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Los tropicales y el papel del hombre

Ariel E. Lugo y Sandra Brown

Ariel E. Lugo es Jefe de proyectos en el Instituto de Silvicultura Tropical del Servicio Forestal de los Estados Unidos (Estación Meridional), Río Piedras (Puerto Rico). Sandra Brown es profesora auxiliar de Ecología Forestal en la Universidad de Illinois, Urbana, Illinois (EE.UU.).

Conversion of Tropical Moist Forests, por Norman Myers. Informe preparado para el Comité sobre Prioridades de Investigación en Biología Tropical del Consejo Nacional de investigaciones de la Academia Nacional de Ciencias, Wáshington, D.C. 1978. 205 págs.

En 1977, el Consejo Nacional de Investigaciones de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos nombró un Comité sobre Prioridades de Investigación en Biología Tropical. Como parte de sus actividades, este Comité pidió a N. Myers que preparara un documento de evaluación sobre la situación y coeficientes de conversión de los bosques tropicales.

Por desgracia, el informe no enfoca analíticamente el problema. A nuestro juicio, también tiene el defecto de no abordar el problema conceptual del lugar del hombre en el ecosistema tropical: ¿se halla dentro o fuera? ¿Es un intruso o forma parte del sistema? Si es un intruso, entonces cualquier acción suya es por definición destructora y equivocada. Según este concepto, no cabe suponer un bosque moldeado por la inteligencia y voluntad humana para satisfacer las necesidades básicas del hombre en cuanto a alimentos y abrigo.

En este informe, el concepto de que el hombre es fundamentalmente perjudicial es demasiado fuerte y penetrante para ignorarlo. Dentro o fuera de los trópicos, el hombre tiene que adaptarse a su medio ambiente físico. En los países desarrollados, «la destrucción del bosque» (como Myers la define), ya no constituye un problema, aunque es probable que alguna vez lo fuera, y podría volver a serlo en las condiciones de pobreza y escasez de alimentos que prevalecen hoy día en los países tropicales.

En el prólogo del informe se declara que se lo publica para que sus conclusiones «puedan tomarse en cuenta para formular prioridades científicas en las investigaciones tropicales, y también para buscar modelos de desarrollo que puedan sostenerse para el bienestar humano». Creemos, sin embargo, que el consejo que implícitamente se da al hombre de que se retire del bosque tropical, el hecho de que no tome en consideración la repoblación ni la utilidad del bosque secundario, y su insistencia en que sólo cabe esperar desastres de la intervención del hombre, son claramente desfavorables para esa búsqueda.

Aproximadamente la mitad de este libro de 205 páginas y 11 capítulos, se dedica al análisis del estado de los bosques tropicales pantanosos por regiones o por países. Su contribución más importante es que amplía de 13 a 22 países la base de datos sobre la velocidad de deforestación en los países tropicales, como puede verse en nuestro Cuadro 1. El lector no encontrará este cuadro en el libro de Myers, ya que la información que contiene se halla dispersa en su texto.

Métodos y definiciones

En el Capitulo 1, Myers subraya los problemas y defectos de los intentos anteriores de estimar la superficie forestal mundial, o sea los de Sommer (1976) y Persson (1974). Después de leer este capitulo, el lector queda con la impresión de que el estudio de Myers resuelve todos los problemas con que se tropezaba en los precedentes. Sin embargo, a nuestro parecer, éste no representa ninguna mejora importante. Sus métodos son los mismos utilizados por los anteriores autores. De hecho, como se verá seguidamente, opinamos que en cuanto a cantidades y análisis, la labor de Myers presenta menos datos que los estudios anteriores. La clave para comprender el libro de Myers es el hecho de que escribe acerca de la «conversión» o «perturbación» de los bosques tropicales vírgenes. En las páginas 7-8 define estos términos como sigue: a... la conversión puede variar de una modificación marginal a una transformación fundamental. La modificación puede interpretarse como el resultado de una intervención del hombre, por efecto de la cual la fisonomía, estructura y dinámica del bosque original registran un cambio. A su vez, este cambio puede ser ligero, importante o grave. En su forma más ligera, por ejemplo la extracción muy selectiva de madera, la modificación puede significar apenas una leve alteración de las densidades relativas de las poblaciones de árboles y de las existencias de madera en pie; no necesita forzosamente provocar un cambio cualitativo en la dotación de especies. Una forma mucho más importante de modificación es la que provoca el cultivo migratorio y otros tipos de explotación forestal que inducen una sucesión secundaria del bosque. En cada uno de estos casos, el ecosistema del bosque original conserva cierta continuidad, a condición de que no haya una pérdida permanente de potencial, por ejemplo por imputación o erosión del suelo, o por la extinción de algunas especies. En estos casos, por lo menos en teoría, es posible que el bosque primario pueda regenerarse al cabo de un periodo de tiempo moderado, hasta volver a adquirir una composición parecida a la que tenía. En cambio la transformación constituye una categoría fundamentalmente diferente de conversión. A fin de dar paso a cultivos, plantaciones o tierras de pastoreo permanentes, el bosque se elimina por completo, reemplazándolo por ecosistemas creados por el hombre, o por estructuras fijas tales como carreteras, instalaciones industriales y asentamientos urbanos el. (El cursivo es nuestro.)

