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La restauración forestal y la defensa de los suelos en China1


Importancia de la erosión y causas y efectos principales de la misma
Los trabajos de restauración
Los montes naturales
La repoblación
Técnica de los trabajos de repoblación
Enseñanza e investigación
Organización política y administrativa
Conclusiones

1Véase otro artículo que sobre la silvicultura en China apareció en Unasylva, Vol. II, No 6.

por JEAN MESSINES
Inspector General de Montes, Grenoble

La superficie de China es de 9.500.000 Km2 o sea, equivalente a la de Europa o a la de los Estados Unidos de América. Un país tan inmenso ofrece como es lógico los aspectos más diversos, tanto desde el punto de vista de Zas condiciones físicas del suelo y del clima, corno desde el punto de vista de las condiciones humanas.

Una estancia de solamente seis semanas en este país, en septiembre y octubre de 1957, no ha permitido al autor de este informe, miembro de la Misión Francesa Económica y Técnica en China, adquirir más que nociones generales sobre la economía forestal y sobre los problemas relativos a la erosión de los suelos de estas regiones.

Se expondrá el estado de estas diversas cuestiones aprovechando las informaciones recogidas en diversos centros y en el terreno de ingenieros forestales, agrónomos e hidráulicos encargados de la realización de los trabajos de repoblación forestal y de defensa de los suelos.

La estadística más reciente del Ministerio de Montes valúa la superficie forestal de China en 76.600.000 hectáreas, o sea, un índice de superficie arbolada de 7, 9 por ciento solamente y el volumen global de las masas forestales, en 5.000 millones de metros cúbicos de madera, es decir, solamente 65 m3 por término medio por hectárea. Estas cifras son provisionales, pues la inventariación de los macizos forestales no está terminada todavía.

Indudablemente, China no es un país suficientemente boscoso. El antiguo Imperio destruyó progresivamente la cubierta forestal y rara vez procedió a su restauración. Por ello, las montañas suelen estar denudadas. Se estima que la deforestación en el período histórico ha alcanzado a 300 millones de hectáreas, o sea, el 30 por ciento del territorio. Más adelante se verá que la erosión, en continuo avance, sigue causando estragos sobre más de la mitad de estos suelos, es decir, sobre unos 160 millones de hectáreas.

Esta deforestación es muy desigual, según las provincias. Existen todavía algunas regiones altas bastante bien arboladas. La provincia de Seu-Chuan, por ejemplo, tiene todavía un índice de superficie arbolada de 30 por ciento y 13.300.000 hectáreas de montes y la de Yunan, 23 por ciento y 10.700.000 hectáreas. Las provincias de Honan y Fukien en la zona tropical tienen, respectivamente, 19 y 18 por ciento de superficies arboladas. El macizo forestal más importante es el de las tierras altas del norte y del este de Manchuria: cubre 20 millones de hectáreas y representa la más importante reserva de material leñoso comercializable de China, o sea, en conjunto, unos 2.400 millones de metros cúbicos. De las tres provincias manchúes, la de Heilungkiang es la más boscosa: su territorio, de 460.000 Km2, casi tan grande como el de Francia, encierra 13 millones de hectáreas de montes y 1.600 millones de metros cúbicos de madera en pie de especies en gran parte resinosas, o sea, de 120 a 125 m3 por hectárea. Esto no es, evidentemente, una cifra considerable, dada la vocación forestal de estas montañas de baja altitud y de clima templado, frío y húmedo. Pero las explotaciones de guerra y los incendios han dañado gravemente estas masas.

Tipos de monte

Como estos montes se extienden desde las zonas templadas, frías y cálidas a las zonas tropicales son de tipos muy diversos y contienen una gran variedad de especies.

Efectivamente, se han identificado más de 5.000 especies leñosas entre las cuales figuran unos 2.000 árboles forestales. En total, 700 géneros y 130 familias. Más de 50 especies son específicas de China, principalmente especies resinosas tales como: Cunninghamia lanceolata, Pseudolarix amabilis, Metasequoia glyptostroboides, Glyptostrobus pensilis, Pinus bungeana, o frondosas como Eucommia ulmoides.

El árbol característico de la China agrícola es un sauce, Salix matsudana. Dispersos en los parques de los alrededores de Pekín, el viajero identifica rápidamente Cinkgo biloba y Juniperus chinensis, Pinus tabulaeformis incluso en medio del campo, sin olvidar Sophora japonica, Ailantus altissima, así como un olmo muy extendido de norte a sur: Ulmus pumila y, finalmente, la acacia común o de flor que parece que se da en todas partes.

Los paisajes forestales de Manchuria parecen, por decirlo así, familiares a los ojos de un forestal «occidental» que encuentra en ellos un monte de tipo templado, de reposo invernal, que encierra muchas especies de árboles caducifolios: robles, fresnos, arces y sobre todo chopos, chopos temblones y abedules, así como diversas especies coníferas: abetos, piceas y principalmente pinos y alerces. Los géneros son los mismos, pero las especies no suelen ser las mismas.

Tipos de monte bastante parecidos se hallan en las otras regiones montañosas del norte y del nordeste de China, especialmente en la Mongolia Interior. En el Sinkiang, en Asia central, las altas montañas de Tien-Chan encierran importantes masas glaciares, montes de abetos y pastos de tipo alpestre.

La transición entre este monte de tipo templado y el monte tropical se hace por gradaciones insensibles, sin que haya, prescindiendo del Asia central, una zona desértica y menos aún una zona mediterránea. De norte a sur no existen sino débiles obstáculos de relieve y faltan fronteras climáticas interiores. Esto explica esta penetración mutua de las especies tropicales más resistentes al frío y de las especies de clima templado más resistentes al calor. Por otra parte, se produce en casi toda China una feliz asociación del calor estival y de la humedad. A consecuencia de esta situación privilegiada, los montes, cuando no han sido destruidos por el hombre, son ricos y variados.

Las regiones del sur y sudeste, cálidas y húmedas, conservan los restos de una verdadera selva tropical, compuesta de algunos grandes árboles de crecimiento rápido, aislados en medio de una vegetación espesa de especies sempervirentes.

En el trayecto de Hong-Kong a Cantón, se observa una sucesión monótona de colinas desarboladas, o a lo más cubiertas de masas claras de Cunninghamia lanceolata, de Pinus massoniana y de Pinus kwangtungensis.

En otras partes se encuentran masas de especies resinosas de los géneros Cephalotaxus, Podocarpus, Keteleria o Cryptomeria y de especies frondosas de los géneros Liquidambar, Dalbergia, Albizia, Phoebe, Lithocarpus o Castanopsis y, al parecer, mezclas muy curiosas de estas especies con otras de tipo más septentrional, principalmente robles, fresnos, castaños, tilos, olmos y nogales, sin olvidar innumerables especies de palmeras y de bambúes.

Estos últimos constituyen, por otra parte, formaciones secundarias degradadas muy alejadas ya de la clímax forestal.

Este monte de tipo tropical o subtropical adquiere un carácter cada vez más de montaña en el sudoeste de China, a medida que se aleja de las llanuras y las colinas meridionales. Las formaciones suelen ser frutescentes, pero subsisten todavía hermosos montes de tipo primitivo en las regiones altas, en los que figuran, entre las especies resinosas las siguientes: Tsuga y pseudo-Tsuga, Abies delavayi y Picea likiangensis, estas dos últimas específicas de las provincias de Yunan y Seu-Chuan, Cupressus funebris y muchas especies de pinos: Pinus armandii, P. massoniana, P. yunnanensis y P. insularis. Las especies frondosas están también representadas en ellos por robles, arces, Castanopsis, Lithocarpus, Phoebe, etc.

No es fácil determinar cuál es el papel desempeñado por el hombre y cuál el de los factores naturales en el estado de degradación de los macizos forestales. Indudablemente hemos observado varias veces en el transcurso de nuestro viaje los graves daños ocasionados a los montes por los abusos del pastoreo, por los incendios voluntarios de los pastores, por los desmontes o por las cortas abusivas, pero, en muchos casos, no se puede atribuir la culpa de la situación actual ni al hombre ni a sus rebaños.

Es casi seguro que China no ha estado jamás totalmente cubierta de montes. En el noroeste, la parte septentrional de las provincias de Shansi y Shensi, en el codo del río Amarillo principalmente e incluso diversas regiones poco montañosas de la Mongolia o del Turquestán chino no han debido jamás estar cubiertas de bosques, al menos en las épocas históricas, pues la aridez extrema del clima y la sequedad del suelo, agravada por su permeabilidad, no permiten la existencia de otras formaciones vegetales que las de las estepas, que efectivamente cubren grandes extensiones.

Sin embargo, entre el bosque y la estopa existen también muchas formas de transición, bien sean formaciones subarbustivas (scrub) o bien formaciones arbustivas (shrub). Estos paisajes de maquí están muy extendidos en muchas regiones montañosas de China. Esto puede comprobarse fácilmente durante una excursión, por ejemplo, a las montañas del noroeste de Pekín o volando sobre las provincias de Shansi y Shensi entre Pekín y Sian, o entre Sian y Lanchow. Es bastante difícil señalar la parte de responsabilidad de los factores físicos y la de los factores humanos en el estado actual de degradación de estos suelos montañosos. Los fenómenos son complejos y evolucionan de diferente modo según las regiones. La ocupación humana ha dejado vestigios de destrucción, pero la sequía, el viento y las heladas invernales, así como la esterilidad de ciertos suelos, son indudablemente obstáculos para la repoblación forestal.

Importancia de la erosión y causas y efectos principales de la misma

Los especialistas chinos estiman que se observan fenómenos de degradación en la sexta parte, aproximadamente, de la superficie total del país, es decir, en 1.600.000 Km2, o sea, 160 millones de hectáreas. Estos fenómenos afectan principalmente a la cuenca del río Amarillo, con una amplitud considerable en el gran codo de este río (en total, unos 580.000 Km. 2); luego a la cuenca del Yang-Tse-Kiang, o río Azul (160.000 Km2); después en la región de Pekín a las montañas situadas al nordeste del codo del río Amarillo (130.000 Km2), y en la cuenca del río Huai (75.000 Km2), etc.

En China se producen las manifestaciones más variadas de la erosión, como no puede menos de suceder, dada la gran inmensidad de este país y la gran diferencia de latitud entre sus extremos meridional y septentrional. La frecuencia y la violencia de las tormentas de arena y las alternativas de hielo y deshielo figuran entre los factores climáticos más peligrosos.

Otra causa de los fenómenos de erosión es, naturalmente, la diversidad del relieve. China es un país muy montañoso, como indican las cifras siguientes:

Llanuras, colinas y montañas bajas (menos de 500 m. de altitud)

15 por ciento

Montañas medias (500 a 1.000 m. de altitud)

20 por ciento

Altas montañas (más de 1.000 m. de altitud)

65 por ciento

Desde el punto de vista de las condiciones geológicas, la abundancia e incluso el predominio de las rocas sedimentarias como, por ejemplo, ciertas facies marinas de arenisca, de arcilla y de esquistos que dan un modelado blando de colinas, son una causa de agravación de los fenómenos de erosión. Los espesos depósitos recientes del Cuaternario: morrenas y depósitos superficiales glaciáricos, gravas y limos fluviales y, por último y sobre todo, el loess constituyen un alimento inagotable para la erosión.

Se encuentran finalmente en China todos los tipos de erosión natural: climática, topográfica y geológica, a la que ciertos autores dan el nombre de erosión natural 0 geológica, y todos los tipos de erosión acelerada o inducida, es decir, de una degradación acentuada por la ocupación humana, ocupación que se traduce, como es sabido, por el desmonte, los abusos del pastoreo y los incendios y cuyas consecuencias son la destrucción de la cubierta arbórea, la formación de torrentes, la degradación del suelo e incluso su desaparición.

