NoEdad añosEspaciamiento (m)Diámetro copa (m)Salinidad
 mg/l
Prof. napa
 (m)
Altura
 (m)
Frutos
 kg/m2
Hojas
 kg/m2
TOTAL
kg
  5  810×15  4,70  750  6     40,0150,4000,415
  4,7010000,0080,6590,617
  7  87×7  6,503000  6  5,500,3121.0711.383
  6,00  6,500,0961.4391.535
  8138×4  5,751500  6  4,500,4590,5991.058
121310×10  5,701500  4  7,000,6800,7171.397
  7,50  7,000,3980,7791.177
  3176,5×10  6,351500  6  7,500,0920,5780,670
  5,30  9,000,0920,8760,968
132112,5×12,510,001500  60,4140,4890,903
  2217×7  9,101000  6  9,000,7650,9201,685
  6,80  6,001,2090,9002,109
102220×2011,60200010  8,610,6250,4911,116
  9,60  9,601,0400,4571,497
183115×2011,1015001011,000,5920,5591,151
223120×2012,702000  8  9,500,6620,2860,948
10,4010,001,4490,4451,894
163620×2013,9020001010,750,3940,7591,153
13,2011,500,7700,6381,408
113620×2015,75150010  9,500,4170,5630,980
10,40  7,001,0860,7891,875

Los dos valores que aparecen por parcela en algunas columnas del cuadro anterior provienen de los 2 árboles que componen la muestra.

Los resultados que ha determinado la Sociedad Agrícola de CORFO (SACOR) están calculados en forma individual para cada árbol, y se expresan en gramos de materia seca.

Los antecedentes que aparecen en el Cuadro 16 resumen los resultados de producción de forraje por año (1981 y 82) de las especies algarrobo y tamarugo.

CUADRO 16
Resumen de Producción de Forraje de las Especies Tamarugo y Algarrobo Pampa del Tamarugal

EspecieTipo de ArbolPRODUCCION PROMEDIO ACUMULADA
Follaje (kg)Fruto (kg)TOTAL (kg)
198119821981198219811982
AlgarroboGrande21,088,0  9,928,730,9116,7
Chico  4,927,7  0,1  1,5  5,0  29,2
TamarugoGrande41,661,635,242,486,8104,0
Mediano19,623,911,016,230,6  40,1
Chico  3,9  7,0  0,3  1,4  4,2    8,4

Fuente: SACOR Ltda. (CORFO, 1982).

Figura 2

Figura 2. Aspecto del ensayo de producción de forraje en algarrobe de tipo “grande”.

Las características de las dos especies son las siguientes:

  1. Tamarugo : Arbol Grande: diámetro copa 11 m; altura 6 m
    Arbol Mediano: diámetro copa 7–11 m; altura 4–6 m
    Arbol Chico: diámetro de copa 7 m; altura 4 m
  2. Algarrobo:   Arbol Grande: diámetro de copa 12 m; altura 6 m
    Arbol Chico: diámetro copa 12 m; altura 6 m.

Si se analizan los resultados del cuadro anterior, podemos concluir que, según el tamaño de los árboles y su desarrollo, la producción de forraje es significativamente mayor en los árboles clasificados como grandes.

Por otra parte, se observa de los datos analizados una gran variabilidad en la producción anual para ambas especies, entre cuyas causas se podrían señalar las inherentes a la especie misma y/o las de tipo fitosanitario.

Durante el desarrollo de los proyectos de investigación, se ha podido observar que existe una gran variabilidad de producción entre los árboles de una misma especie, edad y lugar de plantación.

Los resultados que han obtenido ambas instituciones permiten concluir que existe una serie de factores que aún es necesario investigar, a fin de determinar con exactitud la productividad de forraje de ambas especies.

4. REGENERACION Y FORMACION DE LAS MASAS FORESTALES

4.1 Regeneración Natural

Durante el desarrollo del proyecto sobre tamarugo en 1981, en el sector de los bosques ubicados en La Tirana, se observó abundante regeneración natural, especialmente de tamarugo. Este fenómeno, sin duda, ocurrió por la avenida o inundación provocada en 1977 por el invierno altiplánico. La mecánica supuesta para esta regeneración proviene de un arrastre de los frutos por la avenida, lo que provocaría su destrucción y una escarificación mecánica de la semilla. Una vez detenido el arrastre de la mezcla de suelo y semilla, sobreviene la decantación y germinación de la semilla en forma muy abundante.

El proceso de regeneración natural, según Lanino (1978), no ocurre en suelos con costra de sal aflorada. Esto se puede deber a la concentración excesiva de sal que se formaría en la mezcla, impidiendo el desarrollo de las plántulas.