Cuadro 1. Cálculo de los coeficientes de conversión de los bosques húmedos primarios en otros estados (véase el texto para la definición de «conversión »)


País


Intervalo de tiempo a


Superficie de bosque actual b

COEFICIENTES DE CONVERSION

Myers (1980)

Sommer (1976)

(10³ km²/ año)

(%/año)

(10³km²/año)

(%/año) c

Bangladesh

?

-

-

-

0,10

0,80

Birmania

?

365

1,42

0,39

-

-

Lao

?

140

3,00

2,14

3,00

5,17

Malasia (peninsular únicamente)

1972-79

72

2,20

2,65

-

-

Malasia (total)

?

-

-

-

1,50

0,64

Papua Nueva Guinea

?

400

0,25

0,06

0,20

0,05

Filipinas

1971-76

114,6

3,00

2,62

2,60

2,05

Tailandia

1972-78

131,8

11,49 d

5,73 d

3,00

1,05

Brasil

últimos 20 años

2 860


13,00

0,42



1966-75


12,78

0,43

-

-

Costa Rica

1967-77

16

0,40

2,00

0,60

2,73

Colombia

?

-

-

-

2,50

0,50

Nicaragua

1970-79

35

0,40

1,10

-

-

Guyana

?

186,8

0,10

0,05

-

-

Perú

1945-75

650

1,70

0,24

-

-

Venezuela

1950-75

352,3

0,69

0,20

0.50

0,29

Gabón

?

205

3,00

1,46

-

-

Ghana

últimos 25 años

19,9

1,60

2,67

0,50

2,50

Costa de Marfil

1966-74

54

4,47

4,98

4,00

4,44

Liberia

recientemente

25

2,30

9,20

-

-

Madagascar

?

-

-

-

3,00

4,00

Nigeria

1970-79

25,5

2,79

6,20

-

-

Viet Nam

-

-

-

-

-

-

Sierra Leona

1944-79

2,9

1,34

2,69

-

-

Total


5 656

65,93


21,5


Media




0,75 e


1,09 f

a Empleado por Myers (1980); se desconoce el intervalo de tiempo para las estimaciones de Sommer.
b Myers (1980).
c Basado en las superficies de bosques densos dadas por Persson (1974).
d Los bosques no productivas se incluyeron en el inventario de 1972, no así en el de 1978. Por tal motivo, el verdadero coeficiente de conversión fue inferior a 5,73. Pero la definición de bosque tropical de Myers abarca sólo el 33% de aquellos.
e Media ponderada basada en la superficie corriente de bosque de un país en comparación con la superficie total de bosque de la muestra.
f Media ponderada basada en la superficie de monte denso de un país en comparación con la superficie total de bosque de la muestra (1 965 X 10³ km² Persson, 1974).

