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6 DESCRIPCION AMBIENTAL DE LA X REGION


6.1 Medio ambiente físico afectado
6.2 Medio ambiente biológico afectado
6.3 Ambiente socio económico


La descripción de los componentes ambientales se agrupa según medio ambiente físico, biológico y social afectado. El análisis se centra sólo en aquellos subcomponentes que son o pueden ser afectados más directa y significativamente por las acciones de cosecha del tipo forestal siempreverde en la X Región. Así por ejemplo, se ha dejado para un análisis más específico la problemática del subcomponente socio cultural, a pesar que se reconoce cierto impacto global sobre el campesino, la tenencia de la tierra, la estructura social y valores culturales del pueblo indígena mapuche de la Región.

6.1 Medio ambiente físico afectado


6.1.1 Geomorfología
6.1.2 Clima
6.1.3 Suelos
6.1.4 Hidrología
6.1.5 Aire y Ruidos


6.1.1 Geomorfología

Las áreas de bosques siempreverdes en la Décima Región corresponden a terrenos desde topografías planas a muy quebradas, ubicadas preferentemente en las pendientes de la Cordillera de la Costa en el oeste y la Cordillera de los Andes en el este, hasta más o menos 1000 metros sobre el nivel del mar, y en áreas de drenaje restringido de la Depresión Intermedia situada entre los dos cordones montañosos.

La Cordillera de los Andes está constituida fundamentalmente por rocas intrusivas y graníticas que se estructuraron por procesos tectónicos del Terciario Superior y por la acción erosiva de glaciaciones. La altura promedio del cordón andino en la X Región es de alrededor de 2000 metros. La Depresión Intermedia es una falla de origen tectónico de 50 a 100 km de ancho, formada por sedimentos fluvioglaciales y depósitos eólicos de edad cuaternaria, en la que se presentan una cadena de lagos de origen glacial. El cordón montañoso Cordillera de la Costa está estructurado básicamente por rocas metamórficas de edad paleozoica y precámbrica, con alturas que no sobrepasan los 1000 m (Villagrán, 1993). Los terrenos montañosos presentan mayoritariamente perfiles convexos y laderas rectas, de longitudes cortas a medias, acompañados de contornos topográficos desde convexos a cóncavos.

Desde la perspectiva de este estudio vale la pena mencionar que el bosque siempreverde de mejor calidad y mayor volumen se ubica en aquellos lugares que se han mantenido inaccesibles y que corresponden en general a las topografías más accidentadas y escarpadas. Sin embargo, esos terrenos de posición topográfica alta y fuertes pendientes, al quedar desprovistos de vegetación presentan la probabilidad de deslizamiento de tierras.

6.1.2 Clima

El clima de la Región es del tipo templado lluvioso con influencia mediterránea. Las precipitaciones anuales varían entre los 1500 mm en la Depresión Intermedia y 4000 mm en las cuencas cordilleranas, las que se concentran en el período de mayo a septiembre (CIREN, 1994; Villagrán, 1993). El aumento de la precipitación anual con la variación de altitud del terreno ha sido estimada en unos 1300 mm/km. Los vientos dominantes son del Oeste y Sur durante el verano, y del Norte en invierno.

En términos anuales la temperatura media del área es bastante estable, con gradientes negativos hacia el sur, variando entre los 9 y 11 °C para alturas inferiores a los 300 msnm. No obstante el efecto oceánico, toda el área presenta períodos con heladas entre abril y septiembre, las que aumentan alejándose del litoral.

Entre los meses de octubre a marzo se presenta un leve déficit hídrico. Los factores limitantes son prolongados períodos de heladas y heladas tardías, las intensas precipitaciones pluviales concentradas en parte del otoño e invierno y la alta erosividad de las lluvias las que alcanzan a más de 370 Kg.m/m2 (Wischmeier y Smith, 1978; Iroumé et al, 1989; Menzel, 1993).

De acuerdo a antecedentes de CIREN (1994), los bosques siempreverdes de la X Región ocupan geográficamente lo que se define como microregiones N° 1008, 1007, 1023, 1026, las que corresponden a las zonas climáticas N° 3, 4, 5 y 6. Los parámetros que caracterizan estas zonas se resumen en el cuadro 6.1.

Desde el punto de vista de las operaciones de cosecha forestal, se tipifican tres temporadas por el grado de severidad que ofrece el clima: una estival seca de tres meses (diciembre a febrero), una intermedia o húmeda de tres meses (octubre, noviembre y marzo) y una muy húmeda de seis meses (abril a septiembre). Por lo común en estos últimos seis meses se suspenden las actividades de extracción y transporte en cosechas de bosque nativo. Sólo algunas empresas que poseen bosques propios y han construido caminos permanentes mantienen algunas explotaciones de invierno, sin embargo deben aceptar una fuerte caída de la productividad y mayores costos.

