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Factores de manejo


El trigo se cultiva desde la línea ecuatorial hasta aproximadamente los 60° de latitud. Si bien se pueden obtener buenos rendimientos incluso con temperaturas tan altas como 40°C, éstos se reducen fuera del rango óptimo de temperaturas (pág. 90). A medida que las temperaturas se acercan al punto óptimo para el desarrollo, el manejo debe ser más cuidadoso y preciso a fin de mantener los rendimientos; el cultivo crecerá más rápido y, por tanto, la demanda diaria de recursos será mayor. Cualquier demora en proporcionar esos recursos, o cualquier demora en la eliminación de los competidores por esos recursos tales como malezas y enfermedades, tendrá un impacto negativo sobre el rendimiento.

El rendimiento del cultivo empieza en el Día 1, o sea, el día de la siembra (ver componentes del rendimiento en pág. 9), pero el buen manejo del cultivo comienza antes del mismo.

Un cultivo uniforme

AF van Herwaarden

Establecimiento pobre del cultivo, ¿por qué?

El trigo tiene un importante y característico hábito de crecimiento que es el macollaje. Unas pocas plantas pueden en poco tiempo producir muchas hojas y tallos que aprovechen los recursos del suelo; es decir, las plántulas no tienen que estar espaciadas perfectamente para cubrir el suelo pues los macollos cubrirán los espacios vacíos. Sin embargo, lleva más tiempo cubrir los espacios por medio del macollaje que con un espaciado uniforme y con todas las plántulas emergiendo al mismo tiempo; la

sincronización es importante para el rendimiento. Las cubiertas foliares pobres son la principal limitación del rendimiento, sobre todo en zonas cálidas (Ageeb, 1994; Olugbemi, 1994). Una cubierta foliar pobre puede deberse a distintas causas: lecho de siembra demasiado seco, pobre preparación del lecho de siembra, mala semilla (viabilidad) e inapropiadas técnicas de siembra. La siembra en el momento equivocado puede empeorar estos problemas.

Preparación del suelo

La preparación del suelo antes de la siembra debería tener los siguientes objetivos:

Uso de un nivel láser para nivelar el suelo en Punjab, Pakistán

H GómezMacpherson

Siembra directa sobre los residuos del cultivo anterior. Pakistán

Hafiz Mujeeb

No se podrá obtener un buen lecho de siembra si los equipos disponibles son los inadecuados para una preparación bien hecha y a su debido momento, sobre todo cuando se riega por inundación o por surcos.

Sistema de camas con dos hileras de plántulas en cada una. México

H GómezMacpherson

Estos sistemas requieren múltiples operaciones de labranza y nivelación del suelo y formación de bordes para canalizar y contener el agua de riego. En estos casos puede ser útil usar labranza mínima (pág. 93) o incluso emplear más tiempo y construir un sistema de camas permanentes (pág. 94). Si se usan estas camas, el proceso de preparación del terreno es más complejo. Debe ser formado o reformado en largas camas de 60-80 cm de ancho con dos o tres hileras de siembra bien definidas, que quedarán separadas por los surcos de riego/drenaje. Sin embargo, al cabo de los años, cuando la estructura de la cama esté bien establecida, sin que haya sido dañada por los cultivos anteriores y cubierta con una capa espesa de residuos, sólo habrá que sembrar en las hileras predefinidas, o sea, será algo similar a la labranza mínima L en tierras llanas.

Los terrones dan lugar a una distribución desigual de plántulas

AF van Herwaarden

Problemas de la preparación del suelo

Antes de la siembra es necesario prestar atención al tamaño de los terrones que quedan después de la labranza. Si son abundantes y de diámetro mayor a los 5 cm, pueden causar variaciones en la profundidad de siembra o dificultar físicamente la emergencia de las plántulas. Este es el momento adecuado para solucionar el problema.



Buscar indicadores de zonas inundadas antes de la siembra. ¿Se observan zonas húmedas en áreas bajas, tal vez ligeramente verdosas debido al crecimiento de algas? O si el área está seca, ¿se observa una costra sobre la superficie del suelo? La inundación puede causar la muerte de las plántulas o de los macollos.



Antes de la siembra, controlar a que nivel se encuentra la humedad del suelo: excavar hasta encontrarse con una zona más oscura o que se sienta húmeda. ¿Está el suelo excesivamente seco para la germinación?



Antes de la siembra, controlar que la capa de residuos del cultivo anterior sea lo suficientemente fina como para permitir la penetración de la sembradora a profundidades uniformes. Los residuos incorporados, ¿son tan voluminosos que crean bolsones de aire en el suelo impidiendo una siembra uniforme?



Controlar el encostramiento (pág. 98) una semana o dos después de la siembra. Desenterrar plántulas donde hay costra o donde la emergencia es variable. Las plántulas que no hayan podido atravesar la costra estarán dobladas o retorcidas y tendrán hojas largas amarillentas.



¿Hay muchas semillas secas y que no germinaron? El suelo estaba muy seco en el momento de la siembra.



¿Hay muchas malezas en el campo? Si las malezas son más altas que las plántulas es porque no fueron controladas por la labranza de presiembra o porque esta labranza fue hecha demasiado tiempo antes de la siembra permitiendo una nueva emergencia de malezas.

Causas de un mal lecho de siembra

Cómo mejorar el lecho de siembra

Reducir el tamaño de los terrones por medio de una segunda labranza. Sin embargo, prestar atención si el suelo está muy seco pues se podría destruir la estructura y dar lugar a un encostrado. Pueden prepararse pautas para cultivar la tierra según el contenido de humedad del suelo (pág. 18).



Minimizar el encostramiento (pág. 98) reduciendo el número de labranzas secundarias que puedan pulverizar el suelo; dejar algunos residuos de cultivo sobre la superficie del suelo. Si hay aspersores disponibles, regar antes de la emergencia de las plántulas para ablandar la costra.



Si se practica la siembra directa después de un cultivo de alto rendimiento, como arroz, maíz o soja, elimine el exceso de residuos de modo tal que se pueda efectuar una siembra adecuada a una profundidad uniforme. Alternativamente, se deberá usar un equipo de siembra que pueda traspasar la capa espesa de residuos.



Programar la labranza de modo que no sea demasiado anterior a la siembra. El objetivo es favorecer a las plántulas del cultivo sobre las malezas que germinan o que rebrotan.



Usar labranza mínima de modo que todas las operaciones puedan ser hechas en el momento óptimo y completadas rápidamente. Así se puede evitar un exceso de trabajo del suelo y la consecuente pérdida del mismo, dar lugar a menos terrones y reducir el gasto de agua ya que una menor proporción de suelo desnudo está expuesto a secarse al aire.

Viabilidad de las semillas

¿Son las semillas de mala calidad?

Contar las plántulas pocos días después de que emerjan las primeras (pág. 14) y controlar si hay un número menor de lo esperado según la cantidad de semilla sembrada. Si parte de las semillas eran inviables, esto se manifestará en una población pobre, poco densa, y no en grupos de plantas (rodales), ya que las semillas en malas condiciones estarán uniformemente mezcladas con las semillas en buen estado.



