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Evaluación: métodos y dispositivos


Foto 43. Inventario en Malí: Burkea africana. (© Rivière/Cirad)

Después de haber fijado los objetivos de la evaluación y haber definido su marco, se plantea la cuestión de ponerlo en práctica en función de la situación: determinar las herramientas, dispositivos y métodos más apropiados (Anexo 2) según el tipo de árbol y la escala considerada, y organizar las operaciones.

Para describir y evaluar los árboles fuera de bosque y sus recursos, la elección de las herramientas y de los métodos depende a la vez de la escala de análisis en que se sitúa, del tipo de información que se pretende obtener y de la precisión deseada (Recuadro 47).

Recuadro 47 .

Los tres niveles de evaluación

Se pueden distinguir tres niveles de evaluación, que son complementarios y emplean herramientas diferentes (FAO, 1981)

  • La evaluación de reconocimiento, que consiste en un inventario de los recursos a las escalas regionales y nacionales, completada por un análisis económico bastante general y una evaluación cualitativa de las tierras. A esta escala se tratan las grandes dinámicas, por ejemplo, el impacto de las infraestructuras de transporte o del crecimiento urbano sobre la ocupación del suelo y la cubierta arbórea. Los resultados servirán para los análisis internacionales e influirán en las políticas a escala mundial o regional.
  • La evaluación semi-detallada o intermedia, que puede servir de estudio de viabilidad de proyectos de desarrollo. Este tipo de evaluación incluye encuestas sobre el terreno, un análisis económico más profundo y una evaluación cuantitativa de las tierras. Esta información puede ser utilizada a escala nacional para la planificación de los usos de las tierras.
  • La evaluación detallada, que permite comprender las relaciones entre los recursos y la ocupación del suelo. Las encuestas participativas constituyen una de las herramientas preferidas. Este método local permite tratar en detalle la situación socioeconómica, intervenir en los modos de gestión y prever una transferencia o una descentralización de la gestión de los recursos.

Las herramientas utilizadas en el estudio de los árboles fuera del bosque no son específicas ni nuevas, pero la forma de emplearlas o de combinarlas es muchas veces original. Entre ellas, las fotografías aéreas o las imágenes satélite hacen posible la cartografía de vastas superficies. Sin embargo, ¿es suficiente y apropiado el análisis espacial para el inventario de los recursos de árboles fuera del bosque?

Recolección de información

Análisis espacial

Los procedimientos elegidos dependen directamente de las informaciones que desea conseguir el gestor. Ciertos datos pueden obtenerse fácilmente, otros exigen más tiempo y medios. Se puede establecer una clasificación de los parámetros que pueden tenerse en cuenta en un inventario de los árboles fuera del bosque comenzando por los más rápidos de obtener en grandes superficies (Cuadro 8).

La mayoría de las informaciones que competen a los dos primeros niveles pueden obtenerse, en general, a partir de imágenes aéreas o vía satélite. La visión "de la parte superior" y estereoscópica del paisaje hace de la fotografía aérea la herramienta ideal para contar, delimitar y distinguir los tipos de árboles fuera del bosque, colocarlos de nuevo en su contexto ecológico, situarlos con relación a las zonas habitadas y seguir eventualmente su evolución con el tiempo.

Las fotografías a gran escala (inferior a 1:10.000) se prestan mejor para una interpretación precisa. Algunos proyectos anteriormente citados (Kenia, Hong Kong) realizan ampliaciones de los clichés hasta 1:1.000. A gran escala y con fotografía de buena calidad, se distinguen muy bien las copas de algunos metros de diámetro, y es factible obtener directamente un cierto número de informaciones (densidad, forma y tamaño de las copas, estructura de la población, identificación de ciertas especies, etc.).

