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Educación en población para jóvenes rurales en América latina

SR. JULIAN ANTEZANA
PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS
CONSEJO NACIONAL DE POBLACION

Los jóvenes rurales latinoamericanos entre los 10 y 24 años, constituyen una población de la que existen pocos datos y estudios. El mundo rural latinoamericano es visto como estético y su principal relación con las realidades nacionales está dada por la migración interna, de la que el campo es fuente principal. Sólo hoy, que el proceso de urbanización se ha consolidado ampliamente en la región y en que se ha tomado conciencia que para alcanzar el desarrollo es necesario romper los desequilibrios sociodemográficos que se presentan al interior de nuestros países, es que la perspectiva del desarrollo rural ha tomado nuevo impulso y,dentro de ella, las acciones de desarrollo dirigidas hacia los jóvenes rurales.

En esa perspectiva, la educación en población es elemento sustancial de la formación para mejorar la calidad de vida de los jóvenes rurales.

Estos jóvenes constituyen el 30.6% del total de la población de la región y existe la tendencia a que disminuyan proporcionalmente en la medida en que el proceso de urbanización se vaya consolidando, al mismo tiempo que los índices de masculinidad tienden a crecer, lo que refleja que existe una mayor migración de las jóvenes hacia las ciudades. Suman un total de 37 millones de personas a nivel de la región, con un mayor porcentaje de hombres en las áreas rurales (52.5% de hombres, frente a 47.5% de mujeres). (Cuadros No. 1 y No. 2)

LA EDUCACIÓN RURAL

Asumiendo que no existen datos globales para la región, tendremos que analizar los que se disponen en algunos países. De esta forma, los datos censales de Brasil y Colombia indican que los niveles globales de instrucción de ambos sexos son aproximadamente similares y muestran las mismas diferencias entre jóvenes varones y jóvenes mujeres de las zonas urbanas y rurales. En el Perú, las jóvenes mujeres tenían menores posibilidades que los jóvenes hombres de recibir más de cinco años de escolaridad y su desventaja era particularmente evidente en las zonas rurales. (Cuadro No. 3)

Existen otros factores que explican los elevados índices de abandono escolar en los países analizados (Brasil, Colombia y Perú): las largas distancias que tienen que recorrer algunos estudiantes para llegar a la escuela, especialmente en las zonas rurales; las malas condiciones físicas de muchas escuelas; la crítica escasez de maestros bien capacitados, de mobiliario escolar y de libros; la baja condición social y económica de la carrera de maestro (lo cual resta atractivo a la profesión); la poca comprensión de la instrucción.

Hay otro tipo de carencias. Se trata del estímulo y el fomento de las capacidades y los aspectos psicológicos, como son la autoestima, la curiosidad, la capacidad de pensamiento independiente y de iniciativa propia. A ello se suma la baja calificación y preparación de los maestros rurales. En casi todos los países alrededor del 30% de los maestros no tiene certificado o título para 1987; en el área rural los porcentajes tienden a ser mayores como en Nicaragua donde más del 70% de los maestros rurales está en esta condición (Cuadro No. 4).

Desde la perspectiva de género en el plano educativo, las mujeres de 15 a 19 años tienen ahora muchas más posibilidades que aquellas que tenían esa edad hace 20-25 años de completar más de seis años de escolaridad. En general, los países de la región lograron mejorar los niveles de escolaridad y ofrecer los servicios educativos a un número mucho más elevado de mujeres, sobre todo las urbanas (Cuadro No. 5).

Es así, que a pesar de estos logros, las diferencias de escolaridad siguen siendo notables. Las adolescentes de las zonas urbanas tienen mayores posibilidades que las de las zonas rurales de recibir más de seis años de escolaridad. En el Perú, el 84 por ciento de las adolescentes de las zonas urbanas, comparado con sólo el 25 por ciento de las adolescentes de las zonas rurales, ha recibido dicha instrucción (una diferencia de 59 puntos porcentuales) y en Brasil, la diferencia también es elevada (47 puntos porcentuales) (Cuadro No. 6).