¿Se observan plántulas emergiendo aún diez días después de la emergencia de las primeras? ¿Las últimas plántulas parecen débiles? Las semillas viejas pueden producir plántulas débiles. Desenterrar algunas de estas plántulas débiles: ¿muestran síntomas de enfermedades (pág. 81), o indicaciones de que han crecido entre terrones (pág. 40)? Si no es así, las semillas probablemente eran de mala calidad.

Causas de la mala semilla

¿Qué hacer acerca de la calidad de las semillas?

Hacer una prueba de germinación antes de la siembra. Ajustar la densidad de siembra a lo indicado por el análisis de germinación.






Almacenar las semillas en un lugar fresco, seco y bien ventilado.



Cosechar las semillas en el momento en que puedan sufrir el menor daño físico posible.



Separar las semillas dañadas de las semillas a sembrar.



No sembrar semillas de más de un año, excepto cuando en la prueba de germinación muestren que mantienen una buena calidad.

NOTA: hacer una prueba de germinación tomando varias muestras de 100 semillas de la parte interna de los envases y mantenerlas por separado. Humedecer cuadrados de papel o de tela y esparcir sobre ellos cada grupo de 100 semillas sin que las semillas se toquen. Cubrirlas con otro cuadrado húmedo. Enrollarlos y colocarlos en una bolsa de plástico para que no se desequen. Mantener la bolsa a temperatura ambiente. Después de 4-5 días contar cuantas semillas germinaron en cada lote. El porcentaje de germinación es el número de semillas germinadas dividido por el número de semillas en la muestra multiplicado por 100.

Profundidad y método de siembra

Cuanto menos profundo se siembre más pronto emergerán las plántulas y podrán comenzar las actividades fotosintéticas (pág. 100) y, por lo tanto, más temprano comenzará el macollaje. La profundidad de siembra adecuada es aquella que coloca la semilla donde pueda absorber agua para la germinación y no desecarse posteriormente. Si hay problemas con pájaros, entonces a menudo hay que sembrar más profundo. Si bien las plántulas de algunas variedades pueden emerger desde 5 cm de profundidad, esto puede ser demasiado profundo para algunos genotipos modernos que tienen coleoptilos cortos. Las plantas en la fotografía fueron sembradas en el mismo día a diferentes profundidades. Muestra que plántulas de la misma edad procedentes de semillas sembradas más superficialmente son más grandes que aquellas que emergen desde una mayor profundidad: tienen más hojas (15 vs. 5), que son más cortas y más anchas, y tienen más hojas en el tallo principal (5 vs. 3) y más macollos (4 vs. 1). A largo plazo, estas diferencias se reflejarán en el número de espigas y en el rendimiento.

La siembra poco profunda acelera el crecimiento de la plántula y aumenta el macollaje

M Stapper

¿Son las plántulas uniformes?

Observar el cultivo a las dos semanas de la siembra. ¿Hay el esperado número de plántulas emergidas? Confirmar la evaluación contando las plántulas según los métodos descritos en la página 15.



¿Es uniforme la emergencia? Si no lo es, desenterrar algunas semillas donde la emergencia es despareja, ¿han germinado? Si no es así, proseguir según lo descrito en la sección de viabilidad de las semillas (pág. 42). ¿Están sanas las plántulas? (ver pág. 81 para los problemas de enfermedades). Medir la longitud de la parte blanca debajo de la tierra en las plántulas emergidas (ver fotografía de profundidad de siembra en pág. 44). Estas longitudes no deberían presentar diferencias de más de 1 cm si la siembra se hizo en forma uniforme.



¿Es uniforme el espacio entre las plántulas? La sembradora mecánica se puede haber bloqueado o puede haber sembrado en exceso.



¿Hay muchas plántulas desarraigadas? Observar si hay señales de pájaros, roedores o insectos.



Controlar todas las sugerencias en la sección Cómo mejorar el lecho de siembra (pág. 41).

Causas de los problemas de la siembra y de la emergencia

Qué hacer para solucionar los problemas en la emergencia

Revisar los problemas del lecho de siembra (pág. 47) y de la viabilidad de las semillas (pág. 42).



Seguir las recomendaciones para la densidad de siembra (pág. 43) en la región.



Controlar que la profundidad de siembra de la sembradora sea la adecuada para la variedad.



Usar métodos de labranza mínima o sembrar directamente sobre los residuos del cultivo anterior.



En el caso de falta de máquinas para la labranza y la siembra y para obtener un buen establecimiento de las plántulas, dar un riego de presiembra, distribuir cuidadosamente la semilla y el fertilizante al voleo y cubrir con una capa de paja en lugar de suelo (Jongdee, 1994).



Añadir una cubierta de residuos libres de enfermedades para mantener húmeda y fresca la superficie del suelo durante la emergencia de las plántulas y prevenir la formación de costras; también puede reducir las pérdidas causadas por los pájaros, los roedores y los insectos. Aunque la cubierta de residuos vegetales puede aumentar los rendimientos en cerca del 10 por ciento (ver Badaruddin et al., 1999) no siempre es físicamente posible o económicamente viable.

Momento óptimo de siembra

Para cada localidad hay una fecha óptima de siembra determinada principalmente por las condiciones climáticas y por la disponibilidad de tierra y riego, y también por la variedad a ser usada y el probable momento de la aparición de enfermedades importantes en la región. La mejor fecha de siembra es aquella que produce los más altos rendimientos dentro de las limitaciones locales. Usualmente se calcula por medio de una cuenta regresiva desde el momento de la antesis (ver los puntos más abajo). Una vez que se haya determinado la mejor fecha de siembra, cualquier demora en la misma reducirá el rendimiento. La pérdida de rendimiento será por lo general mayor en las regiones más calurosas.

La variedad más adecuada será aquella que ajuste mejor sus etapas de desarrollo al clima de la región. Al decidir la variedad y calcular la fecha de siembra hay que tener en cuenta los siguientes riesgos:

Hay que pensar no sólo en el cultivo que está en el campo sino en el mejor compromiso que considere la fecha de siembra de todos los cultivos de la rotación de tal modo que optimice la producción anual.

Densidad óptima de siembra

La figura muestra que la densidad de siembra puede tener un efecto limitado sobre el rendimiento ya que a menor número de plantas hay mayor producción por planta

El número de plantas de un cultivo depende de la densidad de siembra, de la viabilidad de las semillas, del porcentaje de emergencia de plántulas y de la sobrevivencia de las plantas. Sin embargo, en los cultivos regados, el número de plantas puede a menudo variar sensiblemente sin afectar claramente los rendimientos. Esto se debe a que la planta de trigo produce macollos (pág. 101) los cuales a su vez producen hojas, espigas y granos. Por ello, la densidad de siembra tiene en general menos influencia sobre el rendimiento final que otros factores discutidos anteriormente.

Por ejemplo, en el estudio hecho en Sudán que se muestra en la figura, el rendimiento no aumentó significativamente al aumentar la densidad de siembra hasta 15 veces ya que a bajas densidades de siembra cada planta produjo más tallos y más espigas. Es necesario notar también que los resultados finales no fueron muy altos.

Las recomendaciones para la densidad de siembra, por lo general, están entre 100-150 kg/ha, lo cual es más de lo necesario pero considera las pérdidas posibles por mala preparación del suelo, mala semilla y pobre distribución de la misma como ocurre cuando se siembra al voleo (pág. 40). Una alta densidad de plantas puede favorecer las enfermedades (Du Daiwen, 1994) pero reduce los efectos de las malezas en razón de una mejor competencia, un hecho muy importante en algunas regiones. Una densidad alta puede favorecer también el encamado (pág. 54).