Cuadro 6.1 Parámetros climáticos de las microregiones del área de estudio (CIREN, 1994)

Parámetros climáticos

Unidad

Zonas climáticas

3

4

5

6

Temperatura máxima

°C

14,9

11,5

15,6

13,5

Temperatura mínima

°C

5,9

2,9

6,7

6,6

Temperatura media

°C

10,0

6,9

10,6

9,6

Radiación solar

cal/cm2/día

300

282

267

252

Precipitación total anual

mm

2427

3991

2506

2667

Humedad relativa

%

81

78

84

87

Evapotranspiración potencial

mm

724

576

665

583

Déficit hídrico

mm

8

0

10

0

Excedente hídrico

mm

1712

3415

1815

2084

Número anual de heladas

19

85

9

13

Período de receso vegetativo

días

173

286

151

184

Días libres de helada

días

213

67

268

246

6.1.3 Suelos

Los suelos son derivados principalmente de sedimentos del Cuaternario, donde lo más importante para la evolución de los mismos han sido capas periglaciales y capas volcánico eólicas. Existen marcadas diferencias en la antigüedad del origen de los suelos volcánicos, entre ellos se reconocen arenas volcánicas, trumaos de cenizas recientes (andosols-andepts), ñadis (acuepts-placandepts-gleysols) y otros de cenizas más antiguas - del Pleistoceno sobre rocas metamórficas - con suelos más evolucionados tipo rojo arcillosos (nitisols-palehumults-rhodoxeralfs). También están presentes suelos sedimentarios marinos, suelos metamórficos de la vertiente occidental de la Cordillera de la Costa y excepcionalmente suelos de origen granítico. Los perfiles muestran suelos desde delgados a muy profundos de texturas franco a franco limosas en superficie a limo arcillosas y arcillosas en profundidad y drenaje interno bueno.

Los trumaos y ñadis se caracterizan por su alta porosidad con densidades aparentes bajas (0,3-0,6 g/cm3), gran capacidad de retención de agua y altos contenidos de materia orgánica en la estrata superficial. Los paleosuelos rojo arcillosos se caracterizan por ser muy profundos y tener altos contenidos de arcilla (hasta 80%), con densidades aparentes entre 1,0 y 1,4 g/cm3 (Villagrán, 1993; INIA, 1985)

Como resumen se puede decir que los suelos en la mayoría son susceptibles a la degradación, especialmente por la posición topográfica alta, textura fina, alto contenido de poros y baja capacidad de soporte. En general los suelos no presentan grandes carencias de elementos nutritivos. Sin embargo, como consecuencia del uso de la agricultura y la ganadería, se constata un agotamiento del suelo debido a que la salida de algunos nutrientes no fue acompañada de la correspondiente fertilización, por ejemplo bajo nivel de fósforo. En iguales situaciones es comprobable erosión laminar y compactación. Las prácticas actuales de preparación de sitios para plantar y el común empleo de quemas han agravado los procesos erosivos. Los suelos cubiertos con vegetación nativa se consideran estables y en equilibrio desde el punto de vista físico y nutricional.

En el extremo sur de la zona de estudio (Chiloé), la fertilidad de los suelos es más baja, siendo el fósforo el elemento más crítico. Los prolongados períodos húmedos hacen que la descomposición de la materia orgánica sea lenta y tienda a producirse una acumulación en el suelo, tal que se mantiene en forma no asimilable directamente por las plantas (Alcayaga et al, 1975).

Los suelos con bosques siempreverdes no se han clasificado en cuanto a la fragilidad en categorías de susceptibilidad a la degradación por actividades de cosecha, pero se piensa que no menos de un 40% se ubica en las categorías alta y extrema. Este juicio se obtuvo de las visitas a terreno y de la aplicación del método sobre unas 100000 hectáreas en la X Región, cuadro 6.2.

Cuadro 6.2 Estratificación de superficies en niveles de fragilidad potencial del suelo

Fuentes: Meneses et al, 1992; Meneses y Gayoso, 1995; Ebert, 1993; Gayoso et al, 1995

Sectores en la X Región

Geomorfología

Niveles de fragilidad (ha)

Bajo

Moderado

Alto

Extremo

Subtotal

Chaihuín-Río Bueno

(CCO)

16798

20672

12618

10086

60174

Tepuhueico-Chiloé

(CCO)

3684

11758

5810

3406

24658

El Carmen

(CAN)

990

168

362

320

1839

La Esperanza

(CAN)

1497

1457

1428

1212

5594

Otros

(CCO)

-

3185

2334

-

5519

Totales

(ha)


22969

37240

22552

15024

97784

(%)


23.5

38.1

23.1

15.3

100

CCO = Cordillera de la Costa; CAN = Cordillera de Los Andes

Las situaciones de mayor fragilidad están asociadas mayoritariamente a las condiciones de pendiente del terreno mayores al 60% y profundidad del perfil de suelo menores de 40 cm, dado que la condición climática se puede considerar semejante en toda la región. La otra situación de fragilidad la presentan suelos muy húmedos con densidades aparentes entre 0,3 y 0,5 g/cm3. Se aprecia en general que asociado a los mayores niveles de fragilidad del suelo mayores son los impactos causados por la extracción terrestre.

