No.2  abril 2008  
   Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria

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Noticias más importantes

Los países en crisis que necesitan asistencia exterior

Actualización sobre las emergencias alimentarias

Breve informe sobre la situación mundial de la oferta y la demanda de cereales

Indicadores de la FAO para la oferta y la demanda de cereales a escala mundial

Índices de la FAO para los precios de los alimentos

Panorama de la situación alimentaria de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos

Exámenes regionales

Apéndice estadístico

Nota

Actualización sobre las emergencias alimentarias

En África occidental, se recogió una cosecha relativamente buena de cereales en 2007 en el Sahel (salvo en el Senegal y Cabo Verde) pero la producción de cereales secundarios disminuyó considerablemente en algunos países del Golfo de Guinea, principalmente en Nigeria septentrional y Ghana, lo que determinó una situación difícil en materia de suministro de alimentos a nivel regional, debido al aumento de los precios de los alimentos en Benin, Burkina Faso, Ghana, Níger, Nigeria y Togo. En la parte occidental de la subregión, en la que los precios de los alimentos dependen principalmente de los mercados internacionales debido a la gran dependencia de estos países respecto de las importaciones de trigo y arroz, los consumidores tanto rurales como urbanos se han visto afectados por los altos precios internacionales de los cereales, principalmente en Guinea-Bissau, Mauritania y Senegal. En la subregión, los efectos de los precios altos de los alimentos serán más graves en zonas localizadas en las que los rendimientos se vieron afectados de forma pronunciada por el retraso de las lluvias o las inundaciones. Es posible que las poblaciones de esas zonas necesiten asistencia.

En África central, aunque se obtuvo una cosecha de cereales superior a la media en el Camerún en 2007, el alza vertiginosa de los precios de los alimentos ha hecho subir los precios internos de algunos productos alimenticios básicos, lo que ha causado últimamente graves desórdenes sociales. A pesar de las medidas adoptadas por el Gobierno para atenuar el impacto sobre la población, los consumidores pobres de las zonas urbanas y los grupos vulnerables de las zonas rurales, cuya producción se vio afectada por las rachas secas o las inundaciones, necesitan un seguimiento continuo y asistencia.

En África oriental, no obstante las cosechas generalmente buenas obtenidas en los dos últimos años, mayormente en los principales países productores de la subregión, millones de personas continúan dependiendo de la asistencia humanitaria debido al tiempo desfavorable, los conflictos, los disturbios civiles, o una combinación de dichos factores. En Somalia, la situación de la seguridad alimentaria continúa empeorando para más de 2 millones de personas, incluidas las PDI estimadas en 1 millón, que necesitarán, al menos durante seis meses, una asistencia humanitaria básica para salir adelante. Los intensos conflictos desatados en Mogadishu continúan obligando a una media mensual de 20 000 personas a abandonar sus hogares. Con los precios de los alimentos por las nubes, una inflación galopante y la sequía que está asolando grandes partes del país, las comunidades logran sobrevivir a duras penas. El país necesita desesperadamente buenas precipitaciones en la próxima estación de las lluvias (abril-junio) para evitar que empeore la situación ya extrema de escasez de agua y alimentos. En Kenya, una cosecha de cereales de “lluvias cortas” drásticamente menguada y los desórdenes políticos que siguieron a las elecciones han creado una grave situación humanitaria para unas 500 000 personas. Unas 207 000 personas que viven en campamentos están haciendo frente a una emergencia humanitaria. El trastorno de los mercados provocado por los desórdenes políticos ha hecho aumentar el costo de los insumos agrícolas. Como consecuencia, alrededor de la mitad de las tierras agrícolas situadas en el Rift Norte, la principal zona productora de maíz, no está preparada aún para la siembra de este mes. Nada más que en el distrito de Taita-Taveta, hay cerca de 60 000 personas que corren riesgo de morir de inanición. Graves crisis alimentarias se manifiestan también en el distrito de Turkana, mientras en las zonas pastoriles orientales la seguridad alimentaria acusa un empeoramiento gradual. También se registran escaseces alimentarias en las tierras bajas en las que hasta un 80 por ciento de la cosecha ha resultado mala. En Eritrea, los altos precios actuales de los alimentos continúan afectando negativamente a un gran número de personas vulnerables. En Etiopía, pese a las excelentes cosechas de cereales obtenidas durante dos años consecutivos, 8 millones de personas siguen sufriendo de inseguridad alimentaria crónica. Otros 2 millones sufren las consecuencias de la inseguridad civil, de los altos precios de los alimentos y de condiciones atmosféricas desfavorables en zonas localizadas, y necesitan socorro de emergencia. En el Sudán, los conflictos de Bahr el Ghazal septentrional entre las poblaciones nómadas de Misserya y las fuerzas de seguridad sudanesas se están propagando al distrito de Abyei y a Unity State septentrional, causando trastornos en los mercados y poniendo en peligro la seguridad alimentaria. En el norte, como consecuencia de la continua inseguridad que reina en Darfur, se prevé que continúen los desplazamiento de la población y las pérdidas de los medios de subsistencia, y es probable que las tasas de malnutrición aumenten en los próximos meses. En la República Unida de Tanzanía, algunas zonas de la región de Arusha e Iringa están haciendo frente a una situación de escasez de alimentos a raíz de las erupciones del volcán del monte Oldongai. En Uganda, la entera población de Karamoja (1 millón de habitantes) sufre de inseguridad alimentaria y necesita ayuda alimentaria de emergencia como consecuencia de los daños causados por las inundaciones, la situación prolongada de inseguridad, la sequía de 2006, el retraso de la campaña agrícola de 2007, y el descenso de los precios del ganado.

