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2. INFORMACION BASICA

2.1 LAS AGUAS CONTINENTALES

La zona de pesca continental en el Ecuador puede subdividirse en tres regiones geográficas y faunísticas: (1) las tierras bajas comprendidas entre el Océano Pacífico y los Andes, llamadas “El Litoral”; (2) la región andina propiamente dicha, llamada “La Sierra”; y (3) las tierras bajas al este de los Andes, o sea, “El Oriente”, que forma parte de la cuenca del Amazonas. La cresta de los Andes está bordeada por dos cadenas de montañas con varios picos volcánicos que son, respectivamente, la Cordillera Occidental y la Oriental, formando así el alto valle o Altiplano que se encuentra entre 2 500 y 3 000 m sobre el nivel del mar, y que tiene un clima más suave que la montaña propiamente dicha.

Las aguas explotables para la pesca están constituidas principalmento por ríos de todos los tamaños que pasan por diferentes zonas climáticas, desde las crestas heladas de las altas montanas por encima de los 4 000 m hasta las tierras bajas tropicales a nivel del mar, y por muchos pequeños lagos de montaña (figura 1). Las zonas costeras de los ríos, en las cuales se hacen sentir las mareas, no han sido estudiadas en este proyecto.

El Litoral está dominado por tres sistemas fluviales importantes que tienen su origen en los Andes: (1) el extenso sistema del Guayas con muchos ríos caudalosos; (2) la zona de captación del río Esmeraldas; y (3) el río Santiago, que es el más próximo a la frontera con Colombia. Aparte de estos grandes sistemas fluviales existen varios ríos más pequeños que provienen de las zonas montuosas del litoral. Entre ellos, el río Chone tiene importancia para la pesca. Todos los ríos del Oriente desaguan en el Amazonas. Los más importantes son el Putumayo, el Napo, el Pastaza, el Santiago y el Marañón. Algunos de ellos tienen su origen en la Cordillera Occidental o reciben de la misma afluentes importantes y tienen que pasar el Altiplano y atravesar la Cordillera Oriental antes de alcanzar el Oriente.

Todos los ríos ecuatorianos tienen desbordamientos estacionales considerables determinados principalmente por las lluvias en las montañas. En el Litoral, el máximo de las inundaciones se registra casi siempre en abril, en Oriente en mayo o junio, pero puede variar de un año a otro desde una semana a un mes. Las lluvias aisladas pueden causar crecidas repentinas locales dentro de la estación de las lluvias o fuera de ella. Por esta razón, los ríos no aumentan de caudal en forma uniforme, sino que pueden variar en varios metros en un plazo muy corto. Durante las crecidas, muchos de los ríos andinos llevan grandes cantidades de materiales acarreados, desde grandes cantos rodados y árboles hasta cascajo, arena y limo fino. La producción biológica desciende considerablemente. En casos extremos se pueden registrar mortandades de los peces.

Casi desde su origen, la mayoría de los ríos andinos labran en los suelos volcánicos profundos valles de erosión de paredes empinadas en algunos tramos de su curso. Con frecuencia salen de las montañas a través de estrechas gargantas o forman cascadas o cataratas. Prácticamente no existen brazos muertos de ríos u otras “aguas dormidas” a las que puedan acogerse los peces.

En los ríos andinos se pueden reconocer regiones ecológicas similares a las que diferencia la ciencia clásica de la pesca en los climas templados de Europa, aunque los tipos de peces con arreglo a los cuales se denominan estas regiones, no son indígenas del Ecuador.

Los pequeños torrentes de las mayores altitudes, hasta los 2 000 m, corresponden a la “región de la trucha”. Los torrentes de los glaciares se inician con aguas de temperaturas de 0° C. Las aguas de los manantiales raramente son más frías de 7° C. En las partes más elevadas, por encima de los 3 000 m, son normales temperaturas en las aguas de manatial de entre 7 y 15° C. En las partes más elevadas, por encima de los 3 000 m, son normales temperaturas en las aguas de manantial de entre 7 y 15° C. Estas pueden resultar más elevadas debido a la radiación del sol, a influencias atmosféricas y a los manantiales termales. Su pH es en la mayoría de los casos aproximadamente neutro. Varía la reserva de álcalis. Puede ser buena, por encima de 100 mg de Ca0/1, en los ríos que provienen de suelos cristalinos o limosos, o muy baja en zonas volcánicas. Los insectos acuáticos reófilos, como los tricoptéridos, efeméridos y pérlidos semisesiles, que constituyen un buen alimento para la trucha, abundan mucho, al igual que sucede con los anfípodos en la parte más elevada de esta región.

Muchos tramos de los ríos entre los 2 000 y los 1 000 m semejan en aparienciasa la “región del tímalo” europea. Sus aguas son más profundas y menos turbulentas y su temperatura oscila entre 15° y 20° C. La fauna acuática de larvas e insectos es menos multiforme y menos densa. Sin embargo, todavía abundan los crustáceos anfípodos.

Por debajo de los 1 000 m muchos ríos adquieren normalmente el aspecto de la “región del barbo” europea. Sin embargo, las temperaturas sobrepasan los 20° C y la flora y la fauna se hacen tropicales. La producción de peces y alimentos para ellos en estos sectores de los ríos es escasa en las partes altas, y va aumentando gradualmente hasta alcanzar valores elevados. La gran densidad de peces viene indicada por las grandes cantidades de aves ictiófagas, cormoranes, garzas y garcetas, airones, avetoros o alcaravanes, etc. Provenientes de las grandes altitudes y después de recorrer cortas distancias con desniveles de 5 a 1 por ciento, los ríos andinos mantienen una gran velocidad, incluso en las tierras bajas que son casi horizontales. Por tal razón, los maderos y árboles que arrastra el río todavía siguen siendo allí un obstáculo para la pesca. El nivel del agua fluctúa anualmente en varios metros; por ejemplo, de 1 a 6 m en la cuenca del Guayas. Procedentes de las estribaciones orientales se registran crecidas de hasta 7 m. Todavía son normales en las tierras bajas en todas las épocas fluctuaciones diarias de 1 a 2 m. Esta región, que corresponde a la “región del barbo”, llega hasta el punto en donde todavía se dejan sentir las mareas del mar. Solamente la zona de marea puede compararse a la “región de Abramis” de los ríos europeos. Su fauna contiene muchos componentes marinos. Sería útil designar estas bien diferenciadas zonas ecológicas fluviales de acuerdo con los peces ecuatorianos que viven en ellas, una vez que se hayan realizado estudios de la fauna íctica más detallados de los que pudieron llevarse a cabo durante esta misión.