La cubierta del cultivo: control de los macollos y espigas

Un buen cultivo de más de 4 t/ha debe tener más de 400 espigas/m2 ya que cada espiga, como promedio, produce 1 gramo de grano. Con una densidad de siembra normal de 100 kg/ha (10 g/m2), o sea 200 semillas viables/m2, las 400 espigas podrían proceder de plantas con un tallo principal más un macollo. Pero, en general, los tallos principales tienen pocas hojas por lo que no capturan suficiente radiación solar como para producir un buen cultivo (pág. 31). Usando sus tallos, una planta puede producir rápidamente muchas hojas las cuales a su vez capturan la radiación necesaria para un rápido desarrollo del cultivo.

Las plantas de trigo pueden producir un tallo en la axila de cada hoja (dibujos en la pág. 10); la yema situada en la axila está pronta para desarrollarse muy pronto después de que la hoja que la rodea esté totalmente expandida. El primer macollo por lo general aparece en la axila de la hoja 1 cuando hay 2,5 hojas en el tallo principal.

Los macollos pueden faltar dentro de la secuencia normal del desarrollo. Si el agua o el nitrógeno son factores restrictivos en el momento en que la yema está pronta para desarrollarse o si la luz es muy débil, entonces no crecerá y no será utilizada por la planta. La posición de los macollos que faltan indica cuando ocurrió el problema.

Cuando el tallo principal llega al estado Z3.0 aún aparecerán unos pocos macollos más llegando al número máximo de macollos por unidad de superficie (figura pág. 9). Si las condiciones del cultivo hasta ese momento han sido pobres el número de macollos será bajo.

Las condiciones de crecimiento después de Z3.0 determinan cuántos tallos o macollos sobrevivirán para producir espigas. Aún haciendo correctamente todas las operaciones de manejo del cultivo, algunos macollos morirán. Con un mal manejo del cultivo serán muchos más los macollos que mueran sin espigar. Una menor supervivencia de macollos significa menor radiación solar interceptada durante el importante período L anterior a la antesis; esto lleva directamente a tener menos espigas y menos granos.

Cuente las hojas de los tallos principales y controle en esta figura si las plantas tienen los macollos correspondientes a un buen cultivo

¿Está el cultivo produciendo suficientes macollos y espigas?

Durante el macollaje, arrancar y observar algunas plantas. ¿Cuántas hojas hay en el tallo principal y cuántos macollos tiene? Confrontar el dato anterior para ver como clasificar el cultivo. Por ejemplo, si las plantas tienen 3,5 hojas por tallo principal y no tienen macollos, el cultivo es pobre. Si las plantas tienen tres macollos, el cultivo es bueno. ¿Indican las notas de campo que el número de macollos está aumentando? El número de macollos por hojas del tallo principal indican si el cultivo tiene problemas que deben ser solucionados.



Cuando la hoja bandera ha emergido, controlar el número de espigas tal como se describe en la pág. 14. ¿Hay las 400 espigas/m2 necesarias para cosechar 4 t/ha de grano (80-100 espigas/m de hilera si se usa una distancia entre hileras de 18 cm)?



A medida que el cultivo crece, estimar el porcentaje de suelo cubierto por el mismo (método en pág. 15) o medirlo con un medidor de radiación interceptada. Ambas cifras son similares y prácticamente intercambiables. Comparar la cobertura del suelo, es decir, la radiación interceptada por el cultivo, con la de la gráfica en la página 50 para el mismo estado de Zadoks. Si se espera un rendimiento de más de 4 t/ha el cultivo debería cubrir cerca del 80 por ciento del suelo cuando ocurra la elongación del tallo (Z3.0 o encañado). En el caso de rendimientos aún más altos, el suelo casi no se debería ver en el momento de la aparición de la hoja bandera (Z3.7). Un cultivo como este se observa en la parte de la derecha de la fotografía debajo. Toda la luz es capturada y utilizada por el cultivo para su crecimiento. Los tres cultivos en la fotografía fueron sembrados en el mismo lugar pero con diferentes dosis de nitrógeno aplicadas en la siembra (0, 80 y 240 kg/ha). El nitrógeno favoreció el desarrollo foliar con el consiguiente aumento de la radiación interceptada y el rendimiento aumentó proporcionalmente.

Cobertura del suelo en tres cultivos estimada en 25%, 45% y 90%

AF van Herwaarden

Mayor superficie de suelo cubierta en cada fase Zadoks significa una mayor radiación interceptada y un mayor rendimiento. Compare la cobertura del suelo por el cultivo con la de estos tres cultivos que rindieron 1,4, 4,0 y un máximo de 6,3 t/ha.

Causas de una baja población de macollos y de espigas

¿Qué se puede hacer para aumentar el número de macollos y espigas?

Plantar tan superficialmente como sea posible (ver pág. 44) usando la densidad de siembra recomendada (pág. 45) para esa región.



Seguir las recomendaciones de aplicación de nitrógeno y otros fertilizantes para optimizar la producción y la supervivencia de macollos y posterior transformación en espigas (ver gráfica anterior, pág. 50 que ilustra el efecto de tres niveles de nitrógeno aplicados en la siembra sobre la cobertura del suelo y el rendimiento). Considerar la posibilidad de hacer aplicaciones fraccionadas y localizadas del nitrógeno (en bandas) en lugar de su distribución al voleo.



Si el agua para riego es limitada, aplicarla por lo menos en la iniciación de la corona de las raíces (Z1.2-Z1.3), alrededor de 21 a 30 días después de la siembra en las regiones cálidas.



Aplicar el riego según las frecuencias recomendadas localmente y siempre que el cultivo llegue a una marchitez de 1 (pág. 16).



Reducir el daño por inundaciones siguiendo las recomendaciones en pág. 75.



Mantener las plagas y las enfermedades bajo control (pág. 79).



Elegir la variedad adecuada que no llegue al espigado muy rápidamente.

La cubierta del cultivo: hojas verdes después del espigado

El cultivo llena los granos usando carbohidratos de dos fuentes: aquellos producidos en ese momento gracias a la fotosíntesis en las hojas verdes (pág. 90) o aquellos almacenados en los tallos. Con el material almacenado sólo se puede obtener un rendimiento de grano de menos de 1 t/ha; para obtener rendimientos más altos se necesita mantener varias hojas verdes y un crecimiento activo de cada tallo.

Los granos en desarrollo necesitan nitrógeno y también carbohidratos. Después de la antesis la planta extrae poco nitrógeno del suelo, por lo que los granos en desarrollo (que crecen sólo después de la antesis) tienen que obtener casi todo su nitrógeno del que está almacenado en la planta. Una fuente importante del mismo son las hojas verdes.

La principal razón por la cual las hojas pierden su color verde y mueren es porque pierden el nitrógeno que es redistribuido a los granos. Cuanto menor sea la cantidad de nitrógeno almacenado, más rápidamente morirán las hojas. La cantidad de nitrógeno que ha sido almacenado depende de cuanto había disponible en el suelo antes de la antesis y de las prácticas de manejo del cultivo.