La baja cobertura de la educación se refleja también en el analfabetismo rural, que alcanza niveles muy altos en la mayoría de los países. De los analfabetas de ambos sexos entre los 15 y 24 aZos en todos los países de los que se dispone datos para 1970, entre el 52.4% de Chile y el 89.2% de Panamá, estaban constituidos por jóvenes rurales. Asimismo, el analfabetismo funcional entre las jóvenes es bastante alto: entre el 10% y 20 % de las jóvenes rurales latinoamericanas tiene dificultades para leer (Cuadro No. 7).

SEXUALIDAD Y NIVEL EDUCATIVO ENTRE LOS JÓVENES RURALES

En muchos países latinoamericanos y del Caribe, aproximadamente la mitad de las mujeres se han casado o han comenzado una relación sexual (incluido el matrimonio) antes de los 20 años.

Al comparar a las mujeres de las zonas urbanas con las de áreas rurales se puede ver que las últimas tienen mayores posibilidades de empezar una relación sexual antes de los 20 años de edad.

Aunque, en las zonas rurales, hay mayor posibilidad de que la primera relación sexual en la adolescencia coincida con el matrimonio (Cuadros Nos. 8 y 9).

De todas las mujeres, entre la quinta y la tercera parte ha tenido una relación sexual prematrimonial y luego se ha casado antes de cumplir los 20 años. Tanto las relaciones sexuales prematrimoniales como las relaciones sexuales que incluyen el matrimonio ocurren más frecuentemente en las zonas rurales (Cuadro No. 10).

Analizando la relación inicio sexual y nivel educativo, encontramos que cuanto más instruida es la mujer, menor posibilidad habrá de que tenga una actividad sexual en la adolescencia. El efecto del nivel de instrucción es particularmente notorio en Colombia, la República Dominicana, Guatemala y México, donde las mujeres que han recibido 10 años o más de instrucción tienen tres o cuatro veces menos posibilidades que las que han recibido sólo cuatro años, de empezar sus vidas sexuales antes de cumplir 20 años. En el Perú es sólo cuando las mujeres han recibido 10 años o más de escolaridad que las posibilidades de tener relaciones sexuales en la adolescencia bajan considerablemente, mientras que en Trinidad y Tabago, incluso el elevado nivel de instrucción no reduce considerablemente las posibilidades de tener relaciones sexuales en la adolescencia (Cuadro No. 11).

Un nivel de instrucción más elevado está asociado a niveles bajos de actividad sexual entre las adolescentes, porque les da a las jóvenes una visión más amplia de las posibilidades que ofrece la vida y las dota de los recursos para luchar por metas que ofrecen opciones más interesantes que las del embarazo y el matrimonio precoces.

USO DE METODOS ANTICONCEPTIVOS

En la mayoría de los países, el uso de anticonceptivos entre las adolescentes es superior en las zonas urbanas que en las rurales.

Las diferencias son muy altas en Guatemala: el 3 por ciento de las adolescentes de las zonas rurales, comparado con el 21 por ciento de aquellas de zonas urbanas, usan un método anticonceptivo. En El Salvador, México y el Perú también se observan grandes diferencias entre la residencia urbana y la rural (Cuadro No. 12).

Así, el bajo nivel de prevalencia en el uso de métodos se refleja en un alto porcentaje de jóvenes latinoamericanas que demanda servicios de planificación familiar por diversos factores: están usando un método tradicional y poco seguro, no desean tener hijos pero no usan ningún método o están embarazadas sin desearlo. En la mayoría de los países este porcentaje sobrepasa ampliamente el 40% de las adolescentes, salvo en el Brasil donde es del 23%. Esto refleja la falta de información sobre métodos, la falta de educación sexual en el sistema educativo y escaso nivel de acceso a servicios de planificación familiar en el área rural (Cuadro No. 13).