FIGURA 3. - Vista general de las terrazas escalonadas de la cuenca media del río Amarillo.

Pero dos tipos particulares de erosión están especialmente extendidos en China:

La erosión eólica continental

Vastas regiones, en general poco accidentadas, situadas en el codo y sobre todo al norte y al nordeste del codo del río Amarillo, las llanuras agrícolas o semiagrícolas de carácter estepario de Manchuria, de la Mongolia Interior y del Kansu están sometidas durante largos períodos invernales a vientos excesivamente violentos que provocan o bien la formación de dunas fluviales y continentales localizadas, como se ve a lo largo de los ríos Amarillo y Sungari Ho, o bien una erosión superficial generalizada que afecta a millones de hectáreas de estepas y provoca la destrucción del suelo o la pérdida de su fertilidad.

La conservación de estos suelos y su rehabilitación agrícola exigen trabajos de defensa encaminados a romper la fuerza del viento y cuyos dispositivos se examinarán más adelante.

La erosión en el loess

Las superficies ocupadas por el loess ascienden a 600.000 Km2. Se trata, pues, de un inmenso «dominio»que cubre la dieciseisava parte de China.

El loess es la causa primordial de los más graves fenómenos de erosión y de las inundaciones que se producen en China. En la región considerada, la menor depresión, todas las llanuras y la mayoría de las colinas y de las montañas bajas, están como sumergidas en el loess.

Este loess es una formación geológica de la época cuaternaria de origen eólico. Esta erosión eólica se ha manifestado durante milenios y se produce todavía en nuestros días durante ciertos períodos invernales, pero mucho más débilmente que en otro tiempo. Ha provocado la denudación de inmensas zonas desérticas en las estopas del Asia Central, del Tíbet, de la Mongolia y el transporte de miles de millones de toneladas de arenas. Estas se acumulan en las cuencas fluviales y en las llanuras inferiores constituyendo esos espesos depósitos de sedimentos continentales que constituyen la riqueza agrícola de estas comarcas al mismo tiempo que una terrible amenaza como factor de erosión.

En efecto, este loess es un limo amarillo grisáceo cuyos granos son más finos que los de la arena (diámetro inferior a 0,05 mm.) pero más gruesos que los de la arcilla (diámetro superior a 0,005 mm.) y contiene a veces elementos finos pero angulosos de roca que no han experimentado desgaste por las aguas de escorrentía. Esta comprobación y la finura de la granulometría del conjunto del deposito proporcionan la prueba del origen eólico. Sin embargo, el loess puro está frecuentemente mezclado con aluviones fluviales; esto es lo que sucede generalmente en toda la gran llanura oriental donde las inundaciones han revuelto y mezclado los limos eólicos de las llanuras con los limos fluviales, antes de depositarlos en espesuras considerables en esta inmensa cuenca inferior del río Amarillo, verdadero granero de China.

Efectivamente, esta gran llanura cultivada, vista desde el aire aparece al contacto con las montañas del oeste y del noroeste de Pekín como un inmenso mar de aluviones, que llena en varias decenas o centenas de metros de altura una vasta depresión lacustre o marina y que ofrece en su contacto con la montaña una línea de demarcación muy clara. Pero se sabe actualmente que se trata de depósitos de loess modelados por las aguas de escorrentía y en definitiva de materiales de acarreo de todos los orígenes.

En las regiones montañosas, el loess tapiza los fondos de los valles y recubre de una capa más o menos espesa las laderas inferiores y medias de las montañas. A veces incluso cubre con un manto continuo la totalidad del relieve, incluso las cumbres. En este caso suaviza los contornos y disminuye la aspereza de este relieve. El espesor de los depósitos es muy frecuentementente 50 a 60 metros, pero puede llegar a menudo a 150 y 200 metros y hasta un máximo de 400 metros. Estas acumulaciones de materiales friables representan un alimento de primera calidad para la erosión.

FIGURA 4. - Sistema de terrazas en las laderas inferiores de las montañas de la región de loess.

El loess está frecuentemente asociado en su base con arenas, las cuales a su vez yacen sobre gravas. Esta superposición indica la sucesión de los acontecimientos: depósitos sucesivos de gravas, de arena y, en último lugar, de loess.

El loess es poroso y blando. En grandes masas se comporta como una roca permeable. Se excava y se esculpe sin dificultad. Bajo la acción de los agentes atmosféricos se desagrega dando origen a cárcavas de paredes verticales. Esto es consecuencia de su permeabilidad y de su cohesión sin dureza. Por esta razón el hombre puede fácilmente dar a las vertientes de loess forma de terrazas sucesivas, como los peldaños de una escalera gigantesca. Este paisaje de terrazas cultivadas es típico de todas las regiones montañosas de loess de China.

Por desgracia, esta tierra es excesivamente permeable, bajo un clima más bien árido, y este defecto físico ha sido agravado todavía más por el hombre al cultivarla. El hombre, en efecto, no ha sabido o no ha podido hasta ahora aportar en cantidades suficientes los abonos orgánicos y los abonos nitrogenados que hubiesen hecho de elementos de unión. Por ello esta tierra es inconsistente y se convierte en polvo impalpable.

Erosión torrencial lineal

Las montañas de loess experimentan en primer lugar una erosión torrencial lineal. Los torrentes excavan lechos profundos y estrechos a lo largo de las laderas. Esta acción comienza por grietas de escurrideros en los bordes verticales de las terrazas. En algunos casos, esto termina por el derrumbamiento de las paredes y por desprendimientos que dan lugar a formaciones de masas de lodo. Existe un magnífico ejemplo de este último fenómeno en el trayecto de ferrocarril de Paoki a Cheng-Tu sobre una ladera que domina el río Kua-ling, afluente del Yang-Tse-Kiang.

Erosión de superficie

Las montañas de loess experimentan igualmente una erosión mantiforme o de superficie, que afecta a toda la extensión de los campos, bajo la acción de las aguas de escorrentía y del viento, y que presenta los diversos procesos de degradación tal como se resumen en los textos técnicos:

1°. Erosión laminar (sheet erosion), es decir el lavado y arrastre general del suelo arable.

2°. Erosión por surcos o escurrideros (rill erosión).

3°. Erosión por zanjas (gully erosión), que representa el paso de las primeras huellas de erosión a los barrancos torrenciales.

Si la pendiente es pequeña, como sucede en ciertas llanuras suavemente onduladas, las cárcavas formadas en el loess puede que no tengan salida al río. Se presentan entonces como fosas más o menos festoneadas en los bordes, de paredes siempre abruptas. Como las aguas no tienen derrame exterior, se infiltran en el subsuelo.

Estas cárcavas y estas torrenteras, tengan o no salida a un río, evolucionan generalmente de la manera siguiente: se ensanchan por retroceso progresivo de los dos bordes, los cuales se desmoronan por trozos verticales. El fondo del barranco se convierte entonces en un amplio lecho que, mediante pequeños arreglos, se puede transformar en hoya de fondo plano en donde pueden establecerse cultivos, e incluso de los mejores, porque con gran frecuencia son regables. A veces se puede incluso observar en estas cárcavas y torrenteras la instalación de granjas o de pequeñas aldeas. No es ésta una de las menores sorpresas de este desconcertante «dominio» del loess.

Si la pendiente es pronunciada, los torrentes excavan surcos más profundos en toda la parte alta de la vertiente, por los que discurren las aguas hasta el río en el que desembocan. Puede ocurrir igualmente que el barranco, cuando llega al final de la evolución, sea bastante ancho para poder albergar cultivos de fondo, pero como la pendiente es relativamente pronunciada, estos cultivos se presentan en forma de terrazas sucesivas, con escalones. En este caso, entonces, es frecuente que la erosión se prosiga en cárcavas secundarias que se originan en los taludes más o menos abruptos del barranco principal.

No parece que esta erosión, a pesar de su amplitud, sea particularmente peligrosa en el terreno mismo en que se produce. No hay regiones más intensamente cultivadas y más densamente pobladas que éstas. Volando sobre la provincia de Shensi se observan hasta cinco o seis aldeas por kilómetro cuadrado, lo que supone una densidad de 800 a 1.000 habitantes por kilómetro cuadrado. La reserva de loess es inagotable y los suelos abarrancados pueden ser labrados de nuevo y dedicados a la agricultura.

El verdadero mal está en otra parte, en las llanuras inferiores y en el delta del río Amarillo, comarcas todavía más pobladas que las llanuras y las montañas de loess. Y este mal se debe esencialmente a la importancia del gasto sólido del río Amarillo. Según parece ha alcanzado el peso inconcebible de 2.643 millones de toneladas anuales. Por término medio, sería de 1.380 millones de toneladas, según cálculos de los ingenieros hidráulicos chinos. Estos han calculado, en efecto, que los aportes sólidos anuales del Río Amarillo corresponden a un dique de 1 × 1 que diese 23 veces la vuelta a la tierra.

Comparado con éste, el gasto sólido del Sena en París es irrisorio. Alcanza anualmente a 600-700.000 toneladas solamente.

Degradación específica

El valor del gasto sólido por unidad de superficie, es decir, la degradación específica para todo el río Amarillo es al año de 1.800 toneladas por Km2; como se aplica a una cuenca de 745.000 Km2, constituye con seguridad una cifra no igualada en el mundo. Pero esta degradación específica es particularmente elevada en ciertos afluentes del delta del río Amarillo, en pleno dominio del loess: 5.800 toneladas para el Wei-Ho y 7.190 toneladas para el Lo-Ho. Esta última cifra significa que el desgaste general del suelo en la cuenca considerada es superior a 7 mm. por año. En los Alpes la degradación específica de ciertas grandes cuencas torrenciales alcanza difícilmente a 1.500 toneladas y por término medio no pasa de 100 toneladas.

Turbiedad específica

El valor del gasto sólido por unidad de peso, o turbiedad específica, asciende en el delta del río Amarillo a 44 Kg. por 1.000 Kg. de agua y de lodo mezclados, por término medio, y a 430-460 Kg., como máximo. Por otra parte, se observan turbiedades específicas todavía mayores en numerosos afluentes del río Amarillo. Las mediciones y los estudios hechos a este respecto por diversos ingenieros hidráulicos, y principalmente por el ingeniero noruego Eliassen, son muy interesantes. Una turbiedad específica de 500 Kg. representa casi una carga límite. Esta turbiedad es posible en el río Amarillo por la finura de los materiales. Según Eliassen, a 560 Kg., la corriente fangosa se vuelve «plástica», es decir, se cuaja, pero a 510 Kg. este observador ha notado personalmente que la corriente podía ser todavía muy viva.

Tales observaciones son válidas para el río Amarillo e incluso solamente en las condiciones observadas en el Wei Ho y el Ching Ho, con pendientes del cauce y velocidades determinadas.

Otra observación de S. Eliassen digna del mayor interés es la de que una turbiedad excesiva de lodos muy finos de loess provoca una aceleración de las aguas. La desigualdad se atenúa en el caso de transportes intensos de elementos finos en suspensión en el agua. Aumenta en el caso de transportes de elementos más groseros que se depositan en el fondo moviéndose constantemente.

La consecuencia de estos fenómenos es una elevación del cauce de los grandes ríos y amenazas perpetuas de desbordamiento y de inundaciones de las grandes llanuras cultivadas, que afectan a millones de hectáreas.

El río Amarillo y el Yang-Tse-Kiang discurren en la parte inferior de sus cursos por cauces levantados 10 metros y a veces más por encima del nivel de la llanura. Los diques entre los cuales son contenidos representan miles de millones de metros cúbicos de terraplenado. La rotura de estos diques ha sido causa en otros tiempos de catástrofes espantosas que han ocasionado millares y centenares de millares de víctimas.

