Director General QU Dongyu

Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios cuatro años después de su celebración: presentación del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2025

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

28/07/2025

Excelentísima Señora Vicesecretaria General de las Naciones Unidas,

Excelentísimo Señor Presidente de Etiopía,

Excelentísimo Señor Viceministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia,

Excelencias,

Señoras y señores,

Estimados y estimadas colegas:

Me complace estar aquí hoy con ustedes para presentar oficialmente la edición de 2025 del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI).

Esta es la primera vez que el informe SOFI se presenta en el continente africano, junto a mis colegas de Roma, el Sr. Álvaro Lario, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, y la Sra. Cindy McCain, Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, así como el invitado especial del Ministerio del Brasil. África es una elección adecuada, pues encabeza la lucha mundial contra el hambre.

Comenzamos el día destacando la urgencia de transformar nuestros sistemas agroalimentarios (a través de una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor) asegurando que nadie se quede atrás.

En todo el mundo, los países están trabajando para asegurar que estos sistemas proporcionen alimentos inocuos, nutritivos y asequibles para todas las personas, ahora y en el futuro.

Para lograr esto se precisan datos transparentes y de alta calidad y un análisis profesional.

Aunque los desafíos son significativos, no son imposibles de solventar. Y pueden convertirse en oportunidades para todos.

Mediante el intercambio de conocimientos, experiencia y soluciones prácticas, podemos (y debemos) cumplir nuestras ambiciones comunes. Esta es la finalidad principal del informe SOFI.

Los datos este año ofrecen esperanza, aunque todavía estamos lejos de donde debemos estar.

En 2024, 673 millones de personas en todo el mundo se enfrentaron al hambre, el equivalente al 8,2 % de la población mundial. Esto constituye una mejora en comparación con el 8,5 % registrado en 2023. Es un dato notable.

Aunque los niveles de hambre descendieron desde el máximo alcanzado en 2022, no nos hemos recuperado todavía de las crisis combinadas de los últimos años.

Actualmente se enfrentan al hambre 90 millones de personas más que en 2020, y 100 millones más que en 2015, cuando se presentaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por supuesto, se ha producido un aumento de la población en 10 años, por lo que la cifra general es más elevada, pero el porcentaje está descendiendo.

Estas cifras mundiales esconden dinámicas regionales muy diferentes.

En África, el hambre sigue empeorando. Actualmente, 307 millones de personas, el equivalente al 20 % de la población, sufren inseguridad alimentaria.

Esto contrasta marcadamente con Asia, donde el 6,7 % (323 millones de personas) sufre hambre, y con América Latina y el Caribe, donde el hambre afecta al 5,1 % (34 millones de personas).

Se han producido progresos alentadores tanto en Asia como en América Latina y el Caribe, y especialmente en el Brasil, que una vez más no está presente en el mapa del hambre, lo cual quiere decir que menos del 2,5 % de la población padece hambre. Me gustaría expresar mi enhorabuena a mi querido amigo el Presidente Lula [aplauso de la sala de reuniones de la Comisión Económica para África].

Entretanto, en general en la región la prevalencia del hambre descendió 0,6 y 0,2 puntos porcentuales, respectivamente, entre 2023 y 2024.

El hambre ha disminuido notablemente en Asia sudoriental y Asia meridional, así como en América del Sur, gracias a la aplicación de políticas inteligentes y específicas e inversiones estratégicas.

A pesar de los progresos, las previsiones muestran que para 2030, 512 millones de personas seguirán padeciendo hambre crónica y seis de cada 10 se encontrarán en África. Esta es la razón por la que he afirmado en tantas ocasiones en la FAO que deberíamos centrarnos sin cesar en África; debemos intensificar la atención en el continente africano. Los datos siempre nos dicen la verdad.

La recuperación debe ser inclusiva; no podemos aceptar un futuro donde se deje atrás a regiones enteras.

Cuando miramos más allá del hambre, el panorama de la malnutrición sigue siendo desigual. El retraso del crecimiento infantil ha descendido modestamente a lo largo del último decenio, pero la emaciación se ha estancado.

Por el contrario, la anemia entre las mujeres de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años ha aumentado del 27,6 % al 30,7 %, y la mayoría de las regiones muestra un estancamiento o un deterioro.

Además, mientras millones de personas padecen hambre, muchas otras consumen más de lo que se considera saludable. La obesidad en adultos aumentó del 12,1 % en 2012 al 15,8 % en 2022, un punzante recordatorio de la doble carga de la malnutrición.