La descripción anterior no es tan claramente definida en los ríos que nacen en las bajas montanas del Litoral o en los de Oriente que proceden de las bajas latitudes de la cuenca del Amazonas.

En la Sierra se encuentran varios centenares de pequeños lagos de montaña. Se pueden distinguir tres clases de ellos:

  1. Lagos de cráter, en cráteres volcánicos muertos. Características: redondos, profundos, orillas escarpadas, en su mayoría sin afluentes o emisarios, oligotróficos, aguas muy límpidas y muy poco fitoplancton. Ejemplos: el lago Cuicocha, el lago de Quilotoa y el lago El Voladero.

  2. Lagos de páramo, en depresiones de las altas mesetas por encima de los 3 000 m. Sus alrededores están desprovistos de árboles y se caracterizan por la existencia de “hierba de páramo” (Stipa yohu), musgos y líquenes. Características: no profundos, orillas someras, ríos afluentes y emisarios, aguas claras, frías, en su mayor parte con temperaturas inferiores a 15° C; oligotróficos, con frecuencia ligeramente ácidos, pH entre 6 y 7; poco fitoplancton, pero en muchos casos grandes cantidades de vegetación mayor sumergida. Ejemplos: lago Pisayambo, laguna Antiochus, lago Papallacta y otros en los macizos de Antisana y Cayambe, así como los lagos de la Sierra de las Cajas al oeste de Cuenca. Este último distrito lacustre contiene más de 200 lagos pequeños, la mayoría de los cuales no llegan a 2 ha de superficie.

  3. Otros lagos de montaña, en depresiones naturales, casi siempre por bajo de los 3 000 m, o por lo menos por bajo del límite arbóreo. Características más variables, en su mayoría poco profundos; casi siempre con orillas de aguas someras; ríos afluentes y emisarios; casi siempre de aguas cálidas, considerablemente por encima de los 15° C, e incluso de más de 20° C; semieutróficos a eutróficos; pH en casi todos los casos superior a 7; color del agua, verde-grisáceo a verde, debido al fitoplancton; vegetación superior sumergida en su mayoría grandemente desarrollada; a menudo grupos de juncos o un cinturón de juncáceas, a veces con vegetación flotante, Eichornia crassipes. Ejemplos; Yaguarcocha, lago de San Pablo.

En las tierras bajas del oeste, en el sistema del río Santiago, solamente existe un gran lago natural, la laguna de Sade. Es poco profunda, de aguas cálidas y eutróficas. No es accesible por carretera y no ha sido estudiada.

En las tierras bajas del Oriente los ríos principales forman numerosos lagos periódicos y poco permanentes, así como remansos de aguas después de las crecidas de éstos. Todos ellos son poco profundos y muy fértiles. La vegetación flotante desempeña un papel importante y puede cubrir la totalidad de su superficie. La mayoría de estos lagos se hallan en zonas remotas y de difícil acceso. Solamente la laguna Limoncocha tiene conexión aérea mediante aviones privados. Es un lago permanente y eutrófico, con poca vegetación flotante y tiene comunicación permanente con el río Napo.

El embalse de Poza Honda en las tierras bajas del oeste es hasta ahora el único gran lago artificial que puede adquirir importancia para la pesca. Es el embalse más grande, en un sistema interconectado de depósitos de agua para el suministro de agua potable y de riego en la parte sur de la provincia de Manabí, donde escasea el agua. Cuatro pequeños embalses que están construyéndose tendrán en conjunto aproximadamente la misma superficie acuática que Poza Honda, o sea, unas 800 ha. La presa de Poza Honda fue cerrada en enero de 1971. Es de esperar que hacia 1975, las poblaciones de peces procedentes del río Puerto Viejo, que cruza el valle, hayan aumentado lo suficiente para sostener una pesquería comercial.

Estas poblaciones podrían tener que ser aumentadas en lo futuro con otras especies indígenas valiosas que no existen en este río. Las condiciones de calidad del agua son favorables: la temperatura oscila alrededor de los 30° C con pocas variaciones estacionales. La vegetación terrestre más grande se ha eliminado. Condiciones desfavorables para la producción de peces y la pesca son la gran profundidad del embalse que llega hasta 40 m, lo escarpado de sus orillas en su primera mitad, y las grandes fluctuaciones anuales de su nivel que alcanzarán los 12 m cuando el sistema de riego esté en pleno funcionamiento.

Está proyectado un sistema similar de agua potable y para riego en el norte de la seca provincia de Manabí, que tendrá un embalse con una superficie de 2 000 ha. Al terminar la misión del experto todavía no habían comenzado las obras de su construcción.

Igualmente se proyecta construir en un futuro próximo embalses mayores para la producción de energía hidroeléctrica. El de Pisayambo a 4 000 m sobre el nivel del mar, y a unos 130 km al sur de Quito, tendrá una superficie de unas 500 ha. Incluirá el actual lago natural de Pisayambo y su construcción ha comenzado ya.

Los dos embalses de Cola de San Pablo, dentro de la cuenca hidrográfica del río Paute a 2 000 m de altitud y a unos 400 km al sur de Quito, abarcarán aproximadamente 1 100 ha. Su construcción ha comenzado ya. Los embalses de estos dos proyectos serán de agua fría y profunda y convenientes para mantener poblaciones de truchas. Podrán sostener una pequeña pesquería profesional.

Se ha terminado la construcción en los ríos Pita y Tambo de un pequeño embalse para abastecimiento de agua potable a Quito. Este embalse y el sistema de canales serían adecuados para mantener problaciones de truchas.

Se está estudiando la construcción de dos centrales eléctricas en el curso de los ríos Toachi y Chimbo a unos 1 000 m sobre el nivel del mar. Estos embalses podrían ser más apropiados para la producción de peces de agua dulce. Todavía no se conoce el tamaño que tendrán.

En el ámbito de la Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (CEDEGE), la Asistencia Técnica Canadiense ha preparado planes detallados para importantes embalses de riego, de gran amplitud, sobre todo en los cursos de los ríos Daule y Vinces. Sin embargo, todavía no puede preverse cuál de estos planes es el que se llevará a la práctica en un futuro próximo. Los embalses proyectados se convertirían en lagos poco profundos de aguas templadas, que ciertamente podrían sostener importantes pesquerías lacustres.

