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1. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS Y PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA CONSERVACIÓN, UTILIZACIÓN Y ORDENACIÓN DE LOS RECURSOS GENÉTICOS FORESTALES

1.1. Perfil socio-ambiental de Costa Rica

Costa Rica se ubica justamente en el centro del Continente Americano. Limita al norte con Nicaragua, al sur con Panamá, al este con el mar Caribe y al oeste con el océano Pacífico. Debe su nombre o topónimo a Cristóbal Colón. En 1502 en su cuarto viaje, el navegante creyó llegar a una costa con gran riqueza.

Se localiza entre los paralelos 11°13´ 12” y los 8°57´26” latitud norte y entre los meridianos 82°33´44” y 85°57´57” longitud oeste. Está en plena zona tropical a 1 000 km de la línea ecuatorial. El territorio guarda una forma trapozoidal donde las distancias entre los extremos no son grandes.

Es un país relativamente pequeño, su superficie alcanzaba hasta 1991 una extensión de 51 100 kilómetros cuadrados, cuando el terremoto de Limón produjo un levantamiento de la costa que incrementó la superficie del país a 51 450 kilómetros cuadrados. La plataforma continental ha sido calculada en 18 600 kilómetros cuadrados, cifra que representa un 35% del territorio nacional. De esta área un 87% está bajo las aguas del Océano Pacífico (15 600 km2) los restantes 2 400 kilómetros cuadrados corresponden a la plataforma del caribe.

Abarca 343,90 kilómetros cuadrados de territorio insular, posee 36 islas. Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, todo Estado con salida al mar tiene derecho a un mar territorial de 12 millas de ancho (unos 22 kilómetros) sobre el cual ejerce plena soberanía y es utilizado con fines pesqueros, turísticos y minerales. Además posee 500 000 kilómetros cuadrados de mar patrimonial por la jurisdicción de la Isla del Coco, fronteriza con las aguas jurisdiccionales de Colombia y Ecuador. A partir de la Isla del Coco, se miden el mar territorial y la zona económica exclusiva.

Desde el punto de vista político administrativo, el país posee siete provincias, 81 cantones y 463 distritos.

Una de las características más importantes de Costa Rica es su posición intercontinental e interoceánica, lo cual le da gran particularidad. La posición transversal a los meridianos y su eje montañoso central de dirección noroeste-sureste, se interpone a la influencia dominante de uno y otro océano, originando una gran diversidad climatológica y ecológica. Posee casi todas las variedades de clima desde cálido y húmedo en el Caribe a cálido y seco en la vertiente del Pacífico y frío en las cimas, lo cual lo asemeja a algunas partes de clima templado del continente.

Hace 3 millones de años el levantamiento de tres cordilleras volcánicas sobre el nivel del mar, en altitudes de hasta 3 800 metros, constituyó un pequeño puente de carácter geológico entre las dos masas subcontinentales y de naturaleza entre los reinos del neoártico y el neotrópico.

Resultante de la interacción de los factores climáticos, los altitudinales, la acción reguladora térmica de ambos océanos, una historia geológica muy activa con emersiones, hundimientos y vulcanismo y la influencia de las últimas glaciaciones en Costa Rica, existe una pluralidad de hábitat naturales: bosques tropicales secos, pantanos, manglares, bosques lluviosos, bosques nubosos, arrecifes de coral, playas, páramos, lagos, ríos y praderas. Pese al predominio de una flora y fauna neotropical se han localizado especies neoárticas en las tierras altas. De ahí que el país sea en la actualidad uno de los más biodiversos del planeta, considerando la densidad poblacional con el 0,001 por ciento de la superficie del planeta, podría catalogarse como el de más alta diversidad del mundo.

Cerca de un 1,5% de las especies son endémicas. El endemismo se produce especialmente en grupos muy conocidos tales como mamíferos, aves, reptiles, peces, anfibios y plantas. Los anfibios son los que poseen el mayor porcentaje de endemismo (20%) seguido por los reptiles y los peces de agua dulce, las aves tienen el menor porcentaje.

1.2. Aspectos demográficos

Para el año 2000, la densidad demográfica fue de 75 habitantes por kilómetro cuadrado y va en aumento. Así en 1950 era de 17 habitantes por kilómetro cuadrado, veinte años más tarde se duplicó y se estima que el decenio de 1990 empezó con 59 habitantes por kilómetro cuadrado. El 50% de los cantones supera el promedio nacional así el Cantón de San José es de 7 021 habitantes por kilómetro cuadrado.

Costa Rica tiene la más alta esperanza de vida de América Latina, con 74,8 para hombres y 80,3 para mujeres (promedio 77,4 años). Varios indicadores demográficos van en descenso. La tasa global de fecundidad pasó de 7,29 en 1960 a 2,3 hijos en el 2000. El país tiene actualmente una de las tasas de defunciones más bajas del mundo (3,8 por mil habitantes en el 2000). Por su parte la mortalidad infantil es de 12 por mil nacidos vivos. La tasa promedio de crecimiento para el período 1995-2000 fue de 2,2 por ciento, proyectándose para 2025 una población de 5,7 millones.

