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Cómo el dulce zumbido de la abeja cambió la melodía de la vida de una uzbeka

Con equipo moderno y capacitación se garantiza que los medios de vida tradicionales logren mantener a los hogares rurales

Si bien antes temía a las abejas, Gulhayo Khaydarova es ahora una experta apicultora, conocida a nivel local por la calidad de la miel que extrae.

©© FAO/Guzal Fayzieva

17/05/2023

Amanece en el pueblo de Durmon, una tranquila aldea de la región de Bujará, en el sur de Uzbekistán. No se oye el bullicio de una gran ciudad. Únicamente se percibe el canto de los pájaros y el murmullo de la apacible naturaleza.

En este escenario transcurre el día a día de Gulhayo Khaydarova, una mujer de 35 años natural de Durmon. Su trabajo comienza incluso antes de que salga el sol, tal y como hacían sus abuelas y bisabuelas antes que ella.

Barrer el patio, ordeñar la vaca y dar de comer a las gallinas: esta es la lista de tareas de Gulhayo por la mañana. Después prepara el desayuno y envía a sus hijos, dos varones, a la escuela.

Cuando los niños se van, es hora de ocuparse de su otro trabajo. Aunque nunca lo hubiera imaginado, Gulhayo se dedica a la apicultura desde hace muchos años; la miel natural que produce es famosa en todo el pueblo.

En la familia Khaydarov, las tradiciones y los secretos de la apicultura se transmiten de generación en generación. Su suegro, Ravshan, conoce todos los entresijos de este negocio.

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