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CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN


El heno es el forraje conservado que se conoce desde la antigüedad y aún hoy día es el más importante, a pesar de su dependencia de condiciones climáticas propicias en el momento de la cosecha. Puede ser hecho con equipo simple, a mano o mecanizado, y muchos sistemas de producción en pequeña escala hacen heno para asegurar la alimentación del ganado durante la época de escasez de forrajes. Esta publicación discute sobre el heno y los cultivos para heno en una amplia gama de situaciones, enfatizando las técnicas para los pequeños agricultores.

El ganado debe ser alimentado todo el año. El crecimiento de los cultivos está determinado por las condiciones climáticas y el forraje verde está disponible sólo en ciertos períodos del año; cuanto más corto es el período de crecimiento, más desuniforme es su distribución en el tiempo. En la mayoría de los climas, con la excepción de los climas moderados, en épocas de escasez se debe reducir o evitar la pérdida de peso de los animales, para lo cual se deben proveer forrajes adicionales en el momento oportuno a fin de suplementar el pastoreo y el forraje verde.

La operación fundamental de la producción de heno es la reducción del contenido de humedad del forraje cortado de un 70-90 por ciento inicial a un 15-20 por ciento, algo aparentemente simple en teoría pero muy dependiente de las condiciones climáticas y que necesita capacidad técnica y buen criterio por parte del agricultor. El heno es clasificado como difícil de digerir cuando tiene más de 18 por ciento de fibra cruda (FC) y menos de 20 por ciento de proteína cruda (PC) en su materia seca (MS); en la práctica, muchos henos tienen un valor alimenticio por debajo de esos niveles. El heno raramente es un alimento completo y debe ser usado como parte de un sistema general de alimentación. Los residuos de cultivos, la paja de gramíneas y los tallos, principalmente, pero no exclusivamente de cereales, también son un alimento importante para los rumiantes en las épocas de escasez y a menudo son utilizados en asociación con el heno. Dado que estos temas son muy cercanos y que la tecnología y los equipos usados son similares, serán considerados en forma conjunta. Se enfatizan los cultivos sembrados específicamente para heno y las pasturas naturales. Las praderas que son cortadas y pastoreadas se usan tradicionalmente en rotaciones en grandes fincas en algunas regiones templadas, pero para los pequeños agricultores -en este caso se consideran las fincas de menos de dos hectáreas de tierra arable- el pastoreo directo no es una opción práctica.

El almacenamiento del forraje para su uso en la estación improductiva es una práctica muy antigua que probablemente se originó en países donde las condiciones climáticas para la producción de heno eran favorables, donde la ganadería era importante y donde el forraje podía ser secado en el campo. La alfalfa, que es considerada como el mejor de los forrajes y el mejor de los cultivos para henificar, se desarrolló en Asia Central varios siglos antes de nuestra era. El almacenamiento de paja y de los residuos de cultivos para la alimentación del ganado es probablemente tan antiguo como el cultivo de cereales. La domesticación de la alfalfa estuvo estrechamente asociada con la evolución del caballo como animal utilizado en las campañas guerreras. Sin embargo, la evolución hasta nuestros días del cultivo de especies forrajeras y la producción de heno, han estado más bien asociadas con los animales de tiro, la caballería y el transporte antes que con la lechería. Hasta el momento del desarrollo de los ferrocarriles y de los motores de combustión interna eran necesarias grandes cantidades de forrajes, tanto en las ciudades como en el campo, para alimentar los animales de tiro. Tales animales, en gran parte han desaparecido en los países desarrollados pero continúan siendo importantes en otros lugares, tanto en el trabajo urbano como en el rural.