El nivel extremo de fragilidad considera las áreas de protección de cauces, que sin ser inestables se reservan como franjas de filtraje dejando entre 30 y 60 m a cada lado de los cursos de agua permanente, aproximadamente 7% de la superficie analizada en el cuadro 6.2.

6.1.4 Hidrología

Las principales cuencas del área corresponden a los ríos Valdivia, Bueno, Llico, Maullín, Petrohué, Puelo y Yelcho. Estas incluyen numerosos e importantes cuerpos de agua y no presentan déficit de balance hídrico, lo cual genera una red de drenaje abundante en toda la región (REG, 1984). Debe mencionarse que existen zonas planas con problemas de drenaje y donde la napa freática se ubica a nivel superficial, denominadas ñadis.

A pesar de la disponibilidad de agua en las cuencas, debido al crecimiento de la actividad económica y al cambio de cultivos tradicionales de secano a cultivos bajo riego, en algunas subcuencas se encuentran suspendidas nuevas autorizaciones de uso de las aguas superficiales por encontrarse totalmente asignadas (Gayoso et al, 1994). Esto lejos de ser un problema de escasez de agua se trata de un problema de administración del recurso agua, en una zona que tradicionalmente ha tenido abundancia.

El agua de estas cuencas en general es muy pura, salvo en parte del río Valdivia (Niemeyer, 1982). Las únicas oportunidades en que las aguas arrastran sedimentos son después de fuertes precipitaciones en los meses de mayo a julio, especialmente si se ha efectuado construcción de caminos en las proximidades de los cauces.

Los mayores problemas de calidad de agua que afectan a los ríos y lagos del área, se deben principalmente a las descargas domésticas con escaso o ningún tratamiento, descargas de residuos industriales líquidos, deforestación o prácticas agrícolas con uso de fertilizantes, herbicidas e insecticidas. En general las aguas para uso de la población reciben tratamiento de cloración y cumplen con los requisitos de las normas chilenas NCh 691-Of.78 y NCh 777-Of.71; se trata de aguas blandas a muy blandas, con pH fluctuante entre 7,0 y 7,6. Sólo en la parte sur de la X Región, en la Isla Grande de Chiloé, las aguas presentan un color amarillento, algo turbias y con presencia de espuma, lo que denota poca oxigenación y presencia de materia orgánica (Meneses y Gayoso, 1995). A pesar de ello, según la norma NCh 777- Of.71 pueden calificarse como aptas para ser utilizadas como fuente de abastecimiento de agua potable.

6.1.5 Aire y Ruidos

En las zonas rurales de la X Región se puede decir que no existe contaminación del aire. La contaminación atmosférica se debe básicamente a las emanaciones de gases tóxicos producidos por los sistemas de calefacción doméstica e industrial, la quema de residuos sólidos y la quema de zonas cubiertas con vegetación. También durante el período estival se presentan dos situaciones que afectan levemente la calidad del aire: el período de quemas controladas que dependiendo de la magnitud de los humos pueden generar algunas molestias a la población; y, el movimiento de los vehículos de transporte de la madera que por la naturaleza de los suelos y calidad de los caminos de tierra y ripio, genera nubes de polvo a lo largo de ellos y, que además al cruzar pequeños poblados provoca situaciones de incomodidad e inseguridad.

Menos relevante resulta la contaminación acústica que es causada principalmente por la emisión de ruidos móviles. Esto está directamente relacionado con la intensidad del flujo vehicular, estado de los caminos y el funcionamiento de la maquinaria en el bosque. Su efecto tiene cierta incidencia sobre la fauna en general y sobre algunos núcleos poblacionales.

6.2 Medio ambiente biológico afectado


6.2.1 Flora y Vegetación
6.2.2 Fauna


6.2.1 Flora y Vegetación

i) Flora

La enorme variación del medio ambiente en la X Región conduce a una gran diversidad florística (Quintanilla, 1974; Ramírez y Figueroa, 1987; Donoso, 1989). De acuerdo con Meneses y Gayoso (1995), basado en el análisis de bosques de la zona sur de la X Región, el componente ambiental flora está formado por 119 especies: una hepática, cinco musgos, 21 helechos, tres gimnospermas (árboles aciculifolios), 67 dicotiledóneas (especies planifolias) y 22 monocotiledóneas (plantas de hoja angosta), cuadro 6.3.