2.2 FAUNA ICTICA INDIGENA

La colección más completa de peces ecuatorianos es probablemente la de la Escuela Politécnica Nacional de Quito que dirige el Prof. Gustavo Orcés, el cual está trabajando en la preparación de una reseña general de la fauna íctica ecuatoriana.

Las publicaciones del Instituto Nacional de Pesca del Ecuador en Guayaquil (1963–64) han dado listas de peces de los estuarios de las provincias costeras de El Oro, Manabí, Guayas, Los Ríos y Esmeraldas, que contienen sobre todo especies marinas. La publicación referente a Guayas y Los Ríos contiene una lista especial de 19 nombres vulgares de peces de agua dulce de importancia comercial. Se dan los nombres científicos de ocho de ellos. El Instituto inició en 1973 un nuevo estudio de los peces de agua dulce del Ecuador.

W.M. Ovchynnyk de la Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos (1967) registró 276 especies correspondientes a 144 familias de peces de agua dulce del Ecuador sobre la base de sus propias muestras y de las publicaciones sobre la materia, pero no da los nombres vulgares.

Dentro del marco del USAID, la Universidad de Auburn, Alabama, Estados Unidos, envió especialistas en septiembre de 1971 para estudiar los peces comestibles de agua dulce del Ecuador. Los resultados de esta misión han sido publicados por R.F. Gilbert (Auburn) y Tyson R. Roberts (Harvard) en 1972, los cuales presentan una lista de 38 especies correspondientes a 14 familias. Los ejemplares se conservan en la colección de peces de la Universidad de Auburn. En la lista faltan varios peces comestibles importantes y muy corrientes, en tanto que otros de los mencionados no son realmente peces comestibles (p.e. Vandellia y Astroblepus).

En el apéndice 1 figura una lista de los peces ecuatorianos de valor económico y de importancia económica, preparada basándose en la de F. Silva Montenegro, modificada ligeramente según Ovchynnyk de la Universidad de Auburn, y las propias observaciones del experto. La lista que corresponde a Oriente dista mucho, por supuesto, de ser completa. También debe tenerse en cuenta que hay muchas pequeñas especies cuya abundancia es grande, que atraviesan las mallas de las redes de los pescadores profesionales. En los ríos occidentales, las más corrientes se conocen con los nombres de cachuela, sabaleta y caballito, que parecen ser Brycon o Astyanax. En muchas regiones, su biomasa puede superar a la de los peces aprovechados comercialmente, lo cual puede tener repercusiones sobre las medidas de ordenación de las poblaciones.

Las partes de tierras bajas de los Andes tienen una fauna típica de peces tropicales con una gran variedad de especies. El carácter faunístico de uno y otro lado de la cordillera difiere considerablemente. Por aislamiento a través de las edades geológicas, la fauna íctica del Amazonas ha conservado numerosas formas antiguas, o bien ha desarrollado otras nuevas que no existen ni al ceste de los Andes ni en otras partes del mundo.

La fauna íctica de aguas templadas del Occidente cuenta con menos especies.

La composición por especies de los distintos sistemas fluviales del Litoral es similar en su carácter aunque existen diferencias en lo que se refiere a las proporciones cuantitativas.

En algunos casos se dan nombres idénticos a especies de peces diferentes, o bien nombres distintos a una misma especie en diferentes zonas. Habría que llevar a cabo una gran investigación faunística y establecer una nomenclatura uniforme para los nombres científicos y vulgares.

La distribución de los peces de aguas templadas en la dirección de las montañas está determinada evidentemente más por la temperatura del agua que por la altitud. La velocidad y turbulencia de los ríos son otros factores que limitan la distribución de la fauna. El material disponible no es suficiente para determinar los límites de la distribución por especies. En noviembre de 1972 se observaron en Santo Domingo de los Colorados, a 500 m de altitud, migraciones de peces a lugares de desove aguas arriba, en donde normalmente no se encuentran adultos. Fueron señaladas por los grandes números de aves ictiófagas, como cormoranes y garzas que, a su vez, tampoco viven en dichas zonas en otras épocas, sino que siguen a los bancos de peces.

En la región andina propiamente dicha, por encima de los 1 000 m, solamento es endémico el pequeño bagre “prenadilla” del género Astroblepus que no tiene lor económico. Se supone que ha ido disminuyendo al establecerse allí peces exóticos de agua dulce.

Poco se sabe de la biología y ecología de los peces indígenas de agua dulce del Ecuador.

Según las observaciones efectuadas por el experto, el bocachico (Ichthyoelephas sp) del Litoral, es un consumidor de plancton y de pleuston de los rápidos torrentes libres y de las aguas remansadas más tranquilas; el dama (Brycon dentex) vive también en las corrientes más fuertes, es omnívoro, y tiende a ser depredador; dica (Curimatorbis sp) parece preferir las corrientes menos violentas, con abundante vegetación alta, y parece ser omnívoro; el ratón (Leporinus ecuadoriensis) de aguas rápidas, parece alimentarse principalmente de epiflora y epifauna, así como también lo hace el loricárido raspabalsa (Hypostomus sp) que, sin embargo, prefiere el fondo; las viejas (Aequidens y Chichlasoma spp) de la parte del Litoral de los Andes son omnívoras pero no específicamente depredadoras, viven en las costas abiertas y entre la vegetación y se reproducen en las excavaciones del terreno; los bagres (Bagre, Rhamdia) de los ríos se alimentan de pequeños animales del fondo, y según van creciendo, suelen preferir alimentarse de peces, en tanto que el bagre ciego (Cetopsogiton) parece alimentarse de pequeñas larvas de insectos acuáticos durante toda su vida; el guanchiche (Hoplias) es un depredador que arranca trozos del cuerpo de otros peces, en tanto que el chame, que vive principalmente en el sistema del río Chone, vive en gran parte de detritos. La piraña y el paiche gigante (Arapaima gigas) no se encuentran en el oeste de los Andes.