La gráfica indica cuantas hojas verdes debería tener cada tallo, en cada estado del desarrollo del grano, para llegar a producciones entre 4 y 10 t/ha. Cualquier L enfermedad, tal como la roya o el tizón de la hoja (pág. 83), que reduzca el número de hojas verdes y el área verde de las hojas en ese momento, también reducirá los rendimientos. Las hojas de campo (pág. 20) tienen una columna para anotar el número de hojas verdes.

El rendimiento será mayor si hay más hojas verdes en los tallos durante el desarrollo del grano. Las enfermedades que reducen las hojas verdes rápidamente reducirán los rendimientos.

El cultivo, ¿tiene suficientes hojas verdes después del espigado?

Contar cuantas hojas verdes hay en los macollos normales y anotarlo en la columna correspondiente de las hojas de campo. Compararlo con la gráfica para estimar el rendimiento que puede conseguirse. Por ejemplo, si los macollos tienen tres hojas verdes en el momento de la mitad de la floración, el rendimiento esperado es 6 t/ha. Si el cultivo tiene una o menos hojas verdes, el rendimiento será muy pobre. El cultivo habrá estado limitado por el nitrógeno, las condiciones del suelo, las enfermedades o la falta o el exceso de agua.



Las hojas superiores, ¿han perdido el color verde? ¿Son esos síntomas causados por enfermedades foliares (pág. 83) o por una mala nutrición (pág. 58)? Contar el número de hojas verdes en los tallos normales (pág. 15) y observar si están enfermas. A partir de estos datos estimar el impacto de la enfermedad sobre el rendimiento. La cifra muestra cuan rápidamente la enfermedad puede reducir el rendimiento potencial.

Causas de la muerte de las hojas después del espigado

Asegurarse de tener siempre suficientes hojas verdes

Añadir nitrógeno al suelo. Si el nitrógeno se pierde rápidamente por lixiviación como en un suelo franco arenoso (pág. 17), fraccionar las aplicaciones en dos, entre el momento de la siembra y al aparecer el primer nudo.



Asegurarse que se riegue en los intervalos calculados o recomendados (pág. 70) y según el índice de marchitez (pág. 17).



Controlar las plagas y enfermedades; en la próxima siembra usar una variedad resistente a las enfermedades.

Encamado

Encamado en trigo. Algunos tallos forman un ángulo de cerca de 60° con la vertical

HM Rawson

El encamado ocurre cuando el cultivo no se mantiene erecto. Un cultivo normal está en posición vertical pero puede que algún elemento rompa ese equilibrio causando su vuelco: vientos fuertes, lluvias intensas, suelo muy húmedo al final del período de llenado del grano, tallos altos y finos que se doblan fácilmente, pudriciones de las raíces que debilitan la base de la planta. La peor combinación es la de fuertes vientos asociados con un exceso de agua.

El encamado destruye la estructura de la parte aérea del cultivo. La radiación solar ya no es interceptada en forma eficiente como sería cuando la luz intensa llega a las hojas jóvenes superiores y la luz más pobre a las hojas viejas. Las espigas en la parte más baja del cultivo quedan tapadas en un ambiente enmarañado y el cultivo se hace más susceptible a plagas y enfermedades.

Durante las primeras etapas del encañado, el encamado tiene relativamente poco efecto sobre el rendimiento ya que el cultivo se puede enderezar retomando la estructura de la cubierta. Los nudos del tallo alteran el ángulo de la extensión haciendo que el tallo crezca nuevamente en forma vertical (ver los nudos en el centro de la fotografía superior).

Después de la antesis los efectos del encamado pueden ser importantes. Por cada día que el cultivo está volcado el rendimiento puede reducirse más del 1 por ciento (Stapper L y Fischer, 1990b). Por lo tanto, los cultivos severamente encamados después de la antesis y que no se recuperan, pueden producir menos de la mitad del rendimiento L de un cultivo similar no encamado.

Cualquier grado de encamado hace además que la cosecha sea más difícil aumentando la probabilidad de perder grano durante la misma.

¿Está el cultivo encamado?

¿Qué porcentaje del cultivo está encamado?, ¿10 por ciento, 50 por ciento, todo el cultivo?



El encamado, ¿ocurrió temprano o tarde? Probablemente se pueda deducir basándose en el momento en que los tallos retomaron una posición erecta. La pérdida de rendimiento debería ser menor si el vuelco ocurrió durante las primeras etapas del encañado.



Buscar cuidadosamente síntomas de enfermedades en los tallos. ¿Tienen los entrenudos más bajos un color marrón claro con necrosis en forma de ojo? En caso positivo, se trata de la pudrición de la raíz en forma de ojo (Pseudocercosporella herpotrichoides), que eventualmente produce la pudrición a través del tallo.



Apreciar en cada zona con encamado la media del ángulo de vuelco. En otras palabras, cuánto se han separado los tallos de la vertical. En la fotografía (pág. 54), los tallos más volcados han caído cerca de 60° de la vertical. Para calcular el valor medio del encamado para el cultivo hay que dividir el ángulo de vuelco entre 90 (p. ej. 60°/90), y multiplicar por la estimación del área del cultivo afectada (p. ej. 10%=10/100). Multiplicar este valor medio de encamado por el número de días que ha estado encamado el cultivo para conocer la duración del encamado. Los rendimientos caen 1 por ciento por cada dos unidades de duración de encamado en el estado de grano lechoso.

¿Por qué se ha encamado el cultivo?

Qué se puede hacer para evitar el encamado?

No regar cuando se pronostican vientos, particularmente si se espera que sean muy fuertes. Regar a última hora del día cuando los vientos tienden a disminuir o por la mañana temprano si esa es la parte más calma del día. La pérdida de rendimiento asociada con un encamado generalizado del cultivo es mayor que la debida a un día con estrés hídrico.



Evitar humedecer el suelo en exceso durante la parte final del llenado del grano.



Cambiar a una variedad más baja si la región es propensa a vientos o lluvias fuertes durante las últimas etapas del crecimiento.



Reducir los aportes de nitrógeno en las variedades altas, no mejoradas, sobre todo las aportes tardíos. Fraccionar el aporte de nitrógeno en la siembra y en el primer nudo (Z3.1).



Reducir la densidad de siembra (ver pág. 47) o la profundidad de siembra para favorecer el macollaje temprano y la producción de raíces de la corona. Esto puede resultar en plantas con una base más fuerte.



Controlar las enfermedades de la corona y de las raíces usando prácticas agronómicas apropiadas y tratando las semillas (pág. 83). Tratar en la etapa Z3.0 si se observan síntomas de mancha en forma de ojo.



Usar un fertilizante potásico.



Adoptar el sistema de siembra en camas. El riego en este sistema no moja el suelo alrededor de la base de la planta tanto como el riego por inundación.



Controlar los cercos para asegurarse que los animales permanezcan fuera del cultivo y usar la maquinaria cuidadosamente.