Se considera que Costa Rica cuenta con un perfil demográfico moderno, donde el comportamiento reproductivo de la población joven que caracteriza al país, junto con la creciente proporción de personas en edades activas así como de adultos mayores, determinan la coexistencia de demandas provenientes prácticamente de todos los grupos poblaciones, lo que plantea grandes desafíos para el Estado y la Sociedad (MÍNAE y PNUMA, 2002).

1.3. Aportes de la industria forestal al desarrollo nacional

1.3.1. Aporte al PIB (Producto Interno Bruto)

Una revisión del sistema que se utiliza para valorar el aporte del sector forestal a la economía nacional permitió identificar que la metodología que actualmente aplica el Banco Central de Costa Rica, sólo incluye como sector forestal el aprovechamiento de bosques y árboles en potrero. Según esa metodología para el año 2000 el sector forestal representó el 0,76% del PIB. Un estudio realizado por McKenzie (2000) confirma lo limitado de ese enfoque y plantea una metodología alternativa, que se ajusta mejor a la realidad del sector forestal y propone incluir en el cálculo del valor agregado el empleo, la depreciación, la utilidad bruta y los impuestos indirectos.

La aplicación de este modelo que incluye transformación y comercialización de la madera, transporte, manufacturas, comercio, inversiones en campo y en industria y balanza comercial, lleva a estimar que el aporte actual del sector forestal industrial a la economía costarricense es de $137,2 millones lo que equivale al 5,36% del PIB para el año 1998 (Proyecto Estado de la Nación, 2002).

1.3.2. Empleo forestal

Con base en una muestra de 102 empresas del sector productor, transformador y comercializador de madera, se estima que el sector genera al menos 21 645 empleos de tiempo completo (Alfaro y Herrera, 2000).

1.3.3. Consumo de madera

La industria del aserrío en la zona central del país consume anualmente un total de 291 948 m3 y que opera con un rendimiento del 50%. Un 40% de los dueños de aserraderos han manifestado que el control estatal sobre el comercio de madera ilegal es deficiente o regular. Esto evidencia la necesidad de que el Estado mejore los sistemas de control para evitar la competencia desleal, que afecta la rentabilidad de los industriales que operan legalmente. Algunos establecimientos comercian madera de especies vedadas, lo cual sugiere que el control forestal del Estado, debe extenderse no solamente al control en carreteras sino también a puntos de venta (Proyecto Estado de la Nación, 2002).

1.3.4. Balanza comercial de productos de madera

La Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica indica que en 1998 Costa Rica exportó en madera y muebles un total de $62,1 millones, el monto máximo exportado durante el período 1996-2000. A partir de 1999 esta cifra empezó a decrecer y para el año 2000 se reportó un total de $34,3 millones que representa una reducción del 45% en sólo dos años. Por el contrario la importación de madera y muebles casi se triplicó entre 1995 y 2000, al pasar de $2,62 millones a $7,66 respectivamente.

Los empresarios indican que en los últimos cinco años, el consumo de madera y productos de madera nacional ha sufrido una reducción que oscila entre el 20% y el 50%, debido a la aparición de productos sustitutos, el alto precio y la escasez de madera y la importación de madera, entre otras razones.

1.3.5. Madera de plantaciones forestales

El proceso de reconversión de algunas industrias de aserrío y las nuevas empresas de pequeñas dimensiones, que han surgido para la industrialización de madera proveniente de plantaciones forestales, ha generado una capacidad instalada en el país, principalmente la región norte, que para el año 2000 procesaba anualmente un total de 244 000 m3 de madera en troza. De seguir así se estima que la oferta anual de madera de plantaciones en el mercado nacional será de un millón de metros cúbicos, con lo cual se podrá abastecer la demanda interna. También se señala que algunas de esas empresas habrán generado capacidad industrial, gerencial y comercial que les permitirá exportar madera y productos elaborados (Proyecto Estado de la Nación, 2002).

1.3.6. Proyectos certificados internacionalmente

En 1997 existían en el país 6 proyectos certificados, bajo el sistema del Forest Stewarship Council (FSC) con un total de 38 150 ha. Para el año 2000 esta cifra ascendió a 65 344 ha y el número de proyectos ascendió a 16. Esta certificación forestal es un instrumento de control social para asegurar el buen manejo de los recursos forestales y complementa los sistemas de auditoría forestal que implementa el Ministerio de Ambiente y Energía (Proyecto Estado de la Nación, 2002).

1.4. Administración de los recursos forestales en Costa Rica

Para tener una mejor comprensión del sistema de administración de los recursos forestales en Costa Rica y con el objeto de comprender las siglas que se utilizan más adelante, se hará en este apartado una breve mención. El tema de marco institucional, funciones, responsabilidades, etc, se aborda más profundamente en el Capítulo III.