La interpretación completa de un recubrimiento aéreo en gran escala constituye un trabajo largo y costoso si la zona es extensa. Ciertos proyectos deciden entonces seleccionar una muestra de clichés, según una malla, la mayoría de las veces sistemática. Este método se utiliza frecuentemente para inventarios nacionales. Puede ajustarse para necesidades particulares. En el estudio relativo a Hong Kong, por ejemplo, la malla de puntos se utiliza para una interpretación puntual (ocupación del suelo) y una interpretación superficial (tasa de cubierta arbórea). Para Kenia, la malla de puntos sobre el cliché sirve para definir los tipos de poblaciones. Además, en el interior de un cuadrado central se cuentan y describen todos los árboles aislados (diámetro de la copa, forma).

Para completar las misiones aéreas, o eventualmente para sustituirlas, las imágenes satélite ofrecen una visión global de una comarca y constituyen herramientas apropiadas para la realización de estratificaciones agroecológicas. Los sensores de alta resolución de los satélites Spot, Landsat e IRS permiten, a un coste razonable, realizar una primera delimitación de los grandes tipos de ocupación del suelo (zonas forestales, agrícolas, urbanas, etc.). La percepción de los árboles sobre estas imágenes depende en gran medida del tamaño del pixel (10 a 30 m.) y del tipo de sistema arbóreo considerado. Un proyecto de investigación sobre estimación de la densidad de las encinas en los sistemas agrosilvopastorales, las dehesas, del sur de España, a partir de imágenes Spot pancromáticas (Joffre y Lacaze, 1991), ha mostrado que el pixel de 10 m. permitía evaluar la cubierta arbórea de estas formaciones. Tratamientos específicos, como el empleo de filtros para realzar los contrastes locales, han permitido obtener buenas correlaciones entre la densidad de los árboles y los valores de los pixels de la imagen. La copa especialmente compacta de la encina explica la calidad de los resultados. Otro estudio, realizado sobre poblaciones de Acacia senegal en la región de Kordofan, en Sudán (Prince, 1987), llegó a la conclusión de que la consistencia de la copa juega un papel nada desdeñable y que la reflectancia espectral observada por teledetección debe tener en cuenta la "transparencia" de los árboles en las mediciones de la cubierta arbórea. Los árboles aislados serán más difíciles de extraer que los de alineaciones o bosquetes. Los nuevos sensores, cuya resolución es del orden de un metro (Ikonos) pueden ofrecer posibilidades suplementarias, pero los costes actuales limitan su utilización para grandes superficies.

Cuadro 8. Parámetros clasificados en función de la rapidez de su obtención y tipo de resultados obtenidos.

 

Parámetros

Tipo de resultado

1

Présence, localisation, organisation spatiale, superficie, densité du couvert

Estado del recurso

2

Composition en espèces, structure, forme des houppiers

Estado del recurso

3

Altura, diámetro, volumen

Estado del recurso

4

Dinámica espacial, crecimiento del volumen, etc.

Dinámica del recurso

5

Datos sobre los usos de los productos leñosos y no leñosos

Utilización real y potencial del recurso

Aparte de su interés para estratificar una región o seguir su dinámica, es arriesgado, en el momento actual, querer generalizar la utilización de los datos vía satélite para una evaluación precisa de los árboles fuera del bosque. A la escala de un país, una estratificación sobre la base de criterios ecológicos y de ocupación del suelo permite elaborar un documento útil para localizar posteriormente estudios más detallados de sectores representativos. Con relación a los procedimientos sistemáticos, este método tiene en cuenta mejor la diversidad de las regiones, y es el que se ha adoptado para el proyecto de inventario de los recursos leñosos en Malí (Nasi y Sabatier, 1988).

Inventario de campo

La segunda serie de parámetros (especies, medidas dendrométricas, etc.) sólo puede obtenerse con mediciones directas en el terreno. No existe actualmente ningún inventario nacional específico y exhaustivo para los árboles fuera del bosque (Recuadro 48). Se puede considerar que se denominan bien las técnicas empleadas para los inventarios forestales. Como observa Kiyiapi (1999), los métodos de inventariación de objetos escasos, las especies indicadoras por ejemplo, conducen a estimaciones demasiado imprecisas, que valdría la pena mejorar.

