El acceso limitado a alimentos nutritivos ha sido un problema constante para gran parte de la población de Somalia, un país que se enfrenta a grandes dificultades para lograr mejorar la nutrición de las personas más vulnerables. Las sequías e inundaciones cada vez más frecuentes relacionadas con el cambio climático, las infestaciones de langosta del desierto, la pandemia mundial de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y los conflictos persistentes han dado lugar a que Somalia tenga una de las tasas más altas de malnutrición aguda y los peores niveles de carencias de micronutrientes del mundo. En 2023, se estima que padecen malnutrición aguda algo menos de la mitad de todos los niños de Somalia (1,8 millones de niños), y de ellos casi medio millón probablemente presentan malnutrición grave. El costo de una dieta nutritiva ronda los 7 USD para una familia de cinco miembros, un gasto inaccesible en un país donde el 69 % de la población vive con menos de 2 USD al día. Los elevados costos también son consecuencia del aumento y la fluctuación de los precios mundiales de los productos básicos y los altos costos energéticos, así como la ineficiencia de los sistemas agroalimentarios locales, que impiden el acceso a una dieta nutritiva.
Gran parte de la acción humanitaria para hacer frente a la malnutrición en Somalia se ha centrado tradicionalmente en el tratamiento de las personas afectadas por este trastorno. No obstante, es necesario dedicar el mismo esfuerzo a la nutrición preventiva con el objetivo de fomentar la resiliencia nutricional de las comunidades. La “resiliencia nutricional” permite obtener resultados sostenibles y positivos en materia de nutrición a nivel individual, comunitario y nacional ante perturbaciones y situaciones de tensión. Este enfoque, que ha sido adoptado por la FAO en Somalia, tiene el respaldo de nuestro Plan de acción mundial sobre emaciación de los niños, en consonancia con el mandato de la FAO de lograr una mejor nutrición, garantizando la seguridad alimentaria y la nutrición para todos de forma sostenible e inclusiva.
La estrategia en materia de nutrición de la FAO en Somalia, integrada en todas las intervenciones dentro del Marco de programación por países (2022-25), tiene múltiples vertientes y aborda la diversificación de la producción y el consumo de alimentos nutritivos, la comunicación y capacitación en materia de comportamiento social y el enriquecimiento de los alimentos para compensar las carencias de micronutrientes. En estas intervenciones estamos trabajando con hogares encabezados por mujeres como punto de partida para la mejora general de la seguridad alimentaria y la nutrición de los hogares. Un ejemplo de cómo la FAO fomenta la resiliencia nutricional en Somalia es la utilización de transferencias de efectivo transitorias con el objetivo de romper el ciclo recurrente en el que se ven atrapados los hogares vulnerables, que vuelven a caer en la inseguridad alimentaria aguda tras la finalización de los programas de ayuda de emergencia. Esto se consigue combinando la ayuda en efectivo con los sistemas de ahorro y préstamos colectivos de las aldeas, insumos de subsistencia climáticamente inteligentes y ricos en nutrientes, y actividades de capacitación en nutrición destinadas a fomentar la resiliencia. Otro ejemplo es la colaboración que la FAO mantiene con el Programa Mundial de Alimentos en relación con las comidas escolares, y que nos permite ayudar a las escuelas mediante el suministro de semillas de frutas y hortalizas a fin de garantizar un acceso diversificado a estos productos en sus comidas. Y en las comunidades costeras estamos reforzando la cadena de valor del pescado para mejorar el acceso local a alimentos ricos en nutrientes.