El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) es la institución del Estado que realiza las funciones de la Administración Forestal del Estado de conformidad con la Ley Forestal N° 7575 de 1996 y su reglamento. El SINAC es el resultado de la unificación de la Dirección Forestal, la Dirección de Parques y la Dirección de Vida Silvestre. Operativamente está constituido por 11 Áreas de Conservación y una unidad de coordinación central.

El SINAC es un modelo gerencial que ha promovido fuertes cambios en la estructura y cultura de la organización. En términos de la estructura se estableció una sola unidad operativa/administrativa para cumplir las funciones y competencias de la Direcciones de Parques, Forestal y Vida Silvestre, que organiza la prestación de servicios en tres áreas sustantivas: Áreas Protegidas, Control y Fomento, con el apoyo de una serie de departamentos técnicos, cuya acción coordinada pretende brindar servicios de calidad al usuario (mercadeo, proyectos, financiamiento, calidad, información, etc.).

La operación del SINAC está descentralizada y se ejecuta a través de las Áreas de Conservación. Las Áreas de Conservación operan en territorios definidos bajo la Dirección de un gerente que coordina con un Comité Técnico y un Comité Regional.

Un cambio importante en la operación del SINAC es que ha pasado de un enfoque meramente funcional (departamentos técnicos) a un enfoque de procesos, en donde se considera el servicio al cliente. El concepto de democratización y participación ha estado presente en todo el proceso de estructuración del SINAC, por cuanto existe la convicción de que la Sociedad Civil debe incorporarse en la toma de decisiones regionales, a través de los Consejos Regionales, y que debe participar más activa y responsablemente en las actividades de Conservación.

El mapa siguiente muestra la división administrativa del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).

Figura 1 : mapa de áreas de conservación

1.5. Estado de los recursos forestales

Durante la época precolombina Costa Rica contaba con un 98-99% de bosques. Se estima que durante la época de la colonia, sólamente un 10% del territorio nacional estaba bajo cultivos, potreros y otros usos.

A pesar de la abundancia y la riqueza del recurso forestal, las estrategias de desarrollo subordinaron la presencia de los bosques a la colonización de tierras para la expansión agropecuaria, el abastecimiento de leña, madera y el desarrollo de infraestructura. Por tanto se da un proceso de pérdida de cobertura especialmente entre 1900 y 1968.

Los factores principales que determinaron esta situación fueron que en esta época no existía una política forestal y las directrices generadas permitían interpretar que las áreas boscosas se percibían como tierras para otros usos. Por tanto eran un bien residual de poco valor, destinado a desaparecer para dar paso a otras actividades. La tala y quema de bosques era una práctica común entendida y aceptada por la sociedad hasta inicios de la década de los 80. Para 1950 la cobertura forestal se había reducido a un 72% del territorio nacional.

En el período 1969-1980 aparece la primera Ley Forestal del país. Bajo este régimen jurídico se observa que se crea un esquema que promueve la conservación de las áreas de interés ecológico, científico o arqueológico mediante la protección absoluta de estos terrenos, dando amplias herramientas para la expropiación de tierras privadas. En segundo lugar se establecen mecanismos de aprovechamiento de bosques en terrenos de propiedad privada y estatal. Se permite el cambio de uso de bosques con fines agrícolas. Las acciones de protección consisten en la prohibición de la tala en las orillas de los cauces de los ríos y zonas de recarga acuífera. Finalmente se crean incentivos para la reforestación como mecanismo para garantizar el abastecimiento futuro de materia prima (madera).

Las políticas de expansión de la frontera agrícola siguen creciendo, especialmente las orientadas a promover la ganadería que recibe una gran cantidad de subsidios por parte del Estado. De 1950 a 1973, la actividad ganadera pasó de 680 000 ha a 1 558 000, lo que significó una pérdida de 878 000 ha de bosque (ONF-PNUD. El éxito forestal de Costa Rica 2001).

El siguiente cuadro muestra la superficie de área boscosa en relación con el área total del país en los años 1979 y 1992.

Cuadro 1 : área boscosa como porcentaje del área total según categoría, 1979 y 1992

Categoría

1979

1992

Bosque natural

40,8

25,2

Bosque natural intervenido

7,2

9,5

Bosque secundario

17,3

13,6

Charral o tacotal

5,7

4,5

Total área boscosa

71,0

52,8

Fuente: MINAE y PNUMA, 2002

El comportamiento de la sociedad desde hace varias décadas ha conducido al agotamiento y a la degradación de ecosistemas. El país tiene grandes problemas de tala ilegal los cuales responden a diversas causas de orden económico, social, cultural, político y legal y es un problema asociado más a la corta de árboles en potreros y sistemas agroforestales que a la cosecha en los bosques primarios. La determinación de la magnitud de la tala ilegal, similar a cualquier otra actividad ilícita, es una tÁrea muy difícil (MINAE y PNUMA, 2002).

