info
close
Enfrentándose a una sequía devastadora en la región somalí de Etiopía.
© FAO/FIDA/PMA/Michael Tewelde

No dejar a nadie atrás

La promesa central y transformadora de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

En la primera línea de la crisis climática se encuentran los agricultores familiares, los cuidadores de ganado, los pescadores y criadores de peces, los habitantes de los bosques, los trabajadores del sector alimentario y sus familias, quienes proporcionan entre el 70 % y el 80 % de los alimentos del mundo.

Si bien desempeñan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad y la acción por el clima, ahora se enfrentan a cambios mucho más acelerados y graves en los patrones meteorológicos y climáticos, los cuales ya están socavando años de avances en materia de desarrollo y podrían dañar y alterar de forma permanente los entornos en los que viven y trabajan.

Toda nueva política de lucha contra el cambio climático debe formularse para perdurar, y a la vez ser lo bastante flexible para adaptarse a una situación cambiante. Los enfoques participativos basados en la enseñanza colectiva y en sistemas de conocimiento locales, como las escuelas de campo para agricultores, son uno de las principales vías de acceso de la FAO para desarrollar actividades que mejoren la seguridad alimentaria y la nutrición, y para apoyar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.

En este empeño, la FAO dedica una especial atención a eliminar los obstáculos discriminatorios a los que se enfrentan las mujeres, los jóvenes, las personas mayores, los Pueblos Indígenas y las personas con discapacidad.

SDG 5

El logro de la igualdad de género

Las mujeres desempeñan una función esencial en todas las esferas de la actividad agrícola. Tradicionalmente han sido las principales protectoras de la agrobiodiversidad, en particular mediante la gestión y la conservación de los recursos fitogenéticos y zoogenéticos, las plantas medicinales y otros alimentos silvestres.

Aun así, las mujeres soportan una pesada carga de trabajo, ya que deben afrontar la doble tarea de realizar sus actividades productivas y encargarse de las labores domésticas. También suelen tener menos acceso a la tierra, los servicios y los recursos que los hombres, lo que dificulta que adopten prácticas resilientes al clima. La FAO ha calculado que lograr la igualdad de las mujeres en los sistemas agroalimentarios añadiría hasta 1 billón de dólares al producto interno bruto (PIB) mundial y sacaría a 45 millones de personas de la inseguridad alimentaria.

La FAO promueve políticas y programas que tienen en cuenta las cuestiones de género y apoyan el liderazgo de las mujeres, y aboga por la participación de las mujeres en la gestión de los recursos naturales y los procesos de adopción de decisiones.

Protección y promoción de los medios de vida de los Pueblos Indígenas

Los Pueblos Indígenas tienen una conexión intrínseca con la tierra y la naturaleza. Son custodios del 80 % de la biodiversidad que queda en el mundo. Han desarrollado complejos sistemas de conocimiento en torno a la gestión de los alimentos y los recursos naturales que han demostrado su capacidad de adaptación y resiliencia.

Los jóvenes indígenas suelen encontrarse en condiciones de preservar estos sistemas de conocimiento ancestrales a la vez que aprovechan el potencial de las nuevas prácticas y tecnologías, así como de promover la resiliencia y continuidad de sus Pueblos. La colaboración entre los Pueblos Indígenas, los gobiernos y otras partes interesadas constituye la clave para hacer frente a la crisis climática y debe basarse en el respeto de los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas.

back to top