Nutrición mineral

La concentración de nutrientes declina en el cultivo a medida que éste se desarrolla y acumula tejidos viejos

Para un buen crecimiento el trigo necesita muchos nutrientes, sobre todo macroelementos: oxígeno (O; cerca del 48 % de la materia seca), carbono (C; 42 %), hidrógeno (H; 6%), nitrógeno (N; 2 %), potasio (K), fósforo (P), calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S). Estos elementos se van acumulando en el cultivo a lo largo de su crecimiento, sin embargo, sus concentraciones se reducen (ver figura) a medida que el cultivo tiene más tejidos viejos. Estos tejidos viejos tienen concentraciones de nutrientes más bajas que los tejidos jóvenes. El trigo también necesita pequeñas cantidades de microelementos como hierro, manganeso, boro, zinc, cobre, sodio, molibdeno, cloro, cobalto y sílice. Aparte de los tres primeros elementos (O, C y H), que provienen del aire y el agua, los restantes 16 elementos pueden ser manejados, en cierta medida, por tratamientos del suelo o del cultivo.

Las recomendaciones para los aportes de N, P y K difieren ampliamente con el tipo y la fertilidad del suelo y el uso esperado del fertilizante por el cultivo. Un cultivo de ciclo corto puede no tener el tiempo suficiente para aprovechar el fertilizante como un cultivo de ciclo largo. El programa de fertilización que se siga debe estar basado en la práctica local, en el rendimiento deseado y en la rotación de cultivos. Las variedades más grandes necesitan más fertilizante (ver discusión y gráfico en pág. 50). Sin embargo, es necesario ser precavidos ya que un exceso de nitrógeno puede dar lugar a la contaminación de aguas y al encamado (pág. 56). Si el nitrógeno es un factor restrictivo, el rendimiento y probablemente el contenido de proteína del grano se reducirán. En general, la proteína del grano aumentará si se añade nitrógeno una vez que hayan emergido las espigas.

Como regla general, se puede decir que un cultivo de 7 t/ha toma de la tierra, 150-190 kg de nitrógeno, 25-35 kg de fósforo y 45-60 kg de potasio. Estos nutrientes deben ser restituidos al suelo después de un cultivo para evitar el agotamiento de las reservas. Calcular las cantidades aproximadas de nutrientes tomadas por un cultivo teórico. Por ejemplo, para un rendimiento de 4 t/ha, se perderán cerca de 150 x 4/7 N (85 kg N).

Cuando las plantas no reciben suficientes nutrientes como para satisfacer sus requerimientos o si los reciben en exceso, su crecimiento será pobre; si el desajuste es importante, entonces aparecerán los síntomas correspondientes al problema. En general, los síntomas originados por la mayoría de las deficiencias o toxicidades se observan mejor en las hojas.

Si los nutrientes del suelo son progresivamente esquilmados por el cultivo y el nutriente no puede ser traslocado de las hojas viejas a las nuevas, los síntomas serán más aparentes en las hojas nuevas. Por otro lado, si el nutriente tiene movilidad dentro de la planta, esta lo extraerá de las hojas viejas para ser usado en las nuevas; los síntomas aparecerán en las hojas viejas. Es necesario hacer una consideración especial con el boro ya que no muestra síntomas importantes en las hojas; su deficiencia es aparente sólo en el momento de la antesis cuando aparecen las florecillas estériles.

Es necesario también tener la precaución de no confundir los síntomas de estas deficiencias con síntomas similares debidos a enfermedades. Si la causa es nutricional, los síntomas ocurrirán en zonas grandes del campo. Si la causa es una enfermedad, es probable que los síntomas aparezcan en plantas aisladas o en rodales. L

Primeramente se debe controlar si los síntomas están en las hojas viejas o en las jóvenes y entonces usar la carta apropiada de flujo y fotografías (hojas viejas pág. 60, hojas jóvenes pág. 62) para hacer una primera identificación del problema (las listas de control y las fotografías están basadas en Grundon, 1987).

¿Es la nutrición mineral un problema?

Recorrer el cultivo en diferentes estados de crecimiento. Buscar zonas grandes del cultivo con plantas de desarrollo pobre y coloración pálida. Fijarse cuidadosamente y decidir si las hojas viejas están más afectadas que las jóvenes.

Causas de los problemas nutricionales

¿Qué hacer acerca de los problemas con los nutrientes?

Antes de sembrar, hacer un análisis del suelo para controlar las deficiencias de zinc, fósforo o potasio, especialmente si el último cultivo tuvo deficiencias de estos elementos. El nitrógeno se controla mejor durante el desarrollo del cultivo usando análisis de tejidos.



El fósforo no tiene movilidad en el suelo, por lo que se debe agregar en el momento de la siembra. Si el trigo sigue a un cultivo de arroz, probablemente se necesite fósforo. Tener en cuenta que el fosfato diamónico, así como otros agroquímicos, pueden dañar la semilla si se los coloca en contacto con la misma.



Aumentar las dosis de fertilizantes que contengan el nutriente limitante. Considerar la aplicación de fertilizantes foliares en el caso en que sea necesaria una respuesta rápida si bien sus efectos son de corta duración; por ejemplo, para el nitrógeno usar urea, para el manganeso usar sulfato de manganeso, para el hierro usar sales inorgánicas o quelatos y para el cobre usar sulfato de cobre.



Considerar el aporte de estiércol, si estuviera disponible, ya que contiene la mayor parte de los micro- y macroelementos necesarios e incorporar los restos del cultivo anterior para aumentar el nivel de la materia orgánica y mejorar la aireación del suelo. Esos residuos contienen una buena cantidad de potasio que puede ser un limitante en los suelos ácidos. Alternativamente, cultivar e incorporar un abono verde antes de la próxima siembra para aumentar el contenido de materia orgánica del suelo.



Cambiar el método y/o el momento de aplicación del fertilizante para que haya menos posibilidades de pérdida por escorrentía, lixiviación o volatilización. Se puede perder cerca del 65 por ciento del nitrógeno aplicado en el momento de la siembra, pero las pérdidas se reducen al 35 por ciento si se aplica en la etapa del primer nudo (Z3.1, pág. 10) (Sayre y Moreno Ramos, 1997). Como norma, es mejor hacer los aportes de nitrógeno en la siembra y en el primer nudo. El fertilizante en cobertera se debería aplicar inmediatamente antes de los riegos o de las lluvias para ayudar a su infiltración.



Mejorar el drenaje. Considerar el uso de camas en la próxima estación para tener un mejor drenaje y hacer un uso más eficiente del agua (pág. 94).



Eliminar las malezas para que haya más nutrientes disponibles para el cultivo.



En los suelos muy ácidos incrementar el pH del suelo hasta cerca de 6 (pág. 32) antes de la próxima siembra, por medio del agregado de cal, piedra de cal o dolomita pero cuidando de no excederse para evitar deficiencias de potasio, magnesio, hierro, manganeso, boro, zinc o cobre (pág. 58).



Añadir microelementos si se observan síntomas de deficiencias en las plantas y si las medidas del pH (pág. 32) sugieren que son factores restrictivos. Si el suelo fuera deficiente en azufre, usar un fertilizante con ese elemento en el momento de la siembra.

síntomas en hojas completamente expandidas y viejas

Adaptado de NJ Grundon

síntomas en hojas nuevas en expansión o recientemente expandidas

Adaptado de NJ Grundon

Malezas

Trigo precoz sembrado demasiado tarde para macollar, dominado por malezas de hoja ancha

H GómezMacpherson

Las malezas compiten con el cultivo por luz, nutrientes, agua y espacio para las raíces. Algunas malezas pueden dañar el cultivo produciendo sustancias tóxicas u hospedando enfermedades. Las malezas anuales compiten más efectivamente con el trigo durante la etapa de plántula y al principio del macollaje, por lo que este es el momento crítico para su control. Una vez que el cultivo cubre el 50-70 por ciento de la superficie del suelo en el encañado, dominará la mayoría de las malezas que germinan.

