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Evaluación: metas y objetivos


Foto 39. Dificultad de evaluación de la biomasa de especies espinosas (Prosopis spp.) en Cabo Verde. (© Bellefontaine/Cirad)

La evaluación de los árboles fuera del bosque es una etapa inevitable en el proceso de reconocimiento de este recurso: se trata de cuantificar y cualificar el recurso, y también de seguir su evolución para gestionarlo mejor.

Para que los responsables puedan definir su método de evaluación, este capítulo analiza el estado de conocimientos y los problemas que plantea: cuestiones de terminología, lagunas en los datos y falta de precisión de las informaciones. Teniendo todo esto en cuenta, intenta responder a un cierto número de preguntas clásicas pero fundamentales para la concepción de esta operación: por qué y para quién evaluar, qué y dónde evaluar, y cómo evaluar. En otras palabras, aborda los retos y los objetivos, identifica los destinatarios y comanditarios de la evaluación, determina los tipos de evaluación y subraya la necesidad de una clasificación de los árboles fuera del bosque.

El trabajo se ha basado en un análisis bibliométrico y bibliográfico, y en el examen crítico de algunos ejemplos de evaluación de los árboles fuera del bosque. Estos ejemplos han sido escogidos para reflejar la diversidad de las cuestiones que pretenden responder las evaluaciones, y la variedad de los métodos utilizados.

Evaluación o inventario de los árboles fuera del bosque: análisis bibliográfico

Análisis bibliográfico

Se ha realizado un estudio bibliométrico (Cuadro 5) referente a los productos leñosos y no leñosos de los árboles fuera del bosque. Este estudio da una primera idea de los tipos de evaluación cuantitativa utilizada. No existe una evaluación global de los árboles fuera del bosque y de sus productos a escala internacional. Por el contrario, se han realizado estudios sectoriales o geográficamente limitados, que permiten un primer enfoque cuantitativo parcial. El análisis bibliométrico indica que el 56 por ciento de los estudios cuantitativos inventariados no son representativos más que a escala provincial (subdivisión territorial, política o administrativa de un país) o nacional, frente al 22 por ciento en el plano internacional (varios países).

Sin ser exhaustivo, el análisis bibliográfico, resumido en el Cuadro 6, muestra la diversidad de los estudios cuantitativos realizados, tanto por los productos evaluados como por la superficie del territorio estudiado y los métodos utilizados. Se puede subrayar igualmente que la mayoría de las evaluaciones han sido hechas en el marco de la agrosilvicultura y en Asia, en particular en países densamente poblados cuyos recursos forestales son limitados.

Cuadro 5. Resultados del análisis bibliométrico realizado a partir de la selección de 32 artículos

   

Número de artículos

Proporción (%)

Sector geográfico

   

 

 

Internacional

1

3

 

África

8

25

 

Asia

10

31

 

América (Central y del Sur)

8

25

 

Países industrializados

   
 

(América del Norte, Unión Europea, Japón, Australia)

5

16

Systema de producción

 

 

 
 

Inventario general

5

16

 

Agrosilvicultura

20

62

 

Huertos

2

6

 

Silvicultura urbana

3

9

 

Otros

2

6

Tipo de producto

 

 

 

 

Productos leñosos

18

56

 

Productos no leñosos

10

31

 

Mixto

2

6

 

Otros (servicios)

2

6

Escala de análisis

 

 

 

 

Local

7

22

 

Provincial

10

31

 

Nacional

8

25

 

Internacional

7

22

Método de evaluación*

 

 

 
 

Inventarios de tipo forestal

7

22

 

Estudio bibliográfico

12

37

 

Medidas directas

2

6

 

Encuestas

11

34

 

Modelos matemáticos

3

9

*El total de artículos es superior a 32 y la suma de los porcentajes es superior al 100 por cien, haciendo mención ciertos artículos de varios métodos de evaluación.

Cuadro 6. Estudios cuantitativos de las producciones leñosas y no leñosas de diferentes tipos de árboles fuera del bosque

País o continente

Año

Producto*

Escala**

Método***

Fuente

Inventarios generales de los árboles fuera del bosque

Francia

1995

Madera

N

Inv. For., Enc.

Cinotti, 1995

India

1991

Madera

P

Inv. For.

Pandey, 1999

Bangladesh

1991-1992

Madera

N

Inv. For.

Singh, C.D. 2000

Sri Lanka

1995

Madera

N

Biblio.

Sharma, 2000

Kenia

1988

Madera para energía

P

Inv. For.

Bradley, 1988

Agrosilvicultura

 

 

 

   

Internacional

1981

Madera para energía

I

Biblio.

Ben Salem y Van Nao, 1981

Asia

1985

Madera

I

Biblio.

Wiersum, 1985

Asia

1995

Madera para energía

I

Biblio.

Jensen, 1995

India

1991-1992

Madera de construcción

P

Enq., Mod. mat.

Mohan Kumar et al., 1994

 

 

Madera para energía

 

   

India

1997

Madera de construccíon, forraje

N

Biblio.

Newman, 1997

Nepal

1984

Madera para energía

P

Enc.

Fonzen y Oberholzer, 1984

Indonesia

1990

Madera para energía

P

Biblio.

Smiet, 1990

América

1989

Frutos

I

Biblio.

Clement, 1989

América

2000

Madera de construcción

I

Biblio.

Beer et al., 2000

Costa Rica

1990

Madera de construcción

P

Med.