La sedimentación en los depósitos de las presas

Actualmente se plantea otro problema: el de la sedimentación en los depósitos de las grandes presas hidroeléctricas. El cegamiento de los embalses se efectúa en efecto a un ritmo tal que compromete la duración y, por consiguiente, la eficacia de las obras. Aparte de la disminución de la producción de energía eléctrica es de temer en breve plazo el mal funcionamiento de los canales de riego y la anulación de los efectos favorables de regularización del régimen de las aguas, es decir, el retorno a la amenaza de las inundaciones.

Así, por ejemplo, la presa de Kuanting, primera gran obra de tierra, construida de 1951 a 1954 por los chinos, está expuesta a cegarse en unos 60 años si no se emprenden desde ahora mismo trabajos de repoblación forestal y, sin embargo, su capacidad es de 2.270 millones de metros cúbicos. El proyecto de Sanmen, más grandioso todavía, consiste en la construcción de una presa de hormigón de 90 metros de altura y en la preparación de un embalse artificial de una capacidad de 36.000 millones de metros cúbicos. Se puede calcular de diversas maneras, partiendo de la degradación específica o de la turbiedad específica, y según otros diversos datos, la velocidad de entarquinamiento en m3/Km2/año. Todos estos cálculos presentan un gran margen de inseguridad; se hacen, en efecto, numerosas hipótesis, particularmente sobre las posibilidades de escape por las compuertas del fondo, sobre la densidad de los materiales sólidos, sobre la rapidez mayor o menor de amontonamiento de los depósitos y sobre que este amontonamiento sea más o menos completo. El índice de compacidad de los depósitos varía efectivamente con el tiempo.

Los cálculos son, pues, inciertos. No obstante, a pesar de la imprecisión de las mediciones, una cosa es segura y es que el embalse de Sanmen no tendrá más de medio siglo aproximadamente de vida si no se toman las medidas oportunas para disminuir la sedimentación, y en tales condiciones la construcción de esta presa sería un fracaso.

FIGURA 5. - Construcción del primer reborde de un abancalado.

Hay que intervenir, pues, enérgicamente en todos los dominios: agrícola, forestal y pastoral, así como en el hidráulico.

Los trabajos de restauración

Los mejores medios de combatir la erosión son los que tienen por objeto el mantenimiento, el restablecimiento o la ampliación de la cubierta vegetal y arbórea. Debe reservarse un puesto de importancia capital a la repoblación forestal y al desarrollo de una economía forestal próspera.

Desde que se estableció en 1949 la República Popular en China, estos principios han sido reconocidos unánimemente en las esferas dirigentes. En todas las ocasiones, la Asamblea Consultiva Popular ha manifestado claramente repetidas veces su voluntad de «defender los montes» y su intención de proseguir una política perseverante de reconstitución de las masas forestales y de plantación de bosques, siguiendo un plan riguroso.

Los obstáculos que se presentan para la realización de estos planes son menores en un régimen comunista que en un régimen capitalista. En efecto, uno de los primeros cuidados de los poderes públicos ha sido declarar e inscribir en la Carta Popular de China que, salvo excepciones reconocidas, los montes naturales y los suelos rasos, no explotados, de montaña y también de las llanuras esteparias son propiedad de la colectividad nacional.

Sobre esta base clara y sólida se podía desarrollar una sana política forestal sin grandes dificultades.

En efecto, el primer plan quinquenal (1953) encierra todo un programa de realizaciones en materia forestal, fijado en función de los medios disponibles en la época y que responde a los dos imperativos siguientes:

1°. La necesidad de hacer frente a las considerables necesidades del consumo de madera de un país que se industrializa y construye viviendas, oficinas, fábricas, hospitales o institutos, de donde resulta que el primer objetivo es: aumentar la producción de madera.

2°. La necesidad de frenar considerablemente, a falta de poderla detener, la degradación de las tierras a fin de prevenir las inundaciones y las pérdidas de cultivos, de donde se desprende el segundo objetivo: luchar contra la erosión.

Aunque hay dos objetivos distintos, la acción a emprender es una sola: la reconstitución y el mejoramiento de los montes naturales, por una parte, y la plantación y creación de nuevos montes por otra. Ambas actividades pueden desarrollarse simultáneamente en proporción variable según la situación geográfica y las condiciones físicas y sociales.

Estos conceptos fundamentales han tenido gran resonancia, a lo que parece, si no en las masas, al menos entre los militantes, pues por llamamiento del Partido Comunista Chino se elaboró en 1956 un nuevo plan, denominado plan de 12 años, «para que China se convierta en un país verde».

Tomando como punto de partida el del primer plan quinquenal, este último plan prevé, en total, la repoblación de 92 millones de hectáreas en 12 años. Si se suman éstas a los 76,6 millones de hectáreas de montes naturales, estos nuevos montes y los antiguos representarían en 1965 un patrimonio forestal de 168.600.000 hectáreas. El índice de superficie boscosa de China pasaría de 7,9 a 19 por ciento.

A primera vista este objetivo parece enormemente difícil de alcanzar en un espacio de tiempo tan corto. Sin embargo, los resultados obtenidos hasta ahora inclinan al optimismo. A finales de 1956, cuarto año del primer plan quinquenal, los objetivos forestales habían sido sobrepasados, en efecto, en un 70 por ciento. Serán más que duplicados a la expiración de los 5 años.

Los montes naturales

El mejoramiento de los montes naturales consiste en muchos casos en la reconstitución de las masas y exige toda una serie de medidas y trabajos.

Reconocimientos

El inventario nacional de los montes está a punto de ser terminado. Se han recogido numerosos datos, bastante precisos, sobre la naturaleza de las especies y de las masas, y la edad y el volumen supuestos de las diferentes especies, que han permitido trazar mapas forestales en los que se indican los límites de los macizos forestales, dividiendo éstos en montes, los montes a su vez en secciones y las secciones en rodales, cuya composición se conoce con cierta precisión.

Evidentemente, no se pueden señalar en estos planos de ordenación, como se hace para los montes de los países de Europa central u occidental de antigua civilización forestal, los menores detalles del relieve, ni indicar todas las particularidades de las masas. El plano examinado era el de un monte de 138.000 hectáreas de la Mongolia Interior. Este plano estaba dibujado a gran escala: 1/50.000. El monte, sin embargo, se había dividido en grandes rodales de 100 a 200 hectáreas. Se pudieron señalar las especies principales constitutivas del monte: alerce, roble, abedul (dos especies) y chopo, con indicación del diámetro medio de las masas, según las dimensiones: menos de 40 cm., 40 a 60, 60 a 80 y más de 80 cm. de diámetro. Cada especie se representaba por un color determinado, de un matiz graduado, más o menos oscuro según la dimensión, es decir, según la edad de la masa.

A propósito del estado de estos trabajos el Ministerio de Montes da las cifras siguientes sobre la situación a fines de 1956:


Millones de hectáreas

1. Superficies ordenadas por los métodos rusos de inventariación: reconocimiento terrestre efectuado mediante muestreo por fajas, combinado con reconocimiento aéreo:

20

2. Superficies ordenadas solamente por reconocimiento aéreo:

19

3. Superficies que quedan por deslindar y ordenar:

38

En Manchuria, en las provincias de Kirin y Heilungkiang, todos los montes han sido identificados e inventariados. Los trabajos de campo están terminados. Actualmente se está en la fase de confección de los planos y de redacción de las ordenaciones o de los reglamentos de explotación.

FIGURA 6. - Lucha contra la erosión por cárcavas. Pequeñas presas de faginado doble relleno de piedras.

Defensa de los montes

El pastoreo en los montes está actualmente reglamentado. Teóricamente la prohibición es total en la mayoría de las provincias, pero en la práctica se admiten numerosas tolerancias.

Por otra parte, el ejercicio del pastoreo tal como puede practicarse todavía en los montes después de la colectivización de las tierras y de la creación de las cooperativas socialistas de producción agrícola es mucho menos peligroso que antiguamente. Antes, el pastoreo ejercido a título individual conducía casi siempre a abusos. Actualmente, el trabajo colectivo ha quitado todo interés a las iniciativas individuales. Los Comités de Gestión de las cooperativas son responsables ante las autoridades forestales y no pueden actuar sino de acuerdo con éstas.

Los incendios han sido y siguen siendo todavía uno de los grandes azotes de los montes chinos. Sin embargo, la acción emprendida es notable y no tardará en dar sus frutos. Ha consistido en primer lugar en una labor de propaganda y de educación de las masas, pero, al mismo tiempo, en la constitución de equipos de bomberos forestales, capaces de intervenir rápida y eficazmente en los lugares de incendio. El señalamiento está cuidadosamente organizado, con estaciones meteorológicas instaladas en los montes, torres de observación, redes de líneas telefónicas, vuelos de reconocimiento de aviones, etc. La eliminación de la maleza, la apertura de vías de penetración a los macizos y la construcción de trincheras cortafuegos se prosiguen metódicamente cada año.

Se han puesto en práctica igualmente medidas de protección contra las plagas y enfermedades. Consisten principalmente en tratamientos químicos apropiados.

Explotación forestal

A pesar de los pequeños volúmenes de madera en pie registrados por hectárea, debido a las necesidades cada vez mayores del consumo interior y a la dificultad de importar, por razones económicas, grandes cantidades de maderas extranjeras, las explotaciones forestales son importantes en conjunto, pero irregulares. En efecto, grandes macizos forestales, difícilmente accesibles y frecuentemente en estado virgen quedan por el momento sin explotar, pues la extracción y el transporte de las trozas resultan imposibles por los accidentes del terreno, la distancia y la falta de vías de comunicación. De una manera general, por otra parte, las explotaciones son en todas partes difíciles por la falta de una red suficientemente densa de caminos forestales. Se practican, pues, cortas rasas seguidas de repoblaciones artificiales. Desde 1953 se han realizado plantaciones después de cortas rasas en montes del patrimonio nacional en una superficie de 249.000 hectáreas. Los forestales chinos no parece que ignoren que la corta rasa es a menudo indicativa de una silvicultura primitiva. En ciertos montes han ensayado diversos sistemas de cortas progresivas o de mejoramiento. A decir verdad, lo que puede verse en Manchuria, en los montes de Tailin, no es en ningún modo concluyente: a falta de medios de desembosque suficientes, los árboles apeados por huroneo, diseminados en la masa, se pudren al pie del tocón. La introducción de métodos racionales de silvicultura intensiva no es posible todavía dado el estado actual de las cosas en China. Los métodos forestales practicados en Manchuria se ajustan a la situación: corta rasa, reunión de los troncos mediante cables, poleas, tractores de oruga, transporte por ferrocarriles forestales, repoblación artificial del área de corta, plantación en los calveros e introducción de especies resinosas en las masas naturales de especies frondosas.

FIGURA 7. - Estación Experimental de Investigaciones Hidráulicas de Tien-Tchui. Instalaciones para medir la degradación especifica de los suelos.

Habilitación de los montes

La habilitación de un monte es su «infraestructura». Cuando ésta es completa, permite su explotación más económica y mejor desde el punto de vista silvícola, al mismo tiempo que facilita la defensa contra los incendios y la vigilancia, es decir, en dos palabras: la buena administración de los montes. Esta habilitación comprende la construcción de casas forestales, de carreteras, vías y senderos, de apiladeros, de líneas telefónicas, de cables para el desembosque, de ferrocarriles forestales, de cortafuegos, de torres de observación, etc.

Los primeros trabajos de habilitación han consistido principalmente en la realización de un programa de construcción de caminos. A finales de 1956 las vías forestales recién construidas ascendían ya a 5.700 kilómetros.

No pueden por menos que aplaudirse las iniciativas de este género. En Francia, una de las realizaciones más espectaculares y sin duda también de las más productivas del Fonds forestier national es la de los caminos forestales, principalmente por cuenta de los ayuntamientos de las regiones montañosas. Los forestales chinos tienen preocupaciones idénticas y se han señalado iguales objetivos.

