FAO en Paraguay

Transformar los sistemas alimentarios para reconstruir mejor

16/10/2020

La pandemia del COVID-19 nos ha brindado un momento para reflexionar sobre las cosas que apreciamos de verdad y nuestras necesidades más básicas. Este tiempo de incertidumbre nos ha ayudado a reavivar nuestro reconocimiento por algo que a menudo damos por supuesto y sin embargo es algo de lo que alrededor de 690 millones de personas en el mundo carecen: la alimentación.

El Día Mundial de la Alimentación (DMA), que se conmemora cada 16 de octubre, este año celebra, además, el 75º aniversario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En este día, la Organización hace un llamado a la cooperación y solidaridad mundiales para combatir las amenazas que plantea el COVID-19 a la seguridad alimentaria y los medios de vida agrícolas. El lema del DMA de este año es “Cultivar, nutrir y preservar. Juntos. Nuestras acciones son nuestro futuro”.

Con este lema se busca sensibilizar a todas las personas sobre el papel que desempeñan en la transformación de los sistemas alimentarios al cambiar la manera en la que los alimentos son producidos, transformados, consumidos e incluso, desperdiciados.

Más allá del hambre, un número cada vez mayor de personas ha tenido que reducir la cantidad y la calidad de los alimentos que consume. Solo por dar un ejemplo, más de 2 000 millones de personas en el mundo no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes. Según el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias 2020, unos 135 millones de personas en 55 países y territorios sufren inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia alimentaria nutricional y de medios de vida urgente.

Esta tendencia de inseguridad alimentaria contribuye a incrementar el riesgo de malnutrición infantil, ya que afecta a la calidad de la dieta, en especial de los niños, niñas y mujeres, así como a la salud de las personas, de diferentes maneras. Por ejemplo, en 2019, se estimó que en el mundo el 21,3% (144 millones) de niños y niñas menores de cinco años sufría retraso de crecimiento, el 6,9% (47 millones) padecía emaciación y el 5,6% (38,3 millones) tenía sobrepeso, mientras que al menos 340 millones de niños y niñas padecían deficiencias de micronutrientes.

Resulta inaceptable que, en un mundo que produce alimentos suficientes para alimentar a toda su población, más de 3 000 millones de personas no se pueden permitir la dieta saludable más barata y más de 1 500 millones de personas no se puedan permitir ni siquiera una dieta que cumpla los niveles necesarios de nutrientes esenciales.

En las últimas décadas, el mundo ha progresado significativamente en la mejora de la productividad agrícola. Aunque ahora producimos alimentos más que suficientes para alimentar a todas las personas, nuestros sistemas alimentarios están desequilibrados. El hambre, la obesidad, la degradación ambiental, la pérdida de diversidad agrobiológica, la pérdida y desperdicio de alimentos, y la falta de seguridad para las personas trabajadoras de la cadena alimentaria son algunos de los problemas que evidencian este equilibrio. Mientras los países empiezan a desarrollar e implementar planes de recuperación de la pandemia, existe la oportunidad de adoptar soluciones innovadoras basadas en evidencia científica para mejorar nuestros sistemas alimentarios y reconstruir mejor.

El DMA invita a la solidaridad mundial para ayudar a las personas más vulnerables a que se recuperen de la crisis y para hacer que los sistemas alimentarios sean más resilientes y robustos, de manera que puedan resistir el aumento de la variabilidad climática, proporcionar dietas saludables asequibles y sostenibles para toda la población, y medios de vida dignos para todas las personas trabajadoras del sistema alimentario. Esto requerirá mejores regímenes de protección social y que se ofrezca oportunidades nuevas a través de la digitalización y el comercio electrónico, pero también prácticas agrícolas más sostenibles que preserven los recursos naturales de la Tierra, nuestra salud y el clima.

Sin embargo, ninguna acción puede aspirar a ser transformadora si no logra ser colectiva e inclusiva. Los países, el sector privado y la sociedad civil deben garantizar que nuestros sistemas alimentarios puedan cultivar una variedad de alimentos para nutrir a una población en crecimiento y preservar el planeta al mismo tiempo.

La alimentación es la esencia de la vida y piedra angular de nuestras culturas y comunidades. Preservar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos es y seguirá siendo una parte esencial de la respuesta a la enfermedad por coronavirus, especialmente para las personas más pobres y vulnerables, que son quienes más han sufrido el impacto de la pandemia.

En un momento como este es más importante que nunca reconocer la necesidad de apoyar a nuestros héroes de la alimentación, agricultores y agricultoras, productores y productoras, y todas las personas que garantizan que los alimentos lleguen de la granja a la mesa, incluso en medio de perturbaciones sin precedentes.

Jorge Meza Robayo
Representante de FAO en Paraguay

*Columna de opinión publicada en ABC Digital el 16/10/2020