Beer et al., 1990

Costa Rica

1990

Madera

P

Mod. mat.

Somarriba, 1990

Ecuador

1987

Madera

N

Enc.

Mussak y Laarman, 1989

Brasil

1993-1995

Frutos

L

Enc.

Muñiz-Miret et al., 1996

Paraguay

1984

Madera

L

Enc.

Evans y Rombold, 1984

África

1991

Frutos

I

Biblio.

Sallé et al., 1991

Camerún

1999

Frutos

P

Enc.

Ayuk et al., 1999

Malí

1985

Forraje

P

Inv. For.

Cissé, 1985

Malí

1995

Frutos, madera

P

Inv. For.

Bagnoud et al., 1995

Burkina Faso

1996

Frutos

L

Inv. For., Enc.

Boffa et al., 1996

Sudán

1994

Exudado

N

Biblio.

Seif el Din y Zarroug, 1996

Huertos

 

 

 

   

Brasil

1998-1999

Frutos

N

Biblio.

Kleinn, 1999

Unión Europea

1990-1994

Frutos

I

Biblio.

Interfel, 1996

Silvicultura urbana

   

 

   

Estado Unidos

1978-1980

Servicio

L

Enc.

Anderson y Cordell, 1988

Estado Unidos

1993

Servicio

L

Mod. mat.

Nowak y McPherson, 1993

Estado Unidos

1995

Madera para energía

N

Enc.

Whittier et al., 1995a,b

Otros sistemas

 

       

India

1974-1984

Madera

L

Med.

Verma, 1988

Burkina Faso

1989-1990

Prod. comes.

L

Enc.

Guinko y Pasko, 1992

*Madera: sin distinción de uso; Prod. comes.: productos comestibles: Servicio: valor paisajístico, de propiedad, economía de energía.
** I: Internacional; N: Nacional; P: Provincial; L: Local.
***Biblio: estudio bibliográfico; Enc: encuestas, entrevistas; Inv. For.: inventario de tipo forestal; Med.: medida directa; Mod. mat.: modelo matemático.

Así, en cada situación particular, según el producto, el sistema de producción estudiado y la escala de análisis considerada, los autores han adoptado un enfoque diferente de evaluación del recurso. En realidad, muy pocos estudios mencionan unos métodos próximos a los utilizados en los inventarios forestales clásicos (solamente el 22 por ciento). Muchos estudios utilizan más bien cifras ya presentes en la bibliografía (37 por ciento). Un gran número de autores facilitan estimaciones sacadas de encuestas o entrevistas (34 por ciento). Este tipo de método introduce una incertidumbre significativa en cuanto a la precisión y extrapolación de los resultados. Por ejemplo, una encuesta sobre el volumen y la utilización de los residuos de árboles urbanos en los Estados Unidos (Whittier et al., 1995a), realizado con los principales productores de estos residuos, ha revelado que el 95 por ciento de ellos suministraba cifras sin tener un método formal de contabilización. Algunos fabricantes dan igualmente estimaciones aproximadas: imprecisión en la conversión de las unidades locales en unidades estándar (como el plato yoruba para la almendra de karité en Burkina Faso, o el cesto para los frutos de la palmera açai en Brasil), el problema de la venta a la estima o al montón, el fenómeno de la "rebaja" de las unidades de medida (disminución de la cantidad por unidad) en ciertos países debido a la pobreza (Blanc-Pamard, 1998; Boffa et al., 1996); Muñiz-Miret et al., 1996). Más aún, la cuantificación de los productos se refiere muchas veces a parámetros diferentes: producción global, producción comercializada, producción constatada o potencial, valor económico.

Todos estos factores hacen que los datos sobre los árboles fuera del bosque sigan siendo por el momento fragmentarios. La comparación de las cifras de producción parece arriesgada, especialmente cuando los métodos de recogida de información no están suficientemente detallados y no permiten apreciar la fiabilidad de las cifras dadas.

Definiciones

Evaluación e inventario, los dos términos se encuentran indiferentemente en la mayoría de los proyectos estudiados y nos parece importante definir claramente estas dos nociones.

Kleinn (2000) describe el inventario como el proceso de identificación cuantitativa y cualitativa de un recurso, mientras que estima que la evaluación consiste en situar los datos así obtenidos y atribuir valores al recurso considerado. Lund (1998) subraya que la evaluación de un objeto permite estimar o determinar su significado, su importancia y su valor.

Con respecto a estas definiciones, parece que los dos procesos están íntimamente relacionados, particularmente en el caso de este tipo de recurso. El término "inventario" se aplica más a los métodos, técnicas y cálculos estadísticos para obtener datos cifrados "neutros" y "representativos"; mientras que la evaluación se refiere a un enfoque más global, más matizado y finalmente más real con respecto a las múltiples situaciones locales que caracterizan a este recurso. La evaluación de un recurso natural se basa, en la medida de lo posible, en datos de inventarios, si existen y si son fiables. Sin embargo, deberá recurrir también a datos o informaciones que proceden de otras fuentes (datos cartográficos y ecológicos, estudios de cadenas de producción, diagnóstico del territorio, análisis económicos, encuestas socioeconómicas, etnobotánicas, etc.) para dar un "valor" relativo o contextual al recurso.

En todo este capítulo, el término "inventario" se utiliza únicamente cuando se trata de un proceso de caracterización cuantitativa y cualitativa de un recurso, mientras que el término "evaluación" se emplea cuando se trata de un enfoque más general para determinar el valor contextual de un recurso.