En la bibliografía se encuentran varios ejemplos de inventarios forestales, cuyos dispositivos han sido ampliados para recoger datos sobre los árboles fuera del bosque. El Reino Unido (Smith y Gilbert, 1999) ha descompuesto el Inventario nacional de tierras forestales y árboles18 , comenzado en 1995, en dos inventarios distintos, la Encuesta principal de tierras boscosas19 y la Encuesta sobre bosquetes y árboles20 . Esta última se ha encargado de recoger datos sobre los grupos de árboles que forman una superficie de menos de 0,1 hectárea, los elementos lineales, los árboles aislados y en pequeños bosquetes, con superficie comprendida entre 0,1 y 2 hectáreas y cuya densidad de cubierta sea superior al 20 por ciento. El procedimiento de muestreo se apoya en el cuadriculado del paisaje según una malla kilométrica, con una extracción de un cuadrado sobre 100. La unidad de sondeo de 1 km. se ha dividido en 16 cuadrados de 250 m. de lado, el primero por sorteo y el segundo distante seis cuadrados. Se han utilizado fotografías aéreas, especialmente para la obtención previa de una parte de las informaciones, como el número de pequeños bosquetes o el número de alineaciones, sobre las unidades de 1 km. Los datos recogidos en el campo para los grupos de árboles, las alineaciones y los árboles aislados se refieren esencialmente al número de árboles, vivos o muertos.

Ghana (Affum Baffoe, 1995) ha realizado un inventario de los árboles fuera del bosque no situados en las reservas, para conocer la importancia de este recurso utilizado a la vez para la madera y los productos forestales no leñosos, especialmente por las comunidades rurales. Una tasa de sondeo del 0,02 por ciento se ha considerado suficiente para obtener estimaciones fiables a escala nacional y provincial. La estratificación, o más bien la "división" del país, se ha apoyado en mapas cartográficos 1:50.000, considerados como estratos, en cuyo interior se han seleccionado parcelas de sondeo de forma aleatoria. Para cada parcela, se han considerado la pendiente y el tipo de utilización del suelo y de la vegetación, y para cada árbol se han anotado la especie, el diámetro, el estado, la mortalidad y sus causas.

Recuadro 48 .

Del inventario forestal al inventario de los árboles fuera del bosque

El inventario parece ser una operación indispensable para evaluar un recurso como los árboles fuera del bosque. Los planificadores y ordenadores forestales han dado siempre mucha importancia a los inventarios forestales. Las metodologías de inventario forestal han sido siempre objeto de mejoras, de conformidad con cuestiones nuevas o con el desarrollo de técnicas o herramientas. En conjunto, existen unos amplios conocimientos en este campo basados en numerosos años de experiencia. Por el contrario, en lo referente al recurso relativo a los árboles fuera del bosque, los inventarios son más raros e inconexos y, con algunas excepciones, los métodos empleados dependen con frecuencia más de la experimentación que de una operación bien controlada. El deseo de ampliar las evaluaciones forestales a los árboles fuera del bosque plantea muchas cuestiones ligadas a la naturaleza y el papel particular de estos árboles. Lo que es realizable para superficies "forestales" relativamente compactas en un país, ¿es viable para estos sistemas arbóreos con geometrías variables? Singh K. (2000) observa que el ideal sería realizar un único inventario integrado. Sin embargo, en el estado actual de conocimientos, se tendería más bien a preconizar, a priori, no sólo uno, sino varios inventarios de los árboles fuera del bosque para responder a la gran diversidad de situaciones. La bibliografía encontrada sobre la materia refuerza esta idea. Los métodos que se han propuesto pretenden adaptarse cada vez más a las problemáticas locales, a los tipos de árboles fuera del bosque, a los medios disponibles, etc. ¿Qué hay en común entre los inventarios de los árboles de las ciudades, de los parques agroforestales, de los espacios pastorales y de los setos? Cada uno posee sus características, sus objetivos, sus métodos, su precisión. Sin embargo, poder disponer de informaciones coherentes a escala nacional es un triunfo fundamental para un país. Lo que se realiza actualmente en ciertos países templados parece utópico en otros países, al menos en un futuro próximo. El ejercicio merece reflexión y los métodos desarrollados en ciertas regiones tropicales, en condiciones a menudo muy limitantes, constituyen experiencias que deben ser analizadas.