El aspecto que presenta la regeneración natural en la zona antes mencionada es la de una población muy abierta y heterogénea.

4.2 Regeneración Artificial

El método que se ha empleado para el establecimiento de las plantaciones de algarrobo y tamarugo se ha mantenido prácticamente invariable desde el siglo pasado. En efecto, Billing-hurst (1893), en sus memorias, describe una técnica para el establecimiento semejante a la en uso hoy en día, y que consiste en lo siguiente:

  1. Las semillas que se van a utilizar para la producción de plantas se obtienen de rodales semilleros, efectuando la cosecha directamente desde el suelo. Para sacar la semilla, se procede a triturar el fruto mediante un molinillo graduado. Realizada esta operación, se separa la semilla de la cáscara mediante flotación.
    Debido a que la germinación es muy irregular y lenta, y por tratarse de una semilla que posee un tejido esclerenquimático muy duro, es necesario someterla a una escarificación química o mecánica, con el fin de permitir una buena germinación. Por lo general se usa escarificado químico, empleando ácido sulfúrico concentrado. El tiempo que se utiliza para tratar la semilla en ácido varía entre 8 y 12 minutos (Carvallo, 1970).
    La producción de plantas se realiza al aire libre. Las semillas se siembran en macetas con una mezela de tierra y estiércol de oveja, en proporción de 2:1. La época de siembra es independiente, y sólo influye en el ritmo de desarrollo, que es más lento (en las plántulas) si se realiza en los meses de invierno. El riego se hace cada 4 ó 5 días, y la época que permanecen las plántulas en vivero es de 3 a 5 meses.
  2. La plantación se realiza extrayendo la costra salina en forma manual o mecánica, y confeccionando un hoyo para formar la taza que recibe el riego. De este modo se evita la evaporación excesiva por la insolación y el viento.
    Las dimensiones del hoyo de plantación son de 80 cm de diámetro, y profundidad variable, dependiendo del espesor de la costra de sal. Dentro de esta taza se cava el hoyo de plantación propiamente tal, cuyas dimensiones son 20 cm de diámetro y 50 cm de profundidad.
    Debido a que los suelos de la pampa carecen de materia orgánica, antes de efectuar la plantación se adiciona al hoyo de plantación una mezcla de tierra y estiércol, igual a la usada en vivero algunos meses antes (Carvallo, 1970).

4.2.1 Riego

Para lograr el arraigamiento de las plántulas de tamarugo, es necesario efectuar riegos durante los primeros meses después de la plantación. El número de riegos de establecimiento varía según la profundidad de la napa freática y la textura del suelo (Lamagdelaine, 1972). En promedio, se puede calcular que, durante el establecimiento de la plantación, se aplican 11 riegos (FAO/BID 1970). La cantidad de agua por riego y hoyo de plantación es de 10 litros, y la frecuencia varía entre 5 y 10 días.

5. ESTUDIO SOBRE TECNICAS DE MANEJO EN PLANTACIONES DE TAMARUGO Y ALGARROBO

Se consideró la necesidad de efectuar un proyecto de investigación en técnicas de manejo, debido a las siguientes características observadas en las plantaciones de los Salares de Pintados y Bellavista:

  1. La alta variabilidad en la producción del fruto entre árboles individuales de una misma edad.
  2. La alta varibilidad de resistencia a las plagas en árboles individuales, en especial en algarrobo.
  3. El desarrollo variable de las plantaciones entre lugares distintos.
  4. El conocimiento limitado existente sobre el nivel nutricional normal y el rendimiento potencial de las plantaciones.

Estas características indicaron la necesidad de investigar métodos para aumentar y mejorar el rendimiento de las plantaciones. Se pretende lograr este objetivo mediante prácticas silvícolas que sean aplicables a las plantaciones de Prosopis, a través de investigaciones eminentemente prácticas, que permitan obtener resultados dentro del más corto plazo que una investigación forestal pueda permitir.

Se han efectuado ensayos de fertilización, poda y propagación vegetativa.

5.1 Ensayos de Fertilización

Para el desarrollo de los ensayos de fertilización se consideraron dos aspectos fundamentales, íntimamente ligados entre sí:

5.1.1 Lugares de Ensayo

Los lugares elegidos para la instalación de los ensayos se basaron en características de crecimiento de los rodales, y en su estado nutricional, reflejado en la concentración de nutrientes en la hoja, según estudios efectuados con anterioridad (CORFO-INFOR, 1981).

