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Capítulo 4. Gramíneas y ciperáceas


Especies de avena
Cynodon dactylon (L.) Pers.
Cyperus rotundus L.
Echinochloa crus-galli (L.) P. Beauv.
Imperata cylindrica (L.) Raeuschel
Paspalum virgatum L.
Pennisetum clandestinum Hoechst. ex Choiv.
Rottboellia cochinchinensis (Lour.) Clayton
Sorghum halepense (L.) Pers.


Especies de avena


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


L. García Torres

Caracterización

Las malezas conocidas como avena silvestre incluyen a Avena fatua L. (Foto la.) y ciertas sub- species de A. sterilis L., de las cuales las más conocidas son comunmente denominadas A. ludoviciana Dur. (A. sterilis subesp. ludoviciana) y A. sterilis (A. sterilis subesp. sterilis, también conocida como A. macrocarpa Moench.).

Las especies de avena silvestre poseen las florecillas de la espiguilla articuladas al raquis, las que al madurar se separan y caen al suelo, característica que las distingue de las especies cultivadas. Una clave para distinguir las especies de Avena, basada en caracteres morfológicos distintivos, ha sido propuesta al efecto (Thomas y Jones 1976). En la Foto 1b se muestran espiguillas de las avenas silvestres A. fatua, A. ludoviciana y A. macrocarpa. También se ha desarrollado una clave sencilla para distinguir las avenas silvestres de otras malezas gramíneas y cereales, basada principalmente en características de las lígulas y aurículas, así como en los pelos de la vaina foliar. A. fatua germina principalmente durante la primavera y, en menor grado, en otoño, mientras que A. ludoviciana y A. macrocarpa germinan principalmente durante el otoño. El patrón de comportamiento de estas especies es afectado en alguna medida por las condiciones ambientales y los biotipos existentes. Generalmente, la germinación de las semillas de avena silvestre tiene lugar favorablemente con temperaturas de 10-12°C, la que disminuye a cuando la temperatura se reduce a 5°C o asciende a 18°C. Todas las especies de avena tienen un período de latencia relativamente largo. La temperatura durante la maduración afecta el desarrollo de la latencia. Al momento de la cosecha la latencia puede ser muy alta, de hasta 90%, pero se reduce con el tiempo, hasta alrededor de 25 a 50% a los 4 a 6 meses posteriores, o sea durante su período normal de germinación.

Aunque se considera que la luz no afecta la germinación de la semilla, la labranza del suelo generalmente parece elevar la brotación. Aunque la mayoría de las plántulas brotan de semillas ubicadas en los 6-8 cm superiores del suelo, la avena silvestre puede brotar desde profundidades de 15-20 cm. Las semillas de avena silvestre pueden sobrevivir en el suelo hasta un máximo de nueve años. Sin embargo, en tierras cultivables, cuando nuevas producciones de semillas se previenen, las poblaciones suelen declinar rápidamente, no existiendo más presencia de plantas después de 4 a 6 años.

Al brotar, la plántula de avena silvestre se presenta como una simple hojuela estrecha, susceptible a la competencia temprana. Luego se inicia el crecimiento vegetativo, lento al principio, para alcanzar el estadio de 5 a 6 hojas en 4 a 8 semanas. Aunque las plántulas de avena silvestre pueden ser más pequeñas que las plantas de cereales, ellas generalmente poseen una tasa de asimilación neta superior, lo que permite que la maleza sobrepase la plántula de cereal.

La avena silvestre es normalmente autopolinizada y, por lo tanto, plantas aisladas podrán producir semillas. Generalmente, en ausencia de competencia se pueden producir plantas muy grandes con una alta capacidad reproductiva (de 5 a 12 tallos y de 400 a 800 semillas por planta). Las semillas de avena silvestre pueden ser trasladadas a grandes distancias mediante diversas actividades realizadas por el hombre; por ejemplo, a través de semillas de cultivos para la siembra y para la alimentación del ganado, con la maquinaria agrícola, en sacos, paja, heno o ensilado. El viento, las aves y las pieles de animales también pueden ser vías importantes de diseminación natural. La diseminación por el hombre se puede evitar o, al menos, se puede reducir si se toman medidas efectivas, mientras que la diseminación natural no puede ser evitada. En todo caso, el control de bajas infestaciones, mediante la eliminación de algunas plantas introducidas en un área previamente no infestada, debe ser adoptado.

Distribución. La avena silvestre es un problema serio a escala mundial. Durante la última década la intensificación de la producción de cereales, el uso de cosechadoras combinadas y la aplicación de los herbicidas contra malezas de hoja ancha, han favorecido la propagación de la avena silvestre en la agricultura de clima templado.

A. fatua es la avena silvestre característica de regiones templadas del noroeste de Europa, de Norteamérica, Sudamérica (Argentina y Uruguay), Australia y Sudáfrica. Ambas sub-especies de A. sterilis se presentan en regiones con clima mediterráneo, como el sur de Europa, el norte de Africa, el Medio Oriente, también en Queensland (Australia) y en Kenya. A. ludoviciana parece ser la más ampliamente distribuida y abundante. Esta especie está más extendida al norte que A. sterilis, lo cual sugiere que la primera es más resistente al invierno que la última.

Importancia. La avena silvestre puede causar serias reducciones del rendimiento en los cultivos. La competencia responsable de la reducción del rendimiento se inicia probablemente alrededor del estadio de 3-4 hojas de la cebada y el trigo. El período de mayor reducción de la masa de la planta cultivable a causa de la competencia de la maleza se desarrolla durante la elongación del tallo. Los principales factores que influyen sobre la interacción competitiva son la fecha de siembra del cultivo, las densidades de éste y de la avena silvestre, y los períodos relativos de brotación de ambos. Generalmente, la cebada es el cereal más competitivo con Avena, mientras que el trigo, la avena cultivable y el centeno son muy similares en su comportamiento y suelen ser menos competitivos que la cebada. Las plantas cultivables dicotiledóneas también son pobres competidoras con la avena silvestre. Algunos autores han desarrollado ecuaciones para relacionar las reducciones del rendimiento de los cultivos con las densidades de avena silvestre (Dew 1983; Saavedra et al. 1989).

Estrategias de manejo

Fecha de siembra. Como la avena silvestre tiene un largo período de brotación y pueden establecerse tempranamente, la siembra tardía del cultivo posibilita ejecutar la operación de control antes de la siembra, lo cual coincide con el período de mayor emergencia de la maleza. Las avenas silvestres también tienen un período de brotación más corto en el cultivo. Además, en cultivos de primavera con siembra tardía, las temperaturas son superiores y las plantas cultivables crecen mucho más rápidamente, inhibiendo así las plantas de avena silvestre que brotan posteriormente. Sin embargo, los rendimientos del cultivo suelen reducirse con la siembra de primavera tardía.

Foto 1a. Inflorescencia de Avena fatua

Foto 1b. Espiguillas de Avena fatua, A. ludoviciana y A. sterilis o macrocarpa

Densidad del cultivo. El incremento de la densidad del cultivo se considera una vía útil para inhibir el desarrollo de la avena silvestre. En términos de densidad de siembra, se ha comunicado en varias oportunidades que el trigo y la cebada, sembrados a razón de 200 kg de semilla por hectárea, reducen mucho más la densidad de avena silvestre que cuando se utiliza la mitad de la norma de semilla indicada. Contrariamente, bajas densidades de semilla de trigo y cebada (40-60 kg/ha) contribuyen a un rápido incremento de la población de avena silvestre.

Labranza de las cepas. Esta operación tiene un efecto variable sobre la infestación subsiguiente de avena silvestre, lo cual puede deberse parcialmente a la edad del banco de semillas en el suelo y su ubicación en capas superficiales o profundas del suelo. Generalmente, el momento de la labranza es también muy importante para restringir o favorecer la infestación. La labranza de otoño al final de septiembre o principio de octubre tiende a favorecer la germinación de avena silvestre en el otoño. Esta práctica reduce más la población de avena silvestre en los cultivos subsiguientes que se siembran al final del otoño o principio de la primavera que una labranza similar realizada inmediatamente antes de la siembra. Por otra parte, las labranzas superficiales de cepas normalmente provocan infestaciones elevadas.

Quema de la paja. Esta práctica tiene poco efecto sobre las infestaciones subsiguientes de avena silvestre. El efecto inicial de la quema de la paja es el de reducir el número de semillas sobre la cepa, pero las diferencias entre parcelas quemadas y no quemadas son muy pequeñas pocos meses después. Además, la quema provoca la interrupción de la latencia de sólo una pequeña proporción del número total de semillas viables.

Rotación. Esta consiste en la sustitución de cultivos, en los cuales el control de la avena silvestre es muy difícil o muy costoso, por otros que evitan la infestación de avena silvestre o en los cuales se puede lograr un elevado control. Bajo condiciones mediterráneas, la infestación de avena silvestre en trigo de invierno se reduce grandemente al introducir al girasol en la rotación, el cual se siembra al final del invierno o en la primavera. La brotación de avena silvestre en cultivos de girasol es mucho menor que en trigo o en otros cultivos sembrados en invierno. Aunque las técnicas de control rotacional son medios efectivos para reducir las infestaciones de avena silvestre, ellas pueden ser limitadas por factores económicos o de manejo.

La extracción del campo de plantas puede detener el incremento del banco de semillas de avena silvestre en el suelo. Normalmente esta práctica es factible cuando la densidad de la maleza es baja (para eliminar manualmente una población de alrededor de 1500 plantas/ha, se puede requerir de 3 a 4 h./día). La llamada eliminación con herbicidas comprende la aplicación de un compuesto químico (a veces glifosato) sobre la panícula de la avena silvestre con el objeto de inhibir la viabilidad de las semillas. El producto se aplica tocando la panícula con guantes especiales, de superficie esponjosa, previamente humedecidos con la solución herbicida. La eliminación química es mucho más rápida que la manual, ya que no incluye la extracción de las plantas del campo.

Los herbicidas usados para controlar las especies de Avena incluyen los siguientes: Triallate, herbicida efectivo contra la avena silvestre, desarrollado a principio de los años 60. Su actividad es principalmente a través del suelo. La formulación líquida debe ser incorporada en los 2-5 cm superiores del suelo inmediatamente antes de surcar y sembrar. Una incorporación uniforme con el suelo es esencial; si esto es difícil de lograr, sobre todo en condiciones de suelo muy húmedo, seco o pesado, entonces es preferible el uso de la formulación granulada, la cual se aplica sobre la superficie del suelo. Chlorotoluron e isoproturon son también herbicidas activos en el suelo y muy efectivos en aplicación pre-emergente. Precauciones deben ser tomadas, ya que las variedades de trigo y cebada son variables en su susceptibilidad/tolerancia a estos herbicidas. Estos herbicidas también controlan un conjunto de malezas de hoja ancha.