1.5.1. Cobertura forestal actual

El estudio de cobertura forestal de 1997 utilizando la percepción remota, estimó que el país tenía una cobertura forestal del 44%, así como una deforestación cercana al 1% anual. Para verificar la consistencia de estos resultados y crear un mapa base para el año 2000, con fines de planificación a nivel nacional, el Centro Científico Tropical y el Laboratorio de Sistemas de Observación Terrestre de la Universidad de Alberta en Canadá realizaron un nuevo estudio para determinar la situación actual de la cobertura forestal de Costa Rica.

De acuerdo con los resultados de este estudio, Costa Rica tiene aproximadamente 45,4% de cobertura forestal y si se suman los manglares y plantaciones se llega a 46,3%. El estudio estableció que durante el período 1997-2000 se experimentó una pérdida de cobertura forestal de 9 100 ha equivalente a una tasa anual de 3 000 ha, menor a la obtenida en 1997, lo que confirma una fuerte tendencia a disminuir el proceso de cambio de uso de la tierra. En efecto la tasa de deforestación en las décadas de 1960 a 1970 fue de unas 60 000 ha por año, entre las mayores del mundo (MINAE y PNUMA, 2002).

Los resultados de este estudio se muestran en el cuadro 2.

Cuadro 2 : cobertura forestal y pérdida de cobertura 1986, 1997, 2000

Año

Superficie Forestal (ha)

Pérdida Cobertura (ha)

Período

1986

2 208 771,90

   

1997

2 162 019,60

165 278,41

1986-1997

2000

2 312 382,60

9 212,46

1997-2000

Fuente: Ministerio de Ambiente y Energía, Fondo Nacional de Financiamiento Forestal. Estudio de cobertura del 2000.

Figura 2 : mapa de cobertura forestal de Costa Rica 2000

Considerando el acelerado proceso de deforestación que sufría el país y buscando en alguna medida frenar la situación sin mermar las actividades agrícolas e industriales, es que el Estado Costarricense ha dado un gigantesco paso hacia el fomento, conservación, legislación y administración de los recursos boscosos.

En los últimos 30 años a partir de la primera Ley Forestal (1969) el país ha venido escribiendo una historia diferente en la cual, la conservación de los recursos naturales, el desarrollo social, las actividades industriales, la reforestación y el bienestar económico de las comunidades rurales y del país en general se han ido compenetrando hacia un manejo más integrado de los recursos. Este desarrollo ha sido posible por las diferentes vías de incentivos y financiamiento, lo que ha permito generalizar el acceso de todos los estratos de la sociedad a una actividad forestal más rentable y sostenible.

En 1979, el Estado Costarricense inicia un sistema de incentivos para el fomento a la reforestación, con la idea de motivar a los propietarios de fincas para que hicieran el cambio, sembraran árboles y protegieran los bosques.

Esa fue la primera generación de los llamados “incentivos forestales” tras los cuales se hicieron una serie de ajustes que dieron como resultado, diferentes tipos de incentivos. Contando el primero creado desde 1979, se generaron once tipos de incentivos en los últimos 30 años. Estos incentivos sólo son nombrados seguidamente y se describe más detalladamente el sistema vigente que es el Pago de Servicios Ambientales.

Cuadro 3 : áreas sometidas a incentivos forestales 1979 – 2000

Tipo de incentivo

Hectáreas sometidas

Período

Deducción de impuesto de la renta

35 597

1979-1992

Créditos blandos

2 802

1985-1995

Certificado de Abono Forestal (CAF)

45 482

1986-2000

Certificado de Abono Forestal por Adelantado (CAFA)

40 747

1988-2000

Fondo para el Desarrollo Forestal (FDF)

12 789

1989-1995

Certificado de Abono Forestal para manejo (CAFMA)

45 222

1992-1999

Certificado de Protección del Bosque (CPB)

22 200

1995-1996

Total Incentivos

204 839

1979-2000

Total PSA - Pago de Servicios Ambientales

260 239

1997-2000

Gran total Inversión de $195 millones de Colones

465 078

1979-2000

Fuente: MINAE y FONAFIFO. El rostro ambiental de Costa Rica. 2002

1.5.2. Pago de servicios ambientales

El esquema de incentivos y pago por servicios ambientales (PSA) principal instrumento económico de la política ambientalista Costa Rica hasta ahora se ha concentrado fundamentalmente en el sector forestal. Como resultado desde 1979 hasta el año 2000 en Costa Rica se han recuperado y conservado aproximadamente 426 000 ha de ecosistemas boscosos. Esto implica una inversión de $195 millones. Asimismo en el proceso han nacido importantes propuestas de política, las dos más recientes salieron a la luz pública en el año 2001 a saber: “Aplicación de incentivos a la conservación de la biodiversidad en Costa Rica y la “Capitalización y sostenibilidad de los activos naturales y sus servicios ambientales”.