Muchos herbicidas selectivos son muy efectivos contra las malezas pero pueden causar algún daño al cultivo, así como también lo pueden hacer los métodos manuales o mecánicos de control. La probabilidad de pérdida de rendimiento a causa del daño químico o mecánico debería ser evaluada frente a la posible pérdida de rendimiento causada por las malezas. Los herbicidas de pre-emergencia causan poco o ningún daño al cultivo y a menudo se obtienen mejores rendimientos que con aplicaciones tardías.

Trigo completamente dominado por la maleza Phalaris minor. Nepal.

KD Subedi

Las malezas pueden ser un problema durante la cosecha: las semillas de malezas pueden contaminar el grano y la materia verde de las malezas de maduración tardía puede contaminar la paja. Los herbicidas y los desecantes pueden ser usados en esta última etapa, pero sólo en situaciones particulares y con gran cuidado.

La labranza convencional poco profunda y hecha rápidamente para la preparación del lecho de siembra puede exacerbar el problema de las malezas. Puede romper y difundir los sistemas radiculares de propagación de las malezas perennes y llevar las semillas L enterradas de especies anuales a la superficie del suelo donde pueden germinar. Es necesario considerar si la labranza mínima o la labranza cero (siembra directa, pág. 93) pudiera satisfacer en algunos casos los requerimientos del agricultor. Si hay un L problema de malezas perennes bien establecidas (pág. 101), la labranza profunda para cortar y exponer las raíces profundas puede ser un primer paso para su control.

¿Hay demasiadas malezas en el cultivo?

Controlar el cultivo a las 2-3 semanas de la emergencia de las plántulas.

¿Hay muchas malezas tanto o más grandes que las plantas del cultivo? Cualquier maleza que en esta fase sea de tamaño similar al del cultivo, si no es eliminada, lo dominará muy pronto; interceptará la luz y utilizará agua y nutrientes.



Observar el cultivo en forma general. ¿La cobertura ofrecida por el cultivo es mayor o menor que la cobertura ofrecida por las malezas (pág. 15)? Recordar que la tierra cubierta por las malezas representa recursos no disponibles para el cultivo.



¿Cuáles son las malezas dominantes en el cultivo? Tratar de identificarlas para estimar su vigor como malezas y definir los métodos de control.



Las plantas de trigo en las áreas con malezas, ¿son más pequeñas o menos desarrolladas que en las zonas limpias del campo? Si es así, las malezas están dominando los recursos.

Causas de la infestación de malezas

¿Qué se puede hacer contra las malezas?

Compruebe que las semillas que se siembran no estén contaminadas con semillas de malezas. Use semilla de la mejor calidad posible. Si se está usando semilla propia y en las muestras de ésta se observan semillas de malezas, considere preparar parte del terreno libre de malezas con el único objetivo de producir semillas para sembrar en la próxima estación. Esto, a largo plazo, le ahorrará trabajo.



Un cultivo que emerge rápidamente y es vigoroso y denso dominará la mayor parte de las malezas. Ayude al cultivo preparando un buen lecho de siembra.



Las operaciones de escarda deberían ser próximas al momento de la emergencia de las plántulas; puede ser que el método deba ser modificado. Elimine las malezas cuando son más susceptibles al daño, o sea, cuando son pequeñas.



Si unas pocas malezas escapan el control temprano, elimínelas antes de la floración para evitar la producción de semillas, pero sin dañar el cultivo. Las semillas de malezas maduran muy rápidamente.



Si se usan herbicidas, identifique las malezas antes de elegirlos. Seguir estrictamente las instrucciones en la etiqueta del envase. Una mezcla muy fuerte puede dañar el cultivo. Aplique el herbicida con un pulverizador calibrado. No use el mismo herbicida en años consecutivos.



Compare herbicidas alternativos que pueden ser usados para controlar malezas difíciles. Muchos herbicidas de post-emergencia que son absorbidos por las hojas son más eficientes cuando las malezas están en un estado de crecimiento activo. Trate temprano en la mañana una vez evaporado el rocío; puede ser mejor que tratar en la tarde. En cualquier caso, no hacerlo si llueve o hay amenaza de lluvia.



Si las malezas perennes no pueden ser controladas, aumente la densidad de siembra para obtener una cobertura del suelo más rápidamente y competir con ventajas sobre las malezas. Considere la labranza profunda para controlarlas.



Rote con un cultivo que domine las malezas o deje el campo en barbecho y cultive. La rotación cambia las condiciones a las que están adaptadas las malezas.



Si el cultivo anterior (p. ej. arroz o maíz) dejó residuos libres de enfermedades y si la tierra no contiene muchas malezas, considere la siembra del trigo a través de esos residuos con aperos de labranza mínima (pág. 93). Los residuos ayudarán a suprimir las malezas anuales y el tiempo entre los cultivos será menor.



Si hubiera una maleza resistente a los herbicidas, siembre una variedad o una especie de ciclo más corto que permita dejar 1-2 meses de barbecho entre los cultivos. Durante este período, riegue y después controle las malezas con medios mecánicos o con un herbicida no selectivo. Considere la siembra en camas (pág. 94) ya que permite el control mecánico de las malezas en los surcos entre las camas. Use variedades competitivas.

La escarda manual tardía de las malezas es posible pero difícil

H. GómezMacpherson

Residuos de cultivos

En Asia, muchos agricultores usan los residuos de los cultivos para alimentar el ganado o como combustible. Otros los incorporan al suelo con las operaciones de labranza, una vez que los ha aprovechado el ganado y reconvertido en estiércol. La quema de rastrojos es cada vez mas frecuente ya que acorta el período entre los cultivos sucesivos; sin embargo, reduce el contenido de materia orgánica del suelo, contribuye a la degradación y pérdida de las propiedades físicas del suelo y aumenta el riesgo de inundaciones, encostramiento y enfermedades.

Diferentes cantidades de residuos de trigo esparcidos sobre el suelo. Cuando se distribuyen uniformemente, unas 3,5 t/ha de residuos cubren el suelo con una fina capa.

Felton et al., 1987

El maíz o el arroz pueden dejar rastrojos de hasta 9 t/ha, cubriendo el suelo completamente con una capa de varios centímetros de espesor. Como se aprecia en las fotografías, 3,5 t/ha de residuos cubren finamente el suelo si son esparcidos uniformemente. Hay equipos disponibles para labranza cero y labranza mínima que permiten sembrar a través de capas espesas de residuos y obtener una emergencia de plántulas uniforme.

Los atributos positivos de los residuos de cultivos no deben olvidarse. Cuando cubren el suelo conservan su humedad manteniéndolo fresco y libre de costra. También incrementan la actividad microbiana y mantienen o aumentan la población de lombrices, las cuales a su vez favorecen la aireación del suelo. Reducen la erosión hídrica y eólica y pueden ser pastoreados por los animales, si bien en los suelos húmedos esto puede llevar a la compactación del suelo.