Así el Jefe de los Servicios Forestales de Jarbin, que ejerce su jurisdicción sobre toda la provincia de Heiluagkiang, cuya superficie de 46 millones de hectáreas es casi igual a la de Francia, se propone realizar en los 13 millones de hectáreas de monte del patrimonio nacional que tiene a su cargo un programa ambicioso de construcción de caminos forestales. Este programa comprende, en primer lugar, la construcción de una red de «comunicaciones permanentes», es decir, de vías de acceso abiertas al tráfico todo el año. A este propósito se prevé la construcción de 2.000 kilómetros de caminos en 6 años, de 1956 a 1962. Durante el período inicial, hasta fin de 1956, se han construido 300 kilómetros. Los costos medios, comparables con los de Francia, son del orden de 30.000 yuanes el kilómetro, o sea, de unos 14.300 dólares en montaña. La segunda parte del programa mira a la construcción de una red de vías secundarias o, más bien, de caminos forestales de circulación temporal, accesibles a los camiones durante el buen tiempo y cerrados al tráfico en invierno. El proyecto prevé la construcción de 9.000 kilómetros de vías de este tipo en la provincia.

La repoblación

El esfuerzo de los forestales chinos en materia de repoblación forestal data solamente de 1953, pero los resultados obtenidos son ya considerables. En 4 años, de 1953 a 1956 inclusive, se han plantado, según las estadísticas oficiales del Ministerio de Montes, un total de 10.300.000 hectáreas.

La estadística da los datos siguientes sobre la naturaleza de estas repoblaciones:

1. Repoblaciones de producción maderera, comprendida en ellas la reconstitución de los montes naturales enteramente destruidos

4.740.000 Ha.

2. Repoblaciones de protección, asociadas en parto a trabajos hidráulicos. Repoblaciones de montañas denudadas y fijación de dunas de arena. Cortinas boscosas

2.640.000 Ha.

3. Repoblaciones de especies leñosas que dan otros productos, además de madera: Cortezas curtientes, corcho, aceites esenciales, esencias y barnices

1.900.000 Ha.

4. Repoblaciones diversas: Bambúes leñas

1.020.000 Ha.

TOTAL GENERAL

1 0.300.000 Ha.

A fin de 1956 las previsiones del primer plan quinquenal habían sido sobrepasadas ya en un 71,7 por ciento. En la provincia de Kansu se habían repoblado ya 345.000 hectáreas, o sea, 3 veces y media más de lo previsto en el plan. En la de Seu-Chuan, 460.000 hectáreas, especialmente de vastas plantaciones de tung (Aleurites fordii), que proporcionan un barniz muy apreciado. Las tres provincias de Manchuria, rivalizando entre sí, han repoblado en 4 años un total de 1.200.000 hectáreas.

Los ejemplos son innumerables. Todas las provincias participan en esta marea forestal que es cada vez mayor. La China Popular no puede, sin embargo, sacar partido más que de 8 años de investigaciones y de ensayos. Los trabajos se hallan en sus comienzos y falta experiencia a gran parte del personal dedicado a estas labores. Como consecuencia de ello, la calidad de las repoblaciones, según reconocen los mismos dirigentes responsables, no es siempre perfecta. Si el número de plantas que arraigan puede llegar hasta el 90 por ciento e incluso el 100 por ciento en determinadas regiones y principalmente en las repoblaciones del Estado, que son siempre las mejores, la media de las plantas que prenden es solamente de 60 a 80 por ciento.

Las técnicas de plantación, se perfeccionan de año en año. Los métodos varían de unas regiones a otras según el suelo y el clima. El Ministerio de Montes de Pekín está preparando uno o varios manuales prácticos. Tratarán de la elección de especies, de los métodos de repoblación: siembra o plantación, de la recolección, selección y conservación de las semillas, etc. En resumen, las preocupaciones son las mismas que en otros países.

Lo que en China llama la atención en primer lugar es la intensidad de estos trabajos. Hay que admirar sin reservas el hecho de que la repoblación se aplica aquí a un país de 960 millones de hectáreas y que han bastado 4 años solamente para aumentar el índice de embosquecimiento de este vasto país en más de 1 por ciento. Además, el ritmo de los trabajos se acelera.

Otra cosa que es también notable es la manera en que se efectúan los trabajos. Hay que distinguir a este propósito las repoblaciones del Estado y las de las cooperativas.

Repoblaciones del Estado

Las repoblaciones en el patrimonio nacional se aplican por una parte a los montes naturales degradados y por otra a los terrenos denudados de las montañas o de las estepas, impropios para la agricultura y para el aprovechamiento por el hombre.

Se ha señalado ya que el Estado tiene derecho, a apropiarse de estas tierras incultas y a efectuar en ellas trabajos de repoblación de interés general y de utilidad pública para la defensa de los suelos contra la erosión. Se ha observado que la situación es, en este punto, comparable a la de los países de economía liberal donde el Estado se encarga igualmente de las repoblaciones de protección cuya rentabilidad es incierta.

Estas repoblaciones en terrenos del patrimonio nacional son efectuadas por los servicios locales, las secciones de repoblación y, en ciertos casos, cada vez más frecuentes, por mediación de las «granjas forestales del Estado». Estas granjas son «administraciones» especializadas en los trabajos forestales. Hay que señalar que en los tiempos del Kuomintang existían ya granjas forestales del Estado pero de entonces acá su número ha pasado de 60 a más de 400 a fines de 1956 y no cesa de aumentar. La mayoría de estas granjas no están mecanizadas. Solamente cinco de ellas lo están, como la visitada en Taoan, en la provincia de Kirin, y que se dedica a la plantación de cortinas protectoras.

Repoblaciones de las cooperativas

Se ha dicho anteriormente que los campesinos repoblaron en 4 años 9.700.000 hectáreas. Las causas de estos resultados merecen un examen más minucioso.

En 1957 se terminó la colectivización de las tierras. Todos los pueblos, sin excepción alguna, están organizados en cooperativas. En la primavera de 1956 había en China 1.800.000 cooperativas. Desde entonces se ha operado una concentración y hoy día son unas 700.000 aproximadamente. Agrupan 120 millones de familias rurales, que comprenden más de 500 millones de seres. Estas cooperativas son actualmente todas de tipo socialista, es decir, que la tierra pertenece a la comunidad y que el alquiler de estas tierras, o sea la renta sobre ella, está suprimido. Unicamente el trabajo da derecho a una remuneración o a un salario. Ahora bien, el campo chino está superpoblado. El pleno empleo de los agricultores raramente o jamás está asegurado y por ello ha resultado bastante fácil constituir en el seno de ciertas cooperativas equipos de obreros especializados. Unos son peones camineros, otros albañiles, otros obreros forestales etc. Esta «especialización» de los campesinos de las cooperativas está más o menos generalizada, pero siempre queda un gran contingente de obreros agrícolas. Todos, por lo demás, reciben salarios comparables, fijados según «normas de producción» y que se traducen principalmente en remuneraciones en especie, en forma de reparto de los productos de la tierra.

El sistema de la cooperativa socialista conduce, pues, automáticamente, a la división del trabajo. Por esto no es extraño comprobar que, sin obligarlas a ello, bastantes cooperativas hayan emprendido trabajos de repoblación y se hayan dedicado incluso a otras empresa forestales. Indudablemente, el gobierno alienta a ello y en algunos casos ejerce una presión más o menos autoritaria. De todas formas, el interés de las poblaciones rurales suele coincidir con el de las autoridades.

FIGURA 8. - Barrera de sedimentación construida de tierra cortando una barranca. Los depósitos se nivelan y cultivan.

Al principio, el Estado aseguraba a las cooperativas subvenciones en especie: suministros de plantas y de abonos y, a veces, más raramente, subvenciones en metálico para el pago de los salarios de los obreros. En la actualidad, proporciona únicamente ayuda técnica y vigila la ejecución de los trabajos. Estos deben amoldarse a los programas y a los planes de conjunto, al menos para trabajos de cierta naturaleza, como son, por ejemplo, el establecimiento de cortinas de protección. Los gastos que corren a cargo del Estado se reducen, pues, actualmente a sumas relativamente insignificantes en concepto de administración y de fiscalización. Las cooperativas tienen actualmente sus propios técnicos y designan jefes para dirigir sus «secciones forestales». Producen las plantas que necesitan en viveros comunales o intercomunales.

Este sistema puede despertar dos tipos de crítica:

En primer lugar, el trabajo espontáneo de los campesinos, aunque inspirado desde arriba, no encaja siempre con las necesidades o los imperativos del plan. Las operaciones suelen ser desordenadas y dispersas y los resultados, desde el punto de vista técnico, no siempre son buenos.

En segundo lugar, se puede prever razonablemente que en plazo relativamente corto las cooperativas habrán repoblado, en sus dominios, todas las tierras de aptitud forestal y deberán, por grado o por fuerza, poner término a este género de actividad para dedicarse solamente a trabajos de conservación.

Es decir, que, a partir de entonces, el esfuerzo principal en materia de repoblación incumbirá principalmente al Estado y afectará a regiones poco habitadas o deshabitadas que son los puntos cruciales en donde se manifiestan los más graves fenómenos de erosión. El papel directo del Estado, cada vez más activo, permitirá sin duda alcanzar mejor los objetivos del plan y equilibrar la repoblación en las diversas provincias. Pero las cargas financieras que resultarán de ello para el Estado Irán aumentando sin cesar. Esto no puede ser cierto más que en parte, pues no se excluye, sino al contrario, que una colonización agrícola acompañe a la empresa de repoblación forestal de las tierras denudadas de las montañas o de las estepas. Una economía agro-silvo-pastoral con predominio de herbazales y bosques, podría transformar ciertas comarcas de las provincias chinas del nordeste, del norte, del noroeste y del oeste e incluso ciertas regiones montañosas del sur de China. En ese caso, se verían muchos nuevos contingentes de cooperativistas invadir estas comarcas vírgenes y fundar nuevas cooperativas que procederían a su vez, con ayuda del Estado, a todos los trabajos de valorización del suelo, incluida la repoblación.

FIGURA 9. - Pequeñas presas de mampostería seca en una cárcava.

El concurso técnico y económico del Estado será siempre indispensable en los comienzos, pues el campesino chino es ante todo horticultor y agricultor, pero tanto en cuestión de ganadería como de montes, su educación está todavía por hacer.

Respecto a las condiciones laborales hay que hacer algunas observaciones.

Salarios y costos. El pago de salarios en efectivo apenas si se practica salvo para los trabajos del Estado. Estos salarios son bajos, por lo que el precio de coste de las repoblaciones es ventajoso. Para una plantación ordinaria, sin tratamientos culturales, pero teniendo en cuenta el valor de las plantas criadas en vivero, el gasto es, por lo menos, tres o cuatro veces menor que en Francia por ejemplo.

En cuanto a las repoblaciones de las cooperativas, los gastos son, por decirlo así, nominales, aunque es preciso que el agricultor chino como es natural subsista. Todos los miembros de las cooperativas son solidarios y todos participan en la labor productora y finalmente en el reparto de los productos de la tierra, incluidas leñas y maderas. Las nociones de precio de coste y de rentabilidad son puramente académicas en la economía rural de un país comunista. La repoblación es una empresa nacional de utilidad pública que es fácil llevar a cabo con una mano de obra campesina amenazada de paro.

La mecanización. Se plantea ahora la cuestión de saber si es de desear la mecanización. Esta mecanización lleva consigo, en efecto, dos elementos contradictorios:

Por una parte, una población numerosa justifica el trabajo manual y ayuda a comprender el que grandes trabajos hidroeléctricos como, por ejemplo, la construcción de la presa de tierra de Kuanting, se hayan realizado a base de las espuertas de centenares de miles de obreros. Pero, por otra parte, las tareas que se le presentan a China son inmensas. Incluso con esta mano de obra superabundante se concibe perfectamente que podrían emprenderse programas más importantes y alcanzar más de prisa ciertos objetivos con ayuda de las máquinas.

