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Las montañas: fuente de vida.
Bolivia: hacer justicia a su cultura

J. Escobedo y C. Miranda

Javier Escobedo es asesor
técnico principal del proyecto
de la FAO «Conservación y
desarrollo participativos de las
tierras altas», Samaipata,
Santa Cruz, Bolivia.

Carmen Miranda es Coordinadora
nacional del Comité de Bolivia de la
Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza
(UICN), La Paz, Bolivia.

El título de este artículo es el lema que ha adoptado Bolivia para el Año Internacional de las Montañas 2002 (AIM), que indica la importancia que atribuye este país a sus regiones de montaña.

La ciudad de Coroico, en la provincia de Nor Yungas, departamento de La Paz, Bolivia

- W. KENNING

Alrededor del 40 por ciento de la superficie total de Bolivia (1 089 581 km2) es montañosa y en las montañas vive el 60 por ciento de la población del país (que asciende en total a unos 8 millones de habitantes).

De las 14 regiones ecológicas que han sido definidas en Bolivia (véase el mapa), ocho ocupan zonas montañosas (por encima de los 600 m sobre el nivel del mar). Cinco de ellas están situadas en la zona montañosa de los Andes:

Los recursos naturales de las zonas de montaña

El Ministro de Desarrollo Sostenible de Bolivia hizo constar la importancia determinante de los recursos de montaña del país en la inauguración nacional del AIM: «Dado que la mayoría de los bolivianos viven en regiones montañosas que dependen de los recursos de esas regiones, es esencial mejorar la conservación, el manejo y el desarrollo de esos recursos para garantizar la supervivencia de las generaciones futuras.»

Se considera que las laderas orientales de los Andes, cubiertas de bosques pluviales, figuran entre las regiones del mundo con mayor diversidad biológica. La población andina aprovecha de forma notable la biodiversidad agrícola y ha domesticado numerosas especies animales, incluida la llama, e importantes especies vegetales como la papa.

La explotación excesiva y la degradación de los recursos naturales originada por la actividad agrícola, forestal y minera y por las prospecciones petrolíferas han provocado el deterioro de la base productiva de las zonas de montaña. Se estima que el potencial de erosión hídrica es elevado o muy elevado en el 59,2 por ciento del país y que la salinización del suelo resultante de los sistemas de riego inadecuados afecta al 30-40 por ciento de las zonas de regadío.

Las montañas de Bolivia poseen recursos hídricos abundantes y estratégicos para proporcionar energía eléctrica. El potencial de la hidroenergía se estima en 18 MW, una producción anual de 90 000 millones de KW-hora. La producción actual cubre solamente el 1,4 por ciento de las necesidades.

La cultura y el turismo de montaña

Bolivia es un país multiétnico y multi-cultural. Las regiones montañosas albergan dos grupos culturales importantes: los aymara y los quechuas (que forman en conjunto la cultura andina) en la zona occidental; y los tupiguaraníes en la zona oriental.

Los pueblos aymara y quechua están separados por diferencias lingüísticas pero, en general, comparten la misma cultura andina, con variaciones locales fruto de influencias externas e internas que han afectado al idioma, la religión, los recursos naturales y la vida social, económica y política. Los campesinos aymara viven en la parte más densamente poblada del altiplano septentrional, en los valles, los yungas de La Paz, el altiplano de Oruro y Potosí y una parte de la provincia de Tapacarí, en el departamento de Cochabamba. Los quechuas, por su parte, tienen un papel cultural muy influyente no solamente en Bolivia sino en toda la zona andina de América del Sur. En Bolivia, se extienden hasta los valles de Cochabamba, los distritos mineros de Oruro y Potosí, el norte de La Paz y la zona de colonización de Santa Cruz.

El grupo tupiguaraní está asociado con las serranías orientales (Santa Cruz). Con el paso del tiempo, se han perdido muchos de los rasgos culturales guaraníes originales y se han adoptado las características de otros grupos étnicos. En la actualidad, es posible reconocer rasgos culturales que derivan de los chiquitanos (región del Chaco) y los ayore-Morotoco. Los chiquitanos (unas 45 000 personas en total) y los ayores (1 800) poseen una de las lenguas más completas y más difun-didas de la región central del continente.

Gracias a su patrimonio cultural y natural, de valor incalculable, Bolivia tiene un importante potencial turístico en las zonas de montaña que aún no se ha hecho realidad. Por ello, el Gobierno ha elegido el turismo como una de las líneas estratégicas de desarrollo del país.

Aspectos socioeconómicos y demográficos

Bolivia es un país muy pobre. Según el censo nacional de 1992, el 69,8 por ciento de las familias no cubrían sus necesidades básicas y era en las montañas donde se registraba el mayor índice de pobreza.

La población del altiplano y los valles son en su mayoría pequeños campesinos. En las zonas más pobladas, el incremento de la presión sobre la tierra y los recursos se traduce en baja productividad, inseguridad alimentaria, subempleo y degradación del medio ambiente. No obstante, son estas zonas las que soportan la carga de la producción de alimentos y las operaciones mineras.

La tasa de emigración desde las montañas occidentales a las zonas del este del país es muy elevada. Además, el crecimiento urbano se está acelerando también como consecuencia del aumento de los flujos migratorios desde las montañas. La tasa de emigración desde las zonas rurales a los núcleos urbanos fue del 6,9 por ciento en las principales ciudades durante el período comprendido entre 1985 y 1989.

Políticas y estrategias para el desarrollo de las zonas de montaña

Resulta paradójico que sean las montañas, que tienen mayor potencial en cuanto a los recursos naturales, especialmente agua y minerales, donde se registran los mayores índices de pobreza e inseguridad alimentaria. Bolivia no ha adoptado todavía una política y una estrategia específicas para el desarrollo sostenible de sus regiones montañosas. Sin embargo, como esas zonas muestran las tasas más elevadas de pobreza y degradación de los recursos naturales, quedan situadas implícitamente en el ámbito de las políticas y estrategias sectoriales de la Estrategia de Bolivia de lucha contra la pobreza. La estrategia comprende un plan de acción basado en «medidas para adoptar medios de subsistencia sos-tenibles», que contemplan entre otras cosas ofrecer a las poblaciones de las montañas más oportunidades para conseguir un acceso sostenible y equitativo a los recursos naturales y socioeconó-micos y a la infraestructura social y productiva. Los cuatro componentes de dicha estrategia tienen como finalidad ayudar a los pobres mediante:

Como cuestiones de índole general cabe señalar el desarrollo con identidad y equidad, el manejo sostenible de los recursos naturales y la conservación del medio ambiente.

Mapa orográfico de Bolivia

El Año Internacional de las Montañas en Bolivia

Las actividades del Año Internacional de las Montañas, iniciadas oficialmente el 11 de diciembre de 2001, se centran en Bolivia en tres aspectos principales: el manejo de los recursos naturales; la actividad agrícola y forestal; y el turismo y la cultura. En el Plan de Acción de Bolivia para el AIM se establecen la visión y los objetivos para el futuro. La visión hasta el año 2010 consiste en que el manejo sostenible de las montañas contribuirá a reducir la pobreza de la población boliviana, que participará activamente en el uso adecuado de los recursos naturales y la conservación de su patrimonio cultural y natural. La estrategia estriba en establecer las bases técnicas, institucionales y sociales necesarias para el desarrollo sostenible de las zonas de montaña.

Los objetivos específicos del AIM en Bolivia son los siguientes:

El logro de estos objetivos será posible mediante actividades enmarcadas en las siguientes líneas de acción:


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