En África austral, las poblaciones vulnerables de algunos países están haciendo frente al momento álgido del período de hambre debido al agotamiento de las existencias, agravado por los altos precios de los alimentos internos e importados. La próxima cosecha comenzará a partir de mediados de abril. Los hogares que han perdido sus cosechas actuales por las inundaciones necesitan asistencia agrícola urgente, especialmente semillas y fertilizantes, para poder cultivar las tierras bajas durante la temporada secundaria ya comenzada en marzo. Las pérdidas causadas por las inundaciones fueron ingentes en Mozambique, Zimbabwe, Zambia, Malawi y Madagascar. En Zimbabwe, a pesar de las precipitaciones abundantes recibidas durante la primera mitad de la campaña, es probable que el tiempo seco imperante desde febrero, el agravamiento de la crisis económica, la escasez de fertilizantes y de otros productos químicos se traduzcan en una cosecha menguada. Son también motivo de preocupación la actual inflación de más 100 000 por ciento y la escasez de alimentos y de productos no alimenticios que afectan a unos 4,1 millones de personas. Aunque se prevé una cierta recuperación en Lesotho y Swazilandia, el agotamiento de los activos debido a muchas malas cosechas, la pobreza generalizada y el impacto del VIH/SIDA han determinado una grave situación de inseguridad alimentaria.

En la región de los Grandes Lagos, las graves hostilidades registradas en las partes nordorientales de la República Democrática del Congo han desplazado a un gran número de personas que necesitan ayuda alimentaria. Los actuales acuerdos de paz favorecerían el reasentamiento de las PDI pero necesitan una gran dosis de asistencia para reanudar las actividades agrícolas. También se necesita ayuda alimentaria y agrícola en Burundi, especialmente para el reasentamien de los repatriados y de las PDI.

En el Lejano Oriente asiático, la República Popular Democrática de Corea enfrenta una grave escasez de alimentos. La cosecha de cereales muy inferior a la media de 2007 determinó un déficit de cereales estimado en 1,66 millones de toneladas para la campaña comercial 2007/08 (noviembre/octubre). En Bangladesh, más de cuatro meses después de que el ciclón Sidr azotara al país, todavía se están realizando operaciones de socorro humanitario en gran escala en 30 distritos en favor de 8,9 millones de personas muy afectadas. En Sri Lanka, la seguridad alimentaria sigue viéndose afectada por la reanudación del conflicto civil y por los desastres naturales (inundaciones recientes), así como por el aumento de los precios de los cereales. La situación de la seguridad alimentaria también ha continuado empeorando en los últimos meses en Timor-Leste y el Nepal debido a la inestabilidad política y al aumento de los precios de los alimentos. En Timor-Leste, se prorrogó hasta abril el estado de emergencia declarado poco después de los ataques del 11 de febrero. En China, 20 provincias meridionales experimentaron condiciones desastrosas de frío, hielo y nieve en enero y febrero, y se estima oficialmente que han quedado afectados aproximadamente 100 millones de personas. Entre los cultivos y productos más afectados cabe señalar la colza, las hortalizas, las frutas, y los productos forestales y pecuarios. Análogamente, en Viet Nam, en las zonas de tierras altas cercanas a la frontera con China ha imperado un tiempo excepcionalmente frío y muy prolongado, que destruyó alrededor de 150 000 hectáreas de arroz, con una pérdida de cerca de 25 millones de USD, y la muerte de alrededor de 90 000 cabezas de ganado o búfalos. En Indonesia y Bangladesh la situación de la gripe aviar sigue siendo crítica pese a las iniciativas de contención emprendidas por las autoridades nacionales y la comunidad internacional.

En el Cercano Oriente, en el Iraq, tras una cierta mejora registrada en la situación de seguridad, los refugiados continúan volviendo a sus hogares desde la República Árabe Siria, aunque todavía no se han observado desplazamientos en gran escala. Se estima que en 2007 hayan regresado al Iraq en torno a 45 000 personas, de un total de 1 millón de refugiados en la República Árabe Siria. Las personas desplazadas en el interior del país se estiman actualmente en 2,77 millones, de los cuales más de 1 millón necesitan viviendas adecuadas y alimentos, y otros tantos carecen de acceso a ingresos regulares. Los enfrentamientos registrados últimamente en Basra, la segunda ciudad más grande del país, así como en otras gobernaciones del sur, han causado el cese de la asistencia humanitaria a las PDI y a las poblaciones vulnerables.

En América Central y el Caribe, Haití, la República Dominicana y Nicaragua todavía se están recuperando de los daños causados a finales de 2007 por las tormentas tropicales y los huracanes.

En América del Sur, unas graves inundaciones registradas en Bolivia, Ecuador y el Perú han determinado una reducción de las superficies plantadas y del rendimiento de algunos cultivos alimentarios y comerciales, como el arroz, el maíz, la papa, la soja, los bananos, el cacao y las hortalizas. En Bolivia, también el importante sector pecuario ha sufrido pérdidas de varios miles de cabezas de ganado y una menor disponibilidad de pastizales debido a los anegamientos.

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