No.3  julio 2008  
   Perspectivas de cosechas y situación alimentaria

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Noticias más importantes

Países en crisis que necesitan asistencia exterior (total: 34 países)

Actualización sobre las emergencias alimentarias

Breve informe sobre la situación mundial de la oferta y la demanda de cereales

Medidas de política adoptadas por los gobiernos para reducir el impacto del aumento exorbitante de los precios

Indicadores de la FAO para la oferta y la demanda de cereales a escala mundial

Índices de la FAO para los precios de los alimentos

Exámenes regionales

Notas especiales: Zimbabwe

Apéndice estadístico

Nota

Actualización sobre las emergencias alimentarias

En África occidental y África central, a pesar de las diversas medidas adoptadas por los Gobiernos, los precios altos y en constante crecimiento continúan afectando al poder adquisitivo de los consumidores y al acceso a los alimentos en toda la subregión. En Ouagadougou (Burkina Faso), por ejemplo, el precio del mijo, el alimento básico principal, ha aumentado un 33 por ciento a principios de junio de 2008 en comparación con el mismo período del año pasado, mientras el del arroz importado subió un 87 por ciento durante el mismo período. En la República Centroafricana, el precio del arroz aumentó un 71 por ciento entre enero y junio. Los precios de otros artículos alimentarios como la yuca, el aceite y la carne se duplicaron con creces durante el mismo período. La recolección de la primera cosecha de maíz de 2008 está por comenzar en los países costeros del Golfo de Guinea, en África occidental, y en una gran parte de África central, lo cual debería atenuar los efectos del alza de los precios internacionales de los productos básicos en los consumidores de dichos países. Sin embargo, en los países del Sahel, en los que normalmente el momento peor del período de hambre es en julio y agosto, es probable que la tendencia alcista de los precios de los cereales continúe hasta que las nuevas cosechas locales lleguen a los mercados en septiembre.

En África oriental, un número cada vez mayor de personas continúa necesitando ayuda alimentaria como consecuencia de las malas cosechas, el conflicto, los disturbios civiles, o una combinación de todos estos factores. En Somalia, la situación del suministro de alimentos es grave debido a tres malas cosechas consecutivas, el trastorno de los mercados, una importante devaluación de la moneda local, el aumento de los precios de los alimentos y una creciente inseguridad civil. Desde enero de 2008, la población desplazada de la capital aumentó en un 20 por ciento, lo que lleva el número de personas que han dejado Mogadishu desde febrero de 2007 a un total de 860 000. Actualmente, el número de las personas que necesitan ayuda de emergencia se estima en 2,6 millones, lo que representa un aumento de más del 40 por ciento desde enero de este año, mientras las personas desplazadas internamente se estiman en 1,1 millones. Además, como declara la Unidad de Análisis de la Seguridad Alimentaria (FSAU), la situación podría empeorar y, para fin de año un total de 3,5 millones de personas, alrededor de la mitad de la población total, podría necesitar apoyo para seguir adelante o ayuda alimentaria. Debido a los altos precios de los alimentos, la inseguridad civil, y los malos resultados de la cosecha “belg’ que se está recogiendo ahora, el número de las personas que necesitaban ayuda alimentaria en Etiopía hasta noviembre de 2008 se estima actualmente en 4,6 millones, lo que representa un incremento de 2,6 millones de personas en comparación con las estimaciones de abril de 2008. Además, esta estimación podría incluso aumentar, ya que otros 8 millones de personas siguen afectadas de inseguridad alimentaria crónica. Aunque las necesidades de los 4,6 millones de personas se han evaluado en aproximadamente 510 000 toneladas de alimentos, se han puesto a disposición o prometido sólo alrededor de 118 000 toneladas (un 23 por ciento). Por consiguiente, se necesitan contribuciones adicionales para evitar que empeore la situación del suministro de alimentos de las personas afectadas. En Djibouti, la población ganadera y los sectores pobres de las zonas urbanas necesitan asistencia de socorro como consecuencia de la disminución de la seguridad alimentaria debida al aumento de los precios de los alimentos y a unas lluvias insuficientes. También se necesitan medidas preventivas para evitar los brotes de enfermedades transmitidas por el agua. En Eritrea, los altos precios actuales de los alimentos y la inflación continúan afectando a una gran parte de la población, a la vez que las tensiones regionales nuevas y anteriores podrían llevar a ulteriores desplazamientos y al agravamiento de las necesidades humanitarias. En Kenya, los precios de los cereales y de otros bienes esenciales, el conflicto, y las enfermedades de los animales han desestabilizado la recuperación de los pastores después de la sequía y aumentado su inseguridad alimentaria. En los próximos meses, las personas afectadas por la violencia posterior a las elecciones y las PDI continuarán necesitando asistencia humanitaria y de recuperación. Los hogares de la parte oriental del Sudán meridional sufren actualmente de un alto grado de inseguridad alimentaria como consecuencia de la escasez de alimentos debida a las inundaciones del año pasado. En el norte, se prevé que el desplazamiento y la pérdida de los medios de vida continúen en Darfur, donde en los primeros cinco meses de 2008 se han desplazado otras 180 000 personas. Es probable que el sufrimiento de la población vulnerable aumente por su acceso limitado a la ayuda humanitaria, debido a las restricciones impuestas por motivos de seguridad, a la escasez de alimentos y de agua, y al hacinamiento en los campamentos. En Uganda, es probable que en el distrito de Karamoja continúe la crisis alimentaria. Más de 700 000 personas están afectadas de inseguridad alimentaria y necesitan ayuda alimentaria de emergencia como consecuencia de una situación prolongada de inseguridad, los daños localizados causados por las inundaciones en 2007, el descenso de los precios del ganado, y las lluvias insuficientes de los tres últimos años.