El secado natural al sol y al viento del forraje cortado es aún el medio mas común para conservar forrajes, los productos de las praderas naturales y los residuos de los cultivos. El auxilio de métodos artificiales de secado se usa ocasionalmente en los sistemas mecanizados más modernos. El heno es el mejor alimento conservado por los agricultores ya que en todos los climas, excepto en los climas húmedos, puede ser hecho con poco equipo y costos limitados, salvo la mano de obra. El heno puede ser hecho con equipos simples y una vez que ha sido correctamente preparado es fácil de transportar y almacenar y puede ser dado al ganado con poco o ningún desperdicio. Desde el momento que el heno es un forraje conservado apropiado para los pequeños agricultores y ganaderos de pocos recursos, su producción debería ser estimulada donde las condiciones climáticas y económicas son adecuadas. El heno es además fácilmente comercializado en fardos o rollos.

El secado, como otros métodos de conservación, reduce la digestibilidad y la absorción, en relación con el tiempo que el forraje está en el campo expuesto al lavado y otras pérdidas similares. Estas pérdidas pueden ser reducidas por medio del secado en el establo o por el secado con altas temperaturas; estas tecnologías más modernas están bien desarrolladas, pero sin embargo la mayor parte del forraje es aún secado en el campo. En los trópicos, los pastos secándose en la planta y los restos de los cultivos son en muchos casos el forraje más económico para la estación seca.

Por otro lado, el ensilaje, un proceso que requiere fermentación, es ahora el principal método de conservación para los establecimientos más grandes en los climas húmedos y subhúmedos, pero requiere el uso de maquinaria pesada. Además, el ensilado no es fácilmente comercializable ya que es inadecuado para transportar. Está en preparación una publicación especial referida al ensilaje, por lo que este tema no será tratado en esta publicación.

La tecnología moderna de producción se desarrolló más rápidamente en los climas fríos y húmedos del hemisferio norte, donde el largo invierno limita el período de crecimiento y la nieve puede dificultar el acceso al pastoreo en el campo. La industrialización de esas zonas ha dado lugar a grandes mercados para los productos agropecuarios y la consecuente comercialización de los mismos. La producción de ganado en las zonas templadas del hemisferio Norte ha reducido progresivamente la periodicidad de la producción de forraje en virtud de un mayor uso de los forrajes conservados.

La necesidad de forrajes conservados

Las tierras de pastoreo cubren una gran parte de la superficie terrestre pero raramente proporcionan forraje en calidad y cantidad adecuadas a lo largo de todo el año como para mantener animales altamente productivos. Esto ocurre sobre todo en las tierras de pastoreo de los trópicos temporalmente secos donde las lluvias anuales están concentradas en unos pocos meses del año durante la estación cálida -como los monzones- y el forraje maduro es de un valor nutritivo extremadamente reducido. Esas tierras de pastoreo tienen un potencial muy bajo para la producción de los rumiantes salvo cuando son suplementados con forrajes y residuos de cultivos de las tierras arables. Existe, en general, falta de estadísticas sobre las áreas y la producción de forrajes; lo mismo ocurre para las tierras de pastoreo. Las definiciones de pastura varían de país a país y muchas áreas clasificadas como forestales, abandonadas o desiertos, son pastoreadas en alguna estación del año. La mayor parte del ganado, sin embargo, es mantenido en sistemas mixtos donde la tierra no está toda disponible para el pastoreo y es un mosaico de tierra arable y tierra de pastoreo, por lo menos en las tierras menos aptas para los cultivos. Es en tales sistemas mixtos que el heno y los residuos de los cultivos juegan su papel principal.

