Revitalización de la agricultura mediante las escuelas de campo para agricultores de Malawi


Zhijun Chen, Representante de la FAO en Malawi

Cosecha de berenjenas de una agricultora tras su capacitación en buenas prácticas agrícolas en una escuela de campo para agricultores © FAO/Thomas Ameny

16/06/2023

La producción y la productividad agrícolas de Malawi se ven limitadas por muchos factores, entre ellos la falta de acceso a información sobre medios de producción modernos. La mayoría de los agricultores malawianos llevan muchos años padeciendo el descenso del número de extensionistas técnicos, lo cual ha contribuido en cierta medida al rendimiento deficiente del sector agrícola. Los servicios de extensión cumplen funciones diversas en la mejora de la producción y la productividad en los hogares. El bajo nivel de la productividad se debe a un bajo nivel de adopción de tecnologías modernas, un acceso limitado a insumos agrícolas mejorados, un bajo nivel de mecanización y unos vínculos endebles con los mercados de producción. En un documento de 2015 del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias se explica la manera en que los servicios de extensión y la frecuencia de las visitas de extensión a los agricultores influyen notablemente en la adopción de prácticas agronómicas recomendadas, mientras que, por otra parte, el contacto con servicios de extensión no influye a la hora de explicar la adopción por los pequeños agricultores de fertilizantes inorgánicos y semillas de maíz híbrido. La irregularidad de los resultados de este estudio refleja las dificultades y debilidades de la prestación de servicios de extensión en el país y es indicio de la irregularidad de la calidad y la pertinencia de los mensajes de extensión transmitidos a los agricultores.

Para hacer frente a las dificultades y renovar y mejorar la prestación de servicios de extensión, la FAO, en colaboración con el Gobierno de Malawi y mediante fondos de la Unión Europea, elaboró el programa KULIMA. Este proyecto brinda apoyo a la actual estrategia nacional de prestación de servicios de extensión agrícola, consistente en fomentar aldeas modelo a partir del enfoque de escuelas de campo para agricultores. En el marco de este enfoque se prestan servicios de asesoramiento agrícola que ayudan en particular a los pequeños agricultores a adquirir aptitudes y conocimientos nuevos y a aumentar su resiliencia ante el cambio climático y otros desafíos en sus comunidades o ecosistemas. Cada vez se reconoce más el valor del enfoque para mejorar las aptitudes de pequeños agricultores y comunidades rurales de gran diversidad y aumentar su seguridad alimentaria y nutricional y de los ingresos en un contexto en rápida evolución. El enfoque apoya igualmente las capacidades de los proveedores de servicios de extensión para facilitar el aprendizaje transformador en aras de una producción y una productividad sostenibles empoderando a los agricultores productivos para que determinen los retos incipientes y les hagan frente.

Agricultores de la escuela de campo para agricultores de Kachimanga explican su visión de mejor producción (izquierda). Sector de un megahuerto de plátanos en el que se suministró a los agricultores material limpio de plantación de plátanos (derecha). © FAO/Thomas Ameny

Desde su comienzo en 2017, el programa KULIMA ha trabajado con 8 177 agricultores principales y ha capacitado a 492 extensionistas como facilitadores comunitarios y formadores principales, respectivamente. Los cursos se están impartiendo en centros residenciales de capacitación de propiedad estatal ubicados en Mzuzu, Mponela, Lisasadzi, Namiasi y Thuchira. Estas instalaciones se encontraban en un estado ruinoso y de deterioro por la falta de inversión y mantenimiento, pero gracias al programa de escuelas de campo para agricultores se han renovado para acoger las sesiones de capacitación. Además, el enfoque ha contribuido a mitigar y salvar la brecha de comunicación e información creada a principios del nuevo milenio por la liberalización de los servicios de extensión en Malawi. En 2000, el Ministerio de Agricultura elaboró una nueva política de extensión centrada en que los agricultores solicitaran los servicios de extensión que necesitaban en lugar de que extensionistas empleados por el Gobierno se dirigieran a los agricultores con un mensaje determinado de antemano (servicios de extensión basados en la demanda), lo cual contribuyó a crear brechas de información técnica dentro de los servicios de asesoramiento sobre extensión agrícola.

La interacción con los agricultores beneficiarios demuestra que el enfoque de escuelas de campo para agricultores ha ayudado a aumentar la producción y la productividad por unidad de superficie. En el distrito de Thyolo, el tamaño de las explotaciones es muy reducido a causa de la presión demográfica. Los agricultores que cosechaban, por ejemplo, 400 kg de maíz en una parcela de 0,2 ha ahora cosechan 1 750 kg, lo cual supone un aumento de la producción superior al 70 %. Ello es resultado directo de la adopción de buenas prácticas agrícolas adquiridas gracias a una capacitación práctica intensiva sobre el terreno que simplifica la adopción y aplicación de conocimientos y aptitudes nuevos. También se ha registrado diversificación empresarial en las explotaciones. El aumento de la producción y, posteriormente, de los ingresos de los hogares ha alentado a los agricultores a invertir no solo en una única empresa (producción de un cultivo de cereales), sino también en dos o más empresas comunitarias para ayudar a ampliar su capacidad de generación de ingresos y repartir los riesgos ligados a unas bases de producción reducidas. El programa ha documentado la inversión en apicultura, cría de ganado porcino, explotación de vacas lecheras, producción caprina, aves de corral y empresas hortícolas de gran valor. Gracias a la ampliación y la estabilidad de las capacidades de generación de ingresos, la mayoría de las comunidades beneficiarias ha conseguido mejorar sus condiciones de vida construyendo viviendas mejores y duraderas, adquiriendo activos de alto valor, enviando a sus hijos a la escuela y consumiendo alimentos diversificados. Así lo corroboran los datos de referencia procedentes del sistema de seguimiento y evaluación del programa. Además, según datos del consorcio de ONG y la FAO, más del 58 % de sus miembros son mujeres, lo cual es importante para poner de relieve el papel de las agricultoras en la producción de alimentos a nivel de los hogares.

Ceremonia de graduación de formadores principales en una escuela de campo para agricultores © © FAO/Thomas Ameny

Resulta más importante destacar que, gracias a escuelas de campo para agricultores, se ha contribuido en gran medida a mejorar la capacidad de los adultos de aprender y adquirir nuevos conocimientos y aptitudes agrícolas, algo que los alienta a innovar y a adoptar maneras mejores de producir y vivir. Los agricultores afirman que ahora se les da mejor presupuestar los alimentos y adoptar decisiones en materia de nutrición gracias al tiempo invertido en escuelas de campo para agricultores.

La FAO lleva ya más de 30 años ocupando un lugar central en la elaboración, aplicación y revisión en todo el mundo del enfoque de escuelas de campo para agricultores. Su capacidad de ponerse en contacto con expertos de fuera del país contribuyó a sentar las bases del fomento de la capacidad del Ministerio de Agricultura de Malawi y sus funcionarios técnicos sobre el terreno. Malawi se ha beneficiado enormemente de la experiencia de los expertos de escuelas de campo para agricultores de la región del Cuerno de África en las que la aplicación de este enfoque se encuentra en una fase avanzada. Además, la relación positiva entre la FAO, los funcionarios gubernamentales y otras instituciones de investigación del país facilitó la institucionalización oportuna del enfoque. Actualmente, en la política agrícola nacional las escuelas de campo para agricultores aparecen reconocidas como uno de los enfoques esenciales para apoyar la prestación de servicios de extensión en el país.


3. Good health and well-being, 12. Responsible consumption and production