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Reducir el desperdicio de alimentos en el hogar: consejos sencillos con los que salen ganando las personas y el planeta!

 

El desperdicio de alimentos hace referencia a la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, los proveedores de servicios alimentarios y los consumidores (FAO, 2019).

Abordar el desperdicio de alimentos resulta esencial para aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios por medio de la generación de beneficios económicos, sociales y ambientales.

Cuando se desperdician alimentos, se derrochan también los recursos empleados para producirlos y ponerlos a disposición de los consumidores. Dichos recursos incluyen dinero, energía, tierra y agua, así como mano de obra y tiempo. El desperdicio de alimentos representa un despilfarro de kilocalorías y micronutrientes que nunca llegan al consumidor. Al reducir el desperdicio de alimentos en los hogares, contribuimos también a recortar la cantidad de alimentos desechados que acaban en vertederos, donde la comida se descompone y emite gases de efecto invernadero que influyen en el cambio climático.

Hoy en día, los consumidores buscan la manera de reducir costos ante el aumento de los precios de los alimentos en todo el planeta. Reducir al mínimo el desperdicio de alimentos en los hogares es una forma relativamente sencilla de disminuir el gasto familiar en comida.

Cada uno de nosotros, como consumidor, puede contribuir a reducir el desperdicio de alimentos. Si actuamos de forma conjunta, podremos cambiar las cosas.

He aquí algunos consejos útiles para reducir el desperdicio de alimentos.

 

Con mucha frecuencia, compramos más comida de la que pensamos consumir, lo que al final provoca que se desperdicien alimentos. Para evitar adquirir más de lo que necesitamos es importante comprar con inteligencia, siguiendo una planificación previa. Resulta útil hacer una lista con los alimentos que ya tenemos en casa para evitar comprar por partida doble de forma innecesaria, elaborar un plan de alimentación y comer antes de ir a comprar.

Utilizar una lista de la compra ayuda a atenerse a lo que necesitamos comprar y evita que nos tienten las distintas estrategias de comercialización de las tiendas, como el “compre uno y llévese otro gratis”.

Un buen plan de alimentación o de comidas presenta la ventaja adicional de ahorrar tiempo a la hora de decidir qué comer.

Prepare la cantidad de alimentos que necesita y que pretende ingerir, con independencia de si cocina solo para usted o para un grupo de personas. Cualquier alimento que no se consuma debe almacenarse de manera adecuada para su consumo posterior.

Muchos establecimientos y mercados de agricultores ofrecen frutas y verduras descoloridas o con formas peculiares que son igual de nutritivas y aptas para el consumo que las que tienen buen color y forma perfecta. Compre y consuma frutas y verduras “feas” en vez de desecharlas. Utilícelas para hacer purés, sopas y guisos, así como conservas y batidos caseros de frutas.

Es importante que se asegure de que su nevera funcione correctamente para garantizar la optimización del período de conservación de los alimentos almacenados. Una nevera a temperatura demasiado fría, demasiado templada o que no funcione como debe puede acelerar el ritmo de deterioro, lo que incrementa la cantidad de alimentos desperdiciados y podría dar lugar a problemas de inocuidad de los alimentos. 

Una vez hecha la compra, los alimentos recién adquiridos que tengan un período de conservación más prolongado deben almacenarse al fondo del armario, la nevera o el refrigerador. Los productos más antiguos (los que se adquirieron primero) y que caduquen antes deben situarse hacia la parte delantera para asegurarse de que sean los próximos en consumirse (los primeros en salir). Recuerde: los alimentos deben consumirse en el orden de adquisición.

El método de almacenamiento influye sobremanera a la hora de mantener la calidad y reducir al mínimo posible el desperdicio de alimentos. Cada tipo de alimento tiene sus propios criterios estrictos de almacenamiento.

Los alimentos secos como el arroz se conservan mejor en recipientes herméticos a temperatura ambiente. El pan se conserva mejor en un envoltorio cerrado dentro de un armario; las cebollas y las patatas, en bolsa de malla en un lugar fresco y oscuro. Los alimentos perecederos, como la carne, se conservan mejor en el refrigerador o en el congelador de la nevera; los lácteos, en particular la leche y el yogur, en el compartimento refrigerador de la nevera.