Cuadro 6.3 Flora de la X Región, área de bosques siempreverdes

Fuente: Meneses y Gayoso (1995)

Grupo

Especie (Nombre común)

Hepáticas

Marchantia berteroana (Marchantia)

Musgos

Dendroligotrichum dendroides (Musgo pinito)

Hypopterigium thouinii (Paragüita del sapo)

Rigodium implexum (Lana del pobre)

Sphagnum magellanicum (Esfagno)

Weimouthia mollis

Helechos

Asplenium dareoides (Apio del monte)

Blechnum magellanicum (Quil-Quil)

Blechnum blechnoides (Palmilla)

Blechnum chilense (Costilla de vaca)

Blechnum penna-marina (Punke)

Gleichenia litoralis (Hierba loza)

Hymenoglossum cruentum (Sanguinaria)

Hymenophyllum caudiculatum (Helecho película)

Hymenophyllum dentatum (Helecho película)

Hymenophyllum krauseanum (Helecho película)

Hymenophyllum pectinatum (Helecho película)

Hymenophyllum peltatum (Helecho película)

Hymenophyllum plicatum (Helecho película)

Hymenophyllum secundum (Helecho película)

Hymenophyllum sesilifolium (Helecho película)

Hymenophyllum tunbridgense (Helecho película)

Hypolepis rugosula (Palmilla de hualve)

Lophosoria quadripinnata (Ampe)

Polypodium feuillei (Hierba del lagarto)

Polystichum chilense (Pesebre)

Serpyllopsis caespitosa (Helecho película)

Gimnospermas

Pilgerodendron uviferum (Ciprés de las Guaytecas)

Podocarpus nubigenus (Manió macho)

Saxegothaea conspicua (Manió hembra)

Dicotiledóneas

Amomyrtus luma (Luma)

Caldcluvia paniculata (Tiaca, Triaca)

Dasyphyllum diacanthoides (Palo santo)

Drimys winteri (Canelo)

Embothrium coccineum (Notro)

Eucryphia cordifolia (Ulmo)

Gevuina avellana (Avellano)

Laureliopsis philippiana (Tepa)

Lomatia ferruginea (Fuinque)

Luma apiculata (Arrayán)

Myrceugenia ovata (Pitrilla)

Myrceugenia planipes (Picha-picha)

Nothofagus nitida (Coihue de Chiloé)

Nothofagus dombeyi (Coihue)

Tepualia stipularis (Tepú)

Weinmannia trichosperma (Tineo)

Baccharis magellanica (Radín)

Baccharis racemosa (Vautro)

Baccharis sphaerocephala (Chilca)

Berberis buxifolia (Calafate)

Berberis darwinii (Michay)

Berberis hilicifolia (Michay grande)

Crinodendron hookerianum (Chaquihue)

Desfontainia spinosa (Taique)

Fuchsia magellanica (Chilco)

Gaultheria phyllireifolia (Chaura)

Luma gayana (Chin-chin)

Myrceugenia chrysocarpa (Pitrilla dorada)

Myrceugenia parviflora (Petrilla)

Misodendron angulatum (Injerto)

Nothofagus antarctica (Ñirre)

Ovidia pillopillo (Lloime)

Pernettya insana (Hued-hued)

Pernettya linifolia (Chaura)

Pernettya mucronata (Chaura)

Pernettya poeppigii (Chaurilla)

Pernettya pumila (Chaurilla)

Rhaphithamus spinosus (Huayún)

Ribes magellanicum (Zarzaparrilla)

Rubus geoides (Miñe-miñe)

Senecio otites (Tutuco)

Ugni molinae (Murtilla)

Campsidium valdivianum (Voqui bejuco)

Elytropus chilensis (Quilmay)

Ercilla sincarpellata (Voqui auca)

Griselinia racemosa (Yelmo)

Griselinia ruscifolia (Yelmo)

Hydrangea serratifolia (Laurela)

Mitraria coccinea (Botellita)

Pseudopanax laetevirens (Curaco)

Acaena ovalifolia (Cadillo)

Anemone hepaticifolia (Anemona)

Dysopsis glechomoides (No conocido)

Gnaphalium cheirantifolium (vira-vira)

Gunnera tinctoria (Pangue)

Myrteola barneoudii (Huarapo)

Nertera granadensis (Chaquirita del monte)

Ranunculus minutiflorus (Botón de oro)

Senecio acanthifolius (Senecio)

Asteranthera ovata (Estrellita)

Sarmienta repens (Medallita)

Desmaria mutabilis (Quintral del tineo)

Eremolepis verrucosa (Injerto)

Lepidoceras kingii (Injerto de la tepa)

Tristerix tetrandrus (Quintral del maqui)

Drosera uniflora (Rocío de sol)

Pinguicula antarctica (Violeta del pantano)

Monocotiledóneas

Chusquea nigricans (Quila enana)

Chusquea uliginosa (Taihuén)

Fascicularia bicolor (Poe)

Philesia magellanica (Coicopihue)

Chusquea quila (Quila)

Luzuriaga marginata (Coralito)

Luzuriaga polyphylla (Azahar del monte)

Luzuriaga radicans (Coralito)