No obstante, la subalimentación es solo la punta visible de un iceberg mucho mayor. En 2024, en torno a 2 300 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave.

Estas cargas no se comparten de manera equitativa. África sigue siendo la región más gravemente afectada. De nuevo.

A nivel mundial, las poblaciones rurales y las mujeres siguen soportando el peso de la inseguridad alimentaria.

La mejora de la calidad de las dietas resulta esencial. Una dieta saludable debe ser adecuada, variada, equilibrada y moderada.

Por eso me complace anunciar que, por primera vez, el informe SOFI incluye nuevos indicadores de la diversidad alimentaria tanto en niños como en mujeres, un paso decisivo hacia un seguimiento más eficaz de la meta 2.2 de los ODS.

Las conclusiones son desalentadoras: solo un tercio de los niños con edades comprendidas entre los seis y los 23 meses y dos tercios de las mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años cumplen los criterios mínimos de la diversidad alimentaria. Esta es la razón por la que siempre digo que el camino adecuado va de la biodiversidad a la diversidad alimentaria.

Debe hacerse mucho más para ampliar el acceso a dietas nutritivas y variadas para todas las personas, especialmente las mujeres y los niños.

Debemos incrementar la disponibilidad de las dietas saludables y hacer que sean más accesibles y asequibles.

En el informe SOFI de 2021 se proporcionaron, por primera vez, estimaciones mundiales sobre la asequibilidad. Aunque se han producido progresos moderados desde entonces, a fecha de 2024, 2 600 millones de personas todavía no se podían permitir una dieta saludable.

Este limitado progreso se debe en su mayoría a las crisis múltiples y solapadas que afrontamos. La inflación de los precios de los alimentos, en particular, ha erosionado el poder adquisitivo y socavado la capacidad de los hogares para traducir el crecimiento económico en una mejor nutrición.

Esta es la razón por la que el informe SOFI de este año incluye un enfoque especial en la inflación de los precios de los alimentos, a saber, sus causas, sus consecuencias y qué se puede hacer al respecto.

Desde 2020, la inflación de los precios de los alimentos ha superado a la inflación general cada año, subrayando así las vulnerabilidades únicas de los sistemas agroalimentarios y la necesidad urgente de dar prioridad a la política alimentaria en la planificación macroeconómica.

Para abordar esta cuestión, se precisa una respuesta normativa coordinada y de múltiples niveles.

Debemos: En primer lugar: proteger a las poblaciones vulnerables con medidas fiscales específicas y con plazos precisos;

En segundo lugar: armonizar las políticas fiscales y monetarias para estabilizar los mercados;

En tercer lugar: promover reformas estructurales y comerciales para lograr repercusiones duraderas;

En cuarto lugar: reforzar los sistemas de datos para gestionar la volatilidad y evitar la especulación;

En quinto lugar: invertir en sistemas agroalimentarios resilientes para reducir el riesgo de perturbaciones futuras.

En un contexto de perturbaciones mundiales, el proteccionismo o las políticas orientadas a los aspectos internos son contraproducentes. Lo que necesitamos es una acción mundial coordinada, basada en la responsabilidad compartida, la solidaridad y datos objetivos sólidos.

La unidad y la colaboración entre los organismos que contribuyen al informe SOFI muestran lo que se puede hacer cuando se trabaja conjuntamente.

Esta asociación representa lo mejor del sistema de las Naciones Unidas al servicio de sus miembros.

El informe SOFI de 2025 confirma que el progreso es posible. Algunas regiones ya están demostrando qué es lo que funciona. Debemos aprender de ellas y actuar con decisión.

Pero el tiempo se acaba.

El logro de la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición para todas las personas requerirá un compromiso político constante (como el de los jefes de Estado que han acudido a participar en esta conferencia), inversiones audaces en una mejor producción y un medio ambiente más saludable, y políticas basadas en datos objetivos que garanticen una vida mejor para todas las personas.

El camino a seguir requiere urgencia, inclusividad y acción. Debemos aportar a todas las comunidades (rurales y urbanas, hombres y mujeres, niños y ancianos) soluciones oportunas, justas y eficaces.

Actuemos ahora, no solo con ambición, sino también con determinación, para lograr el Hambre cero, sin dejar a nadie atrás.

Esta es la mejor forma de honrar la memoria de nuestro querido amigo el Sr. David Nabarro, que dedicó toda su vida a luchar con determinación para lograr un mundo mejor. Descanse en paz y mis condolencias a su familia.  

Gracias.