Los distintos grupos culturales mantienen ganado por diferentes razones. En los lugares en que el objetivo principal es la produción de leche, la producción de heno está mas difundida que en los lugares donde su consumo no es tradicional o donde el ganado es usado sobre todo para la tracción. La India, que tiene el mayor rebaño del mundo, es un gran consumidor de leche y los forrajes y el uso de residuos de los cultivos están ampliamente difundidos; el ganado de doble o triple propósito proporciona leche, estiércol, trabajo y cueros, pero la carne bovina no es consumida. Los animales de doble o triple propósito tienen diferentes objetivos en los distintos países. En la mayor parte de China del sur y central y en Indonesia, el ganado y los búfalos son usados para tracción pero, tradicionalmente, no son ordeñados ni su carne es apreciada como la de los animales monogástricos; el ganado y los búfalos se reproducen solamente cuando se deben reemplazar los animales de tiro. Tales animales subsisten con forrajes ordinarios y residuos de cultivos, por lo que el forraje no es importante. En contraste, las áreas pastoriles de China, sobre todo Mongolia interior, Xinjiang y Xizan, son grandes consumidoras de leche y carne de rumiantes. Los dos casos primeramente mencionados tienen una gran tradición de cultivo y conservación de forrajes.

La provisión de alimentos para las épocas de déficit ha sido siempre un componente primordial del mejoramiento de la producción agrícola. Cuando el ganado es adecuadamente alimentado en la época de escasez su rendimiento aumenta, está pronto para la tracción cuando es más necesario y produce más estiércol para reciclar la fertilidad. Por ejemplo, antes de la revolución agrícola en Europa occidental, al finalizar el invierno el ganado se encontraba en mal estado y algunos animales debían ser ayudados a pastorear cuando la vegetación comenzaba a rebrotar. El ganado innecesario para la reproducción o para la tracción era faenado en otoño y la carne se conservaba salada. Las alimentación invernal se reducía a algunos residuos de cultivos y, tal vez, a un poco de heno de las praderas. La introducción de cultivos para heno -trébol rojo, raigrases, alfalfa- fue un paso importante para el mejoramiento de la alimentación invernal y la rotación de cultivos, con algunas raíces -nabos, remolachas, nabo forrajero- que en algunas áreas complementaban el heno. El mejoramiento de la alimentación animal permitió el mejoramiento de las razas ganaderas. Se necesitaron también otros insumos -semillas, fertilizantes- pero el resultado neto fue un gran incremento de los rendimientos de la finca y de los excedentes para la venta lo cual permitió el desarrollo de una economía más diversificada con capacidad manufacturera y comercial. En los climas muy diferentes de África del norte y Asia central y occidental, la producción de heno, por lo general de alfalfa, ha sido una fuente muy importante de forraje de alta calidad, fuera de la estación de producción, para los sectores de ganadería sedentaria y pastoril.

El área de pastoreo natural disponible para los pequeños productores, sobre todo en África, está disminuyendo rápidamente a medida que más tierras se dedican a los cultivos. Esto no ha sido acompañado paralelamente por un descenso en la población ganadera ya que la demanda de cultivos y ganado está relacionada con la población humana, lo que tiene el doble efecto de presentar una baja disponibilidad de forrajes para el ganado -en calidad y cantidad-junto con una degradación de la cobertura vegetal de las tierras de pastoreo debido al exceso de ganado. El peligro de dañar la vegetación es probablemente mayor donde se encuentra la combinación de tierra arable con tierra de pastoreo. El complejo problema de la densidad de población animal en los sistemas tradicionales bajo condiciones totalmente pastoriles ha sido estudiado por Behnke y Abel (1996). En muchas partes de África, las tierras bajas que han proporcionado algún pastoreo en la época seca, con el aumento de la presión demográfica y la expansión de los mercados urbanos, están siendo usadas ahora para la producción de hortalizas y caña de azúcar. La intensificación de los sistemas de producción, con un uso cuidadoso de los residuos, es necesaria si se desea mantener y expandir la producción animal para satisfacer las necesidades humanas de productos ganaderos y animales de tracción. Esto implica un mayor número de animales estabulados, más sistemas de corte y remoción del forraje en las pequeñas fincas y la producción de heno para cubrir la escasez de los períodos secos o fríos. El ejemplo de las partes irrigadas del valle del Indo-Ganges muestra que, en un siglo, se ha pasado del pastoreo extensivo de la vegetación de zonas semidesérticas o ribereñas a una agricultura intensiva regada, con una población de animales estabulados que excede en muchas veces el nivel original, lo cual puede servir de ejemplo para otras áreas.

