Angelo es un fitopatólogo, un científico que estudia las enfermedades de las plantas. Hijo de un floricultor (cultivador de flores) del norte de Italia, Angelo creció rodeado de plantas, especialmente claveles, y aprendió todos los secretos del comercio de las flores.
Una tarde, cuando Angelo era todavía un niño, encontró a su padre desesperado en el invernadero. Un grave patógeno, casi imposible de erradicar, había entrado de alguna manera en el invernadero, afectando a todos los claveles uno por uno. Esta horrible enfermedad fue llamada «mal bleu» (mal azul) por los floricultores, debido al tinte azulado que daba a las plantas. Enfrentado a la desesperación de su padre por la muerte de sus plantas, Angelo tomó una decisión firme con respecto a su futuro.
«Decidí convertirme en fitopatólogo para cuidar de las flores y entender por qué motivo se enferman plantas. Quería ser capaz de enseñar a los floricultores cómo manejar sus enfermedades».
Un hombre de palabra, Angelo hizo precisamente eso. Ahora, décadas más tarde, como profesor emérito de la Universidad de Turín, es un experto mundial en el campo de las enfermedades de las plantas ornamentales. Es autor de más de 1000 artículos científicos y ha descubierto 500 nuevas enfermedades que afectan a diferentes cultivos. Trescientas de ellas son enfermedades que afectan a las flores. ¡No es una coincidencia, el hijo del floricultor nunca olvidó su primer amor!
El trabajo de los fitopatólogos como Angelo ha llevado a enormes mejoras en nuestra capacidad para diagnosticar y proteger contra las plagas y enfermedades de las plantas. El ejemplo de Angelo puede servir para inspirar a la actual generación de fitopatólogos, que trabajan en colaboración con otros científicos, fitomejoradores y especialistas en gestión de cultivos para contrarrestar las amenazas a la salud de las plantas en el mundo de hoy, cada vez más globalizado.