Finalidad y destinatarios de las evaluaciones

"Comencemos por contar, enumerar y cartografiar, el resto se dará por añadidura" (Couty, 1996). El mundo nos parece más comprensible cuando se explica con cifras. Cuantificar una realidad y cualificar un objeto nos da también la posibilidad de seguir su evolución conforme a las transformaciones que nosotros le introducimos. Esta necesidad de cuantificar se experimenta hoy día con intensidad a propósito de los recursos naturales.

Finalidad: metas y objetivos

La meta principal de estas evaluaciones podría ser simplemente hacer conocer este recurso a los responsables políticos, a los que toman decisiones, a los gestores y a los planificadores que con frecuencia necesitan datos "objetivos" para pronunciarse. ¿Por qué evaluar los árboles fuera del bosque? La respuesta a esta pregunta que parece inofensiva no es sencilla. La finalidad de esta operación depende tanto del uso de los resultados y de las previsiones de los agentes que la financian, como de la extensión del territorio afectado. Se supone que hay una multitud de respuestas, tanto más cuanto que el mismo tipo de sistema de los árboles fuera del bosque tiene con mucha frecuencia utilidades, utilizaciones y usuarios varios. Sin embargo, se puede identificar un cierto número de problemas o de metas suficientemente generalizados en el mundo para justificar el interés de evaluar los árboles fuera del bosque.

La meta más evidente es conocer la evolución de la totalidad de los recursos leñosos. En muchas situaciones, los recursos forestales considerados habitualmente (en general, los que son definidos en la clasificación de tierras de la FAO como "bosques" y "otras tierras boscosas") no parece que puedan satisfacer ya las necesidades en productos forestales, incluso los fundamentales, de las poblaciones en ciertas partes del mundo, mientras que pueden ser excedentarios en otras partes. Parece haber un déficit entre la oferta y la demanda en unos casos y un excedente en otros. En ciertos casos, este déficit existe efectivamente y se produce una disminución de existencias hasta su eventual desaparición. En otros, los excedentes pueden ser más importantes y los pasivos más modestos. Se puede suponer que para los productos forestales este recurso "olvidado" proviene de los árboles fuera del bosque.

A esta primera meta socioeconómica, de poder resolver el problema de la satisfacción de las necesidades de productos forestales, está ligada la cuestión de saber si los cambios observados en la extensión de los bosques (deforestación en numerosos países, reforestación en otros) son compensados total o parcialmente por la dinámica de los árboles fuera del bosque. Se trata de obtener indicadores de "buena gestión" del patrimonio natural.


Foto 40. Pequeño oasis cerca de Zer-el-Ghibli, Mauritania. (© Balderi/FAO)

Otra meta puede ser establecer planes de desarrollo sostenible que intenten optimizar la utilización de los recursos naturales bióticos y abióticos. Cualquiera que sea la escala (nacional, provincial o local), es indispensable considerar todos los recursos. La evaluación de su estado y de su evolución reciente con el tiempo, en particular, es más crucial cuando estos recursos disminuyen o se degradan.

Parece, pues, indispensable la evaluación de los árboles fuera del bosque, sobre todo en situaciones de crisis o de riesgo de escasez. Pero existen otras razones que impulsan a emprender esta operación. Como ya se ha visto, la aportación de los árboles fuera del bosque a las poblaciones rurales y urbanas es muchas veces vital: proporcionan una multitud de productos y prestan numerosos servicios sociales, ecológicos y culturales. Con ello participan en la seguridad alimentaria, la lucha contra la pobreza y la seguridad de la propiedad, uno de los factores clave del desarrollo. No tener en cuenta los árboles fuera del bosque en la planificación no solamente subestimaría las potencialidades de un territorio, sino que daría también una imagen incompleta de la realidad. En las zonas áridas y semiáridas donde la cubierta arbórea es escasa y está repartida irregularmente, los árboles fuera del bosque juegan un papel esencial en la lucha contra la desertificación cumpliendo diversas funciones ecológicas (reducción de la erosión eólica e hídrica, protección de los suelos, producción de materia orgánica, fijación de los suelos, etc.) y productoras (forrajes, madera para energía). No poder estimar la dinámica de los árboles fuera del bosque sería un grave vacío, tanto más cuanto que los medios naturales son frágiles. La conservación de la diversidad biológica implica también apreciar mejor la de los árboles fuera del bosque. En efecto, ellos representan ecosistemas particulares muchas veces únicos, que contienen especies y taxones, tanto florísticos como faunísticos, poco presentes o ausentes en otros ecosistemas. El reciente interés mundial por las especies leñosas consideradas como "sumideros de carbono" para absorber o captar los gases con efecto invernadero obliga también a evaluar mejor las existencias de carbono y su evolución con el tiempo. Pero, de momento, los árboles fuera del bosque son raramente considerados en las reflexiones y estudios sobre este asunto.

Las metas son bastante parecidas a las de las evaluaciones forestales, pero al ampliar el campo de las evaluaciones a los árboles fuera del bosque, se estima mejor la realidad de la aportación de los árboles. Aun cuando las clasificaciones del Cuadro 7 pueden ser discutibles, muestran no obstante el gran número y la diversidad de las metas a que puede responder una evaluación de los árboles fuera del bosque.