Carex canescens (Cortadera blanca)

Carex magellanica (Cortadera)

Carpha alpina

Codonorchis lessonii (Azucena del campo)

Juncus procerus (Junquillo)

Juncus scheuchzerioides (Junquillo)

Marsippospermum grandiflorum (Quilmén)

Oreobulus obtusangulus

Schoenus rhynchosporoides

Scirpus inundatus (Can-cán)

Uncinia phleoides (Clin-clín)

Uncinia tenuis (Clin-clín)

Uncinia erinacea (Clin-clín chico)

Greigia landbeckii (Ñocha)

Prácticamente todas las especies de la X Región son endémicas, es decir, están representadas únicamente en el Centro-Sur y Chile Austral y en el extremo Sur de Argentina (Brion et al., 1992). Sus áreas de distribución son bastante restringidas, por lo que pueden ser afectadas con facilidad por cambios ambientales. Sin embargo, ninguna de las especies vegetales prospectadas tiene problemas de conservación. Lo anterior significa que las poblaciones de ellas son bastante abundantes, como para que corran peligro de extinción. Ninguna de ellas se encuentra en los listados de flora en peligro, preparados por la Corporación Forestal Nacional de Chile (Benoit, 1989).

ii) Vegetación

Según Oberdorfer (1960) se distinguen dos grandes formaciones vegetales: bosques laurifolios templados (Wintero-Nothofagetea) y bosques caducifolios subantárticos (Nothofagetea-pumilionis-antarcticae). Dentro de los bosques laurifolios es posible distinguir tres tipos forestales: Bosque Valdiviano o Siempreverde (38-43°LS), Bosque Nordpatagónico (43-47°S) y Bosque Subantártico (47-55°S)

El bosque laurifolio valdiviano o siempreverde se distribuye preferentemente a lo largo de la Depresión Intermedia y faldeos de ambas cordilleras, desde el nivel del mar hasta aproximadamente 800 m de altitud. Es un bosque rico en especies arbóreas (a lo menos 21) y el más heterogéneo en lo que respecta a asociaciones florísticas y composición del dosel. La altura del dosel arbóreo usualmente sobrepasa los 30 metros. Las epifitas, principalmente helechos, musgos y líquenes, son extraordinariamente abundantes sobre los troncos en pie y en el suelo (Villagrán, 1993).

Los bosques del tipo forestal siempreverde son parte de los bosques templado-lluviosos de esta zona, representando un tipo de ecosistema único caracterizado por la alta pluviosidad. Cabe destacar que Chile posee la cuarta parte del área de bosques lluviosos templados en todo el mundo. En la latitud sur 40° se concentra la mayor diversidad de especies arbóreas, tipos forestales y endemismos. La concentración de la riqueza de especies forestales en un área tan restringida se debe a que en esta área subsistieron condiciones más estables durante el Cuaternario.

Se distinguen asociaciones forestales dentro de este bosque: bosque mixto de roble-laurel-lingue (Nothofago-Perseetum); bosque de olivillo (Aextoxiconetum); bosque de coigüe-ulmo (Dombeyo-Eucryphietum); bosque coigüe-tineo y avellanillo (Lomatio-Weinmannietum). La gran diversidad de los bosques siempreverde ha hecho que se intente una división de ellos en cinco subtipos (Donoso, 1981): a) Ñadis, b) Olivillo costero, c) Siempreverde con intolerantes emergentes, d) Siempreverde de tolerantes, e) Renovales de canelo.

ii) Sinusias epifíticas

Los bosques siempreverdes, especialmente las formaciones boscosas de la Isla de Chiloé, presentan una abundante flora y vegetación epifítica que cubre totalmente los troncos y ramas de los árboles. Estas comunidades son totalmente dependientes del habitat que ocupan, por un lado el soporte que le dan troncos y ramas, eludiendo así la competencia de otras especies y, por otro, la humedad atmosférica reinante en el interior del bosque, que les permite sobrevivir en dicho sustrato, fisiológicamente muy seco. Por otra parte, la intensidad lumínica que se atenúa desde el dosel arbóreo hacia los estratos inferiores, establece una clara segregación en altura, que se traduce en una zonación espacial de las especies. Así hepáticas y musgos crecen en la parte inferior, helechos y coralitos se ubican en la parte intermedia y la medallita, una planta superior, se instala en los niveles más altos del dosel (Meneses y Gayoso, 1995).

En algunos bosques que han sido intervenidos, se desarrolla formando masas impenetrables la bambusácea Chusquea quila, que alcanza de 5 a 10 metros de altura bajo el dosel.