Diversos documentos como la Estrategia Nacional de Biodiversidad, las Políticas Forestales, el Plan Nacional de Desarrollo Forestal, entre otros, incluyen la aplicación de incentivos y el PSA como ejes estratégicos y como instrumentos de políticas fundamentales para promover e impulsar la conservación y utilización sostenible de los recursos naturales y la biodiversidad.

El PSA es uno de los mecanismos más innovadores para el mantenimiento y recuperación de la cobertura boscosa de Costa Rica y constituye el primer paso en el reconocimiento del valor integral del bosque. Se basa en acuerdos nacionales e internacionales para el desarrollo sostenible y está sustentando en la Ley Forestal N°7575.

Tomando en consideración los acuerdos de la Cumbre de Río en 1992, se incorporó en la Ley Forestal N° 7575 de 1996 el concepto de pago de servicios ambientales (PSA) con el propósito de reconocer a los dueños de bosque por los servicios ambientales que brindan a la sociedad.

La Ley Forestal define los servicios ambientales como Los que brindan los bosques y plantaciones forestales y que inciden directamente en la protección del mejoramiento del medio ambiente”, y son los siguientes:

1. Mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (fijación, reducción, secuestro, almacenamiento y absorción.

2. Protección del agua para uso urbano, rural o hidroeléctrico.

3. Protección de la biodiversidad para conservarla y uso sostenible, científico y farmacéutico, investigación y mejoramiento genético.

4. Protección de ecosistemas, formas de vida y belleza escénica natural para fines turísticos y científicos.

El Programa de PSA se financia de acuerdo a los siguientes recursos:

- Un tercio de los montos recaudados para el impuesto selectivo de consumo de los combustibles y otros hidrocarburos (Art. 69 de la Ley Forestal).

- 3,5% del impuesto a los hidrocarburos (Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria Art. 5).

- Fondos captados por el FONAFIFO (Fondo Nacional de Financiamiento Forestal) provenientes de instituciones públicas y privadas por la utilización de servicios ambientales generados por los bosques.

Figura 3 : esquema del Sistema de Pago de Servicios Ambientales en Costa Rica

Fuente: El Éxito Forestal de Costa Rica, 2001

1.5.2.1. Costos

Casi 20 mil millones de colones ha pagado el FONAFIFO desde 1995 al 2002, por concepto de pago de servicios ambientales y certificados de abono forestal.

Sólo para el año 2002 el FONAFIFO presupuestó 4 409 millones de colones ($12 2 millones) para el pago de servicios ambientales.

Para hacer efectivo el pago de estos servicios el Sistema Nacional de Áreas de Conservación del MINAE (Ministerio de Ambiente y Energía) y el FONAFIFO están tomando en cuenta tres modalidades de uso: protección del bosque, reforestación (plantaciones) y manejo de bosques. Se paga una cierta cantidad de dinero por hectárea, dependiendo de la modalidad contratada y se establecen contratos por plazos de hasta quince años.

Los montos que se han pagado y el monto actual (periodo 1997-2002) por PSA para cada una de las modalidades es ilustrado en el siguiente cuadro.

Cuadro 4: historial de la distribución de montos y porcentajes a pagar por ha y año. Pago de Servicios Ambientales.

Modalidad de PSA

Monto a pagar por hectárea (ha)

Protección

Reforestación

Manejo

Plantaciones

Monto ¢

Monto ¢

Monto ¢

Monto ¢

Años

1997

50 000

120 000

80 225

 

1998

60 000

154 000

94 000

60 000

1999

60 000

154 000

94 000

60 000

2000

66 000

169 000

103 000

66 000

2001

72 600

185 900

113 300

72 600

2002

79 160

202 700

123 540

 

Modalidad de incentivos

Porcentajes a desembolsar por año (%)

Protección

Reforestación

Manejo

Plantaciones

Cuota anual

1

20

50

50

20

2

20

20

20

20

3

20

15

10

20

4

20

10

10

20

5

20

5

10

20

Fuente: Araya, M.V, .Canet, G., Sevilla, L. 2001. Los incentivos Forestales en Costa Rica.

La principal fuente de recursos para pagar los servicios ambientales es lo que se conoce como impuesto único a los combustibles, de cuya recaudación el Ministerio de Hacienda debe transferir un 3,5% al FONAFIFO para beneficio del sector forestal.

En el cuadro siguiente se ilustra las modalidades de pago y las áreas que se han sometido al pago de servicios ambientales durante el quinquenio 1997-2002.

