Producción y protección vegetal

Acerca de la labor de la FAO en materia de producción y protección vegetal

Datos y cifras
Las plantas conforman el 80% de los alimentos que comemos y producen el 98% del oxígeno que respiramos

No obstante, la sanidad vegetal está en peligro debido a amenazas bióticas y abióticas, y la producción vegetal requiere una transformación que apoye la creciente demanda de alimentos, piensos, fibra y combustible.

Datos y cifras
Para el año 2050, la producción mundial de alimentos tendrá que incrementarse en un 50 % para atender las necesidades de una población en aumento, que según las previsiones alcanzará los 10 000 millones en 2050.

Se calcula que el 80 % de la demanda adicional de alimentos prevista para 2050 tendrá que proceder de productos vegetales (OCDE/FAO, 2021).

Datos y cifras
Cada año, hasta el 40 % de la producción mundial de cultivos se pierde debido a plagas y enfermedades de las plantas.

Estas pérdidas cuestan a la economía mundial más de 220 000 millones de USD al año, y los insectos invasivos, al menos 70 000 millones de USD.

Datos y cifras
El número de personas afectadas por el hambre aumentó desde los 811 millones de 2020 hasta los 828 millones de 2021  (FAO/FIDA/UNICEF/PMA/OMS, 2022).

La demanda mundial de alimentos, piensos, combustible y fibras está en aumento y se estima que el mundo necesitará un 50 % más de alimentos en 2050 para alimentar a la creciente población mundial en el contexto de la limitación de los recursos naturales, la contaminación ambiental, el deterioro del medio ambiente y el cambio climático. Esto significa que tenemos que producir más con menos, incrementando la productividad y fomentando unas dietas más saludable, reduciendo las pérdidas en las cosechas y los alimentos, minimizando el uso de insumos químicos en la agricultura y mitigando las repercusiones del cambio climático.

En este contexto, la producción y la protección vegetal deberían centrarse en lo siguiente:

Gestión sostenible de los recursos fitogenéticos y sistemas de semillas

Los agricultores necesitan semillas y materiales de plantación de variedades bien adaptadas, productivas, nutritivas, resistentes a las tensiones bióticas y abióticas y, en general, que atiendan las preferencias de los usuarios finales. Ello se debe a que el cultivo de una variedad mejorada puede dar lugar a un aumento de la productividad entre el 50 % y el 90 %.

No obstante, en muchas zonas del mundo afectadas por la inseguridad alimentaria en las que la productividad de los cultivos es extremadamente baja y los países pueden desviarse del rumbo adecuado para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los índices de adopción de variedades de cultivos mejoradas y de uso de semillas de calidad son muy bajos. 


Producción vegetal sostenible

La producción vegetal es la base de la alimentación y la agricultura. Sobre dicha base, la humanidad ha cimentado medios de vida y su civilización en un mundo con mayor seguridad alimentaria. La producción vegetal cataliza el desarrollo económico y social, pero debe seguir el ritmo de la demanda de alimentos inocuos y nutritivos producidos de forma respetuosa con el medio ambiente. En una economía mundial, la producción vegetal sostenible se enfrenta a desafíos multidimensionales y complejos, como el aumento de la población, la urbanización y el cambio climático.

La finalidad de la FAO es aplicar enfoques innovadores, basados en pruebas objetivas y en la ciencia, para velar por que se alcancen estos tres objetivos relacionados con la producción y protección vegetal promoviendo la transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean MÁS eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles. Mediante la optimización y diversificación de los sistemas de producción, los agricultores pueden lograr sistemas de cultivo sostenibles con mayor salud del suelo y menor dependencia de los insumos agrícolas.

La labor en materia de producción y protección vegetal se centra en distintas cadenas de valor, que incluyen cactus, cereales, legumbres, cultivos de protección, especies hortícolas, marginadas e infrautilizadas, así como en sistemas complejos relacionados con la producción perenne, la agroforestería, los cultivos protegidos y los sistemas periurbanos y urbanos. 


Gestión sostenible de plagas y enfermedades de las plantas

Las plagas y las enfermedades constituyen una amenaza grave a la seguridad alimentaria, el comercio y los medios de vida en todo el mundo. Cada año, hasta el 40 % de los cultivos se pierden por culpa de las plagas y enfermedades de las plantas. La FAO promueve enfoques sostenibles y ecológicos, incluido el manejo integrado de plagas, para prevenir y controlar las posibles repercusiones de las plagas y enfermedades por medio del seguimiento constante, la alerta temprana y la promoción de las estrategias innovadoras y ecológicas de control preventivo que permiten gestionar de manera sostenible las plagas y las enfermedades.

Ello incluye la coordinación de la vigilancia, las alertas tempranas y las previsiones sobre la langosta del desierto. La función actual de la FAO en materia de vigilancia y lucha contra la langosta del desierto se remonta a 1945 y a la creación por parte de la FAO del Comité de Lucha contra la Langosta del Desierto en 1955. Asimismo, en 2019, la Organización creó la Acción mundial de lucha contra el gusano cogollero del maíz, cuya labor se extiende a lo largo de África, Asia y el Cercano Oriente. La FAO instituyó una asociación con todas las partes interesadas a fin de proporcionar todo el apoyo disponible a los países afectados.

La FAO acoge en su Sede la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria, que hace frente a plagas cuarentenarias, coordina activamente infinidad de proyectos relacionados con las plagas y enfermedades transfronterizas de las plantas y también presta apoyo a dichos proyectos. La labor de la Organización también se centra en la puesta en práctica de proyectos sobre enfermedades de las plantas como la fusariosis del banano (raza 4 tropical) y la roya del tallo del trigo.