Cuadro 7. Clasificación de las metas más importantes según la escala del territorio.

 

Socioeconómicas

Ecológicas

Culturales

Mundial

Lucha contra la desertificación Conservación de la biodiversidad Captación del carbono atmosférico

Satisfacción de las necesidades de productos forestales Seguridad alimentaria

Conservación de la biodiversidad

Regional

Satisfacción de las necesidades de productos forestales Seguridad alimentaria Captación del carbono atmosférico

Captación del carbono atmosférico Lucha contra la desertificación Conservación de la biodiversidad

Conservación de la biodiversidad

Nacional

Satisfacción de las necesidades de productos forestales Seguridad alimentaria Ordenación del territorio Diversificación de las rentas Captación del carbono atmosférico

Captación del carbono atmosférico Ordenación del territorio Lucha contra la desertificación Conservación de la biodiversidad

Conservación de la biodiversidad

Provincial

Satisfacción de las necesidades de productos forestales Ordenación del territorio Seguridad alimentaria Diversificación de los ingresos

Captación del carbono atmosférico Ordenación del territorio Lucha contra la desertificación Conservación de la biodiversidad

Conservación de la biodiversidad

Local

Ordenación y gestión sostenible de las tierras Satisfacción de las necesidades de productos forestales Seguridad alimentaria Diversificación de los ingresos Seguridad de la propiedad

Ordenación y gestión sostenible de las tierras Lucha contra la desertificación Conservación de la biodiversidad

Conservación de la biodiversidad

Sin embargo, la evaluación de los árboles fuera del bosque seguirá siendo una empresa difícil. Ya se ha visto que los sistemas de árboles fuera del bosque tienen unas fisonomías muy diversas por su estructura (grupos de árboles, alineaciones, árboles dispersos, etc.), su composición (a menudo pluriespecífica) y la estructura de los árboles que los constituyen (árboles escamondados, desmochados, podados, ramosos, con varios troncos, etc.). Y hemos mostrado que sus funciones y papeles son muy variables. Hemos subrayado que este recurso es gestionado por productores (rurales o urbanos), y que es sobre todo parte integrante de su sistema de producción, por lo que las funciones y servicios de los árboles fuera del bosque dependerán del contexto histórico, geográfico y socioeconómico. Estas consideraciones hacen que sea difícil proponer unas reglas precisas para evaluar todos los tipos de árbol fuera del bosque, y esto en cualquier contexto.


Foto 41: Adopción de un protocolo semejante en el mismo territorio para los árboles con tallos múltiples y espinosos: aquí, Acacia erhenbergiana en Malí. (© Cossalter/Cirad)

Comenzar por definir bien los objetivos de una evaluación puede parecer una recomendación elemental. Esta reflexión preliminar debe estar ampliamente abierta a todos los escalones interesados, que intervengan directa o indirectamente en las operaciones. ¿Por qué esta etapa fundamental en el caso de los inventarios forestales lo es todavía más para los árboles fuera del bosque?

Tratando de fijarnos en las razones principales, podemos decir que el problema de este recurso, presente en tierras que dependen de diferentes sectores (forestal, agrícola, rural, urbano, infraestructuras) y caracterizado por sus múltiples usos y funciones, reside en la cantidad de información a recoger, que puede llegar a ser rápidamente desproporcionada si no se eligen opciones concertadas desde el principio.

Por otra parte, este recurso está asociado al hombre y a las comunidades locales. Los objetivos deben responder a las necesidades e intereses de cada una de las partes implicadas, lo que conlleva que el inventario que se considere sea un compromiso entre las previsiones de las diferentes partes, compromiso que pasará probablemente por una jerarquización de objetivos.

Por último, existe un riesgo de superposición o yuxtaposición con otros inventarios o evaluaciones, puesto que este recurso puede ser calificado de "polivalente". Es fundamental situar el proyecto de evaluación en cuanto a su verdadera problemática, sin ignorar por eso las preocupaciones de los otros sectores.

En los ejemplos estudiados, principalmente en las zonas tropicales, para las evaluaciones realizadas a escala nacional o provincial, el objetivo de la "planificación" viene sobre todo determinado por el recurso en productos forestales (madera para energía, madera de uso doméstico), lo que está justificado por el hecho de que los árboles fuera del bosque contribuyen ampliamente a la producción de madera, a veces incluso más que los bosques. Se puede así observar que en Sudán el inventario nacional realizado en 1995-1996 (Glen, 2000), calificado de "inventario de reconocimiento", que estaba concebido para elaborar una planificación a escalas provincial y nacional, ha suministrado igualmente unas estimaciones preliminares sobre la madera para energía y la madera de uso doméstico. En Níger, a partir de 1990, el proyecto Energía II (SEED-CTFT, 1991) ha subrayado mucho el papel de las formaciones leñosas "dispersas" en la producción de madera para energía. En algunas zonas, las poblaciones rurales sólo se aprovisionan en estos tipos de formación. Otras iniciativas, como el inventario del Estado de Haryana realizado por el Servicio de inventario forestal indio (FSI) en 1995 (Singh, C.D., 2000), enriquecen la lista de productos a inventariar (pasta de papel, aceites esenciales, cajas de embalaje, cerillas).