Los residuos de los cultivos -paja, tallos, cáscaras y otros- constituyen más de la mitad de la biomasa cosechable de los cereales más comunes, por lo que la conversión de tierras de pastoreo a tierras arables no resulta en una disminución de la disponibilidad de materia seca adecuada para la alimentación de los rumiantes; sin embargo, su calidad por lo general es baja. Por lo tanto, es necesario contar con forraje de alta calidad para complementar los pastoreos pobres y los forrajes ordinarios. El valor de los residuos es cada vez más reconocido en los sistemas de producción en pequeña escala; en el Sahel en África occidental y en las zonas de sabanas, donde previamente los forrajes se pastoreaban in situ, ahora son cosechados y almacenados para su uso en la finca o para la venta. Estos materiales groseros son pobres pero pueden ser mejorados por el tratamiento con urea o amoníaco.

La posibilidad de recuperar tierras abandonadas -pastoreos comunales y bosques que han sido completamente degradados a causa de su mal manejo- ha sido demostrada en gran escala por el trabajo de campo del Indian Grassland and Fodder Research Institute (Jhansi, Uttar Pradesh, India) donde una vez que se llevó a cabo la rehabilitación y repoblación forestal, el pastoreo sin control fue reemplazado, a través de un enfoque de participación popular, por sistemas de corte y transporte para suplementar y complementar los residuos de los cultivos. Las tecnologías y el material genético usados se conocían desde hace mucho tiempo pero ahora el Instituto desarrolló un paquete integrado dirigido al sistema que combina la conservación del agua, la resiembra y la plantación aislada de árboles junto con créditos lo que permite a los pobladores la alimentación en el establo mientras se desarrollan las pasturas y los árboles. Actividades similares apoyadas por la Wasteland Commission están siendo llevadas a cabo en varios sitios de las múltiples zonas ecológicas del país. Este trabajo es la base para otras instituciones de desarrollo que participan en un ambicioso programa de desarrollo de tierras abandonadas.

El heno puede ser hecho a partir de pasturas naturales o de cultivos específicamente establecidos para ello. Las principales fuentes de forraje en orden de importancia en las áreas y sistemas de producción en discusión, son: vegetación natural, residuos de cultivos y forrajes cultivados. La producción de heno en áreas seleccionadas de pasturas naturales es tradicional en muchas zonas pastoriles, sobre todo en el hemisferio norte, fuera de los trópicos. Los forrajes, si bien se cultivan en muchos países, son por lo general una fuente reducida en el área en discusión, excepto en las grandes zonas regadas de la India, Pakistán y Egipto, donde son cultivados en gran escala.

El término pasturas naturales es difícil de definir, pero en general se consideran como aquellas que no han sido sembradas. Pocas áreas de pastoreo en el mundo son naturales ya que por la influencia del hombre que controla la presión de pastoreo y algunas veces a causa del fuego, es necesario mantener el equilibrio de las especies y reducir o evitar la invasión de especies leñosas. Se aplican varias etapas de mejoramiento conciente, además del manejo del pastoreo, abarcando desde la limpieza de los matorrales, el drenaje, la fertilización y la introducción de especies más productivas, la destrucción de la vegetación nativa seguida por la resiembra. Es necesario ser muy cauteloso antes de decidir el reemplazo de la vegetación natural con especies exóticas, sobre todo en las tierras marginales y en áreas donde la tecnología no está plenamente probada.

