Dentro de las iniciativas internacionales de evaluación ambiental, el trabajo en red es ya uno de los principios directores. Sin embargo, respecto a la aplicación de los procesos sobre CeI y otras iniciativas relacionadas, hay un gran potencial para una colaboración más intensa. Durante estos últimos años las iniciativas han identificado oportunidades prometedoras para una colaboración más intensa y exitosa, esto es, entre la Evaluación de los Recursos Forestales y los componentes relacionados con el bosque de los PICC (Schoene, 2002) o una vinculación más estrecha entre el “objetivo 2000” de la OIMT y las iniciativas de CeI y también entre los diferentes procesos sobre CeI. En diversos niveles, comités y grupos de expertos ad hoc están trabajando en la armonización de términos, definiciones y conceptos (esto es, los procesos “Kotka” relacionados con la mejora de la ERF dirigido por la FAO; el proceso CMNUCC/SBSTA para desarrollar definiciones para la forestación y reforestación referentes al Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)); el trabajo de PICC para desarrollar una Buena Orientación Práctica para el Uso de las tierras, el Cambio de Uso de las tierras y la Selvicultura (LULUCF); el trabajo de PICC sobre el desarrollo de definiciones para la “degradación” de los bosques inducida por el hombre; la labor del grupo de trabajo de ACB sobre armonización y perfeccionamiento de la información relativa al bosque bajo el FNUB; los recientes trabajos de IUFRO sobre terminología forestal; los trabajos del PNUMA sobre Cubierta Forestal Escasa; la tipología de plantaciones realizada por CIFOR, WWF, UICN y así sucesivamente (FAO, 2002). Indudablemente, estos esfuerzos tendrán efectos positivos sobre la aplicación de los CeI y también sobre el potencial para la agregación de datos y el análisis conjunto.
A través de la armonización pueden resultar mecanismos de evaluación aún más eficaces. Pero existe el riesgo de que estos mecanismos pudieran ser centralizados y contradictorios, para la diversidad existente de opiniones y valores respecto a los bosques y las estructuras en que se ordenan los bosques. En consecuencia, el desafío consiste en lograr la armonización para facilitar la elaboración de buenas estadísticas a nivel regional y mundial, aunque al mismo tiempo considerando la diversidad existente y asegurar la propiedad fundamental para los procesos de aprendizaje en colaboración a nivel nacional y subnacional. Una discusión sobre este tema requiere una clara distinción entre los tres niveles de acción relacionados con la aplicación de los CeI: la elaboración, la evaluación y la interpretación de los resultados.
Hendricks (2003) atestiguó a la comunidad forestal sobre el mal entendimiento del desarrollo sostenible. Indudablemente, el desarrollo de las series de CeI fue un ejercicio excelente para ampliar la percepción de los forestales sobre los bosques. Las discusiones ayudaron a comprender la interacción y dependencia de la ordenación forestal sostenible con los elementos sociales, económicos y políticos. Los informes de evaluación nacionales demuestran que las evaluaciones se centran en parámetros forestales técnicos y cuantitativos, mientras otros aspectos se consideran de forma más extensa. Existe el peligro de perder el método integrador de los CeI.
Considerando la complejidad de la evaluación de la sostenibilidad y los problemas relativos a la recogida de unos datos de campo objetivos y válidos para todas las dimensiones de la sostenibilidad, esta tendencia es comprensible. No obstante, la consideración plena de una serie integradora de CeI es fundamental para evaluar la sostenibilidad de la ordenación forestal y para estimular un entendimiento integrador de los forestales sobre la función de los bosques. Sin embargo, con respecto a la capacidad y experiencia técnica existentes en los forestales, puede ser útil explorar intensamente la posibilidad de utilizar la información realizada por numerosas iniciativas para evaluar los parámetros sociales y económicos. También los esfuerzos de armonización deben concentrarse en indicadores directamente relacionados con los bosques, que dan la posibilidad para cuantificar y demostrar los evidentes beneficios para los actores a nivel internacional, nacional y subnacional para asegurar el interés y la motivación para el trabajo en red. De este modo, deben definirse por la comunidad internacional en discusión con los países. Puede ser útil también discutir un acuerdo legalmente vinculante a nivel internacional (convención forestal) sobre estos indicadores que facilitarían el compromiso de los países y su aplicación.
Para un análisis sistemático y completo de los indicadores forestales, sociales, económicos y políticos, el trabajo en red con los procesos de evaluación social y económica, es muy recomendable. Sólo tal marco multidisciplinar permitiría comprender y demostrar la importancia y trascendencia de los bosques para el bienestar de la humanidad y la adecuada consideración de la conservación del bosque y la ordenación forestal sostenible en la agenda internacional. Es necesaria una ordenación interdisciplinaria y sectorial transversal de la información disponible.
Un requisito previo fundamental para este tipo de redes de aprendizaje multidisciplinar, sectorial-transversal es que la información proporcionada por los diferentes procesos de evaluación ambiental, social y económica, sea transparente. Sólo entonces un actor específico puede decidir hacer uso de un resultado específico de la evaluación, adaptar sus propios indicadores para hacerlos comparables, etc.
Como se mencionó anteriormente, la calidad de la evaluación del bosque depende de lo que esté sucediendo en los países. También las decisiones sobre los bosques dependen directamente del contexto nacional e incluso más del subnacional. Por eso, los países son actores clave en la búsqueda de la ordenación forestal sostenible. La aplicación de los CeI para medir la ordenación forestal sostenible contribuirá sin duda a unas mejores decisiones por parte de los políticos y actores forestales, especialmente si están implicados activamente en el desarrollo, evaluación e interpretación de la información basada en los CeI. Un método multidisciplinar sectorial-transversal generaría incluso mejores resultados. No obstante, el establecimiento de sistemas de evaluación basados en los CeI y las redes de aprendizaje colaborativo constituyen una tarea complicada. Con frecuencia, incluso las autoridades gubernamentales responsables de la aplicación de los CeI no son plenamente conscientes sobre la función y la utilidad potencial de la herramienta de los CeI. Hay que dar una atención especial para estimular su interés, comprensión y compromiso político con este esfuerzo. Especialmente los países en desarrollo dependen de un apoyo externo en gran escala en cuatro niveles diferentes: (1) desarrollo participativo o adaptación de una serie integradora de CeI, (2) la puesta en funcionamiento de las series de CeI bajo la consideración de directrices para los indicadores armonizados definidos eventualmente a nivel internacional, (3) el establecimiento de una gestión de información sectorial-trasversal puede hacerse creando un tipo de departamento nacional de información responsable de la administración de la información social, económica y ambiental recogida en el país (NU-DSP, 2002), y (4) el establecimiento de grupos de aprendizaje multidisciplinares en colaboración para interpretar y discutir los resultados de la vigilancia.