En África austral, se prevé que las poblaciones vulnerables de algunos países, particularmente Zimbabwe, Lesotho y Swazilandia, tengan que hacer frente a una situación de inseguridad alimentaria durante la campaña comercial 2008/09 que comenzó en abril con una cosecha de la temporada principal en general escasa. En Zimbabwe, una misión de evaluación de cultivos y del suministro de alimentos (MECSA), realizada conjuntamente por la FAO y el PMA, estimó la producción nacional de maíz de la temporada principal de 2008 en 575 000 toneladas, aproximadamente un 28 por ciento menos que la producción en 2007, estimada por la MECSA en 800 000 toneladas, que a su vez había estado, según estimaciones del gobierno, por debajo de la producción de 2006 en un 44 por ciento, aproximadamente. La misión estimó, asimismo, que alrededor de 2 millones de personas de las zonas rurales y urbanas estarán afectadas de inseguridad alimentaria entre julio y septiembre de 2008, y que este número se elevará a 3,8 millones de personas entre octubre y diciembre, hasta alcanzar la cifra máxima de alrededor de 5 millones en el apogeo del período de hambre entre enero y marzo de 2009. En 2008/09, la población aquejada de inseguridad alimentaria necesitará un total de aproximadamente 395 000 toneladas de cereales en concepto de ayuda alimentaria. En Swazilandia, otra MECSA estimó en alrededor de 64 000 toneladas la producción nacional de maíz para 2008. Aunque es más del doble de la producción del año pasado, es menor que la de cada uno de los cuatro años anteriores. En Lesotho, la cosecha total de cereales de 2008 es casi igual a la producción afectada por la sequía del año pasado e inferior en alrededor de un 18 por ciento a la media de los últimos cinco años. Algunos otros países de la región que dependen de las importaciones son también particularmente vulnerables al aumento vertiginoso de los precios internacionales de los alimentos y del combustible. En Lesotho y Swazilandia, la pobreza generalizada y el impacto del VIH/SIDA han determinado una grave inseguridad alimentaria.

En la región de los Grandes Lagos, la situación incierta de la seguridad en las partes nordorientales de la República Democrática del Congo continúa afectando a un gran número de personas que necesitan ayuda alimentaria. Los recientes acuerdos de paz ayudarían a las PDI a reasentarse, pero necesitan una asistencia considerable para reemprender las actividades agrícolas. Los precios altos de los alimentos están perjudicando a un gran número de hogares de Burundi y se necesita ayuda alimentaria y agrícola, especialmente para el reasentamiento de los repatriados y de las PDI.