El inventario realizado en Sudán (Glen, 2000) ha desarrollado un método de muestreo sistemático diferente del descrito en los dos ejemplos anteriores, pero el dispositivo da preferencia igualmente a los aspectos forestales, incluso ecológicos, y no tiene en cuenta los criterios sociales.

Por el contrario, otros países menos ricos en bosques se interesan más por relacionar la presencia de los árboles fuera del bosque con las poblaciones que viven de ellos y que los gestionan. Estas preocupaciones más "sociales" se encuentran en los métodos de muestreo que tienen en cuenta pueblos o familias en el dispositivo. El Servicio de inventario forestal indio21 (FSI) se comprometió en 1991 a realizar una evaluación de los árboles fuera del bosque a nivel nacional (Pandey, 2000). Para elegir el tamaño del muestreo, se estableció un inventario piloto en cinco Estados. El método adoptado es el del muestreo estratificado basado en una división administrativa (distritos o grupos de distritos). Las unidades de muestreo son los pueblos y su número se eligió después del estudio piloto. Todos los árboles en el interior de los pueblos seleccionados se contaron y midieron a partir de 10 cm., a veces 5 cm. de diámetro. Habiendo demostrado los resultados que había una fuerte correlación entre la superficie y la población de los pueblos y el número de árboles, el FSI ha decidido modificar su método, realizando una nueva estratificación, esta vez basada en criterios agroecológicos. El número de pueblos se ha disminuido, lo que reduce ligeramente la precisión de los resultados, pero las operaciones de campo se han visto muy aligeradas por ello.

Para conocer el balance entre la oferta y la demanda de madera en el Estado de Kerala, el Instituto de investigación forestal de Kerala (KFRI)22 realizó un inventario, en 1998 y 1989, sobre las fincas agrícolas (homestaeds). Después de haber estratificado la zona en función de la utilización agrícola de las tierras y de la densidad de población, se estableció un muestreo con tres fases: pueblos, familias y propietarios, y propiedades agrícolas en tierras secas (dry land holding). Todos los árboles de las fincas afectadas fueron contados y medidos.

Continuando en el Estado de Kerala, un estudio más profundo (Mohan Kumar et al., 1994), destinado a caracterizar las fincas, se apoyó en un dispositivo algo similar: selección de entidades administrativas en el interior de los 14 distritos del Estado, estratificación de los huertos familiares (homegardens) en función de su tamaño (3 clases) y selección aleatoria de los agricultores. El inventario recogió datos sobre cultivos y sobre árboles y arbustos (de diámetro superior a 15 cm.) mediante mediciones de campo y encuestas con los agricultores. Este trabajo ha proporcionado informaciones muy interesantes sobre la composición específica y la estructura de los huertos familiares, sobre la disparidad entre provincias y sobre las disponibilidades de madera, especialmente de madera para energía. El equipo ha logrado demostrar, por ejemplo, que cuanto más aumenta el tamaño de las propiedades, más disminuye la diversidad en especies, o que cuanto más densamente poblada está la región, más disminuye el tamaño de las propiedades. Este tipo de inventario permite así comprender mejor el funcionamiento de estos sistemas arbóreos y sus modos de gestión.

Los métodos de inventario en el suelo pueden escoger como base de muestreo dos tipos de información: las unidades ecológicas y la ocupación del suelo, o bien las unidades sociales o administrativas. Estas últimas parecen más apropiadas cuando la densidad de población es fuerte. Así, en Kenia (Holmgren et al., 1994), después de haber utilizado dos estratificaciones, una agroclimática y la otra social, los autores han constatado que la estratificación agroclimática no explica la distribución de los árboles fuera del bosque. En el ejemplo del inventario realizado en India (Pandey, 2000), se prefiere por el contrario utilizar una estratificación agroecológica, antes de seleccionar los pueblos.