En el Oriente, el bocachico (Prochilodus) parece ramonear en la epiflora; el pequeño bagre llamado mota (Pimelodus) es omnívoro, mientras que yandia (Brycon falcatus) corresponde en hábitos alimentarios al dama de las tierras bajas del ceste. Los cíclidos (Crenicichla), viejas del Oriente, son más voraces. En la multiforme fauna íctica del Oriente hay otras muchas especies valiosas que no es posible mencionar aquí porque no pudieron ser determinadas debidamente. Es posible que tengan hábitos alimentarios muy diferentes, ya que, por ejemplo la palometa (Myleus sp) parece que se alimenta de hojas, en tanto que las pirañas y otras especies, temidas legendariamente, no son depredadoras forzosamente sino que se alimentan en gran parte de material vegetal blando, y no atacan a los nadadores. El gran paiche (Arapaima gigas) es un pez de respiración aérea de las aguas más profundas y más anchas de los afluentes del Amazonas, y es raro en aguas ecuatorianas. Entre los pequeños peces no utilizados que atraviesan las mallas de la red figuran peces que atacan a otros de mayor tamaño arrancándoles trozos de sus aletas. Pueden constituir una perturbación cuando penetran en los estanques piscícolas. Debieran merecer la atención de los biólogos de pesca.

Poco se sabe acerca de los hábitos de desove de los peces fluviales ecuatorianos. Las viejas del Litoral crían en nidos y parecen desovar durante todo el año. Se sabe también que algunos cíclidos del Oriente (Crenicichla spp) depositan la freza en nidos en el bajo Amazonas, al igual que lo hacen muchos loricáridos, pero nada se sabe acerca de la época en que desovan. En sus estudios sobre los peces del río Vinces, en conexión con el proyecto Vinces, la Sra. B. Lee, del Cuerpo de Voluntarios para la Paz, averiguó que en octubre, con aguas bajas, la mayoría de los peces propiamente fluviales estaban maduros sexualmente o a punto de desovar, de modo que ciertamente existe algún desove en el propio lecho del río. Pero de las observaciones sobre la composición por especies se deduce que el desove principal se produce en las llanuras inundadas, cuando el río se desborda, lo que ocurre normalmente en marzo y dura hasta mayo o junio. Algunos cíclidos y bocachicos estaban maduros con un tamaño muy pequeño.

2.3 ESPECIES INTRODUCIDAS

A partir de 1932 en el Cotopaxi, la mayoría de las aguas de los altiplanos ecuatorianos fueron repobladas por los servicios gubernamentales, las asociaciones de pesca deportiva y por particulares, que importaron peces exóticos o peces incubados en criaderos a partir de huevos importados.

La trucha arco iris (Salmo gairdneri L.) fue introducida de Norteamérica y se ha establecido en las elevadas altitudes del país, en tanto que la trucha común o trucha parda (Salmo trutta L.) ha tenido éxito principalmente al sur del país en la provincia de Azuay (capital Cuenca), en donde tanto la trucha común como la trucha arco iris se dice que se capturan en cantidades casi iguales, aunque en aguas distintas. La mayoría de las poblaciones de truchas están insuficientemente explotadas y crecen lentamente.

La trucha norteamericana de arroyo (Salvelinus fontinalis) ha sido introducida en los ríos del oeste de Quito, y se dice que se ha llegado a establecer en el río Cinto.

La “black bass” o lobina negra (Micropterus salmoides) se ha aclimatado desde 1964 en el lago de montaña denominado laguna de San Pablo situada al norte de Quito a 2 600 m sobre el nivel del mar, con una temperatura media del agua de 15,5° C. Se supone que se alimenta del pequeño bagre local, preñadilla (Astroblepus sp) y de Carassius joven. Sin embargo, la lobina negra no se desarrolla bien. La población sigue siendo reducida y parece que existe escasa propagación.

La carpa (Cyprinus carpio) fue introducida en 1882, pero casi ha desaparecido o “degenerado” en la carpa alargada. Se han hecho nuevas importaciones de México procedentes de variedades israelíes. Es una carpa de lomo alto semejante a las razas galiziana o yugoslava y se mantiene en varios estanques de propiedad particular en la Sierra, así como en las tierras bajas cálidas de ambos lados de los Andes.

En Perú se introdujeron carpas asiáticas y, según se dice, han pasado de aquel país al Ecuador, aunque el experto no lo pudo confirmar.

El pez de color (Carassius carassius) fue introducido en el pasado siglo y se mantiene como pez ornamental en su forma gris natural en varios estanques piscícolas. También se encuentra en muchas aguas naturales y embalses artificiales.

Tilapia mossambica, importada originalmente de estanques piscícolas, se ha aclimatado desde 1966 en el lago de montaña Yaguarcocha, a una altitud de 2 190 m, con temperaturas del agua que oscilan entre 16° y 20° C. Su desove es abundante. Se capturan normalmente peces adultos de 1 a 4 lb. No se sabe si la tilapia se ha aclimatado definitivamente como pez salvaje en otras aguas naturales del Ecuador. Se desarrollaría mejor en las tierras bajas cálidas que en las alturas de los Andes.

En los ríos del Litoral se capturan camarones de agua dulce del género Macrobrachium y peneidos eurihalinos, los primeros hasta las estribaciones de los Andes. El mayor de ellos, que tiene unas patas muy grandes, Macrobrachium carcinus (o M. americanus o M. inca?), es de gran interés para la piscicultura. Entre los tipos de patas finas ha sido identificada la especie M. acanthuris. En el Oriente aparecen también especies de Macrobrachium.

2.4 LAS PESQUERIAS

2.4.1 Los pescadores

Se estima que en todo el Ecuador hay más de 1 000 pescadores que se dedican exclusivamente a la pesca en ríos y lagos. Si se añaden los pescadores que se dedican a la pesca como actividad ocasional y los pescadores de subsistencia, el número de la población dedicada a la pesca en aguas dulces podría elevarse a varios millares. No se pueden proporcionar cifras más exactas por falta de personal de campo y medios de transporte de la administración pesquera.

En el Oriente, unos pocos pescadores ocasionales trabajan en las proximidades inmediatas de las escasas ciudades. Este número está limitado por la escasez de mercados importantes.

En la Sierra solo está autorizada legalmente la pesca con anzuelo y, por tanto, no se ha desarrollado una pesquería comercial. Algunos pescadores ocasionales proporcionarían truchas ilegalmente a las ciudades de la Sierra y a Guayaquil. A la pesca de la tilapia se dedican pescadores eventuales, con artes de pesca deportiva en la laguna Yaguarcocha para los mercados de Ibarra y de Quito. Las cantidades de que se trata son, sin embargo, pequeñas.

