Nueva enfermedad por coronavirus (COVID-19)

Es posible que la pandemia del Covid-19 lleve a un aumento de la deforestación y a la correspondiente pérdida de biodiversidad. Al contraerse los ingresos de los hogares y disminuir la disponibilidad de alimentos, las personas de algunas zonas rurales volverán a buscar en los bosques y los productos forestales sus medios de subsistencia, incluidas las plantas y la fauna y flora silvestres para alimentos, lo que puede producir una explotación excesiva de los recursos naturales. Asimismo, las personas y las empresas que buscan ingresos en tiempos de coacción pondrán aún más presión en los recursos forestales a través de la extracción del carbón vegetal, la conversión de los bosques a la agricultura y otras actividades económicas legales y, a veces, ilícitas. Se corre también el riesgo de que los programas de estímulos prioricen el rápido rendimiento financiero y el empleo, en vez de los objetivos a largo plazo en materia de clima y sostenibilidad, lo que podría agravar la deforestación o la degradación forestal.

Mientras tanto, la deforestación y la pérdida de biodiversidad correspondiente se reconocen como factores que contribuyen al riesgo de propagación de enfermedades.

Las alternaciones en la producción y el comercio afectan toda la cadena de valor y ponen en riesgo los medios de vida y las empresas. Sin embargo, los jornaleros o los trabajadores de tiempo parcial y los pequeños operadores comerciales informales corren el riesgo de sufrir las peores consecuencias ya que, en general, carecen del apoyo de las redes de seguridad social. De la misma forma, las pequeñas y medianas empresas forestales (PYMEF) y las Organizaciones de Productores Forestales y Agrícolas (OPFA) tienen muy poca capacidad para enfrentar sus egresos si no generan entradas. Las PYMEF mantienen más del 50 por ciento del total de empleos forestales y brindan empleo a unos 40 millones de personas en todo el mundo, tanto en el sector formal como en el informal.

La gestión de la pandemia del Covid-19, incluso en aspectos relativos al sector forestal, se está supervisando a nivel nacional. Las comunidades forestales, los trabajadores y usuarios de los bosques y los consumidores de productos forestales madereros y no madereros tienen que aplicar meticulosamente las normas y recomendaciones establecidas por sus gobiernos nacionales para combatir los riesgos sanitarios conexos al Covid-19.

Las restricciones de movimiento impactan en el transporte de productos forestales desde los sitios de producción hasta los centros de mercado, muchos de los cuales en las zonas urbanas. Esto, a su vez, afecta los ingresos de productores y vendedores y de los consumidores de las zonas urbanas que confían en la madera de calefacción para resolver sus necesidades básicas, por ejemplo la cocina. Estas restricciones afectan también el mercado del trabajo, por ejemplo, a través de la menor disponibilidad de trabajos estacionales (incluso provenientes del exterior) para actividades como el cultivo y la cosecha.

Ha habido un avance constante hasta la fecha en materia de empoderamiento de las mujeres, apoyando su participación en la producción legal y sostenible de madera de calefacción y de carbón vegetal. Sin embargo, el Covid-19 ha significado la reducción del acceso al mercado y de las oportunidades de comercialización, lo que ha impactado a las mujeres que confían en la venta de productos forestales en las ciudades que, hoy día, están aisladas.

El mantenimiento de los compromisos en materia de legalidad, por los países y empresas, sienta las bases para la recuperación, garantizando el uso sostenible de los recursos forestales. Hacer cumplir la legislación de los países productores de madera es primordial para evitar la sobreutilización de los recursos forestales y prevenir las actividades ilícitas. Se deben seguir manteniendo las buenas prácticas –como los sistemas de trazabilidad de la madera y las actividades de vigilancia independiente de los recursos forestales en el terreno–   para seguir trabajando en pro de las prácticas de gestión forestal sostenible y, por tanto, de la producción y el consumo sostenibles.

A nivel mundial, ha aumentado –y en algunos casos ha alcanzado niveles récord– la demanda de productos forestales de papel para la higiene y para embalajes. Los bosques pueden suministrar bienes para la subsistencia de las comunidades rurales y apoyar los mercados locales. Investigaciones conducidas en 24 países han demostrado que, en promedio, los productos forestales (leña, frutos silvestres, carne de caza, materiales de propagación para medicamentos, etc.) constituyeron el 21 por ciento de los ingresos de los hogares en estas comunidades (Angelsen et al., 2014). El desarrollo de mercados locales y regionales de productos forestales producidos de manera sostenible, incluidos los productos comestibles, ayuda a mantener las cadenas de suministro, además de generar oportunidades de ingresos y ahorros. Esto ayuda a sostener los medios de vida rurales con más resiliencia. Será fundamental, en este contexto, diseñar programas que combinen oportunidades de empleo con esfuerzos para mejorar la productividad y la protección del medio ambiente, por ejemplo, la restauración de los ecosistemas productivos.

El principal objetivo de la FAO es ayudar a garantizar la salud y la seguridad de todos los que participan en actividades forestales y, entre ellos, aquellos que más dependen de los bosques, de los productos forestales y de los ingresos generados por el sector. La FAO está trabajando con una amplia gama de asociados para enfrentar los impactos del Covid-19 en los medios de vida y en los bosques en diferentes contextos, y mejorar la contribución de los bosques a la salud y a la recuperación de la crisis, para reconstruir comunidades y sociedades más fuertes y resilientes.

Si desea ulterior información sobre los impactos del Covid-19 en el sector forestal, vea la reseña de orientación normativa de la FAO en: http://www.fao.org/documents/card/en/c/ca8844es.