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Estado de los recursos
pesqueros marinos

Según han señalado Grainger y García (FAO, 1996), cuando existe una serie histórica suficientemente larga y han ocurrido cambios significativos en la pesquería, el modelo generalizado discutido con anterioridad permite un diagnóstico del estado actual de la pesquería a partir de la observación de la fase de desarrollo alcanzada.

Para poder hacer una comparación de cada una de las diferentes series históricas, todos los datos de capturas anuales fueron estandarizados de manera que sus medias fueran iguales a cero y sus desviaciones estándar iguales a 1. Este procedimiento estadístico hace comparables todas las series pues en cada caso y en cada año lo que se mide es la magnitud de las desviaciones, positivas y negativas, con respecto a la media de toda la serie. Después, mediante la comparación de los datos disponibles cada dos años consecutivos, cada elemento de la serie y cada recurso se colocaron en una de las siguientes tres categorías: de crecimiento, de poco cambio y de decrecimiento, dependiendo de si la pendiente de la serie, entre los dos años considerados, era superior a 0,05, entre +0,05 y -0,05, o inferior a 0,05 respectivamente.

A partir de la clasificación en las tres categorías mencionadas se confeccionó la Figura 3, que muestra la proporción (calculada a partir del porcentaje de cada especie en la captura del año) de las 21 especies y grupos seleccionados que ocupan una u otra categoría a lo largo de toda la serie histórica.

FIGURA 3: Porcentajes de los principales recursos pesqueros que muestran incrementos, se mantienen con pocos cambios o decrecen a lo largo de la serie histórica

A pesar de las oscilaciones que se observan en el gráfico, la proporción de recursos que crecen aumenta aproximadamente, desde un 35 por ciento a comienzos de la serie, sobrepasan el 70 por ciento a finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta y se mantienen alrededor del 60 por ciento hasta mediados de los ochenta. A finales de la serie, estos recursos están casi al mismo nivel que al comienzo de la serie. Por otro lado, la proporción de recursos que se mantienen con poco cambio disminuyen considerablemente durante el período (de aproximadamente un 30 por ciento a sólo un 2-3 por ciento). Esta categoría de capturas estables con pocos cambios corresponde a una fase sin desarrollo (fase I) en estado latente, a una estabilización de las capturas una vez que se ha alcanzado la fase de madurez (fase III) o incluso a recursos que han sufrido colapsos (fase IV). De todas formas, el decrecimiento en el tiempo de la proporción de recursos con pocos cambios indica claramente que se ha producido una reducción de las pesquerías en la fase sin desarrollo o en la fase de madurez, e ilustra la tendencia de las pesquerías cubanas (similar a la de las pesquerías mundiales según Grainger y García [FAO, 1996]) a agruparse en dos categorías básicas: en expansión o en decadencia.

A las capturas estandarizadas de cada una de las series históricas se ajustó una función de polinomios de tercer grado; se calculó la pendiente de la línea ajustada para cada par de años sucesivos, y cada curva se dividió en segmentos correspondientes a las fases en que las capturas «crecen», manifiestan «pocos cambios» o «decrecen». Se asumió que las fases de crecimiento o de contracción corresponden a la fase de desarrollo (fase II) o a la fase de decadencia (fase IV) respectivamente. La fase de poco cambio se clasificó posteriormente como intensamente explotada (fase III, de madurez) o sin desarrollo (fase I) dependiendo de si el período de poco cambio era seguido o no por un período de crecimiento. El patrón general combinado para todas las especies se muestra en la Figura 4.

FIGURA 4: Porcentajes de los recursos pesqueros que se encuentran en las diferentes fases de desarrollo de una pesquería

Estos datos permiten analizar la dinámica de los recursos pesqueros más importantes para Cuba, los cuales poseen series históricas suficientemente largas. Los datos muestran claramente que hasta la década de los cincuenta, casi todas las pesquerías se encontraban sin desarrollarse (fase I) y que en la década de los sesenta, prácticamente todas las pesquerías estaban en la fase de crecimiento o desarrollo (fase II). Desde mediados de la década de los setenta, muchas especies o grupos se encontraban en la fase de madurez (fase III), y en esta misma época se presentaban los primeros casos de sobrepesca (fase IV). Los datos muestran que en 1995, aproximadamente un 38,9 por ciento de las pesquerías estaban en su fase decadente (con capturas con tendencias al descenso), un 48,7 por ciento se encontraba en la fase de madurez, con un alto nivel de explotación, y un 12,4 por ciento en la fase de desarrollo, con ciertas posibilidades de continuar creciendo.

El patrón general de los desembarques de varias especies seleccionadas y sus polinomios ajustados se presentan en las Figuras 5, 6 y 7. Aunque se observa que las pesquerías más importantes muestran la tendencia general descrita en el modelo generalizado (Figura 5), llama la atención la decadencia que se observa en las series de captura de la cherna criolla, la cubera y el caballerote y las lisas (Figura 6) así como el alto nivel de correlación negativa (Cuadro 2).

FIGURA 5: Tendencia en las capturas de camarones, biajaibas y ostiones1

1 La curva está representada por un polinomio de tercer grado.

FIGURA 6: Tendencia en las capturas de la cherna criolla, la cubera y el caballerote, y las lisas1

1 La curva está representada por un polinomio de tercer grado.

Otro tanto sucede con las capturas del cangrejo moro y el cangrejo de tierra. Menos importantes, pero también significativas, son las tendencias negativas en las capturas de tiburones, roncos y ostiones. Solamente las mojarras y machuelos (Figura 7) y las almejas muestran tendencias positivas.

FIGURA 7: Tendencia en las capturas de machuelo


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