2.4.2 Pesquerías de estuario

No hay una diferenciación nota entre las pesquerías marinas y las pesquerías continentales en aquellos sectores adonde llega la marea. La zona de marea, que penetra profundamente en el interior, está bajo la jurisdicción de las autoridades de pesca marina y, por tanto, no se incluyó en los estudios del experto. En las partes más bajas, las técnicas son las mismas que en las pesquerías marinas pequenas y van cambiando gradualmente según se remontan los ríos aguas arriba hasta convertirse en pesquerías fluviales propiamente dichas.

Solamente algunas técnicas de pesca se adaptan específicamente a las mareas, como, por ejemplo, los métodos de la “empalizada”. Los peces se reúnen en el sector cubierto por este arte durante la marea alta y son apresados detrás del cercado al bajar la marea. Las capturas están constituidas en gran proporción por peces marinos eurihalinos.

2.4.3 Pesquerías fluviales

Las pesquerías fluviales aportan la mayor parte de la pesca en aguas interiores. Los pescadores fluviales del Litoral son seminómadas y trabajan casi todo el tiempo de noche. Los pescadores viajan por carretera o por el río en grupos de hasta 20 canoas formando campamentos en las orillas del río durante varios días y hasta semanas. Los traficantes siguen a estas flotas pesqueras para recoger las capturas en el lugar de desembarque más próximo y que sea accesible por carretera.

La principal temporada de pesca es durante el descenso de las aguas y en el período de aguas bajas, principalmente desde mayo hasta enero, variando algo de un año a otro según el tiempo atmosférico. Durante las crecidas de los ríos (febrero a abril) no se pueden practicar muchos métodos de pesca debido a los maderos y materiales de todas clases arrastrados por el agua. Durante la época de descenso de las aguas, los ríos están relativamente limpios. Cuando suben aquéllas, lo primero que cesan son las pesquerías con ramaje y las de atarraya en el fondo del río. Cuando los ríos desbordan sus orillas, los peces se esparcen por las llanuras inundadas para desovar y alimentarse. En tales momentos, el lecho del río tiene una densidad de peces tan reducida que la pesca resulta antieconómica. La mayoría de los pescadores abandonan la actividad completamente. Sin embargo, continúa una cierta actividad de pesca con empalizadas a la entrada de las llanuras de inundación, aprovechando las fluctuaciones horarias y diarias de la corriente en ambos sentidos. La pesca en las llanuras inundadas no puede ser practicada por los pescadores profesionales ya que dichas llanuras son generalmente de propiedad privada.

2.4.4 Pesquerías lacustres

En los numerosos lagos de montaña de la Sierra sólo está autorizada la pesca con anzuelo, la cual es ejercida principalmente por los pescadores deportivos. Las pocas personas que practican la pesca como profesión accesoria utilizan diversas canas, palangres, y a veces esparaveles ilegales. Las técnicas de pesca en los lagos de las tierras bajas son las mismas que en los ríos. En la actualidad las pesquerías lacustres contribuyen muy poco a la alimentación del país.

2.4.5 Métodos de pesca

La mayoría de los pescadores utilizan pequeñas piraguas tripuladas por dos hombres para las operaciones de pesca. Casi todas estas piraguas son demasiado pequeñas para poder llevar un motor fuera de borda. Se utilizan botes mayores para llevar las redes en las pesquerías con chinchorro, o para llegar hasta los lugares de pesca. Algunas de ellas están motorizadas pero la mayoría son accionadas a remo o con pértigas.

Los métodos más empleados son la pesca con ramaje, los esparaveles o atarrayas, las líneas de mano, palangres, cercados de red, trampas de bambú y chinchorros. Estos métodos pueden ser empleados en cualquier clase de aguas. Los métodos apropiados exclusivamente para la pesca en corrientes rápidas son raros. La construcción de estos aparejos puede ser mejorada en general en todos los campos.

Las pesquerías con ramaje llamadas “chancha” son muy corrientes en los ríos del Litoral durante las aguas bajas. Sobre el lecho del río se colocan manojos de ramas que forman una especie de refugio donde se acumulan los peces y se alimentan también de su epiflora y epifauna. Al cabo de algunas semanas se rodea la “chancha” con redes, se retira el ramaje y se apresan los peces. Esto se hace generalmente de noche porque muchos peces fluviales son grandes saltadores y podrían saltar por encima de las redes cuando las vieran. Las “chanchas” están prohibidas en el canal de navegación del lecho del río. Las capturas están compuestas por casi todas las especies fluviales más importantes.

El arte profesional más importante es la atarraya provista de una bolsa en el borde. Utilizada solamente de noche en las aguas menos profundas, captura toda clase de peces de río. No se utilizan atarrayas de cierre. Es corriente la pesca con atarrayas en dos equipos que espantan los peces echándolos de uno a otro, en combinación con el empleo de barreras de red para acorralarlos entre ambos equipos.

Los pescadores de subsistencia y los eventuales utilizan durante el día desde la playa o desde pequeños botes, líneas de mano sencillas con uno o varios anzuelos y sin vara. Capturan principalmente el llamado dama que es muy voraz y otros peces depredadores.

Palangres. Al igual que otros artes que tienen que dejarse sin vigilar en el agua durante mucho tiempo, son relativamente raros.

Barreras de red. Se utilizan principalmente a las entradas de las llanuras de inundación en las épocas de crecida y descenso de las aguas. La entrada se cierra con un muro de red, frente al cual los peces quedan detenidos y son capturados durante el día y la noche con chinchorros, esparaveles o salabres. Se captura casi toda clase de peces de río, incluidos algunos camarones de agua dulce (Macrobrachium sp).

Trampas de bambú. Las trampas pequeñas de este tipo tienen forma cilíndrica y se utilizan principalmente para la captura de camarones. El mejor cebo para ellas es el pan rallado y el plátano cocido. Las grandes trampas de bambú de forma de caja, de hasta 3 y 4 m de longitud, son un arte corriente que utilizan los pescadores de subsistencia y los eventuales que viven en las orillas de los ríos. En un extremo llevan una puerta que se baja para cerrar la trampa y se ceban con peces muertos, bananos, restos de comida y otros materiales. Casi todas las especies de peces fluviales son capturadas a cualquier hora del día.