Las verduras frescas deben guardarse en el cajón correspondiente del compartimento refrigerador de la nevera. La leche y las salsas deben ir en las rejillas de la puerta de la nevera, y la carne fresca al fondo del compartimento principal destinado a tal fin.

Los envases de productos ya abiertos deben cerrarse o sellarse por completo para que se mantengan frescos e inocuos durante más tiempo.

Hay que tener cuidado de no abarrotar la nevera, ya que ello puede afectar gravemente a su capacidad y funcionamiento.

Otras categorías de alimentos como las frutas y verduras congeladas o el helado deben envasarse adecuadamente y pueden almacenarse durante más tiempo en el congelador. Si se congela un alimento, hay que escribir en el exterior del envase la fecha en la que se colocó en el congelador. En estos casos también es importante seguir el método de salida en el orden de adquisición.

En resumen, asegúrese de saber cómo y dónde se debe guardar cada alimento para evitar desperdicios.

Las etiquetas relativas a fechas de caducidad y de consumo preferente son muy distintas entre sí. Mucha gente no comprende del todo las diferencias. Si los alimentos están envasados y han sido almacenados adecuadamente, son inocuos para el consumo incluso después de la fecha de consumo preferente, ya que esa indicación solo hace referencia a la calidad del alimento y al momento en el que se encuentra en condiciones óptimas (por ejemplo, de sabor y textura).

Por su parte, la fecha de caducidad nos informa del momento en el que los alimentos dejan de ser inocuos para el consumo y, de hecho, su consumo puede suponer un peligro inmediato para la salud humana. Algunos minoristas pueden incluir también una “fecha de exposición”, que indica durante cuánto tiempo se puede exponer el producto alimenticio en el establecimiento. En cualquier caso, esa fecha de exposición no hace referencia al consumo en sí. 

Cuando salga a cenar a un restaurante, cuando vaya a comer en la cantina del trabajo o del colegio, cuando asista a un acto en el que sirvan comida o incluso cuando cene entre amigos, pida raciones más pequeñas si no se ve capaz de ingerir todo lo que le sirvan.

Del mismo modo, si acude a un bufé o a una comida autoservicio, sírvase raciones más pequeñas, ya que siempre le quedará la opción de repetir, y dicha opción es mejor que empezar con una ración mayor y no poder terminarla.

Con independencia de si está en casa o sale a comer, guarde las sobras para más tarde cuando no pueda terminar con todo el contenido del plato. En casa, las sobras pueden almacenarse adecuadamente y consumirse con total seguridad más adelante, o incluso servir como ingredientes para preparar otras comidas. En Internet, o en determinadas aplicaciones, es fácil encontrar recetas deliciosas e innovadoras basadas en excedentes alimentarios y restos de comida.

Cuando coma fuera, en muchos restaurantes estarán encantados de proporcionarle bolsas y recipientes para que pueda llevarse la comida sobrante a fin de recalentarla y consumirla al día siguiente. No obstante, es importante almacenar de inmediato la comida de manera segura —en la nevera— para asegurarse de que siga siendo apta para su consumo al día siguiente. 

Existen varias opciones creativas a su disposición para dar una nueva oportunidad a alimentos que, de lo contrario, habríamos desperdiciado. Las frutas y verduras que empiecen a perder frescura y atractivo visual siguen siendo ingredientes perfectos para sopas, confituras y batidos nutritivos. Con una batidora sencilla se pueden hacer batidos deliciosos que seguirán aportándole todos los nutrientes de las frutas y verduras, y al mismo tiempo evitará el desperdicio de alimentos.

En Internet existen recetas e ideas interesantes para hacer sopas y batidos. 

