Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe

El rol de las OMEC para alcanzar las metas globales de biodiversidad post 2020

Evento híbrido, 04/11/2021

Traducción simultánea en español e inglés.

En el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que plantea una serie de objetivos y metas para hacer frente a una variedad de desafíos mundiales, la diversidad biológica y los ecosistemas figuran en forma destacada en muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y metas asociadas. La diversidad biológica es un componente fundamental de muchas actividades económicas, en particular de las relacionadas con la ganadería y la agricultura, la silvicultura y la pesca. De ella obtenemos alimentos, oxígeno, agua limpia, energía, medicinas, y muchas materias primas, así como protección contra plagas, enfermedades y eventos meteorológicos, solo por mencionar algunas de los muchos bienes y servicios que nos provee cada día.

Cerca de la mitad de la población mundial depende directamente de los recursos naturales para sus medios de vida, y muchas de las personas más vulnerables dependen directamente de la diversidad biológica para satisfacer sus necesidades diarias de subsistencia.

Sin embargo, a pesar de representar un eje fundamental para el desarrollo económico, social y cultural, la biodiversidad se encuentra fuertemente amenazada, principalmente, debido a la acción humana. El crecimiento demográfico, el aumento del consumo excesivo e insostenible, y la gran demanda de recursos ha destruido hábitats y ha puesto en peligro miles de especies naturales.

Como resultado de algunas de esas intervenciones, los ecosistemas han disminuido su capacidad para proporcionarnos servicios. La pérdida de hábitats, la introducción de especies invasoras, la sobreexplotación de los recursos, la desertificación, el cambio climático y la contaminación, están poniendo en riesgo la vida natural y por lo tanto la del ser humano.

América Latina y la importancia de su biodiversidad

América Latina y el Caribe es una región particularmente rica en términos de biodiversidad, con siete de los países más biodiversos del mundo, la región alberga 40% de la biodiversidad global (todas las especies), y casi un cuarto del área bosques a nivel mundial.

También cuenta con más de 8,8 millones de km2 ubicados en áreas protegidas terrestres y marinas, posee la mayor cantidad de dichas áreas en todo el mundo, con una superficie total que es mayor que la suma de los territorios continentales de Argentina, México, Perú, Colombia, Bolivia y Paraguay, según el informe Planeta Protegido 2020.

No cabe duda de que esta abundancia relativa de biodiversidad representa una de las principales ventajas comparativas de la región. Los países de América Latina y el Caribe se encuentran entre los más activos e influyentes en las negociaciones internacionales sobre biodiversidad, y han desarrollado una variedad de respuestas de manejo sostenible de esta. La región está aportando de manera significativa a la construcción del nuevo Marco Mundial de Biodiversidad post 2020 y cuenta con una gran variedad de iniciativas y experiencias replicables y escalables para contribuir a su futura implementación.

En ese contexto se enmarcan los Diálogos sobre Biodiversidad. Esta serie de tres eventos tienen como objetivo brindar un espacio de encuentro entre organizaciones, sectores, colectivos y personas particulares que están impulsando acciones concretas y positivas en favor de la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. 

Al mismo tiempo que busca ser una instancia de sensibilización que permita la difusión de información e intercambio de experiencias, con un foco en la importancia de la biodiversidad para los medios de vida, las economías locales y la seguridad alimentaria y nutricional.

La Meta 11 de Aichi (Plan Estratégico de Biodiversidad 2010-2020), busca que para el “2020 al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores, y el 10% de las zonas marinas y costeras, especialmente las que revisten particular importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, se habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados, y de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas (OMEC), y estas estarán integradas a los paisajes terrestres y marinos más amplios”.

Las OMEC se entienden como: “un área delimitada geográficamente que no sea un área protegida, que es gestionada de manera que se logren resultados positivos y a largo plazo para la conservación in situ de la biodiversidad, con funciones y servicios ecosistémicos asociados y, cuando corresponda, culturales, espirituales, socioeconómicos, y otros valores relevantes a nivel local”. 

En el marco de la COP 14, realizada en el mes de noviembre de 2018 en Sharm el Sheikh (Egipto), se adoptó lo Decisión 14/8, en la cual se hace un llamado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a continuar ayudando a los países a identificar las OMEC, e invita a los gobiernos, organizaciones relevantes y donantes, en la medida de sus posibilidades, a generar capacidades, que incluyan talleres que faciliten la aplicación de la Guía para reconocer y reportar las OMEC.