Los chinchorros son relativamente raros. Tratándose de un arte que se emplea normalmente en los remansos de los ríos, se utilizan aquí en cambio, en las corrientes impetuosas. Su forma es la misma que para la pesca en los remansos. La red se lanza, al contrario que en la pesca fluvial en otras zonas, en dirección contraria a la corriente. La única adaptación a la corriente es la rapidísima operación del lanzado en la cual los pescadores reman de pie en la angosta piragua. La pesca con redes de cerco se lleva a cabo de noche y las capturas están formadas por toda clase de peces de río.

La pesquería “chamera”, llamada así debido a que el pez más importante de ella es el “chame”, es una pesquería de encanizada que se practica en las llanuras de inundación del río Chone. Las encañizadas de bambú se montan cuando las aguas de avenida han alcanzado su máximo nivel, y los peces se recogen al descender las aguas, cuando el terreno está secándose. El chame puede vivir sin agua varios días en una temperatura húmeda. Las chameras no están dotadas de cámaras de captura, ni combinadas con trampas.

En el Oriente es usual la pesca con fisgas y con arcos y flechas. Aunquo está prohibido, las poblaciones indias utilizan todavía para la pesca el barbasco que es un veneno para los peces. El empleo de dinamita, que se está difundiendo cada vez más a todos los ríos accesibles, causa muchos daños.

2.4.6 Producción de pescado

En el Ecuador no se recopilan ostadísticas generales de la pesca en la pesquerías continentales ni de las actividades de acuicultura, y no será fácil disponer de ellas en un futuro próximo debido al carácter seminómada de las pesquerías fluviales, a la diseminación de los recursos en lagos y estanques, a la práctica de pesquerías deportivas no reguladas y a la escasez de control destacado en los lugares oportunos. Los informes sobre capturas de los funcionarios destacados en el campo y aislados, se basan en su mayoría en la información que les proporcionan los traficantes y no pueden ser utilizados para hacer estimaciones razonables de la pesca realmente desembarcada.

Se ha indicado que la producción total de las pesquerías continentales ecuatorianas puede ser de 1 000 t anuales, pero ésta parece ser simplemente una cifra conjetural. Las observaciones hechas por el experto indican que la producción real es considerablemente más elevada.

El conocimiento científico de las aguas ecuatorianas en las que se practica la pesca continental no es suficiente para estimar su potencial en base a sus características limnológicas y biológicas.

2.4.7 Piscifactorías y estaciones experimentales de pesca

En la época en que llegó el experto, en el Ecuador había tres criaderos de truchas, uno en Cotopaxi, otro en Puñaro cerca de Otavalo (provincia de Imbabura) y otro en Chirimachay cerca de Cuenca (provincia de Azuay), y una estación experimental de piscicultura en Chillogallo cerca de Quito.

Las trutifactorías habían sido establecidas para repoblar las aguas naturales y no para cultivar peces para el mercado. Están bien diseñadas para practicar las técnicas tradicionales para la incubación de truchas, con incubadoras sumergidas de tipo californiano y largas artesas. Las instalaciones para la cría de jaramugos no están en proporción con la capacidad de incubación, salvo en Cotopaxi. El equipamiento con herramientas y redes necesita ser completado.

Las estaciones de Cotopaxi y Chillogallo están abastecidas de agua con un bajo contenido de calcio. Su reserva de álcalis es menor de 14 mg CaO/1, que es la zona crítica para la vida de los peces, por lo que son de esperar mortandades ocasionales de peces, que ya se han producido realmente en algunos casos.

Cotopaxi, Puñaro y Chillogallo reciben agua subterránea de manantiales carente de plancton y de oxígeno. Son corrientes los alevines insuficientemente alimentados. Chirimachay es la que dispone de agua en mejores condiciones, cuenta con una situación ideal para capturar reproductores en el río próximo y para la cría de jaramugos en estanques accesorios, aunque sus instalaciones están necesitadas de reparaciones y mejoras urgentes.

La estación de Cotopaxi está situada en un estrecho valle que va profundizándose continuamente, en el cual los estanques para jaramugos sufren daños casi todas las temporadas de las lluvias a consecuencia de los derrumbamientos de tierras. El sistema subterráneo de desagüe de aguas necesario cuando los estanques más bajos se vacían está necesitado de reparaciones urgentes. Debería sustituirse por un sistema de zanjas al descubierto para un mejor y más fácil control y reparaciones.

Las pesquerías de truchas han dependido hasta este momento de la importación de huevos fecundados procedentes de otros países. Solamente en Chirimachay y Puñaro se dispone de huevos y esperma recogidos allí mismo para la propagación. Todos los criaderos están trabajando muy por debajo de su capacidad.

Los resultados de la incubación de huevos importados son muy deficientes. El crecimiento en la fase de alevines era lento y se observaron muchos de ellos deficientemente alimentados como consecuencia de los inadecuados métodos de alimentación. Las pérdidas en la fase de alevines se calcula que superan el 80 por ciento. Aquellos continúan durante la recría hasta la fase de jaramugo. Los resultados mejoraron en Cotopaxi cuando se aumentó la iluminación de la sala de cría y el experto introdujo la alimentación con bazo y sangre.

La estación experimental de pesca de Chillogallo tiene tres estanques profundos (4 m) no vaciables, de diferentes formas que en total abarcan aproximadamente una hectárea, un pequeño canal con agua corriente subdividido en cubetas y algunas artesas de poca profundidad con agua estancada. Existe también un pequeño laboratorio y una sala de conferencias que no son utilizados.

Los estanques grandes habían sido repoblados alrededor de seis años antes de la llegada del experto con algunas pocas carpas que habían desovado. Posteriormente se habían añadido algunas truchas pero murieron durante un período de escasez de oxígeno. Las pequeñas cubetas del canal contenían algunas truchas. No se había realizado ningún trabajo de experimentación. Por tanto, se acordó transformar la estación en un centro de cría de peces de agua templada para abastecer a los piscicultores privados con material de cría. Se han mejorado los estanques, y se han construido seis vaciables de profundidad apropiada. Los tres estanques profundos ya existentes se han hecho vaciables.