Ampliar el número de productos a inventariar aumenta igualmente la dificultad de elección del dispositivo óptimo de recogida de información. Y esto tanto más cuanto que se plantea un problema de escala. Lo que parece realizable a escala local se hace complejo en cuanto se desea disponer de datos fiables sobre grandes superficies, según la extensión de la zona afectada (un país, una provincia, una localidad). A escala de una ciudad, se encuentran otros tipos de árbol fuera del bosque, aquellos que se entrelazan en el tejido urbano y que desempeñan servicios que no podrán más que intensificarse en el futuro. Las fuertes relaciones existentes entre los ciudadanos y los árboles deberían ser un motor para la puesta en marcha de una gestión eficaz de estos sistemas. Las situaciones, en este campo, son muy heterogéneas.

Al tratar de la definición de los objetivos de las evaluaciones de los árboles fuera del bosque, será indispensable hacer un análisis detallado de los inconvenientes. Las evaluaciones forestales son calificadas, en general, como operaciones pesadas, que reclaman medios importantes. Aun cuando se desarrollan poco a poco mejoras metodológicas de los proyectos, la puesta a punto de herramientas que traten de aligerar los procedimientos seguirá siendo una preocupación permanente.

Ciertas características de los árboles fuera del bosque (su estructura, su distribución inicial, la extensión de las superficies afectadas) son factores limitantes que se añaden a los de las formaciones forestales, exigiendo una reflexión a fondo sobre el muestreo, y no una simple adaptación de los métodos (Anexo 2). La definición de los objetivos y su jerarquización debe conducir a los tipos de información o datos a recoger, y al grado de precisión que se espera de los resultados. Esta precisión será mayor para los objetivos principales que para los objetivos secundarios, y tanto mejor cuanto más elevado sea el número de muestras. En otras palabras, con el mismo plan de muestreo para un país, la precisión para el mismo parámetro se reduce cuando se pasa de la escala nacional a la escala provincial, y después a la local.

Destinatarios de la evaluación

Para esta clasificación de los objetivos, se ve que los primeros destinatarios de las evaluaciones son los que toman decisiones y los gestores, aun cuando los beneficiarios finales deben ser las poblaciones rurales o urbanas. Los responsables de un proceso de evaluación son la mayoría de las veces servicios administrativos encargados de una parte sectorial, como los servicios forestales, o de la totalidad de la ordenación del territorio, como los ministerios de planificación y ordenación.

Según la organización administrativa del país y el territorio afectado, los servicios administrativos operativos son los de nivel central o provincial. Pero muy frecuentemente, la operación de evaluación se confía a una entidad especializada. No obstante, a escala local, la iniciativa la adoptan frecuentemente los proyectos de desarrollo, que necesitan de información sobre los árboles fuera del bosque para definir sus acciones con un enfoque integrado de la gestión de las tierras. Desgraciadamente, este tipo de evaluación no es siempre conocido y catalogado, porque raramente se le da difusión. A escala regional, para varios países, los casos concretos son raros; sin embargo, se puede citar el estudio de Kleinn (1999) para siete países de América latina (Brasil, Costa Rica, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras y Perú).

Frente a esta situación y para lograr las diferentes metas mencionadas, los países deberían tener la ambición de crear una organización para evaluar sus árboles fuera del bosque. Para la evaluación de los bosques, el hecho de que el organismo responsable de esta operación esté bajo la tutela del servicio encargado de administrar los bosques no plantea ningún problema de competencias. Por el contrario, para los árboles fuera del bosque es inevitable la cuestión de la autoridad de tutela. Efectivamente, los árboles fuera del bosque son un recurso de uso múltiple que se encuentra en dominios diversos (forestal, agrícola, pastoral, urbano) y que puede interesar igualmente a los sectores secundarios o terciarios (agroalimentarios, artesanía, industria, ordenación del territorio, medio ambiente, infraestructura, presupuesto, turismo, patrimonio, etc.). En la bibliografía, la iniciativa de las evaluaciones de los árboles fuera del bosque en el medio rural la han tomado muchas veces los servicios forestales, pero, en realidad, se ha dado preferencia al aspecto forestal de este recurso. Para resolver estos conflictos potenciales, cada país debería crear un organismo autónomo dirigido por un comité, en el que estarían representadas las administraciones más afectadas, como las encargadas de los bosques, la agricultura, la ganadería, el medio ambiente, la ordenación del territorio y la infraestructura (carreteras, pistas, canales, etc.).

La tendencia actual es la descentralización de los poderes de decisión relativos a la ordenación del territorio hacia los niveles provincial y local. Esta evolución mundial induce a que el nivel operativo de las actividades de evaluación de los recursos naturales siga igualmente este proceso. Aun cuando la superficie de las "provincias" es muy variable según los Estados, esta subdivisión del territorio nacional parece el nivel más pertinente. En efecto, estas entidades administrativas y políticas son también unidades geográficas, históricas y socioeconómicas relativamente homogéneas. Para la evaluación de los árboles fuera del bosque, la organización y los métodos elegidos deberán tener en cuenta necesariamente esta realidad.

Por esta razón, es difícilmente factible aplicar exactamente el mismo protocolo de evaluación de los árboles fuera del bosque en todo el territorio nacional. Sin embargo, para obtener un mínimo de datos comparables a la escala de un país, el plan de muestreo, las medidas tomadas sobre el terreno y las encuestas deberían satisfacer un cierto número de reglas comunes. A este "protocolo mínimo", las provincias, localidades o sectores económicos que lo deseen, o que tengan los medios para ello, añadirían unos protocolos complementarios normalizados.

Recuadro 43 .