Entre los atributos negativos de los residuos se encuentra el posible aumento de la incidencia de enfermedades en los suelos húmedos si el manejo es inadecuado. Las pudriciones de las raíces, tales como las causadas por Rhizoctonia (pág. 84) y Pythium (pág. 88), pueden ser un problema. Mas aún, si los restos del cultivo anterior tenían muchas malezas, la incidencia de las mismas en el cultivo actual también puede ser importante.

¿Son los residuos del cultivo un problema?

La emergencia de las plántulas, ¿es uniforme dentro de las hileras o faltan plántulas en parte de ellas? En esas zonas, ¿es la cubierta de rastrojos o residuos particularmente espesa?



El cultivo, ¿tiene un color pálido con síntomas de deficiencia de nitrógeno (pág. 60)? Hay informes que indican que los restos de paja, a medida que se descomponen y sobre todo cuando están recién incorporados, pueden inmovilizar el nitrógeno.



¿Tienen las plántulas mas enfermedades de lo corriente? Desentierre algunas plántulas y observe sus raíces. Si están marrones y raquíticas, remitirse a la sección sobre enfermedades (pág. 81) para identificar el problema.

Causas de los problemas con los residuos

Buen manejo de los residuos

Quitar todos los residuos que excedan las 4 t/ha, dejando lo suficiente para una cubierta uniforme del suelo. El exceso de residuos puede ser usado para estabilizar surcos o para el control general de la erosión así como para alimento animal o como combustible.



Usar maquinaria que pueda sembrar a través de capas de residuos espesas de más de 4 t/ha.



Si las enfermedades causaron problemas en el cultivo anterior, incorporar los residuos con gran anticipación a la siembra para permitir su total descomposición o eliminar los residuos; en casos extremos, quemarlos en el lugar.



Incluir en la rotación un cultivo que rompa el ciclo de la enfermedad.

Un cultivo sembrado directamente sobre los residuos del cultivo anterior de arroz. Pakistán.

H GómezMacpherson

Momento del riego y estrés hídrico

El estrés hídrico no debería ser un problema si se riega siguiendo los intervalos recomendados en la zona y se controla con frecuencia el estado hídrico del cultivo usando la tabla de marchitez (pág. 18). Aunque la frecuencia del riego y la cantidad de agua dependerán de numerosos factores, hay cuatro momentos clave, además de la siembra, en los que el agua no debería ser un factor restrictivo. Estos momentos son: la iniciación de las raíces de la corona cuando se inicia el macollaje (Z2.1 a Z2.2), el encañado (Z3.0), la antesis (Z5.0) y el estado de grano lechoso (Z7.0). De estas cuatro etapas, el macollaje y la antesis son las más sensibles al estrés hídrico.

¿Es un problema el estrés hídrico?

Un cultivo con estrés hídrico rápidamente pierde potencial de rendimiento. Cuando un cultivo joven tiene poca agua su primera reacción es conservarla cerrando los estomas (pág. 99). Los estomas son pequeños poros en las superficies verdes que permiten la salida del vapor de agua y la entrada de bióxido de carbono. Sin bióxido de carbono, la fotosíntesis (pág. 100) se interrumpe dejando la planta sin azúcares disponibles para el crecimiento y, por lo tanto, este se detiene. El primer efecto de la falta de agua sobre el crecimiento es que la expansión de las hojas se detiene. Las yemas que están prontas para crecer desarrollándose en macollos, permanecen latentes. Por lo general, el tallo principal continúa su desarrollo. Si la falta de agua continua, el cultivo eventualmente no producirá todas las hojas, macollos y espigas que debería y, por tanto, tendrá una cubierta foliar pobre con pocas espigas, pocos granos y bajo rendimiento.

Si el estrés hídrico ocurre después de la antesis, los granos se verán afectados ya que en ese momento son la parte de la planta que está creciendo. Los estomas se cierran, las hojas se enrollan, mueren primero las hojas mas viejas y después las mas jóvenes y la planta acelera el movimiento de las reservas almacenadas hacia los granos para llenarlos tanto como sea posible antes de morir. La consecuencia del estrés post-antesis, durante el estado lechoso, es que los granos quedan arrugados y pequeños.

Estimación de la humedad del suelo disponible para el cultivo

En un determinado momento, se pueden estimar cuántos días faltan para que el agua sea un factor limitante si no se riega o no llueve. Si ya se ha usado cerca del 50 por ciento del agua que puede almacenar el suelo, probablemente el cultivo estará ya estresado y el rendimiento potencial comenzará a declinar. Para hacer los cálculos es necesario usar el contenido de humedad del suelo (pág. 16) según la clase de textura correspondiente (pág. 18) y los datos climatológicos. El método siguiente, en tres pasos, ha sido adaptado de Lafitte (1994).

· Paso 1. ¿Cuánta agua usa cada día el cultivo no estresado?

uso diario de agua por el cultivo (mm)

=

demanda evaporativa (de Tabla 1)

×

coeficiente de cultivo (de Tabla 2)

El resultado obtenido en el Paso 1 es, aproximadamente, la cantidad de agua que será necesario añadir para reemplazar las pérdidas del día.

La demanda evaporativa en mm/día (evapotranspiración) puede tomarse de la Tabla 1 o de los datos climáticos o de un tanque evaporímetro cercano (pág. 99).

Table 1. Valores de evapotranspiración para distintos ambientes (mm/día)

mm de evaporaciónn

Temperatura media diaria (°C)*

por día en:

10-16

17-23

24-30

Trópico húmedo

3-4

4-5

5-6

Trópico subhúmedo

3-5

5-6

7-8

Trópico semiárido

4-5

6-7

8-9

Trópico árido

4-5

7-8

9-10

De FAO Irrigation and Drainage Paper 24
* Usar el valor mas alto de cada par si el área. alrededor del cultivo no tiene vegetación verde

Tabla 2. Coeficientes de evapotranspiración para cultivos con 80-90% de cobertura del suelo en el espigado. Reducir los coeficientes para aquellos con menor cobertura*

Etapa de crecimiento

escala Zadoks

coeficiente de cultivo

cobertura del suelo

Crecimiento vegetativo temprano

Z1.0 - Z1.3

0,3

10-30%

Macollaje

Z1.3 - Z3.0

0,8

30-80%

Encañado

Z3.0 - Z6.8

1,0

70-100%

Llenado del grano

Z6.8 - Z8.7

0,5

50-20%

* Ver página 15 para información sobre cobertura del suelo
Coeficientes según Wright, 1981

· Paso 2. ¿Cuánta agua está disponible en el suelo para ser usada por el cultivo antes de que comience el estrés? (Hacer los cálculos para la profundidad de raíces del cultivo en ese momento, pág. 18)

agua disponible =

mm de humedad en el suelo en el momento actual (ver tabla pág 18)
menos
mm de humedad en el suelo cuando el 50% de la humedad del suelo está
disponible (es decir, el 50% de capacidad de campo, tabla pág. 18)

· Paso 3. ¿Cuántos días puede crecer el cultivo sin riego o sin una lluvia significativa antes de sufrir estrés?

Este cálculo es sencillo y a fin de familiarizarse con el mismo a continuación se presenta un ejemplo. Supóngase un cultivo que está espigando y que crece en un suelo arcillo-limoso en el trópico semiárido donde la temperatura media es de 20°C.

