Certificación forestal
Información básica
¿Qué es la certificación forestal?
La certificación forestal es un proceso voluntario en virtud del cual una tercera parte independiente (el “certificador”) evalúa la calidad de la gestión y la producción forestal con respecto a una serie de requisitos (“normas”) determinados previamente por una organización pública o privada de certificación. La certificación forestal, y el etiquetado asociado, es una manera de informar a los consumidores sobre la sostenibilidad de los bosques de los cuales se extrae la madera y otros productos forestales.
Existen dos tipos de certificación forestal:
- la certificación de la gestión forestal, mediante la que se evalúa si los bosques están siendo gestionados de conformidad con una serie específica de normas; y
- la certificación de la cadena de custodia (denominada a veces certificación CoC, por sus siglas en inglés), mediante la cual se verifica que la materia certificada se identifica o se mantiene separada de la materia no certificada o no controlada a través del proceso de producción, del bosque al consumidor final. Para que un producto final pueda llevar la etiqueta de certificación, son necesarias tanto la certificación de la gestión forestal como la certificación de la cadena de custodia.
La mayoría de las normas de certificación de la gestión forestal abordan una amplia gama de aspectos económicos, sociales, ambientales y técnicos de la gestión forestal, incluido el bienestar de los trabajadores y de las familias que viven en la zona forestal que está sujeta a certificación, o en sus alrededores.
Módulos relacionados
- Observancia de la legislación forestal
- Planificación de la gestión forestal
- Ordenación territorial
- Análisis y desarrollo de mercados para empresas forestales
- Salud y seguridad en el trabajo en el sector forestal
- Aprovechamiento maderero
Certificación forestal contribuye a los ODS:
Los responsables de la gestión forestal —como propietarios de los bosques, empresarios, asociaciones y empresas madereras— pueden decidir solicitar la certificación de manera voluntaria. Lo pueden hacer con la expectativa de conseguir mejores precios para sus productos, mantener o aumentar el acceso a los mercados para sus productos, mejorar su imagen pública y lograr objetivos sociales y ambientales.
En muchos casos, el beneficio más inmediato de la certificación para los responsables de la gestión forestal es la racionalización de las operaciones forestales gracias a mejoras en la eficacia y a un mayor control de los procesos de producción. Aunque la experiencia ha demostrado que los productos forestales certificados no siempre obtienen precios más altos en comparación con los productos no certificados, la certificación puede ser fundamental para poder seguir accediendo a algunos mercados.
La certificación ha demostrado ser un instrumento valioso para colocar los productos en el mercado y en determinados sectores; por ejemplo, en el sector del papel y el envasado, la certificación es la norma y no la excepción en muchos de los principales mercados. La certificación puede confirmar además que un producto cumple todos los requisitos legales —como los establecidos en las leyes dirigidas a evitar el comercio ilegal de productos madereros— y puede ayudar a los productores y comerciantes a observar las obligaciones administrativas. La certificación forestal puede contribuir a mejorar las condiciones de trabajo, la seguridad y la salud de los trabajadores forestales, lo que permite un mejoramiento de los resultados de la conservación forestal y fomenta una utilización sostenible de los bosques. Asimismo, puede ayudar a promover la imagen de las empresas, tanto de las que tratan de certificar sus propios productos como de las que adquieren únicamente productos certificados.
El proceso para obtener la certificación forestal puede ser breve o largo, en función de la calidad de la gestión forestal y los sistemas de administración y documentación previos a la certificación, así como de la capacidad del solicitante de realizar los ajustes requeridos. Los requisitos básicos de la certificación son los siguientes:
- cumplimiento de la legislación;
- planes de gestión forestal bien redactados y coherentes;
- la realización y el seguimiento de operaciones para reducir los daños forestales;
- condiciones de trabajo adecuadas; y
- buenas relaciones con las personas que viven en el bosque sujeto al proceso de certificación, o en sus alrededores.
En el proceso de certificación los solicitantes han de seguir una serie de pasos para demostrar la completa observación de las normas. Una vez logrado su cumplimiento se emite un certificado válido por un número determinado de años.
Los criterios del PEFC relativos a las normas de gestión forestal sostenible
Criterio 1: Mantenimiento y mejora adecuada de los recursos forestales y su contribución a los ciclos globales del carbono
Criterio 2: Mantenimiento de la salud y vitalidad de los ecosistemas forestales
Criterio 3: Mantenimiento y mejora de las funciones productivas de los bosques (productos madereros y no madereros)
Criterio 4: Mantenimiento, mejora y conservación apropiada de la diversidad biológica de los ecosistemas forestales
Criterio 5: Mantenimiento y mejora apropiada de la función protectora en la gestión de los bosques (sobre todo, suelo y agua)
Criterio 6: Mantenimiento de otras funciones y condiciones socioeconómicas
Criterio 7: Cumplimiento de los requisitos legales
Los principios del FSC
Principio 1: Cumplimiento de las leyes
Principio 2: Derechos de los trabajadores y condiciones de empleo
Principio 3: Derechos de los pueblos indígenas
Principio 4: Relaciones con las comunidades
Principio 5: Beneficios del bosque
Principio 6: Valores e impactos ambientales
Principio 7: Planificación del manejo
Principio 8: Monitoreo y evaluación
Principio 9: Altos valores de conservación
Principio 10: Ejecución de las actividades de manejo
Información más detallada
El concepto de certificación forestal surgió como una forma de abordar la preocupación pública sobre la deforestación tropical y la degradación de los bosques. El Consejo de Manejo Forestal (FSC), que fue pionero en otorgar certificaciones forestales en los primeros años del decenio de 1990, se creó como resultado de la colaboración entre organizaciones no gubernamentales ambientales, empresas basadas en productos forestales y movimientos sociales. En la actualidad, existen más de 50 sistemas de certificación que abarcan una amplia variedad de tipos de bosques, regímenes de tenencia y gestión.
El Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal (PEFC) constituye el marco de certificación más amplio por lo que se refiere a superficie forestal, que representa alrededor de las dos terceras partes de la superficie certificada de todo el mundo, si bien el Consejo de Manejo Forestal es el sistema que crece más rápidamente (por superficie certificada). En 2013, el Consejo de Manejo Forestal y el Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal en conjunto emitieron más de 10 000 certificados correspondientes a casi 400 millones de hectáreas de bosque, de las que aproximadamente el 90 por ciento están en Europa y América del Norte.
Algunos países han desarrollado sus propias normas, procedimientos y organismos de certificación forestal nacionales, que se basan normalmente en el modelo internacional. Algunas empresas que se dedican al aprovechamiento forestal y sus organizaciones representativas han establecido también normas forestales, aunque éstas son, por lo general, menos rigurosas que las establecidas por los principales sistemas de certificación. Se ha observado que la existencia de tantos sistemas y normas de certificación puede confundir a los consumidores y, en consecuencia, poner en peligro uno de los objetivos de la certificación, que era el de ofrecer a los consumidores información transparente y fidedigna sobre el estado de los bosques de los cuales se había obtenido la madera que habían comprado.
En la mayor parte de los sistemas de certificación forestal, los requisitos específicos para la buena gestión forestal se presentan en un sistema jerárquico de principios, criterios e indicadores. Los principios ofrecen un marco general y establecen un concepto de gestión forestal sostenible. Los criterios son categorías de condiciones o procesos mediante los que se puede evaluar la gestión forestal sostenible, y cada criterio se caracteriza por una serie de indicadores que se pueden controlar a fin de evaluar los cambios en el tiempo.
El proceso mediante el que los organismos de certificación han desarrollado sus principios, criterios e indicadores ha sido distinto. En 1994, el FSC definió diez principios generales y los criterios asociados que constituían el marco en el que los grupos nacionales podían desarrollar los indicadores y verificadores especificando las normas nacionales y subnacionales a través de procesos con múltiples partes interesadas.
El PEFC aprobó una definición de gestión forestal sostenible que se desarrolló en la Conferencia Ministerial sobre la Protección de los Bosques en Europa celebrada en 1993 (y posteriormente adoptada por la FAO). El PEFC complementa sus principios, criterios e indicadores derivados de procesos intergubernamentales reconocidos a nivel mundial con los requisitos adicionales de los sistemas nacionales preparados con la participación de las principales partes interesadas —incluidos los propietarios y los responsables de la gestión de los bosques— y ratificados por el Consejo del PEFC.
En términos generales, las normas de certificación se elaboran, examinan y revisan en consulta con las partes interesadas. Las normas de alcance mundial se pueden adaptar a las condiciones nacionales; por ejemplo, el FSC adapta sus normas de alcance mundial a través de una red de grupos de trabajo nacionales.
A pesar de las diferencias en el alcance, el contenido y los procedimientos, todos los programas de certificación forestal fiables han de cumplir las leyes y los reglamentos vigentes, proteger la biodiversidad, las especies amenazadas y los hábitats silvestres, respetar niveles sostenibles de aprovechamiento, proteger la calidad del agua, respetar los derechos de la población local y los empleados, así como la viabilidad económica de las operaciones forestales, contar con un plan de gestión adecuado y realizar un seguimiento de las operaciones. Además, los certificadores han de llevar a cabo un resumen de las auditorías que se pondrá a disposición del público y establecerán mecanismos de interposición de quejas y apelaciones.
El FSC y el PEFC tienen enfoques diferentes. El FSC emplea un sistema para acreditar a certificadores, que son los responsables de auditar las operaciones forestales, evaluar el cumplimiento de las normas del FSC (desarrolladas a nivel nacional o subnacional) y emitir sus certificados correspondientes. Las empresas forestales y los grupos de las unidades de gestión forestales certificadas de esta manera pueden utilizar la etiqueta del FSC en sus productos. En cambio, el PEFC ratifica los sistemas de certificación nacionales (por ejemplo, el Sistema Australiano de Certificación Forestal y el Programa Brasileño de Certificación Forestal), los cuales desarrollan sus propias normas de certificación y acreditan a sus certificadores. Las operaciones forestales certificadas de este modo pueden utilizar la etiqueta del PEFC en sus productos.