Definición del término clasificación

Las definiciones relativas a la clasificación, al sistema de clasificación y al texto correspondiente fueron precisadas en el proyecto Africover (FAO, 1997a). La clasificación es una representación abstracta de la situación sobre el terreno, efectuada a partir de criterios de diagnóstico bien definidos, que son los clasificadores. Un sistema de clasificación describe los nombres de las diferentes clases y los criterios utilizados para identificarlas. Por tanto, una clasificación deberá ser independiente de la escala cartográfica y de los métodos y herramientas utilizados para la recogida de la información. El texto correspondiente es la aplicación de la clasificación a una zona seleccionada, con una escala cartográfica dada y a partir de un conjunto de datos específicos. Si los diferentes textos no se han obtenido a partir de un sistema de referencia común, no serán comparables ni compatibles.


Foto 42. El potencial en pie de Prosopis juliflora en Cabo Verde es todavía desconocido. (© Bellefontaine/Cirad)

Clasificación de los árboles fuera del bosque y grandes tipos de evaluación

Clasificación

Para describir los árboles fuera del bosque, cartografiarlos y evaluar su recurso, es fundamental el poder integrarlos en un sistema de clasificación. Sin un sistema de clasificación que sirva de referencia, no es factible suministrar estadísticas regionales o nacionales (Recuadro 43). Si bien existen estos sistemas para la agrosilvicultura, todavía no existe ninguno aplicable a la totalidad de los árboles fuera del bosque. (Kleinn, 2000).

La experiencia relativa a las clasificaciones "forestales" demuestra que el ejercicio es difícil y que está sujeto a controversia. En particular, los límites de clase en "continuums" o espacios intermedios, son siempre contestables y discutibles.

La elección de las clases está ligada a la vez a los tipos de árboles fuera del bosque estudiados y a las necesidades de los usuarios. Depende estrechamente, por tanto, de la finalidad y objetivos (ambientales, sociales, económicos, etc.) de la evaluación. Para tener en cuenta los árboles fuera del bosque a la escala de un país (o de una región), con el fin de suministrar, por ejemplo, estadísticas nacionales, será necesario elegir una clasificación fácil de poner en marcha y suficientemente neutra para servir de referencia y permitir que tipologías más precisas, utilizadas en diferentes sectores (agrícolas, urbanos) o en diferentes provincias, se incorporen a ella sin ningún equívoco.

Los intentos de clasificación estudiados en el marco de este documento muestran que las nociones de ocupación y utilización del suelo se encuentran corrientemente entrelazadas. Ciertas clases de árboles fuera del bosque están asociadas a su localización, lo que condiciona generalmente su uso: finca, charca, pasto comunal, carretera, ciudades, etc. Otras utilizan como criterios la distribución de los árboles o su organización espacial (Alexandre et al., 1999): alineación, árboles dispersos, bosquecillo, etc.

El estudio regional realizado en América Latina (Brasil, Costa Rica, Colombia, Guatemala, Haití. Honduras y Perú) (Kleinn, 1999) ha intentado reagrupar informaciones sobre el mayor número posible de categorías de árboles fuera del bosque en cada uno de los siete países estudiados. Ninguno de estos países había catalogado todavía directamente estas categorías de árboles, y la búsqueda de información ha tenido que ser multisectorial. Globalmente, las estadísticas referentes a la ocupación y utilización del suelo han dado una idea de la importancia relativa en cada país de los árboles fuera del bosque. La clasificación elaborada para este estudio se basa principalmente en criterios vinculados con la utilización del suelo.

Las principales causas de confusión, mencionadas en el informe, provienen de la dificultad de separar los aspectos de ocupación y utilización del suelo. Los árboles instalados sobre pastizales pueden alcanzar densidades importantes y ser asimilados a bosques. Ciertas plantaciones del árbol del cacao o del cafeto se confunden con el bosque. Este estudio hace mucho hincapié en las dificultades encontradas para establecer una clasificación a posteriori, que sea a la vez sencilla y sólida.

Recuadro 44 .

El inventario de bosques de aldea en Bangladesh

Este ejemplo se ha obtenido de un estudio efectuado por la FAO, donde el autor describe el método utilizado por tres proyectos para inventariar este tipo de árboles fuera del bosque (FAO, 1981; Douglas, 1981; Hammermaster, 1992, citado por Singh, C.D., 2000).

Objetivo. Establecer programas de silvicultura social comunitaria y participativa (Forestry Master Plan, 1992, citado por Singh, C.D., 2000).

Principales características. Entre la escasa tasa de cobertura de las formaciones forestales naturales, menos del 6 por ciento del país (FAO, 1993), y la fuerte demografía de Bangladesh, los árboles fuera del bosque constituyen un recurso vital para las poblaciones locales (alimentación, forraje, madera para energía, etc.).

Herramienta. Estratificación agroecológica y administrativa, inventarios y encuestas.

