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5 SEGURIDAD ALIMENTARIA


En el período 1995-1999, la situación de la nutrición en Tailandia mejoró ligeramente. El suministro de energía alimentaria (SEA) per cápita estimado por la FAO pasó de 2 382 kilocalorías a 2 411 kilocalorías, es decir un aumento del 1,2 por ciento[112]. La mejora se debe principalmente al aumento moderado del índice de producción alimentaria, que pasó de 133 en 1994-1995 a 160 en 1998-2000, lo cual también representa un pequeño incremento de la producción per cápita. Pero el aumento de la producción resultó en parte contrarrestado por un pequeño aumento del coeficiente entre las exportaciones y las importaciones de alimentos. Este coeficiente disminuyó considerablemente, pasando de la media de 10 a comienzos del decenio de 1990 al nivel actual de 6, debido a que la tasa de crecimiento de las importaciones fue superior a la de las exportaciones. Sin embargo, la depreciación de la moneda en 1997, que contribuyó a reactivar las exportaciones, interrumpió la tendencia a largo plazo al descenso de los coeficientes entre las exportaciones y las importaciones. El consumo de alimentos también registró una tendencia al mejoramiento. El gasto efectivo en alimentos per cápita aumentó del 14 por ciento entre 1994 y 1998.

La encuesta sobre el gasto de los hogares puede utilizarse para obtener un indicador alternativo de la situación de la seguridad alimentaria. El indicador se estima convirtiendo en unidades de caloría los gastos efectivos en todos los productos alimenticios comprados y/u obtenidos por un hogar. Para calcular el porcentaje de hogares malnutridos, las necesidades de energía mínimas del hogar se utilizan como punto límite y se comparan con el promedio de calorías consumidas por cada hogar. Los resultados muestran que alrededor del 10 por ciento de los hogares tailandeses padece de malnutrición. El porcentaje de malnutrición aumentó entre 1998 y 2000, que fueron los años que siguieron a la crisis financiera de 1997.

La siguiente pregunta es: ¿cuán alta es la incidencia de la malnutrición entre los pobres? Utilizando la definición estándar de incidencia de la pobreza del TDRI (alrededor de 1 dólar EE.UU. por día), sorprende observar que la desnutrición afectaba a menos del 40 por ciento de los hogares pobres en 1994. Pero, desde entonces, el porcentaje de los hogares pobres desnutridos ha acusado una tendencia ascendente. La situación se agravó después de la crisis de 1977, lo que determinó un aumento de la incidencia de la pobreza.

Aunque es muy fácil afirmar que la pobreza probablemente sea uno de los principales factores que explican la elevada incidencia a largo plazo de la malnutrición entre los pobres, es más difícil examinar los factores cíclicos que pueden haber repercutido de manera importante en el ingreso y la disponibilidad de alimentos de las personas pobres. Los estudios anteriores llegaron a la conclusión de que los precios de los productos agropecuarios constituían un factor importante que influía en la variación de la incidencia de la pobreza (Siamwalla, 1998). Pero los precios pueden tener efectos negativos y positivos en la disponibilidad de alimentos de los pobres y, por tanto, en su estado nutricional. La encuesta socioeconómica muestra que los deciles más pobres de la población rural tienden a obtener la mayor parte de sus ingresos de la agricultura (alrededor del 40 por ciento). Pero, además, obtienen un parte considerable de sus ingresos del trabajo asalariado. Como agricultores, el descenso de los precios agropecuarios afectará negativamente a sus ingresos y su nutrición. Pero como trabajadores asalariados, tanto en el sector agrícola como fuera de él, el descenso de los precios los beneficia. Determinar cuál de los dos efectos es más importante depende de los datos de que se dispongan, pero en la medida en que los pobres tienen muy pocas explotaciones agrícolas y que la mayor parte de los miembros de sus familias tienen que trabajar como mano de obra todo el año, el descenso de los precios de los productos agropecuarios puede tener repercusiones positivas en su estado de nutrición. Además, los cambios en la composición de los ingresos de los hogares pobres pueden ser compatibles con una reducción del porcentaje de hogares pobres que padecen desnutrición. Según la encuesta socioeconómica, entre 1994 y 1998 la parte de los ingresos de los hogares más pobres (5º quintila) proveniente de la agricultura disminuyó y aumentó la parte proveniente del trabajo asalariado. En 2000, la parte correspondiente a los salarios disminuyó, mientras aumentó aquella proveniente de la agricultura, un hecho que es compatible con nuestra hipótesis.


[112] Basándose en las estimaciones del SEA, la estadísticas de la FAO muestran que en Tailandia la prevalencia de la desnutrición es mayor que en Indonesia. El autor sostiene que esta situación pueda deberse al procedimiento de estimación (véase Naiken, sin fecha, www.fao.org, para los aspectos técnicos; Srinivasarn, 1981, para las observaciones, así como las observaciones del autor en su informe completo presentado a la FAO)

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