2.4.8 Comercio, transporte y mercadeo del pescado

El comercio del pescado está orientado hacia el pescado marino que constituye la mayoría del pescado que se vende en los mercados de Guayaquil y a lo largo de la costa. Sólo el pescado de mar más caro puede soportar los gastos de transporte que representa el llevarlo a las ciudades más grandes de la Sierra. Quito es abastecido de pescado marino desde Esmeraldas, Guayaquil y Manta. El pescado de mar se transporta generalmente cubierto de hielo. Las exigencias de los consumidores por lo que respecta a la calidad no son muchas. El control de la calidad se lleva a cabo solamente en Guayaquil. Las técnicas de mantenimiento en hielo y empacado necesitan ser mejoradas. Los camarones llegan congelados en buenas condiciones. Las langostas se transportan vivas.

El pescado de agua dulce en su mayoría no se preserva en hielo porque no se dispone de éste en las zonas de su captura. El transporte se lleva a cabo por la noche.

Solamente en la Sierra y en Guayaquil se vende el pescado a peso. En las zonas rurales próximas a los ríos se vende por “sartas” que son un manojo de 3 a 8 peces de diferentes tamaños y especies que se atan por las agallas y la boca. La sarta está formada por unos pocos peces de mejor calidad y otros de calidades inferiores. El peso de una sarta varía considerablemente en torno a las tres libras, y cuesta 8 sucres como término medio. (Un pescador de atarraya hace unos 150 sucres por día de trabajo, de los cuales tiene que pagar una tercera parte al piloto de su bote).

En Quito, el pescado de mar y las especies de río más valiosas se venden al consumidor a precios que van de 6 a 13 sucres por libra ecuatoriana (aproximadamente 453 g). (En relación con el nivel de ingresos de los consumidores estos precios son altos. Un trabajador tiene que pagar el equivalente de 6 a 8 h de trabajo, o más, por un kilo de pescado).

Según los estudios llevados a cabo por la anterior administración de pesca, el consumo de pescado en la capital no llega a un kilogramo por persona y año. Este consumo aumenta en dirección al mar. En otras ciudades de la Sierra es probablemente mucho menor. Es muy alto en la zona pesquera de los ríos, y representa allí el recurso proteínico más importante.

En las numerosas pesquerías de Quito, la proporción de pescado de agua dulce - unas pocas truchas y tilapia - probablemente no pasa del 1–2 por ciento de la totalidad de las existencias. En otras ciudades de la Sierra al sur de Quito, la proporción del pescado de agua dulce en el total parece ser mayor y más variada, estando compuesta por los peces de río más valiosos como el bocachico (Ichthyoelephae), dama (Brycon dentex), vieja (Aequidens sp), guanchiche (Hoplias sp) y otros de los grupos de precios más altos.

La trucha ha sido vista por el experto en los mercados de Ibarra y Salcedo, y se sirve en algunos de los mejores restaurantes de Guayaquil, Quito, Cuenca y Tulcán.

En Quito, el precio de la trucha al pescador es de 7–9 sucres, y el precio al consumidor de 12 a 15 sucres por libra.

El chame (Dormitator sp) y la tilapia se venden principalmente en la proximidad inmediata de los puntos de captura. El chame, capturado sobre todo en las llanuras de inundación del río Chone, tiene también un buen mercado en Guayaquil, Santo Domingo, y en la Sierra al sur de Quito.

2.4.9 Elaboración del pescado

La elaboración comercial del pescado de agua dulce no se practica en el Ecuador ya que el pescado tiene la oportunidad de ser vendido fresco. El exceso de capturas que no tiene salida en esta forma se mantiene vivo en recipientes hasta que se vende.

2.4.10 Administración pesquera

En el momento de llegada del experto en noviembre de 1970, se hizo cargo de la pesca continental y la piscicultura el antiguo Ministerio de Industrias y Comercio. Con efectividad de 1o de enero de 1971, la División de Piscicultura a la que estaba encomendada también la pesca continental, fue transferida al Ministerio de Producción e incorporada a la Administración Forestal, la cual adoptó el nombre de “Servicio Forestal y de la Piscicultura”. Por decreto presidencial promulgado en julio de 1972 se creó una Subsecretaría de Pesca dentro del Ministerio de Recursos Naturales y Turismo el cual, a partir de 1o de enero de 1973, tomó también a su cargo todo lo relacionado con la pesca continental y la piscicultura. Cada una de estas variaciones de la estruotura administrativa llevaba consigo un cambio del personal de contrapartida y demás personal colaborador. Durante la época en que la pesca continental y la piscicultura estuvieron bajo la Administración Forestal, se podían utilizar los servicios de 14 oficinas de campo de dicha Administración (distritos forestales) que contaban con personal preparado en ciencias naturales, con medios de transporte y otros elementos. Parte de este personal fue capacitado en lo referente a piscicultura en un curso sobre estas materias desarrollado en el ámbito del Proyecto Vinces en agosto de 1971.

En la última reforma administrativa del Ministerio de Recursos Naturales, lo referente al desarrollo de la piscicultura y la pesca continental quedaba a cargo del Instituto Nacional de Pesca, en tanto que el control legal estaba en manos de la Dirección General de Pesca, también en Guayaquil, cuyas autoridades no colaboraron directamente entre sí, coordinándose el trabajo de ambas a través de la Subsecretaría de Pesca.

El personal forestal no se ocupa ya de pesca continental ni de piscicultura. Tampoco el Instituto Nacional de Pesca ni la Dirección General de Pesca cuentan con personal de campo en el interior del país. Parte del reducidísimo personal que había trabajado en pesca continental y piscicultura antes de 1971 en el Ministerio de Industrias y Comercio fue absorbido por el Ministerio de Recursos Naturales y distribuido entre los dos organismos. El Instituto Nacional de Pesca se ha hecho cargo principalmente del personal de las estaciones de pesca y a la Dirección de Pesca han pasado los dos inspectores de pesca y siete guardas de pesca destacados en el campo.

Reconociendo que las actividades relacionadas con la producción de la pesca continental han aumentado considerablemente desde 1970, que el personal de campo que ha quedado no es suficiente para mantener la dirección del desarrollo de esta economía, y que este personal no puede ser aumentado en este momento por razones presupuestarias, y reconociendo a la vez que concretamente, la piscicultura continuará siendo durante un primer tiempo, si no siempre, una actividad accesoria de la población rural, complementaria de la agricultura y la ganadería, a propuesta del experto se preparó al final de la misión de éste, un acuerdo oficial entre los ministerios interesados, o sea, el Ministerio de Recursos Naturales y el Ministerio de Agricultura, sobre promoción y desarrollo conjuntos de la piscicultura y la pesca continental.