Muestreo. El método se apoya a la vez en un doble muestreo, pueblos y familias, y en una base de sondeo constituida por la estratificación agroecológica y administrativa. La parte rural del país está dividida en seis grandes regiones (noroeste, norte-centro, oeste, sur, sudeste y nordeste), consideradas como estratos agroecológicos, y cada uno de estos estratos se ha subdividido en thanas (entidades administrativas, subdistritos). Las familias, unidades del muestreo, se han seleccionado al azar a partir de un cierto número de pueblos. La organización del inventario se ha basado en seis sistemas de indagación sobre explotación agrícola localizados en cada una de las zonas agroecológicas y trabajando en el interior de un círculo de 3,2 km. Estos inventarios no han afectado únicamente a los recursos forestales (árboles, bambúes, malezas), sino que también han obtenido datos sobre palmeras y rotenes. Los resultados, por estrato y habitante, proporcionan datos sobre los volúmenes (madera para energía, madera para aserrar) por especie y, para todas las especies en conjunto, sobre las existencias totales con diámetros inferiores y superiores a 20 cm.

Observaciones. Este inventario de los bosques de aldea parece ser el primer proyecto que ha emprendido, a escala nacional, una evaluación de los árboles situados fuera de los bosques catalogados. La elección del muestreo por pueblo es una buena solución para permitir obtener un balance de situación (producción, consumo, venta), en este caso en cuanto a la madera para energía, o para integrar en el inventario datos socioeconómicos para la elaboración de un plan de desarrollo forestal.

Sin pretender crear una clasificación particular para los árboles fuera del bosque, parece esencial, para tener en cuenta este recurso en el plano nacional, ir a la realización de clasificaciones de las tierras que integran estos árboles. Los sectores implicados se verían obligados a trabajar juntos para evitar que la clasificación decidida no corresponda más que a una sola visión, por ejemplo, la del agrónomo o la del forestal. Este ejercicio puede constituir para un país un acto importante, que puede llegar hasta una revisión de la clasificación de las tierras. La importancia de los árboles fuera del bosque valdría probablemente la pena.

Antes de llegar a una clasificación nacional única, se pueden considerar algunos intentos de armonización de la terminología. Es el caso, por ejemplo, de lo que ocurre en Francia actualmente. El inventario forestal nacional (IFN) y la encuesta anual sobre la utilización del territorio, Teruti, del Servicio central de encuestas y estudios estadísticos, han llegado recientemente a un acuerdo para armonizar su clasificación de las leñosas fuera del bosque. Este proyecto debe conducir, especialmente, a la utilización de los datos anuales Teruti para actualizar los del IFN, que se recogen cada diez años.

Un sistema de clasificación nacional multisectorial que integre los árboles fuera del bosque constituye una herramienta para concebir una ordenación verdaderamente integrada para un país y establecer el seguimiento de las acciones decididas. Es posible que este tipo de sistema pueda integrarse en una clasificación regional. Este proceso sería lo contrario de lo que se ha realizado en América latina por Kleinn (1999). En cambio, ir hacia una escala más global conduce a una simplificación que parece poco adaptada a un recurso tan complejo.

Tipos de evaluación

Las evaluaciones del recurso se pueden clasificar en tres grandes tipos según sus objetivos.

Obtener informaciones para establecer un diagnóstico, tanto del territorio como de un recurso. Se trata entonces de ayudar en la decisión o en la negociación para la elaboración de planes de ordenación, análisis prospectivos o planes directores. Se puede calificar este tipo de evaluación como ante.

Obtener datos para apreciar los impactos de decisiones políticas o de operaciones de ordenación. Se trata de juzgar la eficacia de medidas tomadas con anterioridad. Este tipo de operación es una evaluación post.

Adquirir nuevos conocimientos para comprender el funcionamiento y el papel de los árboles fuera del bosque como ecosistemas especiales. Se trata esencialmente de estudios científicos pluridisciplinares o no.

Algunos ejemplos de inventarios

Los tres ejemplos de inventarios escogidos se distinguen tanto por los objetivos que expresan como por los principios en que se basan. Permiten aclarar la diversidad de cuestiones que tratan de responder las evaluaciones y la variedad de métodos utilizados (Recuadros 44, 45, y 46 y Anexo 2).

Recuadro 45 .

Inventario de recursos leñosos en Kenia

Objetivos. Conocimiento de los recursos leñosos y su dinámica entre 1986 y 1992 (Holmgren et al., 1994), en el marco del plan director forestal de Kenia de 1991.

Principales características. El estudio abarcaba una zona de 10 millones de hectáreas, o sea casi el 20 por ciento del país, donde reside cerca del 80 por ciento de la población.

Herramientas. Fotografías aéreas, inventario de campo, zonificación agroclimatológica, división administrativa.

Muestreo. Dos etapas:


1. Realización de un recubrimiento aéreo en color a baja altitud, en junio de 1991, y toma de clichés según una malla sistemática (5 km. entre líneas de vuelo y 2,5 km. entre las Fotos de una misma línea). Aproximadamente el 3 por ciento de la zona de inventario cubierta de fotos (7.857 clichés). Escala de trabajo: 1/1.000, clasificación de los tipos de población (12 clases); interpretación de cada foto a partir de una malla de 200 puntos; caracterización de los árboles aislados (diámetro y forma de la copa) en el interior de un cuadrado en el centro de cada foto.
2. Inventario de campo para 150 Fotos, identificación de las especies, cálculo de los volúmenes y estudio de las utilizaciones de la madera.
Estudio de los cambios ocurridos entre 1986 y 1992 a partir de la interpretación de 258 fotografías. Se ha hecho un nuevo recubrimiento en blanco y negro a 1:20.000 y se ha ampliado, y se ha utilizado una malla de 48 cuadrados por foto, interpretados en función de 12 clases de población.