Difenzoquat y diclofop-metil son herbicidas de post-emergencia desarrollados en los años 70, que se aplican sobre las plantas de avena silvestre después de trasncurrido el estadio de tres hojas. Difenzoquat es más selectivo en cebada, mientras que diclofop-metil lo es más sobre trigo. Estos herbicidas pueden causar alguna fítotoxicidad en algunas variedades de estos cultivos. Durante los años 70 también se desarrollaron algunos herbicidas de post-emergencia tardía para el control de avena silvestre, entre ellos benzoilprop-etil, flamprop-metil y flamprop-isopropil. Todos ellos se aplican en estadios tardíos, desde el final del ahijamiento hasta el estadio del segundo nudo del crecimiento del cultivo.

La gama de herbicidas utilizable para el control de avena silvestre en cereales se ha ampliado recientemente. Fenoxaprop-etil es un herbicida de post-emergencia, selectivo para el control de malezas gramíneas anuales y perennes en la mayoría de las plantas dicotiledóneas cultivables y en el trigo. Este herbicida es efectivo contra avena silvestre si se aplica hasta el estadio de segundo nudo de la maleza. Imazethabenz-metil se puede usar en trigo, cebada, girasol y otros cultivos, aplicado en post-emergencia, hasta el final del ahijamiento del cultivo. Haloxyfop, fluazifop y sethoxydim son todos graminicidas de post-emergencia, altamente efectivos, que se pueden utilizar en muchos cultivos de hoja ancha.

Referencias

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Thomas H. y I.T. Jones 1976. Origins and identifícation of weed species of Avena. In: Wild Oats in World Agriculture, Agricultural Research Council, Londres, 1976. pp 1-18.

Cynodon dactylon (L.) Pers.


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


R. Labrada

Caracterización

Cynodon dactylon, pasto de Bermuda, zacate chino, bremura o yerba fina, es una especie gramínea estolonífera y rizomatosa, de hábitos rastreros y prolongados tallos postrados, que suele enraizarse en sus nudos (Foto 1c.). Los tallos ascendentes alcanzan una altura de 15-25 cm. La inflorescencia está compuesta de 3-7 espigas digitadas, de 3-10 cm de longitud.

El pasto de Bermuda se reproduce por sus semillas y a través de sus estolones y rizomas. Su crecimiento y desarrollo son promovidos por condiciones de calor y humedad.

El pasto de Bermuda puede producir hasta 230 semillas/panícula durante los primeros tres meses después del inicio de la fructificación (Pérez y Labrada 1985). Las semillas germinan a temperaturas sobre los 20°C (Burton no fechado) y la emergencia tiene lugar dentro de las siguientes dos semanas, mientras que la emisión de hijos ocurre a los 25-30 días. El ciclo completo (desde la germinación hasta la producción de semillas) es de alrededor de cuatro meses (Pérez y Labrada 1985). Fotoperíodos de 12-13 horas (Lescano de Ríos 1983) y condiciones cálidas (Horowitz 1972) son favorables para la floración y la producción de semillas. Las plantas que se desarrollan a partir de los rizomas y de estolones tienen un patrón similar de crecimiento (Pérez et al. 1985). Una planta emergida de un rizoma puede cubrir 2.5 m2 de superficie del suelo en 150 días después de la emergencia (Pérez y Labrada 1985).

Los rizomas del pasto de Bermuda pueden encontrarse a una profundidad de más de 20-25 cm en suelos arenosos (Horowitz 1972), pero cerca del 60% de sus rizomas están generalmente situados en los primeros 15 cm del suelo. Las raíces constituyen menos del 10% del total de la masa subterránea (Lescano de Ríos 1983).

Distribución/importancia. El pasto de Bermuda es una maleza común en huertos de árboles frutales, pastos, caña de azúcar, algodón y otros cultivos de campo. En muchos países productores de cítricos, el pasto de Bermuda es considerado la peor maleza en estas plantaciones (Jordan y Rusell 1974; Casamayor y García 1977).

Vencill et al. (1992) indicaron que altas infestaciones del pasto de Bermuda reducen la altura de la planta, la densidad de! follaje, el índice de área foliar y el rendimiento de semillas del algodón.

Aparte de la competencia con los cultivos por el agua y los nutrientes minerales del suelo, esta maleza es considerada una potente planta alelopática, que inhibe la producción del cultivo a través de sus exudados radicales y otras sustancias fitotóxicas liberadas foliarmente (Horowitz y Friedman 1971; Díaz y Kogan 1985; Labrada et al. 1986).

Estrategias de manejo

El laboreo intensivo con el uso a profundidad de arado de disco y de rastra ayuda a reducir las infestaciones del pasto de Bermuda, mientras que la extracción de los rizomas sobre la superficie del suelo promueve la desecación (Crovetto y Rojo 1957). Sin embargo, aún con pérdidas de un 50% de su humedad original llegando a sólo un 10% del contenido original en la planta, las yemas de los rizomas son capaces de regenerar (Casamayor y García 1977). Thomas (1969) ha establecido que al mantener los rizomas de la maleza por espacio de una semana sobre suelo seco se consigue la muerte de un 90% de las yemas y la inhibición de la parte restante.

En Botswana, dos pases con arado de vertedera acoplado sobre un tractor, uno antes y el segundo al momento de la plantación, resultaron efectivos en la reducción del crecimiento del pasto de Bermuda. Tal medida se debe desarrollar durante, por lo menos, dos años consecutivos para conseguir la mejor efectividad. Esta técnica se entiende de gran potencial para la reducción de la infestación del pasto de Bermuda y es apropiada tanto para los que poseen tractor o para los agricultores que utilizan la tracción animal, pero que también tienen acceso a alquilar un tractor para la primera arada (Riches 1987).

De lo anterior queda claro que el pasto de Bermuda predomina en áreas con suelo no labrado o donde la preparación del terreno se desarrolla pobremente. La labranza de conservación, especialmente el cero laboreo, favorece el crecimiento del pasto de Bermuda debido a que los rizomas no son afectados por las labores de labranza (Vencill et al. 1992).

El desyerbe manual no es un método efectivo de control del pasto de Bermuda en los huertos de árboles frutales. En muchos casos los instrumentos de desyerbe ocasionan lesiones en las raíces superficiales de los árboles, lo que permite la entrada de patógenos como Phytophthora spp. y otros.

En Arabia Saudita, la alfalfa ha sido efectiva para inhibir la maleza que crece debajo de los árboles de cítricos (Kasasian 1971).

Relativamente pocos son los herbicidas efectivos para el control del pasto de Bermuda (Tabla 1). Bromacil se aplica selectivamente, en pre-emergencia o post-emergencia temprana, para el control del pasto de Bermuda en cítricos y plantaciones de piña (Pérez 1976; Casamayor y García 1977; di Lello 1983). Este compuesto tiende a lixiviarse rápidamente en el suelo y no debe ser aplicado repetidamente por varios años en suelos con aguas subterráneas próximas a la superficie. Por igual razón no se debe aplicar en nuevas plantaciones de cítricos u otros que se cultivan sobre suelos arenosos o con bajo contenido de materia orgánica.

Glifosato, aplicado sobre el follaje del pasto de Bermuda, es también altamente efectivo cuando se utiliza en aplicaciones dirigidas en huertos de árboles frutales. Dos aplicaciones durante el año reducen considerablemente la cobertura del pasto de Bermuda en las plantaciones de cítricos (Casamayor y García 1981). El uso de glifosato en bananos y plátanos requiere de la aplicación cuidadosa, de manera tal de no mojar con la solución herbicida las partes verdes del pseudotallo de la planta para así evitar posibles daños.

Foto 1c. Cynodon dactylon

En cultivos de plantas dicotiledóneas, la aplicación de fluazifop-butil y haloxyfop-metil resultan efectivas para la eliminación del pasto de Bermuda (Kurtz 1983; Bryson y Wills 1985; Grichar 1986), pero una sola aplicación de cualquiera de estos herbicidas no es suficiente para lograr una eliminación completa.

Tabla 1. Herbicidas para el control de pasto de Bermuda

Herbicida

kg i.a./ha

Tratamiento

Cultivo

Bromacil

2.4-4.0

Pre o post tempr.

cítricos y piña

Fluazifop-butil

0.25-0.38

Post

plantas dicotiledóneas

Haloxyfop-metil

0.25-0.375

Post

Idem

Glifosato

1.5-2.2

Post

árboles frutales

Dalapon

10.0-13.0

Post (DS)

caña de azúcar

EPTC

3.2-6.4

PPI

soya, frijol

EPTC+ dichIormid

3.2-6.4

PPI

maíz y caña de azúcar

Muchos de los herbicidas anteriormente indicados y dalapon son utilizados en aplicaciones directas sobre la cobertura del pasto de Bermuda en plantaciones de caña de azúcar. Sin embargo, efectos fitotóxicos sobre el cultivo provocados por algunas de estas aplicaciones ocurren con frecuencia. En Argentina, un control efectivo y seguro se ha logrado con la aplicación de pre-plantación de EPTC más dichlormid, combinado con una aplicación dirigida, en post-emergencia, de glifosato antes de que las hojas de la planta cultivable cierren las hileras o surcos del cultivo (Robinet y Finelli 1983).

EPTC, en pre-siembra, ha sido recomendado para su uso en soya o soja combinado con una aplicación post-emergente de fluazifop-butil, haloxyfop-metil o sethoxydim (Zorza et al. 1983).

Muchas veces los agricultores pequeños no pueden cubrir el costo del uso de los herbicidas. Es por eso que la realización de medidas de control mecánico, como ya descritas, pueden ayudar a minimizar el uso de herbicidas y obtener una eliminación técnicamente efectiva del pasto de Bermuda.

Un buen enfoque para el control del pasto de Bermuda puede serlo la determinación de los umbrales económicos de la maleza. Con tal información sería posible aconsejar cuando iniciar las prácticas de combate. Por ejemplo, en plantaciones jóvenes de Citrus reticulata se ha establecido que una cobertura de hasta 25% del pasto de Bermuda, durante un año, no afectó el crecimiento de los árboles, pero coberturas más densas resultaron ser altamente depresivas (Pérez y Labrada 1986), por lo que se recomendó realizar las medidas de control antes que la cobertura de la maleza alcanzase un nivel de 25%.

Referencias

Bryson C.T. y G.D. Wills 1985. Susceptibility of Bermudagrass (Cynodon dactylon) biotypes to several herbicides. Weed Science 33: 848-852.

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Casamayor R. y R. García 1977. Cynodon dactylon: una mala hierba para el cultivo de los cítricos en Cuba. Centro Agrícola, mayo-agosto pp 25-41.