En la agricultura, es sorprendente ver desde el aire, por ejemplo, que la parcelación de los campos y su cultivo siguen siendo idénticos a como eran antes de la colectivización. Parece que esta colectivización debería haber ido acompañada de una modificación profunda de la estructura de la explotación agrícola. Pero no ha sido así; los mismos campos se siguen cultivando a mano o con arados rudimentarios, en sus antiguos y estrechos límites. Se observa, sin embargo, algo como el comienzo de un cambio con la aparición de diversas fábricas de máquinas e instrumentos de labranza. El Gobierno chino ha encargado y recibido tractores agrícolas, reservados por el momento a las regiones más fértiles y más productivas. Existen algunas granjas agrícolas del Estado ya mecanizadas o a punto de estarlo.

En el dominio forestal, la explotación, la construcción de caminos forestales y ciertos grandes trabajos de repoblación exigen actualmente un mínimo de mecanización. La existencia de algunas granjas forestales mecanizadas, principalmente en la provincia de Kirin, subraya la tendencia a la mecanización, pero a una mecanización moderada. Las máquinas son casi indispensables para emprender la habilitación de inmensas extensiones esteparias bajo el abrigo de cortinas boscosas, como sucede en Manchuria. El relieve uniformemente llano, las distancias y la brevedad de la temporada de trabajo justifican esta mecanización, al menos para los trabajos que corren a cargo del Estado.

En resumen y para concluir, la gran empresa de la repoblación forestal de China se halla en buen camino, facilitada hasta ahora por la abundancia de mano de obra, la organización política y social y el «ambiente», muy favorable a la causa forestal.

Técnica de los trabajos de repoblación

Viveros

Es sabido que los chinos tienen fama de ser excelentes jardineros. Los viveros forestales son tratados, por tanto, con arreglo a los mejores métodos hortícolas. La producción es cuidada y abundante. Es igualmente variada y comprende no solamente la producción en gran escala de plantas coníferas de uso corriente, sino también la gama más completa de especies frondosas y frecuentemente de arbustos y de matas fijadoras del suelo como, por ejemplo, las siguientes especies: Eleagnus angustifolia, Evonymus alata, Eucommia ulmoides, diversas especies de Rhus y hasta una planta herbácea: Coriaria sinica.

Dos materias de investigación llaman especialmente la atención:

a) La crianza a partir de semilla de especies forrajeras: gran número de gramíneas y leguminosas destinadas a fijar los suelos degradados y a constituir al mismo tiempo herbazales productivos. La creación de recursos forrajeros y el desarrollo de la ganadería se enlazan de este modo con los trabajos de lucha contra la erosión.

Iguales preocupaciones existen en los países del Mediterráneo. A este respecto, son conocidas las iniciativas de la FAO, que ha creado el Grupo de Trabajo sobre mejoramiento de pastos y forrajes mediterráneos, en el que participan los países de Africa del norte, del Cercano Oriente, y del sur de Europa, así como «viveros mediterráneos uniformes» en los que se estudian y comparan los «ecotipos», es decir, las estirpes locales o las variedades de gramíneas y de leguminosas mejor adaptadas a condiciones determinadas de suelo y de clima. Las investigaciones efectuadas actualmente por los chinos en algunas provincias se verían favorecidas no sólo por el intercambio de informaciones, sino también de a material»de estudio con otros países.

b) Las investigaciones genéticas y las experiencias para la producción por hibridación de clones de chopos a partir de los individuos más sanos, más resistentes a las enfermedades y de crecimiento más rápido. Estos experimentos se llevan a cabo en los viveros de la Estación de Investigaciones Forestales de Van-Shu-Shan, en los alrededores de Pekín.

Los cruzamientos se efectúan principalmente con chopos del grupo de los balsámicos, muy extendido en China, bien entre especies del mismo grupo, o bien con las de otros grupos, principalmente el de los chopos negros. Este es un asunto de actualidad en muchos países europeos donde se están logrando importantes progresos científicos. Es satisfactorio comprobar que China, inspirándose sin dudo en consejos de los expertos soviéticos, se ha lanzado deliberadamente al camino de estas investigaciones. Más adelante se verá, a propósito de las cortinas de protección, el interés especial de esta cuestión.

Repoblaciones de producción

En Manchuria y en las provincias de Kansu y Seu-Chuan, que fueron visitadas por el autor, existen repoblaciones de los tipos más variados, en las que se utilizan abundantes especies resinosas o frondosas. Pero los resultados más espectaculares se han obtenido con dos especies de crecimiento rápido: el eucalipto y el chopo.

El autor no tuvo ocasión de visitar grandes plantaciones de eucaliptos. Este género es objeto de experimentaciones y repoblaciones importantes en varias provincias del este, del sur y del sudoeste: Fukien, Kuang-tung, Kuang-si, Yunnan y Seu-Chuan.

Las especies que al parecer han dado los mejores resultados son: E. robusta, E. globulus y E. tereticornis en el sur y el sudoeste, E. camaldulensis y E. maculata (ver. citriodora) en el sur. Estas y otras especies de eucaliptos presentan posibilidades hasta ahora insospechadas para la repoblación de la zona subtropical de China en la que no existen fríos acentuados y prolongados.

No ofrece dudas la importancia del chopo en la vida agrícola y forestal, y por consiguiente en la vida económica, de China. Es probable que la evolución de este cultivo haya seguido en el Extremo Oriente las mismas etapas que en Europa conduciendo a un desarrollo notable del cultivo de un árbol precioso a causa de las múltiples aplicaciones de su madera. China es rica en chopos de todas las especies, particularmente de los grupos de los temblones y de los balsámicos. Existen igualmente grandes posibilidades de adaptación y de empleo en escala industrial, de los chopos negros y de sus derivados, que son los más usados en Europa. En la China del norte se realiza un esfuerzo enorme para el desarrollo de las plantaciones de chopos, utilizados principalmente en alineaciones a lo largo de las grandes vías de comunicación, pero también en plantaciones compactas y en los fondos pantanosos saneados de las zonas agrícolas.

FIGURA 10. - Mapa pluviométrico de China.

En los alrededores de Pekín, las plantaciones efectuadas a los bordes de las carreteras con chopos blancos (Populus alba y P. tomentosa) y chopos negros están transformando radicalmente el paisaje. Estas alineaciones, frecuentemente en hileras dobles o triples, desempeñan también el papel de rompevientos. La mayor parte de estas plantaciones data de 5 a 6 años. El crecimiento no es rápido debido a la aridez del clima y al viento pero es, no obstante, regular y los árboles, en general, presentan buen aspecto. La producción de madera con que se podrá contar razonablemente dentro de 10 ó 15 años, contribuirá de forma apreciable a satisfacer las enormes necesidades madereras de China.

Aparte del chopo y del eucalipto, se utilizan igualmente en este tipo de plantaciones, en China, la acacia común, la acacia del Japón, el olmo (Ulmus pumila) e incluso el sauce (Salix matsudana) con su variedad, el sauce llorón (Salix pendula). Estas cuatro especies forestales y los chopos se emplean en gran escala en todas las plantaciones urbanas de la China del norte. El éxito de las plantaciones lineares, emprendidas por iniciativa de las municipalidades de las grandes ciudades, es excelente en conjunto. Las avenidas plantadas en Pekín especialmente, son impecables.

La Compañía de los Ferrocarriles Chinos procede por su cuenta y de una manera sistemática a efectuar plantaciones lineares a ambos lados del balasto, en una anchura de 50 m. Según las condiciones del suelo y del clima, se plantan eucaliptos o chopos, acacias comunes u olmos, y toda suerte de especies frondosas o resinosas en alineaciones que cubren fajas regulares de 5 a 1,5 m. de ancho.

FIGURA 11. - Un laboratorio para estudiar la erosión en el loess.

A decir verdad, estas repoblaciones no cubren grandes superficies: dos fajas continuas de 10 m. de ancho a uno y otro lado de las vías, corresponden, en efecto, a 2 hectáreas solamente de repoblación por kilómetro de línea, o sea para 20.000 millas, o 32.000 Km. de líneas férreas hay que considerar como máximo una posibilidad global de repoblación de 64.000 hectáreas.

Pero la cuestión más importante no es ésta. Estas repoblaciones impiden la contemplación del paisaje, si la cortina de árboles es continua. Ofrecen peligro de incendios en los países áridos con la tracción a vapor y las locomotoras de carbón. Perjudican los cultivos vecinos por la sombra que proyectan o por la competencia de las raíces y disputan a las cooperativas tierras bien situadas y frecuentemente de excelente calidad. Por esto, sería preferible que la Compañía de los Ferrocarriles renunciase a la repoblación y tolerase el disfrute de estos campos por las cooperativas establecidas en las proximidades de las vías férreas. Se invoca a la vez, a título de justificación, la protección de la línea de ferrocarril contra el viento o la nieve, pero éste no es el caso general.

En resumen, las repoblaciones de este género no deben excluirse totalmente pero parece peligroso generalizar esta práctica.

Repoblaciones de protección

Cuando se examina la carta pluviométrica de China se ve que la «zona crítica» desde el punto de vista de la erosión está comprendida entre las isoyetas de 100 y de 500 mm. No hay que decir que las inmensas extensiones del norte y del noroeste de China donde las precipitaciones anuales son inferiores a 100 mm. son igualmente regiones sometidas a la erosión pero constituyen una zona desértica en la que una intervención generalizada no sería remuneradora.

Por el contrario, en la zona de 100 a 500 mm. que comprende toda la cuenca superior y el codo del río Amarillo, y la mayor parte de las vastas extensiones de estepas de Mongolia y de Manchuria, pueden efectuar los forestales chinos grandes trabajos de repoblaciones de protección. Estos trabajos, emprendidos para la defensa de los suelos, presentan caracteres diferentes según se trate de erosión eólica en las llanuras o de erosión pluvial en las montañas.

En el primer caso, los trabajos de defensa de los suelos consisten únicamente en trabajos forestales, sin intervención de obras de ingeniería y que implican la fijación de dunas de arena y el establecimiento de cortinas boscosas de protección.

Para la fijación de dunas se emplean técnicas parecidas a las aplicadas en muchos países del antiguo y del nuevo continente. No presentan características particulares.

Las cortinas boscosas. Con las «cortinas boscosas» la labor de repoblación cambia de magnitud y presenta otra envergadura, pues se aplica, en efecto, a millares de kilómetros cuadrados de estepas, a inmensas extensiones monótonas y llanas, batidas por vientos implacables. Se trata aquí, a semejanza de lo que se hace en Rusia, de la realización de un plan grandioso denominado de «transformación de la naturaleza» o también de «cinturón verde continuo» en las comarcas fronterizas del Norte y Nordeste: Manchuria, Chahar, Jehol, Hopeh, Ordos, Shensi, Kansu, etc.

La esencia de la obra que China se propone llevar a cabo, es conseguir cambios de clima, o más exactamente promover la aparición de «micro-climas» favorables para el mejoramiento o para la introducción de cultivos. Es una tarea formidable la repoblación de estas tierras pobres de clima árido en condiciones que frecuentemente se prestan poco o nada al embosquecimiento. Solamente el tiempo dirá si estos proyectos no son demasiado ambiciosos.

El objetivo perseguido es romper la violencia de los vientos por interposición de fajas boscosas suficientemente anchas, espesas y continuas, restituir a las tierras una fertilidad básica y hacer cultivar estas tierras con la aportación de abonos y la aplicación de los métodos de cultivo de secano (dry-farminq) por agricultores adelantados y que dispongan del material mecánico necesario.

