Migración

La migración es el movimiento de personas, o dentro de un propio país o fuera de sus fronteras. Incluye todo tipo de movimientos, independientemente de las motivaciones, de duración y de naturaleza voluntaria o involuntaria. Abarca los migrantes económicos, los desplazados internos, los refugiados y los solicitantes de asilo, los repatriados y las personas que se desplazan para otros fines, entre ellos la educación y la reunificación familiar. El trabajo de la FAO se centra en la migración rural; desde, hacia y entre las zonas rurales.

La FAO y la migración

La migración está íntimamente vinculada con la labor de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Con su misión de erradicar la inseguridad alimentaria y la malnutrición, eliminar la pobreza y promover la gestión sostenible de los recursos naturales, la FAO goza de una posición privilegiada para ayudar a los países a hacer frente a las dimensiones rurales de la migración, sus implicaciones para las poblaciones rurales y su impacto en el futuro de los sistemas agrícolas y alimentarios.

A través de su colaboración con los gobiernos, los organismos de las Naciones Unidas, el mundo académico, el sector privado, la sociedad civil, las asociaciones de migrantes y de la diáspora y las comunidades locales, la FAO está expandiendo sus actividades encaminadas a reforzar la contribución de los migrantes al desarrollo rural y garantizar que la migración sea segura, ordenada y regular.

El total de migrantes internacionales llegó a 281 millones en 2020.
Se calcula que los países en desarrollo cuentan con 1 300 millones de migrantes internos.
En mayo de 2023, en todo el mundo había más de 110 millones de personas forzadas a desplazarse.
En 2022, los países de renta baja y media acogieron el 76 % de los refugiados del mundo.
Casi la mitad de los migrantes internacionales son mujeres.
Se calcula que el monto total de remesas de fondos a países de ingresos bajos y medianos alcanzará los 626.000 millones de dólares en 2022. Se estima que el 50 % fluye hacia las zonas rurales.
En 2022, el 98 % de las catástrofes fueron causadas por riesgos meteorológicos y provocaron la cifra récord de 31,8 millones de desplazamientos internos: inundaciones (19 millones), tormentas (9,9 millones).

Migración, desarrollo rural y resiliencia

La migración debería ser una opción, no una necesidad. La cooperación internacional debe esforzarse por asegurar que los habitantes de las zonas rurales son resilientes a las amenazas y las crisis, pueden acceder a oportunidades de medios de vida sostenibles y disfrutan de paz y prosperidad en sus lugares de origen. Esto es clave para abordar los factores negativos que impulsan la migración, como los conflictos, las crisis naturales y provocadas por el ser humano, la pobreza rural, la inseguridad alimentaria, la desigualdad, el desempleo y la falta de protección social, así como la degradación del medio ambiente y el cambio climático.

La migración conlleva tanto oportunidades como desafíos para la agricultura y las comunidades rurales. Cuando se produce un episodio migratorio, es preciso ayudar a los migrantes y sus familias, y también a las comunidades de origen y destino, a maximizar las ventajas de la migración. El estímulo a la inversión de las remesas, la movilización de los migrantes y la diáspora, la simplificación de la transferencia de conocimientos y competencias, el apoyo a la reintegración sostenible de los repatriados y la promoción de la migración como estrategia de adaptación al cambio climático son algunos elementos esenciales para aprovechar las oportunidades asociadas a la migración.

Los trabajadores migrantes, que trabajan en las diferentes etapas de la cadena (desde la siembra hasta la cosecha, pero también en la distribución y el procesamiento), a menudo de manera estacional, son un elemento esencial de los sistemas alimentarios en muchos lugares. Sin embargo, la pérdida de fuerza de trabajo productiva puede ocasionar problemas en las zonas rurales de origen y conllevar riesgos para los miembros del hogar y los habitantes de las zonas rurales que se quedan atrás, en especial las mujeres y los niños. Al mismo tiempo, el mundo rural también acoge una parte importante de la población mundial de desplazados forzosos. El desplazamiento forzado puede tener repercusiones significativas en la dinámica local y las relaciones comunitarias, en particular cuando afecta al acceso a los recursos naturales, los servicios y los mercados locales. Por este motivo, en estos contextos las intervenciones deben combinar la asistencia humanitaria con enfoques de creación de resiliencia.

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La respuesta de la FAO

La FAO brinda un apoyo único a los países para gestionar las dimensiones rurales de la migración y el desplazamiento forzado. Mediante la recopilación de estadísticas y datos sobre la migración rural y el desplazamiento forzado en las zonas urbanas y periurbanas, la FAO respalda las políticas, programas e inversiones basados en la ciencia. Con las actividades de sensibilización sobre la contribución fundamental de la migración a la agricultura y el desarrollo rural, la FAO ayuda a formular nuevos programas de migración nacionales, regionales y mundiales y se esfuerza por incrementar la coherencia entre las políticas migratorias y las políticas de desarrollo rural. La FAO promueve rutas de migración regulares y seguras y la inclusión socioeconómica de los migrantes y los desplazados forzosos. También colabora con las partes interesadas con miras a fortalecer su capacidad para brindar oportunidades de medios de vida viables en la agricultura y las zonas rurales.

La labor de la FAO en relación con la migración puede dividirse en cuatro esferas principales:

  1. abordar los factores negativos que impulsan la migración y ofrecer a la población rural la posibilidad de permanecer en sus comunidades de origen (si es seguro para ellos) creando alternativas en las zonas rurales;
  2. facilitar la movilidad rural y velar por que las personas puedan moverse con seguridad y regularidad entre las zonas rurales y urbanas y a través de las fronteras internacionales;
  3. reforzar la contribución positiva de los migrantes y las personas desplazadas a la agricultura y las comunidades rurales;
  4. promover medios de vida agrícolas resilientes para los migrantes, las personas desplazadas, los repatriados y las comunidades de acogida, incluyendo la migración como estrategia de adaptación al cambio climático.

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