En el Lejano Oriente asiático, el ciclón Nargis azotó Myanmar el 2 y 3 de mayo de 2008, causando la muerte o desaparición de más de 130 000 personas en 37 municipios de los distritos de Ayeyarwady y Yangon. Se han visto gravemente afectados las vidas y los medios de subsistencia de unos 2,4 millones de personas, de los cuales hasta ahora han recibido ayuda de las ONG internacionales, la Cruz Roja y las Naciones Unidas 1,3 millones. Las zonas más afectadas son las más productivas en los sectores de la agricultura y la pesca. La producción de arroz de la temporada principal de 2008/09 se ve amenazada por la falta de semillas, fertilizantes, maquinaria agrícola, animales de tiro y una mano de obra insuficiente, debido al gran número de víctimas registradas en las comunidades arroceras. El 12 de mayo, un terremoto de magnitud 8,0 sacudió la provincia sudoccidental de Sichuan en China. Según datos confirmados, murieron más de 69 000 personas, resultaron heridas más de 374 000, y desaparecieron más de 18 457. Según los informes, quedó afectado un total de 45,6 millones de personas, incluidos 15 millones de personas evacuadas de sus viviendas, de los cuales unos 5 millones viven en viviendas precarias. Según estimaciones oficiales, otros 10 millones de personas están viviendo por debajo de la línea de pobreza como consecuencia del terremoto. La mayor parte de la población afectada depende sobremanera de la agricultura para su subsistencia y es vulnerable a la inseguridad alimentaria. A fines de junio el tifón Fengshen arrasó el archipiélago de las Filipinas, afectando a 11,2 millones de personas en 38 provincias, y destruyendo o perjudicando unas 300 000 hectáreas de cultivos de arroz en la región de Visayas Occidental y en otras 12 provincias. En la República Popular Democrática de Corea, una producción de cereales muy reducida en 2007 debida a las inundaciones ha causado una grave escasez de alimentos. La campaña agrícola principal de 2008 (julio-octubre) se verá también gravemente afectada por la falta de insumos agrícolas, especialmente fertilizantes y combustible. El país tendrá que depender de la asistencia exterior ya que su capacidad para importar comercialmente sigue siendo muy limitada. En nueve distritos del lejano y medio oeste del Nepal de 300 000 personas están haciendo frente a una situación alimentaria inestable como consecuencia de las malas cosechas debidas a la sequía. La inseguridad alimentaria continúa predominando en Timor-Leste, debido al alto grado de dependencia del país respecto de las importaciones de cereales, a la inestabilidad social y al índice elevado de desempleo. Se está prestando ayuda alimentaria a las poblaciones afectadas por el ciclón en Bangladesh meridional. La población de los distritos más afectados ha sufrido una ingente pérdida de la producción de la cosecha Amán, la más importante en la región. La operación de emergencia del PMA está prestando asistencia actualmente a 2,3 millones de beneficiarios, incluidos 117 000 niños.

En el Cercano Oriente, en Afganistán, la inseguridad y la falta generalizada de acceso suficiente a los alimentos se ven agravadas por la sequía que está afectando a la cosecha de 2008. En numerosos distritos de las provincias septentrionales y nordorientales se señalan malas cosechas o pérdidas de cosechas.

En la CEI asiática, en Tayikistán, el escaso acceso generalizado a los alimentos se ve agravado por la sequía imperante durante el actual período vegetativo. Además, el frío intenso del invierno causó pérdidas de cosecha que ascienden a alrededor del 40 por ciento de la cosecha media de la primera temporada. Además de las pérdidas de importantes cultivos básicos como el trigo y la papa, también ha sufrido la producción de hortalizas, frutas y de productos vitícolas, y muchos hogares han señalado muertes y abortos de animales. Sólo en las zonas rurales, el 11 por ciento de los hogares (medio millón de personas) sufren de inseguridad alimentaria grave y 1,1 millones de personas de inseguridad alimentaria moderada. En total, resultan afectadas aproximadamente 1,68 millones de personas de las zonas rurales.

En América del Sur, se ha prestado asistencia humanitaria a alrededor de 20 000 familias vulnerables de Bolivia, cuyos sistemas de subsistencia se habían visto perturbados por graves pérdidas localizadas de alimentos y cultivos alimentarios debidas a las inundaciones causadas por el fenómeno de "La Niña" durante la temporada agrícola principal de 2008.

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