FECUNDIDAD

La fecundidad de todas las mujeres de 15 a 49 años de edad en América Latina y el Caribe se redujo considerablemente en los años 70 y 80, bajando en algunos casos hasta en 2-3 hijos por mujer. Sin embargo, entre las adolescentes las bajas registradas en la fecundidad fueron muchos menos notables. Como ejemplo tenemos que en las zonas rurales del Perú, a pesar de que la TGF del país bajó de 7,0 a 4,5 hijos por mujer entre principios de los años cincuenta y principios de los años ochenta, la tasa de fecundidad específica entre las adolescentes subría de 115 a 137 por mil a comienzos de los años setenta y mediados de los años ochenta (Cuadro No. 14).

EL CONOCIMIENTO, LA EDUCACIÓN Y EL FUTURO DE LOS JÓVENES RURALES

La educación debe estar ligada lo más estrechamente posible a la vida rural, sus necesidades y los aspectos sociales y psicológicos, que contribuyan a realzar la autoestima de los jóvenes y las jóvenes rurales y que fomenten la reflexión, la preparación para el trabajo y su relación con el medio ambiente.

Como principal contribución se encuentra la educación en población, que debe abarcar dos aspectos: el personal y sicológico ligado a la educación sexual y familiar y, otro más estrechamente ligado a la vida social en el área rural, como es la relación población y medio ambiente.

Esto no será posible si no se mejoran los niveles de calidad de la educación rural, capacitando a los maestros rurales para la educación sexual, así como para la relación con el medio ambiente.

LA EDUCACION EN POBLACION EN AMERICA LATINA

Aunque en América latina las políticas de Educación en Población se han impulsado desde los años 70, es en la década pasada cuando en varios países de la región los programas y proyectos se orientan a la educación formal, aprovechando no solamente el soporte institucional de los Ministerios de Educación, sino también la sensibilización y el apoyo de organismos internacionales como UNESCO y FNUAP.

Desde el comienzo, uno de los principales componentes fue el de educación sexual relacionado a la educación familiar y en el marco de programas nacionales de población. La educación en población se asumía como un enfoque integral que debe posibilitar a los educandos conocimientos, actitudes y valores sobre la situación sociodemográfica y del desarrollo, los derechos humanos y la capacidad de tomar decisiones responsables a nivel personal y familiar.

Si bien en un principio, la educación en población está muy relacionada a la demografía, el medio ambiente y la educación sexual y familiar, posteriormente se integra en un área de Información, Educación y Comunicación (IEC), es decir, un área horizontal de apoyo a los programas específicos de población, particularmente de Salud Reproductiva y Planificación Familiar, de Promoción de la Mujer, de Juventud y de Población y Desarrollo.

Al mismo tiempo que se empieza a conformar equipos técnicos nacionales en los Ministerios de Educación, se elaboran materiales educativos que en diversa medida se incorporan en las currículas escolares. Las guías didácticas destinadas a los docentes resultaron muy importantes como medios de capacitación, particularmente sobre aspectos conceptuales y metodológicos de educación en población, aunque, en general no se conocieron bien los resultados de su implementación por la falta de mecanismos adecuados de seguimiento y evaluación.

Asimismo, una insuficiencia que ha podido determinarse en la ejecución de acciones sobre la materia, es que no se consideraron las especificidades de las poblaciones objetivo, en cuanto a las características culturales, geográficas, linguísticas y étnicas. Esto significó que contenidos de educación en población para grupos específicos de jóvenes rurales no fueran elaborados e implementados en los procesos de diseño curricular ni en las prácticas pedagógicas.