Se eligieron tres lugares de ensayo en la plantación de tamarugo y uno en las de algarrobo. En las plantaciones de tamarugo, estos lugares de ensayo se instalaron en sitios en que se habían efectuado mediciones de producción de forraje de los árboles (Rodal No 43); en sectores representativos de crecimiento medio ponderado por la superficie (Rodal No 113; número de rodal de acuerdo a la clasificación del inventario efectuado en 1981 [CORFO-INFOR 1981]); en lugares con bajo contenido de fósforo foliar (Rodal No 167). En las plantaciones de algarrobo se eligió un lugar representativo de las condiciones generales de crecimiento y estado sanitario de los bosques (Rodal No 118).

5.1.2 Fertilizantes a Ensayar

Las plantaciones de tamarugo y algarrobo no muestran síntomas visibles atribuibles a deficiencias de algún elemento nutritivo, de modo que la prioridad del fertilizante a ensayar se basó en otros aspectos, como importancia del nutriente y crecimiento de la plantación. Se estimó de interés incluir fósforo (P) en la aplicación experimental, ya que, por la importancia que tiene dicho elemento en el proceso de reproducción, permite establecer si al subir su contenido en la planta, mejora la producción de frutos (Valdés, 1982). Por otra parte, existen antecedentes de una relación entre el incremento en altura y la concentración foliar de P en otras especies, además de la tendencia observada en tamarugo (Leyton, 1948, cit. en Thimann, 1958; Smith P.F., 1966; CORFO, 1982). La disponibilidad de P es importante en las leguminosas, para la actividad rizobial que fija el nitrógeno (N) a nivel de las raíces (Jarrel, 1982; Elke, 1980). Esto explicaría la correlación de una mayor concentración foliar de N al aumentar la de P, comparando muestras de diferentes rodales de tamarugo en la Pampa (CORFO, 1982).

Las plantaciones se encuentran establecidas en suelos salino-sódicos. Con el objeto de crear un ambiente menos salino en la zona de arraigamiento, se considera de interés aplicar enmienda de azufre con agua, ya que la acidificación del suelo permitiría una mayor disponibilidad del fósforo para el árbol.

Al observar los resultados del análisis foliar y de suelos efectuados en septiembre de 1981 (CORFO-INFOR, 1981), llama la atención la proporción de zinc presente en el suelo y en las hojas. El contenido muy bajo en el suelo no explica la presencia en las hojas de dicho elemento. Se considera por lo tanto de interés incluir algunos ensayos de aplicación de zinc (Zn).

Los fertilizantes y dosis aplicados en cada caso se entregan en el Cuadro 17. Se debe destacar que las condiciones del medio son muy particulares, entre las que se destacan: alta salinidad del suelo (salino-sódico), con cloruro de sodio y sulfato de sodio (Valdés, 1982); grandes variaciones de orden estratigráfico y químico de los suelos (CORFO-INFOR, 1981). Por otra parte, no existía una experiencia anterior en fertilización con estas especies.

Las dosis de P aplicadas en cada caso son similares a las aplicadas en cítricos en la Estación Agrícola Esmeralda de la zona, y pueden considerarse altas. Es interesante anotar que, en gran parte, estas dosis cubren los rangos propuestos por Jarrel (1982) y Felker (1981). Jarrel (1982) basó su recomendación en la concentración foliar observada y su relación con la masa foliar (CORFO-INFOR, 1981). Las dosis de urea y zinc corresponden a las usadas en frutales.

CUADRO 17
Ensayos de Fertilización

EspecieRodalEdadAltura media (m)Tratamientos
tamarugo  43  1)Sulfato de zinc, urea e hidróxido de sodio
 
7,02)2,5 kg S + 2,5 kg superfosfato/árbol
15 3)Riego solo
tamarugo113  1)Sulfato de zinc, urea e hidróxido de sodio
   2)5 kg S (enmienda)/árbol
 116,83)2,5 kg S + 2,5 kg superfosfato/árbol
   4)5 kg superfosfato/árbol
   5)Riego solo
      
tamarugo167  1)2,5 kg S + 2,5 kg superfosfato/árbol
   2)2,5 kg superfosfato/árbol
 123,03)5 kg superfosfato/árbol
      
algarrobo118  1)5 kg S/árbol
  5,62)10 kg superfosfato/árbol
 (árboles maduros) 3)Riego solo

La explicación de los tratamientos del Cuadro 17 es la siguiente:

  1. Sulfato de zinc, urea e hidróxido de sodio.
    Consiste en una solución de sulfato de zinc (38%) al 0,3%; urea al 1%; hidróxido de sodio, 10 g por 100 1 de solución, como neutralizante, a fin de evitar daños en el follaje. Se usó en forma granular.
    Esta solución se aplicó al follaje con una máquina de aspersión en forma nebulizada fina, estimado aproximadamente 25 1/árbol.