Cuadro 5: aplicación del Pago de Servicios Ambientales, Período 1997-2002

Modalidad de pago

Área (ha)

Área
Total (ha)

1997

1998

1999

2000

2001

2002*

Protección

94 621,32

47 722,29

55 776,98

26 583,20

20 629,00

15 417,00

260 749,79

Reforestación

5 034,88

4 154,00

3 156,06

2 456,79

3 281,00

2952,00

21 032,73

Manejo de bosques

8 532,88

7 620,42

5 124,78

0,00

3 997,00

3 951,00

29 226,08

Plantaciones establecidas

0,00

319,04

724,15

0,00

0,00

0,00

1 043,19

Total

108 189,08

59 813 75

64 781,97

29 039,99

27,907,00

22 320,00

312 051,79

Fuente: FONAFIFO y SINAC, 2002

*Según proyecciones del presupuesto 2002

La tasa de reforestación promedio bajo el programa de PSA –Reforestación para el período comprendido entre 1997 y el año 2000 fue de 4 400 ha por año.

En el año 2000 el monto asignado para el programa de PSA se redujo: se destinaron cerca de 300 millones de colones menos con respecto a lo presupuestado en 1999. El territorio cubierto por el PSA fue de 29 040 has, menos de la mitad del año anterior, cuando el total fue de 60 000 ha aproximadamente. Asimismo el número de beneficiarios se redujo de 925 en 1999 a 501 en el año 2000.

Para el año 2000 sólo a dos modalidades de PSA de los cuatro posibles, se les asignaron fondos, dejando por fuera las modalidades de PSA-Manejo de bosque natural y reforestación con recursos propios. Los recursos disponibles fueron destinados al PSA-Conservación y PSA Reforestación repartidos entre 501 beneficiarios. La distribución de PSA por área de conservación refleja una amplia cobertura geográfica, en particular en las áreas de conservación Tempisque y Guanacaste, pero que aún no satisface los altos ritmos de demanda de los productores y dueños de bosques. En el año 2000 se encontraba bajo este programa un acumulado de 260 000 ha, de las cuales el 85% pertenece a la modalidad de PSA Protección. Debe considerarse que esta modalidad es una forma de producción privada de servicios ambientales, que en el año 2000 cubría un 4,3% del territorio nacional y que complementa al sistema nacional de áreas protegidas.

De acuerdo al reglamento del programa de PSA el área máxima que puede contratar un solo propietario es de 300 ha, las de mayor área deben corresponder a contratos conjuntos de varios propietarios. En el año 2000 se recibieron proyectos tramitados por diferentes organizaciones: 11 centros agrícolas cantonales, 7 cooperativas, 2 fundaciones, 4 organizaciones afines al sector forestal, 1 asociación de pequeños agricultores y 7 asociaciones de desarrollo integral de los territorios indígenas.

El mayor porcentaje (80,3%) del número de contratos de PSA corresponde a áreas de menos de 80 ha y estos, a su vez, representan cerca del 41% del total del área contratada en el año 2000. Un informe realizado en 1999 para FONAFIFO señala la concentración de los fondos disponibles en propiedades grandes, mientras el 25,9% de los proyectos de más de 100 ha recibió el 72% de los recursos entre 1996 y 1999, el otro 35,2% de proyectos pequeños (2 a 19 ha) obtuvo tan solo el 3,9% de los fondos (Proyecto Estado de la Nación, 2002).

1.5.2.2. Algunas lecciones aprendidas del Programa de Servicios Ambientales

- El programa de incentivos y servicios ambientales ha demostrado ser un instrumento de política, eficaz y exitoso para la conservación, administración y fomento del uso sostenible de los recursos forestales.

- Ha permitido fortalecer la participación del sector privado en el desarrollo forestal del país, mediante la conformación de organizaciones de primero, segundo y tercer nivel.

- Ha contribuido al fortalecimiento de la institucionalidad nacional, creándose alrededor de ellos instituciones dedicadas a la atención específica del Programa (SINAC, FONAFIFO, Oficina Costarricense de Implementación Conjunta [OCIC]).

- Ha contribuido a reducir el ritmo de la deforestación (43 000 ha/año a 5 000 ha/año) mediante la recuperación de áreas denudadas, bajo manejo y protección. Se han logrado recuperar y conservar alrededor de 426 000 ha desde 1979 al año 2000.

- Ha contribuido a que se dé una mayor apropiación de los bienes y servicios que generan los ecosistemas boscosos permitiendo cambiar la percepción tradicional del bosque solo como productor de madera.

- El marco jurídico para la aplicación del esquema ha evolucionado hacia la consolidación, permanencia y autosostenibilidad del programa.

- En la permanencia y logros alcanzados ha sido fundamental la voluntad del gobierno al destinar recursos financieros por un monto de US$ 200 millones entre 1979 y 2000.

- Se ha incrementado una mayor conciencia y conocimiento sobre los servicios ambientales, generándose una serie de estudios sobre valoración y cuantificación de dichos servicios, así como la identificación e implementación de nuevos esquemas de cobro y pago.

- Se requiere efectuar estudios más concretos sobre distintos servicios ambientales, que permitan una valoración y cuantificación más real, especialmente en relación con belleza escénica y biodiversidad.