Lámina 2. Paja en rollos, secándose en el campo. Dunecht, Escocia

Lámina 1. Producción de heno de alfalfa en Altai, Xinjiang, China. Forraje cortado y apilado para terminar su secado y reducir la pérdida de hojas

El heno utiliza la tierra y los insumos como cualquier otro cultivo dentro del sistema de producción y debe, por lo tanto, competir en términos económicos con las otras opciones de cultivo. Los incentivos económicos son esenciales para la adopción de la producción de heno, tal como para la adopción de cualquier otra tecnología. Los proyectos que estimulan la producción de forraje para reducir la presión sobre las pasturas comunales o en razón de los déficit estacionales de forraje, difícilmente producen resultados sostenibles. Los cultivos forrajeros requieren tantos conocimientos agronómicos, y a veces más, que otros cultivos: esto no siempre se reconoce por quienes no tienen que trabajar con ellos en el campo.

Los cultivos que se utilizan para la producción de heno se dividen en dos grupos: los cultivos especializados usados solamente para alimentar al ganado y aquellos que son a su vez otros cultivos. Ambos grupos comprenden fundamentalmente gramíneas y leguminosas. La mayor parte de los cultivos forrajeros y las pasturas especializadas son de domesticación o semidomesticación reciente y su producción de semillas y técnicas de instalación a menudo requieren más conocimientos que los cultivos domesticados hace miles de años. La alfalfa (Medicago sativa), el trébol de Alejandría (Trifolium alexandrinum) y el trébol persa (T. resupinatum) fueron domesticados en Asia occidental hace ya mucho tiempo, tal como ocurre con el trébol rojo (T. pratense). Muchas otras pasturas sembradas son de domesticación más reciente. Los raigrases (Lolium spp.) han sido cultivados en Europa occidental durante dos o tres siglos pero hasta la mitad del siglo XIX las semillas provenían del barrido de los establos mientras que el trébol blanco (Trifolium repens) ocurría naturalmente en las praderas, si la fertilidad del suelo era adecuada. ¡La Welsh Plant Breeding Station, una institución pionera en la selección y mejoramiento de gramíneas y tréboles fue fundada recién en 1919! El fleo (Phleum pratense) y el pasto azul (Dactylis glomerata), si bien de origen europeo, fueron primeramente usados como cultivos para henificar en Virginia (Estados Unidos de América) en el siglo XVIII y reintroducidos como cultivos en Europa; su selección y mejoramiento sistemáticos son mucho más recientes. Algunos pastos tropicales han sido cultivados esporádicamente durante cierto tiempo, por lo general fuera de su área de origen -p.ej. Chloris gayana, Eragrostis curvula, Melinis minutiflora y Panicum maximum- pero la selección sistemática y la recolección de datos de cruzamientos comienzan prácticamente a partir del siglo XX. Los cereales, principalmente la avena, el maíz y el sorgo son forrajes importantes, tanto verdes como conservados.

La FAO siempre ha enfatizado la importancia de los forrajes y las pasturas en los sistemas de producción como fuente de alimento para el ganado y para mantener la fertilidad del suelo, para el reciclaje de los nutrientes de las plantas y para proteger el ambiente. Las explotaciones mixtas permiten el uso total de la biomasa producida en la finca -el rendimiento de paja y tallos es a menudo similar al de los granos en los cultivos de cereales- convirtiendo los residuos de los cultivos no consumibles por el ser humano en productos económicos gracias a la acción de los rumiantes.

Algunas publicaciones importantes de la FAO que tratan de los problemas generales de las pasturas y forrajes incluyen Improving the World’s Grasslands (FAO, 1951), y sobre las especies usadas como forrajes en todo el mundo se encuentran Legumes in Agriculture (FAO, 1953) y Grasses in Agriculture (2a. edición; FAO, 1965). Otras publicaciones más recientes incluyen Leguminosas Forrajeras Tropicales (1988) y Gramíneas Tropicales (FAO, 1989) que tratan en detalle las especies tropicales. El valor alimenticio de los forrajes y los residuos de cultivos se presentan en Piensos Tropicales (FAO, 1993), disponible también en forma electrónica.