Las cortinas boscosas forman ante todo una red principal constituida por fajas orientadas aproximadamente en sentido perpendicular a los vientos dominantes, de 50 metros de ancho, separadas una de otra 10 Km. y cortadas oblicuamente por fajas de 30 metros de anchura, espaciadas igualmente 10 Km., de manera que se forman una serie de grandes rombos de una superficie aproximada de 100 Km2. En el interior de este dispositivo principal se forma una red secundaria de cortinas boscosas mediante fajas cruzadas de 20 a 25 metros de ancho, que aislan campos regulares de forma romboidal de 400 × 600 (24 Ha.), o de 400 × 1.200 (48 Ha.), o también de 800 × 1.200 (96 Ha.).

La densidad de las cortinas debe ser mayor en los suelos pobres porque la esterilidad del suelo resulta precisamente de la violencia de los vientos, que como allí son más violentos que en cualquier otra parte, es necesario colocar mayor número de pantallas protectoras. Por consiguiente, en las estepas incultas, casi siempre despobladas, las cortinas boscosas estarán próximas unas a otras y delimitarán campos de 20 a 24 hectáreas como máximo. En las llanuras cultivadas ya de antiguo y más o menos escasamente pobladas, de terrenos relativamente ricos, las cortinas boscosas estarán más separadas entre sí dejando mayores superficies cultivadas.

Se puede recorrer decenas y decenas de kilómetros en coche o en tren sin dejar de ver las grandes fajas de 50 metros de ancho. Solamente en la provincia de Kirin el programa, terminado ya en gran parte, prevé la instalación en 17 distritos de 21 fajas de 50 metros separadas 10 Km. unas de otras, y cada una de las cuales mide de este a oeste 330 Km. de largo por término medio.

La red que se piensa crear en esta región se extenderá finalmente 340 Km. de norte a sur, englobando una parte de la provincia de Heilungkiang al norte, la de Kirin al centro, y la de Liao-Ning al sur. De esta forma las cortinas boscosas cubrirán en Manchuria una superficie de más de 110.000 Km2 de estepas en este «mar seco» interior, como le llaman los campesinos. De estos 11 millones de hectáreas, la repoblación por fajas cubrirá según la densidad de las redes y la anchura de las bandas, del 6 al 10 por ciento de la superficie.

La repoblación propiamente dicha va precedida en general de numerosas labores de preparación del terreno.

En el distrito de Taonin, en la provincia de Kirin, este trabajo preparatorio del suelo consiste el primer año, después de la señalación con piquetes, en una pasada con un arado de rejas múltiples que permite una labor de 30 cm. de profundidad y luego una segunda pasada con grada para romper los terrones y allanar el suelo, seguida de tres siegas, enterrando la hierba como abono verde.

El segundo año las fajas se plantan con una densidad de 8.800 plantas por hectárea, o sea, con un espaciamiento de 0,75 × 1,50. Se utilizan diversas especies frondosas, principalmente Ulmus pumila, pero sobre todo el chopo balsámico silvestre, abundante y rústico, Populus simonii y también una variedad de éste de hojas mayores: Populus ussuriensis.

A diferencia de lo que se hace en diversos países europeos, no se utilizan estacas. Se recoge la semilla de chopo, se siembra esta semilla en los viveros, y se cultivan las plantas enraizadas hasta que alcanzan la talla de 0,60 m., de los cuales 0,20 m. son raíces. Estos plantones de un año se plantan de asiento en las fajas constitutivas de las cortinas boscosas.

Esta especie muy rústica, P. simonii, presenta indudablemente ventajas en la estepa a la que parece aclimatarse muy bien. Pero quizás convendría obtener por hibridación uno o varios clones a partir de Populus simonii que presentasen las cualidades precisas de adaptación a los rigores del clima local y al mismo tiempo un mayor porte, un crecimiento más vigoroso y una madera de mejor calidad que la de la especie indígena. En este orden de ideas habría que emprender toda una serie de investigaciones. La cuestión no es desconocida de los forestales chinos. Se ha hecho mención ya de las investigaciones efectuadas en esta materia por los profesores e investigadores del Instituto de Investigaciones Forestales de Pekín.

El éxito de este proyecto no parece estar totalmente asegurado. Hay que hacer, en efecto, prudentes reservas sobre la posibilidad de que la repoblación resulte satisfactoria en condiciones climáticas tan rigurosas como las de la estopa de las regiones de Taonin o de Paichantso, con precipitaciones de solamente 200 a 300 mm., oscilaciones térmicas de 72° e incluso más, y un período vegetativo limitado a 160 ó 170 días al año.

No obstante, en ciertas regiones, principalmente en Fu-Ya, el éxito parece seguro porque este distrito, situado más al este, goza de un clima menos rudo. El aspecto de las cortinas boscosas más antiguas (algunas datan de 15 ó 20 años) confirma este optimismo. En otras partes hay que continuar las experiencias y esperar antes de formular un juicio.

La defensa de los suelos en montaña

Cuando se trata de refrenar la escorrentía y combatir la erosión en terrenos pendientes, los trabajos forestales deben ir casi siempre acompañados de obras de ingeniería. Esto es lo que sucede principalmente en las regiones de loess en China donde este problema domina todos los demás. Desde 1949 el gobierno ha dedicado mucha atención, mucho tiempo y mucho dinero a esta grave cuestión. Ha confiado la responsabilidad de este problema a la Academia de Ciencias de China. Bajo la alta dirección de esta docta asamblea, se prepara un trabajo de reconocimiento y de determinación de los mejores métodos de consolidación de los terrenos. Se necesita la contribución de numerosos especialistas, pertenecientes a las disciplinas científicas más diversas: geólogos, geógrafos, edafólogos, botánicos, hidrólogos, agrónomos, forestales y economistas. La Academia preside la formación de los grupos de reconocimiento y de investigación en el terreno y asegura la inspección de los resultados.

Ahora bien, las conclusiones de estos expertos han sido idénticas: «No será posible detener la erosión más que por trabajos combinados de hidráulica y de repoblación forestal efectuados conjuntamente con trabajos de mejoramiento agrícola». Esta coordinación de los trabajos está asegurada en la práctica.

Medidas de carácter agrícola

En las pendientes suaves y en los rellanos, los técnicos están de acuerdo en que se debe fomentar y generalizar el cultivo por bandas de nivel, con alternativa de cultivos «apretados», es decir, de plantas que se siembran abundantemente, tales como el trigo, y de cultivos «sueltos», es decir, de plantas sembradas con poca densidad y espaciadas, como el maíz.

Se preconiza igualmente la alternativa: trigo - hierba, recomendándose tanto más el cultivo pratense cuanto mayor sea la pendiente general.

Si esta pendiente es mayor de 6 a 8 por ciento no es posible cultivar en el loess por el procedimiento de simples «arriatas». Hay que construir muros «de tierra seca». El paisaje que se presenta a la vista es entonces el de una sucesión de terrazas que aparecen como superpuestas unas o otras. Pueden verse hasta 20 ó 30 que se suceden sin interrupción de abajo a arriba de las laderas.

El reborde inicial que se hace al pie de cada campo es objeto de 3 ó 4 elevaciones sucesivas, en el transcurso de los años, hasta que se llega a la horizontalidad de la terraza. El muro mismo se forma, no solamente por elevación de los rebordes sucesivos, sino también por excavaciones practicadas en su base. En efecto, las labores sucesivas efectuadas con azadón o con arado tienen por resultado hacer descender la tierra ladera abajo.

Esta tierra, el labrador chino no la vuelve a subir como han hecho durante siglos los montañeses de diversos países de Europa y como se hace todavía en ciertos países. Cuando la terraza adquiere la horizontalidad gracias a la confección de un último reborde, es posible no sólo regar, sino incluso sumergir las tierras durante ciertos períodos del año para cultivar arroz.

Estos casos extremos se encuentran más generalmente en las depresiones (combes). Estas se guarnecen igualmente de muros de tierra, a veces de mampostería, cuya concavidad queda de la parte de abajo. Estas pequeñas «presas» curvilíneas separan entre sí otros tantos espacios de canal rigurosamente planos.

FIGURA 12. - Diagrama indicador de los métodos chinos de cultivo en terrazas.

(1) Perfil 1. a...b Laderas cubiertas de hierba o de arbolado.
(2) Perfil 2. b...c Terrazas cultivadas.

Estos diversos tipos de terrazas y de obras de fábrica destinadas a contener las tierras y las aguas son propias de la hidráulica agrícola.

Cuanto más se avanza hacia el sur más abunda este tipo de bancales o de plataformas horizontales. Esta horizontalidad es condición necesaria para el riego. Este principio es contrario a aquél en que se inspiran los métodos adoptados en Africa del Norte, y según el cual los bancales presentan en el sentido longitudinal una ligera pendiente, de 5 por mil aproximadamente, que permite el desagüe de las aguas de escorrentía por avenamiento, en tanto que el desnivel de la plataforma ladera arriba y el reborde ladera abajo permiten que las aguas de lluvia permanezcan en los bancales y se infiltren en ellos.

Se ha comprobado, efectivamente, en diversas ocasiones, que los muros de las terrazas chinas pueden desmantelarse e incluso derrumbarse por la acción de las lluvias. Estaría indicado sustituir estos muros verticales por taludes de poca pendiente en la medida que la topografía lo permita. Estos taludes estarían cubiertos de hierba y serían tratados bien como praderas naturales o bien como praderas artificiales. En las laderas de gran pendiente, sometidas a precipitaciones abundantes y violentas, los taludes intermedios entre las terrazas cultivadas podrían estar arbolados. Se llegaría así a la aplicación de un sistema parecido al empleado en Argelia sustituyendo el perfil (1) por el perfil (2). El desnivel podría ser muy pequeño e incluso nulo para los cultivos de regadío.

Tanto en el uno como en el otro sistema, la construcción del reborde inferior no ofrece dificultades.

Sería relativamente cómodo instalar un sistema de bancales del tipo argelino en las pendientes que se cultivan hasta ahora sin muros verticales o al menos con muros poco elevados. En el caso de altas terrazas superpuestas, los movimientos de tierras serían más importantes y tendrían como consecuencia el disminuir el área de las superficies planas cultivables y sustituirlas en parte por taludes que podrían arbolarse o cubrirse de hierba. Se plantea, pues, la cuestión de saber si por trabajos de manutención constantes se podría conservar el antiguo sistema de la terraza china. Para limitar los riesgos convendría preparar de trecho en trecho y a nivel, en las laderas en que las terrazas se conservasen, bandas continuas de taludes cubiertas de hierba o arboladas que formasen zonas de mayor resistencia a la erosión.

En los barrancos y en los pequeños ríos torrenciales son necesarios otros trabajos de defensa para luchar contra el derrubio de las márgenes y fondo del cauce producido por las aguas y para disminuir por consiguiente el gasto sólido.

Los chinos disponen a este fin de todo un arsenal de trabajos de hidráulica consistente en barreras y escalones de todas dimensiones y de todas naturalezas, en diques, espigones y otras obras de defensa de las orillas, en muretes, fosos, zanjas y canalizaciones cerradas o a cielo abierto, depósitos de agua, etc.