En años más recientes, a raíz de las preocupaciones internacionales por los principales problemas para el desarrollo humano, como el estancamiento de la economía, el rápido crecimiento de la población, la pobreza generalizada y marginación social y, el deterioro progresivo del medio ambiente, se asume el compromiso de Educación para Todos. Se reconoce que diversos problemas en materia de población y sus expresiones a nivel local, reflejan muchas veces cuestiones controvertidas par la propia comunidad, subrayándose la necesidad que la educación en población se enmarque en los derechos humanos fundamentales, con la participación de todas las partes interesadas y el respeto a los valores y creencias de cada persona.

En los años 90, entonces, la educación en población se orienta fundamentalmente a considerar los problemas de población en la perspectiva del desarrollo humano y sostenible, enfatizándose la dinámica demográfica como parte de los procesos de desarrollo y el comportamiento de las variables demográficas en relación a la salud reproductiva y la situación de la mujer, así como también el enfoque de género y las variables socioculturales, y la promoción de la educación especialmente de mujeres y niñas como forma de mejorar la calidad de vida.

Actualmente, los aspectos de educación en población giran alrededor de las áreas de población y desarrollo sostenible y, la de familia y sexualidad. En la primera de ellas se propone analizar el comportamiento de los principales variables de la dinámica demográfica como son fecundidad, mortalidad y migración, asociándolas a los problemas ambientales, y la contribución de esta dinámica a los diferentes procesos de desarrollo sostenible. En el área de familia y sexualidad el tema fundamental es la salud y derechos reproductivos, enfatizándose el logro de la equidad de género al interior de la familia y en la sociedad, así como la planificación familiar y la maternidad sin riesgos.

ASPECTOS BASICOS DE EDUCACION EN POBLACION PARA JOVENES RURALES

Hacia el año 2000, el Programa de Acción de la CIPD-EI Cairo propone líneas de trabajo en educación en población, considerando una estrategia de IEC que implica la conjunción de acciones respecto a relaciones interpersonales, el uso de los medios de comunicación y la ambientación sociocomunitaria, tanto a nivel de la educación formal como la no formal, los cuales deberán estar siempre debidamente articulados. La estrategia de IEC se convierte así también en un eficaz instrumento de apoyo para la acción programática de las líneas prioritarias de los programas de población, como son la salud reproductiva y planificación familiar, asuntos de género, promoción de la juventud, el medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Uno de los grupos prioritarios, beneficiarios de la educación en población, es sin duda el de jóvenes y adolescentes. Es necesario definir mecanismos claros de articulación entre las acciones educativas del sector formal y no formal con las de información y comunicación en población. Es importante la coordinación que se debe mantener con otras áreas de los programas nacionales de población, sobre todo las de salud reproductiva y planificación familiar, género y desarrollo sostenible.

Asimismo, para llegar con claridad a poblaciones y grupos sociales más desfavorecidos, como es el caso de mujeres y jóvenes y pobres de zonas rurales, deben considerarse mensajes apropiados a sus necesidades, intereses y valores culturales en lo que respecta a las ya mencionadas áreas programática en población y desarrollo.

Igualmente, en el ámbito de la educación formal, es conveniente fomentar la investigación para incrementar y precisar el conocimiento e información sobre los jóvenes de ambos sexos pero localizados en diferentes zonas geográficas y de distintas realidades socioculturales,. Esto conlleva a que el diseño curricular pueda actualizarse permanentemente, apoyado en la consulta y participación de docentes, educandos, padres de familia y representantes de la comunidad. De la misma manera, la producción de materiales educativos deberá guardar las condiciones apropiadas para estas poblaciones específicas.

En el sector de la educación no formal, se debe prestar también especial atención a los jóvenes y adolescentes, principalmente como sujetos de mensajes comunicacionales. En coordinación con las ONGs, debe priorizarse acciones destinadas a jóvenes rurales en los temas de violencia y discriminación contra la mujer, abuso sexual, salud reproductiva y planificación familiar. Resulta importante en este caso incorporar adecuadamente el componente de educación en población en los proyectos de desarrollo rural, más aún si estos consideran objetivos de generación de empleo y capacitación laboral.


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