Casamayor R. y R. García 1981. Comportamiento de glyphosate y otros herbicidas en los cítricos de Jaguey Grande. Resumenes I Congreso Nacional de Cítricos y otros frutales, La Habana, p 219.

Crovetto R.M. y N.A. Rojo 1957. Plantas invasoras del cultivo del tabaco en el Noroeste argentino. Revista Investigaciones Agropecuarias XI: 99-144.

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Cyperus rotundus L.


Caracterización
Estrategias de manejo
Otras especies de cyperus
Referencias


J.D. Doll

Caracterización

Cyperus rotundus (Foto 1d.), también conocido como coquito, coquillo, corocillo, cebollín o cebolleta, es una ciperácea perenne que posee un extenso sistema de rizomas y tubérculos, de donde emergen brotes erectos de hasta alrededor 30 cm de altura. Los brotes comprenden hojas verde-oscuras y un tallo de sección triangular, donde aparece una inflorescencia carmelita o violacea.

Aunque las plantas pueden producir semillas viables, son los tubérculos la fuente principal de las infestaciones de C. rotundus. Su crecimiento, desarrollo y producción han sido extensamente estudiados (Rodríguez y Zabala 1983). Nuevos tubérculos no se forman después de la germinación durante varias semanas, pero el número de bulbos basales se eleva cinco veces (Hauser 1962a). La brotación de los tubérculos tiene lugar a temperaturas entre 10 y 45°C, las óptimas se encuentran entre 30 y 35°C. Usualmente un tubérculo sólo emite uno o dos rizomas, que se desarrollan próximos a la superficie del suelo. El bulbo basal normalmente se forma cerca de la superficie del suelo, pero puede formarse hasta profundidades de 20 cm y es el encargado de emitir las raíces y los rizomas. Los primeros 30 cm de rizomas crecen horizontalmente, luego sus extremos giran hacia arriba para formar nuevos brotes aéreos, que portan un nuevo bulbo basal. También el rizoma puede permanecer en el suelo y formar un tubérculo, a partir del cual se desarrollará un nuevo rizoma lateralmente. Todo esto provoca la formación de cadenas de tubérculos, algunas de las cuales se pueden hallar a 40 cm de profundidad del suelo. No obstante a esto, del 80 al 90% de los tubérculos se forman en los primeros 15 cm del suelo.

La producción de tubérculos por planta es aproximadamente de uno diario por planta durante los primeros 90 a 140 días (Smith y Fick 1937; Rao 1968; Fuentes y Doll 1976). Esto se traduce en poblaciones increíbles de tubérculos en un corto período de tiempo. Estudios realizados en Israel han mostrado que un solo tubérculo plantado en un campo puede extenderse en 90 cm en dos meses, mientras que dos estaciones después, la maleza produjo un incremento promedio de área de 2.8 m2/mes (Horowitz 1972). Las poblaciones de tubérculos alcanzaron un equivalente de 10 130 000/ha. En la Argentina, un tubérculo produjo 3 850 brotes en 6 meses (Rodríguez y Rainero 1983), y en los EE.UU., tubérculos, espaciados a 90 cm unos de otros, formaron un total equivalente a 11 000 000 de tubérculos y bulbos y 7 700 000 de plantas/ha en un año (Hauser 1962b).

Los tubérculos permanecen viables en el suelo durante varios años. La "latencia" de los tubérculos es realmente un ejemplo de dominancia apical, que se expresa de dos formas. En tubérculos individuales, una (a veces dos) yema apical brota primero. Si el brote inicial es eliminado, otras yemas brotarán. La segunda forma de dominancia se expresa entre tubérculos interconectados. Las cadenas de tubérculos producidas en un año deben ser consideradas como una sola unidad, ya que el tubérculo terminal muestra dominancia. En una cadena de tubérculos, las yemas en el tubérculo terminal (el más joven) generalmente brotan primero y esto evita que las yemas del resto de los tubérculos broten. Esta dominancia se pierde cuando se corta el rizoma que forma la cadena. Esta es la razón por la cual labores intensas de labranza a veces producen altas poblaciones de C. rotundus.

Foto 1d. Cyperus rotundas

Distribución/importancia. C. rotundus es una de las malezas más serias de los trópicos. Se encuentra en más países, regiones y localidades del mundo que ninguna otra maleza (Holm et al. 1977). La maleza puede crecer prácticamente en cualquier tipo de suelo y pH, nivel de humedad y contenido de materia orgánica de éste. No tolera suelo salino ni sombra. C. rotundus se encuentra en campos de cultivos de secano (temporal) y de irrigación, en huertas de cítricos, a lo largo de canales de irrigación y zanjas de drenaje, a lo largo de las cercas, en las márgenes de los bosques y en áreas abandonadas (Doll 1986).

Esta maleza está bien dotada para competir por los nutrientes, el agua, y durante estadios tempranos de desarrollo, por la luz, ya que brota y crece más rápidamente que la mayoría de las plantas cultivables.

A pesar de ser una maleza de pequeño tamaño con relación a la mayoría de las plantas de cultivos, C. rotundus puede causar serias pérdidas de rendimiento. Compite fuertemente por N y puede extraer muchos kilogramos de nutrientes del suelo, más del 50% de estos elementos se almacena en los tubérculos (Bhardwaj y Verma 1968). C. rotundus reduce la concentración de N y K en las hojas de soya y sorgo, mientras que las plantas cultivables no afectan la composición de nutrientes de la maleza (Lucena y Doll 1976).

La competencia comienza temprano en el ciclo del cultivo. Una demora de 10 días entre la siembra y el primer desyerbe en maíz resultó en una pérdida de rendimiento del 19% en Colombia (Cruz y Cardenas 1974). Una demora de 30 días provocó un 27% de pérdida de la cosecha, mientras que la competencia durante todo el ciclo redujo los rendimientos en un 40%. C. rotundus también puede reducir la calidad de los cultivos de raíces, como la patata dulce o camote y la casava o yuca, así como de tubérculos y bulbos, como la papa y la cebolla. Las puntas de los rizomas pueden penetrar las estructuras subterráneas de estas plantas cultivables y así reducir su valor para la venta. También suele reducir el contenido de almidón de las raíces de la casava (Leihner y Lopez 1980).

C. rotundus a veces se presenta en poblaciones puras con nivel de infestación de moderado a alto en áreas donde incluso no se aplican medidas de control de malezas. Esto es debido probablemente a sus propiedades alelopáticas mediante las cuales los productos químicos producidos por C. rotundus inhiben el crecimiento de las plantas que se encuentran en inmediata vecindad (Friedman y Horowitz 1971). Los tubérculos son más inhibitorios que el follaje, mientras que el sorgo es más sensible a los aleloquímicos que la soya (Lucena y Doll 1976).

Estrategias de manejo

Un exitoso manejo de C. rotundus requiere del conocimiento de sus hábitos de crecimiento y biología, y la realización a largo plazo de un programa multifacético de manejo cultivo/maleza. Al igual que con otras malezas, un cultivo vigoroso es una necesidad para un efectivo control cultural de C. rotundus. Esta maleza es sensible a la sombra, por lo que el ajuste de la distancia entre surcos del cultivo al ancho más estrecho posible para cada cultivo, así como la densidad de plantas al nivel práctico más alto posible, aseguran un rápido régimen de sombra sobre la superficie del suelo. Los cultivos que alcanzan un metro o más de altura (maíz, sorgo, o casava) serán más competitivos contra C. rotundus que los cultivos de porte bajo (la mayoría de las hortalizas). Cultivos de crecimiento rápido (sorgo, soya) requerirán medidas de control durante menor tiempo después de la siembra que aquéllos de crecimiento lento (casava, algodón, ñame). La inundación del suelo, como usualmente se realiza en la producción de arroz, inhibe el brote de los tubérculos, pero no los destruye. Estos últimos, tan pronto se realiza el drenaje, brotan con más rapidez que aquellos que se encuentran en áreas de secano (Cruz y Cárdenas 1974). La plantación de cultivos permanentes, como pasto o alfalfa, generalmente inhibe la infestación hasta que el campo sea labrado nuevamente para la plantación.

La clave para un exitoso control mecánico de C. rotundus son la puntualidad y la persistencia. Para preparar la cama de siembra se sugiere realizar varias labores mecánicas durante un período de 3 a 5 semanas. La primera labor puede destruir muchos de los vástagos brotados, pero si las plantas iniciales son destruidas, las yemas latentes en los tubérculos serán capaces de formar nuevas plantas en dos o tres ocasiones. La labranza también puede ubicar tubérculos no brotados en condiciones de suelo favorables para la brotación posterior. Esto es deseable si el campo va a ser labrado de nuevo antes de la siembra o si se está labrando repetidamente durante un período seco de barbecho para destruir los tubérculos. Sin embargo, tal enfoque pocas veces conduce a la erradicación de C. rotundus. Algunas comunicaciones sobre la erradicación de la maleza indicaron que esta labor tomó dos años con muchas labores mecánicas y manuales para alcanzar la meta (Davis y Hawkins 1943; Smith y Mayton 1942). El laboreo repetido del suelo es efectivo porque los tubérculos ubicados en las capas superficiales del suelo son vulnerables a la desecación. Para aniquilar los tubérculos sobre la superficie del suelo pueden requerirse 14 días con una temperatura de 40°C si la humedad relativa es alta (Cruz y Cárdenas 1974), mientras que si los tubérculos están a 5-8 cm de profundidad del suelo se requieren 21 días (Davis y Hawkins 1943) y la humedad del suelo deberá estar por debajo de 8% (Andrews 1940). La labranza siempre es más efectiva cuando el suelo está seco.

Después de la emergencia de la planta cultivable, se tienen que realizar las labores de cultivo mecanizado o escardas manuales antes que C. rotundus se establezca. De dos a cuatro labores generalmente son suficientes para que la primera aventaje a esta maleza. Los aperos de labranza o herramientas debe ser ajustados para desprender lo más posible el suelo de los tubérculos brotados y para cubrir la mayor cantidad posible de plantas de C. rotundus. Se deben evitar daños a las raíces de la planta cultivable cuando se realizan los desyerbes manuales o labores mecánicas. Los aperos de labranza y las herramientas se deben limpiar antes de abandonar los campos infestados a fin de evitar que los tubérculos se propaguen hacia las áreas no infestadas.

A pesar de la reconocida importancia de C. rotundus, existen relativamente pocas alternativas de control químico. En la Tabla 1 aparecen los posibles herbicidas para una amplia gama de cultivos.