6.2.2 Fauna

Sobre la base de cierta similitud florística, los bosques de la X Región presentan gran similitud en cuanto a las especies de mamíferos registrados a lo largo de la costa entre Nahuelbuta (37° LS) y la Isla de Chiloé (43° LS). La fauna de la X Región posee un carácter especial debido a la situación de aislamiento derivada del levantamiento de la Cordillera de los Andes y la formación del desierto de Atacama. Esto favoreció la conservación de formas endémicas. La configuración actual de la fauna es el resultado de complejos y prolongados procesos de diversificación adaptación y migración, entre otros. Además ha estado sometida a las transformaciones de orden paleogeográfico y paleoclimático experimentadas en el continente.

El detalle que sigue de las especies asociadas a los bosques siempreverdes se basa en tres fuentes principales y que corresponden a estudios ambientales realizados en áreas de la Cordillera de la Costa entre Valdivia y Chiloé (Meneses et al, 1992; Meneses y Gayoso, 1995; Gayoso et al, 1994).

i) Mamíferos

De acuerdo a información bibliográfica se puede señalar que en los bosques siempreverdes se encuentran 20 especies de mamíferos, incluidas tres especies de murciélagos. De este total de especies, el 40% está formado por roedores, 30% por carnívoros, 15% por murciélagos, 10% por marsupiales y 5% por cérvidos (Gayoso et al, 1994). Se encuentran representantes de los Ordenes Marsupialia, Quiróptera, Rodentia, Carnívora y Artiodáctila (Osgood, 1943). A éstos se agregan aquellos mamíferos eventualmente posibles de estar presentes en los lagos y ríos, cuadro 6.4.

Cuadro 6.4 Mamíferos asociados a los bosques siempreverdes de la X Región

Fuente: Meneses y Gayoso (1995)

Familia

Especie (nombre común)

Microbiotheriidae

Dromiciops australis (Monito del monte)

D.A. gliroides

Caenolestidae

Rhyncholestes raphanurus (Comadrejita trompuda)

Vespertilionidae

Myotis chiloensis (Murciélago oreja de ratón)

M.ch. chiloensis

Histiotus montanus

H.M. magellanicus (Murciélago orejudo)

Muridae

Oryzomys longicaudatus (Lauchita de los espinos)

O.1. philippii

Abrothrix olivaceus (Ratoncito oliváceo)

A.o. brachiotis

Abrothrix sanborni (Ratoncito peludo)

Geoxus valdivianus (Ratón topo de la selva)

G.v. chiloensis

Auliscomys micropus (Pericote austral)

Irenomys tarsalis (Rata arborícola)

I.t. tarsalis

Canidae

Dusicyon fulvipes (zorro chilote)

Pseudalopex griseus-Canis (chilla)

Felidae

Felis guigna (Huiña)

Felis concolor (Puma)

Cervidae

Pudu pudu (Venado o pudú)

Capromydae

Myocastor coypus (coipo)

M.c. melanops

Mustelidae

Galictis cuja (Quique, hurón o comadreja)

Lutra provocax (Lobito de río o Huillín)

Conepatus chinga (Chingue)

Los pequeños mamíferos, especialmente los de hábitos arborícelas desarrollan parte importante de su ciclo vital en los doseles de los árboles y por lo tanto requieren que se dejen remanentes de bosque denso y árboles viejos con oquedades en sus troncos, que produzcan semillas y frutos.

ii) Avifauna

Veinticinco especies en 13 familias se encuentran regularmente en el bosque siempreverde, de las cuales siete especies están caracterizadas como especies dependientes de grandes árboles, 11 asociadas al sotobosque, 15 especies son mutualistas, polinizadoras y dispersadoras de semillas y 15 son endémicas, cuadro 6.5.

Como señala Meneses y Gayoso (1995), todas las especies de aves están asociadas con los bosques húmedos y densos. Difieren esencialmente en el tipo de nidificación en árboles en altura o en el sotobosque entre los matorrales. El 60% de estas especies es endémica de los bosques templados. Las familias mejor representadas son Tyrannidae (4 especies), Rhinocrytidae (4 especies) Furnariidae (3 especies) y Picidae (2 especies). Como se señalara anteriormente, muchas especies comunes están involucradas en mutualismos con plantas. Sephanoides galeritus (Trichilidade) un picaflor, transporta polen de 8 taxa de plantas que visita, constituye un polinizador muy efectivo.

Las aves se presentan en verano y primavera con densidades de 1,6a 2,4 individuos por hectárea. En invierno, aunque siempre presente, sus densidades disminuyen, constituyendo del 10 al 20% de la avifauna (Smith y Ramírez, 1993). Elaenia albiceps, el fío fío, es la especie mayor dispersora de semillas de muchas especies de plantas en los habitat de bosque de esta región y además puede polinizar algunas especies. Ambas son consideradas especies clave por Armesto et al (1987). Las restantes especies aparecen como mutualistas ocasionales. Las especies ornitófilas representan el 18% de las especies leñosas del bosque siempreverde. Esta avifauna se caracteriza por la alta frecuencia de especies que anidan en cavidades; el 27% utiliza cavidades en grandes árboles o construye nidos techados, las restantes son especies que anidan en el sotobosque, en la espesura, bajo árboles caídos o en el suelo, cuadro 6.6.

