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ANTECEDENTES


Desde la antigüedad la pesca ha sido una fuente importante de alimentos para la humanidad y de empleo y beneficios económicos para quienes se dedican a esta actividad. Sin embargo, el aumento de los conocimientos y la evolución dinámica de la pesca demostró que, aunque renovables, los recursos acuáticos no son infinitos y es necesario explotarlos de manera apropiada para que sigan contribuyendo al bienestar nutricional, económico y social de una población mundial en constante crecimiento.

En 1982 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar proporcionó un nuevo marco para mejorar la gestión de los recursos marinos. El nuevo régimen jurídico de los océanos confirió a los Estados costeros derechos y responsabilidades para la administración y la utilización de los recursos pesqueros dentro de sus zonas de jurisdicción nacional, que comprenden alrededor del 90 por ciento de la pesca marina mundial.

En los últimos años, la pesca mundial se ha convertido en un sector de la industria alimentaria con una evolución dinámica, y muchos Estados han procurado aprovechar sus nuevas oportunidades invirtiendo en flotas pesqueras y plantas de elaboración modernas, en respuesta a la creciente demanda internacional de pescado y productos derivados. Sin embargo, se puso de manifiesto que muchos recursos pesqueros no podrían soportar un aumento a menudo incontrolado de la explotación.

Comenzaron a observarse signos claros de sobreexplotación de importantes poblaciones de peces, modificaciones de ecosistemas, pérdidas económicas considerables y conflictos internacionales en relación con la administración y el comercio pesqueros que representaban una amenaza para la sostenibilidad a largo plazo de la pesca y su contribución al suministro de alimentos. Por consiguiente, el Comité de Pesca de la FAO (COFI), en su 19° período de sesiones celebrado en marzo de 1991, recomendó que se adoptaran con urgencia nuevos enfoques para la administración de la pesca que comprendieran la conservación y los aspectos ecológicos, así como los sociales y económicos. Se pidió a la FAO que desarrollara el concepto de pesca responsable y elaborara un código de conducta para fomentar su aplicación.

Posteriormente, el Gobierno de México, en colaboración con la FAO, organizó en mayo de 1992 una Conferencia Internacional sobre la Pesca Responsable en Cancún. La Declaración de Cancún, aprobada en dicha Conferencia, se presentó en julio de 1992 en la Cumbre de Río de la CNUMAD, en la cual se respaldó la preparación de un Código de conducta para la pesca responsable. En la Consulta técnica de la FAO sobre la pesca en alta mar, celebrada en septiembre de 1992, se recomendó asimismo la elaboración de un código que se ocupara de las cuestiones relativas a ese tipo de pesca.

En su 102° período de sesiones, celebrado en noviembre de 1992, el Consejo de la FAO examinó la elaboración del código, recomendando que se concediera prioridad a las cuestiones relativas a alta mar, y pidió que se presentaran propuestas en el período de sesiones de 1993 del Comité de Pesca.

En su 20° período de sesiones, celebrado en marzo de 1993, el COFI examinó en general el marco propuesto y el contenido de dicho código, incluida la preparación de orientaciones, y aprobó un calendario para la ulterior elaboración del código. También pidió a la FAO que preparase, «por la vía rápida» y como parte de éste, propuestas para impedir cambios de pabellón de los buques de pesca que afectaran las medidas de conservación y administración en alta mar. En consecuencia, la Conferencia de la FAO, en su 27° período de sesiones celebrado en noviembre de 1993, aprobó el Acuerdo para promover el cumplimiento de las medidas internacionales de conservación y gestión por los buques pesqueros que pescan en alta mar, el cual, según la Resolución 15/93 de la Conferencia de la FAO, forma parte integrante del código.

El código se formuló de manera que se interpretase y aplicase conforme a las normas pertinentes del derecho internacional, tal como estaban recogidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, así como en concordancia con el Acuerdo para la aplicación de las disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar del 10 de diciembre de 1982 relativo a la conservación y gestión de las poblaciones de peces cuyos territorios se encuentran dentro y fuera de las zonas económicas exclusivas y las poblaciones de peces altamente migratorias,S de 1995, y a la vista, entre otras cosas, de la Declaración de Cancún de 1992 y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, en particular el Capítulo 17 del Programa 21.

La FAO elaboró el código en consulta y colaboración con los organismos pertinentes de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, entre ellas organizaciones no gubernamentales.

El Código de conducta tiene cinco artículos introductorios: naturaleza y ámbito; objetivos; relación con otros instrumentos internacionales; aplicación, seguimiento y actualización; y necesidades especiales de los países en desarrollo. Estos artículos introductorios van seguidos de un artículo en el que se exponen principios generales y seis artículos temáticos sobre: gestión pesquera, operaciones pesqueras, desarrollo de la acuicultura, integración de la pesca en la administración de la zona costera, prácticas postcaptura y comercio, e investigación pesquera. Como ya se ha señalado, el Acuerdo para promover el cumplimiento de las medidas internacionales de conservación y gestión por los buques pesqueros que pescan en alta mar forma parte integrante del código.

El código tiene carácter voluntario. Sin embargo, ciertas partes están basadas en las principales normas del derecho internacional, tal como aparecen en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar del 10 de diciembre de 1982. El código también contiene disposiciones a las que se puede conferir o haber conferido ya carácter vinculante mediante otros instrumentos jurídicos obligatorios entre las partes, como el Acuerdo para promover el cumplimiento de las medidas internacionales de conservación y gestión por los buques pesqueros que pescan en alta mar, de 1993.

En su 28° período de sesiones, la Conferencia aprobó, mediante la Resolución 4/95, el Código de conducta para la pesca responsable, el 31 de octubre de 1995. En la misma resolución se pidió a la FAO, entre otras cosas, que elaborara orientaciones técnicas apropiadas que facilitaran la aplicación del código, en colaboración con los miembros y otras organizaciones pertinentes interesadas.


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