FAO en Cuba

Concluye en Cuba programa de asistencia técnica de la FAO “Apoyo en la respuesta a la Covid-19 para mantener el funcionamiento de los sistemas alimentarios”

17/01/2024

El Ministerio de Agricultura de Cuba (MINAG) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebraron la pasada semana el taller de cierre de la asistencia técnica "Apoyo en la respuesta a la COVID-19 para mantener el funcionamiento de los sistemas alimentarios"

Participaron en el encuentro directivos, funcionarios e investigadores del MINAG, el Ministerio de Salud Pública, el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV), el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, el Instituto de Meteorología, así como expertos en reducción de riesgos y desastres de la oficina de FAO para Mesoamérica.

Como parte de esa iniciativa, implementada desde 2021 en Cuba, se trabajó en la formación de capacidades para el fortalecimiento del Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, así como el Plan de Autoabastecimiento Municipal. Con ese fin fueron definidas dos áreas clave para lograr mayor impacto en la producción de alimentos durante la etapa de recuperación posterior a la pandemia de Covid-19, una vinculada con la producción local de semillas y otra con el manejo agroecológico de plagas.

En ese marco la FAO aportó 26 módulos de herramientas agrícolas para el fortalecimiento de la producción en organopónicos, patios y parcelas de Santiago de Cuba, Granma y La Habana, reconoció Lianne Ortiz, especialista de la dirección de agricultura, urbana, suburbana y familiar del MINAG

Marlene Veitía, directora del Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal, agradeció la contribución de la FAO al desarrollo de intercambios de experiencias y conocimientos sobre manejo agroecológico de plagas en tres regiones del país. Veitía destacó la entrega de equipos de laboratorios que incluyen autoclave, microscopio, medidor de pH, balanza y otros destinados a fortalecer el departemento de tecnologías de producción de agentes de control biológico del INISAV y el laboratorio de semillas del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical “Alejandro de Humboldt”.

La FAO también ofreció asistencia técnica a pequeños productores de todo el país para enfrentar la COVID-19 y eventos hidrometeorológicos extremos, fortaleciendo así su resiliencia y sostenibilidad.

Xabier Garay, experto en reducción de riesgos y desastres de la oficina de FAO para Mesoamérica, recalcó que los fenómenos meteorológicos y climáticos se han vuelto y seguirán siendo cada vez más frecuentes e intensos. La financiación humanitaria para el sector alimentario creció de 6 200 millones en 2016 a 7800 millones de dólares en 2019, más de mil millones y medio en tres años, indicó.

Garay se refirió a las acciones anticipatorias desarrolladas en América Latina y el Caribe para proteger las vidas de las personas y los medios agrícolas de subsistencia como parte de las estrategias para la gestión de riesgos frente a estos fenómenos. En ese sentido Cuba tiene previsto iniciar un plan de fortalecimiento de capacidades con el propósito de adoptar el concepto de acciones anticipatorias con enfoque multidisciplinario e intersectorial, así como mitigar el impacto ante sequías, huracanes e intensas lluvias.

Igualmente se impulsó la búsqueda de financiamiento y presentación de proyectos para fortalecer la vigilancia epidemiológica multidisciplinaria e intersectorial, con el fin de mejorar la capacidad de respuesta temprana ante posibles emergencias sanitarias y garantizar la seguridad alimentaria.

El Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria presentó los principales avances en la implementación del enfoque “UNA SALUD”, promovido por la FAO y la Organización Mundial de la Salud, en el sector de la producción de alimentos.

María Irian Percedo Abreu, investigadora titular de esa institución científica, mencionó cuatro áreas prioritarias para su implementación en los sistemas agroalimentarios con una mirada intersectorial: la vigilancia epidemiológica y el diagnóstico, la resistencia antimicrobiana, la zoonosis y la inocuidad y seguridad alimentaria. Asimismo, comentó la necesidad de apoyar la implementación de una estrategia sanitaria con enfoque de UNA SALUD en comunidades seleccionadas como escenarios demostrativos y la movilización de recursos para desarrollar estos temas.  

"Apoyo en la respuesta a la COVID-19 para mantener el funcionamiento de los sistemas alimentarios" representa un esfuerzo integral para abordar los desafíos que la pandemia impuso a los sistemas alimentarios en todo el mundo a través de la implementación de estrategias innovadoras y la colaboración entre múltiples actores.