Las personas que desean compartir comida a nivel local tienen a su disposición varias aplicaciones para móviles a través de las cuales pueden ponerse en contacto. El excedente alimentario o los ingredientes que ya no se necesiten pueden compartirse con los vecinos para tener la certeza de que no se desperdicien. La misma operación puede hacerse a la inversa, ya que podemos contactar con vecinos que ofrezcan su comida y comprársela. Así disfrutamos de la ventaja adicional de ahorrar dinero.

Otras aplicaciones ponen en contacto a los consumidores con empresas de comida que desean vender, a un precio bastante económico, aquellos productos alimenticios que, de otro modo, se echarían a perder. De esa forma, la empresa evita desperdiciar alimentos e incluso obtiene un pequeño beneficio, mientras que el consumidor recibe alimentos con descuento y, por lo tanto, ahorra dinero.

Las organizaciones benéficas y los centros de reparto de comida, como los bancos de alimentos, hacen frente a una demanda extremadamente elevada de sus servicios, por lo que buscan constantemente donaciones de alimentos. Todo excedente alimentario que siga siendo apto para el consumo se puede donar a los bancos de alimentos de nuestra zona. La mayoría de los bancos de alimentos se pueden encontrar en Internet, y muchos ofrecen orientación precisa sobre los productos alimenticios que aceptan y los que más necesitan, así como instrucciones para hacer la donación.

Donar el excedente alimentario a organizaciones benéficas no solo ayuda a reducir nuestro desperdicio de alimentos, sino que aporta una comida muy necesaria a quienes viven en situación de precariedad y quienes padecen inseguridad alimentaria. 

En el mercado existen varios productos de almacenamiento inteligente que ayudan a hacer un seguimiento del período de conservación de los alimentos. Valga como ejemplo una plataforma de etiquetado inteligente que permite colocar una etiqueta en un alimento al guardarlo en un armario o en la nevera. La etiqueta hará un seguimiento del tipo de alimento almacenado y del momento en el que se guardó para que sepamos cuánto tiempo lleva ahí y durante cuánto tiempo seguirá siendo apto para el consumo, además de ofrecer recetas teniendo en cuenta los alimentos disponibles para velar por que se consuman.

Otro ejemplo parecido es el “Tupperware inteligente” con un código de respuesta rápida (QR) en la tapa para registrar información como la fecha de caducidad o los alimentos que contiene el recipiente. El código QR se puede escanear de forma periódica para obtener información sobre el período de conservación de los alimentos. Se trata de una opción ideal para quienes preparan las comidas con antelación, ya que pueden hacer un seguimiento de las comidas almacenadas y saber cuánto tiempo llevan en el recipiente.

En Internet hay innumerables bases de datos de recetas sostenibles que fomentan el uso de todos los ingredientes disponibles para reducir al mínimo posible el desperdicio de alimentos. Además, existen sitios web que permiten introducir los ingredientes presentes en nuestra cocina y nos sugieren una receta para usarlos. Por lo tanto, en lugar de desechar las sobras o los ingredientes innecesarios, busque en Internet y pruebe recetas nuevas y sabrosas. 

El excedente alimentario que no se pueda reutilizar de forma inocua o los desechos alimentarios no comestibles —como los huesos o las cáscaras de huevo— se pueden compostar. En lugar de tirar los desechos a la basura, se pueden compostar para devolver al suelo nutrientes importantes, con el consiguiente beneficio para la salud del suelo y el crecimiento de las plantas.

En Internet se ofrece una gama de orientaciones para llevar a cabo el compostaje casero que va desde cavar un hoyo pequeño en el jardín hasta utilizar electrodomésticos de compostaje inodoros.

El compostaje de desechos alimentarios también aligera la carga que supone el desperdicio de alimentos en los vertederos, lugares que contribuyen en gran medida a la emisión de gases de efecto invernadero —en especial, el metano—, cuyo potencial de calentamiento es mayor que el del dióxido de carbono. 

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Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos de 2023, el Sr. Diarmuid Gavin, Embajador nacional de buena voluntad de la FAO para Irlanda, conversa con el Sr. Rodrigo Pacheco, Embajador nacional de buena voluntad de la FAO para el Ecuador.