El proceso de acreditación empleado por el FSC y los sistemas nacionales de certificación conllevan una combinación de auditorías sobre el terreno y en la oficina, y están formulados para garantizar que los certificadores observan las normas y los procedimientos estipulados y trabajan para lograr un alto nivel uniforme. Todos los sistemas nacionales que desean obtener el reconocimiento del PEFC llevan a cabo una evaluación independiente para asegurar el cumplimiento de las referencias de sostenibilidad de dicho Programa. Si bien el FSC y el PEFC adoptan enfoques diferentes, ambos constituyen organizaciones marco diseñadas para garantizar normas de certificación uniformes.
Los solicitantes han de seguir los siguientes pasos para demostrar el pleno cumplimiento de las normas específicas de certificación de la gestión forestal, si bien la secuencia y la profundidad de los pasos puede variar entre los distintos sistemas y operaciones:
- Preparación. El responsable de la gestión forestal (“operador”) recaba información sobre la certificación hablando con las personas pertinentes y de otras fuentes (por ejemplo, en Internet).
- Establecimiento de contactos. El operador se pone en contacto con los posibles certificadores, quienes ofrecen información detallada sobre los requisitos y el proceso de certificación — basándose en la información suministrada por el operador— y estiman sus costos para certificar la operación.
- Decisión. El operador determina la inversión general necesaria para alcanzar los requisitos de certificación y los beneficios que se podrían esperar. A partir de esta base, decide si la certificación es de su interés, y, en caso afirmativo, el sistema de certificación y el certificador que podrían ser más adecuados.
- Contrato. El operador y el certificador seleccionado firman un contrato formal.
- Auditoría preliminar. Una vez contratado, el certificador controla la documentación pertinente para asegurar que se han cumplido los requisitos de documentación de la norma de certificación.
- Evaluación in situ. Un equipo de expertos seleccionado por el certificador lleva a cabo una evaluación detallada in situ, mediante la cual se controlan las operaciones forestales y se consulta a las partes interesadas pertinentes, también a los empleados y a la población local. El equipo elabora un informe sobre el rendimiento del operador de conformidad con las normas correspondientes.
- Ajustes. Basándose en las conclusiones del equipo de expertos, puede que el operador haya de ajustar su operación a fin de garantizar que cumple las normas de certificación. Estos ajustes se suelen denominar “medidas correctoras importantes”. Asimismo, el equipo de expertos puede recomendar la adopción de otras medidas para mejorar el rendimiento durante el período de certificación, también denominadas “medidas correctoras de menor importancia”.
- Emisión del certificado. Una vez adoptadas las medidas correctoras importantes de modo satisfactorio para el certificador, se emite un certificado de gestión forestal al operador. Normalmente, estos certificados son válidos para varios años.
- Auditorías de verificación. Para garantizar el cumplimiento de la norma durante el período de validez del certificado y asegurarse de que se están adoptando las medidas correctoras de menor importancia especificadas, la mayoría de los sistemas de certificación exigen una auditoría anual de verificación y puede que se recomiende la adopción de nuevas medidas correctoras. En el caso de que no se cumplan los requisitos se puede suspender la certificación.
- Renovación. Al expirar la certificación se lleva a cabo una nueva auditoría para renovarla.
La certificación de la cadena de custodia garantiza que la madera, la fibra de madera o los productos forestales no madereros contenidos en un artículo o línea de productos se originan en bosques certificados. Permite a las empresas etiquetar sus productos, lo que a su vez permite a los consumidores identificar y elegir los productos que sustentan la gestión responsable de los bosques. En el sistema del PEFC, la certificación de la cadena de custodia se integra en el certificado de gestión forestal; en el FSC, los dos tipos de certificados tienen normas independientes, pero pueden combinarse en un certificado conjunto cuando proceda (por ejemplo, cuando un operador está integrado verticalmente).
Existen dos mecanismos para rastrear el origen de los productos forestales. Uno implica la estricta separación de la materia prima certificada y la materia prima no certificada en todas las fases del proceso de producción. En el otro, los certificadores permiten la mezcla de materia prima certificada y materia prima no certificada o materias de bosques recuperados bajo procedimientos controlados con objeto de evitar la incorporación de materia procedente del aprovechamiento ilegal. La certificación de la cadena de custodia puede ser obtenida por una empresa individual, un grupo de operaciones integrado por varias empresas más pequeñas y empresas más grandes que actúan en múltiples emplazamientos. Para que un producto pueda obtener la certificación de la cadena de custodia, todas las entidades a lo largo de la cadena de suministro deben poseer un certificado. Todos los procedimientos de certificación de la cadena de custodia han de contar con sistemas de control y presentación de informes supervisados y administrados de manera central y común, de manera que los certificadores puedan evaluar las operaciones involucradas o los lugares utilizando un enfoque de muestreo.
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Iniciador(es): Benno Pokorny
Colaborador(es): Simmone Rose, Walter Kollert, Jonas Cedergren - FAO, Departamento Forestal
Revisor(es): CIFOR, IUFRO