- El Gobierno Central no asigna la totalidad de los recursos que se recaudan y que están destinados por Ley al PSA, lo que ha resultado en que la demanda por servicios ambientales solo puede ser atendida en un 15%.

- El programa de PSA aún no se encuentra consolidado financieramente, se requiere hacer un mayor esfuerzo en ese sentido, se debe continuar la búsqueda y consolidación de opciones innovadoras, que garanticen la generación y obtención de nuevos recursos.

- Por razones de seguridad jurídica, los propietarios que no tengan los terrenos inscritos no pueden acceder al programa de PSA. Deben buscarse mecanismos jurídicos que ayuden a solucionar esto.

- La limitada capacidad del gobierno para el monitoreo y seguimiento del cumplimiento de las condiciones establecidas en el contrato entre el propietario y el Estado, requiere analizar profundamente el esquema actual de control y buscar nuevas formas más eficaces de ejercicio.

- Es necesario establecer un sistema de monitoreo permanente y sistemático que permita medir el impacto del Programa de PSA tanto en el ámbito ambiental como socioeconómico

Fuente: Araya, M.V., .Canet, G., Sevilla, L. 2001. Los incentivos Forestales en Costa Rica. 2001

1.6. Determinacion de amenazas

Seguidamente se enumeran una serie de factores que han amenazado y que continúan amenazando la permanencia de los bosques y en consecuencia también los recursos genéticos forestales.

1.6.1. El recurso bosque sometido a muchas presiones

En Costa Rica, la Administración Forestal del Estado autoriza alrededor de 3 500 permisos en las siguientes categorías: bosque natural, terreno de uso agropecuario sin bosque, sistemas agroforestales, aprovechamiento de árboles caídos, concesión, y en sitios de conveniencia nacional. Este número de permisos representa la corta de al menos 65 500 árboles con un volumen aproximado de 230 375 m3. Esto por supuesto incide negativamente en los recursos genéticos forestales.

El Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) realizó un estudio en el año 2001 en el que determinó que el país tiene grandes problemas de tala ilegal, los cuales responden a diversas causas de orden económico, social, cultural, político y legal y es un problema asociado más a la corta de árboles en potreros y sistemas agroforestales que a la cosecha en los bosques primarios (CATIE, 2001).

De acuerdo a la Ley Forestal N°7575 y su reglamento, la responsabilidad para el seguimiento, control y protección, corresponde principalmente a la Administración Forestal del Estado que en este caso es el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, quién ejerce esta Autoridad, y a los Regentes Forestales, quienes deben velar porque las disposiciones técnicas y administrativas para el manejo y aprovechamiento se realicen de conformidad con lo establecido en los planes de manejo, para el caso de bosques y con los inventarios para el caso de árboles en terrenos agropecuarios.

Debe señalarse que en el establecimiento de mecanismos de control existen limitaciones institucionales y jurídicas que impiden ejercer de forma eficaz esta función. La escasa disponibilidad de recursos financieros y logísticos, ninguna utilización de tecnologías modernas para el eficiente control y la excesiva cantidad de requisitos y procedimientos, hacen que el trámite de los permisos sea difícil. Por otra parte cuando se interponen denuncias, los procesos judiciales son muy lentos, los funcionarios carecen de conocimientos y de conciencia ambiental, por tanto las sanciones establecidas en la Ley Forestal muchas veces no guardan relación o son incongruentes con el delito cometido.

Todos estos factores hacen más compleja la labor sancionadora del funcionario judicial y administrativo, y propicia un alto grado de dificultad para aplicar sanciones, generando desistimientos procesales, sobreseimientos judiciales, suspensión de procesos penales, falta de mérito y prórrogas extraordinarias, lo que en la práctica se traduce en la impunidad de los infractores (MINAE y PNUMA, 2002).

1.6.2. Fragmentación de la cobertura forestal

El estudio de cobertura forestal de 1997, utilizando percepción remota, estimó que el país tenía una cobertura forestal del 44% (FONAFIFO, 2001).

Las zonas norte y caribe del país presentaron entre 1996 y1997 los procesos más activos e importantes de deforestación, provocando la fragmentación de ecosistemas.

Costa Rica ha recuperado lentamente su cobertura boscosa, pero su calidad es diferente que la de los bosques primarios. Se reconoce el papel de los incentivos forestales y el pago de servicios ambientales como estratégicos en la recuperación lograda. Sin embargo es necesario replantear su distribución geográfica nacional para eliminar progresivamente el efecto de islas y favorecer la compactación de parques de bosque.

Existen grandes preocupaciones por parte de algunos sectores de la sociedad por la transformación de los bosques primarios a ecosistemas boscosos de inferior calidad, como resultado de la extracción de madera. Finalmente preocupa que la mayor concentración de los bosques forme parte del sistema nacional de áreas silvestres protegidas, en donde las limitaciones para su aprovechamiento dependen de la categoría de manejo que posea cada una de ellas.

