FAO en Argentina

La lucha de las mujeres para el reconocimiento de los pueblos originarios

23/08/2016

En esta nota entrevistamos a Gabriela Cespedes, miembro de la comunidad colla QUEYUNP en Mendoza y de FONAF. Con 29 años, Gabriela se dedica a la agricultura familiar y lidera la comunicación de una organización que trabaja para reflejar la labor de las mujeres de los pueblos originarios y homenajear su labor de transmitir la cultura de generación en generación. También es estudiante de la Universidad Nacional de Cuyo.

¿Cómo es un día de tu jornada habitual? 

Me levanto a las 06:00 para ir a la facultad. Después regreso para trabajar en el campo y veo si hay tareas para hacer que tengan que ver con la organización o proyectos sociales en los que colaboro. Termino acostándome a las 12 de la noche. 

¿Cuándo nace tu interés por el campo y la agricultura? 

De chica me gustaba el campo pero también quería estudiar. Hubo una época en la que no teníamos para comer porque nos había ido mal en la cosecha anterior. Por ser la mayor, tenía que dejar de estudiar y no fui a la escuela en tres semanas. Todos los días lloraba porque quería ir a estudiar, hasta que mis padres se ingeniaron para que volviera a estudiar con mucho esfuerzo. Ese año fue el mejor de todos. Mientras los chicos no iban a la escuela cuando llovía, yo iba igualmente, ingeniándomelas para salir de casa cuando había mucho barro en el camino. Al no haber colectivo, el que quería estudiar tenía que salir en bici o conseguir que los padres le llevaran en vehículo. 

¿Qué intereses y motivaciones te llevaron a formar parte de una organización? 

Cuando entré a la secundaria, mis profesores y la directora me animaron a entrar en un modelo de la ONU, simulando ser delegada de un país. Tuve que averiguar toda la información sobre la cultura, economía, geografía y política del país en Internet, diarios, libros... Eso me ayudó a moverme sola para investigar. Mi vida entonces era de la escuela a trabajar en el campo o los quehaceres en la casa, y eso me hizo preguntarme muchas cosas. 

¿Tuviste referentes a seguir en la lucha de los derechos de las mujeres en el campo? 

Saliendo de la secundaria, viajé a Buenos Aires para ayudar a una prima a cambiarse de casa. Además quería conocerla porque se dedicaba a la lucha en defensa de los derechos indígenas. Ella trabajaba en la ONU, viajaba todo el tiempo y cuando tenía tiempo me iba formando en la historia de la lucha de los pueblos originarios. Iba a estudiar Derecho en la UBA pero vi que la gente andaba muy rápido, que había mucha inseguridad y extrañaba a mi familia, así que decidí volver a Mendoza. Allí empecé a buscar quién estaba con esa lucha y encontré una referente con la que quise colaborar para ayudar a la gente que vivía en el campo, a mis vecinos que tenían la misma problemática que teníamos nosotros: cómo acceder a la tierra, una vivienda digna o la educación. 

¿En qué organizaciones empezaste a participar? 

Empezamos con la creación del foro de la agricultura familiar, donde participaba como joven en diferentes reuniones debatiendo. Iba a trabajar al campo y cuando había reuniones me iba. Al inicio los varones de mi familia no querían, pensaban que era una pérdida de tiempo. Poco a poco ellos fueron cambiando su visión y yo veía que los jóvenes ya no se querían quedar a trabajar en el campo porque se desilusionaban. Ellos veían como el granizo se llevaba lo que tanto les había costado. Sin embargo, los mayores todavía tenían un poco de esperanza, ya que no podían acceder a créditos por no reunir las condiciones que les pedía el banco. Aun así muchos impulsaban a sus hijos a irse del campo porque sentían que no tenían futuro. 

¿Cómo se creó la organización en la que trabajas hoy en día? 

A medida que me iba capacitando me iba empoderando más, así que volví al territorio para impulsar la organización y se formó la comunidad colla QUEYUNP. Trabajé censando con el registro del RENAF (Registro Nacional de Agricultura Familiar) a las familias de la comunidad y agricultores de la zona. De allí surgió la oportunidad de trabajar cargando los censos en el sistema en la Subsecretaría de Agricultura Familiar. 

¿Participaste en capacitaciones o encuentros internacionales?

Sí participé en varios, por ejemplo una jornada de Agricultura Familiar en Mendoza en la cual ayudé en su organización. Fue allí donde conocí a Salomón Salcedo de la FAO. Más tarde en una feria de la Agricultura Familiar en la que participé en la Plaza de Mayo se hizo una reunión de la JUNAF. Me convocaron para ir a Uruguay en representación de los jóvenes de mi país, donde volví a encontrarme con Salomón Salcedo, le puse al día sobre lo que se estaba trabajando y me invitó al diálogo Regional de la Agricultura Familiar en Chile.

Luego me convocaron para un curso de Jóvenes Líderes Rurales, seleccionándome para hacer el curso en La Plata y en Chaco. Cuando volví a La Plata, me llegó la invitación para ir a Chile para participar del Diálogo Regional de la Agricultura Familiar. En Chile nos juntamos con todos los referentes argentinos y me eligieron para representar a Argentina en la mesa principal, donde expuse la problemática de los jóvenes en el país. Tras terminar el curso en Chaco, volví a trabajar con más fuerza en Mendoza. En el 2013 recibí una mención destacada por la Cámara de Empresarios de Mendoza. 

¿Cuáles son los principales obstáculos con los que se encuentran las mujeres en su actividad productiva y en tu organización?

Que no existe una línea específica para acceder a créditos o subsidios para el emprendimiento de las mujeres. Otros problemas son el acceso a los caminos en épocas de lluvia; el acceso a la tierra y las viviendas para familias en zonas rurales, ya que cuando sufren un caso de violencia se quedan desamparadas; la creación de lugares de recreación para niños; la capacitación para empoderar a las mujeres, o el difícil acceso a la salud.

Otra de las luchas que tenemos en que nos reconozcan como un pueblo originario colla en Mendoza, ya que todavía no contamos con un CPI colla. Necesitamos la creación de un ente jurídico en Mendoza.

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Resumen campaña /Flickr FAO Argentina