Cuadro 6.5 Avifauna asociada a los bosques siempreverdes de la X Región

Fuente: Meneses y Gayoso (1995)

Familia

Especie (nombre común)

Falconidae

Milvago chimango (Tiuque)

M.Ch. temucoensis

Columbidae

Columba araucana (Torcaza)

Psittacidae

Enicognatus leptorhynchus (Choroy)

Trochilidae

Sephanoides galeritus (Picaflor)

Picidae

Colaptes pitius (Pitío)

Picoides lignarius (Carpintero chico)

Campephilus magellanicus (Carpintero)

Furnariidae

Syrviorthorrhynchus desmursii (Memoriosa)

Aphrastura spinicauda (Rayadito de Chiloé)

Pygarrhichas albogularis (Carpintero carmelita)

Rhinocryptidae

Pteroptochos tarnii (Huet huet)

Scelorchilus rubecula (Chucao)

Eugralla paradoxa (Churrín de la Mocha)

Scylatopus magellanicus (Churrín del Sur)

Tyrannidae

Pyrope pyrope (Diucón)

Elaenia albiceps (Fío fío)

Anairetes albiceps (Cachudito)

Colorbamphus parvirostris (Viudita)

Hirundinidae

Tachycineta leucopyga (Golondrina)

Troglodytidae

Troglodytes aedon (Chercán)

Muscicapidae

Turdus falcklandii (Zorzal común)

Emberizidae

Zonotrichia capensis (Chincol común)

Curaeus curaeus (Tordo común)

Fringillidae

Carduelis barbatus (Jilguero)

Phrygilus patagonicus (Chanchito)

Elaenia albiceps, la única especie migrante neotropical en esta avifauna, es la más abundante. Las próximas más comunes son Aphrastura spinicauda y Sephanoides galeritus; la siguiente es Scelorchilus rubecula, un residente de todo el año. Las especies Turdus falcklandii, Troglodytes aedon y Zonotrichia capensis son especies más abundantes en los bordes que dentro del bosque.

Cuadro 6.6 Algunas características de las especies de aves presentes en bosques nativos del sur de la X Región (F= frugívoro, P= visita flores, polinizadores)

Fuente: Meneses y Gayoso, 1995

Avifauna de Chiloé

Endémicos

Mutualistas

Nidif. árbol.

Nidif. suelo

Densidad

Milvago chimango


XF



0,31

Columba araucana

X




0,27

Enicognatus leptorhynchus

X


X


0,51

Sephanoides galeritus


XP



1,63

Colaptes pitius


XF

X



Picoides lignarius


XF

X


0,09

Campephilus magellanicus

X

XF

X


0,14

Syrviorthorrhynchus desmursii

X



X

0,41

Aphrastura spinicauda

X


X


1,79

Pygarrhichas albogularis

X


X


0,12

Pteroptochos tarnii

X

XF


X

0,44

Scelorchilus rubecula

X

XF


X

1,79

Eugralla paradoxa

X

XF?


X

0,22

Scylatopus magellanicus




X

0,41

Pyrope pyrope

X

XF



0,20

Elaenia albiceps


XF,P



3,54

Anairetes albiceps




X

0,27

Colorbamphus parvirostris

X



X

0,05

Tachycineta leucopyga

X


X


0,56

Troglodytes aedon




X


Turdus falcklandii


XF


X

0,32

Zonotrichia capensis


XP,F?


X


Curaeus curaeus

X

XP,F?


X

0,15

Carduelis barbatus

X

XP,F?



0,27

Phrygilus patagonicus

X

XP?



0,59

6.3 Ambiente socio económico


6.3.1 Uso del paisaje
6.3.2 Sectores productivos
6.3.3 Infraestructura


6.3.1 Uso del paisaje

Hacia 1800 casi toda la vegetación original de la región valdiviana fue de bosques. La ocupación humana se inició en las zonas planas de la Depresión Intermedia, en zonas costeras accesibles. Los indígenas (mapuches) que practicaron agricultura de pequeña escala cerca de los grandes ríos debieron cortar y quemar bosque (Fuentes, 1994). A partir de la colonización alemana en 1846 y hasta la primera mitad del presente siglo, se llevó a cabo una acelerada transformación del paisaje debido al uso extenso del fuego para abrir terrenos para la ganadería y cultivo del trigo. Como la tierra no era fertilizada después de una o dos cosechas, era utilizada como pradera por algunos años (Villagrán, 1993). Desde los años 50 se fomenta el mejoramiento de las tierras ya habilitadas extensivamente, introduciendo la agricultura y ganadería intensivas. Como uso forestal, históricamente ha dominado la corta selectiva de los árboles de más valor comercial.