  2. Azufre (S): granulado como enmienda

  3. Superfosfato: superfosfato triple, 46% de P2O5, vale decir, 20,1% P (1 kg de P por cada 5 kg de superfosfato triple).
    El superfosfato triple y el azufre fueron incorporados con 50 l de agua por árbol. Previamente, se removió la corteza salina, cavando dos trincheras de 1 m de largo por 0,5 m de ancho, una a cada lado del tronco, a una profundidad tal que se alcanzó el horizonte salino subyacente (que se encuentra bajo la corteza de sal). La aplicación del fertilizante y/o enmienda se efectuó mezclándolo con el suelo extraído del fondo de la trinchera, y se aplicó posteriormente a ésta, con el suelo previamente mullido en el fondo. Se aplicó agua (50 l por árbol, repartidos entre las dos trincheras). Posteriormente, una vez filtrada el agua, se tapó la trinchera con pajilla (hojarasca) de 4–5 cm de espesor, con el propósito de disminuir las pérdidas por evaporación (efecto mulch). En el caso del Rodal No 167, la aplicación se hizo en el hoyo de plantación, que ese año estaba visible. Los riegos se repitieron 2 veces, con intervalo de 30 días.

  4. Riego solo
    Se efectuó la misma preparación en la trinchera, con la diferencia que se agregó agua sola (3 riegos).

Figura 3

Figura 3. Aplicación de riego en el ensayo de fertilización con superfosfato en tamarugo.

En la Figura 4 se muestra el modo de aplicación de superfosfato y/o enmienda.
Cada tratamiento y testigo consistió en una unidad experimental de 10 árboles por ensayo en tamarugo, y 7 árboles en algarrobo, tratando de contar con ejemplares lo más homogéneo posibles.

Figura 4

Figura 4. Croquis Aplicación Fertilizante “La Cantera”.

a) Costra salina superficial
b)Costra salina subyacente
c)Suelo mullido con fertilizante y/o enmienda cubierto con hojarasca

5.1.3 Resultados

Se han obtenido solamente resultados preliminares. Transcurridos 6 meses de la aplicación de fertilizantes, se notó en tamarugo una mayor concentración de zinc y nitrógeno foliar, y, en un caso, un aumento de fósforo, cuando dicho nutriente (superfosfato triple) fue aplicado con la enmienda (azufre molido). Los mejores resultados fueron los siguientes, en términos de aumento en relación con los testigos: zinc 300%, nitrógeno 10%, fósforo 12%. Esto ha demostrado la absorción de los nutrientes a pesar de las dificultades del medio.

5.2 Ensayos de Poda

Se sometieron plantaciones representativas a dos tipos de poda, comúnmente usadas en fruticultura. (Fig. 5)

Uno de éstos pretende aumentar la productividad de frutos y, secundariamente, el follaje (poda larga). El otro sistema pretende la formación de una gran masa foliar, para posteriormente incrementar la producción de frutos (poda corta), permitiendo que el árbol se torne vigoroso.

En algarrobo se aplicó una poda con carácter solamente sanitario.

En tamarugo el diseño fue de 10 árboles por tipo de poda y 10 testigos, aplicados en dos lugares distintos. En algarrobo se podaron en total 10 árboles.

El resultado que se observó en estos ensayos fue una abundante brotación después de la poda (6 meses después de aplicar los tratamientos).

Figura 5

Figura 5. Dos tipos de poda efectuados durante los ensayos.

5.3 Propagación Vegetativa

En la experimentación de propagación de plantas se aplicaron tres tipos de injertos, en dos épocas del año (otoño y primavera).

Se efectuaron también ensayos de arraigamiento de estacas en invernadero, usando 2 hormonas de crecimiento (ácido indolbutírico y ácido naftalenacético), en dos concentraciones cada una, y se usó además un preparado comercial (Rootone).

En tamarugo se obtuvo buen resultado con injerto de corteza (80% de prendimiento); el resultado fue menos favorable en algarrobo (27% de prendimiento).

Figura 6

Figura 6. Ensayo de “poda corta” en un rodal de tamarugo de 17 años.

Figura 7Figura 7
Figura 7. Injerto del “tipo corteza” en tamarugo al inicio de la experiencia y después de 2 años.

REFERENCIAS

BILLINGHURST, G. 1893. Memorias. Editorial Ercilla 1893. Santiago (Texto obtenido de una transcripción efectuada por la Corporación de la Reforma Agraria).

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Bosque adulto de tamarugo en la Pampa del Tamarugal.


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