Define el bosque húmedo tropical como: «bosques perennifolios o semiperennifolios, o zonas que reciben, en cualquier mes, precipitaciones no inferiores a 100 mm durante dos de cada tres años, con una temperatura media anual de 24+ °C y esencialmente exentos de heladas». Esta amplia definición incluye, evidentemente, a muchos tipos de bosque; por ejemplo, utilizando el sistema de clasificación de zonas biológicas de Holdridge, la definición comprende siete zonas biológicas tropicales (de bosque xerofítico a bosque higrofítico) y tres zonas biológicas subtropicales (de bosque pantanoso a bosque higrofítico). Sin embargo, esta definición abarca solamente las zonas biológicas tropicales y subtropicales de bosque higrofítico - o sea una pequeña área forestal porque sólo pocas zonas de los bosques húmedos, y menos aún de bosques pantanosos y xerofíticos, alcanzan el promedio de no menos de 100 mm mencionado antes. Myers subraya también que los bosques primarios deben diferenciarse de los bosques secundarios, ya que los primeros son «más valiosos en términos bioecológicos, científicos y económicos»

Si bien Myers se extiende demasiado en la definición de muchos de estos términos, apenas los emplea en el resto del texto. Por ejemplo, cuando trata de la conversión del bosque debida a la explotación maderera, no hace distinción. entre los muchos grados de corta, o entre las cortas de bosques primarios o secundarios. Uno se pregunta por qué el autor se ha molestado en definir los términos con tanta exactitud, si en el resto de su libro no utiliza las definiciones.

Estimación de la conversión

En las páginas 25-26, Myers calcula el coeficiente de conversión de los bosques húmedos tropicales debida a los agricultores habitantes del bosque como sigue:

Seguidamente, afirma que «no es exagerado suponer que los agricultores habitantes del bosque conviertan cada año por lo menos 100 000 km²) (10 millones de hectáreas) de bosque primario en cultivos permanentes». Sin embargo, Myers llegà a la conclusión de que si se tienen en cuenta otros factores, como la explotación maderera, la agricultura planificada y la ganadería, la superficie convertida asciende a 20 millones de ha/año.

En ningún otro lugar del libro se examina, modifica o impugna este cálculo: como veremos, no se hace más referencia a él. Los que utilicen este coeficiente de conversión deben tener en cuenta que, aparte del carácter aleatorio de este cálculo:

- la definición de conversión podría significar que se han cortado muchos árboles, o bien todos los árboles, y no tenemos la menor idea del grado de conversión que se supone en los 20 millones de hectáreas;

- no se tiene en cuenta la rápida regeneración de los bosques tropicales;

- las estimaciones suponen velocidades lineares de deforestación en todas partes, cualquiera que sea la zona biológica. En Costa Rica, Tosí (1980) comprobó que las velocidades de deforestación seguían una estructura determinada por las zonas biológicas. En general, las zonas biológicas muy húmedas, donde la población humana es más densa, son las primeras que pierden sus bosques.

Si se mira más de cerca la base de datos utilizada para calcular los coeficientes de conversión en los trópicos, se encontrarán todavía más problemas. Por ejemplo, el lapso al que se aplica el coeficiente no resulta nada claro, como señalamos en el Cuadro 1. Esto, de por si, puede invalidar cualquier estimación. Además, gran parte del cálculo de Myers se basa exclusivamente en opiniones y, por lo tanto, está sujeto a grave error (véanse págs. 2526). Asimismo, en el caso de países como Brasil, la estimación de la deforestación se basa en los juicios «de varios funcionarios y autoridades consultadas» y en informes de organismos que no se han publicado.

Es evidente que la base de datos de las evaluaciones anteriores de los bosques tropicales es deficiente y contradictoria, pero no se puede aceptar sin reservas el pronóstico de una devastación total de los bosques tropicales en veinte años. El análisis que damos en el Cuadro 1 indica un coeficiente medio de conversión de los bosques tropicales de menos del 1% al año, en contraposición al que suele citarse del 1-2 % al año. A medida que se incluyan más países en este cálculo, la variación porcentual podrá cambiar aún más. El lector debe advertir que los datos de Myers resumidos en nuestro Cuadro 1 se refieren a 22 países, de un total de 89 países tropicales. Estos 22 países poseen más del 32% del total de bosques tropicales, y el 55 % de los bosques tropicales densos. Haciendo caso omiso de estos hechos, Myers no utiliza estos datos en su cálculo del coeficiente total de conversión del bosque.