Parece que estas obras, aunque emprendidas ya en muchos barrancos y en grandes extensiones de terreno, no son todavía de una eficacia satisfactoria. Permiten mejorar el régimen de los torrentes, pero no pueden suprimir totalmente el acarreo y el transporte de los materiales sólidos en suspensión. Para atenuar de una manera verdaderamente sensible el gasto sólido de los torrentes de la región del loess habría que protegerlos con obras de mayores dimensiones, tales como grandes presas de tierra, con la finalidad principal de retener inmediatamente aguas abajo de estas obras, por decantación, la mayor parte de los bloques de piedra, la grava y el lodo transportados por las aguas de escorrentía. La altura de estas «presas de sedimentación» debe ser función del perfil transversal y del perfil longitudinal del torrente de que se trate. Su construcción debe concebirse de tal forma que se pueda proceder a su elevación progresiva, hasta el momento en que el nivel de la hacía alcance el de las orillas más altas. El espesor de las obras debe fijarse en función del arrastre de las aguas y de la violencia de la corriente. Es necesario dar a estos muros de tierra una cierta inclinación aguas arriba y aguas abajo, prever dispositivos para el escape de las aguas que escurren de los terreros y para el desagüe de las de las crecidas recogidas en las hacías de las presas. El único modo de atenuar de una manera sensible el transporte de materiales sólidos en los ríos de montaña es el de las presas de sedimentación, que deben construirse en cada barranco, en cada torrentera y en cada río tributario del río Amarillo. Posteriormente, cuando las repoblaciones hayan detenido la erosión en las cuencas de recepción, será posible sin duda establecer cultivos en los terreros de estas obras.

El autor sólo pudo ver una obra de este tipo, muy modesta por otra parte puesto que su volumen era solamente de 60 u 80 m3 en las montañas de Tien-Chui, provincia de Kansu, en un torrente donde la degradación específica es del orden de 7.000 toneladas por Km2 y por año, lo que representa un gasto sólido excepcional.

Sería de desear la generalización de este método de lucha contra la erosión y la construcción de presas de sedimentación grandes y pequeñas, desde las de 100 m3 solamente hasta las de 10.000 m3 y más.

Sea lo que fuere, los servicios chinos de hidráulica no han permanecido inactivos, pues, en cumplimiento del primer plan quinquenal, se han tratado 14 millones de hectáreas con resultados ya muy satisfactorios para el país en conjunto. Sin embargo, no representan todavía la décima parte del programa general que prevé el tratamiento de 1.600.000 kilómetros cuadrados. Por lo tanto, hay que intensificar los trabajos de este género y, sobre todo, orientarlos primordialmente a la consecución de los dos objetivos siguientes:

1. Construcción de bancales del tipo argelino en todas las vertientes en que las terrazas chinas están sometidas a fenómenos de erosión.

2. Construcción generalizada en los torrentes y los ríos de presas de sedimentación.

Actividades forestales

Frecuentemente se plantea la cuestión de saber si es preferible crear praderas o montes.

Al parecer, es preciso dar prioridad a la ganadería pues en China falta ganado y por lo tanto hay que favorecer el aumento de la producción herbácea. Pero ciertos suelos son terriblemente ingratos especialmente los terrenos quebrados y de fuerte pendiente. Las condiciones ecológicas pueden ser tan malas que la única solución está en la repoblación forestal, tanto desde el punto de vista de la economía rural en su más amplio sentido, como del de la defensa de los suelos contra la erosión.

En estas condiciones, es necesario repoblar dentro de lo posible con especies que tengan a la vez un valor económico apreciable y un poder de fijación del suelo suficiente. La acacia común cumple generalmente esta doble condición. Por ello se ha hecho mucho uso de ella. Numerosas cooperativas de la región de Tien-Chui han procedido, con un éxito total, a repoblaciones con acacia común en extensiones importantes, en el fondo y en las orillas de las torrenteras y en todas las laderas de pendiente pronunciada. Las plantaciones se hacen en bancales horizontales de elementos continuos o discontinuos o también en estrechas plataformas dispuestas aguas arriba de un «hoyo» modelado en el loess. Estos hoyos presentan a su alrededor un reborde circular de tal manera que constituyen una «tina» destinada a recoger y a concentrar las aguas de lluvia. Estas aguas pueden infiltrarse lentamente en el subsuelo en lugar de correr rápidamente por la superficie.

En los alrededores de Lanchow los trabajos efectuados en la montaña denominada de las Cinco Fuentes merecen mención especial. En este vasto terreno de experimentación, constituido por una larga pendiente orientada al mediodía, con una diferencia de nivel de unos 500 metros, el Servicio Forestal ha emprendido considerables trabajos de formación de terrazas que se combinarán con trabajos de empradizado y de repoblación forestal. Las labores previas de preparación del terreno están terminadas y la montaña está actualmente surcada de arriba abajo por una sucesión de plataformas, de bancales, de fajas longitudinales, de zanjas (trench-contours) a nivel, etc.

El año próximo, como segunda etapa de la operación se procederá a los trabajos «biológicos». Estos trabajos consistirán, en la parte superior de la vertiente, en sembrar las pendientes con gramíneas y leguminosas vivaces y después en la plantación, de arriba abajo de la pendiente, de diversas especies forestales: pinos y olmos en la parte alta, acacias comunes, sauces, cipreses, y tuyas en la parte media, y chopos (P. alba, P. davidiana y P. nigra var. Pyramidalis), Tamarix, Juniperia, Sophora japonica y Ailanthus altissima en la parte baja.

Las pendientes más degradadas y friables se fijarán por medio de arbustos, tales como Eleagnus angustifolia, Lespedeza bicolor, Syringa oblata, Coroyana micropfylla, etc.

Las numerosas obras visitadas en diferentes regiones permiten comprender la dificultad de la mayor parte de estos trabajos de repoblación emprendidos con gran frecuencia en montañas secas y sometidas a vientos violentos. El visitante ocasional no puede apreciar los resultados de la mayoría de estos trabajos todavía en sus comienzos. Seguramente se producirán fracasos, pero la experiencia permitirá mejorar la técnica, fijar prudentemente los límites razonables de la empresa y llegar, con perseverancia, a un éxito merecido.

Enseñanza e investigación

Las actividades forestales, ya se trate de la revalorización de los montes naturales o de la lucha contra la erosión de los suelos y de la repoblación, tropiezan en China con muchas dificultades. No hay problema económico y menos aún problema de mano de obra. El principal obstáculo es la escasez de ingenieros y de técnicos, es decir, de cuadros superiores y subalternos, aptos para concebir y dirigir bien los trabajos. Esta escasez es relativa pero se hace sentir ahora más porque las necesidades son inmensas y el programa de gran envergadura. Pero el número y la calidad de los especialistas aumentan regularmente de año en año.

FIGURA 13. - Dique de tierra contra las inundaciones. Fijación de los taludes por medio de estacas de - sauce.

FIGURA 14. - Vista general del loess erosionado en el codo del río Amarillo

Formación profesional

Actualmente existen en China tres grandes establecimientos superiores especializados: los Institutos Forestales de Jarbin, Pekín y Nankín, a cada uno de los cuales acuden de 1.000 a 1.500 estudiantes, y llegado el caso, existe la posibilidad de que reciban enseñanza en cada uno de estos Institutos 4 ó 5.000 jóvenes.

El número de alumnos universitarios que reciben formación forestal aumenta rápidamente. Según las estadísticas oficiales, el número de estudiantes de las escuelas superiores de montes se ha sextuplicado casi, pasando de 600 en 1949/50 a 4.000 en 1955/56. Al comienzo del curso 1957/58, los estudiantes de montes de los institutos serán más de 8.000.

Se pasaría entonces de la cifra actual a la de 12 ó 15.000 estudiantes. Además, 11 Institutos Agrícolas de ciudades importantes cuentan con secciones forestales a cada una de las cuales acuden de 400 a 500 alumnos, o sea, un total de 4 a 5.000 estudiantes. Esta cifra es susceptible todavía de duplicación e incluso de triplicación en plazo más o menos breve.

En resumen, de aquí a pocos años, y dadas las facilidades de matriculación, habrá en toda China más de 20.000 estudiantes de montes como mínimo

Desde este curso la duración de los estudios es de 5 años. Se admite el ingreso a las mujeres, las cuales constituyen aproximadamente el 20 por ciento del número de alumnos.

Debido a la escasez de cuadros forestales, los exámenes no son por ahora muy severos. El porcentaje de aprobados alcanza cada curso de 97 a 98 por ciento.

Si el porvenir de la enseñanza superior está asegurado, no sucede lo mismo todavía, según parece, con la enseñanza técnica profesional, reservada a los cuadros subalternos y dada en escuelas secundarias organizadas en las provincias. Los individuos en condiciones de acudir a estos centros no abundan y la selección es más difícil.

En una escuela técnica de montes, como la de Tailin, en Manchuria, la finalidad de la enseñanza es la formación de los cuadros subalternos necesarios para la dirección y la ejecución de tareas forestales, tales como la corta, extracción y transporte, aserrío, etc. La duración de los estudios varía, según el grado de instrucción de los alumnos, entre 6 y 18 meses por término medio

Desde el principio del primer plan quinquenal, 14.000 estudiantes chinos han obtenido el título de Ingeniero en los centros de Enseñanza Forestal Superior o de Técnico en los de Enseñanza Profesional. Todos estos están empleados, bien en los Servicios Forestales de la Capital, en el Ministerio de Montes o en el Ministerio de Industrias Forestales, o bien en los Servicios Forestales provinciales.

Hemos escuchado muchas quejas sobre la falta de ingenieros y de técnicos forestales, tanto en número como en calidad. Pero no se crea en un día un cuerpo competente y suficientemente numeroso de especialistas de montes en un país que hace menos de 10 años no disponía más que de una administración forestal rudimentaria y desprovista de todo medio de acción. La tradición no se adquiere de la noche a la mañana. El personal docente mismo no puede estar tampoco a la altura de su misión. También los profesores deben adquirir una formación pedagógica.

A pesar de estas dificultades hay que reconocer que es sorprendente el esfuerzo que está haciendo China en cuanto a capacitación técnica y formación profesional.

Investigación

El más alto exponente en el terreno de las investigaciones forestales, es el Instituto de Investigaciones Forestales y Edafológicas de Shenyang, dependiente de la Academia de Ciencias de China. Existen otros dos organismos igualmente eminentes: la Oficina Científica de Investigaciones Forestales de Pekín y el Centro Científico de Investigaciones Forestales Aplicadas a los Montes Tropicales de Cantón.

Por último, en el plano provincial, existen 25 centros de investigaciones forestales, científicas y técnicas.

En los tres primeros de estos Institutos de Investigación varios centenares de profesores, de investigadores y de auxiliares estudian las diversas ramas de las ciencias forestales, comprendidos los productos forestales. Las investigaciones edafológicas están particularmente avanzadas.

En los centros provinciales, las investigaciones se orientan hacia fines prácticos y sobre problemas de interés particular para la provincia de que se trate.

En el campo de la lucha contra la erosión, es sabido que el Servicio Hidráulico está encargado de la ejecución de obras de ingeniería En este orden de ideas hay que señalar la existencia en Pekín de un laboratorio de investigaciones hidráulicas y, en varias provincias, de estaciones de investigaciones hidráulicas. Estas estaciones, en número de 14 en toda China, contribuyen con los forestales a las investigaciones relativas a la defensa de los suelos.

En, la provincia de Kan-Su, la estación de Investigaciones Hidráulicas de Tien-Chui o Instituto Experimental de Conservación de los Suelos dispone de un gran terreno para experimentaciones en las laderas del valle del Wei-Ho. Este instituto cuenta con 200 ingenieros y empleados.

Sorprende igualmente el número y la diversidad de estas estaciones de investigación y el número de investigadores. Parece que existe una desproporción entre el número de ingenieros que administran los montes y dirigen los trabajos de repoblación en el terreno y el de investigadores que consagran todo su tiempo a especulaciones puramente científicas y a estudios de laboratorio. La amplitud dada a los Servicios de Investigación es, por otra parte, un hecho característico de nuestro tiempo que se puede comprobar en gran número de países.

Organización política y administrativa

En los países de régimen comunista los organismos ejecutivos y administrativos son en general numerosos, especializados y burocráticos.