En la actualidad el 25,5% del territorio nacional forma parte de las siete categorías de manejo de las áreas protegidas. Sin embargo el Estado Costarricense es dueño del 16,4% o sea 213 906 ha, el porcentaje restante son fincas de propiedad privada, cuyas restricciones de uso no han sido pagadas o compensadas a los propietarios por falta de recursos económicos.

Se cree que una de las principales presiones sobre los recursos boscosos se dará precisamente en las áreas protegidas, cuando el poco remanente boscoso fuera de ellas se agote (MINAE y PNUMA, 2002).

1.6.3. Deterioro del suelo

Se reconoce la existencia de un serio proceso de degradación de los suelos en al menos un 10% de la superficie nacional, especialmente en la Provincia de Guanacaste y en la región del Pacífico Central, regiones a las que se les considera vulnerables. Además se estima que el 26% de los suelos están siendo sobreutilizados con actividades agropecuarias y que el 45% son subutilizados (CADETI, 1998).

Las causas de la degradación de los suelos en Costa Rica se encuentran en las pérdidas de la cobertura boscosa y en la disminución subsiguiente de la fertilidad.

La pérdida de vegetación y de cubierta forestal aumenta la escorrentía y obstaculiza o bloquea los procesos de infiltración y percolación que alimentan los procesos de infiltración. Por lo general la reducción del área boscosa se acompaña del cambio en el uso de la tierra a cultivos con tecnologías inadecuadas, lo que agrava los procesos erosivos y favorece la pérdida de la materia orgánica y de la fertilidad de los suelos (MINAE y PNUMA, 2002).

1.6.4. Incendios forestales

Otra preocupación sobre la pérdida de los recursos genéticos forestales está asociada al impacto de los incendios forestales que en el año 2000 afectaron más de 13 000 ha, de las cuales 2 236 ha se vieron afectadas dentro de áreas silvestres protegidas.

1.7. Relaciones entre el sector forestal y los recursos genéticos forestales

Las especies forestales principalmente aquellas maderables, desempeñan un papel muy importante en la economía costarricense. Uno de los problemas más graves que han sufrido estas especies es su gran explotación, principalmente aquellas catalogadas como maderas finas o aquellas maderas altamente resistentes a la pudrición. Sin embargo, no han escapado a esta situación especies con un tipo de madera poco fina o regular para el comercio. Esta situación se ha dado para especies de los géneros como Cedrela, Platymiscium, Switenia, Dalbergia y muchas otras. Esta explotación ha provocado una disminución de las poblaciones y para algunas de ellas, hoy en día sólo es posible encontrarlas en áreas boscosas protegidas (Jiménez, 1999).

Para muchas especies sobreexplotadas, desde el punto de vista genético ya se han extinguido, algunas poblaciones de algunas especies en Costa Rica, sobre todo las especies endémicas, pues los escasos individuos que aún existen bien podrían ser los más erosionados y no garantizan la supervivencia de su progenie. Debe considerarse que si las áreas naturales donde crecen las especies están aisladas o son islas de vegetación, es probable que estas se lleguen a desaparecer.

Murillo (1992) citado por Jiménez (1999) opina que poblaciones menores de 300 individuos con pocos representantes de cada especie al cabo de pocas generaciones se reduce rápidamente la variabilidad, pues los pocos individuos tendrán que recombinarse o cruzarse entre sí. Esta situación causa una pérdida de la diversidad genética de la población, que dará como resultado final una población compuesta por individuos con un alto grado de parentesco y por lo tanto muy susceptibles a los cambios climáticos, las enfermedades y la competencia, lo cual podría causar la extinción de muchas especies.

En Costa Rica algunas de las especies a pesar de ser explotadas en varios sitios, aún son frecuentes como el Peltogyne purpurea, otras como el Guaiacum sanctum han sido tan sobreexplotadas que ya son escasas.

Actualmente uno de los problemas es conocer cual es el tamaño efectivo de una población que garantice su supervivencia Varios autores (Namkoog, 1980; Murillo, 1992) citados por Jiménez (1999), mencionan que para conservar aquellas especies arbóreas con alelos de menor frecuencia (posibilidad de expresión de un mismo gen), es necesario contar con al menos 5 000 individuos fértiles. Si se encuentra 1 individuo por cada 5 ha, por ejemplo, entonces es necesario proteger un área de 25 000 ha.

Si se considera esta situación para muchas especies sobre explotadas en Costa Rica, ya están en proceso de extinción, pues la cantidad de individuos actualmente es muy baja. Ejemplo de ellos son el Guiacum sanctum, Cordia gerascanthus, Swietenia. En Costa Rica su distribución es muy localizada y no existe suficiente flujo genético como sucede con aquellas especies con una distribución más o menos amplia.

El tema de especies amenazadas y en vías de extinción y como están siendo protegidas, se aborda más adelante en el capítulo de conservación in situ.

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