Una sola aplicación de un herbicida nunca erradicará C. rotundus. Los mejores resultados se obtendrán cuando el uso de herbicidas esté integrado con el desyerbe mecánico. Las etiquetas de varios de los productos mencionados describen su efecto como "supresión" o inhibición de C. rotundus, en lugar de control. La duración del control de la mayoría de estos herbicidas es de 30-40 días como máximo. Los productos de post-emergencia, como 2, 4-D y glifosato, sólo eliminan las plantas ya brotadas al momento de la aplicación. Glifosato no es selectivo y se debe aplicar antes de la emergencia del cultivo o cuidadosamente entre los surcos de los cultivos perennes establecidos. Este herbicida se transloca rápidamente a través del follaje hacía los bulbos basales y tubérculos de las plantas tratadas. El herbicida se puede aplicar de 3 a 4 semanas después de la preparación del terreno, por lo que la siembra se puede realizar sin movimiento alguno del suelo. Este enfoque de preparación a veces brinda al cultivo la oportunidad de aventajar a la maleza.

En el contexto de la agricultura de bajos insumos, es poco probable que con pocos gastos se alcancen resultados satisfactorios en el manejo de C. rotundus. En efecto, un manejo altamente técnico se requiere usualmente, mientras que las dosis de uso del herbicida raramente pueden ser inferiores a las normalmente recomendadas. Una estrategia económica para reducir la población de los tubérculos es aplicar repetidamente 2, 4-D. Cinco aplicaciones de 2, 4-D a intervalos de 30 días, seguido de labranza del suelo, redujo la población de tubérculos en un 86% (Doll y Piedrahita 1977). La población no varió cuando no se realizó preparación del terreno entre las aplicaciones. Tres aplicaciones similares de glifosato seguidas de labranza redujo la población de tubérculos en un 72%, pero este herbicida es considerablemente más costoso que 2, 4-D.

Otro aspecto esencial es la prevención, la que consiste en un elevado manejo, ya que se necesita una observación sistemática de los equipos y materiales que vienen a la finca o predio, donde C. rotundus está ausente y otras medidas pertinentes de control. En resumen, sólo los productores que poseen programas de prevención cuidadosa y de manejo integrado de malezas pueden lograr éxitos en la producción agrícola en áreas infestadas de C. rotundus.

Tabla 1. Herbicidas para el control de C. rotundus en varios cultivos.

Herbicida

Momento

Cultivos

Bromacil

Pre

cítricos, piña

Butylate + dichlormid

PPI

maíz

Cycloate

PPI

remolacha, espinaca

2, 4-D

Post

muchas gramíneas cultivables y otros cultivos

EPTC

PPI

frijoles, habas, alfalfa,

EPTC+ dichIormid

PPI

maíz

Glifosato

Pre-plantación, como post para malezas; también post dirigido en cultivos de árboles

muchos cultivos anuales y perennes

MSMA

Post

algodón, caña de azúcar y cultivos de plantación

Norflurazon

PPI, Pre

algodón, frutales, nueces, soya

Pebulate

PPI

tabaco, tomate

Pyridate

Post

cacahuete

Otras especies de cyperus

Cyperus esculentus L. es otra especie perenne, que se propaga a través de sus tubérculos. Esta difiere de C. rotundus en que es menos común en los trópicos (es más abundante en los sub-trópicos y clima templado). La especie produce tubérculos en los extremos de sus rizomas (no en cadenas); los tubérculos son ingeribles (se utilizan como alimento humano y animal); la inflorescencia de la planta es amarillenta y sus hojas basales son tan o más largas que el tallo. C. esculentus es más fácil de manejar que C. rotundus, lo cual se puede lograr con medidas culturales (con el uso de plantas cultivables competitivas) y con desyerbes manuales o mecánicos. Sin embargo, si no se le controla, las pérdidas de rendimiento pueden ascender a 40% en maíz y soya. C. esculentus es generalmente susceptible a los mismos herbicidas efectivos para el control de C. rotundus, aunque el tratamiento de pre-siembra, con incorporación al suelo, a base butylate es más efectivo sobre C. esculentus que sobre C. rotundus. También se pueden utilizar con éxito las aplicaciones pre-emergentes de alachlor y metolachlor, así como las post-emergentes de atrazina y bentazon.

C. difformis L. y C. iria L. son también ciperáceas anuales nativas de los trópicos del viejo mundo.

C. difformis L. está ampliamente distribuido en Asia, América Central y del Norte, Africa y Europa meridional, entre las latitudes de 35° y 45°N. La especie crece mejor en suelos inundados o muy húmedos y es, por lo tanto, una maleza importante en arroz irrigado. Sus plantas producen abundantes semillas que germinan y establecen rápidamente densas infestaciones (Vaillant 1967). Las plantas producen semillas durante todo el año de existir humedad disponible en condiciones del trópico (Holm et al. 1977). C. iria se encuentra principalmente en Asia y es común también en arroz, pero está menos adaptado a las condiciones acuáticas y puede también infestar áreas de té, banano y plátano, maíz, casava, caña de azúcar, piña y hortalizas (Holm et al. 1977).

Referencias

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Bhardwaj R. y R. Verma 1968. Seasonal development of nutgrass (Cyperus rotundus L.) under Dehli conditions. Indian Journal of Agricultural Science 38: 950-957.

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Rodriguez N. y H. Rainero 1983. Crecimiento y desarrollo de cebollin (Cyperus rotundus L.) a campo. Asociacion Argentina de Malezas 11: 59-72. (IX Reunion Sta. Fe, 1982: Trabajos y Comunicaciones).

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Smith E. y E. Mayton 1942. Nutgrass eradication studies III. The control of nutgrass (Cyperus rotundus L.) on several soil types by tillage. Journal o f the American Society o f Agronomy 34: 141-159.

Valillant A. 1967. Chemical control of annual weeds in rice. World Crops 19: 38-44.

Echinochloa crus-galli (L.) P. Beauv.


Caracterización
Distribución/importancia
Estrategias de manejo
Referencias


K. Moody

Caracterización

El género Echinochloa está compuesto por alrededor de 50 especies. Los miembros más cosmopolitas y económicamente importantes del género son taxones del complejo Echinochloa crus-galli, conocida como arrocillo (barnyardgrass) (Barrett y Wilson 1981). E. crus-galli (Foto 2a.) es una especie anual variable que presenta muchas formas que difieren en el tamaño de la planta, tamaño y ramificaciones de la inflorescencia, grado de cubrimiento de las glumas de las espiguillas híspidas y su alta densidad a lo largo de las ramas (Michael 1973). Una sola planta puede producir hasta 40 000 semillas. El éxito de E. crus-galli como maleza es atribuido a su rápido desarrollo hasta la madurez reproductiva, una alta plasticidad fenotípica, la producción de grandes cantidades de pequeñas semillas, que se diseminan fácilmente, y a la latencia de la semilla (Barrett y Wilson 1981, 1983).

Distribución/importancia

E. crus-galli y especies afines son malezas principales en la mayoría de las regiones de cultivo del arroz en el mundo, incluso en áreas templadas, tales como América del Norte y Europa, pero excluida el Africa Occidental. También pueden ser malezas de importancia en muchos otros cultivos. E. colona (L.) Link, especie afín, está al menos tan diseminada, pero es menos asociada al arroz.

Estrategias de manejo

Prevención. La fuente primaria de infestación de muchas malezas, incluyendo E. crus-galli, es la semilla contaminada de los cultivos. El uso de semilla de arroz de buena calidad, libre de semillas de malezas, contribuye a prevenir la propagación de las infestaciones. Aunque Echinochloa spp. difieren del arroz por la casi total ausencia de lígula o aurícula, las plántulas son morfológicamente similares y a veces son trasladadas y trasplantadas junto a las de arroz, lo que causa una seria competencia. Se pueden usar herbicidas como thiobencarb, butachlor, pretilachlor+ fenclorim, propanil y quinclorac + bensulfuron para el control selectivo de E. crus-galli en las almácigas o semilleros de plántulas de arroz (Rao y Moody 1988).

Métodos culturales. La preparación del terreno, el momento y el método de plantación, la variedad cultivable, la distancia de siembra y el manejo del fertilizante se pueden utilizar como partes integrales de un programa para el control de E. crus-galli, lo que no solamente ayuda a controlar la maleza, sino que igualmente beneficia el establecimiento de las plántulas de arroz (ver Capítulo sobre control de malezas en arroz). Un cultivo vigoroso de arroz eliminará muchas plántulas de malezas, lo que minimiza la necesidad de otros métodos de control.

Foto 2a. Echinochloa crus-galli

Manejo del agua. Algunas formas de E. crus-galli pueden germinar debajo del agua, pero la mayoría no es capaz, por lo que la brotación y crecimiento son inhibidas en alto grado al elevar la profundidad de inmersión. Una profundidad del agua de 15 cm detiene el crecimiento de las plantas de E. crus-galli y la mayoría suele morir (Arai 1963). Sin embargo, la inundación de los campos de arroz, con solamente 2-3 cm de profundidad de la lamina de agua después de la plantación, brindará un buen control de esta maleza gramínea.

Por el contrario, la disminución de la profundidad del agua o el drenaje completo del campo estimulará el establecimiento de E. crus-galli. La exposición del suelo, sin lamina de agua, durante suficiente tiempo, que permita el desarrollo de raíces secundarias de plántulas de E. crus-galli, lo que también reduce la efectividad de los herbicidas (Bayer et al. 1979).

Desyerbe físico. El desyerbe mediante arranque manual, con el pie o simplemente con herramientas manuales es el método más común de control de E. crus-galli en arroz en los trópicos. Tales métodos pueden ser muy efectivos, pero son muy lentos, penosos y requieren de mucha mano de obra. En algunas áreas existe escasez de mano de obra para el desyerbe y los costos se elevan enormemente. Es por eso que el uso de herbicidas sea a veces un medio más práctico y económico para el control de las malezas que el desyerbe manual.

Herbicidas. La integración de los métodos químicos de control de malezas en los sistemas de cultivo del arroz es vital para obtener un resultado aceptable económicamente. Con el fin de lograr éxitos, el control de malezas en arroz debe consistir en la práctica de métodos profiláctico, cultural, mecánico y químico, así como de manejo del cultivo. Por ejemplo, en los EE.UU. el control de E. crus-galli se logra mediante la combinación de:

(i) labranza de pre-siembra,

(ii) siembra de variedades de rápido crecimiento a altas densidades,

(iii) uso de herbicidas antes de que la competencia de las malezas se haga intensa, y

(iv) un correcto manejo del agua (Turner 1983).

