FAO en Venezuela

16 de octubre: Venezuela ante el desafío de consolidar su soberanía alimentaria

16/10/2019

(Caracas, 16 de octubre de 2019) Con la exigencia de generar acciones globales destinadas a lograr que una alimentación sana esté disponible y asequible para todos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) convoca a la celebración del Día Mundial de la Alimentación (DMA).

Para este año 2019 la celebración tiene como lema: Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #Hambre Cero.

No se trata solo de una consigna, es un esfuerzo mundial para cumplir el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible que tiene como meta el año 2030.

Este 16 de octubre marcará no sólo el DMA 2019, sino también el aniversario número 74 de la FAO. Una fecha que se conmemora en la sede central del organismo en Roma (Italia) y a nivel local en 150 países, lo que la convierte en uno de los días más celebrados del calendario de las Naciones Unidas.

El DMA 2019 exige acciones de diversos sectores para conseguir, por un lado, que las dietas saludables y sostenibles estén al alcance de todos, y por otro, que comencemos a pensar en lo que comemos y cómo lo producimos.

Recientemente la FAO dio a conocer el informe titulado: El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019.

El documento precisa que “hoy en día, más de 820 millones de personas siguen padeciendo hambre en todo el mundo, lo que destaca el inmenso reto que supone alcanzar el objetivo del hambre cero para 2030”.

Otro “hecho alarmante” que destaca el estudio, precisa que cerca de “2.000 millones de personas padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en el mundo”. Esto supone que la falta de un acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes, pone en un mayor riesgo de malnutrición y mala salud a este importante número de seres humanos.

 

América Latina y del Sur

Al referirse a la región de América Latina y el Caribe, el informe detalla que “las tasas de subalimentación se han incrementado en los últimos años, principalmente como consecuencia de la situación en América del Sur”.

Justamente, en América del Sur “vive la mayoría (68%) de las personas subalimentadas de América Latina”.

Caso Venezuela

Desde el año 2016, la República Bolivariana de Venezuela experimenta la hiperinflación más alta de su historia, y enfrenta una serie de sanciones que han agudizado la emergencia económica interna. Esto, a su vez, afecta la seguridad alimentaria y la calidad de la dieta de los venezolanos.

Para Rolf Hackbart, representante de la FAO en Venezuela, “el país sigue enfrentado una difícil situación interna. El reencuentro con la agricultura familiar, campesina e indígena es el primer paso para la recuperación de la soberanía alimentaria. Este país ya lo logró, tiene en su ADN el germen para volver a lograrlo”.

Sobre este aspecto, es importante recordar las Directrices Voluntarias de Derecho a la Alimentación (16.1) de FAO, referida a las 'Catástrofes naturales y provocadas por el hombre', que señala explícitamente que los “alimentos no deberían utilizarse jamás como medio de presión política y económica”.

Es por ello, agregó Hackbart que FAO se encuentra desarrollando “una serie de proyectos direccionados a la asistencia alimentaria, la resiliencia y la recuperación de los medios de vida, de cara a la emergencia económica”.

Otros datos

FAO ha señalado que los cambios drásticos que, en las últimas décadas han experimentado las dietas y hábitos alimentarios, a causa de factores como la globalización, la urbanización y el aumento de los ingresos.

Buena parte de los habitantes del planeta sustituyeron los platos de temporada por dietas hipercalóricas con un alto contenido de almidones refinados, azúcar, grasas, sal, alimentos elaborados, carne y otros productos de origen animal.

Una combinación que disparólas tasas de obesidad, en los países desarrollados y también en los de bajos ingresos.

La crisis venezolana generó un reacomodo de los hábitos alimentarios. La población volvió el consumo de rubros tradicionales y de temporada, sustituyendo alimentos procesados por tubérculos y musáceas (plátanos). Todo está situación está en consonancia con procesos de resiliencia que implican una alternativa en manos de las familias.

Actualmente, en todo el mundo hay más de 672 millones de adultos y 124 millones de niñas y niños (de 5 a 19 años) con obesidad. Otros más de 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso, mientras que más de 820 millones de personas padecen hambre.

Desde el punto de vista estructural el sistema alimentario instalado sigue generando un severo daño ambiental y podría aumentar del 50 al 90%, debido al aumento en el consumo de alimentos procesados, carne y otros productos de origen animal.

Por tal motivo se hace impostergable una modificación en el consumo de alimentos. De cerca de 6.000 especies de plantas cultivadas para obtener alimentos a lo largo de la historia de la humanidad, hoy solo ocho suministran más del 50% de nuestras calorías diarias.

 El cambio en todos

No obstante, FAO considera que existen soluciones asequibles para reducir todas las formas de malnutrición.

Además de las acciones que deben tomar los gobiernos y las empresas privadas, todos tenemos la posibilidad de animar a otros para elegir alimentos nutritivos y contribuir al objetivo de alcanzar el Hambre Cero.

Acciones como reducir la sal, el azúcar, las grasas trans, y saturadas, están al alcance de todos. El auge o el impulso a la agricultura familiar, es otra estrategia de alto impacto para el rescate de una dieta más sana y saludable, que impactan de forma positiva en el medio ambiente.

 El #HambreCero es un compromiso que nos atañe a todos.