Estas comprobaciones muestran claramente que la elección del método de inventario no se debe hacer sin un conocimiento social suficiente de la región. Para el establecimiento del dispositivo de inventario, parece fundamental la elección de los criterios de estratificación.


Foto 44: La utilización sostenible de los recursos de los árboles fuera del bosque exige unas técnicas de gestión flexible y no una poda brutal (Faidherbia albida). (© Sarlin/Cirad)

Enfoque sociocultural y económico

Pasar de un "inventario" de la densidad de los árboles y especies presentes a una "evaluación de los árboles fuera del bosque" requiere extender las investigaciones a los usos y prácticas de las personas que utilizan y conservan los árboles. Los usos y las prácticas varían según el contexto cultural, social y económico. Esto ha sido señalado, por ejemplo, en América Central en el caso del cultivo del cafetal, donde poblaciones que tienen un origen y un pasado sociocultural muy distintos habían adoptado unos modos de producción diferentes, aunque sus territorios fueran vecinos. Los grupos sociales o las familias rurales, implicados en la dinámica del árbol, deben ser considerados como un nivel de decisión fundamental, especialmente cuando se impone la descentralización. Por otra parte, los enfoques más globales no permiten captar los factores determinantes a nivel local (disponibilidad de mano de obra, relaciones sociales, estructura familiar). Ahora bien, las relaciones sociales determinan un acceso y un uso diferenciados de los árboles y las tierras, según el sexo, el nivel social, etc.

El análisis sociocultural pasa por un enfoque antropológico (observaciones de los participantes, entrevistas, encuestas), que tiene en cuenta las relaciones sociales y las normas de acceso a los recursos leñosos. Este enfoque permite igualmente salvaguardar el saber local y tradicional que se refiere a la utilización sostenible de numerosas especies, conocimientos que resultan primordiales para su gestión. En el caso de los árboles fuera del bosque, tan íntimamente ligados al hombre, olvidarse de este enfoque llevaría a desconocer la dinámica de los recursos leñosos. Escoger los criterios sociales como los primeros criterios de diferenciación resulta adecuado para un recurso tan dependiente del hombre, más aún en regiones muy densamente pobladas. En efecto, en este último caso, la zonificación climática y ecológica no permite explicar la distribución de los árboles fuera del bosque. Las observaciones hechas en vivo en el pueblo y la realización de encuestas permiten delimitar las prácticas. Más sutil es la comprensión de la manera en que las relaciones sociales influyen en las prácticas. Para una persona extraña al pueblo y a la sociedad en cuestión, comprender las relaciones de fuerza, los conflictos o los acuerdos tácitos exige tiempo para ganar la confianza de los interlocutores y tiempo para comprender unas reglas sociales complejas.

A pesar de todo, los gestores han desarrollado varios instrumentos que pretenden integrar rápidamente las preocupaciones de las poblaciones rurales (evaluación rural rápida y método acelerado de investigación participativa23 ). Sin embargo, estos métodos de encuesta normalizados no sustituyen a una investigación sociológica profunda por varias razones: los puntos de vista recogidos dan cuenta, la mayoría de las veces, no de los problemas de la comunidad, sino más bien del interés de las personas más influyentes del lugar; los conflictos implícitos no se revelan de golpe al primero que llega.

La gran variedad de situaciones sociales necesita investigaciones específicas, que sólo serán válidas más que a una escala muy local. Este nivel de análisis es complementario de estudios más globales, y es necesario para prever intervenciones de gestión. Las referencias bibliográficas anteriores y el apoyo de antropólogos o sociólogos deberían permitir superar las limitaciones de tiempo y de medios, con el fin de integrar en la evaluación de los árboles fuera del bosque los factores socioculturales y económicos.