Vigilancia de los ecosistemas tropicales del mundo

¿En qué estado ecológico se encuentran los bosques tropicales del mundo? Es imposible contestar a esta pregunta con una cierta exactitud, ya que actualmente no existe vigilancia sistemática de estos ecosistemas sobre una base mundial unificada. Lo que se necesita! ante todo, es un inventario de referencia de los bosques tropicales del mundo que pueda mantenerse actualizado y sirva de norma única y uniforme para la vigilancia comparativa. Esta vigilancia deberá luego ser mantenida regularmente por un organismo calificado. Sólo entonces podrá contestarse con exactitud a cuestiones como ¿dónde han desaparecido bosques tropicales? ¿dónde están amenazados? ¿con qué rapidez están siendo sustituidos ¿por qué clase de vegetación? ¿cuáles son las principales actividades del hombre que amenazan a los bosques tropicales?

Durante los últimos tres años, el Departamento de Montes de la FAO ha trabajado en un inventario de referencia de este tipo. Se prevé que la labor terminará en 1981, y entonces será de importancia vital que la vigilancia sea permanente, lo que contribuirá además a mantener y mejorar la calidad del inventario de referencia.

Este proyecto de evaluación de los recursos de bosques tropicales, para el cual la FAO ha recibido asistencia financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), abarca 82 países. o sea virtualmente todos los que poseen importantes extensiones de ecosistemas de bosque tropical. Para preparar el inventario se está compilando y organizando la mejor información disponible de organismos estatales. universidades e institutos especializados, dentro y fuera de los países en cuestión. Para los países cuya información resultaba insuficiente, el proyecto ha adquirido e interpretado las más recientes imágenes de satélite disponibles.

La parte preliminar del inventario cuyo objeto es conocer aproximadamente la magnitud de bosque tropical de que puede disponerse para la producción de madera industrial, ha sido ya terminada y publicada por la FAO en mayo de 1979 (Miscellaneous Paper FO: MISC/79/1). Los resultados de este estudio figuran en el articulo «Bosque natural y plantaciones en las zonas tropicales: presente y futuro», de J.P. Lanly y J. Clément, autores también del documento publicado en Unasylva Vol. 31, N° 123 (1979).

La labor de la FAO en el inventario de referencia tiene también otro importante efecto. Los países tropicales que carecen de buenos datos de inventario, o que no los han actualizado, advierten ya la importancia de esta labor. La FAO, siempre con ayuda financiera del PNUMA, presta asistencia a los países tropicales en desarrollo para la creación y funcionamiento de servicios nacionales de vigilancia de sus bosques. La labor de estos servicios podrá luego coordinarse e incorporarse en las actividades de vigilancia mundial. Sin un inventario exacto y al día basado en una vigilancia continua, ningún gobierno, por no hablar de las organizaciones interesadas en el estado global del medio ambiente común, puede conocer cuál es la situación actual de estos ecosistemas vitales para el bienestar presente y futuro del hombre.
LA REDACCIÓN

Cuadro 2. Producción de madera en rollo, carbón vegetal y leña en 1977 en países con extensos bosques húmedos tropicales (FAO, 1977)

País

Producción de madera en rollo (103 m³)

Producción de carbón vegetal y de leña

(103 m³)

Porcentaje

Bolivia

798

400

50

Brasil

152 274

116 139

76

Colombia

24 083

21081

86

Gabón

2487

1 175

47

Indonesia

141 298

114 653

81

Malasia

14 366

4 115

29

Perú

7 075

6 091

86

Venezuela

8 404

7 768

92

Zaire

13 690

11 800

86

Total

364 575

283 222

78

El papel del hombre

A excepción del cálculo que ya hemos discutido, en el cual se supone que cada familia de agricultores corta I ha de bosque al año, Myers no trata de relacionar otras actividades humanas con los coeficientes de conversión del bosque. Su exposición de las demás actividades que se presume provocan la conversión del bosque es principalmente anecdótica. Estas son: la cría de bovinos, el comercio maderero y el consumo de leña.