Muchos de los herbicidas que se aplican para el control general de malezas en arroz, brindan buen control de E. crus-galli (ver Capítulo 13). En los Estados Unidos hay disponibles al menos ocho programas de herbicidas, muy variables en sus costos, para el control de E. crus-galli. A densidades muy bajas de la maleza (0.5 plantas/m2), los costos de los programas de control con bajos y altos insumos fueron superiores a las pérdidas causadas por las malezas. A una densidad de 1 planta/m2 de E. crus-galli, el programa de bajo costo fue rentable, pero no así el de alto costo. A densidades de E. crus-galli de 2-3 plantas/m2, ambos programas de control de malezas fueron rentables (Smith 1989). A la hora de seleccionar un herbicida para el control de E. crus-galli se debe dar preferencia a la nueva generación de herbicidas, los que son más seguros para el hombre y el medio ambiente. El uso repetido de propanil ha conducido al desarrollo de biotipos resistentes de Echinochloa colona, por lo que se debe utilizar la rotación de herbicidas como parte del programa de manejo de malezas con propanil (Garro et al. 1991).

Referencias

Arai M. 1963. Theory of rice crop plant protection. I. Weed control. En: M. Matsubayashi, R. Ito, T. Nomoto, T. Takase y N. Yamada, Eds., Theory and practice of growing rice. pp 228-251. Fuji Publishing, Tokio, Japón.

Barrett S.C.H. y B.F. Wilson 1981. Colonizing ability in the Echinochloa crus-galli complex (barnyard grass). I. Variation in life history. Canadian Journal of Botany 59: 1844-1860.

Barrett S.C.H. y B.F. Wilson 1983. Colonizing ability in the Echinochloa crus-galli complex (barnyard grass). II. Seed biology. Canadian Journal of Botany 61: 556-562.

Bayer D.E., D.M. Brandon, D. Seaman, J.F. Williams, C.M. Wick y B.B. Fischer 1979. Weed control in rice. Leaflet 21087, Division of Agricultural Sciences, University of California, Berkeley, California, EE.UU., 8 pp.

Garro J.E., R. de la Cruz y P.J. Shannon 1991. Propanil resistance in Echinochloa colonum populations with different herbicide use histories. Brighton Crop Protection Conference - Weeds, pp 1079-1083.

Michael P.W. 1973. Barnyard grass {Echinochloa) in the Asia-Pacific region with special reference to Australia. En: Proceedings of the 4th Asian-Pacific Weed Science Society Conference, Rotarua, New Zealand, pp 489-493.

Rao A.N. y K. Moody 1988. Weed control in rice seedling nurseries. Crop Protection 7: 202-206.

Smith R.J. Jr. 1989. Economics of weed control in U.S. rice. In: Weed problems and their economic management. Asian-Pacific Weed Science Society and Korean Society of Weed Science, Suweon, Corea. pp 39-51.

Turner R.G. 1983. Weed control: an essential part of rice husbandry. SPAN 26: 19-25.

Imperata cylindrica (L.) Raeuschel


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


P.J. Terry

Caracterización

Imperata cylindrica (comúnmente conocida como alang-alang, sujo y muchos otros nombres) es una gramínea perenne que se presenta como maleza en los sistemas de cultivo anual y perenne en todos los continentes, excepto la Antártida. Cinco variedades están reconocidas (Hubbard 1944). La variedad major está ampliamente propagada en Asia, Australia, Africa Oriental y Meridional; la variedad africana se encuentra en Africa Sub-Sahariana, especialmente en el occidente; la variedad europeae se encuentra en los países del Mediterráneo Occidental y en el Asia Central; la variedad condensata se encuentra en América del Sur; y la variedad latifolia se encuentra en el norte de la India. Se conocen otras siete especies de Imperata (Clayton y Renvoize 1986) que incluye I. brasiliensis Trin e I. contracta (Kunth.) Hitchc., que son malezas en América del Sur.

Hubbard (1944) y Holm et al. (1977) han aportado descripciones botánicas de/. cylindrica, planta que varía grandemente en su forma. Sin embargo, esta maleza es esencialmente una gramínea perenne que produce macollas libres o compactas, con tallos erectos (10-280 cm de altura), que brotan de rizomas robustos, ramificados, blanquecinos y rastreros. La mayoría de los rizomas se encuentran en los primeros 40 cm del perfil del suelo, pero pueden crecer hasta profundidades de más de un metro. La inflorescencia (Foto 2b.) es una panícula cilíndrica, en forma de espiga, de 3-60 cm de longitud y de 0.5-2.5 cm de ancho, compuesta de muchas espiguillas, rodeadas de pelos, lo cual le da a la inflorescencia una apariencia sedosa y blanca.

La propagación de I. cylindrica es mediante semillas y rizomas, y su floración usualmente se inicia por condiciones adversas, tales como la quema, el corte o la sequía. La maleza produce numerosas semillas (hasta 3000 por planta) que se pueden dispersar por el viento a grandes distancias. Santiago (1965) comunicó que el 95% de las semillas puede germinar dentro de una semana después de la cosecha y que pueden permanecer viables, al menos, durante un año. La propagación vegetativa a través de sus rizomas le concede a I. cylindríca su reputación de maleza agresiva e invasora. Varios autores han confirmado la capacidad vegetativa de I. cylindríca, incluyendo a Eussen (1980), quien comunicó que un solo nudo de rizoma podía producir 350 brotes en seis semanas y ocasionar un cubrimiento del suelo de 4 m2 en 11 semanas. Una población vigorosa de I. cylindrica puede contener 40 toneladas de masa fresca de rizomas por hectárea con millones de yemas viables, potencial suficiente para re-establecer la maleza una vez superadas las condiciones adversas de crecimiento o de una operación de control incompleta.

Distribución/importancia. I. cylindrica es citada por Holm et al.(1977) como maleza importante en 35 cultivos de 73 países. Ningún cultivo que se encuentre dentro del rango ecológico de la I. cylindrica está libre de la amenaza de infestación. La maleza también se ha ganado una merecida reputación de ser una plaga de las plantaciones de caucho, palma de aceite, cocotero, piña, té y árboles maderables, además de una amplia gama de cultivos anuales, incluyendo el arroz de secano, maíz, cacahuete, algodón, y muchos otros. La producción de cultivos anuales puede ser severamente reducida, mientras que el establecimiento de plantaciones de cultivos perennes robustos es seriamente retrasado por I. cylindrica. Holm et al. (1977) citan estudios en Malasia, donde árboles de caucho de cinco años de edad, rodeados de I. cylindrica, alcanzaban solamente la mitad del crecimiento anual de los árboles libres de la maleza. Estas pérdidas son indudablemente ocasionadas por la competencia de la maleza por las fuentes de crecimiento, aunque también se sospecha que la alelopatía esté implicada. I. cylindrica también es reconocida como un peligro de incendio en las plantaciones y como hospedera de plagas de vertebrados e invertebrados.

Foto 2b. Imperata cylindrica

Las bondades de I. cylindrica están muy opacadas por sus características como maleza, pero su papel en la conservación del suelo no debe ser subestimado. La maleza ha encontrado uso en la construcción de techados, producción de papel, como combustible, alimento animal y medicina tradicional, aunque siempre en escala relativamente pequeña.

Estrategias de manejo

En plantaciones bien manejadas del Sudeste Asiático I. cylindrica no se considera más un problema serio, lo cual confirma que una combinación de vigilancia, de esfuerzos a largo plazo, estrategias efectivas y gastos considerables de mano de obra y capital puede lograr el control de la maleza. Tal empeño no está siempre al alcance económico de muchos pequeños agricultores. Sin embargo, aún éstos se pueden beneficiar con algunas de las estrategias de control recomendadas. La clave para el manejo exitoso de I. cylindrica está en el establecimiento rápido de un sistema sostenible de cultivo, posterior al uso de cualquier otro método de control. Esto es debido a que I. cylindrica sucumbe ante la competencia de un cultivo bien manejado y la negligencia en el manejo se penaliza con una rápida recolonización de la maleza.

Opciones para el manejo de I. cylindrica aparecen más adelante en este texto, pero para mayores referencias se deben consultar las reseñas de Brooks (1989) y Townson (1991).

Control mecánico. La quema es ampliamente practicada por los pequeños agricultores para limpiar sus tierras infestadas de I. cylindrica, medida que resulta ser rápida, poco costosa (siempre que el fuego no se salga del área de control y destruya cultivos y propiedades cercanas) y elimina virtualmente toda la masa aérea de la planta. Desafortunadamente, I. cylindrica es tolerante a la quema y tienen lugar rápidos rebrotes a partir de los rizomas protegidos por el suelo.

Las labores de escarda con herramientas manuales o de labranza mediante equipos de tracción animal son ampliamente usados por los pequeños agricultores, pero esto puede exigir una alta mano de obra. Tinholt (1988) indica la necesidad de utilizar 125-200 hombres-días por hectárea para escardas manuales. Tales requerimientos pueden ser tan inaccesibles para los agricultores que los mismos pueden optar por abandonar la tierra y perder su capacidad productiva. Las labores de cultivo con tracción mecánica son ampliamente recomendadas. Extensas áreas se pueden cultivar con este método, pero su éxito dependerá del grado de desecación de los rizomas o su incorporación a profundidades del suelo (a más de 15-20 cm) a fin de reducir o evitar su ulterior rebrote. Los rizomas pierden su capacidad de crecer si se secan hasta 70-75% de su masa fresca (Soerjani 1970) o si se exponen sobre la superficie del suelo durante uno o dos días (Ivens 1980). Las recomendaciones a tales efectos son de 3-8 aradas y pases de rastra a profundidades de 25-40 cm en intervalos de 3-4 semanas. Las condiciones locales determinan los tratamientos óptimos y las labores de cultivo. Las desventajas de los cultivos mecanizados son: (a) generalmente no producen un control duradero, (b) los suelos pueden ser dañados mediante compactación, al elevar la probabilidad de erosión y si se produce mezcla de la capa superior del suelo con el subsuelo, (c) el control requiere consume mucho tiempo, y (d) son costosos.

El aplastamiento del follaje de la maleza con rodillos o tablones puede ayudar a eliminar I. cylindrica si se practica en combinación con un cultivo de cobertura de alguna leguminosa (Bourgoing y Boutin 1987; Cox y Johnson 1991).

Control cultural. Imperata cylindrica es una planta C4, lo cual significa que no tolera la sombra. Por lo tanto, si la cobertura de los cultivos, sean alimenticios o árboles, sobre la superficie del suelo se establece exitosamente, la maleza se hallará en desventaja competitiva. Una cuidadosa selección y manejo de la leguminosa de cobertura se requiere, para lo cual se tendrá en cuenta factores tales como la tolerancia a la sequía, la facilidad de su establecimiento, capacidad de nodulación, requerimientos de fertilizantes, su aceptación por los animales caso de destinarse para pasto y los costos de las semillas o sus propágulos para fines de siembra. Las leguminosas que se han utilizado solas o en mezclas en plantaciones para ayudar a eliminar I. cylindrica son: Stylosanthes guianensis (Aubl.) Sw., Pueraria phaseoloides (Roxb.) Benth., Desmodium intortum (Mill.) Fawc. y Rendle, Calopogonium mucunoides Desv. y Centrosema pubescens Benth. Las conveniencia del uso de leguminosas como cultivos de cobertura al nivel del pequeño agricultor es objeto de debate. Sin embargo, las leguminosas intercaladas en plantaciones de árboles, tales como caucho y palma de aceite, puede ser una alternativa práctica para el control de I. cylindrica, a la vez que se usa productivamente la tierra.