2.4.11 Legislación pesquera

La actual reglamentación pesquera sobre aguas interiores está evidentemente dirigida sobre todo a la “conservación” de las poblaciones de peces indígenas y de las constituidas recientemente en aguas naturales. Sin embargo, dicha reglamentación se reduce a limitar las actividades de pesca mediante restricciones de los artes utilizables y la aplicación de temporadas de veda. No es flexible y, por tanto, no permite una “explotación racional” de las poblaciones adaptada a la producción natural del ambiente, para lograr su máximo aprovechamiento. En su forma actual, tales reglamentaciones no sirven al fin para lo que fueren creadas (es decir, la conservación de las poblaciones), sino que, por el contrario, con frecuencia llevan a la deterioriación de las mismas. En muchos casos son un obstáculo para el desarrollo de pesquerías comerciales; en otros constituyen un inconveniente para la implementación de nuevas pesquerías. Esta reglamentación puede incluso actuar contra los intereses de la pesca deportiva allí donde las pesquerías comerciales no están autorizadas, aunque no siempre se reconoce esto en los círculos de pesca deportiva.

En la Sierra, las poblaciones de truchas introducidas artificialmente, han sido protegidas durante decenios mediante la limitación del empleo de artes a la pesca con caña y anzuelo y la implantación de temporadas de veda. El resultado de ello es un exceso de población en muchos ríos y lages pequeños. Los peces no hallan suficiente comida, se desarrollan mal y muchos están maduros sexualmente con una talla pequeña. En la región andina la trucha no tiene enemigos naturales. Amplias zonas remotas, cañones y estrechos valles (quebradas) que, en gran medida, constituyen la parte más considerable de los sistemas fluviales, son inaccesibles y representan de por sí una protección natural. La pesca deportiva se practica intensamente en sectores muy cortos de los ríos que son fácilmente accesibles por carretera, pero que generalmente no afectan a las poblaciones de peces. Solamente un número escasísimo de truchas procedentes de la pesca furtiva con redes llega a los mercados y restaurantes. La pesca legal con redes, trampas y, si llega el caso, con electricidad, ha pasado a constituir una necesidad apremiante en la mayoría de las aguas para controlar la superpoblación y obtener huevos para las estaciones de incubación.

Ambos objetivos no pueden lograrse con los artes de pesca deportiva solamento. Como consecuencia de la limitación a los artes de pesca deportiva, no se ha desarrollado una pesquería comercial de truchas con otros artes. Muchas aguas trucheras ecuatorianas podrían sostener este tipo de pesquerías, lo cual resultaría también en beneficio de las pesquerías deportivas ya que sus participantes podrían capturar truchas más grandes. Por consiguiente, parecería razonable legalizar la utilización de artes de pesca comerciales en la Sierra.

Mucho perjuicio han causado también a las aguas trucheras las repoblaciones arbitrarias hechas por parte de legos en la materia sin el consentimiento de la administración pesquera. Como solamente capturan peces de pequeña talla, suponen erróneamente que la población está excesivamente explotada, y aumentan el exceso de población todavía más. Por lo tanto, debiera prohibirse también la repoblación arbitraria de las aguas trucheras sin previa autorización de la administración pesquera.

En la proximidad de la línea ecuatorial la trucha no tiene temporadas fijas de desove sino que está frezando durante todo el año, con ciertas épocas en que la freza llega al máximo, que son en mayo-junio en el norte y agosto-septiembre en el sur del país. Las reglamentaciones de pesca establecen temporadas de veda para proteger a los peces sexualmente maduros y permitir que puedan desovar tranquilamente. En la figura 2 pueden verse las temporadas de veda impuestas en las varias zonas del inspectorado en los Andes. A lo largo de la frontera con Colombia hay una temporada de veda común adaptada indudablemente a la de Colombia. En el resto del país, las prolongadas temporadas de veda no están basadas en criterios biológicos sino que se fijan teniendo en cuenta los intereses de la pesca deportiva y el turismo de forma que haya suficientes oportunidades para la pesca deportiva durante todo el año.

En las aguas interiores de pesca del Litoral, las restricciones tampoco están basadas en criterios biológicos y pueden hacer más mal que bien. Las multiformes poblaciones de peces fluviales están constituidas por muchas poblaciones de peces de pequeño tamaño e inaprovechables, que en su forma adulta, atraviesan las mallas fijadas. Por consiguiente, las limitaciones del tamaño de la malla no solamente protegen a las especies mayores explotables durante su vida juvenil, sino también a las especies pequeñas inutilizables durante todo su ciclo vital, de tal forma que el equilibrio de las distintas especies se cambia gradualmente a favor de las especies pequeñas e inaprovechables. Pescadores de garantía han afirmado que las capturas de peces comerciales han venido disminuyendo por unidad de esfuerzo durante varios años, en tanto que las de especies pequeñas (llamadas cachuela, sabaleta y caballito en el país) se han hecho más abundantes. Dentro de las capturas comerciales, el pez aprovechable de menor tamaño, el dica (Curimatorbis sp) que obtiene los precios más bajos, está aumentando también, contrariamente a los peces mayores de más valor. Así ha ocurrido en el importante lago Abras de Mantequilla al este de Vinces, haciendo que muchos pescadores de este último lugar tuvieran que abandonar la pesca en el mismo.

En términos generales, la limitación del tamaño de la malla para proteger a las especies de peces explotadas es realmente útil en poblaciones uniformes de peces que están constituidas por especies grandes aprovechables. Puede en cambio ser perjuidicial cuando se trata de poblaciones multiformes que están compuestas por muchas especies ícticas de tamaño reducido e inaprovechable y cuyos individuos pueden pasar ya adultos la malla y, por lo tanto, resultan más favorecidos por tales limitaciones que las especies útiles.

2.4.12 Investigación pesquera

En el Colegio Politécnico de Quito, que probablemente cuenta con la colección más completa de peces del Ecuador, el profesor Dr. Gustavo Orcés lleva a cabo estudios taxonómicos y de la ictiofauna.

Todavía no existen en el Ecuador instituciones de investigación dedicadas al estudio de la limnología y la pesca de aguas dulces. En la administración pesquera hay una gran carencia de publicaciones científicas y de libros de texto sobre pesca.

La pequeña sala de laboratorio de la estación pesquera de Chillogallo, cerca de Quito, no ha sido nunca equipada de material ni nunca se han efectuado trabajos de investigación por falta de personal especializado en esta labor.


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