En el Capítulo 4, el autor utiliza las estadísticas de la FAO para llegar a la conclusión de que el 47 % de la producción mundial de madera se emplea como combustible y el resto en otros usos, especialmente para satisfacer las necesidades del mundo desarrollado. Myers ignora la estimación de que el 80% de la madera que se corta en los trópicos, se utiliza para combustible (FAO, 1977). En el Capítulo 6 aduce que esta forma de utilización se registra principalmente en los trópicos áridos y que es insignificante en los trópicos húmedos. En realidad, en los 9 países tropicales cuya superficie él mismo reconoce como casi cubierta de bosque pantanoso tropical (pág. 5), el 78% de la producción de madera en rollo se consume como combustible (véase nuestro Cuadro 2). Este error es importante, porque Myers utiliza las estadísticas de la FAO para justificar su ataque contra el papel de los países desarrollados en la conversión de los bosques tropicales. El capítulo subraya que las exportaciones de frondosas tropicales a los países desarrollados están aumentando en enormes proporciones, en detrimento del bosque. No se puede negar que dichas exportaciones estén aumentando. Sin embargo, el consumo total en 1973 de los importadores más importantes (Japón, Estados Unidos y Europa) como se ve en el Cuadro 3 de Myers, representa el 49% de una producción total de 109 millones de m³ de todos los países tropicales. Este 49% (53,3 millones de m³ corresponde al 15% de la producción total de madera rolliza de los 9 países que se citan en nuestro Cuadro 2.

En el análisis del papel que desempeña la cría de bovinos, Myers presenta datos sobre la producción de carne y sobre las exportaciones a Centroamérica y al Brasil (Cuadro 5) en apoyo de su tesis de que la demanda de carne de los Estados Unidos está provocando la destrucción de los bosques húmedos tropicales. El cuadro, sin embargo, no profundiza ningún análisis: no podemos encontrar la menor relación importante entre el porcentaje de bosque que se pierde según dicho cuadro, y el aumento de la producción de carne en el Brasil y en los 8 países centroamericanos. Por ejemplo, la superficie de bosque de El Salvador aumenta al mismo tiempo que su. producción de carne, mientras que Panamá y Honduras no presentan pérdidas de superficie de bosque pero sí aumentos importantes en su producción de carne. Guatemala, en cambio, es la que tiene mayores pérdidas de bosques y praderas, pero su producción de carne ha aumentado.

Además de utilizar en forma incompleta las estadísticas de la FAO y de la falta de profundidad analítica, en muchos casos hemos encontrado en este libro afirmaciones ecológicas discutibles. Por ejemplo:

· Myers pretende que los bosques azotados por los huracanes son también bosques convertidos, si bien por fuerzas naturales, y que harán falta muchos decenios para que se recuperen (pág. 20). Myers no parece percatarse de que los ecosistemas estables se desarrollan en condiciones naturales, sujetos a una diversidad de presiones periódicas que los mantienen en un estado simplificado. Los huracanes, la hipersalinidad, las inundaciones, etc., son factores naturales a los cuales el bosque se adapta.

· Myers da por supuesto que la madera que el agricultor habitante del bosque quema durante las operaciones de desboque, podría utilizarse para leña (págs. 49-50). Al parecer, no tiene en cuenta que estas quemas son esenciales para liberar los nutrientes de los fustes y así fertilizar el terreno para cultivar los alimentos.

Utilidad del libro

En resumen, el análisis de Myers debe emplearse con suma cautela, porque sobrestima el coeficiente de conversión de los bosques tropicales, y contribuye así notablemente a la confusión que revelan los científicos de los países no tropicales cuando escriben acerca de los trópicos. Desgraciadamente, en algunos testimonios ante el Congreso dé los Estados Unidos (Raven, 1980) y en muchas publicaciones recientes se halla que la conversión, tal como la define Myers, se identifica a menudo con la destrucción completa.

Raven (1976), por ejemplo, afirma:

«Como todos los bosques tropicales quedarán destruidos en los próximos 25 años, resulta difícil evitar la conclusión de que hasta 1 000 millones de personas morirán de hambre en los trópicos durante los próximos tres decenios. Durante este periodo, todas las comunidades naturales de los trópicos quedarán totalmente destruidas, antes de que podamos incluso empezar a comprenderlas o a conocer la forma de utilizarlas en beneficio de la humanidad.» (El cursivo es nuestro.)

¿Son los bosques tropicales ecosistemas amenazados, o es que los científicos están induciendo al público a error? La cuestión de la amenaza que pesa sobre los bosques tropicales exige, más que nunca, un análisis serio. ¿Hasta qué punto podemos aprovechar estos magníficos ecosistemas sin dañarlos o sin perjudicarnos a nosotros mismos? El análisis de Myers (o la falta de él) no contribuye a resolver esta importante cuestión. No nos abrevemos a responder en este momento, pero sabemos que, en lugares como Puerto Rico, a pesar de la pérdida del 90 % de la cubierta forestal original, no ha habido una importante pérdida de especies. ¿Puede considerarse esta adaptabilidad como una de las propiedades de las islas, o es que ignoramos lo que perdemos?