Herbicidas. Se han utilizado muchos compuestos para el control de I. cylindrica, tales como aceites minerales, arsenito de sodio, clorato de sodio, paraquat, asulam, TCA, tetrapion, fluazifop-butil, glufosinato-amonio, dalapon, imazapyr y glifosato (Brook 1989). Imazapyr, a razón de 1 kg i.a./ha, es uno de los herbicidas más efectivos para el control de I. cylindrica, el cual destruye los rizomas y el follaje de la maleza. Sin embargo, la larga residualidad de este herbicida en el suelo y su costo relativamente alto no propician su uso por los pequeños agricultores. Glifosato no tiene actividad residual en el suelo y su costo de uso, comparado con otros métodos, es bajo (aunque posiblemente aún muy costoso para muchos agricultores de pocos recursos). Glifosato se aplica normalmente a una dosis de 1.8 kg i.a./ha sobre el follaje en crecimiento activo de I. cylindrica, a través del cual es absorbido y translocado hacia los rizomas, lo que causa la muerte de la mayor parte de la planta en un plazo de 2-4 semanas. Un pequeño rebrote es casi inevitable, el cual se deberá eliminar con aplicaciones localizadas sobre los manchones existentes. Aunque se debate cual de los dos métodos de aplicación es el más factible, glifosato se puede aplicar en volúmenes de aspersión desde 20 1/ha, usando asperjadoras de disco giratorio, hasta 600 1/ha, usando asperjadoras hidráulicas manuales. Sin embargo, glifosato es un herbicida muy versátil, siempre que se garantice su aplicación 6-8 horas antes de la ocurrencia de lluvias, lo que evitará su lavado del follaje de la planta tratada.

En la actualidad no hay duda alguna respecto a la existencia de tecnología para el manejo de I. cylindríca. El reto está en ponerla a disposición de millones de pequeños agricultores en los países en desarrollo, quienes sufren de la incidencia de esta maleza.

Referencias

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Paspalum virgatum L.


Caracterización
Estrategias de manejo.
Referencias


R. de la Cruz, A. Merayo, G. Zuñiga y R. Labrada

Caracterización

Paspalum virgatum, cortadora, corta boca, cabezona o caguazo, es una gramínea perenne con plantas densamente macizas, de hasta 2 m de altura. Las hojas tienen márgenes aserradas y muy afiladas. La inflorescencia es una panícula carmelita oscuro de hasta 25 cm de longitud.

P. virgatum se reproduce mediante semillas y vegetativamente mediante secciones de tallo con raíces. Una sola panícula de la planta puede producir hasta 1500 semillas, con una germinación variable (Sistach y Leon 1987b). Generalmente la germinación de la semilla tiende a incrementarse dos meses después de su maduración. Las semillas son capaces de brotar desde profundidades de 7 cm, pero no de 13 cm (Sistach y Leon 1987a). En el Caribe, esta maleza gramínea florece dos veces al año y su ahijamiento ocurre al comienzo de la floración, o sea 90 días después de la brotacíón de la planta (Sistach y Leon 1987b).

P. virgatum es sólo ingerido por los animales durante los estadios tempranos de desarrollo. Posteriormente, la maleza se hace no comestible debido a sus hojas con márgenes afilados, bajo contenido de nitrógeno y alto contenido de fibra (Sistach y Leon 1987b).

Distribución/importancia. P. virgatum es una planta común en pastos, cultivos perennes, orillas de carreteras y en terrenos bajos húmedos de varios países de América Central y el Caribe. En América Central prevalece en áreas de alta pluviosidad, con suelos bien drenados. La planta, al no ser ingerida por los animales en los pastizales y establecerse plenamente, invade rápidamente el pastizal, lo que reduce su valor comercial.

Estrategias de manejo.

La extracción manual es un método inefectivo y tedioso. P. virgatum normalmente produce tanta masa seca por sus raíces como por su follaje (Sistach y Leon 1987b), lo que demuestra su grado de anclaje en el campo y la dificultad de destruirlo mediante extracción física. La quema tampoco ha tenido éxito, ya que el método sólo destruye con efectividad las semillas de la maleza que se encuentran sobre la superficie del suelo (Kellman 1980).

Un pastoreo excesivo en áreas de baja o moderada infestación debe ser evitado. Una alta presión de pastoreo daña pronto a los pastos y reduce su competitividad con P. virgatum.

En aquellos pastizales fuertemente infestados por P. virgatum, con más de 35% de infestación, lo mejor es destruir el pasto (Sistach y Leon 1987b) y preparar el terreno durante un período de tiempo, combinando adecuadamente las labores de arada y los pases de rastra a fin de agotar las partes vegetativas y eliminar las semillas de la maleza en el suelo, antes de proceder a la plantación.

El control químico puede ser utilizado para el control de esta maleza, así como para prevenir altas infestaciones en los pastizales. En Cuba, atrazina (3 kg i.a./ha), aplicado en pre-emergencia, es altamente efectivo contra P. virgatum y es recomendado para su uso selectivo en plantaciones de fomento de pasto de Bermuda costera (Cynodon dactylon (L.) Pers. cruce costero No.1), y otras especies de Bermuda (variedades 67 y 68), pasto estrella (Cynodon nlemfluensis Vanderyst), pangola (Brachiaria decumbens Stapf), pasto rey (king grass) (Pennisetum purpureum Schum. x Pennisetum americanum L. Leeke), hierba de Guinea likoni (Panicum maximum Jacqu. var. likoni) y la grama rhodes (Chloris gayana Kunth). sólo el último indicado es ligeramente susceptible a este tratamiento durante el período anterior a su primer corte (Sistach y Leon 1987b).

Trifluralin (0.6 kg i.a./ha), aplicado en pre-plantación e incorporado al suelo, inhibe significativamente la germinación de las semillas de P. virgatum (Sistach et al. 1982). Este tratamiento se puede usar en áreas de leguminosas, tales como Glycine wightii (Wight & Arn.) Verde.

Existen otros herbicidas post-emergentes que se pueden usar en tratamientos localizados sobre focos de la maleza en áreas afectadas. Estos son diuron (al 3% en suspensión acuosa) con la adición de un agente tensoactivo (al 0.5%) (Doll y Argel 1976), dalapon (10 kg i.a./ha o al 2.5% en solución acuosa) (Sistach y Leon 1987b), TCA Na (al 5% en solución acuosa) (Pérez y Mustelier 1985), y haloxyfop-metil (0.3 kg i.a./ha) (de la Cruz et al. 1990). En Panamá, también se ha usado glifosato (al 2% en solución acuosa) de igual forma a los herbicidas mencionados anteriormente. Todos estos compuestos pueden ser fitotóxicos a las gramíneas utilizadas como pastos y su aplicación debe ser dirigida sobre la maleza. La mayor efectividad con cualesquiera de estos herbicidas se obtiene cuando la aplicación se realiza antes del estadio de floración de la maleza. En situaciones diversas una aplicación no será suficiente para controlar la infestación, por lo que en tales casos es aconsejable repetir el tratamiento 20-25 días después del primero.

Desde el punto de vista económico la aplicación localizada de herbicidas sobre manchones de la maleza, en áreas con infestación baja o moderada de P. virgatum, es poco costosa.

Referencias

De la Cruz R., A. Merayo y H. Zuñiga 1990. Combate químico de Paspalum virgatum. En Proceedings of XXXVI Annual Meeting of PCCMCA, San Salvador, El Salvador p. 1.

Doll J. y P. Argel 1976. Guía práctica para el control de malezas en potreros. ICA, Colombia, 15 pp.

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Pennisetum clandestinum Hoechst. ex Choiv.


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


S.F. Helfgott

Caracterización

Pennisetum clandestinum (Foto 2c.), conocido como kikuyo en países de habla hispana, es una gramínea perenne rastrera perteneciente a la sub-familia Panicoideae. Se reproduce mediante sus semillas y vegetativamente a través de rizomas y estolones. Las semillas de la planta pueden permanecer viables en el suelo por más de 10 años. Los rizomas y estolones producen raíces fibrosas en sus nudos, lo que crea densas esteras (García et al. 1975). Los rizomas pueden penetrar en el suelo hasta una profundidad de 20-30 cm. Los estolones generalmente producen tallos erectos de 10-60 cm de altura. Las láminas foliares son alternas, suavemente velludas y estrechas, de 8-15 mm de ancho y 24 cm de largo. Las espiguillas están compuestas de sólo 3-4 florecillas encerradas y medio encubiertas por la vaina foliar, de ahí el nombre clandestinum. El fruto es una cariopside oscura, de 2.8 por 1.5 mm de tamaño, que posee una sola semilla.

Distribución/importancia. El kikuyo proviene de las áreas de pastizales de las alturas del Africa Oriental, que fue introducida como cultivo forrajero en varias zonas tropicales y subtropicales durante el siglo pasado, principalmente en países localizados entre los 35° al norte o al sur del ecuador.

Se utiliza como cultivo de forraje y también para prevenir la erosión. Mears (1970), en su reseña sobre la utilidad del kikuyo, citó más de 126 fuentes bibliográficas sobre el uso de esta planta como cultivo de forraje. Sin menosprecio de su utilidad como forraje, esta gramínea perenne prospera en muchas áreas de cultivo, donde causa considerables problemas.

Los efectos nocivos de esta maleza aparecen rápidamente, especialmente en áreas de alfalfa, cereales y pastos, o sea donde el suelo no es cultivado después de la siembra. En la zona andina, los campos de alfalfa pueden ser devastados completamente en 2-3 años después del establecimiento del kikuyo (Helfgott 1986).

Estrategias de manejo

El kikuyo es una planta agresiva y la principal vía para su control es prevenir su ulterior propagación hacia áreas de cultivo no infestadas. Las semillas de los cultivos deben estar libres de semillas de la maleza. El ganado, que ya haya pastado en áreas infestadas, se debe mantener alejado de las áreas no infestadas durante, al menos, 10 días. También es aconsejable no aplicar estiércol de ganado proveniente de áreas infestadas en otras no infestadas por la maleza.

Todas las plantas de kikuyo, que crecen en los márgenes de los campos de cultivo, deben ser eliminadas hasta lograr su total erradicación.

Los aperos de labranza agrícolas deben ser limpiados cuidadosamente después de cualquiera labor en un área infestada, de forma tal que no se transporte semillas ni partes vegetativas del kikuyo hacia las áreas de cultivo libres de la maleza.