Resultados, productos.
Volúmenes de madera por hectárea, distribución de les especies y utilización potencial de las leñosas. Estos datos han sido presentados por tipo de población, zona agroclimática y distrito. Teniendo en cuenta los resultados de los inventarios forestales, solamente un tercio de la biomasa leñosa se encuentra en los bosques convencionales.


Observaciones. El estudio se extiende sobre una superficie importante y combina la utilización de Fotografías y medidas de campo. El recubrimiento aéreo en color, obtenido con una cámara fotográfica de 24 x 36 mm, no ha utilizado los medios pesados habituales de las misiones clásicas. Además, la elección de obtener fotos según una malla sistemática ha limitado el número de clichés. El interés de este ejemplo es haber intentado adaptarse a los diferentes tipos de árboles fuera del bosque mediante la elección de dos métodos de interpretación de las fotografías, malla de puntos y cuadrado central. El método ha sido igualmente modificado para permitir realizar el estudio de los cambios ocurridos entre 1986 y 1992. El cruzamiento de los datos obtenidos con la estratificación agroclimática y el mapa de los distritos (población) destaca claramente la relación entre la distribución de la biomasa leñosa y la densidad de población. Por el contrario, los resultados no tienen relación significativa con los criterios agroclimáticos. Ciertas limitaciones financieras y problemas de accesibilidad han limitado el número de puntos inventariados sobre el terreno. Las formaciones leñosas consideradas en este estudio sobrepasan ampliamente a las que serían consideradas para un inventario de los árboles fuera del bosque. En cambio, sería necesario añadir datos relativos a los productos forestales no leñosos para obtener una evaluación más completa.

La distinción entre los dos primeros tipos de objetivo no siempre es fácil. En efecto, el segundo tipo de evaluación sirve frecuentemente, en un proceso repetitivo, para establecer un nuevo diagnóstico, revisar un plan de ordenación o un plan director. Aunque el tercer tipo de objetivo no es despreciable para comprender el papel de los árboles fuera del bosque y los factores que actúan en su desarrollo y productividad, trataremos únicamente los dos primeros grandes tipos de evaluación.

Recuadro 46 .

Inventario de los árboles fuera del bosque en el medio urbano de Hong Kong

El inventario de los árboles de ciudad o vías públicas se basa en protocolos de gran precisión. Se trata generalmente de un seguimiento del árbol individual del que se aprecia la morfología, pero sobre todo el estado sanitario. Esta información sirve para evaluar los peligros que podría representar un árbol debilitado para los peatones, y prever la renovación o sustitución de los árboles a los que los ciudadanos se sienten tan vinculados. Los objetivos de este inventario siguen siendo muy diferentes a los realizados en el medio rural, aun cuando se basen en una experiencia y unos conocimientos transportables o adaptables. Un estudio realizado en Hong Kong (Jim, 1989) demuestra el carácter específico del inventario en zona urbana.

Objetivos. Cartografiar la cobertura arbórea de la ciudad, analizar las variaciones espaciales de la cubierta y estudiar la relación entre los tipos de cubierta arbórea y el desarrollo urbano, para destacar sus relaciones con la planificación urbana.

Principales características: la ciudad de Hong Kong está dividida en tres sectores: la isla de Hong Kong, que se extiende sobre unas 8 hectáreas (35 por ciento urbanizado), con colinas escarpadas y parques "diseñados"; el centro de la península de Kowloon, cuya urbanización se extiende sobre un paisaje de bajas colinas; y el New Kowloon, con relieve más escarpado. La población de Kowloon y New Kowloon ocupa aproximadamente el 70 por ciento de las 4.500 hectáreas. La mayoría de los árboles son cultivados, pero aún se encuentra un gran número de pequeños bosquetes diseminados en los enclaves.

Herramientas. Mapas, recientes y antiguos, Fotografías aéreas en blanco y negro de gran escala (1:8.000) que datan de 1986, misiones aéreas antiguas, controles en el terreno.


Muestreo. Malla sistemática centimétrica superpuesta a los mapas de cobertura arbórea realizados a 1:20.000 y elaborados a partir de Fotografías aéreas. Se han recogido cuatro series de datos: tasa de cobertura arbórea (7 clases), distribución espacial (10 clases), tipo de ocupación del suelo (8 categorías) y etapa del crecimiento urbano (4 fases). Los dos primeros criterios han sido marcados a nivel de punto de la malla, y los otros dos a nivel de cuadrado.


Resultados, productos. Se han elaborado varios tipos de mapas (ocupación del suelo, evolución de la urbanización, etc.), y gráficos que relacionan los datos recogidos como la utilización del suelo, la cubierta arbórea y la distribución espacial, o el crecimiento urbano, la cubierta arbórea y la distribución espacial.


Observaciones. Este estudio es muy interesante, pues rebasa ampliamente el inventario en el sentido estricto del término, no siendo su objetivo suministrar datos únicamente sobre los individuos (localización, especie, tamaño, utilización, etc.), sino analizar las relaciones entre los árboles y las transformaciones urbanas. El mapa de ocupación del suelo, realizado a partir de Fotografías de gran escala, es el documento de base en el que se apoya el método de muestreo. La doble utilización de la malla para interpretar fenómenos puntuales y superficiales es astuta y podría ser considerada para el inventario de los árboles fuera del bosque. La evolución de la vegetación, estudiada desde 1945, da una idea de las grandes tendencias de la expansión urbana y completa este estudio situándolo de nuevo en un contexto dinámico.

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