No deseamos subestimar la condición critica de un bosque tropical. Lo que sí queremos, sin embargo, es aclarar que el análisis de Myers es excesivamente superficial para servir a los fines que se ha fijado el Comité de catorce científicos de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. La sobreestimación de un problema como éste sólo puede redundar en perjuicio de la credibilidad de los científicos bien intencionados, e incluso retrasar los esfuerzos por conservar los bosques tropicales.

La habitual exageración

Pensamos que al afrontar el problema del dióxido de carbono atmosférico y de su posible efecto de invernadero para el clima mundial, los hombres de ciencia no deban utilizar el libro de Myers para extrapolar la función de los bosques tropicales. Nuestra opinión es que el hombre está invadiendo, en proporciones cada vez mayores, el bosque tropical, pero que se ha exagerado a menudo su repercusión en la superficie de bosque. A nuestro entender, esto se debe a que:

· Los biólogos están tratando de proteger especies o fondos de genes. Pero los cambios que afectan a la supervivencia de una especie no alteran necesariamente los depósitos de carbono o la superficie de bosques, porque éstos no se convierten en suelo raso, sino en bosques secundarios que crecen rápidamente y almacenan cantidades importantes de carbono (Brown, 1980; Brown y Lugo, 1980).

· Las anteriores estimaciones de la acumulación de carbono en los bosques tropicales daban cifras dobles de las reales, y ello conducía a sobreestimar la cantidad de carbono liberado en la atmósfera cuando un bosque se «tala» (Brown y Lugo, 1980).

· En los informes acerca de los problemas de la deforestación y de sus efectos sobre el dióxido de carbono atmosférico, no se ha considerado la rapidez de recuperación de los bosques tropicales húmedos.

En resumen, aún no se ha preparado un trabajo definitivo sobre el estado de los bosques tropicales del mundo. No nos cabe sino esperar que la próxima vez que se trate de evaluarlos se emplee menos espacio para la retórica y más para el análisis.

Referencias

BROWN, S. 1980 Rates of organic matter accumulation and litter production in tropical forest ecosystems, p. 118-139, en S. Brown, A.E. Lugo y B. Liegel, ed. The role of tropical forests on the world carbon cycle. Proc. Symposium at the Institute of Tropical Forestry, Rio Piedras, Puerto Rico. US Department of Energy, Wáshington, D.C. (en prensa).

BROWN, S. y LUGO, A.E. 1980 Preliminary estimate of the storage of organic carbon in tropical forest ecosystems, p. 65 117, en S. Brown, A.E: Lugo y B. Liegel, ed. The role of tropical forests on the world carbon cycle. Proc. Symposium at the Institute of Tropical Forestry, Rio Piedras, Puerto Rico. US Department of Energy, Washington, D.C. (en prensa).

FAO 1977 Anuario de Productos Forestales FAO, Roma. 462 págs.

MYERS, N. 1980 Conversion of tropical moist forests. National Academy of Sciences, Washington, D.C. 205 págs.

PERSSON, R. 1974 World forest resources. Review of the world's forest resources in the early 1970's. Colegio Real de Ciencias Forestales, Estocolmo, Suecia. Department of Forestry Survey Research Notes N° 17.

RAVEN, P.H. 1976 The destruction of the tropics. Frontiers, 40: 22-23.

RAVEN, P.H. 1980 Prepared statement before the Subcommittee on International Organizations, Committee on Foreign Affairs, US House of Representatives, Washington, D C.

SOMMER, A. 1976 Ensayo de una estimación de los bosques húmedos tropicales del mundo. Unasylva, 28: 5-25.

TOSI, J. 1980 Life zones, land use, and forest vegetation in the tropical and subtropical regions, p. 44-64, en S. Brown, A.E. Lugo y B. Liegel, ed. The role of tropical forests on the world carbon cycle. Proc. Symposium at the Institute of Tropical Forestry, Rio Piedras, Puerto Rico. US Department of Energy, Washington, D.C. (en prensa).


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