Esta publicación trata del heno y los residuos, considerados como componentes esenciales del manejo de los forrajes para el desarrollo anual de sistemas de alimentación del ganado. Está dirigida a técnicos, asesores y extensionistas que trabajan con los pequeños agricultores y con proyectos de desarrollo. Por medio de una serie de Estudios de Caso de una amplia distribución geográfica, se informa sobre las prácticas y las estrategias de producción de heno en muchos países. El objetivo es prestar asistencia para decidir si el heno se ajusta a los sistemas de producción, o sea, donde es una elección racional en sistemas alimenticios anuales y en estrategias para enfrentar situaciones deficitarias estacionales. El heno a menudo sirve de suplemento al pastoreo más ordinario y a los residuos de cultivos en la alimentación del ganado de los pequeños productores.

La tecnología y los equipos para manejar residuos secos de los cultivos son los mismos usados para hacer heno; a menudo son almacenados conjuntamente y se usan indiferentemente en la alimentación. Su cosecha, conservación y almacenamiento se incluyen como un elemento similar a la producción de heno. Una lista de nombres botánicos con sus autores y sinónimos y los nombres comunes se presenta en el Anexo 1; no se ha tratado de presentar todos los nombres comunes conocidos en las diversas regiones. No ha sido posible controlar los nombres botánicos en los Estudios de Caso; solamente se han corregido errores evidentes.

Se ha puesto énfasis en condiciones pastoriles, tradicionales y en pequeña escala. Los numerosos avances hechos en los últimos años en la tecnología de producción de heno se describen brevemente, si bien se aplican mejor a la producción en gran escala en zonas tropicales y semiáridas y a las regiones templadas. El sector de los grandes productores es un tema especializado y en rápida evolución que constantemente absorbe innovaciones en tecnología agronómica. Hay abundante literatura y el asesoramiento técnico está disponible en forma comercial. La tecnología altamente mecanizada está, sin duda, fuera del alcance de los pequeños productores.

Se ha hecho un enfoque geográfico amplio y no es posible hacer definiciones claras de tropical y semiárido. La zonificación aceptada en el Congreso Internacional de Pasturas en su reunión del año 1993 ha sido usada como un amplio marco para la subdivisión climática del tema. En los trópicos húmedos, por lo general es más simple mantener un abastecimiento de forraje verde ya que las condiciones climáticas raramente son ideales para henificar. Esta publicación enfatiza las zonas agroecológicas y las situaciones encontradas en los países en desarrollo, que son los principales interlocutores de la FAO. Una serie de Estudios de Caso se presenta en el Capítulo XI para ilustrar las prácticas y algunos de los problemas de la producción de heno en los países en desarrollo. Se pone énfasis en las áreas en que la conservación de forrajes es tradicional.

Los principios de la producción de heno, los equipos y las técnicas usadas se describen en el Capítulo II, tanto para pasturas naturales como para forrajes cultivados. Se definen en términos muy amplios tres niveles de tecnología:

i. sistemas manuales con herramientas simples;

ii. sistemas intermedios, con animales de tiro o mecanización simple, especialmente para el corte y el transporte, y

iii. sistemas completamente mecanizados.

Si bien se enfatizan los sistemas para zonas tropicales y semiáridas, también se discuten brevemente las técnicas para las zonas templadas en que no es fácil henificar; gran parte de la tecnología moderna ha sido desarrollada para esas regiones.

Las especies para heno y su cultivo se describen en los Capítulos III a VI. Muchas de estas especies tienen varios usos: pueden ser cultivos de campo como cereales y leguminosas o cultivos para pastoreo o cultivos para ensilar cuando las condiciones lo permiten. En esta publicación se presenta solamente su manejo para heno. Cuando se produce heno a partir de praderas naturales los campos deben ser manejados de manera de proporcionar abundante producción de forraje en la época en que pueden ser cosechados con seguridad. En los sistemas tradicionales donde es común el acceso a los campos de pastoreo, el consenso de la comunidad y las normas para su uso son esenciales para regular el cierre estacional del pastoreo, los derechos de corte y el manejo de las zonas para heno. El manejo de las praderas para la henificación de la vegetación natural se presenta en el Capítulo VII.