Enfoque ambiental

Las evaluaciones realizadas por los servicios ambientales de los árboles fuera del bosque o de las repercusiones de su gestión en el medio ambiente siguen siendo todavía balbuceantes. Están con frecuencia en la fase de investigación con protocolos (Anexo 2) y medios pesados.

Sin embargo, los beneficios ambientales pueden ser apreciados de manera indirecta. Se pueden emplear indicadores fáciles de medir y relacionados con las variables ambientales para juzgar el efecto de los árboles, como los rendimientos de los cultivos según la distancia que los separan de los cortavientos, los caudales de los cursos de agua y la diversidad de la avifauna, pero siguen siendo muy localizados. Otra posibilidad es remitirse a los estudios científicos, pero sin que se sepa siempre si sus resultados pueden extenderse al caso considerado.

La expresión de los efectos de los árboles en el medio ambiente lleva mucho tiempo, debido a la relativa lentitud del crecimiento de los árboles y a la resiliencia de los ecosistemas. Generalmente, no se perciben más que cuando desaparecen los árboles: daños causados por un aumento de la erosión hídrica o eólica, cambio de composición o importancia de la fauna, descenso de rendimiento de los cultivos, abandono de los habitantes, disminución de los turistas, etc.

Medir los efectos ambientales de la gestión del árbol sigue siendo un problema, que no se plantea únicamente para los árboles fuera del bosque, sino que concierne al conjunto de las operaciones de ordenación o gestión de los recursos naturales. Merecería una mayor consideración y una reflexión más profunda por parte de la comunidad científica para elaborar unos procedimientos más fáciles de aplicar.

Análisis de la dinámica en el espacio y en el tiempo

Es interesante conocer el estado del recurso de los árboles fuera del bosque en un momento dado, pero es todavía más esencial para los responsables de las decisiones, los gestores y los planificadores, apreciar su evolución en el tiempo sobre un mismo espacio. Hasta ahora, se han dado dos enfoques preferentes para los árboles fuera del bosque en el medio rural.

Uno recurre a la comparación de fotografías aéreas tomadas en dos épocas suficientemente alejadas (Nepal, Kenia). Esta comparación permite estimar retrospectivamente los cambios ocurridos: aumento o disminución de la superficie ocupada por los árboles fuera del bosque o del número de árboles y modificación de su localización. Permite poner de manifiesto las grandes tendencias para una zona y, con informaciones históricas de orden político, social y económico, comprender las razones de las evoluciones constatadas.

El otro enfoque se basa en encuestas con los aldeanos que gestionan el recurso y en inventarios de campo. Estas encuestas pueden ser retrospectivas (Njenga et al., 1999, Aalbaek, 1999) para comprender cómo han sido gestionados los árboles fuera del bosque y precisar los factores y limitaciones que condicionan su gestión. También pueden ser prospectivas para determinar la evolución posible de los árboles fuera del bosque y clarificar la demanda social en favor de este recurso.


Foto 45. Jardín botánico en Burundi (Araucaria bidwillii. (© Bellefontaine/Cirad)

Pero existen otros medios, habitualmente utilizados en silvicultura, para apreciar la reposición o no de los árboles, como las estructuras dimensionales (por ejemplo, la curva de frecuencia de los diámetros) que se pueden obtener por los inventarios.

Para medir la evolución de los árboles fuera del bosque, como la de los bosques, la primera cuestión es saber si es necesario realizar un inventario periódico con parcelas permanentes. Según nuestro conocimiento, para ciertos tipos de árboles fuera del bosque, algunos países, como el Reino Unido y Francia, han tomado una decisión y han emprendido esta tarea relacionándola con los inventarios forestales permanentes. Las metas de esta operación son evidentes, pero ¿vale siempre la pena su coste? La segunda cuestión es la de la periodicidad de las evaluaciones. Muchos inventarios forestales tienen una periodicidad de una decena de años, justificada por el desarrollo de las poblaciones forestales que está poco influenciado por las intervenciones humanas (explotación, aclareos, etc.). Por el contrario, hemos puesto ya de manifiesto que el potencial de crecimiento de los árboles fuera del bosque está fuertemente influenciado por las actividades humanas, que pueden ser muy variables en el espacio y en el tiempo.