De acuerdo a la Tabla 1 la evapotranspiración en ese ambiente es de 7 mm de agua por día. Dado que el cultivo está en espigado (Z3.0-Z6.8) tiene un coeficiente de cultivo de 1,0 (Tabla 2, columna 3) por lo que pierde 7 mm agua por día (7 mm x 1,0 del Paso 1).

El suelo es arcillo-limoso (pág. 17) porque forma una bola cuando se aprieta en la mano pero que se rompe fácilmente. De acuerdo a esta descripción en la tabla (pág. 18) el suelo contiene 110 mm de agua; asumiendo que las raíces del cultivo llegan a 1 m de profundidad, esos 110 mm de agua estarán disponibles para el uso por el cultivo (pág. 18).

La tabla en la página 18 también muestra que con 50 por ciento de humedad, cuando comienza el estrés, el suelo tendrá 80 mm de agua disponible, por lo que el cultivo puede usar aún 110-80=30 mm antes de comenzar el estrés. Por lo tanto, considerando los 7 mm de pérdida de agua por día calculados antes, no será necesario regar hasta dentro de cuatro días (30/7 días).

¿Le falta agua al cultivo?

¿Es el índice de marchitez mayor que 1? Un índice igual a 1 significa que el potencial de rendimiento no se reducirá si se aplica agua en ese día (ver pág. 17). Índices mas altos significan que el rendimiento potencial ya se está reduciendo debido a la falta de agua.



Contar el número de macollos y el número de hojas del tallo principal en plantas estándar tal como se describe en las hojas de campo. Los dibujos de las fases Zadoks (pág. 10) ayudarán a identificar los macollos y las hojas de los tallos principales. ¿Corresponde el número de macollos al número de hojas en el tallo principal de acuerdo al gráfico en la pág. 47? Pocos macollos indican que los riegos han sido muy espaciados.



Después del espigado (Z5.0), ¿es el número de hojas verdes tan alto como el esperado? La relación para un cultivo de alto rendimiento se encuentra en la página 52. Un cultivo con estrés pierde hojas muy rápidamente durante el llenado del grano.



En un día soleado, ¿están las hojas calientes? Las hojas que no están estresadas transpiran rápidamente cuando el sol brilla (pág. 101) y, en los días cálidos, se enfrían por debajo de la temperatura del aire. Las hojas estresadas cierran sus estomas (pág. 99), detienen la transpiración y se calientan.

Causas de la falta de agua

Soluciones a la falta de agua en el cultivo

Seguir los programas de riego recomendados para la región. Usar el índice de marchitez para elegir el momento del riego (ver pág. 17). Calcular cuándo debería ser aplicada el agua usando el método en tres etapas descripto en la página 71. Medir la lluvia con un pluviómetro y medir la evaporación con un evaporímetro (pág. 99).



Controlar los cálculos para la fecha de riego observando regularmente si los estomas están cerrados. El cierre de los estomas es una señal anticipada de estrés hídrico. Puede ser fácilmente medida con un porómetro.



Controlar la profundidad del suelo y si hay piso de arado (pág. 18). Labrar la tierra de acuerdo a ello.



Observar si hay pudrición de raíces (pág. 85) y aplicar el tratamiento pertinente si fuera necesario.



Si el suelo es salino, aplicar agua en mayor cantidad que la acostumbrada cada vez que se riega para asegurar que las sales sean lixiviadas por debajo de la zona radical. Asegurar también que el drenaje sea adecuado para que las sales del sistema se eliminen. Esto es particularmente importante en los casos en que el agua de riego es salina (ver pág. 37 para mas detalles).



Mejorar el drenaje si la inundación es un problema (ver pág. 74).



Si el agua disponible es escasa, aumentar el volumen de los depósitos o sembrar un área menor de cultivos regados.



Conservar la humedad esparciendo una cubierta de residuos vegetales sobre el suelo.

Inundación

La inundación del suelo ocurre cuando está saturado con agua. Los suelos pesados son más propensos a inundarse; tienen un espacio de poros limitado a través del cual el agua y el aire se mueven muy lentamente. Si el suelo está saturado por demasiado oxígeno se agota, el crecimiento de las raíces y la absorción de nutrientes se detienen y los estomas se cierran impidiendo la fotosíntesis (pág. 100); además comienza la denitrificación del suelo. Dado que las plantas no pueden absorber nitrógeno del suelo, tienen que extraerlo de las hojas viejas para permitir el crecimiento de las nuevas. Durante este proceso, las hojas viejas pasan a tener un déficit de nitrógeno y se vuelven amarillas. Por lo general, no hay suficiente nitrógeno disponible en las hojas viejas como para alimentar el crecimiento de nuevos tallos y, por lo tanto, el macollaje no tiene lugar.

Hojas con deficiencia de nitrógeno

H M Rawson

El trigo se deteriora rápidamente en suelos inundados y, si las temperaturas son altas, las plántulas mueren en sólo dos días. Las últimas fases son mas tolerantes pero aún así pueden perder una gran proporción del área foliar y del rendimiento. La inundación se evita asegurando que el agua drene a través del suelo antes que tenga tiempo de estancarse. Un trigo que crezca aceptablemente en suelos ligeramente salinos no podrá sobrevivir si estos se inundan.

¿Hay demasiada agua?

Después de las lluvias, ¿permanecen los charcos por más de 12 horas? Examinar la superficie del suelo en las áreas en las que el crecimiento del cultivo es pobre. ¿Está el suelo demasiado húmedo o tal vez cubierto con manchas verdes de algas?



¿Hay algunas plantas marchitas a mediodía, a pesar de que el suelo está húmedo? En estos casos, en las áreas más bajas o húmedas, ¿tienen las plantas un color pálido con las puntas de las hojas viejas amarillentas? ¿Tiene el cultivo síntomas de deficiencia de nitrógeno a pesar de haber sido fertilizado correctamente?



Las malezas que se observan en aquellas áreas que tienen un crecimiento pobre ¿son de especies diferentes de aquéllas que crecen en las áreas más secas?



Tomar un puñado de suelo ¿tiene olor a estancado o a fresco?

Causas de la inundación

¿Qué se puede hacer en caso de inundaciones?

Añadir nitrógeno después de un período de inundación. Esto permitirá a la planta tener un fácil acceso a los nitratos y a acelerar su recuperación.



Mantener el campo libre de malezas para reducir la competencia por oxígeno en la zona radical.



En caso de que haya encostramiento después de una lluvia intensa, cultivar ligeramente para ayudar a la aireación del suelo saturado.



Si el suelo es propenso a la inundación, considerar la posibilidad de cultivar en camas, favoreciendo el mejor drenaje (pág. 94).



Nivelar el campo, mejorar los canales de drenaje y acercarlos.



Ajustar el programa de riego en función de las lluvias.



Cultivar profundamente para aumentar el espacio de poros y romper el piso de arado que se pudiera haber formado. El espacio de poros debería ser de cerca del 10 por ciento para evitar la inundación.



En la próxima estación, cultivar e incorporar abonos verdes para mejorar el contenido de materia orgánica del suelo y el espacio de poros. Alternativamente incorporar estiércol o residuos de cultivos.

La inundación causa que las hojas inferiores se vuelvan de color amarillo brillante y después mueran y que las hojas superiores se vuelvan de color amarillo pálido debido a la falta de nitrógeno

H GómezMacpherson


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