En cultivos de hileras es realmente muy difícil controlar el kikuyo dentro del período de crecimiento, pero cierto éxito se alcanza con las labores de cultivo entre surcos y la aplicación de algunos nuevos "graminicidas", tales como fluazifop-butil, etc., que podrían ser utilizados en un grupo de cultivos de hoja ancha. Sin embargo, siempre es mejor reducir el problema antes de plantar. El mejor método es el de labrar y extraer las partes subterráneas del kikuyo hacia la superficie del terreno para su exposición y posterior desecación bajo los efectos de la luz solar, o recogerlos y quemarlos para evitar su posterior rebrote. También es posible utilizar glifosato o dalapon, los que se aplican durante el período de preparación del terreno, 2-3 semanas antes de la siembra con la primera emergencia de la maleza. El uso de herbicidas dependerá necesariamente de la situación económica de la finca o predio y de los fondos disponibles para la adquisición de tales agroquímicos.

En el caso de campos de alfalfa o de pastos, el desyerbe manual es el método más efectivo. Otras medidas de control podrían ser el pase de una rastra de dientes flexibles después del pastoreo o del corte de la cosecha.

Referencias

García J., B. MacBryde, A. Molina y O. Herrera 1975. Malezas prevalentes de América Central. IPPC, OSU, Corvallis, 161 pp.

Helfgott S.F. 1986. Ecología, biología, uso y control de Pennisetum clandestinum Hochst. ex Chiov. En: Ecología y control de malezas perennes en América Latina, FAO, Roma, pp 337-340.

Holm L., D. Plucknett, J. Pancho y J. Herberger 1977. The World's Worst Weeds. Distribution and Ecology. Univ. of Hawaii, 609 pp.

Mears P. 1970. Kikuyu as a pasture grass. Tropical Grasslands 4: 139-152.

Rottboellia cochinchinensis (Lour.) Clayton


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


R. Labrada

Caracterización

Rottboellia cochinchinensís, "caminadora, saeta, paja peluda, rogelia o zancaraña", es una gramínea anual de tallos robustos y erectos de hasta 3 m de altura, que generalmente ahija y enraíza en los nudos (Foto 2d). La inflorescencia es un racimo cilíndrico en forma de espiga de hasta 15 cm de longitud. Las semillas son cápsulas agudas que contienen el grano. Una planta puede producir más de 3000 semillas (Thomas 1970). Las semillas generalmente poseen alguna latencia y las semillas frescas requieren de un período de acondicionamiento de 4-5 meses después de la maduración para germinar (Unterladstatter 1979, Etejere y Ajibola 1990). Los factores que controlan la latencia son los factores del medio y los fenoles hidrosolubles que inhiben la germinación (Mercado y Sierra 1975). En condiciones de clima cálido, las semillas pueden permanecer viables por más de 2.5 años (Etejere y Ajibola 1990) y a una profundidad de 45 cm del suelo (Bridgemohan et al. 1991).

Distribución/importancia. La caminadora normalmente se le encuentra en más de 30 países de clima cálido de América, Africa, Asia y Oceanía. La maleza suele aparecer en suelos de textura pesada, húmedos y permeables (Thomas 1970; Labrada 1990). Según los resultados de un Taller regional reciente organizado por la FAO sobre el manejo de la caminadora (Managua, Nicaragua, mayo 1992), se estimó que más de 3.5 millones de ha de cultivos están infestados por la caminadora en América Central y el Caribe.

Las plantas cultivables comúnmente más afectadas por la caminadora son la caña de azúcar, maíz, sorgo, arroz de secano, algodón, papa y hortalizas. La maleza compite por los nutrientes del suelo, el agua y la luz, además de servir de hospedera de varias plagas y enfermedades comunes en plantas cultivables gramíneas.

El promedio de las pérdidas que la caminadora ocasiona a la caña de azúcar es de 10-15 % en Cuba, mientras que la competencia durante todo el ciclo puede reducir a la mitad los rendimientos (La O et al. 1984). En Louisiana, un período igual de competencia de la caminadora redujo la producción de tallos aptos para moler de la caña de azúcar, la producción de caña y de azúcar en 34%, 42% y 43%, respectivamente (Lencse y Griffin 1991).

En Zimbabwe, cuando la caminadora está presente durante las primeras 12-16 semanas del ciclo del maíz, las pérdidas de rendimiento son de hasta 28-35 % (Thomas y Allison 1975).

En arroz de secano, la caminadora es una de las malezas más competitivas y sus semillas contaminan la cosecha obtenida, depreciando su valor y causando nuevas infestaciones (Vandevenne 1982).

En papa, una interferencia prolongada de la caminadora puede causar pérdidas de hasta 12 t/ha (Díaz y Paredes 1992).

Estrategias de manejo

Los métodos para la prevención de la diseminación de la caminadora a áreas aún no infestadas incluye la plantación de semillas certificadas de cultivo, el uso de máquinas e aperos de labranza libres de semillas de la maleza y el control total de los focos de la caminadora en las áreas aledañas no cultivadas y a lo largo de los canales de irrigación.

La labranza profunda durante el proceso de preparación del terreno debe evitarse, ya que las semillas enterradas permanecerán viables por varios años. La práctica de la labranza mínima es más conveniente para reducir el banco de semillas de la maleza en el suelo (Bridgemohan et al. 1991; Garro y García 1992).

En áreas infestadas debe evitarse el monocultivo de maíz. La rotación soya-maíz reduce considerablemente las infestación de la caminadora. La soya y la patata dulce han sido recomendados como cultivos precedentes efectivos en la rotación con papa y frijol para el control de la caminadora (Pérez et al. 1992).

Resultados prometedores se han obtenido recientemente con el uso de algunos patógenos específicos para el control de la caminadora. Algunos aislados de Fusarium moniliforme de plantas de la caminadora colectados en América Central han controlado efectivamente varios biotipos de la maleza en Bolivia, Zimbabwe, Tailandia y Honduras. Además, el carbón de la caminadora (Sphacelotheca ophiwi), patógeno obligado de la maleza, parece ser un agente biológico promisorio para el control de la mísma (Ellison y Evans 1992).

El control químico de la caminadora no es una tarea fácil en plantas gramíneas cultivables. Muchos de los herbicidas aplicados en estos cultivos, tales como las clorotriazinas, acetanilidas, ciertas fenilureas como linuron, y EPTC más dichlormid no controlan la caminadora. En las áreas cultivables repetidamente tratadas con estos herbicidas la infestación de la caminadora comúnmente tiende a aumentar.

Fluometuron, herbicida en uso en campos de algodón y metobromuron, de mayor uso en leguminosas y papa, tampoco son efectivos para el manejo de la caminadora (Olifontoye y Adesyun 1989; Martín 1990).

Las dinitroanilinas aplicables al suelo, tales como trifluralin y pendimetalin, y las amidas, difenamida y napropamida eliminan con efectividad a la caminadora en varios cultivos anuales (Labrada 1990b) (Tabla 1). En cultivos de hoja ancha, se recomienda aplicar graminicidas aplicables al follaje, tales como fluazifop-butil, diclofop-metíl, haloxyfop-metil y quizalofop-etil. Sin embargo, se debe observar que sethoxydim y clethodim, a dosis normales de uso, han resultado inefectivos en el control de la caminadora (Griffin 1991).

Oxadiazon combinado con propanil en tratamiento de post-emergencia temprana es recomendado para el control de la caminadora en campos de arroz (Salazar y Castillo 1986).

No todos los herbicidas mencionados son económicamente viables para el pequeño agricultor debido a que además del costo del herbicida, habrán otros gastos necesarios para la incorporación mecánica de algunos herbicidas al suelo.

Tabla 1. Herbicidas para el control de la caminadora

Herbicida

Dosis kg i.a./ha

Tratamiento

Cultivos

Trifluralin

1.0-1.5

PPI

Tomate, pimiento, berenjena y repollo de trasplante; frijol, soya, cacahuete, girasol, algodón, caña de azúcar.

Pendimetalin

0.8-1.0

Pre

maíz, caña de azúcar, arroz, algodón, frijol, soya, cacahuete, girasol.

Oxadiazon

0.75-1.0

Pre

papa, arroz (post-trasplante) y cebolla de bulbos, ajo.

Clomazone

0.75-1.1

Pre

soya, calabaza, patata dulce.

Difenamida

4.0-5.0

Pre

trasplante y siembra directa de tomate, almácigas y trasplante de pimiento y berenjena; patata dulce papa, soya, algodón.

Napropamida

1.0-2.0

Pre

trasplante y siembra directa de tomates, almácigas y trasplante de pimiento y berenjena; cacahuete, pepino, melón de agua.

DCPA

7.5-9.0

Pre

cebolla, ajo, repollo, fresa, frijol, soya, cacahuete, viveros de cítricos.

Fluazifop

0.15-0.25

Post

Plantas cultivables dicotiledóneas

Haloxyfop

0.20-0.38

Post

Idem

Quizalofop

0.10-0.15

Post

Idem

La determinación de los umbrales económicos puede ser de gran ayuda para decidir el uso de herbicidas costosos. En Cuba, este umbral es equivalente a 5 plantas de la caminadora/m2 (6-8% de cobertura de la maleza) durante los primeros 30 días después de la siembra del maíz o la plantación de la papa (La O et al. 1992).

Aunque existen métodos químicos y culturales para el control de la caminadora, la maleza continua siendo un serio problema y los métodos para su manejo requieren ser mejorados.

Referencias

Bridgemohan P., R.A.I. Brathwaite y C.R. McDavid 1991. Seed survival and patterns of seedling emergence studies of Rottboellia cochinchinensis (Lour.) Clayton in cultivated soils. Weed Research 31: 265-272.

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Foto 2c. Pennisetum clandestinum

Foto 2d. Rottboellia cochinchinensis

Sorghum halepense (L.) Pers.


Caracterización
Estrategias de manejo
Referencias


R. Labrada

Caracterización

Sorghum halepense, conocido en español como Sorgo de Aleppo, zacate o pasto Johnson y Don Carlos, es una gramínea perenne con tallos erectos de hasta 2-2.5 m de altura (Foto 3a.). Su inflorescencia más bien púrpura, es una panícula abierta con espiguillas disimiles de 4-7 mm de longitud.

Las plantas desarrollan largos rizomas dotados de yemas prontas a germinar (McWhorter 1972; Lolas y Coble 1980). El crecimiento del rizoma del sorgo de Aleppo es más abundante que el de sus tallos (Oyer et al. 1959; La O et al. 1994) y en algunos casos la masa fresca de los rizomas alcanza hasta un 90% del total de la masa de la planta completa desarrollada (Horowitz 1972b). La dominancia apical se rompe con la fragmentación del rizoma, lo cual estimula consistentemente la germinación de las yemas laterales (Hull 1968) y cada una de ellas produce un tallo (Oyer et al. 1959).