En el medio urbano, el inventario y la evaluación de los árboles dependen de los servicios de vialidad o de espacios verdes de las administraciones municipales. En los países desarrollados, los métodos y herramientas pueden ser muy sofisticados. Cada árbol se cartografía, se identifica (a veces con sistemas electrónicos, como en París) y visita varias veces al año. En cambio, en las grandes ciudades de los países en desarrollo, sólo algunos espacios verdes (jardines públicos, parques) son objeto de atención por parte de las autoridades municipales.

Sistema de información

Una evaluación razonablemente completa de los árboles fuera del bosque exige informaciones múltiples: geográficas, ecológicas, biofísicas, sociales, económicas, etc. La dificultad estará en la utilización adecuada y fácil de esta masa de información.

Las evaluaciones estudiadas no mencionan cómo se han almacenado los datos recogidos, ni cómo se han tratado después. Aunque de ahora en adelante, los medios y programas informáticos y las capacidades disponibles permiten con facilidad y a buen precio, organizar, estructurar, almacenar y recuperar una gran cantidad de datos, este aspecto se debe abordar desde que se concibe una evaluación.

Ya hemos visto, por otra parte, que los usuarios potenciales de los resultados de las evaluaciones son múltiples y pueden tener demandas variadas. Para responder a los deseos de los usuarios, la recogida y el proceso de los datos deberán tener en cuenta esta diversidad de requerimientos. Recordemos también que los resultados de la evaluación y su presentación deben ayudar, a partir de la situación existente, a establecer diagnósticos y después a realizar ordenaciones y planificaciones. Estos diagnósticos, estas ordenaciones y estas planificaciones pueden ser integradas o sectoriales, y ser diferenciadas según la localización y extensión del territorio estudiado.

Estas consideraciones llevan a recomendar que los sistemas y procedimientos informáticos den preferencia a la restitución de la información, en particular en formas cartográficas o gráficas. Estas representaciones de los datos y resultados son, en efecto, más "elocuentes", más fáciles de leer y completan útilmente las series de cuadros.

Para la realización de tal sistema de información, se deberían utilizar al menos dos tipos de "software": un sistema de gestión de bases de datos relacionales (SGBDR) y un sistema de información geográfica (SIG), que puedan intercambiar automáticamente los datos, lo que, por otra parte, hacen la mayoría de los programas informáticos profesionales. Estos programas permiten también automatizar ciertas tareas (captación y verificación de los datos, cálculos y análisis estadísticos, salida de resultados, solicitudes, etc.) y evolucionan fácilmente añadiendo o poniendo al día nuevas informaciones. Ofrecen igualmente la posibilidad de seleccionar, extraer o fusionar los datos. Estas últimas posibilidades facilitan tanto la descentralización como la centralización de ciertas operaciones de tratamiento de datos.

Método acelerado de investigación participativa: da la posibilidad a las sociedades rurales de asegurarse un papel activo en el análisis de los problemas y en el establecimiento de proyectos.


18 Inventario Nacional sobre las Tierras Forestales y los Árboles: National Inventory of Woodland and Trees (NWS), UK.

19 Encuesta Principal sobre las Tierras Boscosas: Main Woodland Survey (MWS), UK.

20 Encuesta sobre los Bosquetes y los Árboles: Survey of Small Woods and Trees (SSWT), UK.

21 Servicio de Inventario Forestal Indio: Forest Survey of India (FSI).

22 Instituto de investigación forestal de Kerala: Kerala Forest Research Institute (KFRI).

23 Evaluación rural rápida: actividad sistemática y semiestructurada realizada sobre el terreno por un equipo multidisciplinar que tiene por objetivo obtener de forma rápida y eficaz nuevas informaciones e hipótesis a propósito de la vida y de los recursos rurales.

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