Los forrajes se adecuan a muchas condiciones agrícolas y sistemas de producción. Es importante usar aquellos que se adaptan a las condiciones y sistemas locales antes de intentar adaptar otras especies a esas condiciones específicas. El objetivo debe ser siempre la alta calidad del heno ya que, excepto en casos de una escasez general de materia seca, será usado para complementar el pastoreo más ordinario y los residuos de cultivos. La elección de los cultivos se discute en el Capítulo VIII. Muchos henos tropicales, sobre todo el heno de arbustos no tiene mayor valor alimenticio, y tal vez sea peor, que la paja y los tallos. Cuando se planifica la producción de heno, por lo tanto, es necesario considerar la disponibilidad local y la calidad de los residuos de cultivos y estimar si merecen mas atención que el heno. La paja o los tallos de cereales comprenden cerca de la mitad de la biomasa cosechable; esta no puede ser consumida directamente por el ser humano pero puede ser transformada en productos con valor económico por medio de los rumiantes. A menudo esos elementos son la base de la alimentación de esos animales. Su cosecha, secado y almacenamiento racional se discuten en el Capítulo IX.

Es razonable esperar que una vez que el forraje ha sido conservado sea manejado cuidadosamente. La ración que recibe el ganado, incluyendo los minerales, debe ser balanceada a fin de obtener una buena producción. Los animales deben tener buena salud, el control de los parásitos internos debe recibir la debida atención y debe ser utilizado equipo apropiado para el transporte, el manejo y la distribución del heno. Las pérdidas en el momento de la alimentación son comunes pero pueden ser reducidas con el uso de comederos y pesebres adecuados y algunas veces por medio del triturado del forraje, lo que se discute en el Capítulo X. El sistema de producción determina la forma en que se usa el heno y si se deberá dar prioridad a los animales más valiosos o más vulnerables. Los animales en lactación, los animalesjóvenes y los animales de tiro son, por lo general, los principales usuarios, pero esto depende del sistema de producción de la finca.

El heno también es un producto rápidamente comercializable, que puede ser cultivado expresamente para ello. Los mercados urbanos pueden tener un gran demanda de heno, forraje verde y residuos de cultivos para los animales de tiro, lecherías y animales de recreo como caballos de carrera, para cabalgar o ponies. Las «colonias lecheras», las lecherías urbanas y los animales lecheros en las familias urbanas son muy comunes en India y Asia occidental y generan una fuerte demanda de paja, forraje y heno. Los ganaderos que requieren alimentos, incluso residuos de cultivos, para el invierno o para la estación seca conforman un mercado importante en el norte de África y en Asia occidental. El heno puede ser hecho donde la falta de agua y los cercos restan la posibilidad del pastoreo directo. Del mismo modo que el forraje que se corta y se transporta, el heno también puede ser producido sin necesidad de las inversiones que se hacen para el pastoreo.

El heno y la paja, si bien son importantes herramientas para asegurar el abastecimiento de alimentos durante todo el año, no son, sin embargo, los únicos. Anteriormente se mencionó el ensilaje como un elemento importante en las fincas mecanizadas. El manejo de los rebaños puede a menudo ser modificado de modo que el número de animales o la demanda de alimentos sean minimizadas en las estaciones difíciles. Los objetivos de los ganaderos varían, desde el caso del productor intensivo dirigido al mercado de la leche fresca que debe mantener la producción todo el año, hasta los pastores en condiciones marginales cuya máxima ambición es la de tener el mayor número de animales para reproducción que sobrevivan a la estación difícil. Cuando se planifica la producción de heno como parte de la estrategia general de la finca, deben ser consideradas todas las alternativas que van desde una aceptada pérdida de peso hasta la alimentación con concentrados; estos problemas se discuten en el Capítulo IX.


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