Correspondiendo al único Ministerio de Agricultura de Francia, del cual depende la Dirección General de Montes, existen en China 7 ministerios: de Agricultura (propiamente dicha); de Granjas Agrícolas del Estado y Recuperación de Tierras; de la Alimentación; de las Industrias Alimentarias; de Pesca Fluvial y Marítima; de Montes y por último de Industrias Forestales. Además, el Ministerio de Conservación de Aguas (o de Hidráulica) tiene competencia en numerosas cuestiones relativas a la conservación de los suelos.

Debe señalarse, por último, la existencia en China de varias grandes Comisiones que deciden en un escalón superior muchas cuestiones que interesan a diferentes Servicios de los Ministerios. Dichas Comisiones son principalmente la Comisión de Planificación y la de Tecnología así como la Comisión de Economía Nacional.

En materia forestal, los dos organismos esenciales son el Ministerio de Montes, que tiene entre sus atribuciones la administración de los montes naturales y la repoblación forestal, y el Ministerio de Industrias Forestales, a quien compete la explotación de los montes naturales, la dirección y la inspección de las industrias forestales.

La Academia de Ciencias de China preside, en el plano nacional, las actividades de una Comisión Mixta especializada, el «Comité Nacional de Consolidación de los Terrenos», traducción literal de un título que correspondería en la nomeclatura internacional al de «Comité de Defensa de los suelos»

Este Comité agrupa los representantes especializados de los cuatro Ministerios interesados: Montes, Agricultura, Granjas Agrícolas y Recuperación de Tierras y Conservación de Aguas. Trabaja en contacto con comités provinciales, cuya composición está inspirada en principios análogos.

Esta complicada organización es consecuencia de la existencia de un grandísimo número de servicios administrativos que se ocupan de la misma cuestión. El Comité asegura la coordinación indispensable y debe permitir llegar al objetivo final: el equilibrio agro-silvo-pastoral.

El sistema entraña en principio una fuerte centralización. El Ministerio de Montes de Pekín, por ejemplo, comprende el Ministro, Ministros Adjuntos y numerosas oficinas y servicios. El enlace es directo con las 18 antiguas provincias, las tres nuevas provincias de Manchuria y las tres regiones autónomas de Mongolia Interior, Sinkiang y Tíbet.

La Jefatura Forestal de cada una de estas provincias está constituida a su vez como un segundo Ministerio y comprende los mismos resortes administrativos. La mayoría de estas provincias, en efecto, ya sea por la importancia de sus montes naturales, o ya por la del programa de repoblación se enfrentan con tareas que apenas si son inferiores a las de cualquier país de extensión territorial parecida.

FIGURA 15. - Erosión en regajos o cárcavas en el loess.

En la capital de la provincia, el Jefe de los Servicios Forestales es asistido por una Secretaría y diversas secciones y servicios: oficinas de personal, ordenación de montes, repoblación forestal y obras, y servicios de planeamiento de las investigaciones.

Desde el punto de vista territorial, la unidad administrativa forestal, el distrito, se confunde generalmente con la unidad administrativa civil. Pero con bastante frecuencia existen entre el distrito forestal y la Jefatura provincial oficinas comarcales intermedias.

En los distritos hay secciones independientes de ordenación y de repoblación, en enlace directo para todas las cuestiones técnicas con las oficinas correspondientes de la cabeza de distrito y que solamente desde el punto de vista administrativo dependen del Jefe del Servicio Forestal del Distrito.

En las zonas donde la actividad en los trabajos es mayor, las granjas forestales del Estado prestan su concurso a las Secciones de Repoblación. Las granjas, que están mecanizadas, son independientes. No tienen contacto alguno con las Secciones de Repoblación y dependen directamente de la Jefatura Provincial.

Análogamente algunos centros forestales importantes considerados como centros de experimentación, como el de Tailín, por ejemplo, son independientes de la organización local y dependen directamente también de la Jefatura Provincial.

En las regiones donde se efectúan trabajos combinados de defensa de los suelos, la coordinación de los trabajos se asegura en el distrito mediante una oficina mista, agrícola, forestal e hidrológica, dirigida por un Jefe único, responsable ante el Comité provincial de Defensa de los suelos.

Cada año, y en relación con el número de nuevos ingenieros que entran en funciones, se crean nuevas secciones de ordenación o de repoblación y nuevas granjas forestales, frecuentemente mecanizadas.

En resumen, esta organización es compleja y todavía flúida. Los servicios están en constante transformación. Parece ser que podrían haberse simplificado fusionando los servicios locales. Esto habría conducido a una mejor utilización y a un rendimiento superior de los ingenieros y técnicos forestales actualmente al servicio del Ministerio de Montes solamente.

Sin embargo, si la crítica de detalle es fácil, hay que examinar sobre todo los resultados de conjunto. Los progresos registrados en un sólo decenio son indiscutibles.

Conclusiones

El Gobierno de China ha emprendido un vasto programa forestal. En menos de cuatro años, todos los objetivos forestales del primer plan quinquenal fueron alcanzados y sobrepasados.

En el aspecto agrícola no ha sucedido lo mismo. Dos años de calamidades, un año de cosechas mediocres y un solo año de buenas cosechas no han permitido conseguir los aumentos de producción esperados. Las cosechas de 1957 fueron lo bastante abundantes para restablecer una situación comprometida, o al menos insatisfactoria. La población no está, pues, amenazada de hambre. La producción de cereales (comprendido el arroz) ha pasado de 140 a 190 millones de toneladas por término medio, desde el fin de la guerra. Pero las necesidades de todos los órdenes aumentan de año en año, no solamente desde el punto de vista de la calidad y de la cantidad de alimentos, sino igualmente en relación con otros artículos de consumo, como por ejemplo, los textiles. En resumen, en materia de economía rural, las autoridades chinas tropiezan con dificultades mayores, al parecer, y en todo caso con problemas más inmediatos que en materia de economía forestal.

La prosecución del programa forestal no parece ofrecer dificultades insuperables.

El aumento de los salarios en la industria, del orden del 14 por ciento por término medio, ha repercutido en iguales proporciones en la agricultura. Pero es sabido que la noción de salarios no interviene cuando se trata de la labor de las cooperativas, que representan en el aspecto forestal más del 90 por ciento de la totalidad de los trabajos. La cuestión económica no es, por tanto, un obstáculo para la realización de los proyectos de trabajos forestales.

La presión demográfica es considerable. Actualmente, el aumento del número de trabajadores es de unos dos millones cada año. Este número no hará sino aumentar de año en año, pues en 1957 la población de China pasaba ya de 600 millones de habitantes y al ritmo de crecimiento, es decir, de exceso de nacimientos de 2,1 por ciento al año, hay ahora cada año doce millones de chinos más.

Esta situación no puede sino justificar la iniciación de trabajos forestales numerosos e importantes.

Ni los aumentos de salarios, ni la mano de obra constituyen obstáculo y las dificultades de financiación en un país de economía dirigida, como China, son insignificantes. Lo son porque este país ha pasado de un gran atraso a una plena progresión económica. Los economistas chinos estiman que la renta nacional ha aumentado en un 50 por ciento durante el primer plan quinquenal. No obstante, no están satisfechos, pues creen que este aumento podría haber sido más importante, si la producción agrícola no hubiera sido relativamente deficitaria.

En la Comisión de Planificación, los economistas están de acuerdo, pues, en que se aumenten sensiblemente las inversiones agrícolas y forestales. Estas inversiones han necesitado siempre créditos menos importantes que las inversiones industriales. Sin embargo, es muy interesante comprobar que en el segundo plan quinquenal, en discusión, se admite que las inversiones agrícolas y forestales pasarán de 8 a 12 por ciento como mínimo. Las cifras definitivas no han sido fijadas todavía y es posible que el aumento sea más sensible.

Las inversiones agrícolas consistirán principalmente en trabajos hidráulicos y en operaciones de desmonte y de revalorización de tierras incultas de montaña y esteparias, siendo la preocupación fundamental del gobierno hacer frente al aumento de la población rural, que no compensa todavía el desarrollo de la población obrera y urbana.

Además, con vistas a aumentar los rendimientos de todas las regiones agrícolas se realizará un gran esfuerzo para generalizar el empleo de abanos químicos. Estas inversiones se incluyen en las inversiones industriales.

Las inversiones puramente forestales están estrechamente ligadas, como es sabido, a las inversiones agrí colas. No se conocen aún las cifras definitivas del Segundo Plan Quinquenal, pero se cree que serán las que figuran en el Plan de los Doce Años que comprende la repoblación de 92 millones de hectáreas.

Se afirma que los forestales chinos repoblado 10.300.000 hectáreas en 4 años. La ejecución del Plan de Doce Años exigiría una repoblación a un ritmo de más de 10 millones de hectáreas por año, es decir, cuatro veces superior. Esto quizá sea un poco difícil de conseguir.

Este programa de repoblación interesa a tres campos de actividad principales:

1. El menos importante es el del turismo y del urbanismo forestal. Las plantaciones lineares y los parques y espacios verdes son necesarios para el adorno de las ciudades, la atracción de turistas y por consideraciones de higiene y de salubridad. Ninguno de estos problemas ha sido olvidado.

2. Las repoblaciones de producción representan una parte importante del programa forestal, importantísima incluso dado el enorme déficit de madera de construcción de China. Este déficit amenaza obstaculizar el desarrollo de diversas industrias, particularmente de la de la construcción y, por consiguiente, compromete el progreso económico del país. En 1956 se observó un déficit general de madera, hierro, acero y demás materiales de construcción. En 1957, estos déficits habían sido reabsorbidos, salvo para la madera. Esta cuestión es grave, pues en una economía como la de China el equilibrio es infinitamente más necesario en el dominio de los materiales que en el de la moneda, puesto que ésta es una pura ficción.

3. Las repoblaciones efectuadas para la defensa de los suelos son, desde el punto de vista de la economía general del país, la tarea fundamental. Tarea de aspectos múltiples que afecta a las regiones más diversas y de mayor extensión: lucha contra las inundaciones del río Amarillo y las amenazas de entarquinamiento de los grandes embalses hidroeléctricos (especialmente el de Sanmen), mejoramiento del régimen hidrológico y lucha contra las inundaciones del río Azul, y del Yungting-Ho, revalorización de las estopas mediante la construcción de cortinas boscosas, etc. El porvenir de la agricultura y el de la producción hidroeléctrica dependen en gran parte del éxito de los trabajos de repoblación y ordenación de las vertientes y cuencas colectoras.

En este inmenso país de más de 600 millones de habitantes, se asiste en todas las esferas a transformaciones espectaculares: un prodigioso desarrollo en las ciudades de la construcción y de todas las tareas de ordenación urbana afines; una ampliación considerable y un mejoramiento progresivo de las vías de comunicación, carreteras y ferrocarriles; un desarrollo continuo de la industria, en primer lugar de la industria pesada, pero también, aunque menos espectacular, de la industria ligera.

R. Dumont, Catedrático de Agricultura Comparada en el Instituto Nacional Agronómico, ha escrito, a propósito de la evolución agrícola y social de este país, un libro interesantísimo titulado «Revolución en el campo chino»Se puede hablar también de una «revolución forestal» en China, pues no hay actualmente un solo país en el mundo que aplique una política de reconstitución forestal tan amplia, tan ordenada y tan inteligentemente concebida.

Partiendo de la nada, por decirlo así, el Servicio Forestal Chino ha conseguido en muy pocos años realizaciones asombrosas que el viajero no informado apenas sospecha, pues en materia forestal hay que contar con el tiempo y los resultados no son apreciables sino depués de 30 ó 40 años.

El desarrollo de la industria está en vías de transformar este país agrícola atrasado en país industrial avanzado, según una expresión que los mismos chinos emplean. Pero la evolución industrial tiene que basarse necesariamente en el desarrollo y progreso agrícola y forestal del país.

(Versión española de un texto original en francés)


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