En las últimas dos décadas se ha desarrollado la industria forestal, basada en especies madereras introducidas (pino insigne y eucalipto), donde la tendencia ha sido la ampliación de las áreas forestadas con estas dos especies exóticas. Aunque estas plantaciones se establecieron en muchas áreas deforestadas, una proporción importante de las plantaciones ha ocupado áreas originalmente cubiertas por bosques nativos secundarios y primarios. Esta tendencia de sustitución de bosques nativos por plantaciones tiende a extenderse a toda la X Región, abarcando una proporción importante del área de bosques laurifolios templados y terminando con los últimos remanentes de bosques mixtos y otros tipos forestales escasos (Villagrán, 1993). Por otra parte, una comparación cuantitativa de la cobertura boscosa mediante fotos aéreas de 1961 y 1980, no mostró cambio o diferencias significativas para diferentes transectos en la X Región (Fuentes, 1994). Esto sin embargo, no muestra cómo ha aumentado la extracción selectiva y es posible que los resultados hayan variado después de 1980 debido al crecimiento de los asentamientos humanos y la industria forestal.

6.3.2 Sectores productivos

La región dispone de 4,6 millones de hectáreas de suelos con aptitud productiva, de las cuales alrededor de un 46% son favorables para la producción agropecuaria, en tanto el 54% restante es de aptitud forestal. La región posee actualmente un 47% del bosque nativo nacional, del cual el 72% es bosque explotable. Sin embargo por problemas de sobreexplotación o carencia de manejo adecuado, está sujeto a tasas de bajo crecimiento medio. En relación a la superficie actual plantada alcanza aproximadamente a 162000 ha, representando alrededor de un 8,4% del total nacional.

Existe una marcada diferenciación productiva entre las distintas áreas territoriales, como resultado de un proceso espontáneo de especialización. Así en el sector silvícola se ha desarrollado en la parte norte, usando como centro de servicios la ciudad de Valdivia. La actividad agropecuaria se concentra en la provincia de Osorno y la parte norte de LLanquihue. Hacía el sur de la Provincia de Llanquihue y en la Provincia de Chiloé, se ha desarrollado la actividad pesquera extractiva e industrial derivada, además de la salmonicultura.

La paulatina generación, a partir de 1980, de una oferta exportable de productos primarios, provenientes de las actividades silvícola, pesquero extractiva, de acuicultivos, así como de algunos cultivos agrícolas no tradicionales de la región, junto con incentivar la incorporación de mejoras tecnológicas, ha determinado una diversificación y aumento de las exportaciones globales de la región, empujando a su vez el desarrollo de servicios conexos, principalmente vinculados al control de procesos, control de calidad, transporte y distribución de los productos (Para información más detallada del sector forestal, ver capítulo 2).

El componente recurso humano, especialmente lo referido a fuerza de trabajo y condiciones de vida del trabajador forestal es analizado con cierto detalle en el capítulo 5.7.

6.3.3 Infraestructura

La red de caminos públicos se clasifica en dos grandes grupos según la tuición y administración del mantenimiento: la red básica atendida en forma centralizada por el Ministerio de Obras Públicas a través de la Dirección de Vialidad y la red comunal de responsabilidad de las Municipalidades, cuadro 6.7.

La red de caminos públicos de la X Región a 1990 era de 11402 kilómetros, lo que significa una densidad de 16 km/100 km2 (1,6 m/ha). De estos caminos un 73% corresponde a caminos con carpeta de ripio, 15% a caminos de tierra y el 12 % restante a caminos con pavimento de hormigón o asfalto.

Cuadro 6.7 Extensión de la red caminera pública, X Región

Tipo de carpeta

Red (%)

Red Total

Básica

Comunal

(km)

Hormigón/Asfalto

98

2

1324

Ripio

25

75

8338

Tierra

5

95

1740

Total

30

70

11402

La red básica y sus puentes se encuentran en buen estado de conservación y no presentan limitaciones al transporte terrestre de carga forestal, hasta los máximos de carga por eje establecidos por ley. Sin embargo, la red de caminos públicos comunales, especialmente los caminos secundarios, corresponder! en 100% a caminos sin pavimentar, se encuentran en deficiente estado de conservación y limitan el transporte a la temporada seca. El mantenimiento de los caminos públicos comunales próximos a los predios forestales generalmente llega a ser de costo de las propias empresas forestales con el fin de garantizar un tránsito expedito. Un 90% de los puentes de esta red son de madera y casi la mitad se encuentra en regular estado de conservación, restringiendo la carga máxima de los camiones a 18, 12 y hasta sólo 6 toneladas (Gayoso e Iroumé, 1993a). Esto en muchos casos constituye una severa restricción al desarrollo del transporte forestal, el que se ve obligado a emplear equipos más pequeños y aceptar un mayor costo. Como solución se observa un transporte quebrado entre el bosque y los centros industriales y el establecimiento de acopios intermedios para efectuar la necesaria transferencia de la madera a camiones de mayor tonelaje.


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