Los rizomas están distribuidos principalmente en los primeros 20 cm del perfil del suelo. La mayoría ubicada en los primeros 15 cm, pero hasta un 10% se le encuentra por debajo de los primeros 30 cm (Horowitz 1972b; McWhorter 1972). El inicio de la emisión de los rizomas usualmente tiene lugar un mes o 45 días después de la emergencia de la maleza, que coincide con el macollamiento o la fase de 6-7 hojas de su ciclo de crecimiento (Oyer et al. 1959; Anderson et al. 1960; Horowitz 1972a; La O et al. 1994). Este proceso es comúnmente rápido si las plantas se desarrollan a partir de largos rizomas.

La producción de semillas es variable y depende de algunos factores del ambiente. Una alta producción de semillas se suele encontrar en plantas con una alta emisión de hijos. La producción de semillas puede variar de 540 a 1440 kg/ha (McWhorter 1973, 1989), pero no todas son capaces de germinar inmediatamente después de la maduración. La temperatura óptima del aire para la germinación de las semillas está en el rango de 25-30 C (Horowitz 1972a). Las semillas pueden permanecer viables en el suelo por períodos de hasta 6 años (Leguizamón 1986). En Mississippi (EE.UU.), la germinación del sorgo de Aleppo decrece a un 62% si las semillas son incorporadas al suelo durante 2.5 años y hasta un 37% si se incorpora por 5.5 años (Egley 1977; Egley y Chandler 1983).

La reproducción puede tener lugar a través de las semillas como de los rizomas. La maleza crece y se desarrolla intensivamente en medios cálidos, con temperaturas del aire sobre 15 C (Horowitz 1972a). Los rizomas del sorgo de Aleppo no toleran bajas temperaturas del suelo (Squassabia 1976). A -17°C suelen morir, pero a -9°C sobreviven de hallarse a una profundidad de 20 cm del suelo (Stoller 1977). Las yemas de los rizomas del sorgo de Aleppo requieren altas temperaturas para su germinación (Hull 1968), mientras que el crecimiento de los rizomas y raíces es más rápido cuando la temperatura del aire está por encima de 25°C (Oyer et al. 1959; Hull 1968; Burt y Wedderspoon 1971). El crecimiento vigoroso requiere alta intensidad de luz (McWhorter y Jordan 1976) y fotoperíodos de 12.5 horas son óptimos para el crecimiento y desarrollo del sorgo de Aleppo (Sakri y Hull 1968). Un modelo simple exponencial ha sido diseñado para predecir el número de los rizomas activos según la acumulación de unidades térmicas superiores a 15°C (Satorre et al. 1985). Esta maleza perenne tiende a ser más productiva durante el período lluvioso en áreas tropicales (La O et al. 1994).

Foto 3a. Sorghum halepense

Distribución/importancia. El sorgo de Aleppo es una de las malezas más importantes en 30 diferentes cultivos en 53 países (Holm et al. 1977). En áreas infestadas, el sorgo de Aleppo compite severamente con cultivos, tales como maíz, sorgo, caña de azúcar, soya, cacahuete, algodón, hortalizas, frutales, tabaco, granos, pastos y alfalfa (Lange et al. 1969; McWhorter 1971; Monaghan 1978; Millhollon 1978; Bendixen 1988).

La competencia del sorgo de Aleppo durante el período inicial de la emergencia de los cultivos o después de la plantación comúnmente causa pérdidas considerables de los rendimientos. Un tallo del sorgo de Aleppo por m de hilera cultivable redujo el rendimiento del sorgo granífero en 45 kg/ha (Wiese et al. 1981). En Tennessee (EE.UU.), el período crítico del sorgo de Aleppo para obtener rendimientos óptimos de maíz fue de 2 a 4 semanas después de la siembra (Perry et al. 1983). En caña de azúcar, las pérdidas debidas a la competencia del sorgo de Aleppo pueden ser mayores a un 25% (La O et al. 1986; Millhollon 1970). En soya, las pérdidas de producción pueden ser entre 23 y 42% (McWhorter y Hartwig 1972).

El sorgo de Aleppo causa severas pérdidas del rendimiento debido a la competencia y a su alto potencial alelopático mediante la exudación o liberación de sustancias tóxicas de sus raíces y hojas (Horowitz y Friedman 1971; Díaz y Kogan 1985; Labrada et al. 1986). La maleza también hospeda varias plagas y enfermedades dañinas, en particular, a plantas cultivables gramíneas.

Estrategias de manejo

Prevención. La prevención de la dispersión de las semillas y la producción de rizomas es una medida importante para evitar altas infestaciones del sorgo de Aleppo en áreas cultivables. Las semillas normalmente se dispersan con el viento, el agua, los animales y las semillas de cultivo contaminadas, por lo que el corte de las plantas al inicio de la floración en las márgenes de los campos, canales y áreas de cultivo, así como evitando el pastoreo animal en las áreas infestadas ayudan a prevenir reinfestaciones del sorgo de Aleppo.

Control mecánico. Este tipo de control del sorgo de Aleppo lleva por objetivo prevenir la producción de nuevos rizomas y debe realizarse durante el primer mes después de la emergencia de la planta. McWhorter (1989) considera que la operación de cultivo es más efectiva cuando la gramínea posee alrededor de 36 cm de altura, lo que ayuda a prevenir la formación de rizomas o semillas. En campos laborables, la infestación del sorgo de Aleppo puede reducirse extrayendo los rizomas a la superficie del suelo para facilitar su desecación ulterior por los rayos solares, lo cual es factible de realizar con un cultivador dentado durante el proceso de la preparación del terreno (Crovetto y Rojo 1957; Grupce 1975; Labrada et al. 1982). La desecación de los rizomas puede ser acelerada si éstos se fraccionan en trozos de menos de 5 cm de longitud. Los rizomas secos hasta un 20% de su peso original pierden completamente su habilidad regenerativa (Anderson et al. 1960). En huertos de árboles frutales el corte regular de los tallos, cuando se hallan a una altura de 20-25 cm, tiende a consumir las reservas de nutrientes de los rizomas y limita ulteriormente la producción de los propágulos.

Competencia de cultivos. En cultivos anuales, tales como papa y hortalizas, el uso de la patata dulce como cultivo precedente en la rotación se considera efectivo, ya que esta planta cultivable tiende a inhibir al sorgo de Aleppo y a otras especies gramíneas (Pérez et al. 1989).

El pastoreo por un período de varias temporadas es considerado un método efectivo para reducir la infestación del sorgo de Aleppo (Hauser y Arle 1958; McWhorter 1981). Miller et al. (1962) también indicaron que los gansos dan un excelente control del sorgo de Aleppo y de otras gramíneas en algodón, pero aquí se requiere un alto nivel de manejo.

Herbicidas. El sorgo de Aleppo no es fácilmente controlado por los herbicidas, pero algunos compuestos sistémicos, aplicados foliarmente pueden ser efectivos (Tabla 1). Glifosato es útil en tratamiento de pre-plantación, aplicado sobre el follaje bien desarrollado de la maleza, a las 2-3 semanas antes de la plantación o la siembra. También puede ser utilizado en huertos de árboles frutales. La aplicación de pos-temergencia de fluazifop-butil, haloxyfop-metil, fenoxaprop-etil, quizalofop-etil o sethoxydim es selectiva en cultivos de hoja ancha y proporciona un buen efecto sobre las plántulas de la maleza, además de eliminar las plantas establecidas de la especie. Una aplicación sencilla de estos herbicidas no es usualmente suficiente para reducir altas infestaciones del sorgo de Aleppo a un nivel por debajo del umbral económico en los cultivos afectados.

En caña de azúcar, tratamientos post-emergentes a base de asulam, dalapon o MSMA se informan como selectivos al cultivo (Millhollon y Fanguy 1989). Estos compuestos son aplicados normalmente cuando la maleza posee una altura de 20-25 cm. Dalapon es menos selectivo a la caña de azúcar que asulam o MSMA, por lo que su aplicación debe ser dirigida sobre la maleza, evitando el contacto de la solución herbicida con el follaje de la caña.

MSMA es altamente selectivo para el control del sorgo de Aleppo en algodón, aplicado en tratamiento dirigido de post-emergencia (McWhorter 1989).

Trifluralin, aplicado en pre-plantación con incorporación mecánica al suelo, es efectivo en la reducción de la población de sorgo de Aleppo proveniente de rizomas. Este tratamiento es más efectivo contra plantas provenientes de rizomas cortos (menos de 10 cm) (McWhorter 1974). Su efectividad se incrementa con una segunda aplicación al año siguiente de iniciado el programa de control del sorgo de Aleppo (McWhorter 1989). Este tratamiento es selectivo en caña de azúcar, frijol, soya, cacahuete y algodón (McWhorter 1974; McWhorter 1977; Millhollon 1978; Kleifeld et al. 1986; Labrada et al. 1987). Sin embargo, el tratamiento puede no ser selectivo en todas las variedades de caña de azúcar (La O et al. 1985). Otro herbicida del grupo de las dinitroanilinas, efectivo para el control del plántulas de sorgo de Aleppo es pendimetalin.

La aplicación de pre-siembra con incorporación mecánica al suelo de EPTC+ dichlormid es también efectiva para el control del sorgo de Aleppo en maíz (de Falcón et al. 1985).

Tabla 1. Herbicidas para el control del sorgo de Aleppo

Herbicida

Dosis kg a.i./ha

Tratamiento

Cultivo

Trifluralin

1.5-2.0

PPI

algodón, soya, frijol, leguminosas, hortalizas

Pendimetalin

0.65-1.0

Pre

Idem + maíz

EPTC+ dichlormid

4.8-6.4

PPI

maíz

Glifosato

1.4-1.8

Post

árboles frutales

Fluazifop-butil

0.25-0.38

Post

cultivos de hoja ancha

Haloxyfop-metil

0.25-0.38

Post

Idem

Fenoxaprop-etil

0.18-0.24

Post

Idem

Quizalofop-etil

0.10-0.15

Post

Idem

Asulam

3.6-4.8

Post

caña de azúcar, cítricos, frutales

Dalapon

8.5-13.0

Post (DS)

caña de azúcar, algodón, banano, plátano, café

MSMA

2.2

Post (DS)

caña de azúcar, algodón

Es importante subrayar que las medidas de control químico aplicadas por separado no son usualmente efectivas para realizar un control completo del sorgo de Aleppo. Además, los tratamientos químicos no son siempre económicamente factibles para el pequeño agricultor. Es por eso que lo más aconsejable para el control del sorgo de Aleppo sea desarrollar medidas compatiblemente integradas, tales como la preparación correcta del terreno, la rotación de cultivos y la aplicación racional de tratamientos químicos.

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