Gestión sostenible de plagas y plaguicidas

La gestión sostenible de los plaguicidas es imperativa para tener un mejor medio ambiente y proteger la salud, ya que su uso inadecuado puede dar lugar al aumento de los riesgos para la salud humana y ambiental. Entre los principales problemas que plantea la gestión de los plaguicidas en todo el mundo cabe citar los siguientes:

  1. Escasa capacidad para gestionar adecuadamente el ciclo de la vida de los plaguicidas en los países de ingreso bajo y los de ingreso mediano bajo.
  2. Eliminación insuficiente de los daños causados por los plaguicidas altamente peligrosos.
  3. Ausencia de suficientes políticas, instrumentos, buenas prácticas e incentivos para promover alternativas a los plaguicidas tóxicos e integrar la biodiversidad.

Convendría aplicar un enfoque integrado que permita abordar todos los aspectos de la gestión de los plaguicidas a lo largo del ciclo de su vida, y contar con colaboración multisectorial y con la participación de todas las partes interesadas pertinentes. 


Innovación y transformación tecnológica sostenible

Habida cuenta de la rápida evolución del cambio climático, nunca había sido tan necesario que las tecnologías y las prácticas se adaptaran al ámbito local para atender las necesidades de los productores de distintas edades y géneros, para esta generación y las futuras. La investigación y la ciencia tienen que colaborar con los agricultores para probar nuevos instrumentos y enfoques y crear innovaciones conjuntamente. Para ello, los agricultores deben integrar las tecnologías sostenibles adaptadas al ámbito local en sus sistemas de cultivo y sus comunidades, con el fin de mejorar los medios de vida al tiempo que regeneran los ecosistemas locales.

La FAO trabaja con tecnologías de mecanización agrícola y modelos empresariales relacionados adecuados y probados que permiten facilitar y reducir el trabajo pesado, aliviar la escasez de mano de obra, aumentar la productividad y facilitar la puntualidad de las operaciones agrícolas, mejorar el uso eficiente de insumos y recursos, fomentar el acceso a los mercados y contribuir a mitigar los riesgos relacionados con el clima. 

Estas tecnologías, que incluyen la agricultura de conservación, la digital y la de precisión, se aplican al aire libre y en sistemas de cultivo protegidos a lo largo de la cadena de valor, y abarcan todos los niveles de las operaciones de producción y elaboración. Mediante la mecanización, la agricultura resulta más atractiva para los jóvenes y posibilita la creación de microempresas y pequeñas empresas en las comunidades rurales (por ejemplo, facilita la contratación de servicios de mecanización y la adición de valor a los productos alimenticios).

La labor de la FAO en materia de producción y protección vegetal también promueve la ampliación del enfoque de las escuelas de campo para agricultores, con el fin de ayudarlos a adoptar mejores decisiones acerca de las tecnologías sostenibles y las innovaciones adecuadas a sus necesidades. En los últimos 30 años, las escuelas de campo para agricultores mejoraron los medios de vida de más de 12 millones de agricultores en todo el mundo. La Plataforma global de las escuelas de campo de agricultores produce instrumentos y documentos de referencia; facilita el intercambio mundial de conocimientos y experiencias; apoya el desarrollo de la capacidad para aprovechar las innovaciones digitales y de mercado y ayuda a integrar las escuelas de campo para agricultores y los enfoques participativos en las políticas. 

Estas tecnologías de producción y protección sostenibles pueden contribuir enormemente a garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición, promover la calidad e inocuidad de los alimentos, prestar apoyo a los medios de vida de los agricultores, proteger el medio ambiente y la biodiversidad y facilitar el comercio seguro y el crecimiento económico.

Lograr un aumento de la producción ecológicamente sostenible y acceso a dietas saludables y asequibles, al tiempo que se protegen y mejoran los medios de vida de los pequeños productores agrícolas del mundo y de otros agentes del sistema agroalimentario, es un reto mundial. Además, los sistemas de producción agrícola todavía carecen de integración, optimización, diversificación e innovación, al tiempo que dependen del uso intensivo de los insumos químicos y de los recursos naturales.

En respuesta a los desafíos actuales e incipientes, la FAO desarrolló un Marco estratégico para 2022-2031 que fue aprobado por la Conferencia de la FAO en su 42.º período de sesiones, celebrado en junio de 2021. Dicho marco tiene por fin la transformación hacia sistemas agroalimentarios MÁS eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás. Sirve como principio rector y modelo empresarial innovador para el apoyo de la FAO a la consecución de los ODS de la Agenda 2030. El Marco estratégico prevé la aplicación de 20 esferas programáticas prioritarias (EPP): cinco EPP concentradas en los grupos de Mejor producción y Mejor nutrición, cuatro en Mejor medio ambiente y seis en Una vida mejor.

SDG 01 - No PovertySDG 02 - Zero HungerSDG 03 - Good Health and Well-BeingSDG 05 - Gender EqualitySDG 12 - Responsible Consumption and ProductionSDG 13 - Climate ActionSDG 15 - Life on Land
Tema anual de 2023:

Mejorar la protección vegetal sostenible a través de la optimización y la minimización

La División de Producción y Protección Vegetal de la FAO elaboró una estrategia quinquenal de comunicación centrada en temas anuales que guardan relación directa con los ODS. Al promover estos temas se destacan los vínculos entre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la labor de la FAO en materia de producción y protección vegetal.

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